SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.22 issue2Para una didáctica con perspectiva de géneroDeseo y represión: Sexualidad, género y Estado en la historia argentina reciente author indexsubject indexarticles search
Home Pagealphabetic serial listing  

Services on Demand

Journal

Article

Indicators

  • Have no cited articlesCited by SciELO

Related links

  • Have no similar articlesSimilars in SciELO

Share


Mora (Buenos Aires)

On-line version ISSN 1853-001X

Mora (B. Aires) vol.22 no.2 Ciudad Autónoma de Buenos Aires Dec. 2016

 

RESEÑAS

Las revolucionarias. Militancia, vida cotidiana y afectividad en los setenta

Oberti, Alejandra (2015)

Buenos Aires: Edhasa, 280 pp.

 

Victoria Alvarez

 

En los años setenta, bajo el lema de que cambiar la sociedad era tarea de todos y todas, las mujeres fueron recibidas en las organizaciones revolucionarias, primero tímidamente y, con el pasar de los años, de manera cada vez más extensa. Ahora bien, ¿de qué manera plantearon la incorporación de las mujeres las principales organizaciones armadas? ¿qué significó en términos de vida cotidiana y afectividad, tanto el ingreso de las mujeres como el querer reducir alteraciones en cuestiones tan básicas como la familia y el amor?

Las revolucionarias. Militancia, vida cotidiana y afectividad en los setenta es fruto de una exhaustiva investigación de la socióloga Alejandra Oberti y corresponde a la reformulación de su tesis doctoral en Ciencias Sociales. El libro, a través de un cuidadoso repaso por los documentos de estas organizaciones y un atento análisis de una gran cantidad de testimonios, se propone repensar la militancia en las organizaciones político-militares argentinas en los setenta (fundamentalmente en el PRT-ERP y en Montoneros) desde una perspectiva de género. Examina la participación activa y extendida de las mujeres en la militancia revolucionaria y las fisuras que dicha inserción provocó al interior de las organizaciones, así como también el modo en que estas determinaron la construcción de una subjetividad revolucionaria. La autora expone cómo, independientemente del modo y la condición con que se convocara a las mujeres, la militancia las transformó, así como también ellas perturbaron con su género las estructuras políticas y militares donde se insertaron.

La perspectiva desde la que se plantea el análisis la autora, por una parte, cuestiona las definiciones esencialistas y dicotómicas entre varón y mujer, y por la otra, constituye un posicionamiento político y epistemológico que no busca rescatar textos olvidados o mal leídos, sino que se propone producir fisuras en las lecturas establecidas.

Las revolucionarias. Militancia, vida cotidiana y afectividad en los setenta se vale de un corpus heterogéneo en relación a su naturaleza, así como también a los contextos de época en los que fueron producidos. Por una parte, se analizan testimonios de militantes del PRT-ERP y, por otra, textos producidos por esas organizaciones (prensa partidaria y documentos internos principalmente). El punto de partida teórico-metodológico atiende a esa doble temporalidad y el trabajo se enriquece a partir de ella. Las testimoniantes que narran sus experiencias desde el presente de enunciación, reinscriben sus prácticas en ese pasado, y reinterpretan sus acciones. Así, dar cuenta de sí mismas como militantes implica una recuperación crítica de sus prácticas desde el presente, que incide en la compleja y cambiante interpretación del pasado.

El libro está estructurado en tres partes. La primera analiza aquello que tanto el PRT-ERP como Montoneros, teniendo en cuenta sus diferencias y similitudes, han dicho en relación al papel de los afectos, la vida cotidiana y las construcciones de la subjetividad militante, sostenidos en los mandatos para la edificación del hombre nuevo. A partir de un exhaustivo análisis de los documentos producidos por estas dos organizaciones, el primer capítulo recorre las formas en que estas intervinieron en la constitución de la subjetividad militante, a través de indicaciones, normas y lecciones sobre la vida cotidiana, la disposición de los cuerpos y los afectos para la revolución. Vemos que hubo un intento por parte de las organizaciones de construir una nueva moral sexual y familiar: los/as revolucionarios/as debían conformar parejas que tuvieran como eje la actividad revolucionaria, también se recomendaba a los y las militantes ser buenos padres/madres, sin atender a las tensiones que la maternidad/paternidad pudiera generar con la militancia de los dos integrantes de la pareja. En suma, el análisis da cuenta que el devenir de la familia revolucionaria, de la pareja militante y de los cuerpos moldeados para la revolución no implicó una revitalización de los espacios privados, sino una subordinación de estos a la política armada.

No obstante, la autora destaca que, a pesar de los obstinados intentos de encuadramiento, la construcción de las subjetividades revolucionarias de los y las militantes distó mucho de darse de igual manera en todos los casos. Si bien los documentos políticos de las organizaciones tuvieron un carácter performativo, en el sentido de que buscaban "hacer hacer", los y las militantes producían lecturas disímiles, desplazadas y perturbadoras.

La segunda parte, "Las mujeres en la revolución", se focaliza en las formas en que las mujeres se sumaron a la militancia revolucionaria en el PRT-ERP y en las organizaciones armadas peronistas. A partir del análisis de sus publicaciones y boletines internos, la autora demuestra que la interpelación a las militantes osciló entre una visión tradicional, caracterizada por atributos esencialmente femeninos (asociados a la idea del cuidado, del orden o del resguardo), recortada sobre el sujeto universalmente masculino; y una perspectiva novedosa: los modos de convocarlas. Estos provocaron fisuras tanto en las propias experiencias de las mujeres como en el ideario revolucionario de las organizaciones, ya que, las mujeres militantes lograban trascender, al menos parcialmente, el espacio doméstico. En relación a estas caracterizaciones Oberti señala que, más allá de las diferencias, las mujeres se encontraron unificadas a partir de determinados rasgos físicos o morales.

La celebración de las mujeres militantes que realizaban ambas organizaciones, el esfuerzo por integrarlas en igualdad de exigencias con los militantes varones encuentra su límite en la diferencia (irreductible) de género, conflicto que se ve con claridad en relación a los embarazos, partos y cuidado de los recién nacidos. Así la promesa de equiparación se convierte en un imposible y la huella de ese otro que es "la mujer" no deja de perturbar con su diferencia al hombre nuevo. Sin embargo, también se observa en estos aspectos que las mujeres militantes excedieron esa posición en la que los discursos las ubicaban, forzando un corrimiento en el modo en el que eran definidas, produciendo pequeñas fisuras a través de las que se vislumbran nuevas posiciones de género.

La tercera parte, "Memorias de la militancia", analiza una gran cantidad de testimonios de mujeres que fueron militantes en los sesenta y setenta. Examina las relaciones entre la militancia y la vida cotidiana, las formas en las que la militancia incidía en la vida cotidiana y viceversa, cómo eran vividas esas tensiones y cómo son recordadas en la actualidad. La investigación focaliza particularmente en las características de la familia revolucionaria, los partos, la maternidad, la crianza de los hijos e hijas, el trabajo doméstico, la moral sexual y las infidelidades entre otros aspectos.

La militancia como opción de vida, las parejas heterosexuales cuyo lazo se solidificaba por la militancia y la decisión de tener hijos para la revolución son elementos que aparecen en gran parte de los testimonios. Como demuestra Oberti, las organizaciones oscilaron entre dos posiciones: dejar lo personal al margen de la intervención política (como si esto fuera posible) manteniendo la separación burguesa de estos ámbitos, o intentar politizar el ámbito privado subordinándolo a la política revolucionaria.

Pero el objetivo de la investigación no es criticar la falta de perspectiva de género de estas organizaciones, sino que va mucho más allá porque, independientemente de que la mayoría de las organizaciones no tuvieran como objetivo en sus programas la destrucción de las relaciones jerárquicas de género o que, incluso, consideraran que estos problemas eran secundarios, la autora demuestra que en la práctica, el modelo hegemónico de familia era cotidianamente tensionado y cuestionado: la presencia de mujeres en todos los frentes de militancia, contribuía a un cuestionamiento de hecho del imaginario de los que era y podía hacer una mujer, produciendo constantes corrimientos en las relaciones de género.

Se trata, como postula Oberti, de una interesante situación paradojal: por un lado la militancia en las organizaciones armadas les permitió a las mujeres actuar en el espacio público de una manera novedosa pero, a la vez, postergó las cuestiones específicas en pos de un objetivo mayor (la revolución); por otro lado, si se produjo una politización de la vida cotidiana y las relaciones personales, esto no implicó la revalorización de esos espacios sino, por el contrario, la subordinación de lo privado a la política armada.

El tratamiento de los testimonios que realiza Oberti en este apartado es digno de una mención especial. Lo primero que debemos destacar es la riqueza de los mismos: las testimoniantes narran su propia historia, sus experiencias y sus sensaciones y nos permiten entrever a los/as lectores/as entrevistas cuidadosas y amables producidas en un ámbito de respeto y confianza. Por otra parte, la cantidad de testimonios recabados por la autora resulta sorprendente y da cuenta de una investigación de muchos años y de un manejo profundo de los temas. Por último, el análisis de las declaraciones resulta interesante a nivel metodológico: lejos de la simple utilización del testimonio para demostrar lo que se quiere sostener, la autora expone los diversos relatos para luego analizarlos, da cuenta de matices, indaga en sus tensiones, en lo que se dice, en lo que no se dice y reflexiona sobre las distintas temporalidades del discurso.

El recorrido reflexivo por los testimonios se va nutriendo de las significaciones que cada uno de ellos adquiere al entrar en relación con el otro, enriqueciendo los niveles de lectura. De esta forma, logra componer un plano donde ser mujer, guerrillera, trabajadora, madre y esposa, entre otras identidades, advienen en la consideración constitutiva de la subjetividad analizada.

La autora reflexiona también sobre la acción y la responsabilidad de las revolucionarias, asumiendo que la misma inserción en las organizaciones produjo un proceso de subjetivación política y social, cuyas resonancias, no generaron la "liberación de la mujer", pero sí contribuyeron a una modificación en los límites y un desplazamiento en la misma evidencia de género. El ejercicio de narrarse a sí desde el presente y reflexionar sobre la responsabilidad, hacerse cargo de lo que hicieron e imaginaron es parte de una construcción del género que se desplaza de una posición subordinada, se pone en acto y pasa a ser otra cosa, a estar en un lugar distinto desbordando el dispositivo jerarquizado de los espacios femeninos y masculinos. Dar cuenta de sí implica, también, un modo de intervenir ese pasado, de reinterpretarlo y, a la vez, de perturbarlo.

En suma, Las revolucionarias. Militancia, vida cotidiana y afectividad en los setenta de Alejandra Oberti constituye una lectura obligada para repensar la militancia en las organizaciones político-militares argentinas en los setenta desde una perspectiva de género.

Creative Commons License All the contents of this journal, except where otherwise noted, is licensed under a Creative Commons Attribution License