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Mora (Buenos Aires)

versão On-line ISSN 1853-001X

Mora (B. Aires) vol.21 no.2 Ciudad Autónoma de Buenos Aires dez. 2015

 

DOSSIER: TERESA DE LAURETIS EN BUENOS AIRES

Presentación

 

Laura Arnés y Nora Domínguez

En el siglo xx, el pensamiento feminista fue fundamental al momento de crear nuevas epistemologías o forjar metáforas creativas y potenciadoras que imaginarán realidades socio-sexuales menos regulatorias. Se convirtió en una fuente de discursos y prácticas tan vital y transformadora que sigue generando auténticos mojones de reflexión para nuevos debates, desvíos y valiosos desacuerdos. Del mismo modo, la teoría gay y lesbiana y los estudios de género y queer fueron imprescindibles no sólo para interpelar el heterosexismo de los sistemas de pensamiento de las diferentes disciplinas, sino para abrir un espacio de reflexión que se caracteriza por problematizar tradiciones y genealogías. Y, sin lugar a dudas, Teresa de Lauretis es una de las figuras que integra el repertorio de nombres centrales de este campo de pensamiento.

Una traducción temprana de "La esencia del triángulo o tomarse en serio el riesgo del esencialismo: teoría feminista en Italia, los EE.UU. y Gran Bretaña" en Debate Feminista (1990) inicia la circulación de sus textos en nuestro medio, pautando tendencia en las discusiones feministas que se darían de ahí en adelante. A ese texto, escrito en la década de 1980, rápidamente lo siguieron Alicia ya no (1992), "Volver a pensar el cine femenino. Teoría y estética feminista" en Feminaria (1993), "La retórica de la violencia" en Travesías (1994) y "La tecnología del género" en Mora (1996). Sin embargo, llama la atención que sus textos posteriores, en especial los relativos al lesbianismo y las sexualidades disidentes, no fueron traducidos al español.

Finalmente, después de larga espera, el 29 de abril del 2014, de Lauretis brindó una conferencia titulada "Género y teoría queer" en el Centro de la Cooperación de la Ciudad de Buenos Aires, organizada por esta institución, el Departamento de Sociología de la Facultad de Ciencias Sociales (uba) y el Instituto Interdisciplinario de Estudios de Género de la Facultad de Filosofía y Letras (uba), el evento fue parte de un recorrido que incluyó algunas otras ciudades del Cono Sur: Valdivia (Chile), Córdoba y Santa Fe (Argentina).

Este "Dossier", dedicado a su presentación, continúa con la estrategia editorial de difundir en nuestro idioma aportes y discusiones teóricas relevantes. Para ello, se decidió exponer bajo la forma de un diálogo de escrituras el artículo de de Lauretis acompañado por otros pertenecientes a tres intelectuales y/o activistas latinoamericanos que fueron invitados a debatir desde diferentes perspectivas. La selección presupone una puesta al día de núcleos teóricos centrales y refleja la complejidad de algunas de las actuales posiciones y entramados de la teoría. El conjunto se dispone, así, como una muestra de las posibles derivas (conceptuales, políticas, disciplinares) de un pensamiento, sin duda, polémico e inspirador. Situados entre dispositivos teóricos que cruzan la estética y la política, empalman el pensamiento feminista y la teoría queer, alternan y discuten sobre la relación entre conceptos y prácticas, los artículos de Alejandra Castillo, Gabriel Giorgi y Martha Rosenberg ponen en escena aristas y esbozan posibles líneas de debates en el ámbito local. Considerados en su conjunto, los textos que integran este dossier problematizan categorías y presentan diversos materiales culturales, al mismo tiempo que dibujan una serie de preguntas relativas a lo sexual y a su relación con la comunidad que, inevitablemente, interpelan nuestra índole contemporánea.

A partir de una marcha genealógica y autorreflexiva –una especie de autobiografía intelectual de su propia obra y producción–, la escritura de de Lauretis tensa los modos de pensar la sexualidad y lo común y, en ese mismo gesto, atraviesa problemáticas relativas no sólo a los modos de construcción de la subjetividad sino también a las relaciones entre teoría y activismo. Así, se inserta, críticamente, en el centro de las cuestiones relativas a la constitución de lo político y, claro, de la política. Pero, además, si en su texto se pueden leer las agudas reapropiaciones de Sigmund Freud, Jean Laplanche y Jean-Bertrand Pontalis; de Antonio Gramsci y Karl Marx es porque, en los intervalos posibles que se descubren entre ellas y las citas que les dan lugar, se advierten otros modos de irrupción y eclosión de los debates del siglo xx.

Aunque fuertemente retrospectiva, la conferencia no fue nostálgica. Por el contrario, mientras se ocupa de bucear en el pasado, al mismo tiempo de Lauretis experimenta con la forma de un devenir. Hay quienes han leído allí una especie de corte entre sus primeras propuestas teóricas y la de los últimos tiempos. Sin embargo, desde un principio, de Lauretis sostuvo que pensar el género como diferencia (la mujer como "otro" del hombre) mantenía a la teoría feminista presa de dicotomías patriarcales universalizantes y, en sus últimos textos, tensa aún más la cuestión al afirmar que el género siempre estaría del lado de lo que reprime, no de lo reprimido. En cambio, lo sexual, en tanto contingencia y excedente, es el resto que no podría ser organizado ni socializado. "Mientras que se teoriza sobre la sociabilidad y la afectividad en las comunidades queer a nivel local y mundial", sostiene la autora, "no se pueden ignorar los aspectos compulsivos, perversos e ingobernables de la sexualidad que nos confrontan en la esfera pública, en la familia y también en nosotros mismos. El problema está en ¿cómo plantear una sociabilidad queer hecha de vínculos afectivos y, al mismo tiempo, de impulsos contra-sociales?".

En su tercer libro, The Practice of Love, Lesbian Sexuality and Perverse Desire (1994) –probablemente el último gran relato que fusiona lesbianismo y psicoanálisis–, de Lauretis, en diálogo con Freud, Laplanche y Pontalis, hace foco en lo que llama "teoría negativa de la sexualidad freudiana" en busca de un modelo formal de deseo perverso que pueda dar cuenta de las representaciones del lesbianismo en las ficciones culturales. Le interesa pensar, ahora, los modos en que las fantasías históricamente disponibles (re)estructuran, dinámicamente, las identidades y subjetividades sexuales y sexuadas. Así, trabaja con la idea de que el lesbianismo no es sólo una estructuración particular de un deseo que representa la posibilidad de acceso a una sexualidad no recuperable por una economía libidinal falocéntrica, sino que hace hincapié en el hecho de que lo sexual no es ni innato ni simplemente adquirido, sino dinámicamente (re)estructurado por formas de la fantasía –privadas y públicas, conscientes o inconscientes– que están culturalmente a disposición y son históricamente específicas. Como consecuencia, su interés se centra, en forma paralela con los alcances que ella había deseado para una teoría queer, en proponer un modelo formal de "deseo perverso" que dé cuenta de las representaciones del lesbianismo en las ficciones culturales.

Un paso más allá de lo planteado en The Practice of Love... y producto, también, de un contexto académico que está repensando las temporalidades y los modos en que las sexualidades y afectos disidentes o queer los perturban y de una época signada, como nota Gabriel Giorgi, "por el 9 de septiembre de 2001 y las inflexiones en torno al terror", de Lauretis, en su último libro, Freud's Drive: Psychoanalysis, Literature and Film (2010), habilita, con el objeto de pensar posibles futuros, uno de los conceptos más resistidos por las reflexiones psicoanalíticas: "la pulsión de muerte". Se trata de una fuerza disruptiva que interrumpe la coherencia del yo y que desafía a cualquier principio de realidad, esa pulsión persistente que plantea dilemas relativos a lo (in)humano y lo (anti)social. Así, heredera de estas reflexiones, la conferencia de de Lauretis pivotea sobre algunas preguntas centrales: si lo sexual es una fuerza irreductible, inasimilable ¿la teoría queer puede ser un mapa de acción política?, ¿es posible, acaso, una política no teleológica? y, por otro lado, ¿es viable o posible la traducción de la teoría en la acción política concreta?

Muy a tono con las preocupaciones de de Lauretis, en su artículo "Pulsión de muerte, políticas de vida", Gabriel Giorgi señala cómo la reflexión acerca de la pulsión de muerte, en el campo de la academia angloamericana de las últimas dos décadas, se precipita sobre una realidad muy específica:

Es interesante el hecho de que estos retornos de Freud en el campo de la teoría queer en EEUU estén marcados por la pulsión de muerte como herramienta para iluminar la dimensión inasimilable, "anti-social" de la sexualidad, como si Freud –o el psicoanálisis en general– fuese la entrada para pensar eso que en la sexualidad resiste toda codificación en términos de identidad y comunidad, y que encuentra en el signo de lo queer una instancia de expresión y de inscripción tanto cultural como, al menos en algunas de estas intervenciones, potencialmente política. La pulsión de muerte iluminaría así (...), una dimensión que no se deja asimilar por las políticas de inclusión de la diversidad que atraviesan –y para muchos definen– las democracias contemporáneas (...), a contrapelo tanto de las aspiraciones asimilacionistas de mucho del movimiento gay y lésbico norteamericano como de la confianza en la capacidad del pensamiento y la sensibilidad queer para potenciar subjetividades y comunidades alternativas (...), zonas de la experiencia que se constituyen como resistencia pura ante un orden social docilizado hasta extremos impensables un par de décadas atrás, y ante unas identidades transparentes y funcionales sin mella a la subsunción de la vida en el orden neoliberal.

Después de establecer un recorrido que pone en diálogo las posiciones de de Lauretis con las de Judith Butler, Leo Bersani, Lee Edelman y Elizabeth Freeman, Giorgi se pregunta:

¿No pueden pensarse, justamente en torno a la dimensión de la pulsión, temporalidades no humanas, o no sociales –quizá, justamente–, en el límite de lo "social", entre lo socializable y lo viviente, lo orgánico: el umbral de lo biopolítico? ¿No inscribe la pulsión de muerte justamente una temporalidad que excede y disloca los tiempos del sujeto y de la sociedad, y que por eso mismo iluminan otros modos de la memoria, allí donde la memoria desmonta las producciones de subjetividad dominantes, y las expone a otros tiempos que son otras posibilidades de vida?

Y es que, efectivamente, la pulsión de muerte imantada por una política del bios podría conjugar, para Giorgi, posibilidades para un pensamiento queer; podría, incluso, movilizar nociones y figuras de la vida hacia otros agenciamientos de lo viviente. En otras palabras, la reflexión acerca de la pulsión de muerte –los contactos que habilita y las temporalidades que hace visibles– podría ser fundamental para considerar posibles reconfiguraciones de la experiencia y nuevas formas de subjetividad política. Sin embargo, resulta claro para Giorgi que esto no implica denuncia o conformidad sino, más bien, una fuga respecto de los parámetros de normalización, un movimiento desontologizante y antiteleológico que problematiza la definición misma de lo humano.

Desde otra perspectiva, y que se sitúa en el movimiento de mujeres de nuestro país, a Martha Rosenberg la interpelan, centralmente, otras cuestiones: ¿qué intereses e historias convocaban a las personas que asistimos a la conferencia? ¿A qué expectativas o intereses dimos cuerpo? ¿Es posible pensar la conferencia como perfomance de una postura ética respecto del propio discurso y su devenir patrimonio común? ¿Puede el no-saber convertirse en locus creativo de la acción política? A partir de estas razones, Rosenberg construye una cuidadosa indagación que alude a la trayectoria teórico-política de de Lauretis, especialmente a sus reflexiones en torno al género, y en relación con otro orden de elaboraciones como las de Jacques Rancière o Françoise Collin. Mientras describe las tensiones posibles que se arman entre determinados entrecruzamientos conceptuales y recorre, incisiva, las formulaciones teóricas de la visitante, advierte sobre ausencias y peligros. Percibe el desafío de de Lauretis cuando encara el riesgo de pensar aún hoy zonas del psicoanálisis que provocan evidentes inquietudes sociales, contrariedades subjetivas y que son muchas veces rechazadas o distorsionadas en los discursos feministas y queer.

Por último, en "Política de la alteración pospornográfica", la crítica chilena Alejandra Castillo se coloca en el corazón del aparato retórico y categorial de de Lauretis para desplegar un trazado de ideas que retoma el psicoanálisis freudiano para, a partir de él, avanzar de acuerdo con las reelaboraciones de Sarah Kofman, Julia Kristeva y Luce Irigaray y polemizar con la posición de de Lauretis. Para Castillo, el propio orden heterosexual generaría libertad y represión como momentos vinculados al orden de la reproducción y, por lo tanto, "cuestionar este orden implicaría poner atención a las fuerzas de desligamiento y desagregación que son parte también de lo común de la comunidad". Como consecuencia, discute y a la vez propone una política de la alteración (del desvío entre objeto y fin sexual) como una manera de contemplar estos des-anudamientos de lo común.

Si bien la política de la alteración sería la política del feminismo, no queda reducida a una política de mujeres asociada con una identidad materna que reconcilia los lazos de la comunidad, ni se asocia con los modos tradicionales de las políticas feministas ni se fija a un mismo significante. Por el contrario, el texto de Castillo apunta hacia algunas zonas donde pensar dichas políticas, y elige el análisis de ciertas prácticas artísticas feministas contemporáneas "que no sólo cuestionan la linealidad y normalidad de un deseo escindido entre el objeto y el fin sexual (reproductivo), sino que se plantean a contrapelo de los feminismos humanistas que acostumbran describirse bajo el signo de la 'comunidad de mujeres'". De esta manera, el desarrollo teórico conceptual que la autora pone en acción revela cómo una interrogación de los esquemas filosóficos, semióticos y psicoanalíticos sostenidos por de Lauretis pueden dispersarse hasta plantear una reelaboración de las relaciones entre estética y política a la luz de nuevas inquisiciones.

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