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Revista argentina de radiología

versión On-line ISSN 1852-9992

Rev. argent. radiol. vol.78 no.2 Ciudad Autónoma de Buenos Aires jun. 2014

 

HISTORIA Y HUMANIDADES

¿Por qué es importante estudiar la historia de la medicina?

Why is relevant the study of medicine history?

 

A.E. Buzzi

Capítulo Historia y Humanidades, Sociedad Argentina de Radiología, Buenos Aires, Argentina

Correo electrónico: alfredo.buzzi@diagnosticomedico.com (A.E. Buzzi).

Recibido en mayo de 2014; aceptado en mayo de 2014

 

En esta profesión, la tarea constante es renovar nuestra ciencia y conocimientos sobre ella. Rechazamos las viejas teorías y creencias como si fueran el diario de ayer, para recibir con entusiasmo los nuevos descubrimientos que se generan en los laboratorios y hospitales. Entonces, ¿por qué debemos estudiar la historia de la medicina cuando estamos apremiados por abandonar el pasado como si fuera inadecuado, impreciso e inválido? ¿Hay realmente tiempo y energía para investigar lo rechazado o inefectivo, cuando hay tanto que aprender?

Ronald C. Merrell 1 ofreció 5 razones para estimular a sus estudiantes a utilizar algo de su tiempo para indagar en la historia médica:

1. La primera se fundamenta en que el conocimiento del pasado y el aprendizaje de las lecciones de la historia ayudan a no repetir los mismos errores.

2. La segunda radica en que todos tenemos necesidad de encontrar héroes y fuentes de inspiración en los que apoyar nuestra lucha contra la enfermedad y el sufrimiento. Estos hombres y mujeres heredaron de sus predecesores herramientas, creencias y actitudes, y a partir de ellas, lograron hacer magníficas contribuciones personales para el progreso de la medicina.

3. La tercera estipula que es importante predecir los cambios y rumbos que seguirá la ciencia. Al conectar nuestro pasado con el presente, es posible proyectar, de alguna manera, una línea hacia el futuro, ya que, como establece la geometría, son necesarios 2 puntos para definir una línea, y uno de esos puntos es el pasado.

4. La cuarta se basa en que el estudio de la historia es una lección de humildad. Nuestros predecesores creyeron que estaban haciendo lo mejor, pero nosotros sabemos que nadaron en un océano de errores y prejuicios, y que trabajaron con herramientas limitadas (para nuestros ojos de hoy). En el curso de la carrera médica, en un tiempo de rápida expansión del saber, es inevitable que las prácticas que aprendemos en la facultad y que se han utilizado durante muchos años sean cambiadas y descartadas. Muchos conceptos que incorporamos con dificultad, pronto se probarán erróneos, deberemos asimilar los nuevos y, en ese camino, será inevitable recordar a los pacientes que fueron mal atendidos por nuestro conocimiento defectuoso. Aun así, debemos seguir haciendo con humildad y compromiso lo mejor que podamos con lo mejor que tenemos.

5. Finalmente, la quinta razón plantea que el estudio de la historia afirma los principios fundamentales de la medicina, esos que no cambian, a pesar de los avances científicos, tecnológicos o sociopolíticos. Nuestra profesión tiene una base inmutable en la asistencia, la preocupación por los demás y la curiosidad. Estos pilares son los que han sostenido el progreso y han permitido perdonar nuestras fallas y guiar nuestros objetivos al servicio de la humanidad.

Si bien muchos otros autores han probado con creces la importancia de la historia con distintos argumentos y desde diversas perspectivas, estos 5 motivos son un buen resumen que estimula a mirar el pasado con inquietud y admiración hacia nuestros antecesores. A continuación se justifica y profundiza en cada una de las razones:

1. Primero, ¿es cierto que aquellos que no aprenden las lecciones del pasado están condenados a repetir sus errores? En verdad, hay muchos momentos históricos que necesitamos descartar. Por ejemplo, las fallidas teorías del flogisto, las miasmas, los 5 humores y las supersticiones de muchas culturas han sido abandonadas, así como también deberemos dejar ir todas las teorías carentes de base científica (o no probadas por la razón) que aparezcan. ¿Existe realmente este peligro? Por supuesto que sí. Consideremos los enfoques anticientíficos de muchas medicinas alternativas, falsos curadores, charlatanes, etc. No podemos ir en esa dirección de nuevo.

2. Segundo, ¿podemos encontrar héroes? Yo puedo: Andrés Vesalio enfrentándose a Galeno; William Morton venciendo el dolor con la anestesia; Theodor Billroth abriendo el abdomen para la cirugía; Ignaz Semmelweis convenciendo a sus colegas de que se lavaran las manos; William Gorgas en la selva descubriendo los métodos para erradicar el paludismo y la fiebre amarilla; Werner Forsmann realizando el primer cateterismo y la primera angiografía en su propio cuerpo; Frederick Banting descubriendo la insulina con un pequeño presupuesto y siendo un cirujano ortopédico; René Favaloro desde un laboratorio de la Clínica Cleveland probando que un corazón viejo puede ser renovado si se lo revasculariza. Todos ellos son héroes para mí, y son solo unos pocos elegidos al azar.

3. Tercero, ¿podemos usar la historia para predecir el futuro? De alguna forma, es posible. El conocimiento de la anatomía humana anunció el éxito de la cirugía. La anestesia invitó a la aventura quirúrgica. La bacteriología clamó por antibióticos. Los rayos X incitaron la curiosidad por el interior del cuerpo, ayudando a crear las demás imágenes médicas. ¿Qué hallazgos recientes pronostican nuevos desarrollos para la medicina? Solo por dar pocos ejemplos, el desciframiento del genoma humano puede incentivar a miles de investigadores para que utilicen su conocimiento para entender muchas enfermedades; las imágenes moleculares abren líneas de investigación hacia la medicina personalizada; y la nanotecnología significa que la cirugía mínimamente invasiva puede alcanzar niveles moleculares.

4. Cuarto, ¿hemos aprendido cosas que nos hagan humildes? Nuestros antecesores médicos vieron, inermes, morir a la mitad de los niños antes de los 5 años, a pesar de que fueron grandes eruditos para su época. Hace 50 años, no existían las salas de terapia intensiva ni el bypass coronario. Tampoco se contaba con ecografías, tomografías computadas o resonancias magnéticas. Había alrededor de 4 antibióticos, la viruela no estaba erradicada y la quimioterapia se encontraba en pañales. Sin embargo, los médicos de la década de los sesenta estaban convencidos de estar a la vanguardia de la medicina. Y tenían razón, lo estaban. Ahora bien, si ellos viesen la ciencia en su estado actual, serían humildes al constatar que aquello que calificaban como lo mejor era pobre. Nosotros mismos hemos abandonado y desacreditado lo antiguo, aunque hayamos sentido orgullo por haber sido protagonistas de la introducción de esos procedimientos cuando fueron novedad. Hemos aceptado lo nuevo, no porque era reciente, sino porque el estudio de cada innovación convenció a nuestra mente científica de que era verdad y de que nuestros pacientes podían beneficiarse con ella.

5. Finalmente, ¿hemos encontrado algo invariable en medicina? Por supuesto que sí. Desde los primitivos curadores, los médicos siempre hemos estado ahí para cuidar. Aunque no podamos sanar, nuestra promesa al paciente es servirle incansablemente, ser curiosos y emprendedores en la búsqueda de nuevas formas de ayuda y nunca abandonarlo. Estos compromisos definirán por siempre nuestra profesión, y por ello estudiamos su historia.

Bibliografía

1. Merrell RC. Medicina: historia y ética. Revista de la Universidad del Azuay. 2005;38:11-20.         [ Links ]