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La zaranda de ideas

versión On-line ISSN 1853-1296

Zaranda ideas vol.19 no.1 Ciudad Autónoma de Buenos Aires ene. 2021

 

Artículo

MATERIAS PRIMAS LÍTICAS EN LA DESEMBOCADURA DEL RÍO SANTA CRUZ. PRIMERAS PROSPECCIONES

LITHIC RAW MATERIAL AT THE SANTA CRUZ RIVER MOUTH. FIRST SURVEYS

Daniela Soledad Cañete Mastrángelo1  * 

1Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano. 3 de Febrero 1378 (1426), Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina. E-mail: danielasol.cm@gmail.com

RESUMEN

El conocimiento acerca de la disponibilidad de rocas en áreas de investigaciones arqueológicas es fundamental para abordar el estudio de la tecnología lítica y los comportamientos humanos asociados que la produjeron. Con el objetivo de comenzar a caracterizar la estructura de la base de recursos líticos del área y contrastar observaciones realizadas en investigaciones anteriores, en este artículo se presentan los primeros resultados obtenidos de las prospecciones llevadas a cabo en un cordón litoral inactivo de la localidad arqueológica Punta Entrada (desembocadura del río Santa Cruz, Santa Cruz). Asimismo, se exponen los análisis petrográficos realizados con muestras allí recolectadas. La Formación Rodados Patagónicos es la única que posee afloramientos en el área con lo cual habría funcionado como fuente secundaria de una amplia variedad de litologías de diversas calidades que se presentan en tamaños y morfologías diferentes, ofreciéndoles así un amplio abanico de posibilidades a los talladores.

Palabras clave: Tecnología lítica; Rocas; Cazadores-recolectores; Ocupaciones costeras; Patagonia.

ABSTRACT

The knowledge about rocks availability in areas of archaeological investigations is fundamental in order to approach the lithic technology studies and human behaviors associated to its production. The aim of this paper is to characterize the structure of the basis of lithic resources of the area and to contrast previous observations. Here we present the first results of the prospections carried out in an inactive littoral cordon at the archaeological locality of Punta Entrada (Santa Cruz river mouth, Santa Cruz). Also petrographic analysis of samples recovered there are exposed. Patagonian Shingle Formation is the only one with outcrops in the area. This Formation would have functioned as a secondary source of a wide variety of lithologies of different qualities, which are presented in different sizes and morphologies thus offering a wide range of possibilities to the knappers.

Keywords: Lithic Technology; Rocks; Hunter gatherers; Coastal occupations; Patagonia

¿Por qué estudiar la disponibilidad de rocas?

Las elecciones humanas relacionadas con la selección de materias primas líticas empleadas para la talla de artefactos pueden estar mediadas por: su disponibilidad, definida por la abundancia y la calidad de las rocas (Andrefsky, 1994); el acceso a ellas (Beck & Jones, 1990; Gero, 1989; Haury, 1995; Hayden, 1989; Lurie, 1989); las estrategias de movilidad empleadas por los grupos humanos (Amick, 1994; Kuhn, 1994; Odell, 1994, 2004; Sassaman, 1994) y también la esfera simbólica y social de estos últimos (Austin, 2015; Brumm, 2010; Colombo & Flegenheimer, 2013; Flegenheimer & Bayón, 1999; Gero, 1989; Hermo, 2008a, 2008b; Larson, 1994; Taçon, 1991, 2004). Por ello, incluir el estudio de las materias primas dentro del análisis tecnológico es de gran utilidad e importancia para las investigaciones arqueológicas, ya que permite inferir una amplia variedad de comportamientos humanos. Éstos se vinculan a diversos aspectos tecnológicos y de la vida de las personas: así, por ejemplo, se pueden abordar los patrones de movilidad e interacción entre los grupos del pasado cuando aparece representada alguna roca en algún punto distante de su lugar de origen (Amick, 1994; Andrefsky, 1994; Beck & Jones, 1990; Ingbar, 1994; entre otros). Otro dato que puede aportar el análisis de la materia prima se relaciona con la inversión energética en la manufactura de los instrumentos, ya que se ha observado etnográficamente que la disponibilidad de las rocas está íntimamente relacionada con el esfuerzo puesto en la confección de los distintos tipos de instrumentos (Andrefsky, 1994; Binford, 1977, 1979).

Por otra parte, el estudio de las materias primas también permite explorar otras dimensiones de las sociedades como son las simbólicas. Investigaciones etnológicas y arqueológicas han vinculado la elección de rocas que presentan determinadas características (un color específico y/o la posesión de brillo, por ejemplo) con motivaciones simbólicas (Austin, 2015; Brumm, 2010; Colombo & Flegenheimer, 2013; Flegenheimer & Bayón, 1999; Hermo, 2008a, 2008b; Taçon, 1991, 2004). Según estos autores, tales rocas condensarían aspectos simbólicos de la vida de los grupos humanos y dotarían de significación al instrumento que se confeccionase con ellas. Asimismo, el uso de materias primas alóctonas en actividades cotidianas puede estar representando una conexión de las personas con lugares distantes o con otros grupos humanos (Lazzari, 2005). Estas consideraciones son importantes ya que el estudio de la proveniencia de las materias primas sin la incorporación de cómo el comportamiento cultural incide en el producto final quedaría incompleto (Larson, 1994).

Este breve repaso teórico muestra que el conocimiento acerca de la disponibilidad local de rocas es muy importante al momento de abordar estudios de la tecnología lítica. Por dicha razón se decidió incorporar este tipo de estudios en las investigaciones que se llevan a cabo en la localidad arqueológica Punta Entrada y el vecino Parque Nacional Monte León (Figura 1). Las mencionadas investigaciones abordan las actividades tecnológicas realizadas en el área y el conocimiento acerca de las estrategias tecnológicas implementadas en el pasado. Asimismo, se indaga sobre los modos de uso del espacio, el manejo de recursos bióticos y abióticos y la relación entre humanos-animales-espacios. Con todas estas preguntas en agenda, en las primeras investigaciones realizadas se llevó a cabo un relevamiento bibliográfico sobre la geología local (Fidalgo & Riggi, 1970; Martínez & Kutschker, 2011; Martínez, Rabassa & Coronatto, 2009) a partir de lo cual pudo observarse que las rocas usadas para la confección de la amplia mayoría de los artefactos líticos en el pasado eran de origen local e inmediatamente disponibles (sensuCivalero & Franco, 2003). En este trabajo se parte de dicha información y se busca profundizar el conocimiento respecto de la presencia de rocas en el área para comenzar a definir la estructura de la base de recursos líticos. Un segundo objetivo es corroborar las observaciones realizadas en trabajos previos. En relación al primero, interesa conocer si aquellas materias primas líticas de calidad apta para la talla se distribuyen de manera homogénea y/o predecible en el paisaje. Partiendo de dichos objetivos, se llevó a cabo una prospección sobre los cordones litorales de Punta Entrada y se realizó la determinación petrográfica por medio de cortes delgados de un total de nueve muestras correspondientes a rocas allí recolectadas. En esta investigación se presentan los resultados obtenidos, que permiten establecer una primera aproximación a la problemática comenzando a definir con mayor precisión la disponibilidad de rocas en el área de estudio. A su vez, estos resultados servirán de base para futuras investigaciones y permitirán hacer comparaciones acerca del comportamiento humano relacionado con el uso del espacio y las características de la tecnología lítica en otras áreas costeras a una mayor escala espacial, ya que estos datos permitirán caracterizar este sector de la costa patagónica.

Caso de estudio: Punta Entrada

La localidad arqueológica de Punta Entrada se encuentra en la costa atlántica patagónica, en el departamento de Corpen Aike (provincia de Santa Cruz), sobre la margen sur del río Santa Cruz, a unos pocos kilómetros del puerto de Punta Quilla y de la ciudad de Puerto Santa Cruz (Figura 1). Se trata de un territorio de acreción marino-litoral de 220 ha, de 3 km de largo y 1 km de ancho que se encuentra constituido por grupos de cordones litorales gravo-arenosos parcialmente cubiertos por dunas activas, semi-estabilizadas e inactivas que llegan hasta los 4 m de potencia (Del Valle & Kokot, 1998; Ercolano, 2012). Dichos cordones se encuentran enmarcados por un acantilado inactivo de aproximadamente 130 m de altura que está disectado por amplios cañadones originados por la acción fluvial, al igual que lo observable en gran parte de la costa sur del estuario (Del Valle & Kokot, 1998; Ercolano, 2012; Ercolano, Cruz & Marderwald, 2016). A lo largo de la costa sur se desarrollan dos niveles de planicies de mareas que transgreden la playa compuesta principalmente por gravas (Del Valle & Kokot, 1998). Los cordones litorales que separan los acantilados inactivos de la playa y que en algunos sectores conforman espigas cuspidadas, poseen una altimetría máxima de 14 m, y registran posiciones del nivel relativo del mar sucesivamente más bajo (Del Valle & Kokot, 1998; Ercolano, 2012). Punta Entrada comenzó a formarse hace al menos 3550 años radiocarbónicos (Ercolano, 2012) mientras que el registro de la ocupación humana alcanzaría los últimos 2000 años, aproximadamente, según los datos provenientes de los sitios arqueológicos estudiados hasta el momento: P27 (Muñoz & Zárate, 2017), P37 (Muñoz, Cruz & Caracotche, 2009), P96 (Muñoz, Cruz & Caracotche, 2009), P132 (Pretto, 2016) y P133 (Cañete Mastrángelo, 2019). En esta localidad se reconocieron grandes concentraciones de material arqueológico en superficie y estratigrafía compuestas principalmente por restos zooarqueológicos y material lítico (Cañete Mastrángelo, 2016a, 2016b, 2016c; Cruz, Muñoz & Lobbia, 2010; Muñoz, Cruz, Lemaire & Pretto, 2013).

Figura 1 Ubicación de Punta Entrada (PE) y la vecina localidad Parque Nacional Monte León (PNML). 

Litología del área

El área de la desembocadura del río Santa Cruz pertenece a la unidad litoestratigráfica de la Formación Monte León, la cual se extiende por la costa atlántica patagónica entre Puerto San Julián y la desembocadura del río Coyle y cuya edad se estima entre el Oligoceno final y el Mioceno temprano (Codignotto & Ercolano, 2006; Cuitiño, 2011). Esta formación está integrada por dos miembros (Miembro Punta Entrada y Miembro Monte Observación) y su litología corresponde, principalmente, a areniscas de grano fino y limolitas con un alto contenido de material piroclástico (Codignotto & Ercolano, 2006; Cuitiño, 2011). Presenta numerosas capas de acumulaciones de valvas junto con coquinas muy fosilíferas, areniscas coquinoideas, bancos fosfáticos (en general finamente estratificados o laminados) y bancos delgados arenosos de mayor consolidación y resistencia a la erosión (Codignotto & Ercolano, 2006; Cuitiño, 2011).

La Formación Santa Cruz suprayace en forma transicional a la Monte León y tiene su origen entre el Mioceno inferior tardío y medio temprano. Se caracteriza por la ausencia de discontinuidades mayores y por las intercalaciones marinas que están relacionadas con la unidad Monte León en su parte inferior. Litológicamente está compuesta por limolitas y arcilitas, areniscas muy finas a medianas y tufitas que se intercalan con bancos de tobas (Codignotto & Ercolano, 2006; Cuitiño, 2011). Esta formación no tiene afloramientos en el área de estudio (Bettina Ercolano, comunicación personal, 2016).

Finalmente, sobre la Formación Santa Cruz se dispone un depósito de gravas aterrazadas denominado Rodados Patagónicos, también conocidos como Rodados Tehuelches o Patagonian Shingle Formation (Codignotto & Ercolano, 2006; Del Valle & Kokot, 1998; Fidalgo & Riggi, 1970), que es la de interés para este trabajo ya que posee afloramientos en el área de estudio, por lo que se asume que funcionó como fuente secundaria de materia prima para los grupos cazadores-recolectores que estuvieron presentes en el área. Los Rodados Patagónicos son acumulaciones de grava generalmente redondeadas, que pueden o no poseer cemento carbonatado en una matriz arenosa o limo-arcillosa (Martínez & Kutschker, 2011) y se extienden desde el sur del río Colorado, entre la Cordillera de los Andes hasta la costa atlántica (Charlín, 2007; Martínez et al., 2009). Esta unidad sedimentaria se caracteriza por su amplia extensión geográfica, una monotonía y uniformidad topográfica y una marcada homogeneidad sedimentológica a pesar de poseer génesis diversas que comprenden edades, ambientes y ecosistemas diferentes (Martínez & Kutschker, 2011; Martínez et al., 2009). Siguiendo a Fidalgo y Riggi (1970) son todos aquellos depósitos de grava que se encuentran distribuidos superficialmente en la región patagónica y que fueron desarrollados con anterioridad a los sedimentos glaciales y fluvioglaciares que pueden reconocerse. De estos depósitos deben excluirse aquellos que son indiscutiblemente de origen marino que forman terrazas marinas, barras costeras y playas.

Estos depósitos presentan una amplia distribución de tamaños, que va desde la guija muy gruesa -32-64 mm- hasta el guijarro fino -64-128 mm- incluyendo en algunos casos bloques -de hasta 450 mm en proximidades de la Cordillera y que van disminuyendo gradualmente hacia las regiones próximas a la costa atlántica, donde alcanzan tamaños de 150 mm- (Fidalgo & Riggi, 1970). En cuanto a la forma y redondez se ha observado que los Rodados Patagónicos se presentan principalmente en formas discoidales y bien redondeados en los pedimentos mientras que en las planicies fluvioglaciales predominan los esféricos y redondeados (Fidalgo & Riggi, 1970). Como se mencionó, son de naturaleza poligenética y los depósitos presentan un alto porcentaje de rocas volcánicas básicas y mesosilícias y plutónicas ácidas (Fidalgo & Riggi, 1970; Martínez & Kutschker, 2011 Martínez et al., 2009) como riolitas, riodacitas, dacitas, basaltos y andesitas; granitos, granodioritas, tonalitas y gabros; aplitas y pegmatitas; filitas, cuarcitas, anfibolitas, cuarzos de inyección y calizas; areniscas y tobas (Fidalgo & Riggi, 1970). Su importancia para esta investigación radica en que la Formación está compuesta por rodados de diferente tamaño y litología poniendo a disposición de los cazadores-recolectores materias primas aptas para la talla de manera predecible y accesible. Muchas de estas rocas fueron identificadas dentro de los conjuntos artefactuales estudiados anteriormente (Cañete Mastrángelo, 2013, 2016a, 2016b, 2016c, 2019).

Metodología

El diseño del muestreo se basó en la información provista por la bibliografía (señalada más arriba) que informa acerca de la presencia de una amplia cantidad de rodados de diversas litologías en la Formación Rodados Patagónicos. Por otra parte, las observaciones previas realizadas en campo por la autora junto a otras hechas por la geóloga Dra. Bettina Ercolano (Universidad Nacional de la Patagonia Austral) también contribuyeron en este diseño. Así, y a fin de realizar un primer acercamiento a la disponibilidad local de rocas aptas para la talla, se eligió el sector de antiguos cordones litorales de Punta Entrada (Figura 2). De todos los cordones disponibles, se seleccionó uno que se encuentra próximo a un sitio arqueológico con grandes concentraciones de material lítico (entre otros tipos de restos) denominado P35 (Figura 2). Este cordón corresponde a un conjunto de cordones que posiblemente pertenece a una espiga que creció hacia el interior del estuario con una dirección aproximada al sudoeste. Debido a la cobertura eólica existente no pueden precisarse las dimensiones de cada uno de ellos pero se estima que poseen unos 300 m de longitud (Ercolano, 2012).

Tomándose como punto de partida la propuesta de Franco y Borrero (1999) y adaptándosela a las necesidades y limitaciones del trabajo de campo en el que se llevó a cabo la prospección, se plantearon una serie de cuadrículas de muestreo en lugar de la búsqueda de materia prima por tiempo. Así, con el fin de muestrear de manera sistemática diversos puntos dentro del cordón, se planteó un total de 15 cuadrículas de 50 x 50 cm (Figura 3), que se distribuyeron de la siguiente manera: la primera (cuadrícula 1) se realizó en el comienzo del afloramiento del cordón litoral seleccionado (Figura 2), otra a 10 metros en línea recta hacia el oeste (cuadrícula 1A) y otra a la misma distancia respecto de la central, pero hacia el este (cuadrícula 1B). Se realizaron muestreos cada 10 metros en línea recta desde la cuadrícula central hasta llegar al final del cordón en donde los rodados eran muy pequeños (menores de 5 cm) y, por lo tanto, no aptos para ser utilizados para la talla (Figura 3). Se consideró este rango de tamaño como límite ya que el conocimiento que se tiene de la tecnología lítica de Punta Entrada muestra que la talla bipolar (técnica que podría haberse empleado para trabajar guijarros tan pequeños) está muy poco representada (Cañete Mastrángelo 2013, 2016a, 2019). Las cuadrículas adyacentes se realizaron en todas las paradas a excepción de aquellas que caían en un sector de molles (Schinus marchandii), nidos de pingüinos (Spheniscus magellanicus) o donde no había afloramiento de rodados. Estas cuadrículas fueron eliminadas y no relocalizadas, por lo que el total de cuadrículas muestreadas fue 13. Durante esta prospección se realizaron anotaciones consignando la cantidad de rodados (siendo éste el único dato cuantitativo), la calidad de la materia prima a partir de una inspección macroscópica (utilizando como guía la textura de la roca, sensuAragón & Franco, 1997), el tamaño y la morfología. Para el relevamiento de estas últimas variables se aplicó un enfoque cualitativo que se basó en la descripción de la cuadrícula bajo observación en términos de presencia/ausencia de cada una de ellas y se destacó la presencia de guijarros grandes por considerarse que habrían sido los que tenían mayores posibilidades de haber sido seleccionados para comenzar el proceso de la talla. Esto se debe a las limitantes de tiempo existentes al momento de realizar el trabajo de campo y a la gran cantidad de rodados que integraban el cordón. Las categorías de tamaño elaboradas y consideradas para los fines de esta investigación fueron: muy pequeño (menores de 5 cm), pequeño (entre 5 y 10 cm), mediano (entre 10 y 15 cm) y grande (más de 15 cm). Una última variable considerada fue la morfología, que consignó si los clastos eran de alta esfericidad o achatados. Se elaboraron estas dos categorías a fin de simplificar la labor en el campo. Dicho muestreo fue llevado a cabo por un operador y un asistente que ayudó a contabilizar el total de rodados presentes en cada cuadrícula. Por último, se tomaron fotografías de todas las cuadrículas y de elementos de interés (como por ejemplo guijarros potencialmente útiles para la talla fuera de cuadrículas) pero no se realizaron recolecciones de muestras.

Por otra parte, se llevaron a cabo determinaciones geológicas sobre nueve muestras recolectadas en un trabajo de campo realizado en el año 2015. La recolección de los mismos se realizó en prospecciones con menor estructuración que la aquí presentada. En esas recorridas se prestó principal atención a las zonas de mayor concentración de rodados eligiéndose para analizar aquellos de tamaño grande y textura macroscópica semejante a la observada en los artefactos líticos arqueológicos, como proponen Franco y Borrero (1999). Estos rodados fueron partidos en el campo para visualizar la textura y seleccionar aquellos de tamaños aptos para la talla, morfologías de alta esfericidad y que fueran de calidad buena y muy buena para ser determinados petrográficamente. Este análisis lo efectuó la Dra. Yolanda Aguilera (geóloga, Universidad Nacional de La Plata).

Figura 2 Área de cordones litorales donde se encuentra el muestreo y el sitio P35. Mapa tomado y modificado de Ercolano (2012). 

Figura 3 Esquema de las cuadrículas realizadas junto con imágenes de cada una de ellas. 

Resultados

Prospección y cortes delgados

Como se mencionó en el apartado anterior, se pudieron realizar 13 cuadrículas y se contabilizó un total de 654 rodados. En la amplia mayoría de los casos fue posible realizar las tres planificadas para cada parada, siendo la excepción la segunda parada, que corresponde a la cuadrícula 2. Allí sólo pudo llevarse a cabo la inspección en la cuadrícula central (cuadrícula 2) pero las adyacentes no se realizaron por la presencia de molles y nidos de pingüinos (Figura 4). El comienzo de la prospección se encuentra en proximidades del sitio arqueológico denominado P35, hecho que le otorga mayor importancia al cordón seleccionado (Figura 2).

Figura 4 Vista del lugar que ocuparía la cuadrícula 2B desde la cuadrícula 1B. 

En la Tabla 1 se presentan las observaciones realizadas en las cuadrículas de muestreo. En general, puede apreciarse que predominan las cuadrículas con rodados de calidad regular, de tamaños pequeños y muchos de ellos, chatos (Figura 3). Los rodados de tamaños más grandes son de rocas de mejor calidad aunque podría decirse que las cuadrículas en las que fueron observados son las menos frecuentes, ya que éstos se registraron en cuatro cuadrículas de un total de 13. Sin embargo, se detectaron algunos guijarros medianos y pequeños de buena y muy buena calidad en casi la mitad de las cuadrículas relevadas y/o a pocos metros de ellas. En este último caso, también se detectaron rodados que combinaban tamaños grandes, morfologías de alta esfericidad y calidad buena y muy buena para la talla. Como se especifica en la sección observaciones de la Tabla 1, al lado de una de ellas se notó la presencia de varios rodados grandes, de alta esfericidad y de calidad buena y muy buena (Figura 5). Asimismo, en otras recorridas asistemáticas por la localidad, se han hallado guijarros con las mismas características entre los que se destaca un bloque de basalto de aproximadamente 40 cm de largo (Figura 6). El mismo fue sometido a la determinación petrográfica (Figura 7, imagen 8).

Figura 5 Cuadrícula de muestreo y rodados de mayor tamaño y mejor calidad en cercanía. 

Figura 6 Bloque de basalto encontrado en una recorrida por la localidad. 

Tabla 1 Observaciones realizadas en las cuadrículas de muestreo. 

CUADRÍCULA CANTIDAD TAMAÑO CALIDAD MORFOLOGÍA OBSERVACIONES
1 100 2 grandes y el resto mediano y pequeño Regular y buena Alta esfericidad y achatados
70 Medianos y pequeños Mala Alta esfericidad y achatados
1B 150 Pequeños Mala Todos achatados
2 70 1 grande, el resto medianos y pequeños Mala y regular Alta esfericidad y achatados El grande posiblemente es de dacita
3 35 Medianos Bueno y regular Alta esfericidad y achatados Uno es de basalto. Al lado de la cuadrícula hay una lasca de obsidiana
50 Medianos y pequeños Buena, regular y mala Alta esfericidad y achatados Los de calidad buena son de basalto y roca silíceas. A 1 m se observó un rodado grande de calidad posiblemente buena
3B 35 Grandes, medianos y pequeños Buena Alta esfericidad y achatados Lascas pequeñas y muy pequeñas dentro de la cuadrícula
4 43 Pequeños Bueno y regular Alta esfericidad y achatados A 50 cm de la cuadrícula se observan guijarros de calidad buena y muy buena (aproximadamente 10)
5 Muy pequeños - Alta esfericidad
4B 6 Muy pequeños - Achatados
5 20 4 grandes, el resto medianos y pequeños Buena (grandes) Alta esfericidad y achatados
45 Pequeños y muy pequeños - Achatados
CUADRÍCULA CANTIDAD TAMAÑO CALIDAD MORFOLOGÍA OBSERVACIONES
5B 25 Pequeños y muy pequeños - Alta esfericidad y achatados

Una última etapa en el relevamiento de la disponibilidad local de materia prima lítica fue la determinación petrográfica mediante cortes delgados. Se enviaron a determinar nueve muestras recolectadas durante un trabajo de campo anterior al cual se realizó el muestreo aquí detallado (ver más arriba). Estas muestras fueron seleccionadas en base a su textura (sensuAragón & Franco, 1997), a su morfología y a su tamaño, considerándose rodados que podrían haber sido aptos para realizar tareas de talla, tal como se detalló en el apartado anterior. Con ello se buscó conocer las litologías disponibles en guijarros con formatos de alta esfericidad y tamaños mayores.

Los resultados obtenidos de los cortes delgados exhiben un predominio de rocas silíceas junto con dacitas, basaltos y riolitas (Tabla 2, Figura 7) siendo esto concordante con las identificaciones que se realizaron de forma macroscópica en los conjuntos tecnológicos arqueológicos en investigaciones anteriores (Cañete Mastrángelo, 2013, 2016a, 2016b, 2016c, 2019). Todas las determinaciones presentadas son el nivel máximo de precisión al que llegó la profesional a cargo.

Tabla 2 Resultados de los cortes delgados realizados. 

MUESTRA RESULTADO TEXTURA
PE 01 Roca silícea Afanítica
PE 02 Dacita Porfírica
PE 03 Riolita Porfírica
PE 04 Roca silícea Afanítica
PE 05 Dacita Porfírica
PE 06 Basalto Afanítica
PE 07 Roca silícea Afanítica
PE 08 Basalto Microporfírica
PE 09 Roca silícea Afanítica

Figura 7 Fotografías de los cortes delgados realizados. Referencias: 1) roca silícea, 2) dacita, 3) riolita, 4) roca silícea, 5) dacita, 6) basalto, 7) roca silícea, 8) basalto, 9) roca silícea. 

Tendencias generales del uso de rocas en el contexto arqueológico de Punta Entrada

Para contextualizar los resultados previamente presentados y evaluar así su relevancia para las investigaciones llevadas a cabo en la localidad, se describen las tendencias generales vinculadas con el uso de las materias primas en el registro arqueológico analizado en publicaciones anteriores (Cañete Mastrángelo, 2013, 2016a, 2016b, 2016c, 2019). Para ello se presentan las rocas reconocidas en el material arqueológico proveniente tanto de los sitios arqueológicos como de las recolecciones no sistemáticas y se las pone en relación con las identificadas a través de los resultados de los cortes delgados y la revisión bibliográfica. Con esto se busca integrar los conocimientos disponibles hasta el momento.

Los estudios de la tecnología lítica de Punta Entrada realizados hasta el momento se basaron en las observaciones que se habían efectuado en campo junto con la información provista por la bibliografía especializada. Así, se determinó que la mayoría de las rocas mencionadas en dicha bibliografía y aquellas registradas informalmente en el campo se encuentran presentes en los conjuntos tecnológicos de los sitios arqueológicos de Punta Entrada. Por ello, en trabajos previos, se planteó que la tecnología se confeccionaba principalmente con materias primas inmediatamente disponibles (sensuCivalero & Franco, 2003) y locales (Cañete Mastrángelo, 2013, 2016a, 2016b, 2016c).

Gracias a la información aquí generada (relevamiento de los tamaños, morfologías y calidades de las rocas y realización de determinaciones petrográficas), y en conjunto con el corpus de datos ya disponibles (bibliografía geológica), se puede comenzar a afinar estas apreciaciones, diferenciar a las materias primas locales de las no locales y conocer mejor la forma en la que las rocas se presentan naturalmente en el ambiente. Las rocas locales pueden definirse a partir de la observación personal, la revisión bibliográfica sobre la geología local y los análisis petrográficos realizados. Así, es posible determinar como materias primas de disponibilidad local a la andesita, arenisca, el basalto, la coquina, cuarcita, dacita, limolita, riolita, toba, tonalita y rocas silíceas. Esta información se encuentra en las dos primeras columnas de la Tabla 3.

La mayor parte de ellas fueron identificadas en muchas de las clases tipológicas reconocidas en los sitios arqueológicos estudiados. Como se ha señalado en trabajos anteriores, la dacita y las rocas silíceas son las más utilizadas en el registro arqueológico (Cañete Mastrángelo, 2013, 2016a, 2016b, 2016c, 2019). El basalto, si bien no se presenta en tan altas frecuencias, fue identificado en una amplia variedad de clases tipológicas e incluso, en gran cantidad de cabezales líticos (Cañete Mastrángelo, 2019). Dentro de las rocas locales cabe mencionar el aprovechamiento específico que tuvo la tonalita y la coquina, las cuales sólo se identificaron dentro del conjunto de artefactos de piedra pulida (Cañete Mastrángelo, 2019).

En cuanto a las rocas no locales, sobre las que se dispone mayor información son las obsidianas. Publicaciones anteriores dieron a conocer la proveniencia de las distintas variedades identificadas en Punta Entrada, que son la negra de Pampa del Asador, la gris verdosa veteada del Cordón de Baguales y la gris del volcán Chaitén (Cruz et al., 2011; Stern, Caracotche, Cruz & Charlín, 2012). Vale la pena señalar que se recuperaron diversas clases tipológicas, incluyendo núcleos. En esta localidad se recuperó un total de 95 piezas dentro de las que se destacan los desechos de talla. Los núcleos que son de la variedad negra (Pampa del Asador) están enteros, son pequeños (el más grande mide 30 mm de largo, medida algo inferior al único artefacto formatizado entero que pudo recuperarse) y presentan reserva de corteza. Los tamaños de los desechos de talla tienden a ser pequeños y los grupos tipológicos más frecuentes realizados con esta roca son los artefactos de formatización sumaria y las puntas de proyectil (Cañete Mastrángelo, 2019).

Otras rocas que podrían considerarse como no locales a partir de los resultados aquí obtenidos son la calcedonia y los ópalos. Ninguna de ellas fue observada durante las prospecciones y la bibliografía específica no las menciona. Para ambos casos sólo se recuperaron desechos de talla en el contexto arqueológico. Lo llamativo es que ambas presentan reserva de corteza (Cañete Mastrángelo, 2019: Tablas 7.1.3.10.1, 7.3.3.10.1). Esta característica se toma como un indicador de la proximidad del evento de talla al lugar de aprovisionamiento de materia prima, es decir, si una pieza conserva corteza se considera que la roca que se usó para tallarlo no recorrió grandes distancias (Bousman, 2005; Paulides, 2006).

Tabla 3 Rocas y su uso en el registro arqueológico de Punta Entrada. Referencias: CD= corte delgado, B= bibliografía, NÚ= núcleo, DES= desecho de talla, A. FORM= artefactos formatizados, F. NAT= filos naturales con rastros complementarios, C. LÍTICO= cabezal lítico, APP= artefacto de piedra pulida, IOGF= indeterminada oscura de grano fino, Sed. ind= sedimentaria indeterminada, Obs gvv= obsidiana gris verdosa veteada, Volcánica ind= volcánica indeterminada 

ROCA CD B MATERIAL ARQUEOLÓGICO
DES A. FORM F. NAT C. LÍTICO APP MANO YUNQUE
Andesita X X X
Arenisca X X X X
Basalto X X X X X X X X
Calcedonia X
Cuarcita X X X X
Dacita X X X X X X X X
Indiferenciada X X
Limolita X X X X
IOGF X X
Ópalo X
Riolita X X X
R. Sil X X X X X X
Toba X X X
Sed. Ind. X
Tonalita X X
Obsidiana gris X
Obsidiana gvv X X X
Obsidiana negra X X X X X
Volcánica ind X
Coquina X X

Discusión

En este trabajo se presentaron los resultados obtenidos de las primeras prospecciones de rocas llevadas a cabo en la localidad Punta Entrada y de las determinaciones petrográficas obtenidas de las muestras allí recuperadas. Estos datos se complementaron con los disponibles provenientes de investigaciones geológicas realizadas por otros investigadores (Codignotto & Ercolano, 2006; Cuitiño, 2011; Fidalgo & Riggi, 1970; Martínez & Kutschker, 2011; Martínez et al., 2009).

La bibliografía da cuenta de tres formaciones presentes en el área de estudio: Monte León, Santa Cruz y Rodados Patagónicos, siendo esta última de gran importancia para el contexto arqueológico por ser la que posee afloramientos otorgando accesibilidad y disponibilidad (en términos de Andrefsky, 1994) de materias primas aptas para la talla en el área de estudio. En esta formación pueden encontrarse una amplia variedad de rocas volcánicas básicas y mesosilícias y plutónicas ácidas como riolitas, riodacitas, dacitas, basaltos y andesitas; granitos, granodioritas, tonalitas y gabros; aplitas y pegmatitas; filitas, cuarcitas, anfibolitas, cuarzos de inyección y calizas; areniscas y tobas (Fidalgo & Riggi, 1970; Martínez & Kutschker, 2011; Martínez et al., 2009). Por lo tanto, este conjunto de rocas pasa a formar parte de la disponibilidad local de materias primas aprovechables y esta formación podría considerarse una fuente secundaria que los talladores habrían aprovechado de forma directa (en términos de Meltzer [1989]).

El estudio aquí realizado ha permitido observar que existen rodados disponibles de diversas calidades, morfologías y tamaños en proximidades a los sitios arqueológicos, aunque los de buena y muy buena calidad y tamaños mediano a grande no son los que se destacan dentro del sector estudiado (considerando que se pudieron identificar unos pocos con estas características dentro del conjunto de rocas que componen cada cuadrícula, ver Tabla 1). Sin embargo, este tipo de guijarros se encuentran dispersos en el paisaje fuera de los cordones litorales y en contextos de menor concentración de rocas, como se pudo observar durante trabajos de campo previos que permitieron recuperar las muestras aquí presentadas. El cordón litoral prospectado mostró la presencia de muchos guijarros que no habrían sido útiles para la talla debido a la calidad -de regular a mala- y a su tamaño -muchos de ellos, pequeños- (cuadrículas 1A, 1B, 4, 4A, 4B, 5A y 5B, Figura 3). Estos guijarros se encontraban junto con otros que sí serían aptos para tal fin (cuadrículas 1, 2, 3, 3A, 3B, Figura 3). También se registró la presencia de potencial materia prima a poca distancia de la cuadrícula 4. En la Figura 3 puede observarse, además, que en todas las cuadrículas hay una cantidad importante de guijarros chatos (basada esta apreciación en la inspección ocular y no en una cuantificación individual de cada guijarro que compone la cuadrícula). Las diversas imágenes permiten apreciar las diferencias morfológicas haciendo notable los pocos guijarros de alta esfericidad. Estas observaciones podrían señalar que, al menos en el sector muestreado, aquellos aptos para la talla (combinación de tamaño mediano a grande, morfología de alta esfericidad y calidad buena o muy buena) no se encontraban distribuidos homogéneamente en todos los cordones litorales que afloran ni en el paisaje. Sino que se los halla(ba) localizados en diversos sectores de este territorio y en cantidades heterogéneas, lo que habría demandado cierto tiempo de búsqueda por parte de los talladores, quienes habrían tenido el conocimiento suficiente sobre las rocas disponibles y sobre el territorio de modo que podían reconocer los rodados que mejor responderían a sus necesidades dentro del amplio abanico de posibilidades existentes. También cabe la posibilidad de que haya algún punto del espacio en el que las rocas con estas características se encuentren agrupadas pero que hasta el momento no pudo ser localizado durante las prospecciones. Estas ideas deberán ser contrastadas con los datos que se generen en investigaciones futuras. De todos modos, y dada la proximidad de los cordones litorales a los sitios arqueológicos, se corrobora la afirmación de que las materias primas utilizadas para la confección de artefactos líticos se encuentran inmediatamente disponibles (sensuCivalero & Franco, 2003).

En cuanto a los resultados obtenidos de los cortes delgados realizados, se observó una predominancia de rocas volcánicas mientras que el resto corresponde a rocas con alto contenido de sílice, todas ellas de calidad buena y muy buena para la talla. Estos resultados permitieron corroborar las determinaciones macroscópicas que se habían hecho hasta el momento de las rocas que forman parte del conjunto lítico de los sitios arqueológicos. Se espera en el futuro poder ampliar la muestra de rocas determinadas petrográficamente.

Conclusiones

El trabajo aquí realizado ha permitido corroborar observaciones hechas en investigaciones anteriores a la vez que abrió nuevos interrogantes. A partir de estos resultados fue posible comenzar a generar una litoteca que sirva de referencia para el material arqueológico y que permita utilizar la nomenclatura correcta para una adecuada comunicación a la hora de publicar las investigaciones. Se plantea como agenda futura la expansión de las prospecciones a otros sectores de la localidad y otras geoformas, como así también, la determinación de un mayor número de muestras petrográficas a fin de obtener un panorama más completo acerca de la disponibilidad local de rocas que incluya el tipo de rocas presentes y las morfologías, tamaños y calidades en las que pueden encontrarse. Asimismo, se buscará contrastar la idea de que el ópalo y la calcedonia son rocas alóctonas. Se propone para estas futuras investigaciones metodologías menos estructuradas, como las propuestas por Nami (1992) a fin de construir un panorama más acabado acerca de la disponibilidad de materias primas líticas y su uso en el pasado.

Agradecimientos

A los Dres. Sebastián Muñoz, Mariana Carballido, Bettina Ercolano y Sabrina Leonardt. Este trabajo forma parte de la Tesis Doctoral que fue financiada con una beca doctoral por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas.

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Recibido: 14 de Septiembre de 2020; Aprobado: 30 de Enero de 2021

*Autor para correspondencia: Daniela Soledad Cañete Mastrángelo, e-mail: danielasol.cm@gmail.com

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