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Revista argentina de radiología

versión On-line ISSN 1852-9992

Rev. argent. radiol. vol.72 no.2 Ciudad Autónoma de Buenos Aires abr./jun. 2008

 

GENITOURINARIO - ARTÍCULO ORIGINAL

Utilidad de la histerosalpingografía como método diagnóstico en la infertilidad

Daniela Stoisa, M.E. Lucena, R.L. Villavicencio

Diagnóstico Médico Oroño. Bv. Oroño 1515. 2000. Rosario. Tel/Fax: 0341-5232323.

Correspondencia: Dra. Daniela Stoisa: Email: danielastoisa@hotmail.com

Recibido: Junio 2007; aceptado: septiembre 2007
Received: June 2007; accepted: september 2007
©SAR-FAARDIT 2008

Resumen

Objetivo: Presentar en base a nuestra experiencia el estado actual de la histerosalpingografía (HSG) discutiendo las diferentes metodologías utilizadas y los hallazgos relacionados con anormalidades tanto a nivel uterino como de las trompas de Falopio.
Material y Métodos: Estudiamos 256 pacientes consecutivas desde Julio de 2004 a Mayo de 2007 con edad media de 32.3 años en los días 7 a 10 del ciclo menstrual. Se colocó espéculo y luego de la higiene y antisepsia de la cavidad vaginal se utilizó pinza listerina para la fijación uterina y se administró material de contraste iodado a la cavidad uterina a través de cánula de Rubistein con oliva plástica bajo control radioscópico. Se obtuvieron incidencias radiográficas digitales en decúbito dorsal con relleno parcial, total y ambas oblicuas. Luego de las mismas se realizó la prueba de Cotte.
Resultados: En 7 casos no se pudo realizar el estudio por incapacidad de canular el orificio cervical externo. En los demás estudios los resultados fueron clasificados en normales, defectos de relleno intrauterinos, adenomiosis, anomalías müllerianas, hidrosálpinx, espasmo tubario, obstrucción tubaria, prueba de Cotte positiva o negativa uni o bilateral y sospecha de adherencias pelvianas o masas anexiales acorde a la distribución del material de contraste en la cavidad abdominal.
Conclusión: La HSG sigue siendo en la actualidad el estudio de elección para la valoración de las trompas de Falopio y también de gran utilidad para la evaluación interna de la cavidad uterina. Hemos evidenciado un incremento paulatino de las pacientes que se someten a este tipo de estudio proporcional al desarrollo de nuevas metodologías terapéuticas médicas y quirúrgicas para el tratamiento de la infertilidad.

Palabras clave: Histerosalpingografía; Trompas de Falopio; Útero; Infertilidad.

Abstract

Utility of the histerosalpingography in infertility

Purpose: To show our experience related to the actual state of the hysterosalpingography including techniques and findings that compromise the uterus and the Fallopian tubes.
Material and Methods: We have studied 256 patients from July 2004 till May 2007 with a media of 32.3 years of age, between the days 7 and 10 of the menstrual cycle. We have used an speculum, cleaned the vaginal cavity and after uterus fixation, the contrast material have been introduced through a Rubistein canula with a plastic olive. We have obtained radiographs in different positions such as partial and full filled endometrial cavity, both oblique incidences and post Cotte test.
Results: In 7 cases we couldn´t perform the study because of tiny external cervical orifice. In the rest of the patients the findings have been classified in normal, uterine filling defects, adenomyosis, müllerian anomalies, hydrosalpinx, tubal spasm, tubal obstruction, positive or uni o bilateral negative Cotte test, and peritoneal or anexial masses suspicion.
Conclusion: The HSG is the elective study for the study of the Fallopian tube and have great utility to evaluate the endometrial cavity. We have observed an increase in the number of patients that go through this study related to the development of new therapeutical strategies (medical or surgical) for the treatment of infertility.

Key words: Hysterosalpingography; Fallopian tubes; Uterus; Infertility.

INTRODUCCIÓN

Si bien la histerosalpingografía (HSG) es un método que lleva años de utilización, en la actualidad se ha observado un incremento en su uso como consecuencia de los grandes avances obtenidos en el campo de la medicina reproductiva (1,2). Debido a que no se han desarrollado otras metodologías que superen a la HSF en eficacia diagnóstica, este estudio juega un rol importante en la evaluación de la cavidad uterina, pero fundamentalmente en el estudio del estado tubario. En este artículo desarrollaremos no sólo las técnicas utilizadas sino también los hallazgos, clasificándolos de acuerdo con el nivel afectado: uterino, tubario o en la distribución del material de contraste en la cavidad peritoneal.

MATERIAL Y MÉTODOS

Fueron estudiadas en nuestra institución, entre julio de 2004 y mayo de 2007, 256 pacientes consecutivas, con edades comprendidas entre los 20 y los 46 años, siendo la media de 32.3 años. A la totalidad se les realizó la HSG entre los días 7 y 10 del ciclo menstrual con la indicación de concurrir al estudio en ayunas, con ingesta previa de un laxante para minimizar el contenido gaseoso/fecal del rectosigma. Luego de la ubicación de la paciente en decúbito dorsal sobre la mesa de rayos X y de la higiene y antisepsia de los genitales externos, se colocó espéculo con gel anestésico para facilitar su introducción y se procedió con luz brillante a la búsqueda del cuello uterino. A continuación de la higiene y de la antisepsia del cuello y de la cavidad vaginal, se fijó el útero a nivel del orificio cervical externo utilizando una pinza listerina a fin de poder obtener una tracción suficiente para corregir su verso-flexión. El material de contraste utilizado fue el ioxitalamato de meglumina (Telebrix hystero), el que se administró a la cavidad uterina bajo control radioscópico a través de cánula de Rubistein con oliva plástica. En los casos en los que el orificio cervical externo fue muy complaciente, permitiendo el reflujo del material de contraste administrado hacia la cavidad vaginal, se reemplazó la cánula de Rubistein por la de Risolía utilizando la oliva metálica más adecuada para cada paciente. La cantidad de material de contraste utilizado dependió de cada caso en particular, utilizándose como mínimo una ampolla de 20 ml. Se obtuvieron de rutina cinco incidencias radiográficas digitales, las dos primeras en decúbito dorsal con relleno uterino parcial y completo, respectivamente, y ambas oblicuas. Luego, la paciente realizó la prueba de Cotte, tras la cual se obtuvo la última imagen, ya sin utilización de instrumental. Finalizado el estudio, se recomendó a las pacientes, en caso de ser necesario, por probables algias pelvianas de tipo menstrual, la toma de analgésicos y/o antiespasmódicos y el recambio frecuente de apósito por la ginecorragia subsecuente a la realización del estudio.

RESULTADOS

En 7 casos de los 256 no se pudo realizar el estudio por incapacidad de canular el orificio cervical externo dado su pequeño calibre. En los 249 casos restantes se evaluaron tanto la cavidad uterina como el estado de las trompas de Falopio.
Los hallazgos uterinos fueron clasificados en: cavidades uterinas anatómicamente normales (185 pacientes); con defectos de relleno intrauterinos: 48 pacientes, sin tener en cuenta los 9 defectos de relleno producidos por burbujas aéreas (Fig.1); anomalías müllerianas: 10 pacientes (1 útero didelfo, 1 útero unicorne, 1 útero bicorne, 3 úteros septados, 5 úteros arcuatos) (Fig. 2, 3, 4, 5, 6 y 7) y adenomiosis (6 pacientes) (Fig. 8). De los defectos de relleno, el 50% de los casos (24 pacientes) correspondió a sinequias, el 44% (21 pacientes) a núcleos miomatosos submucosos y el 6% restante (3 pacientes) a probables pólipos endometriales (Fig. 9, 10 y 11).


Fig.1. En (a) se observa un defecto de relleno redondeado, de bordes lisos en la región cornual derecha (flecha recta), que desaparece al atravesar la trompa de Falopio (flecha curva), lo cual confirma su naturaleza de burbuja aérea (b).


Fig. 2. Útero didelfo. La HSG (a) muestra una hemicavidad izquierda con trompa de Falopio homolateral permeable (flecha). Si bien no se pudo canular el segundo orificio cervical externo, la hemicavidad se rellena por reflujo, evidenciándose contenido heterogéneo sospechoso de hematocolpos (flecha curva). Los cortes axiales T2 y T1 de RM (b, c) confirman el útero didelfo (flechas) y el hematocolpos (flecha curva).


Fig. 3. Útero unicorne. La HSG (a) pone de manifiesto una única cavidad uterina con morfología oblonga y trompa de Falopio homolateral permeable (flecha). La RM confirmó la sospecha diagnóstica (b) (flecha).


Fig. 4. Útero bicorne. La ecografía transabdominal (a) mostró la presencia de dos hemicavidades endometriales fúndicas (flechas). La HSG (b) demostró la impronta fúndica, con ángulo de separación de la trompa agudo y distancia intercornual alterada, confirmando la presencia de útero bicorne. La flecha curva señala un artefacto de placa.


Fig. 5. Útero septado completo. La HSG (a) demuestra dos hemicavidades completamente separadas (flecha). La RM pone de manifiesto contorno uterino externo convexo (flecha curva) y la presencia del tabique completo (flecha) (b).


Fig. 6. Útero septado parcial. La HSG (a) muestra la impronta uterina fúndica con ángulo de separación intercornual obtuso y distancia intercornual conservada (flecha), mientras que la RM (b) muestra el contorno uterino externo convexo y el septo parcial, confirmando el diagnóstico presuntivo (flecha).


Fig. 7. Útero arcuato. La HSG muestra una pequeña impronta en el fundus uterino.


Fig. 8. HSG que muestra irregularidad del fundus uterino con imágenes de suma de aspecto diverticular (flechas) en relación con incipiente adenomiosis.


Fig. 9. HSG que muestra múltiples defectos de relleno intraluminales, lineales e irregulares en relación con sinequias post-legrado (síndrome de Asherman) (flechas).


Fig.10. HSG que muestra un defecto de relleno fúndico de aspecto extrínseco por su base de implantación (a) (flechas) que confirma en la ecografía su origen miomatoso (b) (flechas).


Fig.11. HSG que muestra un defecto de relleno móvil, de contornos lisos (a) (flecha), confirmándose en la ecografía su origen polipoideo endometrial (b) (flechas).

En cuanto a las trompas de Falopio, en 101 pacientes fueron normales, mientras que 103 presentaron hidrosálpinx (92% leves, 4.8% moderados y 3.2% severos) (Fig. 12). En las 249 pacientes estudiadas se encontraron 45 obstrucciones tubarias (incluyendo uni y bilaterales). Durante la realización de este estudio se objetivó solo un espasmo tubario unilateral, el que revirtió completamente en forma espontánea, permitiendo el correcto pasaje del material de contraste a la trompa previamente afectada (Fig. 13).


Fig.12. Dilatación de las trompas de Falopio en relación con hidrosálpinx leve bilateral (a) (flechas), moderado del lado izquierdo (b) (flechas) y severo bilateral (c) (flechas), evidenciándose en los dos últimos casos la obstrucción tubaria concomitante.


Fig.13. HSG que muestra espasmo tubario de trompa derecha (a) (flecha recta), el que se verifica por ser transitorio con reversión completa y posterior pasaje tubario del material de contraste (b) (flecha curva).

La prueba de Cotte pudo evaluarse en 233 de las 249 pacientes estudiadas. De ellas, 183 fueron positivas, representando el 78.5%, mientras que el 21.5% fueron negativas (50 pacientes: 29 unilaterales y 21 bilaterales).
Teniendo en cuenta la distribución del material de contraste dentro de la cavidad abdominal, se sospechó la presencia de adherencias peritoneales en 17 pacientes debido a su loculación y de masas anexiales en 18 pacientes (Fig. 14).


Fig.14. Prueba de Cotte positiva con normal distribución del material de contraste en la cavidad (a), con loculación peritubaria bilateral del material de contraste (b) (flechas) y con sospecha de masas anexiales (c) (flechas).

En 8 (3.2%) de las 247 HSG obtenidas se objetivó pasaje del material de contraste al sistema linfáticovenoso, lo que se relacionó con la alta presión realizada para administrar el material de contraste con el fin de desobstruir la luz tubaria (Fig. 15).


Fig.15. HSG que muestra reflujo del material de contraste al sistema linfático-venoso (flechas) como consecuencia de la alta presión realizada durante su administración.

Como complicaciones de la realización del estudio, se observaron signos vagales en respuesta a lipotimia en 10 pacientes. En los casos en que se manifestaron algias pelvianas luego del estudio, ellas fueron transitorias y cedieron tras la ingesta de analgésicos y/o antiespasmódicos. Todas las pacientes presentaron ginecorragia posterior en relación con sangrado secundario al uso de la pinza listerina mezclado con el material de contraste utilizado; su duración promedio fue de 24 a 48 horas. No se objetivaron complicaciones infecciosas ni embólicas como tampoco perforaciones uterinas.

DISCUSIÓN

La HSG juega un rol importante en la evaluación de anormalidades relacionadas tanto con el útero como con las trompas de Falopio (1). A las anormalidades uterinas las podemos clasificar en anomalías müllerianas o congénitas, leiomiomas, pólipos, sinequias y adenomiosis. Dentro de las anormalidades tubáricas se puede detectar: obstrucción, salpingitis ístmica nodosa, pólipos e hidrosálpinx. Asimismo, según la distribución del material de contraste en la cavidad abdominal, puede sospecharse la presencia de adherencias peritoneales peritubáricas y de masas anexiales, para lo cual se sugiere complementar el estudio con otra metodología diagnóstica (más frecuentemente ecografía) para confirmar o descartar dicha sospecha.
La HSG solamente muestra el interior del útero o sea la cavidad endometrial, cuyo tamaño varía en cada paciente y depende de la edad y los antecedentes de paridad. Es de morfología triangular, de base superior y vértice inferior, de contornos lisos y bien definidos (1, 2). El fundus uterino puede ser levemente cóncavo, recto o levemente convexo. Se conecta con las trompas de Falopio a través de ambas regiones cornuales (1). Tanto las trompas de Falopio como el útero y la porción proximal de la vagina derivan de dos conductos müllerianos o paramesonéfricos, cuyas porciones caudales se fusionan para formar una única cavidad uterina (3).
Las anomalías müllerianas se pueden asociar a complicaciones obstétricas, como abortos recurrentes, parto prematuro o trastornos en la presentación fetal (4, 5). En la actualidad, es indicación para su estudio la ecografía o la resonancia magnética (RM), dada su alta eficacia diagnóstica y la no utilización de radiación (2). Dentro de ellas se destacan las que se producen como consecuencia de una fusión anómala de los conductos müllerianos aproximadamente en las semanas 6 y 12 de gestación (6); su fusión incompleta da como resultado un útero bicorne. Si la falta de fusión es completa, la consecuencia es el útero didelfo (2, 4). Cuando el defecto no es por falta de fusión sino a partir de una reabsorción incompleta del septo interviniente, el resultado es un útero septado, cuyo grado depende del grado de reabsorción, que va de parcial a completa (1, 2). El útero arcuato es considerado como una variedad leve del útero septado; hay una concavidad leve del fundus uterino y tiene un buen pronóstico de fertilidad (1, 4). Para diferenciar el útero arcuato y septado del bicorne es de fundamental importancia el estudio del contorno uterino externo, no valorable a través de la HSG. Es aquí cuando adquiere importancia el estudio por RM o eventualmente la ecografía transvaginal 3D (1, 2), dado que muestran al mismo tiempo tanto el contorno uterino externo con el interno (2). No obstante, la HSG también puede ayudar a distinguir estas anomalías ya que, si bien ambos tienen dos hemicavidades uterinas, cuando el ángulo que las separa es agudo (menor de 75º) y se mantiene la distancia intercornual, el diagnóstico es útero septado. Por el contrario, cuando las hemicavidades son divergentes, con un ángulo de separación obtuso (mayor de 75º) y distancia intercornual aumentada, el diagnóstico más probable es de útero bicorne (2,7). Su diferenciación es esencial dado que el tratamiento difiere, siendo de elección la metroplastia histeroscópica para el útero septado y el procedimiento de Strassman para el útero bicorne (2, 5).
El útero unicorne resulta cuando uno de los dos conductos müllerianos no se desarrolla de manera apropiada. La HSG puede demostrar la hemicavidad uterina única; no obstante, la RM puede demostrar la presencia de cuernos rudimentarios no comunicantes (2, 8).
Hay que tener en cuenta que alrededor de un 23% de las anomalías müllerianas se asocian a anomalías del tracto urinario, más frecuentemente agenesias renales homolaterales o ectopias (2,9).
Los defectos de relleno intrauterinos son hallazgos muy frecuentes en las HSG. Lo primero que hay que descartar es su relación con el pasaje de burbujas aéreas a la cavidad uterina, las que se manifiestan como defectos de relleno móviles y transitorios que desaparecen luego de traspasar la cavidad tubaria (1). Otras causas de defectos de relleno incluyen sinequias, pólipos, leiomiomas, carcinomas, coágulos e hiperplasia endometrial (2).
Las sinequias son adherencias intrauterinas que resultan de cicatrización más frecuentemente secundaria a trauma endometrial por raspado; también pueden ser consecuencia de infecciones endometriales. Se manifiestan como un defecto de relleno irregular, lineal, que se origina en las paredes uterinas. Cuando son múltiples, se les da el nombre de síndrome de Asherman. La lisis quirúrgica de estas adherencias mejora notablemente la fertilidad y la posibilidad de un embarazo normal (4).
Los pólipos endometriales, sésiles o pediculados (4), son crecimientos de mucosa endometrial hiperplásicos, de contornos bien definidos; son mejor visualizados durante la incidencia obtenida con relleno parcial y pueden ocultarse en las incidencias con relleno total (1, 2). En muchas ocasiones, el diagnóstico diferencial con un núcleo miomatoso submucoso es casi imposible, por lo que se requiere el estudio con un método complementario, como la histerosonografía, donde puede demostrarse la conexión con el endometrio en el caso de ser pedunculado (1).
Los leiomiomas son tumores benignos que se originan en la capa muscular lisa del útero, el miometrio, frecuentes en mujeres jóvenes (2). Pueden ser subserosos, intramurales y submucosos (1, 4). Estos últimos son demostrados por la HSG como defectos de relleno de contornos lisos de diversos tamaños y localizaciones.
Si se trata de núcleos miomatosos intramurales de gran tamaño, pueden distorsionar tanto el tamaño como la morfología uterina (1, 2, 4). Al igual que los pólipos, son mejor evaluados en las incidencias con relleno parcial (1, 2). No obstante, en la actualidad, la metodología diagnóstica más adecuada para su estudio y caracterización es la RM (2).
En relación con la adenomiosis, más frecuente en mujeres mayores de 30 años, se trata de la extensión de la capa endometrial dentro de la miometrial, pudiendo ser focal o difusa (1, 2). Si estos restos de tejido endometrial ubicados en el interior del miometrio se encuentran conectados con la cavidad endometrial, pueden diagnosticarse por HSG, ya que aparecen imágenes de suma en relación con pequeños divertículos, dado el pasaje del material de contraste de la cavidad endometrial a las glándulas intramiometriales (1, 2). Por lo general, el diagnóstico de adenomiosis se realiza con RM (aumento de espesor de la zona de unión endometriomiometrial o como un área hipointensa de márgenes poco definidos (10) o con ultrasonido (US) (aumento de tamaño uterino con miometrio hipoecoico) (11) e incidentalmente mediante HSG, dado que su cuadro clínico más frecuente es dolor pelviano y metrorragia (1).
Si bien el carcinoma endometrial puede manifestarse en la HSG como defectos de relleno irregulares en pacientes de mayor edad, dado que en la actualidad su estudio se realiza a través de la ecografía, tomografía computada (TC) o RM (4), no contamos con este hallazgo en nuestra casuística.
Las trompas de Falopio actúan como medio de transporte del óvulo desde los ovarios al útero. Miden aproximadamente 10 a 12 cm de longitud y se las divide radiológicamente en tres segmentos: segmento intersticial o cornual (el más corto), segmento ístmico (el más largo y angosto) y segmento ampular (el más distal y de mayor calibre) (1, 2). La porción de las fimbrias en su extremo distal no es valorable por HSG (1), siendo este método el de elección para la evaluación de las trompas de Falopio. Se realizaron intentos con otras metodologías diagnósticas, como la histerosonografía y la histerografía por RM, sin haberse llegado a resultados diagnósticos mejores para la evaluación del estado tubario que los aportados por la HSG (2).
En la HSG las trompas de Falopio aparecen como líneas lisas que se ensanchan en su porción ampular, siendo su localización y tortuosidad variables. Debe observarse un pasaje libre de material de contraste desde ellas a la cavidad peritoneal (1).
Las anormalidades tubarias pueden clasificarse en congénitas (muy infrecuentes), espasmos, obstrucciones e infecciones. Más allá del tipo de enfermedad que padezcan, las trompas reaccionan de dos formas limitadas: obstrucción o dilatación (2).
La salpingitis nodosa ístmica es una patología tubaria de causa desconocida, aunque algunos autores plantean la posibilidad de que representen secuelas de infecciones tubáricas previas (4). No hemos encontrado dicha patología en nuestra casuística. Se caracteriza por presentar imágenes de suma o diverticulares en la porción luminar ístmica de las trompas de Falopio, extendiéndose a la pared, pudiendo ser uni o bilateral (1, 2). Puede asociarse a obstrucción tubaria proximal o bien a dilatación ampular. La diverticulosis ístmica secundaria a la tuberculosis es idéntica a la salpingitis nodosa ístmica, no obstante se acompaña de obstrucción ampular (y no de dilatación) y de calcificaciones a nivel anexial (2).
El espasmo tubario se produce por contracción del músculo liso uterino que rodea a la porción intersticial de la trompa de Falopio y anula el pasaje del material de contraste a porciones tubarias distales a la misma, siendo indistinguible de una verdadera obstrucción tubaria a menos que revierta durante la realización del estudio ya sea de forma espontánea o luego de la administración de algún antiespasmódico (2, 12).
La principal causa de obstrucción tubaria verdadera es la enfermedad inflamatoria pélvica (EIP), con su consecuente infertilidad. Es sabido que la EIP en actividad es una contraindicación de la HSG y, por lo tanto, son las secuelas de EIP previa las que pueden verse en la HSG. Se visualiza una oclusión tubaria total con un corte abrupto del pasaje del material de contraste dentro de la trompa de Falopio sin lograr la opacificación de los segmentos distales a ella. La oclusión puede ser uni o bilateral y ubicarse en cualquier porción tubaria. Cuando la obstrucción compromete la porción ampular, debido a la dilatación de ésta puede producirse secundariamente un hidrosálpinx (1, 2), el que puede ser leve, moderado o severo, en relación con el aumento del calibre y esta dilatación puede llevarse a cabo debido a que su capa muscular presenta un espesor muy delgado.
Sin embargo, no hay que olvidar que una de las causas más frecuentes de obstrucción tubaria es la ligadura de trompas, la que se muestra como una terminación abrupta en el sitio quirúrgico de la trompa, con o sin sutil dilatación bulbar previa (1, 2).
Otra patología que puede encontrarse a nivel tubario son los pólipos que, al igual que en el útero, se manifiestan como defectos de relleno de contornos lisos y pequeño tamaño (<1 cm), sin dilatación ni oclusión concomitantes.
La forma en que se distribuye el material de contraste dentro de la cavidad abdominal también adquiere importancia, ya que puede locularse alrededor de la trompa de Falopio por la presencia de adherencias peritoneales secundarias a cirugías previas, antecedentes de EIP o endometriosis (1, 2), visualizándose en la HSG como colecciones paratubarias, mejor demostradas luego de la realización de la Prueba de Cotte (2, 4) y se pueden asociar a trompas de Falopio fijas, de aspecto en sacacorcho o anguladas. A veces el material de contraste se dispone dentro de la cavidad abdominal, amoldándose a los contornos de masas ocupantes de espacio anexiales, pudiendo sospecharse su presencia luego de la obtención de la prueba de Cotte. La caracterización de dichas masas requiere su estudio dirigido con método complementario (ecografía, RM).

CONCLUSIÓN

La HSG sigue siendo en la actualidad el estudio de elección para la valoración de las trompas de Falopio y es también de gran utilidad para la evaluación interna de la cavidad uterina. Hemos evidenciado un incremento paulatino de mujeres que se someten a este tipo de estudio, proporcional al desarrollo de nuevas metodologías terapéuticas médicas y quirúrgicas para el tratamiento de la infertilidad. Por este motivo, el médico radiólogo debe estar familiarizado tanto con las diferentes técnicas como con la interpretación de las imágenes para aportar la mayor información posible en el estudio de estas pacientes.

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