LA CAJA FEMINISTA

La Revista Mora abre esta nueva sección para dar lugar en cada número a un recorrido, un trazado de perfiles de mujeres, una recuperación de documentos, textos, episodios biográficos, manifiestos políticos y, en general, aquellos discursos fragmentarios o no que nos llegan del pasado. Un archivo móvil, que guarde el eco potente y flexible que pueda dar lugar a posibles interpretaciones.

      La metáfora de la caja de herramientas que Wittgenstein creó para establecer analogías entre las funciones de los objetos y las palabras, y dejar por sentado que la idea de uso y de juego alcanzaba a ambos y a los sujetos que las manipularan, también le es afín. Como los gabinetes renacentistas que albergaban rarezas, las cajas vanguardistas e incluso los boite-en-valise de Duchamp que introducían una vuelta de tuerca sobre la obra del artista, "La caja feminista" dejará ver aquellos universos desechados por las miradas androcéntricas y, tal vez, ahora revelados en detalles." un aura que ha sabido aprovechar la transparencia que le es propia para iluminar zonas que nadie advertía", según palabras de la escritora Tununa Mercado en el texto final de su libro Canon de alcoba. A Mercado le debe "La caja feminista" un quantum de inspiración, ya que su "caja de escritura", que imaginó y rodeó en otro de sus libros, La letra de lo mínimo, conforma una imagen que permite no solo entradas y salidas sino una reflexión múltiple sobre sus salientes, sus vértices o murallas.

      La primera de las incursiones aporta un homenaje de acuerdo con la idea de que las tareas que ha encarado el feminismo a lo largo de los años han sido muchas y de variado tipo. Entre ellas, podemos subrayar la importancia de la deconstrucción de los modelos androcéntricos y/o patriarcales que abre un inmenso espacio aún en exploración en todas las áreas del saber, y de la que la historia de la ciencia no queda exenta. En efecto, una de las vertientes de esta tarea es la revisión de ese pasado y la recuperación de los nombres femeninos olvidados o invisibilizados que contribuyeron a su desarrollo. En general, el colectivo femenino ha acogido con entusiasmo esa iniciativa que cuenta, además, con la colaboración de muchos varones, cuya clara conciencia de la presencia activa de las mujeres en las diversas ciencias choca con el escaso reconocimiento que se les brinda. La regla general ha sido -como muy bien lo dejan en claro los acápites de Jorge Noberto Cornejo en el artículo que sigue- la desconfianza, la rareza, la envidia y el olvido. Este artículo rinde justo homenaje a Rebeca Gerschman, pero al hacerlo, invita además a que mucho/as otras/os se sumen a la tarea de revisar los caminos olvidados de la ciencia, de la filosofía, de las artes, donde, sin duda, se encontrará la nutrida participación de muchas mujeres.