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Mora (Buenos Aires)

versão On-line ISSN 1853-001X

Mora (B. Aires) vol.19 no.2 Ciudad Autónoma de Buenos Aires jul./dez. 2013

 

RESEÑAS

Amícola, José (coord.). Un corte de género. Mito y fantasía, Buenos Aires, Biblos, 2011, 227 pp.

 

Al leer el título del libro coordinado por José Amícola me preguntaba qué significa este "corte de género"; y al leer los nueve trabajos que allí se incluyen, me atrevería a decir que se trata de una incisión sobre el cuerpo de dos categorías que atraviesan de algún modo, desde el fondo de los tiempos, toda producción simbólica; dos categorías densas, sobre las cuales se han escrito abundantes bibliotecas y que están en el origen y son la base de la capacidad humana de representar y representarse, a través de diferentes lenguajes: el mito y la fantasía.

La incisión de género viene aquí a reconfigurar, a recortar, a provocar una mirada novedosa sobre esas antiguas columnas, y lo que resulta echa nueva luz sobre los modos de entender las relaciones, nada menos que entre lenguaje, identidad y deseo. Y diría que eso es lo que permite reunir los análisis que se ocupan de un corpus por lo pronto heterogéneo. Quisiera referirme un poco a este aspecto, hay dos sectores bien definidos: uno de ellos literario y el otro cinematográfico.

En el caso del primero, comprende varias novelas argentinas, una española,  un libro de crónicas chileno, y una colección de ensayos periodísticos. Las fechas de publicación van de 1979 (Pubis angelical de Manuel Puig) hasta 2003 (El país del viento de Sylvia Iparraguirre).

En todos estos trabajos se lee desde una perspectiva de género la inscripción literaria del mito y de la fantasía,  y esa lectura resulta altamente productiva; se exploran allí nuevos mitos que abarcan desde la clonación hasta las intervenciones tecnológicas sobre los cuerpos, lo que Beatriz Preciado ha llamado "la incorporación prostética"; los mitos modernos que la posmodernidad vuelve a narrar en la ciencia ficción para generar alternativas políticas -sobre todo en lo que respecta a la estructura patriarcal de la sociedad-; o bien se analiza la reescritura de mitos nacionales ya coagulados en "ficciones orientadoras", como las denomina Nicolás Shumway, y que hablan de la civilización y la barbarie, de moros y cristianos en la versión peninsular de esta dicotomía, de la frontera, de la otredad; mitos que han borrado, silenciado y excluido a quienes quedaron del otro lado, a la intemperie, sin palabras. Se trata, entonces, como afirma una de las autoras, "de registrar las estrategias textuales que dan cuenta de cómo se pueden resignificar los mitos que participan de un imaginario instituido, para reformularlos y construir un imaginario instituyente" (p. 77).

Mi lectura particular  ha reagrupado los ensayos según ciertas líneas que van articulando obras y miradas.

Hay dos trabajos que examinan temas y figuras clásicas de la mitología: por un lado, Mariano García trabaja sobre el tópico de la metamorfosis y examina su reelaboración en textos literarios recientes, en los que la transformación consiste en un cambio de sexo o de género, para concluir finalmente en el análisis de El perseguido, novela de Daniel Guebel de 2001. En este abordaje, García nos recuerda la relación estrecha que guarda la figura de la metamorfosis con la "ilusión de la identidad", lo cual le permite leer algunos sentidos novedosos de la nueva utilización del tópico, que oscila entre el descentramiento absoluto del sujeto posmoderno y una esencia identitaria inmutable, postulados en la novela de Guebel. 

Por el otro, Ignacio Lucia aborda la tradicional figura de las amazonas en La guerre des pédés (1982) de Copi quien las incorpora a su ficción para imaginar un mundo utópico donde el género dejaría  de estar predeterminado por las oposiciones binarias y donde se llegaría a un estado de "androginia" generalizado; la imagen de la amazona se opone aquí dialécticamente a un modelo de sexualidad restrictivo, y sugiere por ese contraste desfamiliarizador, un modo de repensar los modelos de homo o de heterosexualidad.

Una propuesta utópica similar, sería la que pone en evidencia Roberto Lépori al releer Pubis angelical  para  rastrear las imbricaciones que en esta novela de Puig se producen entre la ciencia ficción y el género; la utopía, en este caso, estaría encarnada en una mujer ángel que vendría a representar un nuevo tipo de identidad que impulsa a una sexualidad  libre basada en la abolición de las categorías de la matriz heterosexual que aloja como su otra faz, la homosexualidad. Vemos cómo ambas propuestas anticipan una temática pos-identitaria que unos años más tarde la teoría vendría a explicitar.

Adriana Goicochea, por su parte, aborda el cruce entre mito, literatura y género en Kalpa imperial de Angélica Gorodischer y en dos cuentos de Sylvia Iparraguire: "En el sur del mundo" y "El boheme". Allí explora la ruptura de estereotipos tradicionales de la mujer y la inversión de los mitos heroicos. Se trata de relatos que desarticulan la violencia por medio de figuras femeninas que salen del ámbito doméstico y privado para ubicarse en la esfera pública y constituirse en un sujeto político.

Adriana V. Bonatto analiza la novela de Rosa Montero La hija del caníbal de 1997, y pone en evidencia un diálogo particular no solo con los mitos de la memoria histórica española sino también con los géneros literarios de la novela policial negra y la novela histórica autobiográfica. Además, plantea un cruce entre el género policial negro como conjunto más o menos estable de normas, por un lado, y por el otro, el deseo de un sujeto femenino, devenido en detective, tradicionalmente ajeno a este sistema, en el que ese sujeto aparecía siempre como un Otro amenazante: femme fatale o "Eva maltratada". Su hipótesis plantea que esos modelos narrativos aparecen como un marco de inteligibilidad insuficiente para la narración en primera persona de la protagonista de la novela y su compañero de aventuras, cuyas voces han quedado fuera del registro de lo audible en la historia española.

Dentro del corpus abordado hay un libro de crónicas, se trata del libro de Pedro Lemebel De perlas y cicatrices, recopilación de sus crónicas radiales. Susana Rosano se interesa por la inestabilidad genérica que permite la aparición de discursos históricamente reprimidos, como el de las locas. El escritor chileno hace coincidir una escritura del deseo y la errancia maricona con la crítica a la dictadura y la transición democrática en Chile. Por este cruce particular sus crónicas serían un verdadero lugar de resistencia en el que diversas mitologías vienen a ser reescritas para hacer estallar el cuerpo  viril de la nación.

Como último ensayo de este sector del corpus literario, se encuentra el trabajo de Adrián Ferrero en el que analiza el "desembarco" del libro Mitologías de Roland Barthes en el campo intelectual argentino, y en especial en la obra de Beatriz Sarlo Instantáneas, recopilación de artículos publicados previamente en la prensa periódica. Para Ferrero, Sarlo encuentra en Barthes algunos de sus problemas y los recibe desde un espacio de magisterio, pero también de cuestionamiento de esas bases metodológicas y las aplica a fenómenos  afines pero radicalmente distintos.

En el caso del segundo sector del corpus, se puede encontrar una mayor homogeneidad, y no digo esto como crítica sino como una mera constatación que permitiría, en todo caso, pensar la atención sostenida que la crítica viene dispensando a  una zona particular de la producción fílmica nacional. Los dos artículos que abordan el análisis de películas recortan su objeto en lo que podemos llamar el "nuevo cine argentino de realizadoras" cuyas obras se estrenan en  la primera década del este siglo: me refiero a Albertina Carri, Lucrecia Martel, Lucía Puenzo y Julia Somolonoff. Hay una pregunta que atraviesa las reflexiones en los dos trabajos y que se podría formular del siguiente modo: ¿Cómo representar el deseo en el cine?, ¿es representable? Tal vez lo que une a todas estas películas es cierto malestar que se instala como trasfondo y que remite a lo inefable, a obscuros objetos de deseo que se convierten en agujeros negros.

Por un lado, en su trabajo Isabel Quintana rastrea fantasías ideológicas de integración y de exclusión en La niña santa (2004) y La mujer sin cabeza (2008), ambas de Lucrecia Martel; y en La rabia (2008) y Urgente (2007) de Albertina Carri, fantasías que llenan un vacío en relación con la otredad, ya sea de género, de clase o de raza. Por el otro, María José Punte al analizar en su ensayo La ciénaga  (2001) y La niña santa (2004) de Lucrecia Martel,  XXY (2007) y El niño pez (2009) de Lucía Puenzo, El último verano de la Boyita (2009) de Julia Somolonoff  y Géminis (2005) de Albertina Carri resalta, siguiendo a Judith Butler,  la función positiva que se le puede adjudicar a la fantasía, en este caso plasmada en el discurso cinematográfico, cuyo trabajo sería postular un abanico de posibilidades que se instalan más allá de la norma. O incluso un futuro diferente para la norma misma. La fantasía implicaría entonces tomar como punto de partida al cuerpo para producir una articulación que no se sienta constreñida por la morfología humana normativa. Butler, nos recuerda Punte, recurre a la figura mítica de Antígona en una nueva interpretación de su significado que abre perspectivas para una mirada queer de la cultura y para la temática del deseo.

A partir de la lectura de los dos trabajos, queda en claro que en el cine de esta nueva generación de realizadoras, emergen personajes que vienen a problematizar los procesos de construcción social de la normalidad: intersexuales, adolescentes, niños y niñas que vienen a testimoniar desde un espacio omitido por las formas instituidas de la organización familiar.

Pero esta reflexión también sería aplicable a los otros trabajos: si hay algo que permite sacar a la luz esta incisión de género en la materia mítica y fantástica que propone el libro, es precisamente los modos en que la literatura y el cine pueden horadar el malestar que nuestras sociedades contemporáneas han incubado al estrechar la formas en que el deseo puede ser encarnado y representado, y las formas en que una mitología puede mudar o una fantasía estallar con la promesa de un mundo menos sombrío y más luminoso.

José Maristany

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