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Revista argentina de radiología

versão On-line ISSN 1852-9992

Rev. argent. radiol. vol.73 no.3 Ciudad Autónoma de Buenos Aires jul./set. 2009

 

ABDOMEN

Utilidad de la Tomografía Computada helicoidal en la diverticulitis aguda

Sebastián Atilio Rossini, Rubén F. González Villaveirán, Salvador Merola

Servicio de Diagnóstico por Imágenes. Sanatorio Mater Dei. San Martín de Tours 2952 Ciudad Autónoma de Bs. As. Argentina.

Correspondencia: Dr. Sebastián A Rossini: atiliorossini@yahoo.com.ar

Recibido: marzo 2009; aceptado: junio 2009
Received: march 2009; accepted: June 2009
© SAR-FAARDIT 2009

Resumen

Objetivo: Evaluar la utilidad de la tomografía computada helicoidal (TCH) en el diagnóstico y manejo terapéutico de la diverticulitis aguda.
Materiales y métodos:
Estudio de cohorte retrospectivo realizado sobre un periodo de 6 meses que incluyó a 100 pacientes con sospecha clínica de diverticulitis. Se efectuó TCH con contraste oral y endovenoso, salvo contraindicación. Los estudios se correlacionaron con la respuesta terapéutica y el seguimiento clínico y con cirugía e histopatología cuando fue necesario tratamiento quirúrgico.
Resultados: De 100 pacientes estudiados, 62 tuvieron diagnóstico tomográfico de diverticulitis; de ellas, 41 fueron diverticulitis simples y 21, complicadas (absceso, flemón, plastrón, perforación libre, fístula vésicocolónica y obstrucción intestinal); en 24 pacientes se realizó diagnóstico alternativo (apendicitis, apendagitis, colitis inespecífica, colitis isquémica, pielonefritis, litiasis ureteral, pancreatitis, salpingitis, quiste de uraco complicado, obstrucción colónica mecánica y perforación colónica por cuerpo extraño) y en 14, diagnóstico de ausencia de diverticulitis aguda, sin diagnóstico alternativo, siendo dos de ellos falsos negativos por clínica y respuesta al tratamiento. La TCH para la diverticulitis demostró: sensibilidad: 96,87%; especificidad: 100%; valor predictivo positivo: 100%; valor predictivo negativo: 94,7%; certeza: 98%.
De los 41 pacientes con diagnóstico tomográfico de diverticulitis no complicada, 37 recibieron tratamiento médico ambulatorio y 4, tratamiento médico con internación; de los 21 pacientes con diagnóstico de diverticulitis complicada, 18 realizaron un tratamiento médico con internación y en 3 se tomó una conducta quirúrgica; de los 14 pacientes con ausencia de hallazgos tomográficos de diverticulitis, en 12 se adoptó una conducta expectante ambulatoria y 2 recibieron tratamiento médico ambulatorio.
Conclusión:
La tomografía es muy útil y eficaz para el diagnóstico, evaluación y manejo de los pacientes con sospecha clínica de diverticulitis.

Palabras clave: Colon; Enfermedad diverticular; Tomografía computada helicoidal.

Abstract

Usefulness of helical computed tomography in the acute diverticulitis

Objective: The evaluation of the usefulness of helical computed tomography (HCT) in the diagnosis and therapeutic management of the acute diverticulitis.
Materials and methods:
Six months retrospective cohort study of 100 patient population clinically suspected of diverticulitis was carried out. The exams were made with oral and intravenous contrast unless the patient presented contraindications. A correlation of these studies with the therapeutic response and clinical follow up was done with surgery and histopathology.
Results:
From a total of 100 patients studied, 62 presented tomographic diagnosis of diverticulitis, 41 were classified as simple diverticulitis and 21 were complicated cases (abscess, phlegmon, plastron, free perforation, vesicocolonic fistula and intestinal obstruction). In 24 patients an alternative diagnosis was made (appendicitis, appendagitis, uretheral litiasis, colitis, salpingitis, pancreatitis, uraco cyst complication, colonic mecanical obstruction, colonic perforation with foreign body): 14 patients did not present tomographic findings to support the clinical symptoms, two of them were false-negative by the clinic and by the response to treatment. These data represented a sensibility of 96,87%, specificity of 100%, PPV of 100% and NPV of 94,7% and a certainty of 98 for the tomography diagnosis of acute diverticulitis.
Of the 41 patients with tomographic diagnostic of not complicated diverticulitis, 37 received medical outpatient treatment and only 4 medical treatment with placement; of the 21 patients diagnosed with complicated diverticulitis, 18 were hospitalised with medical treatment and the other 3 patients needed surgery; of the 14 patients without tomographic findings of diverticulitis, in 12 outpatients an expectant conduct was followed and the other 2 received medical outpatient treatment.
Conclusion:
HCT is very useful and effective in diagnosis, evaluation and management of patients with clinical suspicion of diverticulitis.

Key words: Colon; Diverticulitis; Helical computed tomography.

INTRODUCCIÓN

La diverticulitis aguda es la complicación más frecuente de la patología diverticular y se produce en el 15 a 30 % de los pacientes con diverticulosis colónica. Los divertículos se pueden encontrar a lo largo de todo el colon, pero principalmente afectan al colon sigmoides, donde constituyen una patología adquirida producida por la herniación de la mucosa a través de las capas musculares de la pared colónica (1, 2). En contraste con los divertículos sigmoideos, que son adquiridos y usualmente múltiples, los colónicos derechos son usualmente congénitos, solitarios y constituidos por todas las capas parietales colónicas (verdaderos divertículos) (3).
La prevalencia de los divertículos colónicos aumenta con la edad a partir de los 30 - 40 años y son muy frecuentes en edades avanzadas, afectando hasta al 70% de individuos seniles, siendo más comunes en los varones (4, 5).
Los signos y síntomas de presentación de la diverticulitis aguda suelen ser: dolor en el cuadrante inferior izquierdo o medial del abdomen, fiebre, leucocitosis y, menos frecuentemente, anorexia, náuseas, vómitos y reacción peritoneal. Dichos hallazgos clínicos son inespecíficos y pueden ser producidos por una diversidad de entidades patológicas que conllevan distinto tratamiento (Tabla 1) (1, 2, 3, 6, 7, 8). A su vez, la diverticulitis puede manifestarse de forma insidiosa y con escasa semiología local, especialmente en pacientes seniles o tratados con glucocorticoides (1, 4).

Tabla 1: Entidades patológicas que pueden producir un cuadro clínico similar a una diverticulitis.

La diverticulitis aguda puede complicarse con la perforación libre, la formación de un flemón o absceso, la formación de fístulas internas o externas, la obstrucción del colon (normalmente parcial o crónica) y la constitución de un plastrón con o sin compromiso intestinal o ureteral, lo que puede producir una obstrucción de dichas estructuras (1, 9, 10). Generalmente, las complicaciones están en relación directa con el tiempo transcurrido hasta realizar el diagnóstico correcto e instaurar el tratamiento adecuado. El retraso o error en el diagnóstico implica un tratamiento inapropiado, traduciéndose en un incremento de la morbimortalidad a causa de la enfermedad (9, 11).
La evaluación imagenológica está indicada para confirmar el diagnóstico y para ayudar a determinarel tratamiento conveniente en cada caso.
En el pasado, el estudio contrastado del colon por enema era el primero en ser solicitado para la evaluación de los pacientes con sospecha de diverticulitis (5, 9, 12, 13). Como ventajas, presenta su bajo costo y accesibilidad, además de su capacidad para demostrar con detalle las alteraciones mucosas y la presencia de trayectos fistulosos; en cuanto a sus desventajas, exige una limpieza intestinal previa y provoca hipertensión endoluminal en un paciente con diagnóstico presuntivo de inflamación intestinal eventualmente perforativa. Exhibe, además, baja sensibilidad para demostrar la extensión del proceso inflamatorio pericolónico o para realizar diagnósticos alternativos en aquellos casos en que la sintomatología no tiene su origen en un proceso diverticular (5, 9, 14). La endoscopia posee las mismas limitaciones que el estudio radiológico.
El advenimiento de la TCH produjo un fuerte impacto en la evaluación de los pacientes con abdomen agudo, incluidos los de localización en la fosa iliaca izquierda (FII), convirtiéndose en la primera opción imagenológica actual, ya que permite realizar un diagnóstico etiológico precoz disminuyendo en forma significativa la morbimortalidad de la enfermedad (5, 6, 10, 11).
El objetivo de este trabajo es repasar los hallazgos tomográficos de la diverticulitis aguda, sus complicaciones y diagnósticos diferenciales y evaluar la utilidad de la tomografía computada helicoidal (TCH) en el diagnóstico y el manejo terapéutico de esta entidad.

MATERIALES Y MÉTODOS

Se realizó un estudio de cohorte retrospectivo sobre un periodo de seis meses (de octubre 2007 a marzo 2008). Fueron seleccionados aquellos pacientes derivados para la realización de una TCH por presentar, entre otros síntomas, dolor abdominal a predominio de la fosa iliaca izquierda (FII) y, en la mayoría de los casos, con diagnóstico clínico presuntivo de diverticulitis aguda.
Fueron estudiados 100 pacientes (69 varones y 31 mujeres) con edades comprendidas entre los 25 y 90 años (media de 56 años).
Los estudios fueron realizados con un tomógrafo helicoidal Toshiba Xpress / Gx. El protocolo de estudio incluyó una adquisición helicoidal en dirección cráneo caudal, desde las cúpulas diafragmáticas hasta la sínfisis pubiana, con cortes de 5mm de espesor, pitch de 2 y reconstrucción de imagen cada 4mm de recorrido de mesa. El tiempo de adquisición total fue en promedio de 52 segundos que consistió en 3 bloques helicoidales de 12 segundos, con dos intervalos de 8 segundos entre bloques. Se completó con cortes axiales tardíos de 3mm de espesor cada 5mm de recorrido de mesa en el sitio de interés.
A todos los pacientes se les administró entre 700 y 900 ml de contraste oral iodado al 1,5% (20ml de Temistac® diluido en 1 litro de agua) 60 a 90 minutos antes de la adquisición. A 93 pacientes se les inyectó contraste endovenoso conteniendo 30 gramos de yodo (100ml de Telebrix® o 125 ml de Optiray® 240) con bomba de infusión a un flujo de 2 ml/seg y comenzando la adquisición a los 65 segundos de iniciada la inyección. Siete pacientes no recibieron contraste endovenoso, ya sea por presentar contraindicaciones, por mal estado general o por negación del paciente o familiar.
El estudio fue interpretado en una estación de trabajo por un médico de guardia especialista en diagnóstico por imágenes.
Los hallazgos tomográficos fueron agrupados en 4 categorías: A) positivo para diverticulitis no complicada; B) positivo para diverticulitis complicada; C) diagnóstico alternativo diferente de diverticulitis que justificara la clínica; D) negativo para diverticulitis o hallazgos tomográficos que justificaran la clínica.
A) Los criterios tomográficos considerados para la interpretación de una diverticulitis no complicada fueron:
* Engrosamiento parietal focal, simétrico y circunferencial del colon (> 4 mm de diámetro) asociado a leve alteración del tejido graso adyacente como expresión de cambios inflamatorios de la grasa pericólica y presencia de imágenes diverticulares (15) (Fig. 1).Otros hallazgos que pueden estar relacionados son: el engrosamiento de la fascia peritoneal adyacente, una leve dilatación de asas de intestino delgado próximas al proceso inflamatorio como expresión de íleo regional y la presencia de ligera cantidad de líquido libre peritoneal, especialmente en el espacio parietocólico izquierdo y en el fondo del saco de Douglas (5, 10, 13).


Fig. 1.
Diverticulitis no complicada. Varón de 52 años de edad con dolor en hipogastrio de 20 horas de evolución y leucocitosis. a) Corte que pasa por el borde superior o mesentérico del sigma con congestión y edema que eleva la densidad de la grasa pericolónica (flecha negra).


Fig. 1. b) Corte más inferior, por el ecuador del asa sigmoidea, con engrosamiento focal y circunferencial de la pared del sigma (flecha blanca), asociado a divertículos. Recibió tratamiento médico ambulatorio, remitiendo la sintomatología en pocos días.

* Engrosamiento parietal focal de un divertículo colónico con leve aumento de la densidad del tejido graso adyacente (Fig. 2) (5, 10).



Fig. 2. Diverticulitis leve. Mujer de 51 años de edad con dolor en FII y GB 12500. Engrosamiento parietal de una estructura diverticular y, en menor medida, de la pared cólica contigua (flecha), asociado a alteración del tejido graso adyacente y engrosamiento edematoso de las fascias peritoneales. Recibió tratamiento médico ambulatorio con remisión del cuadro clínico

B) Los criterios tomográficos considerados para la interpretación de una diverticulitis complicada fueron:
* La presencia de un absceso (Fig. 3);
flemón (Fig. 4); burbujas aéreas extraluminales adyacentes al proceso inflamatorio (Fig. 5); la filtración de contraste intraparietal (sinus tractus) o extraluminal; la formación de fístulas internas (Fig. 6) o externas; la formación de un plastrón con o sin compromiso de estructuras intestinales o ureterales adyacentes, con su consecuente obstrucción; la obstrucción directa del colon proximal y, por último, una perforación libre con evidencia de neumoperitoneo (Fig. 7) o alteración generalizada del tejido graso peritoneal como expresión de peritonitis difusa (Fig. 8) , asociada a los hallazgos tomográficos - ya descriptos previamente- de una diverticulitis (5, 10, 13).



Fig. 3. Diverticulitis abscedada. Varón de 67 años con dolor en hipogastrio de 5 días de evolución, fiebre y GB de 23000. a) y b)


Fig. 3. La TCH muestra marcado engrosamiento parietal circunferencial del sigma, asociado a alteración del tejido graso adyacente, imágenes diverticulares y una colección con nivel hidroaéreo (flechas) en el sector inferior al proceso previamente descrito, bloqueada en el receso vesicorrectal. Realizó tratamiento médico con internación y el absceso fue drenado por vía transrectal bajo guía ecográfica (c).



Fig. 4. Diverticulitis con flemón peridiverticular. Hombre de 47 años con dolor en FII de 2 días de evolución y GB elevados. a), b) Engrosamiento parietal circunferencial del sigma con imágenes diverticulares y marcada alteración del tejido graso adyacente, en especial en el sector inferior, compatible con flemón (flecha). Realizó tratamiento médico bajo internación mejorando clínicamente.



Fig. 5. Diverticulitis con burbujas aéreas extraluminales. Mujer de 53 años con dolor en epigastrio de 4 días de evolución, fiebre y leucocitosis. a), b) Engrosamiento parietal del colon transverso, con presencia de escasos divertículos y marcada alteración del tejido graso adyacente, evidenciándose pequeñas burbujas aéreas extraluminales en dicho sector (flecha), considerándose como una perforación limitada al meso y bloqueada en el delantal de los epiplones. Realizó tratamiento médico con internación remitiendo su sintomatología.


Fig. 6. Diverticulitis con fístula vésico-colónica. Hombre de 56 años de edad con dolor en hipogastrio, GB elevados y clínica de cistitis. a), b)


Fig. 6. Engrosamiento parietal circunferencial del sigma con alteración del tejido graso adyacente e imágenes diverticulares. Dicho proceso inflamatorio toma íntimo contacto con el techo vesical, identificándose burbujas aéreas en su interior (flecha) (c). Realizó tratamiento médico con internación, remitiendo su cuadro clínico.



Fig. 7. Diverticulitis perforada con neumoperitoneo.Mujer de 67 años con dolor y defensa en FII, con fiebre y GB elevados. a), b) Engrosamiento parietal circunferencial del sigma con alteración del tejido graso adyacente e imágenes diverticulares, identificándose Neumoperitoneo en ambas cúpulas diafragmáticas y bloqueado en el mesosigma (flecha). Se operó, confirmándose el origen diverticular del proceso.




Fig 8. Diverticulitis perforada con peritonitis difusa. Mujer de 58 años con dolor y defensa abdominal generalizada, GB elevados, náuseas y vómitos. a) Se identifica un proceso diverticular agudo (flecha negra) asociado a marcada alteración del tejido graso y congestión vascular peritoneal, múltiples colecciones abdómino-pelvianas (flechas blancas) y dilatación de asas intestinales como expresión de una peritonitis generalizada con íleo paralítico (b, c). Se realizó tratamiento quirúrgico que confirmó el diagnóstico.

C) Dentro del grupo de diagnósticos tomográficos alternativos se incluyó a aquellos pacientes que no presentaban signos tomográficos de diverticulitis, pero que mostraban hallazgos por TC que permitían realizar un diagnóstico que justificaba la clínica.
D) Por último, aquellos pacientes que no evidenciaban signos tomográficos de diverticulitis ni alteraciones en relación con el cuadro sintomatológico se consideraron negativos para diverticulitis y sin hallazgos tomográficos que justificaran la clínica.
En aquellos pacientes en los que se adoptó una conducta expectante o se aplicó un tratamiento médico, el diagnóstico de los hallazgos tomográficos se confirmó mediante un seguimiento clínico a tres meses y, en aquellos pacientes que requirieron un tratamiento quirúrgico, por los resultados del reportequirúrgico y del informe anatomopatológico.
También se agrupó a los pacientes según el manejo terapéutico implementado: conducta expectante ambulatoria, conducta expectante internada, tratamiento médico ambulatorio, tratamiento médico con internación o tratamiento quirúrgico. Estos grupos fueron evaluados y comparados juntamente con los hallazgos tomográficos a fin de determinar cuál fue la contribución de la TCH en la decisión terapéutica.

RESULTADOS

De los 100 pacientes estudiados, se realizó diagnóstico tomográfico de diverticulitis aguda en 62 y en 38 se determinó que no presentaban diverticulitis (Tabla 2). Se interpretaron los hallazgos tomográficos como diverticulitis no complicada en 41 pacientes. De ellos, 37 recibieron tratamiento médico ambulatorio y solo 4, con internación, no requiriendo ninguno otra conducta terapéutica. La sintomatología remitió a los pocos días y no reapareció durante el lapso de seguimiento, con excepción de un paciente, quien mostró síntomas 2 meses después de que hubieran cedido completamente. Esto se interpretó como un nuevo episodio de diverticulitis aguda.

Tabla 2: Resultado del diagnóstico tomográfico del total de los pacientes estudiados.

En 21 pacientes, el diagnóstico fue de diverticulitis aguda complicada, identificándose en 8 casos marcada alteración del tejido graso adyacente, con refuerzo poscontraste, lo que se interpretó como flemón peridiverticular pero sin colección líquida (Fig. 4). Se instauró tratamiento médico con internación remitiendo la sintomatología a los pocos días, sin volver a repetir.
En 6 pacientes se evidenció la presencia de absceso peridiverticular, siendo 4 de ellos mayores de 3 cm de diámetro. Recibieron tratamiento médico con internación: uno fue drenado en forma quirúrgica; 2, por vía percutánea bajo guía topográfica; el restante lo fuepor vía transrectal bajo guía ecográfica (Fig. 3). Los otros 2 abscesos eran menores de 2 cm de diámetro y también recibieron tratamiento médico con internación, no siendo necesario su drenaje y remitiendo el cuadro clínico con el tratamiento instaurado.
En 4 pacientes se realizó el diagnóstico de plastrón peridiverticular, identificándose en dos de ellos pequeñas burbujas aéreas extraluminales (Fig. 5) y, en otro, un compromiso de las asas intestinales yeyunales proximales, lo que producía suboclusión intestinal. Todos recibieron un tratamiento médico con internación y remitieron su sintomatología sin necesidad de tratamiento quirúrgico.
Solo dos pacientes presentaron un diagnósticotomográfico de diverticulitis con perforación libre, evidenciándose en uno la presencia de un neumoperitoneo (Fig. 7) y, en otro, una peritonitis difusa con múltiples colecciones (Fig. 8). Ambos requirieron tratamiento quirúrgico inmediato, confirmándose el origen diverticular.
El último de los pacientes con diverticulitis complicada presentaba una sigmoiditis diverticular asociada a un proceso flemonoso en íntimo contacto con la pared vesical, la que se mostraba engrosada y con presencia de burbujas aéreas en su interior, realizándose el diagnóstico de diverticulitis con fístula vesical (Fig. 6). El paciente realizó tratamiento médico con internación remitiendo su sintomatología, sin ser necesario ningún procedimiento invasivo.
En 24 pacientes se descartó el origen diverticular como causa de la sintomatología, realizándose diagnósticos alternativos que justificaban la misma. Seis pacientes tuvieron diagnóstico tomográfico de apendagitis (Fig. 9) y recibieron tratamiento médico ambulatorio. En forma diferida, a 4 de ellos se les practicó un estudio del colon, sin observarse imágenes diverticulares. En 6 pacientes, el diagnóstico de la TC fue de colitis inespecífica de origen no diverticular.


Fig. 9. Apendagitis. Mujer de 27 años con dolor en flanco y FII, GB 19500 y fiebre. Se evidencia una estructura ovoidea de densidad grasa central (flecha) en íntimo contacto con el colon descendente y asociado a leve alteración del tejido graso adyacente, correspondiendo a una apendagitis. Recibió tratamiento médico ambulatorio, remitiendo su sintomatología.

El seguimiento clínico y los exámenes de laboratorio determinaron en 4 de los casos un origen bacteriano (Fig. 10); tres pacientes recibieron tratamiento médico ambulatorio y el restante, tratamiento médico con internación por presentar neutropenia en relación con un tratamiento quimioterápico. Los otros dos pacientes recibieron diagnóstico clínico de colitis isquémica (Fig. 11), remitiendo la sintomatología con tratamiento médico con internación.



Fig. 10. Colitis bacteriana. Varón de 38 años con dolor abdominal difuso a predominio de FII, GB elevados y fiebre. a), b) Engrosamiento parietal del colon transverso y descendente (flecha), con leve alteración del tejido graso adyacente de características inespecíficas. El seguimiento clínico y el coprocultivo determinaron una etiología bacteriana. Realizó un tratamiento médico ambulatorio y remitió su sintomatología.


Fig. 11: Colitis isquémica. Varón de 78 años con dolor en flanco y FII de horas de evolución, GB normales y sin fiebre. a) En la TCH se observa engrosamiento circunferencial de la pared del colon descendente con leve alteración del tejido graso adyacente, compatible con una colitis de características inespecíficas, de origen no diverticular.


Fig. 11: b) La endoscopía evidencia alteraciones mucosas focales a dicho nivel. Se interpretó clínicamente como una colitis isquémica realizando tratamiento médico con internación y remisión clínica.

En cuatro pacientes se realizó un diagnóstico alternativo de origen urológico, en tres de ellos de etiología litiásica ureteral izquierda, en todos los casos menor de 5 mm de diámetro (Fig. 12).Se instauró un tratamiento médico ambulatorio. El paciente restante presentó diagnóstico tomográfico de pielonefritis, confirmada con los cultivos en orina. Recibió tratamiento médico con internación, con el cual remitió la clínica.


Fig. 12: Litiasis ureteral izquierda. Varón de 39 años con dolor en fosa iliaca izquierda. a) Se evidencia dilatación ureteropielocalicial izquierda con asimetría de los nefrogramas por retardo en la filtración del material de contraste debido a hipertonía canalicular.


Fig. 12: Litiasis ureteral izquierda. Varón de 39 años con dolor en fosa iliaca izquierda. b) Corte más inferior que demuestra litiasis ureteral (flecha), responsable de los hallazgos y de la sintomatología. Realizó tratamiento médico ambulatorio.

En 2 pacientes se determinó apendicitis por el estudio de TCH, confirmada por el reporte quirúrgico y anatomopatológico (Fig. 13).En 2 casos se trató de una salpingitis aguda izquierda (Fig. 14).y, en otro, de un quiste del uraco complicado (Fig. 15); la cirugía confirmó el diagnóstico tomográfico.


Fig. 13. Apendicitis. Mujer de 64 años de edad con dolor en hipogastrio, GB elevados y sin fiebre. Se evidencia estructura apendicular aumentada de tamaño con alteración del tejido graso adyacente (flecha). La cirugía confirmó el diagnóstico.



Fig. 14. Salpingitis aguda izquierda. Mujer de 36 años de edad con dolor en FII de 36 horas de evolución, GB 20000 y fiebre. a), b) Se evidencia una estructura tubular con contenido líquido asociado a alteración del tejido graso adyacente en región anexial izquierda, en íntima relación con el cuerpo uterino (flechas). Presencia de DIU. La cirugía confirmó el diagnóstico tomográfico.



Fig. 15. Quiste de uraco complicado. Varón de 63 años con dolor hipogástrico, GB elevados y fiebre. a) Se evidencia imagen redondeada con realce poscontraste y alteración del tejido graso adyacente en el sector anterior de la pared vesical (flecha blanca). b) La adquisición con relleno vesical y en decúbito ventral confirma la imagen anterior (flecha negra). La cirugía confirmó el diagnóstico tomográfico.

Otro paciente presentó diagnóstico de perforación colónica por cuerpo extraño con fístula vesical (Fig. 16) -confirmada por la cirugía-, extrayéndose el cuerpo extraño, que correspondió a un hueso de pollo.


Fig. 16. Perforación del sigma por cuerpo extraño con fístula vesical. Mujer de 61 años de edad con dolor en FII de 3 días de evolución, GB elevados y clínica de cistitis. a) Se evidencia una imagen lineal espontáneamente hiperdensa (flecha blanca) que se extiende del colon sigmoides hasta la pared vesical, identificándose un engrosamiento focal de la misma y un pequeña burbuja aérea en su interior (flecha negra)


Fig. 16. Perforación del sigma por cuerpo extraño con fístula vesical. Mujer de 61 años de edad con dolor en FII de 3 días de evolución, GB elevados y clínica de cistitis. (b). En la cirugía se extrajo un hueso de pollo.

También se determinó en un paciente una obstrucción mecánica del colon con cambio de calibre en el pie del descendente, donde se evidenció un engrosamiento focal y circunferencial de la pared, sin alteración significativa del tejido graso adyacente ni imágenes diverticulares, interpretándose tomográficamente como una lesión infiltrante en primer término (Fig. 17).La paciente se operó de urgencia por presentar una dilatación del ciego mayor de 9 cm con una válvula iliocecal continente, hallazgos observados en la tomografía. La anatomopatología reportó un diagnóstico etiológico de colitis parasitaria.



Fig. 17. Colitis parasitaria. Mujer de 58 años de edad con dolor en FII, GB elevados, fiebre y distensión abdominal. Refirió haber regresado poco tiempo antes de Brasil. a), b) Marcada dilatación del marco colónico con cambio de calibre en el pie del descendente, donde se evidencia un engrosamiento parietal circunferencial y focal, sin cambios grasos adyacentes significativos ni imágenes diverticulares (flechas). Se realizó el diagnóstico tomográfico de obstrucción mecánica por probable lesión infiltrante y dilatación mayor de 9 cm del ciego con válvula iliocecal continente. La paciente fue intervenida de urgencia. Se realizó diagnóstico etiológico de colitis parasitaria por el eporte anatomopatológico, sin tipificación del germen.

El último de los diagnósticos tomográficos diferenciales correspondió a una pancreatitis leve de la cola (Fig. 18). El paciente fue internado y se confirmaron los resultados de laboratorio. Se instauró un tratamiento médico, remitiendo la clínica.


Fig. 18. Pancreatitis leve de cola. Varón de 58 años con dolor en flanco izquierdo, GB elevados y fiebre de 6 días de evolución. Se realizó TCH sin contraste endovenoso ante la negación del paciente. Se evidencia leve aumento de tamaño de la cola pancreática con alteración del tejido graso adyacente. Presentaba amilasa normal con lipasa elevada. Realizó tratamiento médico con internación, con mejoría clínica.

En 14 pacientes las tomografías no demostraron causas que justificaran la clínica, por lo que doce fueron dados de alta, manteniéndose una conducta expectante. La sintomatología remitió sin tratamiento alguno, sin repetirse un cuadro similar durante el periodo de seguimiento. Debido a la alta sospecha clínica de diverticulitis, los dos pacientes restantes recibieron tratamiento médico en forma ambulatoria, mejorando su cuadro clínico. Uno de ellos presentaba imágenes tomográficas compatibles con diverticulosis, pero sin evidencia de complicaciones agudas. Estos dos casos, al mostrar una mejoría significativa del cuadro clínico con el tratamiento médico instaurado, y más allá de no haberse identificado signos tomográficos de diverticulitis, fueron interpretados como cuadros de diverticulitis leve y en el presente estudio fueron considerados falsos negativos.
La tabla 3
evidencia la relación que hubo entre el diagnóstico tomográfico realizado y el tratamiento instaurado.

Tabla 3: Relación entre el diagnóstico tomográfico y el tratamiento instaurado.

De los 41 pacientes con diagnóstico tomográfico de diverticulitis no complicada, 37 (90,2%) recibieron tratamiento médico ambulatorio y solo 4 (9,8%) requirieron tratamiento médico con internación.
Los 21 pacientes con diagnóstico tomográfico de diverticulitis complicada fueron internados. A18 de ellos se les aplicó un tratamiento médico y 3 fueron sometidos a una intervención quirúrgica, 2 de ellos por presentar perforación libre y el restante para exploración y drenaje de un absceso. Aotros 3 pacientes con diverticulitis complicada con un absceso mayor de 3 cm de diámetro se les realizó un drenaje percutáneo, no considerándose dicho procedimiento un acto quirúrgico.
De los 100 pacientes, en 62 se realizó el diagnóstico tomográfico de diverticulitis aguda, todos confirmados por la respuesta al tratamiento y el posteriorseguimiento clínico. Se evidenciaron diferentes signos tomográficos de complicaciones en 21 de ellos. Dos pacientes con sospecha clínica de diverticulitis y con respuesta favorable al tratamiento médico no evidenciaron signos tomográficos de patología diverticular aguda, siendo considerados falsos negativos.
De estos datos obtenemos que, en nuestro estudio, la TCH tuvo para el diagnóstico de diverticulitis aguda un valor predictivo positivo del 100%, un valor predictivo negativo del 94,7%, una especificidad del 100% y una sensibilidad del 96,87. La certeza o efectividad del método resultó de un 98%.

DISCUSIÓN

La complicación inflamatorio-infecciosa de la diverticulosis es muy frecuente y llega a afectar al 15 - 30% de los pacientes, convirtiéndose en una causa diaria de consulta en las guardias (1, 6). El cuadro clínico habitual es bastante inespecífico y puede reproducirse en gran variedad de patologías (1, 2). Se reporta una tasa de error en el diagnóstico clínico que va del 34% al 67% (6). En nuestra serie se diagnosticaron etiologías alternativas en un 24% de los casos.
La morbimortalidad de la diverticulitis, como de gran parte de las patologías que simulan un cuadro similar, está en relación directa con el tiempo transcurrido hasta la instauración de un tratamiento correcto. Existen diferentes tipos de complicaciones de la diverticulitis aguda y varios de ellos, además de aumentar la morbimortalidad, requieren un tratamiento diferente al de una diverticulitis no complicada. Por tal motivo, es importante realizar el diagnóstico de diverticulitis, evaluar su extensión e identificar las complicaciones, sobre todo aquellas que puedan tener injerencia sobre la conducta terapéutica.
La diverticulitis aguda se produce por la perforación de uno o varios divertículos, lo que se acompaña de cambios inflamatorios intramurales y principalmente del tejido graso adyacente, siendo en realidad un proceso fundamentalmente peridiverticular de localización intramural o pericolónica (1, 2, 9, 11).
La TCH presenta alta sensibilidad y especificidad en el diagnóstico de la diverticulitis aguda y, principalmente, en la evaluación de la extensión del proceso inflamatorio peridiverticular y de sus complicaciones. Esto se debe a la capacidad de la TCH para valorar tanto los cambios inflamatorios murales, manifestados por un engrosamiento parietal, como los cambios pericolónicos, manifestados por alteraciones densitométricas del tejido graso adyacente.
Otra ventaja del método es la capacidad de realizar diagnósticos diferenciales, ya que se visualizan no solo las estructuras colónicas y tejidos pericolónicos sino también el resto de los órganos intraabdominales.
Según diferentes publicaciones, la TCH posee una sensibilidad del 79 al 98 % y una especificidad del 96 a 100% para el diagnóstico de la diverticulitis aguda (5, 6, 9, 10, 14). Nuestra serie confirma los mismos resultados,por lo que en la actualidad la TCH es considerada la principal técnica de estudio en pacientes con dolor abdominal y sospecha de patología inflamatoria, tanto en el colon como en el resto de los órganos intraabdominales.
Los dos casos considerados falsos negativos corresponderían a enfermedad diverticular leve y probablemente limitada al sector intramural de un divertículo, sin extensión pericolónica. Otra complicación menos frecuente de la enfermedad diverticular es la proctorragia. En esta serie no se registraron y su presentación se relaciona más con un cuadro clínico que con uno tomográfico.
Como una limitación del estudio se puede considerar que la confirmación etiológica definitiva -en la mayoría de los casos- fue por la respuesta terapéutica y el seguimiento clínico. Ninguno de los pacientes presentó evolución compatible con procesos neoplásicos cuyo diagnóstico diferencial tomográfico en algunas oportunidades resulta dificultoso (15).
Es muy importante la relación que existe entre la evaluación tomográfica de la presencia y el tipo de complicaciones de la diverticulitis con el tratamiento instaurado. En nuestra serie se confirma que las particulares ventajas de la TCH permiten fácilmente discriminar entre procesos inflamatorios simples o complicados. Esto pone de manifiesto que el diagnóstico y la evaluación de la extensión de la patología diverticular aguda por TCH contribuyeron en forma significativa a la instauración de un tratamiento adecuado y precoz. Esto se asocia con la capacidad ya mencionada de la TCH de poder evaluar la extensión del proceso inflamatorio pericolónico como así también de sus complicaciones. Se interpreta como de particular relevancia que todos los tratamientos ambulatorios en los procesos no complicados fueron efectivos y que en los casos complicados o con diagnósticos alternativos permitieron un enfoque correcto del tratamiento.

CONCLUSIÓN

El uso de la tomografía computada helicoidal para la evaluación de los pacientes con sospecha clínica de diverticulitis está aumentando rápidamente en los servicios de guardia, debido a que se trata de estudios rápidos, precisos y que permiten realizar diagnósticos diferenciales de muchas entidades que pueden simular un cuadro clínico similar.
La TCH permite realizar el diagnóstico de la diverticulitis aguda y su principal ventaja es la capacidad de evaluar la extensión del proceso pericolónico y la presencia de complicaciones que orientan el manejo terapéutico.
El informe tomográfico no solo tiene que hacer referencia a la existencia de un proceso infeccioso inflamatorio diverticular sino que debe discriminar entre la existencia o no de complicaciones y describirlas, ya que en la mayoría de los casos su tratamiento es diferente.
Si las circunstancias lo permiten, lo recomendable es realizar el estudio tomográfico con contraste oral para teñir las asas del tubo digestivo y con contraste endovenoso para evidenciar con mayor precisión las diferentes estructuras abdominales y pelvianas e identificar con mayor facilidad las posibles complicaciones.
Del análisis de los resultados de este trabajo observamos que la TCH es un estudio con alta validez en el diagnóstico de la diverticulitis, teniendo en cuenta su alta sensibilidad y especificidad; además, es seguro por su alto valor predictivo, reproducible, relativamente sencillo de aplicar, aceptado por los pacientes y con mínimos efectos adversos.
Todos estos beneficios hacen que la TCH sea un estudio cada vez más utilizado como una herramienta diagnóstica rutinaria en la evaluación de los pacientes de guardia con dolor en la fosa iliaca izquierda.

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