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La zaranda de ideas

versión On-line ISSN 1853-1296

Zaranda ideas vol.13 no.2 Ciudad Autónoma de Buenos Aires dic. 2015

 

NOTA

El fenómeno del marmor en el mundo romano y su repercusión en la provincia de la Baetica

The phenomenom of marmor in the roman world and its impact on the province of Baetica

 

Daniel Becerra Fernández*

* Personal Investigador en Formación de la Universidad de Sevilla y miembro del Grupo de Investigación HUM-402. C/ Doña María de Padilla, S/N, 41004 - Sevilla. España. E-mail: danbecfer@hotmail.com

Recibido: julio de 2015
Aceptado: noviembre de 2015.

 


RESUMEN

En la presente nota breve mostramos una serie de reflexiones sobre los marmora romanos y su uso por parte del Imperio, principalmente en la provincia hispana de la Baetica. Se da una nueva perspectiva más global del fenómeno del marmor en el mundo romano, pero centrándonos en lo que supuso para dicha provincia. También analizamos los diferentes materiales que hemos hallado en diversas intervenciones arqueológicas de la región surpeninsular, para de este modo documentar las tipologías marmóreas empleadas, así como constatar cuáles son las principales regiones mediterráneas que surten de estos materiales al área. Ponemos el enfoque principalmente en los marmora de importación y en los materiales pétreos más significativos que se explotaban en la Baetica.

Palabras Clave:Baetica; Piedra; Rocas Ornamentales; Canteras Imperiales; Calizas.

ABSTRACT

In this short note, we share a series of reflections on Roman marmora and its use in the Roman Empire, particularly in Baetica. We give a new, more comprehensive perspective on the phenomenon of marble in the Roman world, focusing on its importance for the Roman province. We also analyze the different materials that we have found in various archaeological interventions surpeninsular province with the aim of documenting the marble types used and determined which are the main Mediterranean areas that supply these materials to the region. We mainly focus on the import and marmora the most significant stone materials that were exploited in the Baetica.

Keywords: Baetica; Stone; Ornamental Rocks; Imperial Quarries; Limestones.


 

INTRODUCCIÓN

El fenómeno de la marmorización del imperio romano es un tema lo suficientemente tratado en la investigación actual, con multitud de publicaciones sobre este hecho, tanto a nivel imperial, como a nivel provincial en el ámbito del mediodía peninsular (Nogales y Beltrán 2008; Álvarez et al. 2007).

Con el advenimiento de la dinastía de los Flavios a Roma, vemos un proceso de ascensión social de las elites locales debido al proceso de municipalización. Gracias a esto, muchas familias béticas fueron ostentando cargos de relevancia en la administración del Imperio, llegando a su culmen con Trajano, el primer emperador de ascendencia hispana, y con Adriano. Estas familias que obtenían los cargos relevantes del Imperio, favorecieron notablemente a sus lugares de origen como vemos en el caso de Baetica (Mapa 1), y concretamente la ciudad de Itálica.

Con todo ello vemos la importancia que fue adquiriendo esta destacada provincia romana en los siglos I d.C. y II d.C., sobre todo las ciudades de Córdoba, Écija y de forma destacable Itálica, como queda reflejado en la expansión adrianea de la ciudad, la nova urbs adriani. Constatamos ciudades con unos espacios públicos de primer nivel y en los que aparecen los principales marmora de importación que se difunden por el Mar Mediterráneo (Amores et al. 2008:222), aunque no como un fenómeno homogéneo.

El objetivo fundamental de este estudio es realizar una aproximación a los aspectos más significativos del fenómeno del marmor en el mundo romano y constatar posteriormente su repercusión en el sur de la Península Ibérica (Mapa 1). Para ello llevaremos a cabo una síntesis de la bibliografía principal referente al conocimiento de dicho fenómeno.


Mapa 1. Provincia romana de la Baetica. Fuente: Caballos et al. (1999:148).

En la presente nota breve nos marcamos una serie de objetivos: 1) constatar que tipología de materiales pétreos de importación eran empleados en la provincia de la Baetica; 2) comprobar qué materiales eran los más utilizados y cuáles eran los más deseados por las elites locales; 3) analizar como comienzan los materiales marmóreos a insertarse en los circuitos comerciales romanos; y por último, 4) realizar un análisis del papel de la provincia romana de la Baetica en los circuitos comerciales del marmor.

METODOLOGÍA

La metodología empleada en este trabajo de investigación ha consistido en la realización de una síntesis de las publicaciones más relevantes llevadas a cabo sobre el marmor y su empleo en la provincia romana de la Baetica. Lo primero que se ha realizado es una aproximación al fenómeno global, siguiendo las líneas de investigación de Raniero Gnoli (Gnoli 1971) y de Patrizio Pensabene (Pensabene 1985), para a continuación analizar la marmorización del sur de la Hispania romana, partiendo de las líneas de trabajo iniciadas por Canto (1977-1978). Hemos proseguido la investigación analizando los resultados que estamos obteniendo en los Proyectos de Investigación sobre urbes béticas, en los cuales analizamos la variedad de los distintos marmora empleados en Itálica y los contrastamos con el registro material de otros puntos de la Baetica. El resultado ha sido una síntesis de lo que supuso el fenómeno del marmor en el mundo romano y su repercusión en la provincia, así como una lista con los distintos tipos de marmora de importación identificados y utilizados en esta región surpeninsular.

EL FENÓMENO DEL MARMOR EN EL MUNDO ROMANO

El término marmor o en plural marmora, hace referencia a cualquier tipo de piedra susceptible de ser pulimentada y utilizada para la elaboración escultórica, arquitectónica o epigráfica. Los romanos denominaban generalmente a sus piedras ornamentales según su lugar de procedencia, pero los  italianos del Renacimiento rebautizaron a éstas, atendiendo más a criterios como el color. Por poner un ejemplo, el Marmor Numidicum, procedente de Numidia en el norte de África, pasó en el Renacimiento a denominarse Giallo Antico.

Los griegos utilizaron principalmente mármoles blancos para después pintarlos, y el uso de rocas ornamentales de colores fue muy escaso. Esta fue la tendencia que se observó incluso en la época de la Alta República en Roma, ya que se importaban marmora blancos de la Hélade y de las Cícladas (del Monte Pentélico, el de Tasos, el de Paros, etc.) para realizar sarcófagos y esculturas. Se puede afirmar que en el siglo II a.C. hubo un revulsivo en la mentalidad de los romanos, ya que los esquemas mentales del helenismo empaparon a la elite romana; por ello hubo un gran interés por imitar los modelos de los palacios orientales, hechos en muchos casos con marmora de colores, de ahí que los materiales más valiosos fueran mayoritariamente los extraídos de la parte oriental. Fue entonces cuando Roma empezó a realizar obras arquitectónicas en travertino local, que luego se estucaban para aparentar ser obras realizadas en estos preciados materiales. La realización de estas piezas estucadas era mucho más común que la utilización de los marmora de colores por el elevado coste de éstos, que hacía inviable la importación masiva de estos productos, ya que ni el erario ni la aristocracia romana, podían permitírselo en estos momentos de la República (Pensabene 2003:3-4). En el 189 a.C. se produjo la batalla de Magnesia, por la cual Roma abre las puertas de Oriente y las canteras pasan a estar en la esfera de influencia romana, según nos cuenta Plinio (2010). Por lo tanto, ya se ve un cierto control del preciado material, aunque fue un control aún indirecto, mientras que en el norte de África, la caída de Cartago, hizo que Roma se hiciese rápidamente con la cantera de Chemtou (cantera del Giallo Antico) (Figura 1). Esta influencia romana sobre las canteras orientales empezó a cambiar en la segunda mitad del siglo II a.C., en primer lugar porque Roma se hizo con Grecia y con ello con el control del codiciado Pentélico, el Mármol de Paros y el Mármol de Tasos.

El segundo paso se produjo en el 133 a.C. debido a que el reino helenístico de Pérgamo fue anexionado por Roma a causa de la herencia de Átalo III (último rey de Pérgamo), que dejó el reino al pueblo romano, por lo que Roma se hizo con los marmora de Asia Menor como el Pavonazzetto. En último lugar, vemos la conquista de Egipto por Augusto, que supuso que los granitos, alabastros y las valiosísimas rocas ornamentales egipcias pasasen a ser dirigidas por el emperador. Así, concluiría un proceso de control de las canteras de las regiones del este del Mediterráneo que, como hemos mencionado, comenzó con la batalla de Magnesia, la cual dio lugar a una especie de gestión indirecta de las zonas de extracción, y concluyó con la conquista del Egipto ptolemaico, que supuso un control directo y total de todas las canteras de Oriente.


Figura 1. Fuste de columna en Giallo Antico. Fuente: Daniel Becerra Fernández.

La utilización de muchas de las rocas ornamentales ya se conocía desde antes de que Roma se hiciera con el control del Mediterráneo, y por ende de las principales canteras de exportación. Un ejemplo de esto sería que ya en época faraónica se extraían algunos de estos preciados materiales como el Marmor Claudianum y el Lapis Porphyrites. La cercanía a la costa o a un río determinaba mucho la apertura de una cantera, ya que esto suponía que el transporte fuera más fácil y por ello, más barato. A pesar de todo ello había marmora raros y preciados como el Marmor Sinnadico de Frigia, que se encontraba a unos 322 km aproximadamente de la costa; pero esto es una excepción y no algo habitual. El transporte se solía realizar en barco, ya que por tierra suponía un alto coste humano y animal, y por consiguiente un aumento de los gastos de transporte. Existían canteras a cielo abierto como la de Aliki, en la isla de Tasos, y zonas de extracción a través de galerías subterráneas, como Belevi en Éfeso. La extracción subterránea necesitaba de una gran tecnología y la creación de unas largas galerías para llegar hasta el deseado material (Bruno 2003:179-186). El gasto que suponía la extracción era compensado por el consumo de las elites, tanto itálicas, como de las provincias. Todo esto explica que existiese una difusión mediterránea y regional del marmor. Existían barcos destinados exclusivamente al trasporte de rocas ornamentales (Bruno 2003:191), lo que nos muestra lo importante que fue para el mundo romano el comercio de estos materiales. Tras la extracción del material pétreo se procedía a un primer devastado y posteriormente se llevaban al litoral para, desde ahí, ser enviado a su destino o a un tercer punto desde el cual se redistribuía.

La propiedad de una cantera podía ser imperial, de privados o municipal; aunque la explotación pudiese estar en manos de particulares. En el caso del Mármol de Mijas (Málaga) se pensaba que estaba bajo la propiedad imperial, pero al ver que la monumentalización de los espacios públicos no dependía del gobierno imperial sino del municipio, se pensó en esta segunda administración para la gestión (Beltrán y Loza 2008:313-338). En época de Augusto y de Tiberio (siglo I d.C.) las principales canteras pasaron a ser de propiedad imperial, en un proceso de «nacionalización» (Pensabene 1985:16), algo que aparece reflejado en la obra de Suetonio (2004). Todos los materiales importantes que se difundieron por el Imperio tenían su procedencia en canteras de titularidad imperial, como el Cipollino, el Pavonazzetto o el Verde Antico (Marchei y Pettinau 2003:123).

LA REPERCUSIÓN DEL MARMOR EN LA BAETICA

Con Augusto este fenómeno de la marmorización urbana llega a Hispania, pero no es hasta el principado de Adriano cuando se produjo el auge de la difusión del mármol blanco y de las piedras ornamentales de colores por Roma y por el territorio del estado, siendo un lugar destacado en el empleo de estos materiales la provincia romana de la Baetica, con ciudades en las que se emplearon los más variados y valiosos materiales pétreos procedentes del todo el Imperio (Pérez Olmedo 1996; Mañas 2011), muchos de ellos difíciles de ver fuera de Roma o de sus lugares de extracción, como puede ser el caso Porfido Nero procedente de Egipto (Álvarez et al. 2007: 11-15).

El empleo de estos materiales pétreos ha dejado un importante registro material. Los usos que nos encontramos van desde las inscripciones, a los revestimientos en opus sectile, algunos de ellos con diseños de gran complejidad y con una importante vinculación con la ciudad de Ostia, como los hallados en Córdoba (Gutiérrez Deza 2006), Itálica (Figura 2) y Sevilla. También vemos el empleo de estos materiales en esculturas de gran calidad como el busto de Adriano realizado en Mármol Pentélico o la Venus de Itálica realizada en el marmor escultórico por excelencia, el Mármol de Paros, ambas piezas conservadas en el Museo Arqueológico Provincial de Sevilla (MASE). No podemos pasar por alto el uso lítico de prestigio como elemento arquitectónico, con ejemplos como el Traianeum de Itálica en el que destacan los fustes de columnas realizadas en Marmor Chium (Portasanta) y en Marmor Caristium (Cipollino eubeo), o en el Templo de la Calle Mármoles de Sevilla con grandes fustes monolíticos realizados en Granito della Troade (Márquez 2003: 139).


Figura 2. Revestimiento en opus sectile de Itálica con los principales mamora de importación. Fuente: Daniel Becerra Fernández.

Cabe destacar que las últimas investigaciones que se están llevan a cabo sobre el estudio de los marmora andaluces en época romana, nos muestran que eran materiales con una difusión mayor de la que se consideraba hasta hace pocos años, como por ejemplo el Mármol de Almadén de la Plata, empleado tanto en el Valle del Guadalquivir, como en el norte de África. También es interesante el caso del Mármol de Mijas, usado en la actual provincia de Málaga y en el Valle del Guadalquivir (Álvarez et al. 2007: 107-113). En estos momentos se están llevando a cabo diversas investigaciones sobre las diferentes rocas andaluzas y su uso, o posible uso, en época romana, como es el caso de la Tesis Doctoral de Ruth Taylor sobre el Mármol de Almadén de la Plata. Lo que está al día de hoy meridianamente claro es que la provincia de la Baetica es una región rica en marmora y que a ella llegaron los principales materiales lapídeos de prestigio procedentes de las canteras imperiales del Oriente (Pensabene 2003: 65) y del Occidente.

MARMORA PRESENTES EN LA BAETICA

En los últimos dos años hemos llevado a cabo una revisión de las piezas procedentes de las ciudades béticas de Corduba, Astigi e Italica. En esta revisión hemos constatado gracias a los análisis macroscópicos, la presencia de una serie de materiales marmóreos importados presentes en la provincia. Consideramos que la revisión de estas importantes ciudades béticas es significativa de la importancia que tuvo el fenómeno en la región.

Los materiales identificados nos muestran que a la Baetica llegaron materiales pétreos procedentes de todas las grandes regiones exportadoras de marmor del Imperio (Figura 3). De Asia Menor hemos hallado el Africano (Marmor Luculleum) de Teos, el Alabastro Fiorito frigio, el Occhio di Pavone Pavonazzo (Marmor Sagarium) de Sakara, el Pavonazzetto (Marmor Phrygium, Synnadicum o Docimium), el Palombino (Marmor Coraliticum) de Frigia, la Breccia Nuvolata Gialla de la actual Argelia, el Granito della Troade de Yedi Taslar y Kestanbol, y el Proconesio (Marmor Proconnesium) de la isla de Proconnessos en el Mar de Marmara.

Los materiales marmóreos identificados procedentes de Grecia en la Baetica son el Cipollino (Marmor Caristium) de Eubea, el Portasanta (Marmor Chium) de la isla de Chios, el Rosso Antico (Marmor Taenarium) del sur del Peloponeso, el Serpentino o Porfido Vede de Grecia (Marmor Ladedaemonicum o Lapis Lacedaemonius) de Laconia, el Verde Antico (Marmor Thessalicum) de Tesalia, la Breccia Policroma di S. Benone procedente de una cantera no localizada de Grecia y la Breccia di Sciro o de Settebasi (Marmor Scyrium) de la isla de Scyro.

De las regiones africanas tenemos constatado el Alabastro Cotognino (Lapis Onix) del Valle del Nilo, el Giallo Antico (Marmor Numidicum) de las canteras de Chentou, el Greco Scritto de Annaba (Hippo Regius), el Nero Antico de Djebel Aziz en Túnez, el Porfido Nero y el Porfido Rosso (Lapis Porphyretes) de Gebel Dokhan (Mons Porphiretes) en el desierto oriental de Egipto, el Porfido Serpentino Nero de Uadi Umm Towat en Egipto, el Castracane o Astracane Dorato de Thuburbo Maius en el actual Túnez, el Granito del Foro (Marmor Claudianum) de Mons Claudianus (Gebel Fatireh) y la Serpentina Moschinata de Uadi Atallah en el desierto oriental egipcio (Gnoli 1971:133).

En menor medida tenemos constatados materiales procedentes de Italia y de la Galia. En cuanto a los materiales marmóreos de Italia nos encontramos con la Breccia Quintilina o de Tivoli y el Cipollino Marino, cuya cantera aún no se ha localizado en la actualidad. Mientras que de la Galia tenemos el Bianco e Nero (Marmor Celticum) de los Pireneos y la Breccia Dorata de los Alpes.

También tenemos identificados materiales procedentes de la propia Hispania, pero no de la Baetica, como son el Broccatello o Jaspe de la Cinta de Dertosa (actual Tortosa), el Buixcarró (Marmor Saetabitanum) de la Sierra de Buixcarró en Valencia y la Lumachella Carnina posiblemente de Sintra.

En cuanto a los materiales empleados y extraídos de la Baetica constatamos los diferentes litotipos del Mármol de Almadén de la Plata, el Mármol de Alconera y el Mármol de Mijas. Además de todos estos marmora que hemos mencionado tenemos constatado, gracias al análisis arqueométrico, los marmora blancos del Monte Pentélico procedente del Ática, el Luni de Carrara, el Mármol Pario, el Mármol Tasio y el Mármol de Afrodisias.


Figura 3. Módulo de opus sectile italicense en el que se emplea el Porfido Serpenitno Nero, el Giallo Antico, el Serpentino, el Pavonazzetto, y el Porfido Rosso. Fuente: Daniel Becerra Fernández.

CONCLUSIONES

Las conclusiones del estudio llevado a cabo sobre el fenómeno del marmor y su repercusión en la provincia romana de la Baetica nos muestra que el empleo de estos materiales es considerado un signo de distinción social y de poder político, empleados tanto por la administración, como por particulares de alto nivel socio-económico. Constatamos con la revisión bibliográfica que los principales materiales pétreos ya eran explotados antes de la llegada de Roma y que principalmente procedían de las canteras orientales del Imperio, concretamente de Egipto, de Asia Menor y de Grecia. También se hace patente que la llegada de los principales marmora de importación a Roma se hace progresivamente y a medida que el estado romano iba incorporando territorios o ampliando sus zonas de influencia.

Con el advenimiento del Principado se ve un proceso de centralización de la gestión y control de las principales canteras del Imperio, fenómeno que se cristaliza en época del emperador Tiberio, cuando se lleva a cabo la mayoría de las adquisiciones de las principales canteras por parte del estado romano y del emperador. Se hace también patente que es en el principado de Adriano cuando se produce el auge de las importaciones y exportaciones, principalmente de los materiales de colores.

La provincia romana de la Baetica se convierte en un foco importante de importación de las principales tipologías pétreas del Imperio, sobre todo a partir de época adrianea. Esto se debe en gran medida a la viabilidad del transporte marítimo y fluvial de la provincia, así como al auge de sus elites locales en la administración del Imperio. En dicha provincia constatamos una variedad marmórea muy importante, con materiales muy difíciles de encontrar fuera del ámbito itálico o de las regiones cercanas a las zonas extracción de los mismos, como son el Porfido Nero y el Porfido Serpentino Nero. También debemos tener presente que esta provincia meridional de la Hispania romana poseía materiales pétreos de gran calidad como el Mármol de Almadén, de Mijas y de Alconera.

AGRADECIMIENTOS

Quiero agradecer a la dirección del Museo Arqueológico Provincial de Sevilla (MASE) el permitirme analizar los materiales depositados en los almacenes del Museo, principalmente a su directora Ana Navarro. Quiero también agradecer los consejos y las puntualizaciones de mis directores de la Tesis Doctoral, Pilar León-Castro y José Beltrán, así como a Lucía Sigüenza y a Rafael Sigüenza, por la ayuda con la elaboración del material gráfico, y por último a los evaluadores externos por sus recomendaciones.

 

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