SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.14 número2Del Museo Real al Museo Nacional/UFRJ, Rio de Janeiro, Brasil: fragmentos del pasado y del presentePrimera cita de Parthenocissus tricuspidata y nuevo registro de P. quinquefolia (Vitaceae) adventicias en la Argentina índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

  • No hay articulos citadosCitado por SciELO

Links relacionados

Compartir


Revista del Museo Argentino de Ciencias Naturales

versión On-line ISSN 1853-0400

Rev. Mus. Argent. Cienc. Nat. vol.14 no.2 Ciudad Autónoma de Buenos Aires dic. 2012

 

NOTAS BICENTENARIO DEL MUSEO ARGENTINO DE CIENCIAS NATURALES

El Museo Argentino de Ciencias Naturales y su colección de dinosaurios

 

Leonardo Salgado

CONICET - Instituto de Investigación en Paleobiología y Geología, Universidad Nacional de Río Negro, Isidro Lobo y Belgrano, 8332 General Roca, Río Negro, Argentina. salgadoleito@yahoo.com.ar

 


Resumen: Los especímenes de dinosaurios guardados en las colecciones paleontológicas del Museo Argentino de Ciencias Naturales poseen sin duda relevancia internacional. Algunos además poseen un alto valor histórico, como el Antarctosaurus wichmannianus Huene, 1929, uno de los primeros saurópodos colectados en América del Sur; otros, representan formas únicas en su tipo, como Amargasaurus cazaui Salgado & Bonaparte, 1991, un saurópodo dicraeosáurido de alargadas espinas neurales cervicales, y Carnotaurus sastrei Bonaparte, 1985, un terópodo abelisáurido provisto de robustos cuernos frontales. Los primeros restos de dinosaurios que se incorporaron a las colecciones del MACN fueron colectados por Carlos Ameghino, antes de que Florentino ocupara el cargo de director del Museo. Los descubrimientos de dinosaurios se intensificaron notablemente con la llegada al Museo de José Bonaparte, a fines de la década de 1970. Además de Amargasaurus y Carnotaurus, Bonaparte colectó restos de dinosaurios jurásicos, como el saurópodo Patagosaurus fariasi Bonaparte, 1986a y el terópodo Piatnitzkysaurus floresi Bonaparte, 1986b, los cuales en su momento formaron parte de la primera asociación de dinosaurios jurásicos para América del Sur.

Palabras clave. Dinosauria; Museo Argentino de Ciencias Naturales; Ameghino; Del Corro; Bonaparte.

Abstract: The Museo Argentino de Ciencias Naturales and its collection of dinosaurs. The dinosaur specimens housed in the paleontological collections of the Museo Argentino de Ciencias Naturales have undoubtedly international significance. In addition some have historical value, like Antarctosaurus wichmannianus Huene, 1929, one of the first sauropods in being collected in South America; others are unique in its type, as Amargasaurus cazaui Salgado & Bonaparte, 1991, a dicraeosaurid sauropod of elongated cervical neural spines, and Carnotaurus sastrei Bonaparte, 1985, an abelisaurid theropod with strong frontal horns. The first dinosaur bones incorporated to the collections of the MACN were gathered by Carlos Ameghino, just before his brother Florentino occupied the charge of Director of the Museum. Dinosaur discoveries intensified notably with the arrival to the Museum of José Bonaparte, at the end of the decade of 1970. Besides Amargasaurus and Carnotaurus, Bonaparte collected remains of Jurassic dinosaurs, like the sauropod Patagosaurus fariasi Bonaparte, 1986a and the theropod Piatnitzkysaurus floresi Bonaparte, 1986b, which, at their time, formed part of the first association of Jurassic dinosaurs recorded in South America.

Key words: Dinosauria; Museo Argentino de Ciencias Naturales; Ameghino; Del Corro; Bonaparte.


INTRODUCCIÓN

Los dinosaurios constituyen un variado y diverso grupo de grandes reptiles continentales que dominaron el planeta durante más de 150 millones de años. Tuvieron (y tienen actualmente, ya que las aves son técnicamente dinosaurios) una distribución mundial, y en nuestro país varios grupos están muy bien representados en el registro fósil (Novas, 2009).
Los dinosaurios se clasifican en dos grandes clados, los saurisquios (con representantes herbívoros y carnívoros) y los ornitisquios (todos herbívoros); las aves actuales, los únicos dinosaurios que no se extinguieron a fines del Cretácico, son miembros del primero de ellos. En Argentina, la mayoría de los restos hallados corresponde a saurisquios; son sin duda más abundantes que los de ornitisquios, cuya diversidad y abundancia han comenzado a conocerse recién en los 30 últimos años.

EL MACN Y LA PALEONTOLOGÍA DE DINOSAURIOS

Sin duda, el Museo Argentino de Ciencias Naturales ha tenido un rol preponderante en el estudio de los dinosaurios argentinos: varios científicos que pasaron por la institución contribuyeron en gran medida a aumentar su conocimiento. La figura del Dr. José F. Bonaparte sobresale notablemente, y muchos de los huesos de dinosaurios depositados en sus colecciones fueron reunidos por él mismo o por su equipo. Asimismo, Bonaparte ha contribuido con la formación de numerosos discípulos, varios de los cuales permanecen aún hoy ligados al Museo.
Bonaparte se incorporó al museo a finales de la década del 70, luego de haber tenido una destacada actuación en el Instituto Miguel Lillo de la Universidad de Tucumán, junto a Osvaldo Reig, quien provenía del Museo de Buenos Aires, y a Galileo Scaglia, quien había sido director del Museo de Mar del Plata, institución de la que el mismo Reig había sido secretario. Bonaparte fue el primer paleontólogo argentino en especializarse en el estudio de los reptiles fósiles mesozoicos (Salgado, 2007), y su llegada a la División de Paleontología de Vertebrados del MACN reorientó decididamente la investigación hacia esa temática.
Bonaparte no fue el primer colector de fósiles de dinosaurios que trabajó en el MACN; entre los primeros figura nada menos que Carlos Ameghino, hermano de Florentino y director del museo entre 1917 y 1923.
¿Qué se sabía antes de Ameghino sobre dinosaurios patagónicos? Virtualmente nada: apenas se sospechaba la existencia de niveles geológicos antiguos en la región patagónica. Este desconocimiento comenzará a cambiar con el primer hallazgo de restos de dinosaurios (los primeros para América del Sur), realizado por uno de los expedicionarios de la llamada "Campaña del Desierto", el Comandante Buratowich, en 1882. Los fósiles fueron enviados por el militar al presidente Julio A. Roca y éste se los acercó a Florentino Ameghino, quien correctamente los identificó como pertenecientes a dinosaurios. Así, quedaba claro que la geología patagónica era más compleja de lo que se pensaba hasta ese momento (Salgado, 2007).
Carlos se desempeñaba en ese tiempo como colector privado de su hermano; recién cuando éste último fue director de la institución obtuvo un cargo de naturalista viajero. El primer resto de dinosaurio hallado por Carlos fue Loncosaurus argentinus, en la llamada "Formación Guaranítica", en el río Sehuen, en Santa Cruz. Ese resto fue descripto por Florentino (Ameghino, 1898) e interpretado inicialmente como una forma de dinosaurio carnívoro cercano a los Megalosauridae (actualmente Loncosaurus es considerado un ornitópodo, un subgrupo de ornitisquios, Coria & Salgado, 1996). El diente llamado Clasmodosaurus spatula por Florentino (Ameghino, 1906) también fue recogido por Carlos del mismo sitio, y asignado a los saurópodos, lo que hoy se acepta.
En 1912 arribó al país desde Alemania Richard Wichmann, contratado por la Dirección General de Minas, Geología e Hidrología (DGMH) (Fig. 1a). En 1916, este geólogo halló los restos de un gran dinosaurio en inmediaciones de General Roca, al que Carlos Ameghino, ya como director del MACN, identificó como una forma semejante al saurópodo Diplodocus, del Jurásico de Estados Unidos. Friedrich von Huene (Fig. 1b) se encargará años más tarde de reconocer una nueva especie de saurópodo titanosaurio: Antarctosaurus wichmannianus, Huene, 1929 en homenaje a su descubridor, a la fecha uno de los pocos registros de titanosaurios que incluye fragmentos de cráneo y postcráneo (Huene, 1929). Durante años Antarctosaurus fue considerado uno de los dinosaurios más grandes del planeta, sin duda el más grande de América del Sur (Fig. 1c).


Fig. 1. Richard Wichmann (a) y Friedrich von Huene (b), dibujos de Prebiterio Pacheco; reconstrucción del titanosaurio Antarctosaurus wichmannianus (c), dibujo de Lucas E. Fiorelli.

Luego de la muerte de Noemí Cattoi, en 1965, Guillermo Del Corro asumió la dirección del Departamento de Paleozoología del Museo de Buenos Aires. Ese mismo año, el nuevo director colectó en la Villa El Escorial, en la provincia de Chubut, numerosos huesos de un gran dinosaurio herbívoro, al que llamó 10 años más tarde Chubutisaurus insignis del Corro, 1975. Chubutisaurus es actualmente considerado como una forma basal de somfospóndilo (un grupo amplio de saurópodos caracterizado por poseer un particular tipo de tejido óseo esponjoso), muy importante para comprender la temprana radiación de ese clado (Carballido etal., 2011). Actualmente los restos provienen de la Formación Cerro Barcino, de niveles probablemente de edad cenomaniana.

UN PERIODO DE IMPORTANTES HALLAZGOS

Durante el periodo que inaugura la llegada de Bonaparte se incorporaron a las colecciones del MACN numerosos restos de dinosaurios, muchos de ellos de gran relevancia. De los primeros en hacerlo fueron los provenientes del Jurásico de Chubut, los cuales Bonaparte había comenzado a extraer cuando aún trabajaba en el Instituto Lillo de Tucumán. Estos hallazgos fueron toda una novedad, porque los restos de dinosaurios jurásicos eran virtualmente desconocidos en América del Sur. El saurópodo basal Patagosaurus fariasi Bonaparte, 1986a es hoy una pieza importante de la evolución temprana de los eusaurópodos, inmediatamente anterior a la radiación de Neosauropoda (Bonaparte, 1986a) (Fig. 2a). Asimismo, los carnívoros fueron encontrados en gran número, destacándose los restos pertenecientes a un nuevo género y especie: Piatnitzkysaurus floresi Bonaparte, 1986b.


Fig. 2. Réplica de Patagosaurus fariasi montada en el Museo Argentino de Ciencias Naturales "Bernardino Rivadavia" (a). El saurópodo dicraeosáurido Amargasaurus cazaui. José Bonaparte junto al esqueleto de Amargasaurus en el campo (provincia de Neuquén) (b); cervical media en vista anterior (c); cervical posterior en vista posterior (d); serie cervico-dorsal (e); reconstrucción de Amargasaurus cazaui (Dib. Lucas Fiorelli).

Dos dinosaurios hallados y estudiados por Bonaparte sobresalen del resto: Amargasaurus cazaui Salgado & Bonaparte, 1991 y Carnotaurus sastrei Bonaparte, 1985. Los dicraeosáuridos, la familia de saurópodos a la que pertenece Amargasaurus, son un grupo que hasta los 90's sólo se hallaba registrado en el Jurásico Superior de África (Fig. 2b-f). El hallazgo de Amargasaurus demostró claramente que ese linaje había sobrevivido en el Cretácico Temprano, al menos en Patagonia (Salgado & Bonaparte, 1991). Descubrimientos posteriores confirmaron esa presencia a partir del Jurásico (Rauhut et al., 2005). Pero la importancia de Amargasaurus no se limita a su imprevisto registro en esta región y en este tiempo. Lo que más llama la atención de este extraordinario dinosaurio son sus notables espinas neurales cervicales (Fig. 2c-e), extremadamente alargadas, las cuales podrían haber sido estructuras de combate. Los dinosaurios herbívoros suelen presentar estructuras con esa función, pero no los saurópodos sino los ornitisquios.
Mucho menos los carnívoros, y en esto reside la peculiaridad del segundo de los dinosaurios colectados y estudiados por Bonaparte que sobresale del resto: Carnotaurus (Bonaparte, 1985, Fig. 3).
El hallazgo de sus restos es tal vez uno de los más importantes ocurridos en nuestro país. No es un terópodo de los más grandes (6-7 m de longitud), pero su excepcional estado de preservación, y sus increíbles cuernos, sin parangón entre los dinosaurios carnívoros, lo convierten en un verdadero tesoro de la paleontología mundial (Bonaparte et al., 1990). Es obvio que el Carnotaurus no utilizaba sus cuernos como estructuras defensivas, ya que seguramente no tendría enemigos naturales, sino que probablemente las utilizaba en combates intraespecíficos.


Fig. 3. Cráneo de Carnotaurus sastrei, terópodo abelisáurido del Cretácico Superior de la provincia del Chubut (tomado de Bonaparte et al., 1990).

 

Tampoco todos los ornitisquios poseían cuernos o placas. Justamente, los ornitisquios más abundantes en las colecciones del MACN (y en América del Sur) no son formas que hayan desarrollado estructuras óseas de ese tipo.
Los hadrosáuridos, de ellos hablamos, fueron formas bípedas, altamente especializadas a la herbivoría, caracterizados por la posesión de complejas baterías dentales. Se habrían originado en el Hemisferio Norte y rápidamente se habrían dispersado hacia América del Sur desde América del Norte, tan pronto como pudieron hacerlo, a través de un puente de islas (Coria, 2009).
En América del Sur evidentemente los hadrosáuridos encontraron un ambiente propicio, y continuaron su evolución, originando al menos cuatro especies endémicas (Coria, 2009). Aparentemente, el ingreso de los hadrosáuridos a nuestro subcontinente no habría afectado las comunidades de megaherbívoros existentes (integrada casi exclusivamente por saurópodos titanosaurios), sino que estos dinosaurios se habrían integrado a ellas. Gracias a sus complejas baterías dentales y quinesis craneana, los hadrosáuridos habrían podido masticar el alimento, como no lo hizo ningún otro grupo de reptiles en la historia. Los saurópodos, la otra agrupación de dinosaurios herbívoros, habrían sólo cortado y tragado la comida, pero sin masticarla. El primero en registrar la presencia de estos ornitisquios en América del Sur fue Rodolfo Casamiquela (Casamiquela, 1964). Los restos de hadrosáuridos hallados por Bonaparte y resguardados en las colecciones del MACN provienen de uno de los yacimientos que más satisfacciones le dio: Los Alamitos, en la provincia de Río Negro (Bonaparte & Rougier, 1987). Obviamente, desde esos primeros trabajos se ha avanzado mucho en el conocimiento de los hadrosáuridos patagónicos (Coria, 2009), aun cuando los hallazgos no han sido tan importantes en número como los correspondientes a otros grupos.

CONCLUSIONES

El Museo de Buenos Aires ha logrado reunir a lo largo de los años una importante colección de restos de dinosaurios, sobre todo provenientes de Patagonia, de diferentes tipos y edades; es seguramente una de las más importantes de América del sur. A partir de los trabajos de campo y estudios de J. Bonaparte, quien estuvo a cargo de la División de Paleontología de Vertebrados desde fines de los 70's, las colecciones de dinosaurios se incrementaron notablemente, y hoy constituyen un material de consulta obligado para todos los estudiosos de ese grupo de reptiles a nivel mundial.

AGRADECIMIENTOS

A Fernando E. Novas y las autoridades del Museo Argentino de Ciencias Naturales, por la invitación a participar de el simposio "Los grandes descubrimientos paleontológicos de la Argentina" en el marco de las jornadas "MACN 200 - Dos siglos de exploración y descubrimiento de las Ciencias Naturales argentinas".

BIBLIOGRAFÍA

1. Ameghino, F. 1898. Sinopsis geológico-paleontológica de la Argentina. II Censo de la República Argentina. Tomo I, in folio, pp. 112-255. Buenos Aires.         [ Links ]

2. Ameghino, F. 1906. Les formations sédimentaires du Crétacé superieur et du Tertiaire de Patagonia avec un paralléle entre leurs faunes mammalogiques et celles de fancien continent. Anales del Museo de Historia Natural de Buenos Aires, serie 3, tomo VIII, pp. 1-568. En: A.J. Torcelli (comp.) 1934. Obras completas y correspondencia científica de Florentino Ameghino. Vol. XVI. Formaciones Sedimentarias de Patagonia. La Plata. Gobierno de la Provincia de Buenos Aires.         [ Links ]

3. Bonaparte, J.F. 1985. A horned Cretaceous carnosaur from Patagonia. National Geographic Research 1:149-151.         [ Links ]

4. Bonaparte, J.F. 1986a. Les dinosaures (Carnosaures, Allosauridés, Sauropodes, Cétiosauridés) du Jurassique Moyen de Cerro Cóndor (Chubut, Argentine). 2nd. Part. Annales de Paléontologie 72: 326-386.         [ Links ]

5. Bonaparte, J.F. 1986b. Les dinosaures (Carnosaures, Allosauridés, Sauropodes, Cétiosauridés) du Jurassique Moyen de Cerro Cóndor (Chubut, Argentine). Annales de Paléontologie 72: 247-289.         [ Links ]

6. Bonaparte, J.F. & G. Rougier. 1987. The Late Cretaceous fauna of Los Alamitos, Patagonia, Argentina. Part VII. The hadrosaurs. Revista del Museo Argentino de Ciencias Naturales "Bernardino Rivadavia". Paleontología 3: 155-161.         [ Links ]

7. Bonaparte, J.F., F.E. Novas & R.A. Coria. 1990. Carnotaurus sastrei Bonaparte, the horned lightly built carnosaur from the Middle Cretaceous of Patagonia. Contributions in Science 416: 1-41.         [ Links ]

8. Carballido, J.L., D. Pol, I.A. Cerda & L. Salgado. 2011. The osteology of Chubutisaurus insignis del Corro, 1975 (Dinosauria, Neosauropoda) from the "middle" Cretaceous of Central Patagonia, Argentina. Journal of Vertebrate Paleontology 31: 93-110.         [ Links ]

9. Casamiquela, R.M. 1964. Sobre un dinosaurio hadrosaurio de la Argentina. Ameghiniana 3: 285-308.         [ Links ]

10. Coria, R.A. 2009. Osteología, Filogenia y evolucion de los Hadrosauridae (Dinosauria: Ornithischia, Ornithopoda) de la Patagonia Argentina. Tesis inédita. Universidad Nacional de Luján, 421 pp.         [ Links ]

11. Coria, R.A. & L. Salgado. 1996. "Loncosaurus argentinus" Ameghino, 1899 (Ornithischia, Ornithopoda): a revised description with comments on its phylogenetic relationships. Ameghiniana 33: 373-376.         [ Links ]

12. Del Corro, G. 1975. Un nuevo saurópodo del Cretácico Superior Chubutisaurus insignis gen. et sp. nov. del Cretácico Superior (Chubutiano), Chubut, Argentina. Actas del I° Congreso Argentino de Paleontología y Bioestratigrafía, Tomo II, pp. 229-240, Tucumán, agosto de 1974.         [ Links ]

13. Huene, F. 1929. Los Saurisquios y Ornitisquios del Cretáceo Argentino. Anales del Museo de La Plata 3(2): 1-196.         [ Links ]

14. Novas, F.E. 2009. The Age of Dinosaurs in South America. Indiana University Press, Bloomington, 452 pp.         [ Links ]

15. Rauhut, O.W.M., K. Remes, R. Fechner, G. Cladera, & P Puerta. 2005. Discovery of a short-necked sauropod dinosaur from the Late Jurassic period of Patagonia. Nature 435: 670-672.         [ Links ]

16. Salgado, L. 2007. Patagonia and the study of its Mesozoic reptiles. En: Z. Gasparini, L. Salgado & R.A. Coria (Eds.), Patagonian Mesozoic Reptiles, pp. 1-28, Indiana University Press, Bloomington, Estados Unidos.         [ Links ]

17. Salgado, L. & J.F. Bonaparte. 1991. Un nuevo saurópodo Dicraeosauridae Amargasaurus cazaui gen. et sp. nov. de la Formación La Amarga, Neocomiano de la provincia del Neuquén, Argentina. Ameghiniana 28: 333-346. Buenos Aires.         [ Links ]

Recibido: 30-VI-2012
Aceptado: 01-XI-2012

Creative Commons License Todo el contenido de esta revista, excepto dónde está identificado, está bajo una Licencia Creative Commons