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Mora (Buenos Aires)

versión On-line ISSN 1853-001X

Mora (B. Aires) vol.25 no.2 Ciudad Autónoma de Buenos Aires dic. 2019

 

RESEÑAS

Butler y Foucault en simultáneo: Disputas sobre el sujeto, de Isabel Lorey

 

José Ignacio Scasserra

 

"¿Cómo se vincula la capacidad de agencia -o sea, la posibilidad de transformación- con los sujetos sin reproducir la idea de un sujeto autónomo?" (Lorey, 2017, 175) Esta interrogación, que cierra el libro, podría bien funcionar de hilo conductor para Disputas sobre el sujeto insertado recientemente en la discusión local gracias a la traducción realizada por Malena Nijensohn. En efecto, la relación entre el sujeto y la ley que lo constituye (y que se buscará disputar) se encuentran en el foco de las reflexiones de la autora, a partir de un puntilloso trabajo que busca construir un "modelo de simultaneidad" entre varias discusiones que reúnen los nombres de Judith Butler y Michel Foucault. El objetivo no es descartar un modelo teórico en virtud de otro, sino producir una simultaneidad en que el encuentro pueda dar cuenta de las complejidades, las particularidades históricas y los procesos interactivos que se ponen en juego en la constitución subjetiva. Esta simultaneidad compromete a Lorey directamente con un gesto crítico que llamará de "interior", y que copiará de la misma Butler: no se trata de declarar falsos los conceptos con los que se dispone a discutir, sino que pretende insertarse "al interior" del sistema de conceptos que quiere transformar.

La puesta en diálogo que la autora realiza de los dos exponentes de la filosofía contemporánea es una nueva cita para repensar nuestras herramientas discursivas y conceptuales, como señala Virginia Cano en el prólogo a la edición argentina, en el cuál Disputas sobre el sujeto es puesto a dialogar con el contexto de ajuste y resistencia al que regionalmente nos encontramos asistiendo ante la avanzada del neo-liberalismo. En ese sentido, el libro resulta relevante por su actualidad, tanto por el marco de su inserción pragmática, como por la capacidad de extender sus críticas a trabajos más recientes de Judith Butler. La propia Lorey, en el nuevo prefacio presente en la edición, blande críticas análogas a las que realiza a lo largo del libro sobre El género en disputa, pero esta vez sobre Cuerpos aliados y lucha política, texto "butleriano" de reciente publicación.

En el primer capítulo, "La condición del exterior" Lorey repone el marco teórico general que subyace a El género en disputa, esto es, la deconstrucción de la categoría "mujer" (y de toda instancia que presuponga un afuera ideal que describir) en busca de desembarazarse de instancias previas, originarias y ontológicas que escapen a las relaciones de poder jurídico discursivas que configuran el marco que se propone disputar. Allí, Lorey imprime dos torsiones para con el desarrollo de la filósofa norteamericana: donde Butler considera cualquier reflexión de un "sí mismo" como ontológica y esencial, Lorey busca interrogar los sentidos posibles a ser atribuidos a ese "sí mismo" que no pretende dejar sin pensar. En línea con esta primera crítica, pero extendiéndola al modo en que Butler comprende la ley, Lorey va a afirmar que, al rechazar cualquier disputa sobre lo "previo" a la norma, se incurre en un argumento a-histórico que no considera la genealogía del poder actualmente vigente.

En el segundo capítulo, "Sujeto y Ley", Lorey recupera las nociones de "poder" y "ley" tanto en Foucault como en Butler. La autora observa que ante la perspectiva foucaultiana que busca criticar la noción de "poder" solamente como "represivo", Butler realiza una "ampliación" de dichos lineamientos, ya que logra pensar en la posibilidad de comprender lo "vedado" o "prohibido" como una producción misma del poder, pero permaneciendo en el modelo jurídico del mismo. La conclusión de Lorey es que ambas concepciones presentan sus límites: en Butler, se presenta el problema de generalizar los efectos específicos del poder jurídico, ya que no diferencia entre "poder" y "dominación", por ello ofrece un análisis binario de sus estructuras. En Foucault, no ver la dimensión productiva del poder represivo lo lleva a anular cualquier análisis que ponga el foco en los efectos de la represión. Lo que Lorey va a sugerir allí es que ambas concepciones no deben ser entendidas como alternativas sino como simultáneas y recíprocamente condicionadas en su efectividad.

El tercer capítulo, "Sujeto y Ley" comienza reponiendo la concepción de "sujeto" inaugurada por Descartes y tan criticada por la filosofía contemporánea. Allí, lo que Lorey resalta como contrapunto es la concepción de un sujeto autónomo y agente, fundador del mundo al que se dirige, en contraposición de un sujeto que se constituye en las relaciones sociales e históricas específicas, en permanente proceso de devenir. La idea de "performatividad" instalada a partir de El género en disputa viene a desandar el camino de ese sujeto trascendente al mundo. Recuperando los desarrollos del primer capítulo, Lorey señala como el problema de la identidad, en Butler, remite directamente al problema de la representación. En efecto, en los trabajos de la filósofa norteamericana habría una asimilación entre "representación política" y "representación discursiva", subsistiendo en ambas la ficción de estar correspondiéndose a una realidad prelingüística que establece los significados. Allí, Lorey muestra como Butler opera una crítica dentro del feminismo, mostrando los problemas que el sintagma "mujer" despierta a interioridad del activismo. La pretensión por representar a todas remite al recurrente problema de necesitar excluir en el acto fundacional de nombrar. Por ello, lo que se nombra al hablar de "mujeres" o "lo queer", es un indesignable campo de diferencias que no puede ser totalizado.

El cuarto capítulo, "Crítica al sujeto y capacidad de agencia" recupera las relaciones entre sujeto y ley que se vienen trabajando, para dar cuenta de que, si el sujeto logra operar un cambio en la norma, esto no se debe a una capacidad de transformación intervencionista, sino a una potencialidad estructural de la relación entre el sujeto y la norma. Ahora bien, la preocupación de Lorey es que, ante esto, Butler describe procesos de constitución que siempre quedan apresados en la repetición de la ley hegemónica. La función central de la norma se conserva en la performatividad, porque la repetición que cita se caracteriza justamente por la relación sujeto-ley. El problema no es esta concepción, válida para pensar al sujeto ante la ley, sino la universalización que hace Butler de esa situación a cualquier esquema de estructuración subjetiva, no pudiendo pensar el sujeto de otra forma que no sea en tanto "sometido".

Finalmente, "Discurso y relaciones consigo mismo" busca adoptar un registro más propositivo, en el que se pretende desandar el carácter esencializado que la filosofía contemporánea le ha atribuido al "sí mismo". En un doble movimiento, Lorey va a intentar correr la ley de la centralidad a partir de la concepción estratégica del poder tomada de Foucault, pero sin desconocer su carácter de productor de interioridades y exterioridades, propio del análisis butleriano. Por todo ello, el "sí mismo" buscado por Lorey a lo largo del libro dependerá de los procesos históricos en los que nos vemos involucradxs, y en un devenir sujeto que la autora propone como la designación del trabajo procesual y constante de sí para instituirse como sujeto, en sus contradicciones y multiplicidades. Ensamblado con el gesto crítico que se inserta a la interioridad del lenguaje que buscamos disputar presente en todo el libro, el devenir sujeto nos hace asistir a un proceso de constitución, transformación, invención y creación de nuevas formas de subjetivación.

El trabajo de Lorey es una indispensable contribución para las vertientes postfoucaultianas, el feminismo, y los estudios de género. Su recepción en el contexto local se muestra oportuna para oxigenar los debates sobre el sujeto, la norma y el gobierno, a veces estancados en la literalidad de la fuente o la pulcritud de la "mejor" o "peor" lectura. Ante esto, la capacidad de Lorey de apropiarse de forma bastarda y creativa de lxs autores marca un gesto innovador que disputa y reconoce sus aportes para barajar y dar de nuevo.

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