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Mora (Buenos Aires)

versión On-line ISSN 1853-001X

Mora (B. Aires) vol.22 no.1 Ciudad Autónoma de Buenos Aires jun. 2016

 

DOSSIER

Porque afecto se dice de muchas maneras. Aproximaciones al arte, la política y la historia desde el giro afectivo

 

Natalia Taccetta

El denominado "giro afectivo" surgió a raíz de la insatisfacción frente a los modos dominantes de análisis, en las humanidades, hacia mediados de los años 1990. Es en este ámbito que –desde la filosofía y la teoría social contemporáneas– se están desarrollando distintas tradiciones para aproximarse a las pasiones, las emociones y los afectos con los que se tramita la experiencia. Este dossier contempla diversos acercamientos al problema, recorriendo la bibliografía específica que, combinada con aproximaciones a la historia queer, el arte o la militancia política desterritorializa las disciplinas confirmando la productividad del giro afectivo en el ámbito de las ciencias sociales.

Se ha acordado que los afectos constituyen un nivel de experiencia que no puede ser trasladado al ámbito del lenguaje sin ejercer algún tipo de "violencia", tal como sugieren autores como Anna Gibbs (2010). O se los puede pensar subsanando el acercamiento "glacial" del posestructuralismo a la esfera de las emociones, como propone Patricia Clough (2007). Naturalmente, el giro afectivo no se vincula con un regreso al sujeto, sino con la puesta en evidencia de la discontinuidad constitutiva de la subjetividad contemporánea y la experiencia de la no-intencionalidad de las emociones y afectos en los intercambios cotidianos. El giro afectivo incluye el desafío de introducir al cuerpo en la ecuación de la experiencia como una esfera que excede el sistema lingüístico y obliga a prestar atención a la percepción como otro modo de cognición y significación. Esto conlleva asumir una imbricación entre las nociones de intención, afectos, percepción y experiencia para pensar las negociaciones sociales y políticas.

Indagar sobre el giro afectivo, entonces, implica atender al modo en que desde el pensamiento es posible acercarse a la melancolía, el odio, el amor, el miedo, entre otros, y asumir que, al hacerlo, pueden estar cuestionándose de modo radical dualismos clásicos como: interior/exterior, privado/público, distancia/cercanía, presencia/ausencia, identidad/diferencia. Uno de estos cuestionados dualismos sobrevuela los cinco artículos que conforman el dossier: el de sentimientos/pensamientos. Es, precisamente, apuntando a él que aparece la potencialidad de otro de los objetivos de estas aproximaciones a los afectos, esto es, el modo en que impacta sobre la noción de agencia y las formas renovadas a partir de las cuales se la puede pensar.

Los artículos que conforman este dossier exploran nuevos modos de entender  la identidad y la temporalidad, formas inéditas de acercarse al pasado, pensar la constitución de la espacio-temporalidad contemporánea, y modos renovados de hacer política e intervenir en lo público. En todos los casos, se asume que estas acciones ponen en funcionamiento afectos frecuentemente considerados positivos y negativos para transitar lo público-político al tiempo que esclarecen la potencia del arte para interpelar nociones como las de agencia y emancipación. Es, precisamente, la discusión sobre los afectos la que permite una relectura de los modos en que se aprehende el pasado y se organiza la experiencia presente y futura constituyendo asimismo, un repertorio nuevo de herramientas teóricas para pensar problemáticas vinculadas a la teoría de género, la teoría queer y los problemas de la representación en la política y el arte. Asimismo, permite volver sobre desarrollos propios del feminismo: la función de las pasiones en la vida social, y la constitución de la subjetividad a partir de una reevaluación del cuerpo y la temporalidad.

Habría que agregar que el giro hacia los afectos está teniendo lugar en un momento en que la teoría crítica debe enfrentarse al desafío de proveer herramientas intelectuales frente a la ocurrencia de toda clase de procesos traumáticos. En el artículo que analiza parte de la obra de la artista argentina Diana Dowek, el giro afectivo permite pensar cómo desde el arte se abordó y se aborda la dictadura y cómo repensar los modos de aproximarse al pasado desde la historia del arte atravesada por los afectos. Vale aclarar que el giro afectivo tiene mucho que sumar a los estudios del trauma que, de por sí, negocian con afectos como la melancolía, el shock, la ansiedad y el miedo, entre otros, para procesar la pérdida y la recomposición de lo político después de los eventos límites. Es en el ámbito del arte que explorar estas cuestiones implica preguntarse por los afectos que se articulan en los tramados temporo-espaciales de la imagen. Atravesar la obra de Dowek con los últimos desarrollos de Griselda Pollock (2013) permite examinar las subjetividades postraumáticas a partir de lo que esta autora denomina los posafectos (after-affects) cuyo traslado al contexto de la violencia de Estado durante la última dictadura en la Argentina se vuelve evidentemente viable.

La imagen cinematográfica provee un terreno propicio para analizar el modo en que se siembran los afectos en un espacio que podría denominarse axiográfico. En este sentido, el artículo de Irene Depetris Chauvin aborda las geografías afectivas que trazan los vínculos entre memoria y materialidad. A partir de los documentales Tres semanas después (2010) de José Luis Torres Leiva, y Tierra en movimiento (2014) de Tiziana Panizza, la autora explora los modos de comprender el desastre y de elaborar la pérdida a través de pensar la imagen como un "trabajo del duelo" que bascula entre la materialidad y la espectralidad del espacio. Escombros y destrucción son las palabras que más fuertemente identifican el paisaje fílmico y las texturas de lo común después del trauma.

La obra de arte exige de múltiples maneras el examen de la dimensión háptica y los modos en que se captura la temporalidad y la sensación en su misma materia. A partir del análisis de las muestras de la ex detenida desaparecida Paula Luttinger, El lamento de los muros (2004) y Cosas desenterradas (2012), Cecilia Macón propone una discusión sobre la potencialidad de la noción de "resiliencia" en el contexto del giro afectivo para reemplazar a la usualmente denominada "resistencia". En el artículo, este planteo se enmarca en uno mayor sobre el debate que se despliega en torno a las nociones de "precariedad" y "desposesión" para pensar la noción de "agencia" desde una perspectiva que discute el acercamiento clásico y el papel que usualmente se atribuye a los afectos.

Es precisamente reexaminando la noción de agencia que se puede pensar el aporte de Constanza Tabbush y Mariana Caminotti a este dossier. A partir de una aproximación empírica, las autoras se preguntan por la función de las emociones en la acción colectiva. Confrontando la experiencia de militancia con la literatura específica que acentúa el rol de los afectos grupales, el artículo exhibe el modo en que estas experiencias disputan los modos convencionales de pensar la acción política, pero también consideraciones tradicionales sobre la intimidad y el Estado. Tabbush y Caminotti siguen de cerca los movimientos de sectores populares de la provincia de Jujuy para analizar las economías y los trabajos afectivos que se ponen en funcionamiento. Este abordaje ilumina el modo en que se puede pensar la circulación de un afecto específico como el odio, sobre todo en relación con la regulación del género y la sexualidad.

Es precisamente al dispositivo sexualidad al que apunta Mariela Solana con su artículo sobre el aporte del giro afectivo como mapa teórico para abordar la historia queer. A través del examen de figuras y metáforas empleadas en la historia de la sexualidad disidente, la autora explora el modo en que se construye la relación entre el pasado y el presente y la manera en que esta operación constituye la invalorable contribución del giro afectivo a la filosofía de la historia clásica para desandar dicotomías como las referidas más arriba.

Dicho en términos generales, el dossier se apoya en el cuestionamiento a la dicotomía emoción/razón, lo que permite evidentemente problematizar la importancia de las pasiones en el ámbito de la filosofía y la teoría social. Pero, adquiere verdadera fuerza si se tiene en cuenta el modo en que el giro afectivo desoculta nuevos abordajes sobre las pasiones y los sentimientos, y permite volver sobre el lazo social y la agencia histórica y política para reconfigurarlos a partir de la introducción definitiva de los afectos.

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