SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.27 issue2Dora Barrancos. Devenir feminista. Una trayectoria político-intelectual. Ana Laura Martín y Adriana María Valobra (comps.) (2020). Buenos Aires, CLACSO, 696 pp.Hiding in Plain Sight. Black Women, the Law, and the Making of a White Argentine Republic. Erika Edwards (2020). Tuscaloosa, University of Alabama Press, 168 pp. author indexsubject indexarticles search
Home Pagealphabetic serial listing  

Services on Demand

Journal

Article

Indicators

  • Have no cited articlesCited by SciELO

Related links

  • Have no similar articlesSimilars in SciELO

Share


Mora (Buenos Aires)

On-line version ISSN 1853-001X

Mora (B. Aires) vol.27 no.2 Ciudad Autónoma de Buenos Aires Dec. 2021

 

Reseñas

Territorios feministas: experiencias, diálogos y debates desde el feminismo popular .Diana Broggi (2019). Buenos Aires, Batalla de Ideas, 190 pp.

Malena García1 

1 Conicet/Instituto de Estudios Comunicacionales en Medios, Cultura y Poder Aníbal Ford, Facultad de Periodismo y Comunicación Social, Universidad Nacional de La Plata

El libro Territorios feministas se propone sistematizar las prácticas militantes identificadas con la corriente del feminismo popular en distintos territorios del país, a partir de trabajos realizados principalmente por la organización feminista Mala Junta; así como también por las organizaciones Atrapamuros y Vientos de Libertad. Los capítulos del libro recorren diversas experiencias militantes, planteando de manera continua la pregunta por las características y los métodos del feminismo popular.

La primera experiencia es la de Casa Violeta, en la ciudad de Tandil, la cual acompaña y asesora, desde 2017, a mujeres en situaciones de violencia por razones de género. El trabajo de la casa también se articula con espacios feministas de la ciudad, promoviendo instancias de formación y encuentro para la comunidad. Este apartado plantea reflexiones en relación a la tensión que implica la vinculación de este espacio con el Estado, cuyos organismos muchas veces resultan controladores y moralizantes para quien atraviesa una situación de violencia.

Así, se plantea que el Estado tiene una responsabilidad ineludible en la prevención de las violencias por razones de género, pero que su intervención resulta insuficiente para luchar contra la explotación, la opresión y el saqueo; lo cual revela un rol clave de las organizaciones populares en la emancipación de los pueblos. Pero, por otra parte, no es suficiente construir cambios sociales y culturales prefigurativos “por abajo” sin disputar las estructuras centrales de poder. En este sentido, Casa Violeta se plantea el objetivo de superar la condición de usuarias y destinatarias de políticas públicas únicamente; generando una herramienta de interpelación a las institucionalidades estatales sin dejar de ser movimiento y confrontación directa con las mismas.

La segunda experiencia trata de las rondas de mujeres en el sector frutihortícola de La Plata. Las mujeres de esta zona habitan territorios donde no existe una presencia fuerte del Estado municipal, provincial o nacional. Su cotidianidad se desarrolla en viviendas precarias, ya que los contratos de arrendamiento de las tierras no permiten edificaciones, sin acceso a agua corriente ni al transporte público. Este apartado se pregunta por los espacios de autoconocimiento y reflexión entre compañeras que se encuentran insertas en procesos de economía popular, en un contexto de triple jornada laboral: la jornada de trabajo, que en verano puede llegar a 16 horas y en invierno no baja de las 12; la segunda jornada que implican las tareas de cuidado y de reproducción social; y la tercera que implican las tareas del movimiento de campesinos/as en el cual se organizan.

En este marco, las rondas se proponen generar un espacio semanal o quincenal de ocio, diversión y autoconocimiento a través de la dinámica de talleres de educación popular, promoviendo la reflexión sobre los cuerpos, la sexualidad, el deseo, las maternidades, las violencias y otras temáticas. Algunos saldos de esta experiencia se relacionan con las transformaciones con perspectiva de géneros dentro del movimiento -entre las cuales se encuentra la conformación de un área de géneros-, a partir del crecimiento político y personal de las participantes, así como la posibilidad de reconocer (y comenzar a transformar) distintas prácticas patriarcales en sus hogares y sus espacios de trabajo.

El tercer capítulo recupera la experiencia de un trabajo territorial de la colectiva Mala Junta en un barrio popular de Córdoba. Este apartado abre debates en torno a la división sexual del trabajo y la feminización de la pobreza. Históricamente, el trabajo doméstico ha sido invisibilizado: se trata de tareas que no son valoradas socialmente como trabajo, que son invisibles en la economía y que aparecen como naturalmente desarrolladas por las mujeres bajo el supuesto de que son mejores cuidadoras, y que por ende no son remuneradas. Según datos del INDEC (2014), las mujeres destinan en promedio seis horas diarias a las tareas de cuidado, mientras que los varones solo dos. Que las tareas de cuidado estén mayoritariamente a cargo de mujeres dificulta su acceso y promoción en otros trabajos, y también la realización de otras actividades. Estas demandas en el movimiento feminista llevaron a la realización del primer paro internacional feminista en 2016, que visibilizó que estos trabajos reproducen las condiciones materiales de existencia y sostienen la economía, bajo la consigna de “nosotras movemos el mundo, nosotras lo paramos”.

Otra de las experiencias territoriales que se abordan en el libro se desarrolla en Luján, a través de encuentros comunitarios con mujeres de barrios populares de la ciudad, y también de consejerías para dar respuestas ante situaciones de violencia. En este capítulo también se abordan discusiones en torno a la vinculación con el Estado, recuperando la experiencia en gestión estatal de las organizaciones y la tarea de disputar recursos del Estado, con el horizonte de generar transformaciones concretas en los territorios con bases en el feminismo popular.

El quinto capítulo recupera otra experiencia platense, esta vez el trabajo de la Línea Verde de la colectiva Mala Junta, que consiste en brindar información y acompañar a las personas que desean realizarse un aborto. El irreversible cambio cultural que empuja el movimiento feminista logró la media sanción de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo en 2018 (tras ocho proyectos que fueron presentados sin éxito). Si bien no fue aprobada, las masivas movilizaciones por la legalización del aborto hicieron masivo el pañuelo verde, validando en cada espacio donde esté expuesto el deseo de miles de personas de que sea ley. El camino a la legalización de este derecho también está marcado por estas experiencias militantes que cotidianamente trabajan por descriminalizar esta práctica, brindar información segura y formar redes junto a profesionales de la salud, haciendo del acompañamiento un hecho político y sororo.

El siguiente apartado trata de la intervención territorial de Vientos de Libertad, un espacio del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) enfocado en trabajar el consumo problemático de sustancias. Allí se relata la experiencia de una casa de mujeres y disidencias que aborda la problemática en Luján, para lo cual cuentan con trabajadores/as sociales, psicólogas y jóvenes que atravesaron el proceso y aportan a esos espacios. Se destaca que el consumo por parte de las mujeres se encuentra invisibilizado y criminalizado bajo el supuesto de que se trata de “malas madres” o “malas mujeres”. En dicha experiencia, se narran las consecuencias del avance del narcotráfico en los barrios más humildes de la sociedad, y las alternativas de inclusión que pueden generarse desde el feminismo.

El último capítulo presenta una sistematización de la organización Atrapamuros en relación a su recorrido en cárceles, profundizando sobre la experiencia de talleres de educación popular en cárceles de mujeres de Los Hornos. Allí se recuperan debates sobre las estrategias de resistencia individuales y colectivas. También se reflexiona sobre la maternidad que, pese a ser un mandato cultural, para muchas mujeres representa un espacio de autoafirmación, confianza y resistencia; y se comparten lecturas acerca de las relaciones sexoafectivas en el encierro. El apartado analiza el impacto diferencial que tiene una condena privativa de la libertad para las mujeres y sus redes comunitarias, buscando resaltar la organización colectiva dentro de las cárceles, las prácticas colectivas de cuidado y las redes de solidaridad. Por último, las reflexiones de Atrapamuros interpelan al movimiento feminista acerca de la necesidad de incluir en su agenda y reclamos las luchas y realidades de las mujeres privadas de la libertad.

Delimitando el concepto de feminismo popular

La lectura propone al feminismo popular como un feminismo fuertemente inserto en las luchas de las organizaciones populares, organizado a partir de la pedagogía del conflicto y la incomodidad. El libro retoma los aportes de José Carlos Mariátegui, quien reconoció en las experiencias comunitarias, andinas e indígenas las bases políticas, económicas y subjetivas para un socialismo latinoamericano, rescatando las relaciones de las personas con los medios de producción, así como los usos y costumbres en el cotidiano. Mariátegui sostuvo que el comunismo no debía importarse de Europa, sino que ya existía en diversas prácticas populares de América Latina.

En este sentido, los recorridos del feminismo popular se remontan a experiencias en nuestro continente previas a la primera ola del feminismo, en la historia de las mujeres indígenas que resistieron la colonización y la dominación occidental. Es un feminismo radical, que plantea a su vez la necesidad de articular -no sin tensiones y contradicciones- con el Estado, ese que aparece nombrado muchas veces como ausente o ineficiente. El feminismo popular tiene como horizonte la creación de nuevas institucionalidades, donde no se pretenda que el Estado reemplace a la organización popular; y donde las organizaciones no solo demanden sino que también intervengan en situaciones concretas, generando conocimientos y construyendo políticas públicas.

Es un feminismo situado, crítico del eurocentrismo y de la historia del feminismo en clave occidental y europea, que recupera los feminismos latinoamericanos, negros, indígenas, ancestrales. Se trata de un feminismo con la organización popular como estrategia, que apuesta por construir experiencias interseccionales de lucha, entendiendo que estas deben abonar a la construcción de proyectos alternativos al capitalismo, al colonialismo, al imperialismo, al neoliberalismo y al patriarcado en su conjunto.

Bibliografía

Broggi, D. (comp.). (2019). Territorios feministas. Experiencias, diálogos y debates desde el feminismo popular. Experiencias, diálogos y debates desde el feminismo popular. Buenos Aires, Batalla de Ideas. [ Links ]

INDEC. (2014). “Encuesta sobre trabajo no remunerado y uso del tiempo. Resultados por Jurisdicción”. Buenos Aires, INDEC. Informe de Prensa, julio. [ Links ]

Creative Commons License Este es un artículo publicado en acceso abierto bajo una licencia Creative Commons