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Revista argentina de radiología

versión On-line ISSN 1852-9992

Rev. argent. radiol. vol.74 no.2 Ciudad Autónoma de Buenos Aires abr./jun. 2010

 

EDITORIAL

La educación de posgrado: desafío y compromiso

Luis E. Fajre

Prof. Adjunto de Diagnóstico por Imágenes Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Tucumán
Miembro Comité de Redacción RAR

La forma en la que hoy ejercemos la medicina difiere de cómo la entendieron y practicaron nuestros antecesores, pero diferirá de manera sustancial de cómo lo haremos en el futuro ya cercano y de cómo lo harán las próximas generaciones.
Cada día se hace más evidente la necesidad de consolidar la conciencia colectiva y la implementación de prácticas para reducir las brechas en salud y posibilitar el acceso de toda la población a los servicios sanitarios.
Por ello, los esfuerzos de los directivos de la salud desde una perspectiva de la gestión política en el diseño y ejecución de programas de desarrollo sanitario y de los directivos de las instituciones académicas en los programas de formación y desarrollo de recursos humanos en salud tienen una prioridad fundamental: potenciar, multiplicar y mejorar el uso de las tecnologías a las que tenemos acceso.
Efectivamente, es posible hacer mejores y más oportunos diagnósticos y adoptar tratamientos más adecuados mediante la utilización de datos actualizados y de tecnologías de información y de comunicación que nos permiten interactuar con profesionales que viven y ejercen en diferentes lugares del mundo en las fronteras de la ciencia y el arte de la Medicina.
Este fenomenal desarrollo exponencial hace imposible abarcar todo lo que se produce en Medicina (1).
Esto implica que la responsabilidad en la formación actualizada de recursos humanos de alta calidad resulta un verdadero desafío, lo que comporta un compromiso por parte de dirigentes e instituciones.
En nuestro país, las residencias médicas se instauraron con posterioridad a la caída del gobierno nacional de Juan Domingo Perón en 1955, como parte de un programa de modernización de la enseñanza de la Medicina llevado adelante por los núcleos de profesionales que se habían opuesto al gobierno peronista y que dominaron la gestión de las facultades de Medicina y de las principales organizaciones profesionales (2). Es así que hombres como los doctores Tiburcio Padilla, Alberto Taquini, Augusto Moreno, Juan Garrahan crearon en sus respectivos hospitales residencias médicas. Es a partir de estos pioneros que la educación médica de posgrado comienza una etapa fructífera, acompañada por innumerables resoluciones de los ministros de Salud que fijaban, entre otras cosas, la creación de cargos rentados para estos médicos en formación, y por el apoyo de la Asociación Médica Argentina.
Estos centros de formación capacitaban a los profesionales durante 2 a 3 años, tiempo fijado por la conjunción de ideas de las instituciones mencionadas. El sistema de residencias trajo aparejados cambios en la profesión médica y más específicamente en el mercado de trabajo. Se desarrolló la especialización en los jóvenes, motivados estos por la modernización de las prácticas clínicas y, paralelamente, comenzaron a surgir las carreras universitarias de posgrado que conjugaban las prácticas hospitalarias y la sólida formación académica. Esto, sin duda alguna, contribuyó a generar la excelencia médica que existe en nuestro país.
En Argentina egresan cada año alrededor de 5000 médicos de las distintas universidades nacionales públicas y privadas. De ellos, aproximadamente la mitad ingresa al sistema de residencias médicas tanto de gestión pública como privada; el restante 50 por ciento se capacita a través de las concurrencias, que constituyen una modalidad paralela aunque "ad honorem" (3).
Hasta aquí, el escenario de la educación de posgrado aparenta tener un tranquilo funcionamiento. Sin embargo, hechos importantes, como -por ejemplo- el estado de la economía mundial, determinan que los jóvenes no se sientan tan atraídos al estudio de la Medicina por considerar que se trata de una carrera muy extensa - 6 ó 7 años de grado y luego un mínimo 4 años de residencia-, más aún si se espera una rápida retribución económica. La Revista Británica de Medicina publicó no hace mucho tiempo que la profesión médica no podía por sí sola ser sostén de familia, lo que explica en parte la mayor afluencia de mujeres en la carrera y que los hombres elijan mayoritariamente carreras más cortas y de rápida inserción laboral, teniendo en cuenta, además, que el sistema de residencia exige una dedicación de tiempo completo sin que ello lleve aparejado, en la mayoría de los casos, una buena retribución económica. Esto generó el campo ideal para el surgimiento de nuevas instituciones de educación superior con ofertas de carreras de especialización con diferentes modalidades de dictado y muy poco tiempo de práctica clínica, lo que permite que sus estudiantes tengan la posibilidad de acceder a diferentes trabajos, que a mi entender exceden su formación de grado, como guardias en unidad de cuidados intensivos o servicios de emergencias, por solo mencionar algunos, y con una paga superior al de un residente. Es así que al cabo de 2 años, por lo general, reciben un título de especialista o Magister que les permite ejercer en cualquier parte de nuestro país.
Creo que es tiempo de realizar una fuerte autocrítica. Hemos descuidado un sistema educativo que tiende a una formación práctica y académica de excelencia y que genera en los egresados la conciencia del trabajo en equipos multidisciplinarios, lo que posibilita, sin lugar a dudas, una mejor atención a nuestros pacientes, única razón de nuestra profesión.
Es necesario repensar la oferta educativa e incluir en la enseñanza herramientas de investigación, lectura crítica, epidemiología y bioética. Paralelamente, es preciso lograr mejoras en su situación económica, lo que traerá aparejado un mejor desempeño y una formación superior en nuestros alumnos-colegas.

Bibliografía

1. Apple MW, King NR. ¿Qué enseñan las escuelas? En: Gimeno Sacristán J, Pérez Gómez. La enseñanza: su teoría y su práctica. Madrid: Akal /Universitaria; 1989.         [ Links ]

2. Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires. Autoevaluación de las residencias de profesionales de la salud de la Provincia de Buenos Aires. Sistematización preliminar para un diagnóstico. La Plata: Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires; 2001. p. 34.         [ Links ]

3. Borrell Bentz RM. La educación médica de posgrado en la Argentina: el desafío de una nueva práctica educativa. Organización Panamericana de la Salud. 2005.         [ Links ]

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