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Mora (Buenos Aires)

versión On-line ISSN 1853-001X

Mora (B. Aires) vol.23 no.2 Ciudad Autónoma de Buenos Aires dic. 2017

 

LA CAJA FEMINISTA

Reflexiones en torno al feminismo de comienzos del S XX. Las primeras tesis de las graduadas de Filosofía y Letras

María Isabel Salthu, "El problema feminista en la Argentina"

 

María Fernanda Lorenzo*
* UBA/IIEGE/APIM

Al conmemorarse el primer centenario de la Universidad de Buenos Aires, fue publicado un extenso catálogo sobre la bibliografía doctoral y las tesis publicadas por la Universidad desde el momento de su creación.

Dicho catálogo fue escrito por el Dr. Marcial Candioti, quien realizó un análisis de las primeras tesis de doctorado presentadas en la Facultad de Filosofía y Letras. Allí pueden rastrearse las primeras tesis elaboradas por mujeres en dicha Facultad.

Los primeros trabajos fueron presentados en 1901.2 La primera de las tesis analizadas por Candioti pertenece a María Canetti y se titula Importancia y valor del juicio público de las obras artísticas. Se trata de un estudio sobre el arte, su significado y su misión, y ofrece una exposición que abarca cuatro capítulos.3 Junto a la tesis de Canetti, Candiotti destaca las tesis de dos reconocidas egresadas, Ernestina y Elvira López. Ernestina realizó un extenso trabajo de 326 páginas sobre literatura americana que fue elogiada y calificada con sobresaliente.4

El mencionado trabajo, además de ser una laboriosa investigación, también planteaba una importante postura ideológico-académica, pues afirmaba la existencia de una literatura propiamente americana, basándose en la presencia de un corpus de producción literaria que daba identidad a una literatura hispanoamericana. Por otro lado, es importante señalar que en el momento en que Ernestina López escribió su tesis, la Facultad de Filosofía y Letras no contaba ni siquiera con una cátedra de literatura argentina o americana.

Finalmente, la tesis de Elvira López presenta un rasgo adicional y novedoso, pues como señala en su título, examina a El movimiento feminista. Este trabajo también fue calificado con sobresaliente. Allí la autora realiza una exposición de los antecedentes históricos de la mujer en diferentes períodos y luego hace una crítica sobre las opiniones de importantes pensadores como Proudhon y Comte, que en sus obras se oponen al desarrollo del feminismo. Además, desarrolla un estudio de las opiniones de algunas mujeres destacadas en la filosofía y la literatura, la educación femenina y profesional, los derechos femeninos y una exposición sobre el movimiento feminista en Europa.5

Las palabras con las que Candioti decide rescatar de la obra de Elvira López parecen querer señalar que la tesis sobre el movimiento feminista no atenta contra los roles tradicionales que una mujer debe cumplir, como el cuidado del hogar y los hijos, sino que apunta a que las mujeres puedan acceder a determinados derechos que le permitan ser mejores mujeres, madres y amas de casa.

Estas particularidades señaladas por su contemporánea obedecen a las características propias del feminismo de esa época, en el que tanto Elvira como su hermana Ernestina estaban enroladas. Gran parte de las feministas del siglo XIX y comienzos del siglo XX tenían un discurso fuertemente maternalista y consideraban inexorable el destino maternal de las mujeres.6

En su obra, López describió al feminismo como una necesidad de la evolución humana y un producto de la crisis económica de finales de siglo XIX. Según esta tesis, el feminismo era un movimiento social que buscaba mejorar la situación económica y moral de la mujer, que tendía a una igualdad comprendida no como identidad, sino como equivalencia y equidad en las relaciones sociales.7

Pero, más allá de los aportes de estas visiones, podemos decir que la importancia de la tesis de Elvira López radica tanto en su condición de producción científica de una de las primeras graduadas universitarias, como por sus planteos en torno a la cuestión femenina en el contexto de una sociedad que enfrentaba profundos. El análisis de la escasa cantidad de mujeres que habían emprendido los estudios universitarios nos ayuda a dimensionar la importancia que podía tener que una de las primeras graduadas universitarias planteara el tema del feminismo.

Si una tesis doctoral era (y es) la culminación de los estudios y el punto de partida de una mayor inserción profesional, el examen del estudio realizado por Elvira López es relevante en tanto que ella ponía en debate algunas de las posiciones que las mujeres ocupaban en la sociedad argentina finisecular. Si bien sus objetivos no eran revulsivos, como ella misma lo señala en las conclusiones de su trabajo, sí está claro que es un alegato en defensa de una sociedad más justa y equilibrada a favor de las mujeres.

Años más tarde, en 1920, otra graduada como doctora de la Facultad de Filosofía y Letras, María Isabel Salthu (1893-1977), retoma la problemática del feminismo, enfatizando también en la importancia de la mujer.8

La tesis de Salthu está dividida en cinco capítulos, y comienza con el tema de  "La misión de la mujer", capítulo en el que se dedica a plantear una definición del feminismo que busca la dignificación de la mujer y no implica la lucha entre los sexos. En su conceptualización sobre el feminismo podemos encontrar características de lo que hoy en día se conoce como "feminismo maternalista".

 El segundo capítulo está dedicado a "La libertad de la mujer". Allí plantea las tensiones a las que las mujeres estaban expuestas entre la vida laboral, la maternidad y sus propios deseos. También plantea la necesaria equidad en cuanto a los derechos civiles, pero a la vez cuestiona la preocupación política prevalente en el campo feminista y sostiene que lo más importante debe ser la demanda de educación.

En este sentido, se hace evidente la importancia que Salthu le otorga a la educación de la mujer, ya que le dedica los últimos tres capítulos de su tesis. Si bien la autora señala que las jóvenes deben formarse para ser mujeres, madres y esposas, también denuncia que la mujer argentina no recibe la educación apropiada, ya que muchas niñas solo completaban el sexto grado y luego algunas continuaban su educación en el hogar.

Si bien Salthu no expresa un abierto rechazo al trabajo femenino, para esta doctora en Historia, los esfuerzos de la sociedad debían estar puestos en educar y formar adecuadamente a las mujeres que serían responsables de la educación y formación de los futuros ciudadanos.

Esta tesis conforma uno de varios trabajos dedicados a la reflexión en torno a la problemática de la mujer en la sociedad argentina elaborados por mujeres profesionales y militantes políticas, y es una expresión de una reflexión intelectual, cultural y política que buscaba entrar en debate en el ámbito académico y profesional.

María Isabel Salthu, "El problema feminista en la Argentina" (1920)

El feminismo y la misión de la mujer

 "El feminismo no es ni debe ser una lucha de sexos. Es la dignificación de la mujer, su entrada a la sociedad para cumplir su misión en una forma completa imponiéndose por su talento y su virtud.

La lucha por la existencia cada vez más encarnizada la sacó del hogar; los adelantos de la técnica facilitaron su incorporación a la fábrica y ella se abrió camino por diferentes senderos".

La mujer demostró prácticamente que era capaz de competir con el hombre en el taller y en la universidad y el eterno problema de los sexos fue solucionado. "La superioridad o inferioridad de un sexo con respecto a otro dijo el profesor  Senet, no puede científicamente plantearse ni tiene razón de ser en la actualidad" "Cada sexo tiene su función fatal y e imprescindible en la vida, de la especie y en la constitución de las colectividades". "El criterio debe ser simplemente equitativo: a cada cual su misión siendo tan importante la de uno como la de otro sexo"9

El feminismo estudia entonces la misión de la mujer y encuentra que ella es madre del individuo: madre de la especie porque "conserva el tipo primitivo representando la herencia conservadora y agrega a la filogenia a las adquisiciones del hombre pero mediante pequeños agregados" luego debe ser también madre de la sociedad.

Nuestras leyes tienen el inconveniente de que siendo dictadas para la humanidad, solo una parte de esta ha colaborado en su formación y sanción por consiguiente son unilaterales, expresan el egoísmo del hombre que se llamó ser superior y quiso tener bajo su dominio a la mujer a quien convirtió en esclava mediante la ignorancia, el encierro en el hogar y la falta de bienes propios.

No podemos decir sin embargo que haya faltado por completo a la ley la influencia femenina. Esta fue ejercida siempre en forma indirecta por el ambiente del hogar y el afecto que haya despertado en cada hombre: la madre, la esposa, la hija. Ahora bien si la mujer de ayer ignorante influyó indirectamente en la formación de las leyes la mujer de mañana instruida debe actuar directamente en el parlamento.

El trabajo y la maternidad

Para que pueda desempeñarse mejor como madre de la sociedad es necesario que sea madre de individuos. Es indudable que las leyes formadas con la colaboración de madres serán más humanas, protegerán a la niñez desvalida reglamentarán en forma ideal el trabajo de la mujer y el niño, castigarán severamente el robo, el alcohol. Pues la psicología ha demostrado que por naturaleza la mujer es más sobria y excepcionalmente se entrega al alcoholismo, al tabaquismo, a la morfinomanía.

[…]

Se me dirá que en la educación deben intervenir por igual ambos padres pero, la acción de la mujer es siempre de mayor eficacia dada sus condiciones psicológicas que las hace capaz de acercarse más al corazón del niño.

Sea pues, madre de la sociedad la mujer que no se deba a sus hijos. La soltera, la casada que ya los ha educado (si es que aún está en condiciones activo intelectual) o la casada que no ha llegado a ser madre. Y aquí se presenta otra dificultad. La independencia económica de la mujer, el amor al dinero, al lujo que aumenta hoy en forma alarmante puede traer como consecuencia el alejamiento del matrimonio y más aún de la maternidad.

Muchas mujeres se casaban ayer por obtener dinero, posición social o por lo menos un protector. Muchas mujeres no se casaran mañana porque ellas se bastan a sí mismas y no necesitan "esclavizarse". Y muchas casadas huirán de la maternidad considerándola un peso muy grande que ha de acabar con su libertad.

[…]

Hoy son pocas las maestras que al casarse dejan su puesto. Actitud digna de tenerse en cuenta pues no todos los presupuestos pueden despreciar doscientos cincuenta pesos mensuales. Un consejo de distrito de la capital quiso suprimir del personal escolar a la mujer casada. Nadie tiene el derecho de prohibir a un ser humano que noblemente esgrima las armas de que se dispone en la lucha contra el hambre y el frío. Además la mujer casada puede cumplir sus obligaciones escolares. Pero a continuación del problema de la maestra casada viene el de la maestra madre.

La misión de la madre y la de la maestra son tan grandes, una y otras, que resultan incompatibles.

La madre vive para su hogar y sus hijos. La puntualidad, asistencia, laboriosidad del maestro (ejemplo constante del niño) se resienten. ¿Puede exigirse a la madre que se preocupe más de la escuela que de su hogar?....

La buena maestra no puede ser buena madre. La buena madre no puede ser buena maestra. No puede tener cariño a sus alumnos. No puede dar clases con entusiasmo, alegría, juventud. Más aún, no puede cumplir estrictamente con sus deberes.

La maestra-madre soluciona el problema dejando los pequeños al cuidado de una persona de su familia y llevándolos consigo a la escuela cuando son mayores.

En estas condiciones la maestra no puede mejorar ni intelectual ni moralmente. No le queda tiempo para asistir a conferencias, reuniones literarias ni para dedicar a la lectura. En lugar de adelantar, atrasa y todo esto tiene su reflejo en el abandono de su persona, n el cambio de carácter y en el desprecio con que mira todo aquello que no se relaciona con sus hijos.

Pero, este problema del trabajo femenino comprende todavía dos fases:

a) No todas las que trabajan necesitan hacerlo. A muchas las impulsa el afán de mejorar, loable afán por cierto, siempre que no se base en el mal cumplimiento de deberes esenciales. Este afán en una madre durante la niñez de sus hijos atenta contra los intereses del individuo y de la sociedad.

b) ¿Qué consecuencias puede traer para el hombre el trabajo de la mujer? Ayer muchos no se casaban por las responsabilidades que implicaba la formación de un hogar. Mañana muchos se casarán por el sueldo de la esposa.

El trabajo de la mujer destruye el espíritu emprendedor del hombre. En muchos casos lo afemina, transformando su carácter varonil. Si el hombre llega a perder su virilidad, su espíritu emprendedor, la mujer trabajará y será madre como pueda por condiciones inherentes a su constitución física y psíquica. Si llega a ser madre de la sociedad las leyes serán mejores, más humanas. Pero, me pregunto ¿qué valdrán leyes ideales para hombres peores que los actuales?

[…]

Si el trabajo de la mujer llega a generalizarse alejándola del hogar los hombres (los dos sexos) serán peores que los actuales.

La madre es irreemplazable en la formación del alma del niño y cuanto más alegre y hermoso sea un hogar tanto mejores serán en el mañana los hombres formados en él.

[…]

Es preferible que sea la mujer madre de individuos, pero, madre feminista es decir de acuerdo con la época y sus necesidades.

No todas las mujeres saben ser buenas madres. Muchas llegan al matrimonio sin tener vocación maternal y se desempeñan bastante mal en el cuidado y educación de sus hijos. Por esto: no todas las mujeres deberían llegar a ser madres. El matrimonio debía efectuarse éntrelos seres mejores y quedaría así la humanidad dividida en dos grupos: los seres que perpetuarán la raza y los que sin llegar al matrimonio cooperarán en la acción social mediante en sus trabajos y estudios.

Muchas mujeres entonces sintiéndose alejadas de la familia se entregarían de lleno a aquellas actividades que fueran más de su agrado. Pero esto que sería un modo de solucionar el problema, que elevaría la ética del matrimonio desde el momento que este sólo sería el camino que conduciría a la paternidad (el ideal de un ser humano íntegro), hoy por hoy es irrealizable.

[…]

Llegue al matrimonio la mujer que se sienta capaz de cumplir con las obligaciones que este estado impone pero, aléjese de él la que no se encuentre con fuerzas para aceptar las responsabilidades de ese acto y sepa que será más útil a la humanidad cuidando los enfermos del hospital, juzgando a los criminales o modificando las leyes del país.

[…]

La carestía de la vida ha obligado a la mujer a plantearse el problema de lograr su subsistencia.

Y aunque esta carestía sea un fenómeno momentáneo que dejara de ser en cuanto la sociedad reaccione contra el grupo, que escudado en leyes poco previsoras, aprovecha la crisis ética porque pasa la humanidad y la oprime y la sitia por hambre esgrimiendo un arma nueva y peor que todas: el capital, que en lugar de matar al individuo lo deja con vida para robarle una y otra vez y en lugar de atacar al hombre explota a la colectividad que puede darle un beneficio mayor.

Mientras el acaparador y el trust no tengan la sanción ética que merecen, la mujer se verá obligada a buscar su subsistencia y ayudar a su esposo en el sostenimiento, del hogar, no sólo mediante la administración y vigilancia sino también con su participación activa en la formación de los ingresos que van a cubrir las necesidades de la familia.

[…]

Entre tanto la mujer debe enfrentar la situación tal cual hoy se le presenta  y trata de resolver el problema a que hemos aludido ingresando en la fábrica, el comercio, en los puestos burocráticos del magisterio.

"los promotores de esta revolución han sido pensadores, políticos y entusiastas religiosos: en cuyo auxilio han acudido después los inventores y los ingenieros: que transformando las industrias han puesto la independencia económica al alcance de los millones de mujeres que figuran en el mundo industrial"

Desde el momento que la mujer acepta el horario impuesto al hombre, desde el momento que trabaja tanto o más que él por su misión y misión innata, su labor debe ser remunerada en la misma forma que la masculina. Y si ella ha ganado su salario por su propio esfuerzo debe ser la única dueña y administradora de su dinero.

La libertad de trabajo en nuestro país es un hecho. La Constitución la ampara. Miles de mujeres figuran en fábricas, talleres, negocios, escritorios, escuelas, pero, el problema del trabajo femenino no está aún solucionado.

La mujer debe realizar el trabajo que esté de acuerdo con sus aptitudes. Físicamente es más débil a pesar (sic) que Hernández Cid, se sorprende que se afirme que la mujer no está destinada a los grandes trabajos materiales.

"Sin dudas, dice el autor, del "Catecismo feminista" no han llevado su mirada investigadora más allá de los viejos salones, donde las niñas que dejan atrofiar su organismo en las poco higiénicas ocupaciones del piano y del bastidor, amortiguan más tarde con la etiqueta y el corsé la actividad de sus cuerpos debilitados".

"Vayan, los que así opinan a la aldea, que es también campo de observación y vean con los primeros albores de la aurora a la activa mujer preparando el almuerzo, mientras el hombre se despereza, sigan al matrimonio cuando antes de salir el sol, se dirige al trigal maduro: adviertan como al acercarse al medio día, entre el fuego del cielo y las ardientes emanaciones del surco, va la mujer con el cuerpo doblado, arreglando en haces la mies que ha dejado en desorden completo la mano del hombre: noten como al regresar al hogar, mientras el hombre fuma tranquilamente una pipa, coge en sus brazos la mujer al hijo que ha llorado todo el día la ausencia de su madre, y alegra aún, llevándoselo al pecho, le da energías de su naturaleza explotada: extiendan, desposeídos de toda pasión a las familias obreras de la ciudad su análisis sociológico y digan en conciencia si la mujer resiste los grandes trabajos materiales" 10

 […]

La tesis de Hernández Cid está en contra de la fisiología y de la biología para las cuales el hombre representa siempre el ataque y la mujer la defensa: el primero la fuerza impulsiva, la segunda la inhibición.

Y siendo la mujer más débil no puede resistir los trabajos pesados, las jornadas duplicadas por la tarea del taller y los quehaceres domésticos y si lo resiste, sus efectos son aún más perniciosos en sus hijos que resultan hombres inútiles, inhabilitados para todo esfuerzo físico y todo trabajo mental. Y esto constituye  el "grave problema nacional" como lo aseguraba hace ya varios años Carolina Muzzilli en su trabajo "Por la salud de la raza".

[…]

Problema que podría solucionarse reduciendo a cuatro las horas de trabajo de las madres de hijos que no han cumplido los cinco años. Y como esta edad como término porque es la que permite al niño el ingreso al jardín de infantes y este (siempre que responda a las necesidades de la población, especialmente obrera) en unión con la escuela, dejan a la madre cierta libertad para dedicarse a otro trabajo dentro o fuera del hogar.

[…]

La mujer argentina está próxima a obtener el máximun de libertades pues en la tarea están empeñadas no solo personas que por su ilustración están llamadas a defender los intereses de su sexo sino también jurisconsultos que tratan el problema con la altura que merece.

Me limitaré a recordar el proyecto presentado últimamente al senado por el doctor Enrique Del Valle Iberlucea que satisface simplemente necesidades sentidas como lo demuestra la favorable acogida que le han acordado instituciones culturales y agrupaciones feministas de distinta índole.

[…]

"No puede demorarse por más tiempo entre nosotros la sanción de medidas tendientes a modificar la situación jurídica de la mujer, reconociéndole aquellos derechos civiles que son inherentes a su condición natural una consecuencia lógica de su capacidad intelectual, de su aptitud para la lucha por la vida" […] "La conquista de la razón y de la ciencia libertadas de las teorías domésticas, al dar al hombre la noción exacta y justa de su propio valor, y los progresos de todo orden realizados por las sociedades en su evolución económica y política, que colocaron en un plano superior al sexo femenino, eficaz colaborador del otro en la obra común de la civilización, han obligado al legislador de las naciones más libres y adelantadas poner en relación de armonía con la realidad los textos de los códigos y las leyes, reconociendo a la mujer la capacidad civil que había demostrado día a día en la lucha por la existencia".

[…]

La mujer argentina pide libertades políticas antes de encarar el problema de su educación y de ver si ya no le queda nada nuevo que hacer en la misión maternal que le ha acordado la naturaleza.

La madre argentina no ha llegado todavía a su perfeccionamiento moral e intelectual y la obtención de este debe ser para ella un problema de capital importancia.

Pida libertades políticas, gestione y obtenga una banca parlamentaria aquella mujer que se sienta capaz de trabajar con inteligencia y eficacia en pro de la sociedad, dando ejemplo a los hombres que pierden su dignidad de ciudadanos al responder con inacción a la confianza que depositó en ellos el pueblo argentino.

La educación de la mujer

[…]

Y en el caso de la niña, ella ha de ser en el mañana: mujer, esposa y madre. Su cultura general será idéntica a la del hombre para que llegue a preocuparse de los asuntos de su patria y de la humanidad: para que pierda ese desprecio general en ella por todo lo que no es moda ni acontecimientos sociales: para que se interese en las conversaciones sobre política, guerra, negocios, ciencias y artes.

Sabrá todo lo que a su sexo corresponde: cuidar el aseo, el orden de su casa, preparar el menú diario de acuerdo con las necesidades y gustos de su familia; confeccionar una prenda de vestir, auxiliar a un herido, cuidar a un enfermo cumpliendo las prescripciones médicas.

[…]

Pudiendo bastarse a sí misma y ayudar a los suyos no considerará al matrimonio como un mal necesario; no llegará a él en busca de fortuna, posición social, protector. Pero educada en el problema de la vida, su ideal será la familia. Conocerá los deberes de una madre, sus obligaciones materiales y morales. Sabrá que no lo es la que confía a sus hijos a instituciones o los envía al pupilaje y llegará al matrimonio por comunidad de ideales, por amor, con plena conciencia de sus deberes.

Debemos anhelar un perfeccionamiento tal en las relaciones de los sexos que el matrimonio se efectúe sólo por el poder o el afecto. El divorcio no debe atemorizar a las personas morales, a las que no han obedecido en sus actos a interés alguno. Quizás entonces uno y otro se esforzaría por ser digno de mayor cariño, en mostrar bondad, ingenio, inteligencia.

Mujer suficientemente preparada será capaz de guiar los primeros pasos del niño, será la psicóloga que moldee esa alma, la que realice su educación moral. Cooperará en la acción de la escuela y será siempre la amiga, la compañera, la confidente de sus hijos. Para esto conservará su alma joven por las distracciones y la lectura.

Los hijos serán su preocupación constante. Tratará de estar cerca de ellos para ejercer su acción educadora y maternal pero si el presupuesto del hogar es escaso cooperará con su propio esfuerzo a aumentarlo, tratando de elegir el trabajo que la aleje de sus hijos el menor tiempo y que exija menos desgaste de energía.

En la argentina se educa a la mujer, de ello dan razón cantidad de escuelas públicas y privadas: primarias, secundarias y profesionales pero, la mujer argentina no recibe la educación que necesita.

La mayoría de nuestras niñas se retiran de la escuela después de aprobar sexto grado; en su casa reciben lecciones de idioma, música, pintura, labores, bailes, se le entregan unos cuantos libros para entretener sus ocios, se le invita a conferencias (aunque no sea capaz de seguir la disertación del conferencista) se la lleva al teatro para que aprenda a exhibir y criticar y se cree tener una mujer preparada.

No discuto las ventajas de la autoeducación que permite al individuo dedicarse a los estudios que prefiere pero, si afirmo que la educación primaria no es suficiente para la mujer como no lo es tampoco para el hombre.

El feminismo argentino debe pedir antes que la libertad política la educación completa de la mujer de acuerdo con las necesidades del momento. La acción educativa del estado comienza en el jardín de infantes y sigue en la escuela primaria y secundaria.

La escuela primaria resolverá el problema del niño obrero, del adulto que por diversas causas no ha podido recibir la enseñanza que se da en ellos del retardado, del débil.

La escuela secundaria se dividirá entre preparatoria y general.

En la primera se trabajará con gran intensidad, se seleccionará el elemento, desarrollando el sentimiento más alto de potencia que acrecienta la confianza en nosotros mismos individualizando, enseñando al niño que el hombre vale no por el lugar que ocupa si no por la manera como se desempeña y cumple con sus deberes humanos.

[…]

Esta enseñanza primaria y secundaria tiene su complemento y aplicación en la sala cuna y la escuela hogar, tratando de realizar el ideal de Raquel Camaña "Cada instituto de enseñanza, dice la autora de la Pedagogía Social, tendrá como anexo indispensable una cátedra práctica de humanidad "escuela materna" para niños de tres a seis años anexa a las escuelas primarias; "salas cunas" institutos de puericultura y maternología anexos a los Liceos, Colegios Nacionales, Escuelas Normales e Institutos del profesorado superior, "hospitales de niños" salas de maternidad anexo a la facultad de medicina" "En la de ingeniería habrá una cátedra especialmente consagrada a la edificación escolar"

"Se tratará de unificar en un solo plano higiénico el liceo, el taller y las salas cunas para formar un solo engranaje maternal que permita a la madre obrero alimentar a su hijo y al joven educando velar por el niño"

 La Facultad de Derecho y de Filosofía coadyugarán (sic) divulgando nociones bases sobre la historia y formación de la familia, la responsabilidad paterna, la investigación de la paternidad, la constitución legal del matrimonio, el divorcio, la patria potestad, la moral sexual, el derecho que asiste a la mujer para reclamar una moral igual para ambos sexos y el deber que llenará para conquistar ese derecho "ser madre en toda ocasión de la vida"11

Escuela primaria

La escuela argentina no satisface las necesidades feministas luego urge reformarla.

La democracia cimentada sobre el "pueblo soberano" exige la escuela única del pueblo y para el pueblo: que forme la conciencia nacional y las virtudes del ciudadano tanto públicas como privadas. Los bancos de esa escuela única será el mejor vínculo entre el obrero, el médico, hacendado y el político del mañana. Ahí se conocerán y recién entonces podrá pretenderse la paz social basada en el amor de cada uno a todos sus hermanos y en el sin número de virtudes que de ese amor se desprende.

A esta escuela concurrirán todos los niños de nuestro suelo incluso los asilados, para sacarlos del aislamiento en que se forma y acercarlos a los que compartirán con ellos más tarde los trabajos y luchas de la vida.

[…]

Para que esa escuela sea natural y humana es indispensable que sea mixta, pero como todo cambio brusco trae grandes inconvenientes puede implantarse lentamente partiendo del jardín de infantes hasta llegar al último año de la escuela secundaria. No hablo de la coeducación universitaria porque en nuestro país es ya un hecho, el que sin los temores que da una falsa moral se reúnan mujeres y hombres a ahondar los distintos problemas de los estudios superiores.

[…]

Como el porvenir nos reserva grandes sorpresas y la división del trabajo avanza en forma prodigiosa no será difícil que la mujer que ayer criaba el ganado, hilaba la lana, cortaba y cosía trajes y zapatos, reciba en el mañana (como lo recibe ya en algunas regiones de América del Norte) de una gran cocina a vapor la comida ya hecha saliendo más barata y variada que la que ella puede preparar.

[…]

La solución está en la especialización del maestro y en la existencia de personal y dirección mixta porque siendo mixta la escuela necesita un personal de ambos sexos para que pueda educar eficazmente; pues así como el varón en manos de maestras corre riesgo de adquirir la simulación, la modestia que siendo en esta una virtud se convierte en él un vicio, la niña en manos de maestros se expondría a transformar su psicología.

La instrucción puede darla indistintamente el hombre o la mujer pero educa sólo el que conoce y posee una psicología análoga al educando.

La instrucción es el medio de que se vale la escuela para formar al hombre y la educación en la nuestra la realizará la acción indirecta y conjunta de hombres y mujeres capaces en todo modo de ser ejemplo de sinceridad y trabajo para sus alumnos.

No basta el deseo ni la ley para conseguir un personal determinado. Hoy la educación está casi por completo en manos femeninas. El hombre no se siente atraído a la escuela primaria no sólo porque la dirección de niño es tarea maternal sino también por el desprestigio general y la escasez de recursos que acompaña al maestro. Así como gran cantidad de hombres figuran en la enseñanza secundaria podrían muchos ser maestros de escuela primaria y lo serán en el día no lejano que al maestro argentino se acuerde el respeto que merece y en que el escalafón reconozca méritos y servicios.

Desde el momento que el elemento escolar va a ser mixto el cuerpo que dirija esta enseñanza también lo será porque solo así los planes, programas, ordenanzas responderán a las necesidades de varones y niñas.

La enseñanza secundaria

Las niñas que han cursado la escuela primaria desean seguir estudiando deben necesariamente ingresar en el liceo o en las escuelas normales. La enseñanza dada hoy en uno y otras no satisface las necesidades femeninas.

Gran cantidad de mujeres pide aquella enseñanza que sin habilitar para una profesión determinada ni exigir talento ni esfuerzo considerable da cierta cultura general necesaria en la vida y suministra esa habilidad y flesibilidad (sic) mental que no puede adquirirse en el libro ni en la revista.

Las alumnas de academias y escuelas profesionales asistirán con gusto a aquellas clases que las hicieran capaces de desempeñar mejor en la profesión elegida, que le comunicara conocimientos de especial interés para ellas y les diera además esa cultura que al hacernos conscientes de nuestros deberes individuales y sociales, al acercarnos a nuestros hermanos nos eleva sobre las miserias humanas haciéndonos capaces de vivir mejor y de regirnos por altos ideales.

[…]

La manía doctoral que hoy todos criticamos ha sido consecuencia del carácter libresco y enciclopédico de nuestra escuela primaria, del desprecio que esta acordó a toda habilidad manual al no admitir en su reino las bases de futuras profesiones u oficios y a la enseñanza impartida en las escuelas nacionales que impulsó al pueblo a la universidad convenciéndolo que la instrucción tenía como único objeto obtener un título, cuya posesión le proporcionaría a más de los beneficios económicos la admiración y el respeto de sus semejantes. Y con este impulso unilateral se produjo la situación anormal de hoy que puede conducirnos al proletariado intelectual.

[…]

La escuela secundaria hará por un lado selección de individuos permitiendo solo a los mejores el ingreso a la universidad. Muchos abogan hoy por la libertad completa de estudios, por el acceso libre a las facultades pero esto redunda en desmedro de la enseñanza secundaria y universitaria y en perjuicio de los mismos alumnos. Los bachilleres que con relativa facilidad han obtenido el título se preguntan qué carrera les dará mayor provecho y se encaminan a la medicina, abogacía, ingeniería con tendencias puramente utilitaria, adaptándose como pueden a las condiciones impuestas por la universidad en lugar de conocer por autoexamen el camino hacia el cual son impulsados por sus tendencias y aptitudes individuales. Una vez obtenido el título superior, el cambio político o la tarjeta les lleva a puestos que devían (sic) ser privilegios solo de los mejores. Y en el caso que la competencia realizada en igualdad de condiciones del triunfo a los inteligentes, a los más capaces.

[…]

La escuela desempeñaría una misión puramente social no impondrían programa determinados sino que tendría de adaptarse a las necesidades de la mayoría, a la demanda de los estudiantes. Los obreros, comerciales (sic), músicos, artistas tendrán libre acceso a las aulas encontrando en ellas el medio de hacerse más aptos para la lucha por la vida y adquirir la libertad (si es que podemos ser alguna vez libres) que sólo se obtiene con el conocimiento pleno de los asuntos a que dedicamos nuestra actividad y con la capacidad de pensar con exactitud y presteza.

[…]

Y si la escuela diera preferencia a la educación moral: si ésta convenciera a hombre y mujer que debe regir sus actos por normas que conduzcan al perfeccionamiento de sí mismo y de la sociedad a la que pertenece; si a la niña se le hubiera preparado para evitar los peligros que habían de acecharla y al hombre se le hubiera enseñado el respeto a toda mujer por la sola razón de ser su igual no lamentaríamos hechos irremediables.

[…]

Los alumnos de ambos sexos asistirán a las mismas clases y estarán sometidos a los mismos trabajos en aquellas asignaturas de carácter instructivo y que desarrollen aptitudes comunes a unos y otras pero se separan en las que como trabajo manual ejercicios físicos desarrollen aptitudes distintas y en las clases que respondan a tendencias o gustos eminentemente masculino o femeninos.

Se continuará, completando la enseñanza eminentemente femenina realizada en la escuela primaria.

A la preparación de alimentos se añadirá la composición química y valor nutritivo de los mismos, como también la idea de economía y buen gusto tratando de preparar a las niñas para que sean hábiles administradoras de su hogar.

Se dará importancia a la confección de vestidos tan necesarios a un ama de casa induciéndolas a vestir con elegancia y cierta independencia que le permita rechazar modas que la ridiculicen o la desmejoren.

Pero, la enseñanza a que se hará mayor importancia será indudablemente la que se relacione con la misión maternal que debe realizar la mujer, preparándola por medio de la puericultura, psicología y pedagogía para que la pueda cumplir de la mejor manera; de modo que la mujer que sea madre esté en condiciones de cuidar y educar a sus hijos realizando obra social de mérito al ofrecer a la colectividad individuos sanos física, mental y moralmente. Obra que no ha de considerar nunca inferior a que realiza la mujer médico, ingeniero o diputado.

Notas

2. En ese año se aprobaron nueve tesis, de las cuales cuatro pertenecían a mujeres.

3. Candioti, Marcial, Bibliografía doctoral de la UBA y catálogo cronológico de las tesis en su primer centenario, 1821-1920, Buenos Aires, Universidad de Buenos Aires, 1920, pp. 394-395.  

4. Candioti, Marcial, op. cit., pp. 395-396.   

5. Candioti, Marcial, op.cit. pp. 396-397.

6. Barrancos, Dora; "Cien años de estudios feministas en  la Argentina", Buenos Aires, Revista Mora, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires, Nº 8, Diciembre de 2002, pág. 92. También se pueden consultar en la misma revista: Spadaro, María Cristina; "Elvira López y su tesis "El movimiento feminista" (1901): educación de las mujeres, camino hacia una sociedad más justa" y  Lobato, Mirta Zaida; "El movimiento feminista y la situación de la mujer en las palabras e Elvira López"

7. Vasallo, Alejandra; Los feminismos argentinos en los inicios del Consejo Nacional de Mujeres 1900 - 1910, CD-ROM, Actas de las VI Jornadas de Historia de las Mujeres y I Congreso Latinoamericano de Estudio de las Mujeres y de Género, Facultad de Filosofía y Letras, UBA, 2000.

8. El problema feminista en la Argentina es el título de la tesis que María Isabel Salthu presentó en 1920 para obtener su título como Doctora en  Filosofía y Letras (sección Historia) de la Universidad de Buenos Aires, bajo la dirección de Rodolfo Senet.

9. Cap. 1 pág. 4

10. Catecismo feminista, p. 38.

11. Pedagogía social, p. 95.

Bibliografía

1. Barrancos, D. (2002). Cien años de estudios feministas en  la Argentina. En Mora, núm. 8. Buenos Aires, Facultad de Filosofía y Letras, UBA.         [ Links ]

2. Candioti, M. (1920). Bibliografía doctoral de la UBA y catálogo cronológico de las tesis en su primer centenario, 1821-1920. Buenos Aires, UBA.         [ Links ]

3. Lobato, M. Z. El movimiento feminista y la situación de la mujer en las palabras de Elvira López. En Mora, núm. 8. Buenos Aires, Facultad de Filosofía y Letras, UBA.         [ Links ]

4. Spadaro, M. C. (2002). Elvira López y su tesis "El movimiento feminista" (1901): educación de las mujeres, camino hacia una sociedad más justa. En Mora, núm. 8. Buenos Aires, Facultad de Filosofía y Letras, UBA.         [ Links ]

5. Vasallo, A. (2000). Los feminismos argentinos en los inicios del Consejo Nacional de Mujeres 1900 - 1910. CD-ROM, Actas de las VI Jornadas de Historia de las Mujeres y I Congreso Latinoamericano de Estudio de las Mujeres y de Género. Buenos Aires, Facultad de Filosofía y Letras, UBA.         [ Links ]

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