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Mora (Buenos Aires)

versão On-line ISSN 1853-001X

Mora (B. Aires) v.14 n.1 Ciudad Autónoma de Buenos Aires jan./jul. 2008

 

RESEÑAS

Femenías, María Luisa. Perfiles del Feminismo Iberoamericano, volumen 3. Buenos Aires, Catálogos, 2007, 280 págs.

Perfiles del Feminismo Iberoamericano es el tercer volumen de la serie iniciada en el 2002 por María Luisa Femenías, quien como compiladora intenta conformar un espacio en el que se puedan repensar los sucesos, las contribuciones teóricas, las luchas pendientes y los modos de organización de los movimientos de mujeres y feministas iberoamericanas. La reflexión de estas cuestiones tiene la particularidad de ser producto de pensadoras y pensadores que, como sostiene Femenías, intentan hacerse cargo en voz propia de sus problemáticas.
     En este tercer volumen, los trabajos se presentan en tres grupos, titulados "Hechos", "Memorias" y "Estrategias". El primero de estos apartados, "Hechos", aporta un ejemplo claro de la necesidad de entender los feminismos latinoamericanos desde sus contextos particulares de conformación. El trabajo que abre esta primera parte corresponde a Juan Francisco Acevedo Godínez. El autor realiza un recorrido por la historia del movimiento feminista peruano, para detenerse en el período contemporáneo como bien lo indica el título: "Breve historia del movimiento feminista peruano contemporáneo" (17- 42). El panorama que enseña el autor, comienza con las primeras agrupaciones femeninas y feministas, las que se englobarían en la denominada primera ola del feminismo peruano. Godínez centra su interés sobre la constitución de la segunda ola y su vigencia contemporánea, logrando mostrar sus distintas etapas a partir de las tensiones ideológicas, los vínculos establecidos con el Estado, las reivindicaciones priorizadas y la transformación de la lógica del movimiento militante a la constitución de una red de organizaciones profesionales feministas.
     A modo de continuación sobre la reflexión del feminismo en países latinoamericanos, Gioconda Espina escribe "Venezuela: un grupo de igualitaristas rodeado por una amplia diversidad" (43-66). El debate actual de las mujeres venezolanas es analizado desde el contexto político, que la autora describe como polarizado entre chavistas y antichavistas. Por esto mismo, esa polarización no permite la articulación de un espacio propio e independiente; no obstante, reconoce un núcleo pequeño (core group) de activistas que viene actuando discontinuamente desde 1936 y que en la actualidad reúne a mujeres cercanas, en mayor o menor medida, al gobierno, constituido en su mayoría por docentes universitarias.
     La primera parte se cierra con el análisis que realiza Helen Safa en relación al aumento de la tasa laboral femenina en América Latina y el Caribe, y su conexión con el capitalismo tardío. "Globalización, desigualdad e incremento de los hogares encabezados por mujeres" (67-89) es un trabajo que pone en evidencia, a través de datos estadísticos, el impacto en los hogares y en la constitución de las familias, de los cambios en la composición de género de la fuerza laboral en la región.
     "Memorias" nos presenta tres trabajos que giran en torno a una perspectiva histórica y situada del feminismo. Se trata, por sobre todo, de reconstruir el pasado a partir del presente en vistas a su superación.
     En "División sexual del trabajo militante: reflexiones en base a la participación de las mujeres en el proceso revolucionario en El Salvador (1981-1992)" (93-122), se presenta la lucha de las mujeres en su desarrollo temporal, recalcando que en cada etapa no logran desempeñar las posiciones importantes, que le son reservadas a los varones. Jules Falquet nos muestra, así, que la división sexual del trabajo no es un fenómeno propio de los tiempos de paz, sino que hay una continuidad: y si bien en la guerra muchas cosas cambian, no así la opresión a la mujer. La autora es cautelosa en el momento de generalizar sus conclusiones y sólo habla de El Salvador, pero queda abierta la posibilidad de pensar en otras áreas de Latinoamérica situaciones semejantes.
     "Identidades de género: fisuras y amalgamas en el imaginario cultural chileno (Del 60 al 90)" (123-138) propone dos imágenes de la mujer situadas en distintos períodos históricos. En la primera, ésta se nos muestra organizada y ordenada en torno a la maternidad. Aunque hay variantes en relación al modo en que se la piensa. Por un lado, se la reduce al silencio y a la sumisión donde la palabra sólo ilumina si le sirve al varón al que acompaña y, por otro lado, se comienzan a vislumbrar gestos que hacen valer su propia autonomía. En una segunda, la mujer irrumpe en el espacio público y asume, así, un rol protagónico que antes no tenía, el modelo de la mujer ejecutiva. La mujer que gana espacios en la empresa y es capaz de asumir roles de liderazgo. Sonia Montecino Aguirre, sin embargo, advierte una sobrecarga de tareas: la mujer ejecutiva no ha podido desprenderse de la esfera privada y su nuevo protagonismo en lo público se encuentra subordinado a la tutela del varón.
     En "El placer del simulacro: feminismo y transmodernidad" (139-160) se hace evidente el movimiento constante del curso de los acontecimientos sociales y culturales, es decir, la dimensión humana no se comprende si no es a la luz de un devenir que se despliega de acuerdo a una lógica inherente a cada situación. Rosa María Rodríguez Magda pone ante nosotros, de una manera sintética, pero no menos rica de contenido, el pasaje de la modernidad a la posmodernidad y a su vez el giro de ésta hacia la transmodernidad. La transmodernidad engloba todo lo anterior, pero a la vez traspasa sus límites. Sin embargo, la autora se cuida de no postular esta síntesis superadora como una etapa de mayor perfección que las anteriores. El feminismo tiene que ser sensible a este devenir y la autora nos propone un feminismo transmoderno en el cual, sin perder de vista las pretensiones universalistas, también se contemplen las situaciones específicas.
     El último grupo de trabajos, "Estrategias", puede ser considerado un ámbito privilegiado de la intervención social a nivel de la acción efectiva sobre el mundo, pero también como un modo de hacer visible aquello que el sistema patriarcal pretende mantener relegado a un segundo plano. En "Los aportes de las afrodescendientes a la teoría y práctica feminista: desuniversalizando el sujeto mujer" (169-190), queda claro que el feminismo negro, sea anglosajón o latinoamericano, se encargó de mostrar que la categoría mujer está atravesada por múltiples ejes donde cada uno de ellos implica un tipo especial de opresión. La raza, la clase, la opción sexual, son algunos de los múltiples cruzamientos que conmueven la categoría mujer. Organizar movimientos feministas que en su práctica cotidiana enfrenten al patriarcado en estos planos resulta imprescindible. El feminismo negro comprende que no se puede combatir al patriarcado solamente en el plano del sexismo, porque éste es sólo un orden en donde la opresión patriarcal se manifiesta, pero no el único. Ochy Curiel enseña, así, que el feminismo negro tiene el mérito de ser uno de los movimientos que muestran que las mujeres negras, están sujetas a múltiples opresiones e incluyendo, claro está, a las opresiones que las mujeres blancas ejercían sobre ellas.
     En "El Edipo brasileño: la doble negación de género y raza" (191-222) Rita Laura Segato retoma los aportes realizados desde la etnografía clásica en torno al análisis de las paternidades, para aplicarla a la reflexión de las maternidades brasileñas. De esta manera, pone en relieve la diferenciación entre la madre biológica y la niñera; entre la madre blanca y la ama-de-leche negra. La autora se pregunta por qué la figura de las niñeras esclavas que amamantaban y cuidaban a los niños blancos desde la época de la Colonia, se traduce en una ausencia de inscripción en el texto académico y en la memoria nacional, contrariamente a lo que ocurre con la simbología religiosa afro-brasileña. También reflexiona en relación a la violencia y al racismo ejercido sobre las amas, conjuntamente con la negación de la madre negra, excluida de la historia de Brasil.
     "Cuerpos construidos: superficies de significación, procesos de subjetivación" (223-250) muestra una posible manera de abordar la problemática de la mujer a través del cuerpo. Se comprende que el cuerpo de mujer está más lejos de ser un dato de la biología que un proceso de construcción discursiva ligado a la circulación del poder. Tania Navarro Swain indica que el cuerpo de mujer es, ante todo, una construcción donde el patriarcado se ha asentado en virtud de tomar las marcas diferenciales valorizadas jerárquicamente. Los mecanismos por los cuales el sistema patriarcal degrada el cuerpo de la mujer, no obedecen a las leyes de la biología, sino a las propias del poder que se ejerce por vía discursiva.
     "Estrategias" es una puerta que se abre para imaginar una práctica eficaz en un contexto adverso. Y el libro mismo puede ser imaginado como un ámbito de exploración no sólo en vistas a una práctica, sino a la vez, en razón de alcanzar una explicación de hechos que durante siglos han sido eclipsados. Perfiles del Feminismo Iberoamericano, una vez más, defiende la necesidad de construir conocimiento situado y de mostrar que el feminismo no es uno y homogéneo. Las múltiples perspectivas, historias, estrategias, que en el libro se encuentran son producto de los perfiles que el feminismo presenta en América Latina.

Rolando Casale y María Silvana Sciortino

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