SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.74 número4Editorial de contenidoEstudio del oído con TC Multidetector de 64 canales índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

  • No hay articulos citadosCitado por SciELO

Links relacionados

  • No hay articulos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Revista argentina de radiología

versión On-line ISSN 1852-9992

Rev. argent. radiol. vol.74 no.4 Ciudad Autónoma de Buenos Aires oct./dic. 2010

 

HISTORIA

Cecilia Grierson, la primera médica argentina

María del Carmen Binda1, Romina Silveira2, Cristian Krämer3

1Jefa de División Radiodiagnóstico del Hospital J. M. Ramos Mejía
2Médica Residente, Unidad Asistencial Por + Salud "Dr. César Milstein"
3Jefe de la Unidad Nefrología del Hospital J. M. Ramos Mejía

Correspondencia: Dra. María del Carmen Binda bindadavila@hotmail.com

Recibido: agosto 2010; aceptado: octubre2010
Received: august 2010; accepted: october 2010
®SAR-FAARDIT 2010

Cecilia Grierson, para muchos una desconocida, es la referente de un grupo de mujeres que, desafiando las barreras de la indiferencia y el rechazo, lograron imponer enormes cambios en los derechos femeninos de la sociedad del siglo XIX. Fue la primera mujer que logró obtener el título de Médica en una universidad argentina y, según algunos registros, también en toda Latinoamérica.
Cecilia era una niña de vivaces ojos azules, cara redonda y cabellos castaños ensortijados, en los que se denotaba su ascendencia y carácter voluntarioso y audaz. Nacida el 22 de noviembre de 1859 en Buenos Aires, era hija de John Parish Robertson Grierson, un descendiente de los primeros colonos escoceses que llegaron al país, y de Jane Duffy, originaria de Irlanda. Su abuelo paterno, William Grierson, era un colono escocés que se había establecido en Monte Grande en 1825, durante la presidencia de Bernardino Rivadavia, en la primera y única colonia formada por escoceses en la Argentina (1).
Su primera infancia transcurrió en las estancias de su padre, primero en la República Oriental del Uruguay y más tarde en el distrito de Gena, provincia de Entre Ríos. Completó sus estudios primarios en destacados colegios ingleses de la ciudad de Buenos Aires y, a la muerte de su padre, regresó a Entre Ríos para ayudar a su madre en el cuidado de sus hermanos. A la vez, colaboraba económicamente trabajando desde muy joven como institutriz en la casa de una familia de buena posición. En 1873, a los 14 años de edad y siendo aún estudiante, instaló con ayuda de su madre una escuela en lo que quedaba de la otrora opulenta estancia de los Grierson y, allí, ejerció la docencia durante 3 años sin ser maestra (costumbre habitual en esos años en los que los maestros rurales escaseaban). Dada su minoría de edad, el sueldo era pagado a su madre (2).
Alos 15 años ingresa a la primera Escuela Normal de Señoritas de Buenos Aires, fundada por Emma de Caprile en el barrio porteño de Barracas, y se gradúa de Maestra de Grado Primario en 1878 (Fig.1).


Fig. 1: Cecilia joven maestra.

Según refiere en una carta, desde muy pequeña soñaba con ser maestra y esto se reflejaba en sus juegos infantiles. En este sentido, comenta: "...creo que nací para ser maestra, recuerdo algunas escenas desde los dos años de edad, donde siempre en mis juegos era una maestra...".
Ya a los 18 años, el Director de Escuelas Domingo F. Sarmiento la designa maestra en la Escuela Mixta de San Cristóbal, y con este puesto puede traer a su familia a Buenos Aires.
Sin embargo, un penoso episodio transforma el rumbo de su vida. Amelia Kenig, su mejor amiga, muere luego de padecer una enfermedad respiratoria crónica. La larga convalecencia y el trágico final de Amelia provocan en Cecilia un drástico cambio de actitud: decide estudiar medicina. Así, motivada por el deseo de luchar contra la enfermedad y el dolor, comienza a poner en ello todo su esfuerzo (3).
Por aquella época, Buenos Aires acababa de recibir el discutido título de Capital Federal luego de largas polémicas. Belgrano y San José de Flores resistían la inclusión en el perímetro metropolitano y la flamante urbe extendía sus brazos en torno del Riachuelo, el Río de la Plata, el arroyo Maldonado y las calles Rivera, Medrano, Castro Barros y Boedo. Los edificios aspiraban tímidamente a la jerarquía de un modesto tercer piso y los caminos de tierra sobre los que discurrían los cansinos tranvías de caballos eran invadidos por un empedrado lento y perezoso. Por la noche, 5.000 faroles a gas y 3.000 a querosén daban una iluminación azulada y amarillenta, destacando las fachadas con reminiscencias coloniales que luchaban contra aquellas construcciones modernas que ya anunciaban la definitiva fisonomía de la ciudad.
En esta Buenos Aires del siglo XIX, la carrera de Medicina era reservada sólo al sexo masculino y ninguna mujer argentina había osado ingresar a la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires. Sin embargo, Cecilia estaba dotada por aquellas cualidades que distinguen a los seres transcendentes y las dificultades no la abatían; por el contrario, la estimulaban a luchar por lo que consideraba justo y ella se había propuesto cumplir con el ferviente anhelo de ayudar a los que sufren. De todos modos, el largo camino de la mujer en procura de la igualdad ya había empezado a jalonarse de mártires (4) un tiempo antes. Cecilia tenía una precursora, Elida Pazos (5), cuyo fin había resultado trágico. Esta mujer había logrado ingresar a la universidad y, luego de recibir el título de
Farmacéutica, había conseguido cursar medicina hasta el quinto año. No obstante, el destino ya le había deparado una jugarreta, un final tan injusto como prematuro, ya que, después de tener que recurrir a la justicia para lograr su ingreso a la casa de estudios en Ciencias Médicas, la tuberculosis terminó con su joven vida.
Si bien ninguna regla escrita prohibía el ingreso de las mujeres, la postergación y sojuzgamiento femenino eran tales hacia fines del siglo XIX que implícitamente éstas quedaban excluidas de la posibilidad ser médicas. A pesar de estas dificultadas y luego de un enorme esfuerzo, Cecilia finalmente logró ingresar a la Facultad de Medicina. No obstante, tuvo que padecer las descalificaciones y duras críticas de los compañeros y profesores.
Desde el año 1883, la Universidad autónoma había aprobado los seis años para la carrera médica, pero los estudiantes estaban disconformes con la formación excesivamente teórica y la falta de práctica en esa casa de estudios. En respuesta a esta inquietud, en el Círculo Médico, fundado en 1874 por un grupo de estudiantes reunidos alrededor de José María Ramos Mejía y entre quienes estaban José Penna y Juan B. Justo, comenzó a funcionar una escuela práctica de medicina con consultorios de diversas especialidades y un centro de investigación y difusión científica. Allí, también empezó a desarrollarse la primera Escuela de Enfermeras de América Latina con un plan de estudios formal y su creadora fue la estudiante de medicina Cecilia Grierson, quien dirigió la institución hasta 1913 (3,4). Entre otros aportes, ella estableció el uso del uniforme de enfermera, el cual fue adoptado por la mayoría de los países latinoamericanos.
Corría el año 1885 y su carácter decidido era un
hecho. Así, en una carta que eleva a un profesor a fin de acceder a una ayudantía escribe: "...como el Sr. LLovet renuncia a su cargo de preparador de histología patológica, solicito se me nombre en su reemplazo. Todo el año me he dedicado a esa práctica y soy considerada una de las mejores alumnas en la materia". Esta solicitud fue aprobada y, entre 1885 y 1888, la estudiante Cecilia Grierson logró ser Ayudante de Histología en la Facultad de Medicina.
A principios de 1886, la ciudad de Buenos Aires fue azotada por la tercera epidemia de cólera del siglo y la Asistencia Pública requirió la colaboración de todos los estudiantes de medicina. En respuesta a esta emergencia sanitaria, se improvisaron lugares de atención y refugios para enfermos. Uno de ellos fue la Casa de Aislamiento (actual Hospital Muñiz) y, allí, la estudiante Cecilia Grierson trabajó como ayudante junto al Dr. Penna y el Dr. Estévez. Sobre esta experiencia contaba: "Los días agotadores pasados en la casa de Aislamiento me hicieron concebir la idea de educar a enfermeras, puesto que no había quien respondiera a las necesidades de los enfermos. El mejor medio de proporcionar alivio a los que sufren es colocar a su lado personas comprensivas, afables y capacitadas que puedan colaborar con el médico en la lucha por recobrar la salud (4)".
Ya hacia fines de abril los casos de cólera habían disminuido, por lo que Cecilia pudo retomar su carrera. Para ese entonces, cursaba el quinto año de la carrera de Medicina y se desempeñaba como Ayudante de Histología y Practicante Interna del Hospital Escuela "Buenos Aires" (cuyas guardias estaban dirigidas el Dr. Juan B. Justo). En 1888 también fue nombrada Practicante Menor del Hospital Rivadavia y el 2 de julio de 1889, luego de superar serios obstáculos por su condición de mujer, logró graduarse en el plazo normal de 6 años (Fig. 2).


Fig. 2: Cecilia, única mujer en la clase y en la Facultad de Medicina.

Tal como narra la Feminist Theory Website de la Universidad Virginia Tech, Grierson no sólo sufrió la ridiculización y el aislamiento por ser la única mujer de la Facultad, también tuvo que dar una prolongada batalla legal para poder ejercer (4,5).
En las páginas 37 y 38 del capítulo 5 de su tesis de graduación, Histero-ovariotomías efectuada en el Hospital de Mujeres desde 1883 a 1886, hace notar que "casi todas las mujeres operadas de histero ú ovariotomías sufren una modificación pasajera y notable del carácter... una marcada irascibilidad... aún aquellas que antes de operarse lo tenían suave y apacible... luego de la cirugía se enojan con todo el mundo, reniegan contra el médico, los practicantes, etc., hasta con las personas de la familia a la que no quieren ver..."(Fig. 3).


Fig. 3: Tesis de Doctorado.

Continuando con su tesis, en las páginas 53 y 57, describe el caso de "María N, india del Chaco, de cara pintada, de 40 años, cautiva desde hace dos años: "Esta paciente, con su escaso lenguaje nos dice que su enfermedad comenzó hace tres años... Debo hacer notar una característica propia de esta gente, habituada á todas las fatigas y privaciones de la vida, y es la indiferencia que mostraba a la temperatura de 40° que presentó el segundo día de operada, ya que nos pedía muy tranquilamente permiso para levantarse..."
Apenas recibida, se incorporó al Hospital San Roque (luego J. M. Ramos Mejía). Allí, se tuvo que dedicar a Ginecología y Obstetricia, ya que, dada su condición de mujer, se le había negado la posibilidad de trabajar como cirujana. Desarrolló una intensa actividad docente, tanto en el nivel primario y secundario como en el ámbito técnico y universitario, y además, no sólo promovió la enseñanza de la puericultura sino que también fue una precursora en la educación para ciegos, sordomudos y minusválidos.
En 1891 fue uno de los miembros fundadores de la Asociación Médica Argentina y, un año después, en 1892, fundó la Sociedad  Argentina de Primeros Auxilios (la cual años más tarde se incorporaría a la Cruz Roja Argentina). Con su iniciativa y perseverancia logró que se abrieran salas de primeros auxilios en varios pueblos para cooperar en la asistencia de los enfermos y también realizó tareas de divulgación a través de múltiples cursos, conferencias y publicacio
nes. Además, estableció un consultorio-escuela psicopedagógico para niños con problemas de conducta, fonación y aprendizaje, y colaboró con la realización de la primera cesárea en la Argentina.
Tres años después, en 1894, se presentó en el concurso para cubrir el cargo de Profesor Sustituto de la Cátedra de Obstetricia para Parteras. Sin embargo, el concurso fue declarado desierto porque en aquellos tiempos las mujeres no podían aspirar a la docencia universitaria. En 1897 publicó Masaje Práctico (libro precursor de la técnica kinesiológica), pese a la inhibición que recaía sobre las profesionales médicas de su sexo, y en 1900 fundó el Consejo Nacional de Mujeres, la Asociación Obstétrica Nacional y la Revista Obstétrica (5).
Ejerció la docencia universitaria entre 1904 y 1905, dictando cursos sobre "Gimnasia Médica y Quinesioterapia" en la Facultad de Medicina, y se desempeñó como adscripta en la Cátedra de Física Médica y Obstetricia. Fue fundadora de la Escuela de Economía Doméstica y de la Sociedad de Economía Doméstica en 1902, siendo ésta el origen de la Escuela Técnica del Hogar, la primera en su tipo en el país.
Fue integrante del Consejo Nacional de Educación desde 1892 hasta 1899 y luego, enviada por el gobierno, hizo un viaje a Europa, del cual trajo al país un nuevo plan de estudios profesionales. Ese mismo año su libro Educación Técnica para la Mujer fue publicado y, en 1910, publica otros dos: La educación del ciego y Cuidado del enfermo.
Asimismo, fue Vicepresidenta del "Congreso
Internacional de Mujeres" en Londres y luego, durante cinco meses, realizó cursos de perfeccionamiento en Ginecología y Obstetricia en París. Antes de regresar a la Argentina, pudo visitar clínicas y establecimientos hospitalarios de renombre en Viena, Berlín y Leipzig (6).
Diez años después, Cecilia logró presidir el "Congreso  Argentino de Mujeres Universitarias" (fundado en 1905 por Elvira Rawson de Dellepiane, entre otras mujeres) y el "Primer Congreso Feminista Internacional de la República Argentina". En éste se analizaron temas como la situación de las mujeres en la educación y la legislación, el abandono de los hijos y la necesidad del voto femenino. Fue sufragista y pionera en la lucha por los derechos de las mujeres, propugnando una reforma civil y política para terminar con la discriminación en el ámbito educativo y en el terreno político (7).
Recién en 1913 deja la dirección de la Escuela de Enfermeros y Masajistas, y tres años después abandona definitivamente toda actividad docente.
En 1927 viaja nuevamente a Europa, en una misión encomendada por el gobierno argentino, para estudiar las técnicas educativas de los países desarrollados y participa en Londres del "Primer Congreso Eugenésico Internacional" (Fig. 5).
Escribió varias obras en las cuales la temática predominante era la medicina. Entre ellas se encuentran: Primeros Auxilios en caso de accidentes (1909), Guía de la enfermera y Cuidado de enfermos (ambas de 1912). También concluyó un extenso estudio del Código Civil, en el cual proclama que "las mujeres casadas tienen el estatus de niños en la Argentina". Así, lo que denunciaba era que a éstas se las discriminaba en mayor medida que a las mujeres solteras o viudas en cuanto a los mismos derechos civiles de los hombres adultos.
Finalmente, en 1926, se alcanzaron algunos cambios con la reforma del Código Civil. En ese momento se incorporaron muchas de sus demandas sobre la condición de la mujer en el país, como ser la "posibilidad de disponer de sus propias ganancias, formar parte de sociedades civiles o mercantiles, etc.". En este mismo año, Cecilia fundó una escuela técnica y de labores domésticas para mejorar la inserción económica de las mujeres (7).
Recibió incontables galardones y homenajes por su vida dedicada a mejorar la educación y medicina argentina, sin embargo, nunca pudo ejercer en una cátedra en la Facultad de Medicina. "Intenté inútilmente ingresar al Profesorado de la Facultad en la sección en la que podía enseñar...", escribía Cecilia Grierson. Irónicamente, a la mujer que tuvo la audacia de ser la primera en obtener el título de Médica Cirujana en nuestro país, nunca se le ofreció la oportunidad de ser Jefa de Sala, Directora de algún hospital, Médica Escolar o Profesora de la Universidad (Fig. 4).


Fig. 4: Examen.

En uno de sus discursos se refiere con pena a la discriminación de género que sufrió toda su vida: "Fue únicamente a causa de mi condición de mujer (según refirieron oyentes de los miembros de la mesa examinadora) que el jurado dio en este concurso de competencia por examen, un extraño y único fallo: no conceder la cátedra ni a mí ni a mi competidor, un distinguido colega".
La Dra. Grierson también fue pintora, escultora y gimnasta. Nunca contrajo matrimonio ni tampoco tuvo descendencia. Donó parte de sus propiedades para construir una escuela (la Nro.189 que lleva su nombre) y una casa para artistas en Los Cocos (provincia de Córdoba) donde vivió sus últimos años con una magra jubilación.
La Dra. Cecilia Grierson falleció en Buenos Aires el 10 de abril de 1934 y sus restos fueron inhumados en el cementerio Británico de Buenos Aires.
En su homenaje, en 1935, se le dio su nombre a la Escuela de Enfermería de la Ciudad de Buenos Aires (Fig. 5) y tanto en Buenos Aires como en Córdoba y Los Cocos hay calles que la recuerdan. En 1967, se editó una estampilla con su nombre (Fig. 6).

 


Fig. 6: Estampilla con su imagen en 1867.


Fig. 5: Escuela de enfermería Dra. Cecilia Grierson

Según la describe el Profesor Kohn Loncarica, Cecilia Grierson fue "pionera como mujer al optar por la carrera médica y pionera como médica al elegir disciplinas no tradicionales dentro de la medicina (5)".
Estas palabras tal vez resulten escasas para narrar su vida, pero recuerdan a una magnífica luchadora por los derechos femeninos y a una precursora de la trascendente y visionaria incorporación de la mujer al ámbito médico (Fig. 7).


Fig. 7: Cecilia en su madurez.

Bibliografía

1. Barry, Carolina. 'Politically Incorrect: Irish Argentines in the Early Peronist Period'. En: Irish Migration Studies in Latin America, 2005. Disponible en: http://www.irlandeses.org         [ Links ]

2. Barrancos, Dora. Mujeres en la sociedad argentina. Una historia de cinco siglos. Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 2007.         [ Links ]

3. Hanon, Maxine.  Diccionario de Británicos en Buenos Aires (Primera Época). Buenos Aires: Gutten Press, 2005.         [ Links ]

4. Asociación de Enfermería de la Capital Federal (AECAF). "Homenaje a la Dra. Cecilia Grierson", Boletín Diciembre 2005.         [ Links ]

5. Loncarica, Alfredo. Cecilia Grierson: vida y obra de la primera médica argentina. Buenos Aires: Editorial Stilcograf, 1976.         [ Links ]

6. Riviere, Rolando. "Pioneras del Feminismo Argentino". Revista Vea y Lea (Buenos Aires), febrero 1960.         [ Links ]

7. Nari, Marcela. Políticas de maternidad y maternalismo político. Buenos Aires: Editorial Biblos, 2004.         [ Links ]

Creative Commons License Todo el contenido de esta revista, excepto dónde está identificado, está bajo una Licencia Creative Commons