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Mora (Buenos Aires)

On-line version ISSN 1853-001X

Mora (B. Aires) vol.28 no.1 Ciudad Autónoma de Buenos Aires June 2022

 

Reseñas

Historia Feminista de la Literatura Argentina. En la intemperie: Poéticas de la fragilidad y la revuelta. Laura Arnés, Lucía de Leone y María José Punte (Coords.) (2020). Córdoba: EDUVIM, 592 pp.

 

 Silvana Abal

 

Universidad de Buenos Aires (UBA).

 

El mismo año en el que se presentó la Historia Feminista de la Literatura Argentina, en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, se creó la cátedra Teoría y Estudios Literarios Feministas. En su primera clase como titular de la materia, Laura Arnés señalaba que la perspectiva feminista no se trata (solamente) de reconsiderar a quiénes leemos y por qué, sino en volver a pensar a quiénes citamos para hablar de literatura, quiénes deciden cuáles preguntas son importantes para interrogar a ese cuerpo literario, quiénes responden, quiénes imponen qué es decible, qué es mostrable y qué modos son aptos o no para la crítica y la teoría. Entonces, la mirada feminista no solo consiste en barajar y dar de nuevo, sino en echar luz en los intersticios que el paradigma heteropatriarcal dejó a oscuras, crear nuevas cartografías uniendo puntos ya existentes, ver marcas inéditas en recorridos ya hechos y crear formas del decir más lúdicas, más amables y más celebratorias.

La Historia Feminista de la Literatura Argentina, dirigida por Arnés, Nora Domínguez y María José Punte, se presenta a sí misma como un gesto de apertura, que pretende ampliar las fronteras de lo pensable y de lo posible. Nos propone, desde el inicio, un recorrido caótico, pues empieza con el cuarto de sus cinco tomos, coordinado por Arnés, Punte y Lucía de Leone: En la intemperie. Poéticas de la fragilidad y la revuelta (2020). El tomo se ocupa de un período bien delimitado de tiempo, que comienza en la década de 1990 —caracterizada por el fulgor neoliberal del menemismo y también por el afianzamiento de la lucha por los derechos de las mujeres y de la comunidad LGBT— y finaliza en el 2019, ya con nuevos derechos adquiridos, planos renovados de discusión, algunas batallas ganadas y muchas otras en puerta. El abordaje, que se presenta como un diálogo constante entre la literatura y las dimensiones políticas, sociales, culturales y económicas, se divide en seis partes: “Alianzas feministas”, “Deshechos neoliberales”, “Territorios generizados”, “Ante la crítica”, “Eróticas festivas” y “Jóvenes insolentes”.

El primer apartado, “Alianzas feministas”, promete ya desde su nombre versar sobre la formación de comunidades, de puntos de encuentro y de afectos nuevos a partir de la literatura. Reúne los escritos de Anahí Mallol —quien lee en el ciclo de poesía Zapatos Rojos una muestra iniciática del agenciamiento entre texto, cuerpo y afectos—, Andi Nachón —que analiza la antología de mujeres Agua de beber (2002) como una forma de interrogarse por el ser mujer y toma su presentación como uno de los hitos en que la poesía devino en encuentro y celebración—, Cecilia Palmeiro —que ve en el fenómeno Belleza y Felicidad un gesto de resistencia cultural, un acontecimiento lúdico y una nueva forma de entender la circulación de la literatura—, Claudia Kozak —que aborda Escrituras, un proyecto de intervención urbana, creador de nuevos emplazamientos para los cuerpos literarios— y Vanesa Guerra, que distingue en la novela V (Docampo, 2017) una propuesta que desfigura el yo y tiende a la indistinción y, en efecto, a la amalgama colectiva y disidente.

El segundo segmento, “Deshechos neoliberales”, conjuga interrogaciones crítico-literarias sobre las escrituras del odio en las redes sociales, que poseen un potencia performática al conjugar la emoción con el discurso y que, al mismo tiempo, se pretenden ordenadoras de la calle y de lo público (Gabriel Giorgi); sobre la noción del descarte y del desperdicio como nuevas categorías de la literatura y síntomas de la existencia precaria (Flor Minici); sobre la noción literaria del resto como gesto anticlausura, que pone de manifiesto la economía de distribución de los cuerpos (Isabel Quintana); sobre cómo la aparición del concepto “feminicidio” implicó un viraje en los relatos literarios acerca de las muertes femeninas y en la representación de las mujeres como víctimas pasivas (Inés Kreplak); y, finalmente, sobre cómo las ficciones de la desconfianza, del aturdimiento, pero también de la acción pueden ser una respuesta posible para la violencia que nos rodea (Francine Masiello).

“Territorios generizados”, el tercer compendio, analiza los locus reales, imaginarios y figurados de la literatura y sus nuevas configuraciones en las últimas décadas. Lucía de Leone ve un conjunto de narradoras que ha vuelto a la pampa, en un gesto que emula el de Sara Gallardo y rompe con una tradición virilizada, para crear un nuevo pathos rural, que se caracteriza por el trauma y por el desastre, pero también por el deseo, la fiesta y la disidencia. Alessandra Luna, en un rapto poético, se pregunta por la condición conurbana en tanto identidad en transición, arcaica y disidente. Paula Bianchi entiende que ha habido una reformulación de los discursos dicotómicos sobre la prostitución, sin embargo, en los relatos ficcionales las prostitutas siguen emergiendo como ciudadanías abyectas y desposeídas de vínculos comunitarios saludables. Tamara Tenenbaum recorre una nueva generación de escritoras de no ficción que, hace más de una década, se adentraron en el terreno hostil y masculinizado del periodismo de investigación; reconoce en este conjunto una estructura rizomática, que se abre hacia devenires diversos en sus temáticas y formas. Juana Roggero observa un desvío en las narraciones sobre la maternidad: antes lo materno se relataba a partir de la voz de la cría y ahora lo que aparece es la voz de la madre, en su dimensión fuerte, solitaria y dolorosa. Carolina Grenoville, al interrogarse sobre la intimidad en la ficción, concluye que las narraciones de lo íntimo se colocan actualmente en las antípodas de la ficción sentimental y son, ante todo, relatos de la espera y de lo inacabado. Por último, Mónica Szurmuk y Mauro Lazarovich se ocupan de revisar los casos de escritoras que, a comienzos de este siglo, han escrito en diversos idiomas o han reflexionado sobre su escritura en distintas lenguas y, así, han puesto en cuestión la identidad nacional, el apego cultural y los modos posibles y decibles de narrar la experiencia.

El cuarto apartado, “Ante la crítica”, inicia con una reflexión de Florencia Angilletta acerca de las zonas, las problemáticas y los desafíos de la crítica literaria feminista, que aparece no como una mirada de clausura , sino como una narración viva, una discusión que no cesa. Luego, en un texto poético de gaita nihil, aparece el cuestionamiento sobre la apropiación, el usufructo y el silenciamiento de la voz disidente por parte de la norma. El tercer escrito, de Julieta Obedman, se interroga sobre el fenómeno de la novela romántica de las últimas décadas y lo aventura como la creación de un nuevo espacio privilegiado para las mujeres, en tanto lectoras y escritoras y, además, como una reconfiguración de la forma narrativa del deseo y de lo íntimo. En cuarto lugar, Guadalupe Maradei ofrece un recorrido por los lugares intersticiales que lo escrito por mujeres ocupó en las historias de la literatura argentina, especialmente en las de la posdictadura e indaga en cómo ese intersticio se convirtió en una zona de pregnancia en los proyectos de crítica actuales. Por último, el apartado cierra con María Sonia Cristoff en una suerte de alabanza a la destrucción, al fragmento y a la cita como parte constitutiva de la novela, a la nota aislada y digresiva como el momento en que el texto se abre a un afuera y se enfrenta a un abismo.

“Eróticas festivas”, el quinto segmento, inicia con la propuesta de Laura Arnés que, a partir de una serie literaria que pone en jaque el sistema narrativo heterosexista y oficia como fisura, ve una forma de expandir el universo pensable de lo común, del amor, del deseo y del desencuentro. Paula Jiménez España observa los ciclos de poesía durante los últimos cincuenta años que, en tanto gesto transfeminista, aparecen como una oportunidad de intercambio y escucha y como un espacio de infinitas resistencias. Pablo Farneda se detiene sobre las escrituras y las intervenciones artísticas travestis y trans y las entiende como formas de afirmación de una singularidad y de un modo de existencia. Por último, María Moreno explora los vínculos posibles entre la naturaleza y lo queer: lo natural que a veces tiende hacia lo artificial y adopta las formas del deseo.

El apartado final, “Jóvenes insolentes”, comienza con un texto de Tamara Kamenszain que se interroga sobre la posibilidad de convertir el polémico término “poetisa” en una nueva identidad para las escritoras que hablan del amor y desbordan el silencio solemne, tradicionalmente asignado a las musas. El siguiente escrito, de Ilona Aczel, encuentra en la literatura sobre el aborto una manera de inteligir el cuerpo femenino como territorio de disputa, los devenires de las ciudadanías feminizadas y las transformaciones de las luchas feministas. El tercer artículo, de Mariela Peller, rastrea las marcas de género en los relatos literarios de hijas de desaparecidos y los entiende como una forma de incluir el imaginario feminista en las configuraciones sobre la política y la historia. En un tono de crónica-ensayo, el cuarto texto —de Julián López— vuelve a la escritura de una primera novela y reivindica la incomodidad y la risa burlona como efectos de lectura, que ponen en escena la tensión generada por escribir sobre algo que no se sufrió en carne propia. Por último, un artículo de María José Punte reflexiona sobre las narraciones de las infancias y las adolescencias femeninas, que tienden al relato de la rebeldía, del capricho y de las aspiraciones soñadoras y, al volver legibles los motivos de esas actitudes, se vuelven una amenaza hacia la norma, al igual que las juventudes que muestran y demuestran sus luchas en los espacios públicos.

El tomo cierra con un epílogo de Nora Domínguez, que teje un camino de lecturas y posibilidades para el período analizado por les docentes, investigadores, crítiques y escritores que han puesto su voz y su cuerpo en este volumen. Lejos de prosperar en un afán totalizante, esta obra se presenta y se afirma como un abanico abierto a la proliferación y a la potencia de ideas, a la imaginación y a la creación de nuevas cartografías literarias y críticas, a un estado de elaboración perpetuo.

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