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Mora (Buenos Aires)

On-line version ISSN 1853-001X

Mora (B. Aires) vol.25 no.1 Ciudad Autónoma de Buenos Aires June 2019

 

Traducción

Asincronías y discontinuidad en la historia del feminismo[i][ii]

 

María Marta Herrera

 

El anacronismo es el peor enemigo del historiador, el pecado capital contra el método cuyo solo nombre basta para constituir una acusación ignominiosa, la acusación - en resumidas cuentas- de no ser un historiador puesto que maneja el tiempo y los tiempos de manera errada. También en general, el historiador se abstiene cuidadosamente de importar nociones que la época de referencia supone no haber conocido, y aún más de proceder en comparaciones - por principios indebidos- entre dos coyunturas a las que separan siglos. Pero, así, el historiador corre el riesgo de verse inhabilitado, prohibida la audacia.Nicole Loraux.[iii]

El contexto

A fines de 1976, el colectivo "Donne e cultura" de Roma, del cual formaba parte, decidió concentrarse sobre el tema del padre. Con esa finalidad, al año siguiente y por algunos meses, un cierto número de mujeres (alrededor de una veintena) se reunió en lugares entonces habituales - casas privadas, algunas sedes "del movimiento"-. La elección se reveló acertada y tuvo un gran éxito, a tal punto que a veces, el grupo sobre el padre, abierto a todas, atrajo a más de 40 mujeres de diversa procedencia. Al final, se decidió de común acuerdo dedicar el trabajo de aquel año, a un número de la revista Differenze, que se publicaba en Roma en junio de 1976.

Así nació el número 5, octubre-diciembre 1977, ilustrado en la tapa con una fotografía del reverendo Charles Lutwidge Dodgson (más conocido con el pseudónimo de Lewis Carroll) que retrata un hombre joven sentado al lado de la ventana; detrás de él, de pie sobre la silla, quien presumiblemente es su jovencísima hija. El hombre tiene los ojos cerrados y se apoya en la pared; tiene el semblante cansado y un aspecto frágil, de abandono. No así la niña, una mano sobre el hombro de él, la cara seria, mientras mira el objetivo oblicuamente, como si estuviese recitando la parte de Flora de la novela de Henry James Il giro di vite.[iv] La imagen transmite con autoirónico candor las fantasías que circulaban entre las responsables de la redacción[v].

Sin embargo, al leer los artículos (18, incluidos los de la editorial, algunos muy breves, con el agregado de las transcripciones de dos reuniones de febrero y marzo de 1977) es desconcertante la continua evasión de la figura elegida para discutir. En su lugar, aparecen las dificultades y los conflictos internos del grupo principal, las tensiones provocadas por la relación ambivalente con "las nuevas", el silencio de algunas, el excesivo protagonismo de otras, los objetivos políticos externos. Una cincuentena de páginas condensan muchas horas de discusiones e intervenciones "de autoconciencia", como se usaba decir, utilizando una fórmula, llegada a nosotras sana y salva,  que permanece aparentemente insustituible (en la medida que no está del todo claro cómo interpretarla). El resultado es una publicación que bien refleja las inquietudes y los entusiasmos que recorrían el feminismo de aquellos años, durante los cuales se hablaba mucho de patriarcado y de hombres, pero mucho más raramente del propio genitor y de la función paterna en general. A decir verdad, para muchas mujeres de Roma, quizás un poco menos en Milán, Lacan era solo un nombre (y no el del padre)[vi].

¿Cómo lograr componer esta historia y reconstruir la manera en la que un colectivo feminista enfrentaba el tema a mediados de la década de 1970? ¿Qué herramientas utilizar para interpretar hoy, las prácticas sociales y afectivas del pasado? ¿De qué modo se puede intentar resignificarlas?

Preguntas justificadas, frente a la escasez de estudios y reflexiones existentes sobre el feminismo italiano[vii]. Son poquísimas las investigaciones existentes, en su mayoría pertenecen a experiencias de Milán y Torino[viii], con el agregado de algunos estudios sobre Florencia, Padua, Roma, Nápoles, Catania, casi como si hubiese sido un fenómeno solo relativo a algunos centenares de mujeres concentradas en su mayor parte en las ciudades del centronorte[ix]. El primer dato con el cual se confronta, se relaciona con la desproporción e inadecuación de una bibliografía muy modesta respecto a todo lo que la memoria, sin esfuerzo, restituye como un movimiento de masa que involucró a millones de mujeres de una punta a la otra del país.

Diseñar el contexto que hizo de trasfondo del número 5 de Differenze- luego de 35 años!- constituye, sobre todo, un estímulo para preguntarse sobre las modalidades disponibles para estudiar las prácticas feministas "de base", y para indagar una problemática intrincada en donde se enlazan elementos biográficos, reclamos nostálgicos y reconstrucciones periodísticas; hecha de reminiscencias poco elaboradas, de episodios y vivencias todavía necesitadas de profundas indagaciones, que son imposibles de volver a proponer en una versión cruelmente racional, despojada del prepotente reclamo a la subjetividad que tan intensamente ha marcado la fisonomía del movimiento feminista. Consciente de tener que respetar ya sea las exigencias de la investigación como los datos provenientes de las memorias personales y de las entrevistas con otras protagonistas, excede los fines de esta contribución el recomponer adecuadamente la multiplicidad de historias en el trasfondo de los años fervientes entre 1975 y 1978 en Italia, me limito a sugerir algunas notas de reflexión y de autointerrogación.

Vivir el presente

La revista Differenze, publicada en Roma entre 1976 y 1982, salió en 13 números de, alrededor de, 50-60 páginas cada uno, que cada grupo preparaba con total autonomía. En conjunto, ella ofrece un ejemplo de pluralidad de posiciones y experiencias poco difundidas en Italia: se va desde un número inaugural en donde se alternan breves artículos sobre la historia del primer feminismo, a un segundo sobre la práctica del inconsciente; seguidos de números sobre psicoanálisis, sexualidad y dinero, salud, lesbianismo, política, etc. A primera vista, la idea era la de un oportuno eclecticismo, al acompañar una gran cantidad de inmensas cuestiones, a menudo apenas rozadas, sobre el trasfondo de un perpetuo apremio por la "otra" política.

A partir de una primera lectura de las contribuciones publicadas en torno al padre en el número de Differenze, gestado por el colectivo "Donne e cultura", se tiene la impresión de una gran incertidumbre de las redactoras sobre el mejor modo de proceder. En la mitad del número (pág. 27) se abre una pequeña ventana titulada "¿qué le falta a este número.?", en la cual se explicita el clima de ansiedad y dudas que había caracterizado al proyecto y a la puesta a punto del número. Es evidente la preocupación por no lograr dar cuenta ni traducir en escritura, el clima psicológico y afectivo que caracterizaba las reuniones de los martes a la tarde: éste es el nudo crucial, la perspectiva predilecta para restituir el sentido de la experiencia de los colectivos de autoconciencia, mucho más relevante que la articulación de un problema teórico o que la propuesta de una clave de lectura política[x].

En efecto, en el conjunto de los textos publicados y de las discusiones desarrolladas, se comprende que el padre no es el objetivo principal del grupo; más aún, como tal, se convierte en un pretexto, casi de inmediato, y a continuación se lo deja de lado (algunos artículos recuerdan que se habló poco de él, no más de algunos encuentros) para hacer prevalecer las exigencias asociadas a entender el mejor modo de desenredar las dinámicas concernientes a las relaciones dentro del grupo y a cómo reaccionar respecto al "exterior". En Roma, en aquel período, las manifestaciones públicas piden a todas las militantes la máxima disponibilidad de tiempo y una gran inversión de energía: es  1977. En torno presionan las movilizaciones para la aprobación de la ley sobre el aborto y contra la violencia sexual, las dificultades de los colectivos de autoconciencia en todo el país, las luchas del movimiento estudiantil y la radicalización del choque social que involucra a muchas mujeres jóvenes. El epílogo de Lotta Continua al final de 1976 e inicios de 1977 estuvo en buena medida provocado por las feministas, quienes reivindicaron su rol en el haber acelerado la disolución del grupo[xi].

En pocos años, el patriarcado, junto a los padres simbólicos y reales, había terminado por asumir una apariencia menos amenazante, al punto tal que el tema podía deslizarse a un segundo plano. Una jerarquía milenaria de dependencia comenzaba a modificarse irreversiblemente, en algún caso a desaparecer; y así, pero en el momento no fue tan claro, en los hechos se estaba consumando el giro más radical. Las mujeres que contribuyen a editar Differenze, incluidas en colectivos romanos de diversos intereses y procedencias, parecen en conjunto, divididas por conflictos más generales que conciernen a nuevos objetivos del feminismo y a múltiples, pero inexpresadas exigencias de autonomía individual[xii].

Después de algún año de separatismo y de militancia activa en el movimiento, los intercambios, si bien bastante intensos, que se desarrollan públicamente una vez a la semana durante las reuniones, no son más suficientes. Las relaciones externas al grupo siguen siendo numerosas a nivel privado, a través de la densa red de amistades, en las numerosas actividades de contacto y colaboración con otras realidades locales y nacionales. La vida cotidiana de cada una está entretejida con los comentarios sobre éste o aquel aspecto surgido del martes anterior, con las tensiones existentes entre algunas, con el protagonismo o encanto personal de otras; se alimenta con llamadas telefónicas, los almuerzos y las cenas de último momento que entretejen los ritmos y el oscilante devenir de las cuestiones familiares, de las vivencias sentimentales y de aquellas unidas al trabajo; de envidias y celos suscitados por la intimidad existente entre pocas, de la cual una se siente excluida, y que luego terminan por condicionar el clima general y por crear profundas crisis a nivel individual. (ver Schiavo 2002 para un análisis ejemplar de alguno de estos problemas).

Aunque invisible para quien mira desde afuera, ciertamente difícil de describir, todo esto es precisamente lo que ocupa el centro de la escena, el efecto clamoroso del separatismo, el material indefinido de base, el aglutinante de todo y el poderoso vínculo entre las mujeres; un grumo pulsional que en algunos momentos puede también alcanzar puntas delirantes y fuera de control[xiii].

Aunque es un rasgo común de gran parte de las asociaciones feministas de la década de 1970, incluso en su gran diversidad de composición y de iniciativas, no es fácil identificar los grupos utilizando los parámetros habituales: ni públicos en el sentido tradicional (los hombres estaban excluidos), ni privados pero tampoco íntimos o terapéuticos (como un encuentro con amigas, amantes, médicos o psicoanalistas), sino personales y políticos al mismo tiempo, según la fórmula que prevaleció a partir de ese momento. De aquí el vívido interés por lo que acontecía durante las reuniones colectivas programadas, en las cuales se trataba de aferrar el sentido de las relaciones entre las mujeres. El objetivo declarado era el de dar continuidad y atribuir nuevos y diversos significados a las prácticas y costumbres de los pequeños grupos en los primeros años de la década de 1970. En poco tiempo se había puesto en pie una impresionante red de relaciones que atravesaba la entera sociedad civil en todos los niveles y era construida en oposición a las instituciones dominantes - familia, escuelas, partidos, fábricas, iglesias, mundo de la información y editorial, artes.

Pero lo que había crecido rápidamente y había contribuido a establecer la prioridad y los objetivos urgentes en 1974; en 1975 en relación con algunas prácticas relacionales y un cierto número de claves. En 1977 constituía una experiencia ya pasada; ni era fácil indicar como proceder de allí en adelante. Prevaleció la obsesión por el presente, por las dinámicas en acto en aquellos determinados contextos espacio-temporales en los cuales cada una se exponía hablando de sí misma frente a las otras, y se ponía en marcha un proceso de (auto)reconocimiento para compartir. Momento fundandor de una nueva identidad personal, de la cohesión del grupo y de su proyección política, esta modalidad ya estaba revelando el lado negativo e infecundo, como una superficie brillante devenida, de improviso, opaca sobre la cual no nos podíamos más reflejar. El presente ya no bastaba; los lugares y los tiempos que pocos meses antes, daban sentido pleno a la propia vida, se volvieron menos atractivos.

Sin embargo, si una consolidada radicalidad de las prácticas separatistas impedía aperturas fáciles hacia las instituciones, los recorridos solitarios eran percibidos como igualmente amenazantes. Los meses en los que se prepara la publicación del número sobre el padre son un cuidado espejo de la difícil transición entre un contexto entendido como una parte de un movimiento, en cuyo interior las vidas de cada una parecían inconcebibles como entidades singulares aisladas; y el momento de la separación individual. Es lo que ocurre precisamente, en el período en el cual el grupo de la redacción se reúne para programar el número de Differenze : la primavera/verano de 1978, los meses del secuestro y asesinato de Aldo Moro; los mismos meses en las que se multiplican las movilizaciones por el aborto (la ley es aprobada en mayo de 1978). El ciclo puesto en marcha a mediados de la década de 1960 se está dirigiendo rápidamente hacia el final, y este pasaje problemático y doloroso está subrayado en diversas contribuciones[xiv].

No sorprende que en la atención espasmódica por el presente, la elaboración específica fuese tan modesta. El padre, y junto a él otras expresiones del autoritarismo patriarcal, se alejaban para ubicarse, a menudo, como en un período casi remoto, en los albores de la historia del feminismo. Es comprensible que la preocupación relacionada a la dimensión temporal constituya uno de los datos recurrentes del número. Desde muchas partes, se lamenta el haber perdido el sentido de la historia, de vivir como en dos tiempos diversos, "el de la necesidad afectiva hacia el colectivo y por lo tanto de la necesidad del feminismo como totalidad, y en cambio el de la vida de cada una de nosotras vivida todavía en equilibrio, entre la propia historia individual y un momento colectivo"[xv].

Además, en los artículos de Differenze, faltan referencias a precedentes históricos y culturales; hay una ausencia total de citas de carácter teórico y/o disciplinar correspondientes a la paternidad; no se alude ni al psicoanálisis ni a la antropología, y tampoco a la sociología o a la historia (la importante investigación de Philippe Ariès había sido publicada en 1960[xvi], y por lo menos 4 mujeres del grupo de la redacción tenían una formación histórica y poco después constituyeron el núcleo fundador de la revista Memoria[xvii]). Los análisis más profundos sobre el tema de antropólogas, sociólogas y psicoanalistas, madurarían más tarde, casi como contrapunto de la insistencia sobre la maternidad que se mediría en numerosos reclamos los veinte años siguientes[xviii]. Además, los escritos de Carla Lonzi sobre el patriarcado, también leídos y conocidos, casi no son nombrados[xix]; y así también con las posiciones de las milanesas de Via Cherubini, quienes mientras tanto, habían decidido en 1975 inaugurar la Librería en una calle central de la ciudad. Todavía son los años de una hegemonía total de la oralidad respecto de la escritura.

El tiempo inactual y suspendido de la autoconciencia

Debemos regresar sobre esta "cosa" que ha sobrevenido y comprender lo que lo imprevisible nos ha enseñado de nosotros mismos, es decir aquello en lo que después nos hemos vuelto. Michel de Certeau.[xx]

Sobre el trasfondo del viejo dilema alrededor de la relación entre subjetividad e historia - teniendo en cuenta que el material más importante del cual se dispone está compuesto en buena parte por documentos y memorias personales, resultado de prácticas basadas sobre el separatismo y la autoconciencia, y de entrevistas- un primer acercamiento a las vivencias de los colectivos de la década de1970 requiere mantener un equilibrio dinámico entre los condicionamientos de orden político general y las instrumentaciones de investigación heterogéneas. Ahora entran en juego técnicas, metodologías y categorías propias de estudios (antropológicos y literarios, histórico-sociológicos, filosóficos, culturales, visuales, cinematográficos, psicoanalíticos) que ya han alcanzado un estado de gran respetabilidad académica, y a menudo establecen una distancia de seguridad respecto a tentaciones confesionales, ideológicas, autobiográficas[xxi].

En nuestro caso, quisiera sugerir que las dificultades conciernen también en buena parte, a planos de análisis poco explorados por el análisis histórico; en particular, los relativos a la promiscuidad y mescolanza de dimensiones temporales diversas, y a los efectos provocados por una inasible y variable jerarquía entre imágenes, palabras y escritura. Hasta los primeros años de la década de 1980 la oralidad fue la dimensión privilegiada, seguida en el período sucesivo por el empeño en la escritura con el nacimiento y renovación de algunas revistas, la apertura de librerías; pocos años después, se daba inicio al incontenible ascenso de los elementos visuales, que terminaron por invadir todo aspecto de la vida cotidiana hasta convertirse en un ingrediente indispensable en todos los niveles de la comunicación y del trabajo[xxii]. La preponderancia de una o de la otra se rebela decisiva para los fines de la reconstrucción de un discurso dominante. La preocupación constante de todos los grupos feministas de la década de1970, muy explícita también en varios números de Differenze, concierne los modos con los cuales traducir en escritura, situaciones y dinámicas incomunicables como la autoconciencia[xxiii].

A las fuentes de una procedencia tan diversa, a los cruces entre prácticas para nada homogéneas, es necesario agregar que las principales cuestiones debatidas en ese período - de la violencia sexual y familiar al aborto, de las discriminaciones en el trabajo a la representación política- permanecen incandescentes y bien lejos de estar resueltas en el transcurso de alrededor de medio siglo. Por cuanto los temas al orden del día en el 2011 emergen bajo una luz bastante diversa de como aparecían en la década de 1970, no se puede ignorar el hecho que, hoy como nunca, las violencias, las desigualdades, las diferencias sexuales y la misoginia, antes que desaparecidas o eliminadas, se han convertido en prioridad irrenunciable de la agenda política de los gobiernos de todo el mundo (Moallen 2006). En Italia, ellas han adquirido un carácter de dramática centralidad en el clima de desaliento y humillación propagados bajo el régimen sexista berlusconiano (ver más adelante el capítulo: "2009-2011: un bienio pornocrático").

Las preocupaciones interesantes en la situación actual se superponen a las de entonces, y alimentan la impresión de cambios que parecen congelados en el interior de un tiempo suspendido, como si la duración y persistencia de los problemas crease un peculiar efecto de irrealidad, que escapa a una investigación histórica tradicional. La arrolladora revolución tecnológica en el ámbito de las comunicaciones de las últimas décadas ha además derribado irreversiblemente la prioridad de la percepción y la jerarquía de la memoria, produciendo un cambio radical en la manera de concebir lo que entendemos, cuando hablamos de tiempo presente. Tal idea se ve reforzada por la problemática naturaleza temporal de la autoconciencia en el espacio separatista.

Imposible de reproducir, mucho menos de convertir en texto escrito, cada intento de contar y transmitir esta experiencia se encuentra teniendo que confrontar con el carácter inaprensible de la oralidad colectiva en los grupos y de las dinámicas entre las mujeres que forman parte[xxiv]. El significado y el espesor del presente llegan a ser inevitablemente modificados; se aguzan en una narración posterior que quiere reproducir la dimensión glosoálica típica de los movimientos sociales disruptivos como el feminismo (sobre "la revolución de la palabra" en el mayo de 1968 en Francia cfr. De Certeau 1994; trad. It. 2007: 34-35). En efecto, se imponen los aspectos relativos a la duración, la sucesión, las interrupciones, la superposición de voces, los silencios. La temporalidad especial de la autoconciencia no es ni una técnica ni una terapia que se pueda aplicar al estudio de personas, eventos, contextos, pertenecientes a un período sucesivo, o en ámbitos extraños; no se puede transmitir.Es fácil darse cuenta, apenas se intenta meter mano a las reconstrucciones basadas en textos de la década de 1970, y todavía más si queremos servirnos del diario de Carla Lonzi, cuya prosa inimitable ha sido erróneamente confundida con una presunta capacidad de mímesis perfecta con la experiencia de la autoconciencia. En el intento de escribir lo que había sido expresado oralmente, de imponer una cronología a cuanto rechazaba las secuencias obligadas del tiempo externo al colectivo, se explicita una tentación indebida de extender la autoconciencia a otra cosa, la pretensión de querer proyectar el tiempo y el espacio del separatismo dentro de un momento histórico que está ya lejano.

En el discurso sobre el feminismo de entonces se termina a menudo hablando del hoy, y se asocian, confundiéndolos, aspectos que el debate reciente sobre qué cosa es la contemporaneidad ha tratado de distinguir respecto a una genérica dimensión comúnmente llamada "presente". En esta reflexión, lo contemporáneo se convierte en una experiencia divergente, que no coincide con el propio tiempo, un desfasaje (Ferrari 2007; Agamben 2008). Si el tiempo externo, social, es aquel de la duración, de la cronología y de la sucesión, el de la autoconciencia se coloca en desacuerdo respecto a esto; no es una simple transposición de un plano al otro, entre eventos del pasado y su análisis hoy día, casi como si se tratase de situaciones mensurables en base a parámetros equivalentes. Más bien, el acento es desplazado con el fin de mostrar cuán relevantes son los elementos de la discontinuidad, de la suspensión, de la intermitencia. Lo que la hizo una práctica muy especial se manifiesta bajo la égida de la asincronía; el nudo de la cuestión, por comprender todavía, es la cualidad inactual de la que está impregnada[xxv].

Cualquier cosa menos desconocidas o incomprendidas, tales asimetrías habían sido evidenciadas desde la década de 1960 por Elvio Fachinelli. Organizador, junto a feministas milanesas como Lea Melandri y Luisa Muraro de la revista L'erba voglio (cfr. Melandri 1998), Fachinelli no dejó de señalar que en 1968 habían intervenido "cambios generales en la función y en el significado de la figura paterna" y citando las lecciones de sociología de Horkheimer y Adorno, se hizo intérprete de "una efectiva debilidad del padre en la sociedad"[xxvi]. Ya Lacan, recordó recientemente Massimo Recalcati en un libro inteligente sobre el tema, había enfrentado el fenómeno de la evaporación del padre en dos escritos, de 1938 y 1969 respectivamente, en los que analizaba la decadencia definitiva de la figura edípica (Recalcati 2011). Todavía más interesante es el aporte de una psicoanalista feminista como Juliet Mitchell, quien, con sus investigaciones sobre los vínculos hermano-hermana, invita a concentrarse mayormente en la importancia de las relaciones laterales entre hermanos, en la horizontalidad, antes que continuar insistiendo solamente en la jerarquía vertical entre las generaciones según la tradición freudiana (Mitchell 2003; trad it. 2004: 200-220). Entre los principales resultados de este cambio de perspectiva se perfila una inexorable decadencia de la cuestión de la descendencia y la creciente importancia de las alianzas en la sociedad contemporánea (Mitchell 2003: 4).

Representaciones del feminismo próximo pasado

Los ejemplos más eficaces de narración sobre el feminismo subrayan la irrupción de episodios imprevistos, la proliferación de los discursos, las caídas bruscas en el silencio, los conflictos recurrentes en el interactuar cotidiano, una generalizada tensión pasional en el proyectar otros modelos de vida[xxvii]. Desgraciadamente, poco valorizados como objeto de investigación en las universidades, en las representaciones más difundidas del movimiento de las mujeres italiano, permanecen en silencio el entrelazamiento, la confusión y /o superposición entre presente e inactualidad. De este modo, una experiencia entretejida por la atención minuciosa respecto al presente y la cotidianidad, a menudo se encuentra siendo banalizada y empobrecida en sus contenidos; su historicidad limitada a los aspectos meramente diacrónicos de la sucesión, la inactualidad hecha invisible e inexpresable.

La pálida presencia de los gender y queer studies en las universidades italianas, la dificultad en las décadas pasadas en lograr obtener financiamientos para proyectos e investigaciones sobre temas relativos al género están entre las razones no solo de la escasa visibilidad, sino también de la lenta, difícil afirmación intelectual, política y científica de estos estudios[xxviii]. En el panorama universitario y cultural italiano, el rol harto modesto de las enseñanzas y de las investigaciones ligadas a las perspectivas de género, su intrínseca naturaleza transdisciplinar, por no hablar de aquellas LGBTQ y su limitada legitimación, constituyen elementos disuasivos para quien es joven y querría ocuparse de estos estudios también profesionalmente, así como a nivel civil y político[xxix]. Son todos factores que contribuyen a empobrecer las investigaciones sobre el feminismo próximo pasado, que influencian en los resultados y que condicionan los potenciales desarrollos futuros[xxx].

Para compensar esta pobreza de resultados respecto a la historia del feminismo, hay que resaltar en cambio, el vivo interés mostrado por jóvenes investigadoras que no son italianas pero que estudian sobre Italia, o bien que han estudiado en el exterior y escriben sobre la experiencia italiana, habiendo tenido una formación del todo extraña a las preocupaciones políticas de la actualidad y a los estilos de comunicación difundidos por el gran circo periodístico- mediático que desde hace años se ha impuesto en el Bel Paese[xxxi]. La presencia de extranjeras/italianas e italianas/extranjeras de segunda generación que se precian de una formación altamente especializada, imprimió además a las investigaciones del último período un cambio en sentido transnacional, antirracista y finalmente sensible a los enfoques LGBTQ[xxxii]. Todavía más relevante fue, en las últimas dos décadas, en muchos contextos - incluido el de Italia - el impulso a reconsiderar los feminismos locales y nacionales dentro de movimientos migratorios más vastos y del proceso resumido con el término "globalización"; en nombre del antirracismo y de las teorías postcoloniales, de las luchas contra las discriminaciones y los efectos de la crisis económica a nivel mundial, una nueva internacional tomó el lugar de los antiguos llamados a la sororidad universal. No es casualidad que éste sea el ámbito en el cual se han comprometido en su mayoría las mujeres más jóvenes respecto a las llamadas feministas históricas[xxxiii].

La escasa propensión italiana a las conexiones entre sectores disciplinares diversos impidió en todos estos años que las ciencias sociales se entrecrucen de manera fecunda con las humanas y las de la comunicación con las artes visuales, como es indispensable en el caso del análisis de cómo se representa la femineidad, y de sus recaídas desde el punto de vista político y cultural, que alimentan de manera desatinada la influencia atribuida al espacio periodístico-mediático. Así se explica un rasgo significativo en el feminismo italiano de la década de 1970 sobre el cual vale la pena reflexionar: el hecho de que las reconstrucciones fílmicas, musicales, televisivas, teatrales, periodísticas y literarias supieron a menudo restituir las experiencias de aquel período con una eficacia muy superior respecto a aquellas que provienen del campo de las ciencias sociales y humanas. En comparación con la escasez de análisis de carácter histórico y socio-antropológico, hay en efecto, que contar con una mayor concentración de esfuerzos sobre los aspectos visuales y sonoros[xxxiv].

Junto a un cierto número de investigaciones estadísticas y de carácter socioeconómico, construidas a partir de documentos silenciosos, datos y números crudos, cuestionarios y encuestas, tenemos un material abundante compuesto por las imágenes de cuerpos en movimiento, voces, textos escritos, viñetas, páginas web. Esta producción parece, a primera vista, consentir una más fácil comunicación y transmisión de los estados emotivos, de los comportamientos y del aspecto físico, sobre una profundidad de eventos que ya pertenecen a un pasado no tan cercano. Se puede pensar en un prevalecer de la idea, no exenta de ingenuidad, según la cual una imagen (y también una poesía, un relato, una canción, un film) presenta y aferra con mayor eficacia e "inmediatez" gestos, expresiones, corporeidad; allí donde eso no ocurre, como en la página escrita de un ensayo de historia, sociología, antropología o economía[xxxv]. Pero no se trata solo de esto.

 En efecto, son importantes el descubrimiento y la valoración de algunas de las grandes posibilidades contenidas en las imágenes y en los textos literarios; ya sean cinematográficos, fotográficos, televisivos, publicitarios o virtuales. Más bien fueron bastante seductoras las capacidades potenciales que ellos ofrecen para vehiculizar variadas y diferentes experiencias temporales, como la duración, las pausas, los movimientos para atrás o para adelante hacia el pasado y el futuro, los cambios imprevistos. Se ha escrito "Frente a una imagen, nos encontramos frente al tiempo", resumiendo una reflexión que recorre todo el siglo pasado (Didi-Huberman 2000; trad it. 2007: 11). Además, las imágenes están a menudo atravesadas y acompañadas por inserciones gráficas, tienen una base sonora; se transforman en una unidad en donde se entrecruzan y también se superponen oralidad y escritura.

En una posición transversal entre las ciencias sociales y los restantes géneros y disciplinas, en la cima de la jerarquía de los instrumentos de representación e investigación utilizados, hay que luego considerar, el lugar aparte ocupado por la intervención filosófica, que goza de gran prestigio y visibilidad en Italia. Por ella, las prácticas sociales y políticas se someten a un proceso de transformación mediante el cual ellas son transformadas, a menudo con demasiada rapidez, en conceptos teóricos; y de aquí, a veces con exceso de celo y de impulso voluntarista, terminan en un "salto" hacia el slogan y el programa político. Quizás deriva de este pasaje, propuesto por grupos y tendencias diversas, casi como si fuese el círculo lógico de una auténtica práctica feminista, el énfasis sobreabundante dado a algunas palabras-clave de exquisita ascendencia filosófica - un aspecto del todo desconocido en otros lugares[xxxvi]. Y sin embargo, hay algo que no funciona tan bien. La proliferación de mensajes visuales, escritos y verbales, de conceptos-clave empleados como mantras salvíficos, satisface a duras penas la necesidad de instrumentos cognoscitivos adecuados, indispensables para analizar los movimientos que han transformado profundamente la vida de millones de mujeres y de hombres y obligado a repensar de raíz las formas del parentesco, el trabajo, la vida cotidiana, las amistades, la sexualidad, el amor.

Cuestiones de archivo y de anacronismo

El archivo no se deja hacer, él parece resistir, él hace mal, él fomenta una revolución contra el poder mismo al cual finge confiarse, prestarse e incluso darse. Jacques Derrida (2003:20)

Cuando las protagonistas de tan numerosos desbarajustes tratan de dar cuenta de la complejidad de tales procesos, todo parece contenerse en unas pocas experiencias y fórmulas basilares: los pequeños grupos, la relación entre mujeres, la autoconciencia, "partir de sí", la/las diferencia/s. Paradojalmente, es propio sobre algunos de estos aspectos que la reflexión parece encallar y casi andar a tientas en busca de puntos firmes. Para describir las prácticas vueltas famosas en el curso de la década de 1970, son escasos, a menudo inhallables, los documentos que testimonian la intensidad de la participación y la inversión de energía y de tiempo por parte de millares de mujeres. Ellos permanecen casi sin reelaboración por parte de las generaciones siguientes; imprecisos y huidizos, conservan una fachada de opacidad refractaria a la decodificación.

Quizás asusta la idea que, de ocasiones en apariencia tan banales, como verse entre amigas y conocidas en casas privadas y contarse las propias vidas, se haya originado un movimiento que asumió proporciones tan vastas y que tuvo efectos disruptivos sobre las formas tradicionales de la política y de las relaciones humanas. Las categorías de análisis aún refinadas, provenientes del bagaje inagotable de la filosofía y del psicoanálisis, las ciencias y las artes, se revelan ineficaces, y poco o nada han logrado decir al respecto. Los documentos impresos son a menudo hojas grises de ciclostilo, revistas con las cubiertas desteñidas, colecciones descompaginadas; la edad y el polvo convirtieron su aspecto modesto en monumental, autorizado, enigmático. Los grandes historiadores de las revoluciones epocales en los siglos pasados a menudo se tuvieron que encontrar desenredando tales situaciones. Algún fotograma, una instantánea de la época, un testimonio sonoro provocan por el contrario, un alivio temporario al ansia de conocimiento, y esta última se puede siempre dirigir hacia una lectura meditada de las 1400 páginas del diario de Carla Lonzi, Taci, anzi parla, elevado al rango de texto fundamental y fundador. Aunque en realidad, no lo fue nunca, si no posteriormente[xxxvii].

Una preocupación que prevalece en torno a cómo hacer la historia del feminismo italiano no atañe solo a la cuestión de las fuentes, a comprender cuáles sean los géneros y las disciplinas más indicadas para desarrollar la tarea, a dónde encontrar el punto de equilibrio entra acumulación y desaparición. Preocupa más bien la insistencia solo sobre algunos episodios, conceptos, figuras; la que provee la trama sobre la que se construyó la voz "Feminismo" de Wikipedia, de más de 30 páginas, que sistematiza en ordenada progresión temporal eventos y protagonistas, subraya las luces y las sombras, las victorias y las derrotas; que propone al fin de cuentas un juego de figurines con un aspecto un poco descolorido. Antes que ampliar las funciones y los significados del archivo al extender el número de las calles transitables, se limita a indicar un cierto número de personalidades emergentes y algún episodio notable, eligiendo abandonar en un proceso de inevitable disolución la multiplicidad de huellas existentes. Es una sensación comparable a aquella de quien, hoy, toma entre sus manos un libro sobre la revolución industrial en Inglaterra escrito en los años cincuenta, y lo confronta con la prodigiosa riqueza humana, social, cultural que permeaba las vivencias de las huelgas, las miserias, la explotación de las clases trabajadoras, reveladas en 1963 por la genialidad de Edward P. Thompson, el cual logró transformar las tipologías históricas tradicionales en un grandioso fresco bajtiniano, empapado de ruidoso poliglotismo[xxxviii]. Como ocurre con la reconstrucción de otros movimientos revolucionarios, se siente una desilusión frente a la oferta de una silueta esquelética que ha sido repulida y reducida al silencio, y ahora yace del todo desvitalizada sobre la mesa de la página de internet. Más que animarse, la relación entre pasado y presente, tradición y contemporaneidad permanece inmóvil con los rasgos solidificados del rigor mortis.

Detrás de las dificultades actuales de hacer la historia del feminismo y en la insistencia sobre cómo dar cuenta de la autoconciencia, se esconde una dificultad para acoger la finalidad de aquella experiencia. Todavía les ocurre algo similar a muchos historiadores que quieren reconstruir el pasado esforzándose en "hacer hablar" eventos y protagonistas del pasado como si estuviesen presentes, vivos y activos.

No buscamos esto. Hoy, las exigencias que se proponen son otras, diversas, entre las cuales nos parecen prioritarias algunas indicaciones - provenientes de varios ámbitos disciplinares y solicitadas por las impelentes circunstancias políticas de la actualidad- que sugieren efectuar un desplazamiento radical de la angulación: en vez de orientar la mirada hacia atrás, tratar de volverla hacia adelante, analizar los materiales del pasado por lo que en ellos aparece solo de forma apenas esbozada y que pueda ser retomado ulteriormente, desplazado y reanimado. El problema del archivo, que deviene central en el último siglo, se encuentra de algún modo destruido: no más depósito de materiales inertes, sino punto de recogida de huellas preciosas para indagar las genealogías del presente (Foucault; trad. it. 1980: 172 e sgg.)[xxxix]. En una entrevista de 1969, en ocasión de la publicación de La Arqueología del Saber, Foucault habló del archivo como un conjunto bastante dinámico, "la masa de cosas dichas en una cultura, conservadas, valorizadas, reutilizadas, repetidas y transformadas.esta masa de cosas dichas - explicaba- yo la considero no parte de la lengua.sino de aquellas operaciones que las originan.El "archivo" ahora aparece como una suerte de gran práctica de discursos, práctica que tiene sus reglas, condiciones, funcionamientos y efectos" (Foucault [1969]; cfr. Sheringham 2005: 50).

Posteriormente, Derrida recordó en su Mal de Archivo (1995) que la palabra refiere al mismo tiempo al "comienzo" y también al "comando", a un elemento de carácter histórico pero también a un principio de naturaleza nomológica(Otra vuelta de tuerca en español). "el archivo siempre conserva un problema de traducción"; "la cuestión del archivo - agregaba- no es.una cuestión del pasado", sino "una cuestión del futuro.de una promesa y de una responsabilidad por el mañana" (Derrida 1995; trad. it. 1996: 8, 47).Una investigación reciente sobre la reglamentación en la India del 1800 de Anjali Arondekar se mueve tomando el elemento dinámico aquí sugerido; la cual a través del análisis de documentos judiciales, literarios y periodísticos ofrece un fascinante y problemático fresco en torno al vínculo entre la constitución de los archivos, la sexualidad y las temáticas postcoloniales. En este estudio se denuncian las contradicciones típicas de la tradición dominante y la pretensión de una coherencia improbable, caracterizada por querer considerar al archivo como depositario de una verdad irrefutable. El deseo de clausura y sistematización característico del acto de archivar, sostiene Arondekar, está siempre acompañado de un igualmente fuerte impulso a la interrogación; luego, no [es] un mero contenedor y receptáculo de huellas, sino punto de cruce, la ocasión para volver a poner continuamente en discusión los contenidos. Aquí por lo tanto, todo momento del archivar, cualquier agregado o reapertura, modifica el significado mismo del archivo, proponiendo no tanto la condición estática de un conjunto de memorias pasadas que reordenar, sino una idea de movimiento, de futuro, problemas sobre los cuales indagar ulteriormente (Arondekar 2009). Y luego, como ha observado Derrida a propósito del regalo de parte de Hélène Cixous de sus propios escritos, hay que prestar atención a los "secretos del archivo", por lo que allí se encuentra escondido; quien recibe este regalo no es beneficiario de un gesto de munificencia sino que tiene entre sus manos una verdadera y propia caja de Pandora[xl]. Finalmente, quien, desde hace muchos años, trabaja en archivo está buscando estudiar los profundos cambios en los criterios que deberían guiar el futuro del mundo del archivo, concebido como un área en la cual, por un lado se ejerce y se negocia el poder - en torno a quién, cómo, qué cosa representar- por otro lado, se desarrolla un rol de activa mediación con los nuevos sistemas que las recientes tecnologías imponen al reordenamiento de los documentos y a la relación de éstos últimos con quien los examina y los lee (cfr. Cook 2007; Hedstrom 2002; Freshwater 2003).

Desde hace tiempo, se discute sobre los peligros de la investigación de los orígenes, del archivar 'cerrado', el efecto Medusa de una reconstrucción que coloca cada tesela del mosaico en su lugar y restituye el pasado bajo la forma de algunas figuras completas, compactas, íntegras.y petrificadas. Antes que pensar en los depósitos de papeles, conviene retomar nociones más problemáticas que conciernen al archivo - la asincronía, la temporalidad 'prepostera'[1], las discontinuidades, que han sido sugeridas por algunas/os estudiosas/os más recientemente[xli]. No hace muchos años, Angela Putino había agudamente observado:

Podrá pasar algo, sólo al cortar la comunicación de la historia, (algo) entendido como un remontar filial a las madres o como un transportarlas en el decisivo sentido ofrecido por hijas reflexivas y autoconcientes. Así podrán venir a nosotras moléculas veloces que no se detuvieron, lentísimas partículas que nos resquebrajan, indicando nuestra y su inestabilidad en los diversos estratos (Putino 1998: 16)[xlii].

Con el fin de estimular nuevas modalidades de hacer historia del feminismo, quisiera sugerir la fecundidad del análisis [de aquellos] que con coraje han abierto la vía a perspectivas diversas de interacción entre pasado y presente. Y aquí, como es fácil imaginar, Freud, Warburg, Benjamin sobresalen cual dioses tutelares al inicio del 1900. Como adquisiciones certeras en quien cultiva las ciencias humanas y las artes, ellas aparecen un poco menos aceptadas en las ciencias sociales. Los tres tienen en común, además de la lengua alemana y el hecho de haber vivido y trabajado en los mismos años, una particular sensibilidad con respecto a la relación con la tradición y con el tiempo histórico[xliii]. A ellos corresponde el mérito de haber indicado con análisis fulgurantes, los puntos problemáticos y conflictivos de la relación entre el tiempo y la historia: la coexistencia en el ser humano de tiempos históricos diversos (Freud); la persistencia de formas temporales del pasado que recorren los siglos y acompañan fantasmáticamente nuestra existencia (Warburg); un trastorno ocurrido entre pasado y futuro que funda en las ruinas la historia que vendrá (Benjamin). Con ellos se desvanece toda posibilidad de leer la historia a través de los lentes de una sucesión de eventos progresiva.

Más cercano a nosotros, y sobre todo en el ámbito francés, a partir de Foucault pero sobre todo de Michel de Certeau, el problema de la temporalidad y de la relación entre los vivos y los muertos en la historia, se volvió un tema de interés central (de Certeau

1975; trad. it. 2006; y sobre todo de Certeau 1978; trad. It 2006: 78-85). Las consideraciones de una gran helenista - Nicole Loraux- contenidas en la conferencia pronunciada en 1992 con el título "Elogio del anacronismo histórico", mostraron cuan poco estimulante sea la obsesión cronológica que transforma el anacronismo en una verdadera y propia bestia negra de los historiadores y los vuelve poco audaces (Loraux 2005: 23). Retomando lo que había observado unos años antes François Bédarida, para Loraux es necesario superar uno de los grandes prejuicios de la disciplina histórica - la obsesiva insistencia en la progresión cronológica como índice de cientificidad en la investigación histórica (Bédarida 1987; cfr. también Rancière 1996 y Farge 1997).

A su vez Mieke Bal, que escribe a propósito del crítico de arte, hoy día, en su investigación sobre Caravaggio, ha sugerido que no se trata de utilizar el pasado como mero depósito, sino de encauzar una nueva modalidad de hacer historia, proponiendo el uso activo de la investigación en el presente. Utilizando la expresión "preposterous history", Bal quiere poner el acento sobre la necesidad de relacionarse dinámicamente con los residuos temporales: lo que precede no debe necesariamente ser considerado un prius cronológico. Una manera bastante productiva de hacer historia en la actualidad, escribe, puede ser la de concebir la relación entre primero y después en sentido inverso, y hacer preceder cuanto ocurre después (Bal 1999: 6-7)[xliv]. Cuando hoy día, las/los artistas utilizan aspectos de épocas pasadas, e introducen citas en el propio trabajo, lo que hacen es una operación en la cual las imágenes del pasado están siendo continuamente reelaboradas y modificadas en el presente; esta actividad modifica las imágenes precedentes. Nosotros nunca heredamos eventos, ideas, experiencias, "así como eran"; igualmente imposible es la pretensión de volver a dar sonoridad a las voces del pasado. "Medio siglo después de Michelet, - escribe Certeau- Freud observa que los muertos "recomienzan a hablar"; pero ya no, como pensó Michelet, en virtud de la evocación de ese "adivino" que es el historiador: algo "habla", pero sin su conocimiento, en su obra y en sus silencios. Estas voces, cuya desaparición es el postulado asumido por todo historiador y a las cuales él sustituye con la propia escritura, vuelven a morder el espacio del cual están excluidas para hablar de nuevo desde las profundidades de ese texto-sepulcro que la investigación científica levanta en su lugar"(de Certeau 1978; trad. it. 2006: 85).

Joan Scott se ha mostrado igualmente coherente en rechazar los numerosos intentos de "inventar una tradición". En sus fundamentales estudios sobre la historia del feminismo francés y sobre el problema de la relación con los movimientos de emancipación en el pasado, emerge en primer plano, la imposibilidad de confiar en la continuidad histórica de la causa de las mujeres y de sus reivindicaciones[xlv]. En un ensayo reciente sobre el futuro de la historia de las mujeres, Scott hizo evidentes algunos de los problemas que rodean la investigación actual sobre estos temas. En la inevitable confrontación entre generaciones de feministas, ahora ya colocadas cronológicamente en períodos diversos y lejanos, ya sea desde el punto de vista político como intelectual e institucional, la estudiosa se ha detenido a considerar algunas adquisiciones en el campo de los derechos, de la visibilidad pública y de la inserción académica, particularmente evidentes en los Estados Unidos, mucho menos en Europa, por no decir Italia (Scott 2004). No ha dejado pues de subrayar algunos factores que influyen en los destinos futuros de la historia del feminismo: entre otros, los procesos de reorganización de las universidades, los cambios internos en la disciplina histórica, la melancolía que serpentea en tiempos más recientes. Luego, se ha detenido a considerar cuan determinante fue en los primeros años del proceso de afirmación de los women´s studies, el elemento del deseo, esa extraordinaria fuente de energía y de proyección hacia el futuro, alimento fundamental de la agencia: "las feministas no son solo sujetos políticos, sino también sujetos deseantes, y como tales, sujetos que hacen historia" (Scott 2004:25). En años más cercanos a nosotros, ha habido una "domesticación del deseo ferviente", escribe, pero ha llegado el tiempo de volver a aquella visión del "deseo ferviente" como regalo de las Musas, "una especie de locura que sobreviene, enciende y transforma al sujeto" (Scott 2004:15). Si queremos continuar ocupándonos de la historia- ha subrayado por último Scott- debemos tener en cuenta el elemento deseante, las pasiones que guían los comportamientos humanos; de esto dependerá nuestra capacidad de actuar e imaginar el tiempo delante de nosotros.

 

[1]                     [1] Para su traducción, cfr. nota 42 de la autora.

[i]                       [i] Esta traducción corresponde al artículo de Di Cori, Paola. "Asincronie e discontinuitá nella storia del feminismo", en Asincronie del femminismo. Scritti 1986-2011, Piza, Edizioni ETS, 2012, pp.33-55. Nota del editor.

[ii]                      Algunas páginas de este ensayo han sido publicadas en la revista "Snodi" (n.7, 2011, pp. 69-75) con el título Fantasmi a Roma. Autocoscienza sul padre negli anni Settanta. Nota de la autora.

[iii]                    Loraux 2005: 23. Se trata de una conferencia de 1992 vuelta a publicar en un volumen de escritos en homenaje a la gran helenista.

[iv]                    Otra vuelta de tuerca en español.

[v]                      Sobre consideraciones muy interesantes sobre las fotografías de la infancia de hombres y mujeres en la segunda mitad del siglo XIX, cfr. Armstrong 1996.

[vi]                    Me parece útil indicar el índice del fascículo: este número está a cargo de .; y quisiéramos que este número.(sin firma, a cargo de la redacción); Celeste Nicoletti, Lazare veni foras; Paola Di Cori, Padre nostro.; Pia Candinas, Come amo Giulio Cesare; Elsa Sormani, All my heart belongs to daddy; Anna Maria Vacca, Dio padre (quasi) onnipotente; Michela De Giorgio, Guerre stellari; Marina d'Amelia, Memorie dal sottosuolo; Margherita Pelaja, Perché sempre da zero?; Roberta Tatafiore, Io, noi, politiche?; Michi Staderini, Differenze di classe tra donne; cosa manca in questo numero.?; Stéphane Picard, Perché me ne vado. o 'changer de raison'; Pia Candinas, Portiamo l'attacco al quartier generale; Anna Giulia Fani, Sulla divisione sessuale del lavoro; Registro de la reunión del 22-2-77; y del 3-3-77; al regreso del congreso de Bologna.

[vii]                   Cfr. más recientemente las consideraciones contenidas en las contribuciones de Bertilotti y Scattigno 2005 y aquellas relevadas en el volumen de Anna Rossi-Doria Dare forma al silenzio (2007), en particular de la pág. 243 en adelante. Para las principales referencias bibliográficas además de las indicadas por Rossi-Doria, reenvío a las notas del apéndice del volumen del Centro Studi e Documentazione Pensiero Femminile di Torino, Glossario. Lessico della differenza, a cargo de Aida Ribero, Regione Piemonte, Torino, 2007.

[viii]                 Sobre Milano sigue siendo fundamental la investigación de Anna Rita Calabrò y Laura Grasso, Dal movimento femminista al femminismo diffuso (1985); Libreria delle donne di Milano 1987 y Melandri 2000. Entre las publicaciones de la década de 1970, ricas de noticias, reenvío a la bella colección titulada L'almanacco (Aa. Vv. 1978), en la cual se da cuenta de la existencia de grupos por todo el país, de Iglesias a Mestre, de Potenza a Pinerolo. Veáse también la colección francesa a cargo de Louise Vandelac, L'Italie au féminisme (1978). Para Torino, veáse Ribero 1999, y en particular el importante estudio di Maria Schiavo, Movimento a più voci (Schiavo 2002). Para Roma reenvío a las contribuciones incluidas en Crispino 1988, II vol.; cfr. también Memoria, 19-20, Il movimento femminista negli anni '70, 1987; más recientemente Guerra 2008, Storia e cultura politica delle donne, Bologna, archetipo libri, 2008. Para referencias bibliográficas más amplias se pueden consultar algunos sitios web; www.storiadelledonne.it; www.women.it; www.url.it/donnestoria/bibliografia/ femminismo; www.bibliotecadelledonne.it. La contribución reciente de Michela Ossanna, Il politico è personale (Ossanna 2011) ofrece interesantes perspectivas para la comparación aun siendo bastante lejana por edad, referencias políticas y culturales, y formación de la autora de las preocupaciones de recorren estas páginas.

[ix]                    Las investigaciones realizadas fuera de Italia, como Adler Hellman 1987, concentradas también sobre el norte son incluso poco conocidas.

[x]                      Reproduzco el contenido: ¿Qué le falta a este número de nuestra práctica feminista? Todo: las relaciones entre las mujeres, presentes o no en el colectivo, las miles de cosas hechas conocidas o desconocidas, los cigarrillos en el piso, las discusiones, los encuentros, los besos, los pensamientos, las fantasías. "Descubrir y rechazar continuamente a las mujeres; descubrirse y rechazarse continuamente a sí mismas. Identificarse y diferenciarse, aceptar y rechazar, gustarse y odiarse, controlarse y dejarse ir. Es un número hecho por compañeras (?), por mujeres (?), por feministas (¿): pero no se habla del parto, del aborto, de los hijos; se habla del hombre? Tal vez en cualquier lugar, pero no como se lo vive de verdad, día a día; más como se lo imagina, como se lo crea día a día."Y sin embargo, para nosotras este colectivo es lo más concreto que nunca nos haya ocurrido hacer, quizás es la primera vez que nos ocurre sentir que verdaderamente hemos elegido hacer alguna cosa. Por eso seguimos quedándonos" [los puntos interrogativos están en el texto]. Cfr. Rossi-Doria 2007: 254-256.

[xi]                    El juicio sobre las motivaciones que hicieron precipitar la crisis es unánime por parte de los militantes. Cfr. el debate entre Guido Viale, Giovanni De Luna, Franca Fossati, Erri De Luca, "Come finì Lotta Continua", in MicroMega, 8, 2006.

[xii]                   En el editorial de Vorremmo che questo numero está escrito: "Sale a la luz, creemos, la imagen de un colectivo feminista que por años está suspendido entre dos líneas: entre la autoconciencia y la práctica de las relaciones entre mujeres, y el problema del trabajo y "de la intervención social". La dificultad de hacerlas encontrar nos destruye tanto como la ausencia de uno de los dos aspectos del feminismo cada vez que nuestras oscilaciones nos conducen a una parte más que a la otra". En Differenze, 5, 1978: 3.

[xiii]                 La mayor parte de los documentos y de los testimonios concuerdan sobre estos puntos. Cfr. los textos incluidos en Calabrò e Grasso 1985; Fraire 2002, que recoge una selección de artículos del Lessico politico delle donne, publicado en 6 volúmenes en 1978, siempre a cargo de Manuela Fraire, para las ediciones Gulliver de Milán. Sobre la autoconciencia y la historia del feminismo italiano véase Passerini 1991: 161-184.

[xiv]                  En particular en el de (la) introducción general, firmado por Celeste Nicoletti, "Lazare veni foras", donde se dice explícitamente, "Siento que una fase del feminismo ha concluido"; y de di Roberta Tatafiore, "Io, noi, politiche?", en Differenze, 5, 1978, respectivamente pp. 4-6 e 21-23. Sobre algunos aspectos de este momento de ruptura reenvío a Di Cori 2006 y a la versión italiana, modificada en parte, "Parlare, ascoltare, tacere. Tra femminismo e terrorismo", en este volumen.

[xv]                   Michela De Giorgio, "Guerre stellari", en Differenze, 5, 1978: 15-16.

[xvi]                  Ariès 1960 falta agregar titulo L'enfant et la vie familiale sous l'Ancien régime, Plon; se publicó una traducción italiana con el título (Padri e figli nell'Europa medievale e moderna Roma-Bari, Laterza, 1968). Una bella entrevista de 1979 del autor con J-B. Pontalis fue publicada en Nouvelle Revue de Psychanalyse, 19, L'enfant dans la psychanalyse; hay una versión italiana disponible en el sitio de la Associazione Psicoanalitica Salus www.lacan-con-freud.it con el título Il bambino: dalla biologia alla storia. Conversazione con Philippe Ariès.

[xvii]                Memoria. Rivista di storia delle donne, publicada por la editorial Rosenberg & Sellier, 33 números de 1981 a 1993.

[xviii]               Ricordo Lo Russo 1995; Accati 1998, 2007 sobre el cine de Buñuel y de Bergman. Manuela Fraire da cuenta de las complejas relaciones entre psicoanálisis y autoconciencia en los años ´70, en Milán y en Roma, en el ensayo "Vecchie ragazze, donne nuove", incluso en Fraire 2002: 171-188. En tal contexto es relevante L'ordine simbolico della madre (Muraro 1991). También véanse los ensayos reunidos en d´Amelia 1997.

[xix]                  Los principales están reunidos en las colecciones de los Escritos de Rivolta Femminile. Además del ya citado Lonzi 1977, véase Taci, anzi parla (Lonzi, Jaquinta, Lonzi 1978).

[xx]                   de Certeau 1994; trad. it. 2007: 28 [los primeros 5 ensayos del volumen fueron publicados con este título en otoño 1968].

[xxi]                  Véanse las recientes observaciones sobre el tratamiento histórico de los testimonios de protagonistas vivos en Artières et al. 2002. Sobre el problema de las fuentes orales y escritas para estudiar el feminismo Rossi-Doria 2007: 251 y ss.

[xxii]                Sobre estos puntos, los pasajes que han abarcado el entero ámbito de la historia social y los estudios culturales, y no solo el feminismo, reenvío en esta sección más adelante a "Infanzia, autobiografía e storia. Storici e storiche parlano di sé".

[xxiii]               Cfr. el ensayo de Maria Gabriella Frabotta, Pratica dell'autocoscienza, Fraire 2002: 85-108. También véase A zigzag. Gruppo su sessualità e scrittura, número único, Milano, mayo 1978; en particular el Prefacio, incluido en Melandri 2000: 280-283, en el cual se analiza con mucha claridad el conflicto entre oralidad y escritura en los colectivos, desde el punto de vista de las dinámicas internas y del poder.

[xxiv]               Sería indispensable una comparación con las prácticas feministas de los orígenes en ámbitos no italianos. Leyendo una página de Kate Millett de 1972, sobre cómo era entonces entendida la autoconciencia en los Estados Unidos, y la instintiva analogía que muchas trazaban con las experiencias de conversión religiosa en ese contexto, es evidente que existen profundas diferencias en el modo de concebir el momento de la presentación pública de sí frente a otras. Una de las diferencias principales concierne las modalidades y los diversos significados que se atribuyen al hablar en público y al reconocimiento de sí por parte de las otras. Cfr. la introducción de Kate Millett a The Prostitution papers (Millett 1975 [1971]: 9-19, en particular 11-12). También Carla Lonzi establece grandes diferencias entre las prácticas de autoconciencia en Roma y en Milán (cfr. Lonzi, 1978: 49 y ss).

[xxv]                 Foucault ha insistido sobre la definición de qué sea el presente y la actualidad a partir de Kant en Che cos'è l'Illuminismo?, (Foucault 1998: pp. 217-232 e 253-261); sobre algunos aspectos de esta interpretación reenvío a Di Cori 2007a.

[xxvi]               Cfr. Elvio Fachinelli, "Il desiderio dissidente", en Id., Il bambino dalle uova d'oro, Milano, Feltrinelli, 1974, p. 109 (ensayo publicado originariamente en Quaderni piacentini, 33, febrero 1968); v. también sus estudios sobre el tiempo en Id, La freccia ferma. Tre tentativi per annullare il tempo, Milano, L'erba voglio, 1979; Id., "Che tempo fa sull'albero dei lupi?", entrevista a cargo de Gabriella Buzzati (extracto), en Alfabeta, 11, marzo 1980, propuesta de nuevo en alfabeta 2", 5, 2010, y el comentario de Lea Melandri, L'altra sinistra di Fachinelli, ivi.

[xxvii]              Ejemplos sobre estos puntos Melandri 1977; Lonzi 1978; Schiavo 2002. La importancia del elemento "pasión" para la historia de las mujeres y también para la vida en general, ha sido oportunamente subrayada por Joan Scott en un ensayo reciente (cfr.Scott 2005).

[xxviii]            Como ya se dijo en la introducción, para alimentar tales carencias han contribuido, entre otras cosas, las grandes demoras con las que los estudios de género han sido introducidos en las universidades italianas. Basta pensar que el congreso llevado a cabo en 1987 en la universidad de Módena, consagración de estos estudios, fue el único por muchos años (cfr. Marcuzzo y Rossi-Doria 1987). Desde este punto de vista, fueron fundamentales los esfuerzos de las asociaciones y las redes externas a la academia en las indicaciones de recorridos alternativos y en el construir las posibilidades de una transmisión; éste es el gran mérito de las bibliotecas, de las universidades libres, de los centros de mujeres existentes y sobre todo resistentes en muchas ciudades italianas desde fines de los años ´70. Para información reenvío a los sitios y las páginas web indicados en la nota 6 y en la Introducción.

[xxix]               A propósito de la incierta colocación de los queer studies, léanse las intervenciones recogidas en Pustianaz 2011.

[xxx]                 Para muchas feministas insertadas profesionalmente en las instituciones universitarias a menudo ha sido imposible permanecer; así lo señala la aguda reflexión sobre la creatividad de la arquitecta Marta Lonzi, hermana de Carla Lonzi, en L'architetto fuori di sé (Lonzi 1982). Sobre estos problemas reenvío a Di Cori 2001: 15-43; y a Id., Sotto mentite spoglie. Gender Studies in Italia, ponencia presentada en el Congreso "On ne naît pas. on le devient". I Gender Studies e il caso italiano, dagli anni Settanta a oggi, tra liberazione sessuale e nuovi tabù, Octavo Congreso Internacional GERCI, Université Stendhal-Grenoble 3, Grenoble, 25-26 noviembre 2010 (de próxima publicación).

[xxxi]               Véanse las recientes publicaciones sobre los estudios de género en Italia: el número a cargo de Charlotte Ross (Universidad di Birmingham) y de Susanna Scarparo (Monash), Italian Studies, 2, July 2010; y el artículo de Veronica Pravadelli, "Women and Gender Studies. Italian Style", en European Journal of Women's Studies, 1, 2010. Casi es superfluo recordar, pero es necesario subrayarlo una vez más, el hecho de que la centralidad de los medios y la espectacularización del debate público han crecido inmensamente en estos tristísimos años en el cual el país es gobernado por un magnate del campo editorial y televisivo, cuya vida sexual constituye - mientras escribimos esto entre 2010 y 2011- "la noticia del día" para los diarios y las redes de todo el mundo.

[xxxii]              Consideraciones problemáticas de naturaleza afines a éstas han sido reveladas desde hace tiempo en ámbitos geográficos lejanos al italiano; más recientemente, con mucha fuerza por obra de feministas asiáticas, africanas y latinoamericanas, además de inglesas, francesas y norteamericanas. Cfr. el número en inglés Women: A Cultural Review, 3, 2010, que recoge intervenciones presentadas en el congreso desarrollado en la universidad de Londres sobre "Feminism and History: Rethinking Women's Movements since 1800"; y en particular la introducción de Marc Calvini-Lefebvre, Esme Cleall, Daniel J.R. Grey, Angela Grainger, Naomi Hetherington, Laura Schwarts, (miembros de "The History of Feminism Collective"), Rethinking the History of Feminism, pp. 247-250. Ver también Walter 1999; Walters 2005; Riot-Sarcey 2002; Bard et al. 2006. Para Argentina cfr. Barrancos 2007. Para los aspectos político-teóricos reenvío a las 16 contribuciones recogidas en el número de differences, 3, Spring 2010, titulado What's the Difference? The Question of Theory, muchas de las cuales asumen aspectos afines a aquellos que intento sugerir en estas páginas (Véase en particular el ensayo de Emily Apter (Apter 2003: 1-18) y el de Avital Ronell (Ronnell 2003: 48-62). Además véase la entrevista en el diario de Buenos Aires "Página 12", 17 diciembre 2010, a la antropóloga mexicana Marta Lamas, directora desde hace 25 años de la bella revista semestral Debate feminista que se publica en la Ciudad de México desde 1990. Sobre feminismos en África reenvío a JENDA. A Journal of Culture and African Women Studies, que se publica desde el 2000; el dossier 1, 2002, está dedicado a Feminism and Africa. La revista Signs, que sale desde 1975, desde hace muchos años publica regularmente ensayos relativos a problemáticas sobre mujeres provenientes de todo el mundo. Para Italia cfr. Stefania De Petris, "Il femminismo postcoloniale. Una bibliografia", en Storicamente, 3, 2007, disponibile enwww.storicamente.org.

[xxxiii]            Cfr. Moallem 2006 y muchos trabajos recientes sobre todas las principales publicaciones de los estudios de género y queer. Para Italia v. los dossier especiales de Genesis, 2, 2005 Femminismi e culture. Oltre l'Europa; Bertilotti et al. 2006; Zapruder, maggio-agosto 2007, Donne di mondo. Percorsi transnazionali dei femminismi; Sara Garbagnoli, Che razza di genere? Per una cartografia degli usi sociali di genere nel dibattito sul "matrimonio omosessuale" in Italia, presentación en el congreso On ne naît pas. on le devient". I Gender Studies e il caso italiano, dagli anni Settanta a oggi, tra liberazione sessuale e nuovi tabù (Grenoble, 25-26 novembre 2010), cuyas actas están en prensa.

[xxxiv]             Para nombrar sólo las películas que han circulado mayormente, recuerdo los documentales de Giovanna Gagliardo Bellissime. Il Novecento dalla parte di "Lei", 2004; Alina Marazzi, Vogliamo anche le rose, 2007; Wilma Labate, Signorinaeffe, 2007; Lorella Zanardo, Il corpo delle donne, 2009. Sobre la relación entre imágenes e historia propia, cfr. Calefato 2010. Una excepción positiva es el rol desarrollado por las economistas, claramente inspirado en modelos no italianos. Me limito a reenviar a la revista online "ingenere.it", hecha por algunas de las principales estudiosas feministas italianas que se ocupan de la división sexual del trabajo, en su mayoría formadas en el exterior desde los años ´70 y ´80. Hace algunos años, algunas de ellas habían producido un volumen interesante relacionado con los problemas sobre la dificultad de estudiar los temas del trabajo dentro de la disciplina económica (cfr. Carabelli et al. 1999).

[xxxv]              La contribución proveniente del psicoanálisis en Italia ha sido poco relevante en su conjunto, si lo medimos con lo que aconteció en el mundo anglosajón, francés y latinoamericano.

[xxxvi]             Si las universidades italianas están en un estado de declinación difícilmente reparable en el corto tiempo, el ámbito de la comunicación pública - no televisiva- está en cambio en expansión. Basta pensar al éxito de la más reciente programación de RadioTre, y al de los festivales literarios, filosóficos, científicos que ocurren en los auditorios y en las plazas de norte a sur del país con creciente y masiva participación de público. Se viaja para asistir a una conferencia en un auditorio o al aire libre, se escucha de buena gana en la radio un debate o una bella clase - las del programa "La stanza della musica" transmitidas por RadioTre en el otoño de 2011, son de verdad espléndidas - porque pocas veces las universidades ofrecen espacios de intercambio cultural y de participación compartida entre docentes y estudiantes.

[xxxvii]           Lonzi 1978. Cuando el libro fue publicado, a fines de la década de 1970, pocas lo leyeron, y aún menos se habló en los colectivos de tantas ciudades italianas, que lidiaban con profundos cambios políticos externos e internos al feminismo durante el bienio 1977-1978.

[xxxviii]          Sobre la característica de la historia social, desde Hobsbawm en adelante, de esforzarse en obtener "un efecto de oralidad" de los documentos analizados - poco importa a qué período pertenezcan, aún distantes de muchos siglos - reenvío a las consideraciones desarrolladas en Paola Di Cori, "Infanzia, autobiografia e storia. Storici e storiche parlano di sé", incluso aquí en la sección "Asincronie", en la cual he insistido sobre la intención sonora como característica de la historia social entre los años 1960 y los años 1980, y he señalado la importancia del pasaje de la sonoridad a una progresiva invasiva visualidad en el período sucesivo.

[xxxix]             Las indicaciones de Foucault fueron nuevamente propuestas con fuerza por algunas historiadoras y teóricas feministas de lengua inglesa, cfr. en particular Riley 1992.

[xl]                    Cfr. Derrida 2003. Véanse también las interesantes consideraciones de Sue Breakell en el ensayo "Perspectives: Negotiating the Archive", sobre la ambigüedad en la comparación de los archivos, bien ilustradas por muchos artistas contemporáneos (Breakell 2008). Sobre lo que queda afuera, y no encuentra lugar en el proceso de archivo, reenvío a De Gaetano 2007 (el fascículo está dedicado al archivo)

[xli]                   En particular Griselda Pollock ha insistido sobre la urgencia de reconsiderar la cuestión de una manera totalmente renovada (v. Pollock 1992, introducción al número a su cargo de la revista differences; más recientemente, cfr. Pollock 2007 e Pollock 2009).

[xlii]                 Véase sobre este punto el sugestivo análisis sobre la descendencia y la transmisión entre generaciones de mujeres en la familia de Virginia Woolf desarrollado por Lisa Tickner (Tickner 2002).

[xliii]                Walter Benjamin, 1892-1940; Sigmund Freud, 1856-1939, Aby Warburg, 1866-1929.

[xliv]                La sugerencia del concepto 'preposteruous' es de la estudiosa de William Shakespeare, Patricia Parker (cfr. Parker 1992). El significado corriente de la palabra es ´insensato´, ´absurdo´.

[xlv]                  Como indica el título de su investigación más importante, los movimientos de las mujeres tienen "sólo paradojas para ofrecer" (Scott 1996).

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