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Mora (Buenos Aires)

On-line version ISSN 1853-001X

Mora (B. Aires) vol.25 no.2 Ciudad Autónoma de Buenos Aires Dec. 2019

 

RESEÑAS

Reseña de "Sirvientes, criados y nodrizas. Una historia del servicio doméstico en la ciudad de Buenos Aires (fines del siglo XIX y principios del XX), de Cecilia Allemandi. Buenos Aires, Ed. Teseo. 2017.

 

Por Gabriela Mitidieri

(IIEGE-UBA CONICET)

 

En los últimos años, los feminismos volvieron a poner el foco en el hogar como territorio de disputa y como espacio históricamente feminizado. En todo el mundo, las huelgas feministas declararon a viva voz que, en términos del reparto de tareas al interior del núcleo familiar, para muchas mujeres "eso que llaman amor, es trabajo no pago". A su vez, hace algunos meses, empleadas domésticas de Nordelta cortaron uno de los accesos de entrada al barrio denunciando la discriminación racista por parte de sus patrones y de la empresa de transporte del lugar. Aun en las distancias entre una experiencia y otra, lo que ambas pusieron de manifiesto es que trabajo, remuneración, familia, afecto, maternidad, infancias, género, raza, clase, se anudan de maneras complejas en los sitios donde transcurre cotidianamente lo doméstico. Y que las relaciones de poder allí establecidas tienen una historia y pueden ponerse en cuestión. 

En esa línea, el exhaustivo estudio de Cecilia Allemandi acerca de la servidumbre asalariada en la ciudad de Buenos Aires a fines del siglo XIX y comienzos del XX, se propone iluminar esas complejas dimensiones y las relaciones sociales insertas en ellas. Al hacerlo, se ubica entre el conjunto de historiadorxs que en los últimos años colaboraron en visibilizar trayectorias de mucamxs, sirvientes, amas de leche, cocineras, personas conchabadas,las cuales estuvieron largamente ausentes de las preocupaciones de la historiografía local. Ya por subrepresentación censal y estadística -problema compartido con otros mundos del trabajo femenino-, por desidia estatal en relación a su devenir o por tener lugar muchas veces en los confines de lo privado, la construcción del corpus documental requirió de esfuerzo y creatividad por parte de la autora. Avisos clasificados, fuentes literarias, ilustraciones satíricas de Caras y Caretas, debates parlamentarios y documentación estatal ligada a la colocación de mujeres y menores en calidad de sirvientes, son algunas de las evidencias que Allemandi explora y pone a disposición a lo largo del libro.

La apuesta novedosa de la investigadora es no centrarse tan solo en las dinámicas específicas del espacio doméstico, sino apuntar a rodear dicho espacio, a describir cómo los procesos sociales, políticos, económicos y culturales de esa ciudad en expansión incidieron en lo que ocurría en el mundo de los trabajos de servir, delineando incluso los contornos de lo que era entendido en la época por "hogar" y por "trabajo". Allemandiemprende un análisis de este mundo laboral que brinda entidad histórica a las fronteras a veces porosas, a veces difusas entre afecto y trabajo, a las zonas grises en las que encontraban lugar común la cohabitación, la jerarquía y los quehaceres que hicieron posible la vida. Para ello, consigue situarse en la intersección de distintas líneas de investigación histórica, cuyos aportes yuxtapuestos permiten a la autora reconstruir las diversas dimensiones que componen su objeto de estudio: la historia social del trabajo con perspectiva de género y sus indagaciones acerca de las cualidades engenerizadas y racializadas de lo que fue entendido como trabajo; la historiografía de la "vida privada",de la familia y de la infancia y sus desarrollos sobre el carácter histórico del rol maternal y sobre las formas específicas de construir familia y ganarse la vida entre trabajadorxs; la historia urbana y sus aportes acerca de la expansión de Buenos Aires hacia el 900; y la del movimiento obrero organizado y los estudios sobre derechos laborales, para recuperar su potente historia pero también para poner en consideración qué sujetxs no entraron dentro de sus reflexiones analíticas y preguntarse por qué.

            En el capítulo 1 "El servicio doméstico y el mundo de las ocupaciones urbanas", Allemandi describe la expansión de la ciudad, el flujo creciente de inmigrantes y el modo en el que ambos procesos moldearon las formas que adoptó del mercado de trabajo porteño hacia fines de siglo XIX. La autora rastrea un rasgo perdurable de ese mundo laboral: la existencia de un elevado número de trabajadorxs no especializadxs con alta movilidad ocupacional. Y fue entre muchxs de aquellxstrabajadorxs que el servicio doméstico se convirtió en una opción posible para ganarse la vida. Tal como Allemandi enfatiza, aunque no especializado, este trabajo implicaba el desempeño de un sinnúmero de tareas y actividades: limpiar, fregar, lavar, planchar, cocinar, pulir, lustrar, barrer, servir la mesa, cuidar niños, hacer mandados, entregar mensajes, etc. y muchas veces los límites entre el espacio doméstico y el de los negocios eran difusos y permeables (pág. 52). El capítulo muestra la importancia cuantitativa de esta actividad laboral: para 1869, el 20% de la población trabajadora adulta censada se desempeñaba en este rubro; aunque entre niños y niñas de menos de 15 años también existían ofertas de trabajo en el sector. Además, observa que la contratación del servicio doméstico era un fenómeno generalizado, no sólo entre las clases acomodadas. Su estudio, no obstante, importa también desde una perspectiva cualitativa; ya que permite sondear en el marco de la consolidación de un mercado de trabajo capitalista "libre y asalariado" la existencia de arreglos laborales y familiares superpuestos y concepciones remunerativas no siempre ligadas al pago en dinero.

            El capítulo 2 "La composición social del servicio doméstico" se ocupa de desmontar sentidos comunes respecto de quiénes fueron las sujetas y sujetos que encontraron empleo en este rubro a lo largo del período estudiado. Lejos de constituir un ámbito netamente feminizado, los varones fueron mucamos, valets, chefs, pinches, cocheros, jardineros y porteros. Sin embargo,el predominio de las mujeres se acrecentó pasando de 70% a 90% de los sirvientes entre 1869 y 1914 (pág. 74-75). Esta mudanza de ocupación para varones fue tal entre adultos, porque los niños continuaron empleándose en proporciones similares a las previamente existentes. En términos étnico-raciales, hacia fines de 1880 se ocupaba en el servicio doméstico una mayoría inmigrante que contrastaba con la imagen de mediados de aquel siglo, en la que destacaba la presencia de criollos pobres, negrxs, mulatxs, indígenas y mestizxs (pág. 87). La contratación oscilaba: podía ser de sirvientes solxs, matrimonios de trabajadorxs e incluso familias cuyos miembros se ocupaban en una misma casa. Sus servicios no siempre fueron remunerados en dinero: habitación, comida o vestido, promesas de formación laboral, o de educación moral y religiosa hicieron las veces de salario o complementaron el mismo (pág. 96).

            El capítulo 3 "Canales de acceso y sistemas institucionales de colocación en el servicio doméstico" se detiene en los diferentes modos de ingreso a esta ocupación. Recorre las características de avisos clasificados de oferta y demanda de trabajo y el funcionamiento de agencias de conchabo, para luego centrarse en las dependencias públicas que funcionaron como proveedoras de mano de obra barata o gratuita para las tareas de servir. La autora indaga en el proceso que siguió a la llamada "Campaña del Desierto", por el cual cientos de mujeres y niñxs indígenas fueron distribuidos como servidumbre doméstica en casas de familias porteñas, para así contribuir a su "redención y civilización". En una tónica similar, Allemandi explora los procedimientos de colocación de menores y la propia construcción de la noción de minoridad en esos términos: "Huérfanos, hijos ilegítimos de madres solteras, desvinculados de sus núcleos familiares, con oficios callejeros, sin domicilio fijo, los que delinquían, aquellos cuyos padres eran calificados de 'incapaces'. En otras palabras, menores eran básicamente y en gran medida los niños pobres o muy pobres que habitaban la ciudad." (pág.119)

            El capítulo 4 "De tentativas reglamentarias y sirvientes organizados"indaga en las iniciativas de legislación y regulación sobre el servicio doméstico, atendiendo a las perspectivas existentes acerca de dicha actividad presentes en los debates parlamentarios. Lejos de contemplar beneficios para quienes se ocupaban en el rubro, la autora rastrea la serie de obligaciones que el reglamento de 1875 -sancionado con apenas meses de diferencia de aquel que regulaba la prostitución- presuponía para lxssirvientxsdomésticxs, entre ellas la de portar una libreta en la cual patrones y ex patrones dejaban registro de su conducta. El capítulo también aborda las distintas formas de organización existentes en el período, desde la huelga que motivó el deber de llevar libreta, hasta la creación de la Liga Internacional de Domésticos en 1901.

            El capítulo 5"Detrás de la escena: sirvientas y amas de leche" centra su atención especialmente en las mujeres empleadas en la lactancia asalariada en este período. Dichas experiencias permiten a la autora reflexionar históricamente acerca de arreglos laborales que convivieron con las formas de maternidad y de familia que se dieron mujeres trabajadoras y pobres de la ciudad. A su vez, el devenir de dicha actividad y su posterior desaparición, constituyen para Allemandi una oportunidad para analizar las ideas contemporáneas acerca del ser madre, las prescripciones legales y morales desde el estado sobre nodrizas y amas de leche e incluso cambios científicos-tecnológicos tales como la pasteurización de la leche de vaca y la invención de tetinas y el uso de mamaderas.

El último capítulo "Niños sirvientes, entre el trabajo y el refugio" vuelve a abocarse a las colocaciones de "menores", y esta vez, a partir de un interesante cruce de evidencias, se detiene específicamente en aquello que le permite ver en ese mundo del trabajo sus zonas más grises e híbridas. Como señala la autora, para las autoridades públicas, "el servicio doméstico era un destino válido para los niños pobres, huérfanos o abandonados porque en definitiva era considerado un espacio social de contención, donde lo laboral y lo afectivo se imbricaban." (pág. 210). Pero también para familias trabajadoras pobres, colocar a un hijo o hija en una casa como sirviente, constituía una forma de aligerar el costo de mantenerlos, les brindaba una ocupación y un posible oficio, además de techo, comida, vestido y cuidado -aunque abundaban los malos tratos por parte de patrones-. Allemandi reflexiona acerca de la paradójica situación parlamentaria y legal que imperó en las primeras décadas del siglo XX en torno a la presencia de niñxs en el servicio doméstico: mientras el proyecto del legislador Alfredo Palacios en 1906 establecía pautas básicas de protección a mujeres y niñxs que trabajaran en fábricas o talleres, nada decía sobre los trabajos de servir que lxs involucraban ampliamente. A su vez, la ley de patronato de menores de 1919 se ocupaba de brindar algún tipo de contención a aquellxsniñxs que tuvieran alguna actividad laboral callejera, pero no si su actividad tenía lugar al interior de una casa. Pero sobre el final del período analizado, la autora recupera las tensiones insoslayables en las voces de los diputados: ¿pequeños esclavos o niñxs conducidos por la senda moralizadora del bien de la mano de patrones que hacían las veces de padres? (pág. 235).

Para concluir su libro, Allemandi logra sintetizar los aportes historiográficos que entrama su estudio acerca del servicio doméstico: se trató de un heterogéneo universo laboral, en el que la especificidad de la experiencia estuvo atravesada por relaciones de género, clase, raza y edad; fue un rubro que encarnó como pocos la pervivencia de relaciones de trabajo con rasgos coactivos, no siempre remunerados en dinero, en el seno de la consolidación del capitalismo local; el estado desplegó algo más que desidia por este mundo: también contribuyó a ser garante de una provisión de mano de obra barata, cuando no gratuita. En suma, en la línea de aquellos estudios que arrojan luz sobre mundos del trabajo soslayados, ya por sus rasgos feminizados y/o racializados o por sus aspectos híbridos, esta investigación basada en la tesis doctoral de la autora, constituye un salto cualitativo en el conocimiento del período. Contribuye además en el estudio histórico de todas aquellas labores y tareas, no siempre entendidas como trabajo, ni remuneradas tan solo en dinero, pero que hicieron posible el sostenimiento cotidiano de la vida.

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