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Mora (Buenos Aires)

versión On-line ISSN 1853-001X

Mora (B. Aires) vol.16 no.1 Ciudad Autónoma de Buenos Aires ene./jul. 2010

 

RESEÑAS

Polit Dueñas, Gabriela (2008), Cosas de hombres. Escritores y caudillos en la literatura latinoamericana del siglo XX, Buenos Aires, Beatriz Viterbo Ed., 224 págs.

Después de las guerras de independencia en Latinoamérica emerge la figura del caudillo, que desempeñó un papel fundamental en la transformación y organización de las políticas modernas. La representación del poder del caudillo latinoamericano constituye la influencia acaecida no sólo en la estructura política y social sino también en la literaria.
     En su trabajo Cosas de hombres, la autora propone realizar un recorrido crítico a través de un profundo análisis acerca de cómo, en las novelas sobre caudillos, la estética de lo masculino naturaliza la construcción de un ideal de identidad en la literatura y concibe un ideal masculino en la creación literaria misma.
     A diferencia de cómo lo han venido haciendo las posturas críticas literarias contemporáneas, que atrapadas por el poder seductor de la representación del caudillo, reproducían las omisiones irreparables de los legados patriarcales, Polit Dueñas inaugura una investigación centrada en la relevancia política, estética y social que supone el caudillo intentando recuperar una historia nunca narrada aún. Esta obra constitutiva busca contribuir a la elaboración de una teoría crítica sobre cómo se construyó la masculinidad en las novelas de caudillo como elemento estético que refuerza la hegemonía  patriarcal y de clase. Advierte entonces, cómo el sistema dominante solidifica la diferencia entre los géneros y propicia la estetización de la violencia que se gesta y reproduce en la literatura.
     Aparecen como problemáticas claves de lectura la interrelación del caudillo con el escritor, la naturalización del las representaciones de poder masculino por medio del género, la masculinidad como forjadora de conductas identitarias machistas, clasistas y hegemónicas que resultan un excelente hilo conductor en su ensayo convirtiéndolo en un aporte relevante de la crítica.
     En la introducción se argumentan los conceptos que se desarrollarán luego a lo largo de la obra, la autora diseña un campo de líneas teóricas a partir de cuestiones que atraviesan el corpus de novelas seleccionadas. Contextualiza los trabajos en el marco de problemáticas específicas ocurridas en América latina desde el inicio del cruce de las categorías de masculinidad e identidad. Señala que en estas novelas los protagonistas no son sólo los caudillos sino también lo son los escritores que les dan vida a éstos "porque para ambos la masculinidad se construye en la literatura" (pág. 13) encarnando prácticas políticas, sociales y discursivas. También nos advierte sobre su tesis principal: cómo la masculinidad se representa en el elemento estético hegemónico, cómo se naturaliza la representación del poder del caudillo mediante el género como representación de un estereotipo dominante y las codificaciones de la violencia a su alrededor. Lo novedoso de su obra, además es que incorpora en este trabajo la categoría de género dado que es indispensable para pensar la construcción de la  masculinidad de los caudillos en relación con la esfera política y la puesta estética. Es decir, cómo desde una lectura que reflexiona desde el género se observa  una literatura productora de estereotipos caudillistas y cómo es necesaria la figura de autor para constituirlos y constituirse; caudillo y escritor se suponen mutuamente, son el uno con el otro. Entre ellos se establece  un "contrapunteo delicioso" (pág. 42); así lo expresa Alejo Carpentier mientras preguntaba dónde quedaba la tumba de Porfirio Díaz.
     El desafío mayor que enfrenta Polit Dueñas, ante la amplísima bibliografía crítica de caudillos existente, es descifrar aquello que se constituyó en un sólido canon crítico y literario, poder deconstruir  el discurso hegemónico y visibilizar las relaciones entre literatura y política ya que la primera ancla el arquetipo de masculinidad basado en la representación del caudillo como un personaje oscuro, grotesco, manipulador, poderoso y seductor simultáneamente.
     Polit Dueñas  plantea una cartografía narrativa para su investigación que articula en tres partes, cada una con un abordaje diferente. Cabe señalar que el conjunto aquí analizado, de ninguna manera es concebido como una muestra panorámica que agota las posibilidades de constituir un canon cerrado sino que permite abrir y operar sobre un viejo corpus anquilosado en una estructura dominante y sexista.  En la primera parte reúne las novelas que utilizan como estrategia de escritura la toma de distancia del personaje, el caudillo es conformado desde narradores en tercera persona que le dan volumen y perspectiva. Para el estudio de este primer grupo trabaja por un lado, con las lecturas de Fin de Fiesta (1958) y El incendio y las vísperas (1964) de la autora argentina Beatriz Guido donde se manifiesta la vinculación del espacio político con el territorio a partir de la construcción de sus personajes varones. Sobre todo a través de un adolescente que se forja en la masculinidad adulta mientras se consolida en el poder político. Y por el otro, con Los recuerdos del porvenir (1963) de la mexicana Elena Garro. Las tres novelas en diálogo permanente con otras ficciones narrativas fundacionales incluidas en este primer grupo. En estos capítulos se señala la manera en que Elena Garro desestabiliza la clásica división de los espacios públicos y privados y de así,  además le da importancia a sus personajes femeninos.
     En la segunda parte investiga la obra de Sergio Ramírez, Adiós muchachos (1999) y Margarita, está linda la mar (1998)  donde resaltará cómo se narra desde dentro del personaje,  cómo prevalece el carisma del caudillo como así también la pasión por el poder. Y pone de relieve la fuerte identificación y relación del escritor con la política a la hora de representar el poder del caudillo y su personalidad.
     En último lugar, en la tercera parte el enfoque se centra en la novela del peruano Mario Vargas Llosa, La fiesta del chivo, publicada en el año 2000, donde se relatan las atrocidades cometidas por Trujillo en Panamá. En este tercer grupo Polit Dueñas reflexiona sobre  las características del tirano, el cuestionamiento del poder en relación con la política  y nuevamente la distancia que toma el escritor de esta figura, sin olvidar que éste asumió una carrera política en Perú. Si bien Vargas Llosa intenta en esta novela  darle protagonismo a los personajes femeninos, construirlos con cierta autonomía reflejada en este caso,  a través del personaje de Urania, Polit Dueñas demuestra que esto es sólo un camuflaje ya que las mujeres terminan cumpliendo el viejo papel correspondiente al binarismo sexogenérico hegemónico, sus personajes son mujeres abnegadas, sufrientes, revolucionarias castigadas, son las que pagan el alto precio por sublevarse.
     En el final de la obra la autora concluye con inquietantes reflexiones acerca de la problemática del caudillo, el escritor y el lugar que ocupa la masculinidad y su construcción.   Condensa la figura caudillo como un sujeto de deseo y un objeto de placer, franqueado por la escritura y refractado en el escritor que lo compone.
     En este trabajo se subraya que las tradicionales novelas de caudillos no toman en cuenta la dominación mediante  la diferencia de género como parte del plano político, sino que las particularidades del tirano son constituidas como atributos de la masculinidad en general.
     Finalmente, sostiene apenada que el análisis de la narrativa de caudillos sigue vigente porque aún en la actualidad algunos políticos se asumen como caudillos y hacen de su masculinidad una estética performativa peligrosa. Por eso formula una revisión del canon desde su sagaz estudio sobre esta problemática.
     Los logros y la seriedad de esta obra comprometen a repensar los temas que vinculan el pasado, el presente y el futuro  latinoamericano en relación con un compromiso ético, político y estético. "Por eso, mientras los caudillos de ficción sigan siendo personajes a través de los cuales se reproduzcan estereotipos, hay que mirar con sospecha el lugar central de las novelas de caudillo en el canon latinoamericano" (pág. 202).

Paula Daniela Bianchi

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