SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.16 número2Realidades y Coyunturas del Aborto: Entre el derecho y la necesidadSe trata de nosotras: La trata de mujeres y niñas con fines de explotación sexual índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

  • No hay articulos citadosCitado por SciELO

Links relacionados

  • No hay articulos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Mora (Buenos Aires)

versión On-line ISSN 1853-001X

Mora (B. Aires) vol.16 no.2 Ciudad Autónoma de Buenos Aires jul./dic. 2010

 

RESEÑAS

AA.VV. Biopolítica,Buenos Aires, Ediciones Ají de Pollo, 2007, 141 págs.

Biopolítica reúne una serie de artículos que, a partir del ensayo "Biopolítica del género" de Beatriz Preciado, que aparece al comienzo del libro, despliegan un debate en torno a los dispositivos de control y tecnologías sobre los cuerpos. El trabajo de Preciado confronta las teorías sobre la sexualidad y el género de Michel Foucault y Judith Butler, a partir de la lectura del caso Àgnes (una hermafrodita que se convierte en tal a partir de la ingesta de hormonas, para luego recibir una intervención quirúrgica que la transformará sexualmente sin tener que pasar por los exámenes psiquiátricos y legales de la transexualidad). En primer lugar, Preciado sostiene que, a partir de la segunda guerra mundial, se produce una serie de transformaciones tecnológicas que implican la emergencia de una tercera episteme, la posmoneysta -cuestión que Foucault no plantea-, que supone el nacimiento de un tercer régimen de la sexualidad, a partir de la creación de la categoría de género por parte del Doctor John Money "cuyo poder discursivo sobre la sexualidad reemplazará al de Kraft-Ebing y al de Freud" (pág. 20). Dicha categoría, señala Preciado, pertenece al discurso médico de fines de los años 40 cuando, durante la guerra fría, Estados Unidos promueve la investigación sobre el sexo y la sexualidad.
     La noción de género propuesta por Money supone una suerte de "plasticidad tecnológica" de la sexualidad, al considerarla dentro de una "economía de la construcción" (pág. 23), en oposición a las técnicas normativas del cuerpo de los dispositivos disciplinarios del siglo xix; es decir, se produce una suerte de ruptura en la formulación de la normalidad (naturaleza) o desvío del sexo. Al mismo tiempo, dicha ruptura no supone el pasaje de un modelo definido de la sexualidad a otro, sino la superposición de diferentes estratos o de diversos modelos (textuales, informáticos, bioquímicos, como plantea Donna Haraway) sobre un cuerpo. Esas diversas técnicas de producción darán como resultado un tecno-cuerpo, un cyborg, una interface tecno-orgánica en donde la subjetividad se articula en tensión con esos códigos.
     Esta nueva concepción de lo corporal supone un subjetividad que se articula entonces de manera activa, no solo atravesada por los flujos informáticos, químicos o las manipulaciones tecnológicas, sino también decidiendo cómo reabsorber esos códigos o vulnerarlos, y cómo construir otros relatos biopolíticos sobre el cuerpo. Este es, según Preciado, el caso de Àgnes, quien muy concientemente diseña una estrategia: tomar estrógenos para hacerse pasar por hermafrodita -cuestión que confiesa luego de la intervención- y conseguir así la operación de sus órganos genitales. Por esa misma razón, Preciado también introduce una crítica al concepto de performance de género establecido por Butler, porque no da cuenta de los "procesos biotecnológicos que hacen que determinadas perfomances 'pasen' por naturales y otras, en cambio, no" (pág. 31). Además, plantea Preciado, a partir del uso masivo de la pastilla anticonceptiva, la mujer biológica heterosexual estadounidense es también un cyborg, ya que la píldora es una técnica de producción de género y, como tal, configura ficciones biopolíticas que se integran a las instituciones y a los discursos del estado-nación: "Estos artefactos biopolíticos segregan narraciones que pueden citarse, recitarse y, sin duda, también citarse mal" (pág. 37).
     Bajo estas mismas coordenadas teóricas, el grupo Fugitivas del desierto, en "Practicas ficcionales para una política bastarda. La tecno-lesbiana", considera al cuerpo como una topografía que puede ser disidente. Si, en un primer momento, el universo cosmético, quirúrgico y químico de producción del género aparecía como amenazante para la configuración de otro imaginario diferente al femenino, luego se consideró que había que rever las prácticas tecno-genéricas imperantes en esta época. Estas actúan como una gran maquinaria de materiales sintéticos que van "desde el caucho a la silicona", en un contexto socio-cultural y político articulado por la publicidad y la imagen, la arquitectura, la fragmentación de los espacios, la división de los cuerpos, etc. Dentro de este complejo entramado corporal, ellas se proponen la inscripción del cuerpo lésbico (desplazamiento que va de la bio-mujer a la tecno-lesbiana) como una práctica que supone una "histerectomía textual" que desplaza la centralidad de la gavina, órgano que instituye al sexo femenino: "Es el rechazo no del órgano, si no de la economía política de constitución del cuerpo moderno 'femenino'" (pág. 62). Dicha operación lleva, a su vez, a una modificación de la sensibilidad y la sociabilidad. Pero la propuesta del grupo no es puramente teórica, sino especialmente política, ya que para lograr esa inscripción de una topografía corporal disidente es necesaria la puesta en práctica de un tipo de alfabetización que permita el consumo activo de la biotecnología.
     También en el caso de "Biopolítica, tecnología en red y subversión" de Felipe Rivas San Martín, se plantea la necesidad de reformas políticas más generales que contemplen estas reformulaciones del género o -como plantea siguiendo a Haraway- del posgénero, entendido no como una superación del género, sino como "multiplicación subversiva de las expresiones binómicas del género" (pág. 93). Pero si bien, por un lado, Rivas retoma las críticas que realiza Preciado a Foucault y Butler, por el otro se distancia de la autora al subrayar que el caso Àgnes finalmente se convierte en un modelo cosificado, puesto que ha sido absorbido por los dispositivos discursivos de la academia. Esta institución, además, no permite en su propia interioridad la circulación de subjetividades inter o transsexuales, al mismo tiempo que siente una particular atracción por las otras identidades y los cuerpos periféricos (pág. 95).
     Como plantea, a su vez, Mauro Cabral en "Salvar las distancias": "En 'Biopolíticas del Género', como en tantos otros textos queer, está muy claro que su producción y consumo académico depende constitutivamente, una vez más, de la distinción institucionalizada entre la localización sistémica de quien rubrica el texto y la de quienes solo circulamos en ese espacio como historias de vida, cuerpos desnudos, cuerpos en parte, ejemplos, carne, casos testigos" (pág. 136).Es decir, importa siempre desde dónde y cómo se habla; o sea, cuáles son las condiciones materiales y simbólicas que hacen posibles determinados discursos y actuaciones.
     En este sentido, también la propia lectura de Preciado sobre las prácticas de apropiación de la sexualidad llevada por Àgnes son puestas en duda por Amalia Fischer, en su intervención "De dudas, diálogo y preguntas sobre Àgnes biodrag y una insurrección de saberes": ¿Por qué suponer que su actuación es subversiva y no considerar que -atrapada en un modelo heterosexual- su objetivo es alcanzar un ideal femenino para agradar a su macho? (pág. 115). En definitiva, Rivas dice, por su lado, que "no existe un lugar subversivo 'a priori', como tampoco existen experiencias que demuestren haber hecho estallar el sistema -o las lógicas del sistema heterosexual- total o parcialmente" (pág. 99). Como postula, a su vez, Cabral, tampoco se trata de que un determinado tipo de subjetividad o determinada práctica de la subjetividad garantice el resquebrajamiento de la maquinaria biopolítica. No se trata de que únicamente una subjetividad trans o intersexual encarne y lleve adelante su propio discurso, sino que se debería trabajar constantemente para que la colectivización de determinado tipo de experiencia no se convierta en un discurso naturalizado.
     Como hemos visto, los textos que se presentan en este libro nos obligan a repensar nociones importantes con las que diariamente trabajamos en nuestras investigaciones y que muchas veces hemos también naturalizado. En este punto, me parece central la postulación de Preciado de una tercera espisteme, porque nos lleva a reconsiderar algunos presupuestos con los que la teoría ha venido trabajando. En este sentido, este libro se inscribe en los debates teóricos y filosóficos actuales sobre la formulación de lo poshumano. El debate generado por este libro se inscribe, entonces, en la tensión que supone dos líneas antagónicas: por un lado, la que plantea una suerte de pesimismo frankfuerteano que considera a la máquina de la carne y de la información colonizando todo vestigio de libertad y, por otro lado, aquella que considera al régimen biopolítico como plausible de lograr reformas positivas en la vida social.

Isabel Quintana

Creative Commons License Todo el contenido de esta revista, excepto dónde está identificado, está bajo una Licencia Creative Commons