Pocas veces una persona condensa una sinergia de cualidades que fulguran y dejan una estela a su paso; un halo que se cristaliza en legados materiales y simbólicos como libros, charlas, congresos, conferencias y marchas. Dora Barrancos aúna todos esos rasgos. La calle, la academia, el hogar, la universidad, el aula, han sido los espacios donde desplegó y alojó su quehacer académico, profesional e interpersonal.

En la figura de Dora se anuda una reflexión sobre una vida advenida feminista. Este proceso y posicionamiento, que abreva de Simone de Beauvoir, lo asume como un principio vital que irriga los modos de concebir los actos, las acciones y las intervenciones en el terreno público. En incontables ocasiones, Dora relató las experiencias que la interpelaron acerca de los peligros que impregnan la condición de ser mujeres durante su exilio en Brasil a finales de la década del setenta. Este estremecimiento significó no solo una fractura en su percepción sobre las mujeres sino también una estimulación a emprender investigaciones académicas que la develaran.

Dora Barrancos. Devenir feminista. Una trayectoria político-intelectual constituye un homenaje, pero también un reconocimiento, a una figura medular para el campo de los estudios de género en la Argentina y América Latina. El libro es el resultado de un esfuerzo colectivo amasado por el cariño de un conjunto de investigadoras que se han nutrido de la guía y la iridiscencia de Dora en el curso de su propia formación académica.

Esta antología cobija una gran proporción de sus trabajos académicos publicados en revistas científicas, nacionales e internacionales, y en formato de capítulos de libros. La pluma activa de Dora Barrancos anuda una disímil constelación de temáticas, objetos de estudio y aproximaciones teóricas que se enraízan en su propia biografía. Estudió sociología durante los años sesenta y fue una de las primeras egresadas de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires en el marco de avatares políticos gestados por los sucesivos golpes militares y que la obligaron a exiliarse en Brasil.

En su caso, las razones por las que se abocó a la investigación académica fueron consustanciales a los acontecimientos y a las circunstancias que la circundaron. La obra de Dora constituye, en buena parte, una deriva de ese hilo conductor biográfico que se percibe en sus esfuerzos por restituir las voces, los constreñimientos, las resistencias, los embates y las conquistas que signaron a los agentes sociales en el curso de la historia.

En consonancia, la labor de articulación de una constelación disímil de trabajos convierte a este libro en un estudio seminal para la comprensión de una buena parte de la historiografía local de los últimos treinta años. Asimismo, la antología postula a la intelectual como una fuente para la indagación histórica.

Sobre la base de estas consideraciones, las compiladoras establecen como objetivo central alcanzar un ecléctico conjunto de posibles interlocutores, que incluya tanto a investigadores de las ciencias sociales y las humanidades como a lectores y generaciones lozanas. En razón de su enérgica participación pública en el debate por el derecho a la interrupción legal del embarazo en 2018, la figura de Dora devino en una efigie intergeneracional inusitada para una persona ligada al campo académico.

Este aspecto es recuperado en diferentes ocasiones del libro para engarzarlo con su recorrido por el feminismo, un feminismo macerado entre la academia, la calle y el hogar, entre el parlamento y las aulas. En el transcurso de los años noventa, Dora colaboró activamente en la creación de grupos, redes, centros y eventos que oficiaron como puntos de encuentro para el intercambio académico y el tejido de sociabilidades académicas y militantes. A su vez, supusieron una plataforma donde inscribir y estimular la profesionalización de los incipientes estudios de género en las universidades de la Argentina y América Latina.

Por otro lado, la última década del siglo XX la encontró como legisladora por la entonces reciente autonomizada Ciudad de Buenos Aires. A comienzos del nuevo siglo, Dora tomó distancia del terreno de la política para abocarse al estudio y a la escritura de libros medulares para el campo historiográfico y las indagaciones de género. Entre ellos, se destaca Inclusión/Exclusión. Historia con mujeres, Mujeres en la sociedad argentina. Una historia en cinco siglos y Mujeres, entre la casa y la plaza.

El libro se encuentra organizado en cinco secciones de acuerdo con una serie de ejes que vertebraron la producción académica de Dora. Los múltiples intereses que la componen dan cuenta, asimismo, de los acontecimientos que afloraron y signaron los procesos de investigación y las trayectorias de quienes se abocan a ello. Así, biografía, contexto y escritura no pueden ser ni deslindados ni antagónicos según criterios de objetividad científica sino, en todo caso, una tensión epistemológica fecunda para el análisis social.

En el caso de Dora Barrancos, esto asumió un carácter central al mismo tiempo que opera como una lente para la intelección, y la prevalencia de cada uno de sus trabajos e intervenciones en los espacios públicos. La amplitud de abordajes y problemas que los surcan ilustran la elasticidad de su andamiaje intelectual, su incansable tarea de problematizar los presupuestos que subyacen a la acción social y la certeza de un optimismo aún en los panoramas más aciagos.

La primera parte del libro, denominada “Fraseos de Dora Barrancos”, inaugura y enlaza su recorrido biográfico y su desembarco a las orillas académicas desde la década del ochenta hasta la actualidad. Un sucinto prefacio a cargo de dos allegadas colegas de Dora, Ana Laura Martín y Adriana Valobra, propone las claves de lectura posibles para la intelección de su obra pero también de su compromiso vital para con el ejercicio profesional de la investigación histórica.

La elección del artículo, “Mi recorrido hasta la biografía de las mujeres”, asienta una serie de semblanzas a tono con el contexto contemporáneo. Por un lado, plantear que el conocimiento siempre es situado y que las contingencias históricas interpelan los enfoques, las preguntas y los objetos de investigación, en conjunción con nuestra constitución como agentes sociales. Por el otro, reponer las experiencias de vida como registros para revisar nuestras prácticas y concepciones sobre nuestras realidades.

La segunda sección examina la madeja de nudos y lógicas políticas que gravitaron en el camino hacia la conquista del voto femenino, los movimientos feministas, los derechos políticos de las mujeres, la relación entre Estado, género y participación en partidos políticos en el transcurso del siglo XX.

Los artículos y capítulos de libros agrupados en esta sección tienen por objeto ensanchar las concepciones de la política desde una perspectiva de género. Adriana Valobra, discípula de Dora y especialista en historia política, delinea dos andamiajes temáticos que acapararon la atención de Dora al regreso de su exilio en 1984. Desde una historia social reconfigurada, indagó el amplio espectro de intervenciones y preocupaciones de las izquierdas, principalmente socialistas y anarquistas, en relación al estatuto político de las mujeres, la producción cultural cristalizada en diarios, libros y revistas, el ideal libertario de la educación y los sujetos en y de esas historias.

En consonancia, la preeminencia masculina del sujeto como agente social también se convirtió en un posterior puntapié analítico. El estudio del anarquismo, el movimiento obrero y el socialismo decantó en un desplazamiento hacia las paradojas de género y la investigación histórica. El horizonte de sentido que impregnaba a las décadas de los ochenta y los noventa procuró horadar al varón como rasero para la intelección y el abordaje de los procesos históricos, encumbrando las discusiones y el itinerario de los movimientos feministas emergentes.

Seguidamente, el libro avanza sobre la condición jurídica de las mujeres en la Argentina, pasando revistas a los debates parlamentarios sobre el divorcio, las uniones vinculares, el trabajo doméstico y las labores feminizadas, la criminalización y la inserción de las primeras mujeres en la universidad en las postrimerías del siglo XIX. La socióloga Verónica Giordano se nutre de los aportes de la protagonista de la antología y recorre junto a ella los periplos que revistieron la formación de la ciudadanía y los derechos civiles de las mujeres en la Argentina desde una clave de género.

En cuarto lugar, un vector gravitante en la obra de Dora fue el problema de las sexualidades, la moral sexual y los derechos sexuales en la Argentina. Sus incursiones estuvieron centradas en reconstruir y revisar el carácter normativo y dual que asumieron en el pasaje de siglo al amparo de la lente biomédica y las vertientes eugenésicas.

Ello también derivó en la exploración de las iniciativas impulsadas por los grupos anarquistas en relación al cuerpo y al placer sexual. En efecto, el exilio en Brasil la compelió a profundizar las discusiones sobre el amor libre, la natalidad, el matrimonio pregonadas en los activismos ácratas, poniendo el acento en la arista moral en torno a la sexualidad. Nadia Ledesma Prietto caracteriza las diferentes investiduras que afloran en la bibliografía de Dora acerca de la historicidad de los derechos sexuales.

En los años siguientes, Dora advirtió que el estudio sobre el espesor de la cultura anarquista en materia de sexualidad abonaba a una indagación histórica de mayor envergadura acerca de la relación entre mujeres y sexualidad en el curso del siglo XX. Esto es, la moral sexual de las mujeres en el período de entreguerras y las políticas ligadas a la maternidad, a la infancia y a la natalidad en el interregno peronista.

La sección dedicada a recopilar y repensar las intervenciones académicas y políticas de Dora culmina con una reflexión concerniente al debate parlamentario abierto por el Proyecto de Interrupción Legal del Embarazo en 2018. En él se plasman la miríada de temas, problemas y posicionamientos que la discusión del aborto acarreó. En particular, el placer sexual, el goce, el acceso a la salud, la subrogación de vientre, la gestación en las agencias disidentes, entre otros, acapararon la atención en las calles, en los recintos parlamentarios y en las plataformas mediáticas.

La sección final del libro se adentra en los heterogéneos aportes acerca de los vínculos entre la educación superior, el desarrollo de las Ciencias Sociales, las vicisitudes del sistema científico local y la pujante ^{visibilización} de las sexualidades disidentes en el primer cuarto del corriente siglo. Ana Laura Martín preludia las señeras indagaciones que Dora elaboró alrededor del sistema científico local, el rol de las mujeres en la ciencia, la posición ascendente de los estudios de género en la academia, los desafíos de las ciencias sociales y las encrucijadas contemporáneas del feminismo.

En suma, la esencialidad de esta antología cobra sentido cuando las reflexiones agudas que la colman iluminan las intersecciones entre presente y pasado. La trama de trabajos nos habla sobre el proceso de habitar, de asumir y de pensar el feminismo como un horizonte de posibilidad para los disímiles presentes y los futuros que se avizoran.