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Revista SAAP

On-line version ISSN 1853-1970

Revista SAAP vol.3 no.4 Ciudad Autónoma de Buenos Aires July/Dec. 2009

 

ARTÍCULOS

Claves y estrategias de inclusión política de mujeres en el peronismo. Su análisis desde un barrio singular de Buenos Aires (1946-1955)

Carolina Barry

UNTREF
cbarry@fibertel.com.ar

Resumen

Este trabajo analiza las características distintivas de la movilización de mujeres, las bases de sustentación política impulsada por el peronismo y las políticas de penetración territorial que, si bien se dieron en todo el país, en el barrio de Belgrano se concentraron, sintetizaron y reconocieron en un radio acotado. Un barrio de contrastes y aspectos cambiantes cuya singularidad daba cuenta de una rica y variada conformación social y económica que es útil al momento de analizar las políticas de inclusión de mujeres dentro del peronismo. La militancia de las mujeres peronistas en el barrio de Belgrano se vio potenciada por la presencia de las mujeres comunistas de la Unión de Mujeres de la Argentina (UMA) cuyo cotejo permite observar el contrapunto de las estrategias políticas implementadas por el peronismo entre 1945 y1955.

Palabras clave

Eva Perón; Peronismo; Partido Peronista Femenino; Mujeres comunistas; Belgrano

Abstract

The article analyzes the distinctive characteristics of women's mobilization, the bases of political support, and the grassroots penetration policy promoted by peronism. Although they existed along the whole country, in Belgrano neighborhood they were focused, synthesized and recognized whithin an enclosed radius. Belgrano is a neighborhood of contrasts and changing appearances whose singularity showed a rich and diverse social and economical conformation that is useful to analyze women inclusion politics during peronism. The political participation of peronist women in Belgrano was promoted by the presence of the communist women of the Unión de Mujeres de la Argentina (UMA) whose comparison allows to observe the counterpoint of the political strategies implemented by the peronism between 1945 and 1955.

Key words

Eva Perón; Peronism; Peronist Feminine Party; Communist women; Belgrano

La situación política de la mujer cambió considerablemente durante el primer gobierno peronista, a partir de dos hechos que le posibilitaron participar activamente. El primero fue la aprobación de la Ley de Sufragio Femenino en 1947, con la consecuente posibilidad de que las mujeres votaran y fuesen votadas; y el segundo, la creación del Partido Peronista Femenino (PPF), que logró su incorporación masiva en la política. La construcción de la organización del Partido Peronista Femenino se produjo a partir de una estrategia política de penetración territorial, que se genera cuando un centro controla, estimula y dirige el desarrollo de la periferia, es decir, la constitución de las agrupaciones locales e intermedias del partido. Este tipo de incursión en el territorio se fue dando de manera escalonada, es decir, primero por provincias, luego ciudades y pueblos para finalizar en los barrios. El barrio, entonces, se constituyó en el primer eslabón de inserción y se convirtió en el eje de las políticas partidarias acorde a las características específicas y singulares de cada uno y el lugar donde se instalaron las unidades básicas femeninas. Hacia 1951 había un total de 3.600 en todo en país y 149 correspondían a la Capital Federal. Cabría preguntarse qué criterios de distribución se emplearon para la apertura de las unidades básicas femeninas y si buscaron apuntar a algún sector social específico.

El Belgrano de mediados de siglo XX era un barrio de contrastes y aspectos cambiantes que incluía desde casas de chapas hasta grandes mansiones, pasando por todas las categorías intermedias. Esta singularidad le dio al barrio una rica conformación social que es útil al momento de analizar las políticas de penetración territorial del peronismo y las características de sus bases de sustentación. En este trabajo propongo analizar cómo a partir de una conformación social peculiar, como la del barrio de Belgrano, se pueden analizar las características distintivas de la movilización de mujeres impulsada por el peronismo que, si bien se dieron en todo el territorio nacional, en este barrio se concentran, sintetizan y reconocen en un radio acotado. Además, la militancia de las peronistas en el barrio de Belgrano se vio potenciada por otro factor, que de alguna manera enriqueció el trabajo barrial, la presencia de las mujeres comunistas, a través de la Unión de Mujeres Argentina (UMA).

El corpus documental de este trabajo consta de circulares, directivas y actas del Partido Peronista Femenino pertenecientes a archivos privados. En especial se cuenta con el archivo documental completo de la unidad básica femenina de la calle Chenaut 1940, perteneciente a su entonces subdelegada censista, Nila Lloyd. Además han sido consultados diarios y revistas de la época. El período analizado ha permitido valernos de un instrumento muy importante a la hora de reconstruir un momento histórico: la historia oral.

El barrio de Belgrano

La primera pregunta que surge en la investigación es ?por qué Belgrano? No es una elección caprichosa haber tomado al barrio de Belgrano como límite territorial de estas prácticas militantes que se presenta como un mosaico de clases y sectores sociales que conviven en un radio limitado. Belgrano posee características distintivas que hacen de su conformación geográfica, económica y social un interesante arquetipo para el análisis de las prácticas militantes durante el período peronista. Si bien pareciera que cuando hablamos de Belgrano es clara la identificación espacial de referencia, no ha sido fácil situarlo y delimitarlo. En la década que se centra esta investigación no existía una delimitación oficial de los barrios portenos. Recién entre 1968 y 1972 se realizó una división de barrios que ha sido apelada por su arbitrariedad en los limites establecidos1. De hecho, no coinciden las divisiones de las comisarías ni de los registros civiles y electorales. Enrique Mayochi, ex presidente de la Junta de Estudios Históricos del barrio de Belgrano senala que en la división hay que atenerse a lo decidido por el pueblo, por los vecinos, y no a lo que disponen las ordenanzas municipales2. Existe un proyecto en la legislatura portena que pretende conciliar las razones históricas y la voluntad de los vecinos de la zona con la normativa que regula la delimitación del barrio. Si bien el tema escapa a los fines de este trabajo, es oportuno considerarlo pues se relaciona con la delimitación geográfica y alcance territorial de las unidades básicas femeninas.

Más allá de los problemas que esta falta de acuerdo en la demarcación podría aparejar consideraremos Belgrano lo que a mediados de siglo correspondía a las circunscripciones 16 y 17. El barrio podría subdividirse en tres zonas bien determinadas de acuerdo a sus características socioeconómicas. El Bajo Belgrano, el Belgrano Central y Belgrano R. Aunque a mediados de siglo se las identificaba simplemente como el Alto y el Bajo Belgrano. Los dos contrastes más importantes se producen entre el Bajo Belgrano y Belgrano R. Este último está caracterizado, aún hoy, por una zona de palacetes o chalets de una arquitectura muy refinada construidas en estilo anglosajón, rodeadas de frondosos árboles y jardines, que le dan al lugar un estilo muy senorial. Allí residían sectores de clase alta junto a los colegios privados más importantes de Argentina como el "Buenos Aires English High School" y el "Belgrano Day School". Era gente vinculada a los ferrocarriles, gerentes, y conocido como el sector "de los ingleses" y "de los alemanes". La zona del Belgrano Central, atravesada por la Av. Cabildo y aledanos, era una zona de residencias y "caserones de tejas" pertenecientes a sectores de clase media como comerciantes, profesionales, empleados bancarios, docentes. A ellos se sumaban los militares, incluso de altos cargos, cuyas viviendas comenzaron a ocupar la zona y donde instalaron, además, instituciones vinculadas a ellos como la Iglesia Castrense, el Hospital Militar o el Instituto Geográfico Militar. De hecho es una de las zonas de la ciudad con más instituciones militares.

La zona comprendida por el Bajo Belgrano se podría situar, a grandes rasgos, entre las vías del ferrocarril que se encuentran sobre Libertador, hasta el río, pasando por el hipódromo. Esta zona era muy amplia, de asiduas inundaciones y epidemias; incluso en la década del '40 todavía se podían cazar nutrias en sus pastizales (Mayochi, 1992). El perfil social estaba compuesto por trabajadores de distintos rubros cuyas mujeres cocían y limpiaban para las familias del Alto. En general era gente humilde. La cercanía con el hipódromo y los "studs" da cuenta de numerosos trabajadores vinculados con la actividad hípica y el ambiente del turf (Mayochi, 1992). En la década del '40 el área fue progresando gracias a la provisión de agua potable, la extensión de la red de gas, la habilitación de escuelas. El progreso trajo también la instalación una villa de emergencia (Cazadores y Artilleros), que llegó a ocupar 11 hectáreas, donde se levantaron casas de lata y cartones que fue cercada por un prolijo muro. Pegada a la zona de villas, en los terrenos pertenecientes a la antigua Quema de Basuras, la Fundación Eva Perón construyó dos de sus obras más monumentales: la Ciudad Infantil y la Ciudad Estudiantil, donde ninos y adolescentes recibían educación integral y atención médica. En la primera se atendía a ninos de 2 a 7 anos, en general huérfanos o que no podían ser cuidados por sus padres. El hogar constaba de dos edificios: uno donde funcionaban las secciones básicas del instituto, decorado con escenas de cuentos famosos, y el segundo edificio era una ciudad infantil propiamente dicha, de dimensiones reducidas del tamano de los ninos. La Ciudad Estudiantil era para ninos en edad escolar y contaba hasta con un estadio para 7.000 personas y canchas para practicar todo tipo de deportes. La majestuosidad de estas obras, que respondían a la expresión formal de la arquitectura peronista (Cutolo, 1996) generó nuevos contrastes en el Belgrano de mediados de siglo y un fuerte impacto a los que vivían en los sectores aledanos. Esta zona de Bajo Belgrano contó también con activas parroquias como Nuestra Senora de las Mercedes que estaba fuertemente acendrada en el barrio por el trabajo social implementado con la gente del lugar, especialmente en época de inundaciones.

El barrio contaba con una serie de comités de distintas fuerzas políticas, pero a partir de 1946 aparecieron primero de manera espontánea y luego organizados por Eva Perón, los centros cívicos femeninos llamados María Eva Duarte de Perón, Evita o Eva Perón, que nucleaban a mujeres con inquietudes políticas y que participaban en apoyo de la incipiente obra social de la esposa del presidente. Estos centros tomaron más fuerza con la campana por el voto femenino y fueron unificados en 1949 cuando se creó el PPF. Simultáneamente, el Partido Comunista Argentino, a través de la Unión de Mujeres Argentinas instaló en el Bajo Belgrano un centro femenino con el nombre Mi Casa. Hacia fines de 1949, la fisonomía del barrio cambió notablemente al instalarse tanto en el alto como el bajo Belgrano las unidades básicas femeninas del recientemente creado PPF. No sólo cambió con la apertura de sus locales, sino por la presencia en las calles de las militantes peronistas que sin dudas fue un suceso para la época.

Belgrano era un mosaico de características contrastantes. La idiosincrasia del barrio era singular como ningún otro de Buenos Aires a mediados del siglo XX. Allí convivían sectores marginales, medios y altos, trabajadores, profesionales, militares y turfistas. Sin embargo, era considerado como el barrio donde se alojaba la aristocracia del Movimiento Peronista, y por lo tanto una de las zonas más difíciles de la Capital Federal. La forma en que se implementó la militancia peronista femenina, a través de las unidades básicas del Partido Peronista Femenino, permite observar cómo se desarrollaba la táctica de penetración territorial y cuáles eran sus estrategias de captación de prosélitos, al tiempo que determinar a qué sectores sociales apuntaba el peronismo. La organización política femenina durante la década peronista podría dividirse en tres etapas diferentes. La primera 1946-1949; la segunda, 1949-1951 y la tercera de 1952-1955. La primera etapa se inicia durante la campana electoral que lo llevará a Perón a la presidencia, con la aparición de centros cívicos femeninos que se multiplicarán a lo largo de estos anos. La segunda, con la creación del PPF hasta el triunfo en las elecciones de 1951 y la tercera etapa, la institucionalización del partido, una vez muerta Evita, hasta el derrocamiento del gobierno de Perón.

Acciones previas al PPF

En 1946 aparecieron los centros cívicos femeninos en distintos lugares del país, entre ellos también en el barrio de Belgrano. Surgieron de manera espontánea y estaban presididos, en general, por alguna mujer del barrio que apoyaba vivamente a Perón o por las esposas de dirigentes políticos barriales. Algunos funcionaban dentro de los comités o centros partidarios del peronismo y, la mayoría, en la casa de alguna vecina del barrio. Los centros cívicos estaban destinados a todas las mujeres argentinas "nativas o naturalizadas que siendo mayores de 18 anos quieran inscribirse en los centros cívicos donde se les asegura absoluta independencia en sus ideologías políticas y en su credo religioso"3. Poco a poco fueron definiendo su papel y a diferencia de las secciones o ramas femeninas, no tenían relación alguna con la Junta Central del, por entonces novel, Partido Peronista ni con ninguna facción política. Se constituyeron con la única intención de "cooperar con la esposa de Perón en su campana de obra y justicia social" y asegurar los derechos políticos de la mujer y afiliar a las simpatizantes4. Solicitaban, por ejemplo desde una bandera para una escuela hasta medicamentos, alimentos, ropa, anteojos, dictaban clases de apoyo escolar y de capacitación general para las mujeres. También iniciaron una fuerte campana pro sufra gio femenino. Su presencia se fue haciendo notar en el barrio y, a los que surgían espontáneamente, se sumaron los que fue creando Evita a quien respondían de manera más o menos organizada.

Su mayor o menor actividad y protagonismo dependía, en parte, de la actitud y trabajo de quienes los presidían. Una vez sancionada la Ley No 13.010, los centros cívicos comenzaron a colaborar con los comandos militares encargados de las tareas de enrolamiento femenino. Repartían en el barrio folletos explicativos y daban charlas y conferencias asesorando a la mujer acerca de los pasos a seguir para obtener la libreta cívica. Algunos centros estaban autorizados para realizar los trámites de enrolamiento de las mujeres. Hacia 1948 su crecimiento y presencia fue notable. Las actividades de estos centros femeninos fueron, de alguna manera, el antecedente de las futuras organizaciones celulares partidarias, las unidades básicas femeninas.

En el mismo período pero, del otro lado del arco ideológico, uno de los intentos de movilización más insistentes en la convocatoria a las mujeres fue el realizado por el Partido Comunista. En abril de 1947 se creó la Unión de Mujeres Argentina, un satélite del Partido Comunista Argentino que pretendía movilizar a las mujeres de distintas ideologías y credos religiosos a fin de ampliar sus bases de sustentación. Su intención era captar a distintos sectores lo que derivó en una fuerte advertencia realizada desde las páginas de varios boletines de la Acción Católica Argentina sobre el peligro de la filtración comunista tendiente a persuadir principalmente a mujeres de la ACA. Incluso, bajo el título de "Advertencia grave" transcribió una noticia de La Prensa de abril de 1948 en que senalaba la forma en que la UMA intentaba atraer a las mujeres católicas "madres de familia ejemplares y mujeres dignas de sincero respeto" que fueron víctimas de estos actos de captación comunista5.

Era una organización laxa integrada por mujeres muy jóvenes, en general, maestras que contaban con una fuerte formación cultural brindada por el mismo partido. La orientación de la actividad estuvo centrada en las trabajadoras dentro de las que incluían a las amas de casa. Sin embargo, a diferencia de la Junta de la Victoria, la UMA excluyó el componente aristocrático del perfil de las afiliadas6. Clara del Franco, una de sus integrantes, recuerda que no se consideraban a sí mismas como integrantes de un partido político sino de una organización barrial. Formaron varios centros en distintos lugares del país y algunos tuvieron mucha actividad como el Centro Femenino del Norte, que actuaba en la zona de Palermo, o las agrupacio nes de Rosario, Ciudadela, Dock Sud, Villa Lugano y Mi Casa de Belgrano. Mi Casa era una agrupación que había nacido en el barrio de Chacarita y luego se expandió a Palermo y Belgrano. El de Palermo duró poco tiempo y el de Belgrano fue importante entre 1947 y 1949. Estaban organizadas bajo un Consejo Directivo y un Consejo Ejecutivo a escala nacional, y su presidenta fue Margarita de Ponce. A su vez, cada centro contaba con una presidenta, secretaria y tesorera. Por ejemplo, podía darse que la presidenta fuese peronista, la secretaria comunista y la tesorera, socialista, como en el centro Femenino del Norte, dando cuenta de la pluralidad de sus integrantes.

Mi Casa de Belgrano funcionaba en la calle Migueletes en la zona del Bajo y su presidenta era Fanny Gelman. La agrupación disputaba la acción en el barrio con las peronistas y con la parroquia Nuestra Senora de las Mercedes que tenía una fuerte presencia en la zona. Las umistas eran, en principio, activadoras de demandas, las cuales no necesariamente tenían que ver con cuestiones específicas para las mujeres aunque abordaban la problemática generales desde la implicación femenina, senala Valobra. Eran pocas pero muy activas y con una penetración geográfica notable. Sus acciones eran locales, circunscriptas al barrio y centraban su actividad en alguna reivindicación muy concreta del barrio7. Las umistas centraron su acción en los desalojos que se producían en el bajo Belgrano, zona de tierras fiscales a las que el gobierno buscaba dar nuevos usos. Ellas resistieron junto a los vecinos los embates de la policía montada dispuesta a desalojarlos8. Su estrategia fue recurrir a las autoridades o entidades correspondientes con petitorios firmados por los vecinos del barrio e incluso, llegaron a reunirse con los convencionales constituyentes9. Estos desalojos provocaban la consecuente falta de vivienda que era denunciada por la UMA a distintas organizaciones gubernamentales. Si bien este era su caballito de batalla iniciaron también una campana de vacunación10 y contra la carestía, por medio de carteles que las propias socias pegaron en las calles del barrio. Además armaron petitorios y enviaron telegramas firmados por "miles de madres de familia con el objeto de que la leche, artículo de primerísima necesidad para los ninos, sea puesto a disposición de los hogares obreros"11. A su vez dictaban los cursos de corte y confección; conmemoraban el Primero de Mayo y las fiestas patrias con un acto en la sede central. Además de juntar dinero para cosas muy puntuales, como por ejemplo, comprar el ataúd para el hijo de un obrero que había muerto en un accidente12.

La unidad de acción de la UMA se centró en las necesidades barriales y al hacer del barrio su unidad de acción era generalizada la presencia de simpatizantes peronistas. El barrio se transformó en un lugar de lucha para defender las cosas del barrio "[y] en los barrios, el que no era peronista no era nada..." (Valobra, 2005: 129). Esto devino en una pugna por la zona de influencia y como senala Clara del Franco, en realidad lo que se daba "era una disputa por la conciencia de las mujeres"13. No existió un enfrentamiento directo sino ideológico. Sin embargo, en algunos puntos muy específicos trabajaban en forma conjunta, como por ejemplo los pasos a realizar para obtener la libreta cívica. De esta manera las umistas tomaban distancia de las posturas opositoras y se hacían eco de una reivindicación que estaba siendo canalizada casi en exclusividad por el peronismo, como fue el otorgamiento de los derechos políticos y el consecuente enrolamiento y empadronamiento femenino.

La acción de la UMA fue importante y constante en el Bajo Belgrano como en otros puntos del país hasta principios de 1949 en que comenzó una escalada represiva por parte del Estado que implicó la persecución y represión de sus dirigentes y el cierre de los centros que tenían más presencia. Mi Casa fue clausurada por la conflictividad potencial que entranaba. Esta persecución coincide con las discusiones que se estaban dando dentro del Consejo Superior del Partido Peronista del que formaba parte Evita sobre la forma de organizar definitivamente a las mujeres dentro del peronismo. Si bien aún no se sabía de qué manera se implementaría, lo cierto es que el tema era abordado en reuniones periódicas. A partir de ese momento, la acción política de la UMA se tornó peligrosa. No comenzaron a trabajar en forma clandestina, senala irónicamente Clara del Franco, sino que les decían "hacé las cosas pero que te quede claro que vas en cana"14. Nuestras Mujeres se preguntaba en sus editoriales: "?A quién puede molestar que la agrupación por el bienestar de la mujer y el nino, la consecuente defensa de los desalojos del bajo Belgrano realizado por la agrupación Mi Casa? (...) única y exclusivamente a grupos reaccionarios, entronizados en dependencias del Estado que atacan, perturban y tratan de destruir la acción entusiasta y desinteresada de las mujeres que han sabido unirse para defender sus más inmediatos intereses?". Sin embargo, senala Valobra (2005) la continuidad y expansión de la UMA, aun con las dificultades con el gobierno, son indicadores de la vitalidad que sostuvieron en un contexto distinto de acción.

Todas las manifestaciones políticas surgidas desde 1946, organizadas o no, cimentaron de alguna manera un campo propicio para la creación del PPF, dando cuenta de un clima de efervescencia política más o menos manifiesta. Los centros cívicos femeninos implementaron una acción, en general, inorgánica, se centraron en el barrio y buscaron dar respuesta a distintas demandas que fuesen surgiendo, pero sobre todo se fueron reconociendo en el accionar de la cada vez más ascendente figura de Eva Perón. Las mujeres de la UMA se centraron principalmente en un problema concreto, en este caso, los desalojos. También denunciaban su consecuencia: la escasez de vivienda. Por distintas razones, tanto las integrantes de la UMA como las presidentas de los centros cívicos femeninos debieron dejar su acción política o al menos no continuarla de la manera en que venían haciéndolo. La UMA sufrió la clausura de sus locales y los centros cívicos femeninos fueron disueltos e incorporados al Partido Peronista Femenino como una de las resoluciones de la Asamblea de creación del PPF, el 29 de julio de 1949. Sus integrantes podían incorporarse al nuevo partido, pero no así sus dirigentes en calidad de tales.

El PPF: características generales y particulares de Belgrano

La fisonomía del barrio había cambiado con la llegada de las comunistas y las peronistas en sus calles; pero a finales de 1949 con el descomunal desembarco de las unidades básicas femeninas la transformación fue más notable. El Partido Peronista Femenino se fundó el 29 de julio de 1949 en el marco de la primera Asamblea Organizativa del Partido Peronista. Nació como una organización política, compuesta exclusivamente por mujeres, que contó con una estructura y células operativas propias. Estaba presidida por Eva Perón, una líder carismática, poderosa e influyente quien alcanzó un poder impensado para una mujer a mediados de siglo. El PPF formaba parte del Movimiento Peronista, que luego de varias instancias organizativas quedó constituido por el Partido Peronista, el Partido Peronista Femenino y la Confederación General del Trabajo. De acuerdo a su reglamento general, el PPF estaba vinculado "íntimamente" al Movimiento Peronista pero era autónomo del Partido Peronista que integraban los hombres. Las tres fuerzas que conformaban el Movimiento Peronista eran independientes una de las otras, pues en lo inmediato se ocupaban de sectores diferentes y de problemas distintos, aunque las tres perseguían los mismos objetivos generales. Cada rama tenía sus propias autoridades y su propia organización adecuada a sus tareas específicas, como también sus propias organizaciones celulares: las unidades básicas. Cada una cumplía con distintos objetivos y en la práctica sus funciones y actuaciones eran muy diferentes, dando cuenta de la existencia de una política específica destinada a las mujeres. La política del gobierno peronista, sustentada en un partido de masas, tuvo hacia las mujeres un marcado interés, no sólo electoral sino de control social, pues era necesario que cumplieran con ciertos objetivos para poder llevar a cabo la política implementada desde el Estado. Las unidades básicas femeninas, según el reglamento general del PPF, constituían el organismo primario permanente, la célula base, el centro elemental de organización, adoctrinamiento, difusión y superación del peronismo encargado de afiliar, adherir y capacitar a la mujer peronista15.

El PPF se organizó a partir de una táctica política de penetración territorial donde un "centro" controla, estimula y dirige el desarrollo de la periferia, es decir, la constitución de los mandos locales e intermedios del partido16. Las políticas de penetración territorial se implementaron con el nombramiento de delegadas y subdelegadas censistas y la consecuente apertura de unidades básicas femeninas. La organización del PPF fue orquestada desde la presidencia del partido que ejercía Eva Perón. El Partido Peronista Femenino era una organización centralizada dominada por el principio de obediencia al mando y en la que la simbiosis entre la identidad organizativa y la líder fundadora fue total y absoluta. La elección de delegadas se hizo a partir de la selección personal que realizó Eva Perón de cada una de ellas, a partir del establecimiento de lazos personales, lo que obligó a desarrollar actitudes fuertemente conformistas y reverenciales para obtener su favor.

La primera medida fue saber con cuántas partidarias o simpatizantes contaba el peronismo, por lo que se organizó un gran censo nacional bajo el lema "cuántas somos y dónde estamos". Las encargadas de llevarlo a cabo fueron 23 delegadas una por cada provincia o territorio y una por Capital Federal. Ellas fueron las responsables de la organización y puesta en marcha del partido. Como su primera tarea fue censar, se las llamó delegadas censistas. La delegada censista por la ciudad de Buenos Aires era Teresa Adelina Fiora, una colaboradora excepcional de Evita tanto en la organización de la Fundación Eva Perón y del PPF, quien fue la encargada de elegir a las subdelegadas censistas de la Capital Federal. Las subdelegadas debían contar con cierto nivel educativo, que hubiesen terminado la escuela primaria y, de ser posible, tuviesen "algo más de estudio". Pero, sobre todo, evaluaban las cualidades "morales y peronistas" de cada una de ellas17. También se evaluaba la lealtad, la capacidad y disciplina, unidas a los deberes especialísimos de su militancia para los que se les pedía que tuvieran buen trato, companerismo, desinterés y la disposición para obrar recta y conscientemente. Además debían tener "el don de atracción y simpatía", es decir se les pedía que fueran carismáticas, para un fin colectivo no individual, pues debían dejar de lado cualquier tipo de ambición personal.

Una vez seleccionadas, las delegadas enviaban a Eva Perón ternas de mujeres con los datos completos, tal como lo disponía la circular No1: "Las censistas deben proponer ternas de mujeres por distrito o barrio para ser nombradas subdelegadas y los datos deben presentarlos personalmente a Eva Perón". Entre las referencias requeridas figuraban no sólo los datos de las mujeres sino también los de sus padres, hermanos, maridos o novios e hijos. La policía adjuntaba un informe detallado y minucioso de cada una de las posibles candidatas y de sus familias, y todo se enviaba a la presidencia del partido para que Evita las evaluara. Las delegadas sólo podían poner en funciones a las subdelegadas una vez que Evita les hubiera dado el visto bueno18. Según sus indicaciones, nunca nombraban a una sola por localidad o barrio, en el caso de la Capital Federal, debían nombrar por lo menos a dos (dependiendo de la cantidad de habitantes y de las posibilidades de conseguir un local partidario) para evitar la formación de caudillas. Las subdelegadas de Belgrano no pertenecían al barrio sino que procedían de otros lugares de la ciudad, en total fueron quince subdelegadas entre las que se encontraba Delia Parodi, futura presidenta del partido, diputada y vicepresidenta primera de la Cámara. Ella inició su actividad política en la unidad básica femenina de la calle Teodoro García 2475. Entre las seleccionadas había maestras, directoras de escuelas, empleadas públicas, como también empleadas administrativas y asistentes sociales de la Fundación Eva Perón19. Las subdelegadas se hacían cargo de un determinado territorio para censar y de buscar un lugar apto para la apertura del local partidario, pues donde había una subdelegada existía una unidad básica femenina20.

La táctica de penetración territorial del PPF se implementó con el nombramiento de delegadas y subdelegadas en todo el país y la instalación de unidades básicas femeninas, provocando una fuerte presencia política. El PPF se caracterizó por ser una organización de base territorial donde la militancia desarrollada era de tipo barrial. La vía de acceso de las mujeres peronistas al PPF se dio a través de las unidades básicas femeninas que se encontraban instaladas en todos los barrios. Las mujeres se podían acercar de manera espontánea o luego de ser visitada en su casa por la subdelegada censista. Las unidades básicas femeninas como las masculinas y las gremiales, tenían el firme propósito de contrastar con la desvalorizada imagen del comité partidario, intentando asumir una identidad propia, a partir de una nueva propuesta y de un trabajo diferenciado, tal como lo senalaban las Directivas Comple mentarias del Consejo Superior del Partido Peronista. En las mismas, utilizando palabras empleadas por Perón, se decía que las unidades básicas no debían convertirse en comités "porque todavía huelen a empanadas y tabas. Lo que fue antro de vicio queremos convertirlo en escuela de virtudes. centros culturales peronistas donde se eduque al ciudadano, se le inculquen virtudes y se le ensenen cosas útiles y donde no se le incline al vicio"21.

La estructura jerárquica del PPF estaba compuesta por la presidenta, las delegadas censistas, de quienes dependían todas las unidades básicas femeninas de cada provincia, territorio y Capital Federal. A su vez cada unidad básica femenina estaba integrada por una subdelegada censista, una secretaria, una prosecretaria, colaboradora rentada y colaboradora ad honórem. El partido actuaba como si fuera una entidad estatal. Las delegadas y la mayoría de las subdelegadas censistas, las secretarias de la sede central provincial y las colaboradoras rentadas estaban adscriptas al partido y continuaron percibiendo sus haberes del mismo lugar de trabajo de donde provenían, aunque laboralmente dependieran de la sede central del partido, lugar al que debían reportarse. Las que no estaban designadas en el Estado, pronto lo estuvieron22. Las delegadas y subdelegadas no recibían dinero para el mantenimiento de las unidades básicas y, en caso de ser necesario, cubrían los gastos con sus propios ingresos. Incluso, recuerda Nila Lloyd que ellas tenían una libreta de almacén que pagaban a fin de mes23. Los gastos de teléfono, por ejemplo, también los abonaban las subdelegadas.

Las tareas que desempenaba la subdelegada eran múltiples: primero y principal, no tenían horario de trabajo prefijado, en un principio trabajaban de 8 a 20 y, más cerca de las elecciones, todos los días (inclusive los domingos), de 8 a 24. Las subdelegadas iban casa por casa con las indicaciones de lo que debían hacer: afiliar o buscar a las peronistas y ver cuáles eran las necesidades de los vecinos del barrio que pudieran ser cubiertas por la Fundación. Ellas no activaban demandas como las umistas, sino que trataban cubrir las necesidades. El contacto casa por casa funcionaba como una invitación a las vecinas a afiliarse al partido y a convocarlas a la unidad básica previamente instalada en el barrio. De alguna manera, desde el partido se buscaba deliberadamente definir la participación de las mujeres como si sólo fuera una acción social y no política, situación que de hecho sirvió para incorporar un mayor número de mujeres en la estructura partidaria.

Las unidades básicas femeninas para el momento de la elección de 1951 sumaban un total de 3600 en todo el país y pronto se convirtieron en una red ágil para transmitir y recibir información y a la vez llegar a los lugares más recónditos del país. En la Ciudad de Buenos Aires había un total de 149 unidades básicas y en el barrio de Belgrano, quince unidades básicas pertenecientes a las circunscripciones 16 y 1724. La distribución era la siguiente: Belgrano R: Superí 1446 y Álvarez Thomas 610; en Belgrano Centro o Central, Teodoro García 2475, Holmberg 2355, Cabildo 2231, Echeverría 2494, Gorriti 5460, Bonpland 872, Santa Fe 4451, Arcos 1950, Monroe 4347, Virrey Avilés 2711, y más cercanas o bordeando al Bajo Belgrano: Chenaut 1940, Arribenos 2869, aunque también Arcos 195025. Chenaut y Arribenos, y en menor medida Arcos, actuaban sobre el Bajo Belgrano. ?Cuál fue el objetivo político de instalar unidades básicas femeninas en barrios de sectores medios o altos que podían presentarse hostiles? Una investigación preliminar llevaría a afirmar que el Partido Peronista Femenino intentó incluir a las mujeres en tanto mujeres en su estructura organizativa, más allá de sus condiciones de clase. Por eso senalamos que se trató un partido de integración social que es aquel que busca incluir a un grupo social específico y además es una respuesta político-organizativa al desarrollo de las políticas de masas. Este tipo de partido busca organizar y movilizar a nuevos sectores antes excluidos de la competencia política, tarea que los partidos tradicionales de representación individual no pueden llevar a cabo. El partido de integración social pretende movilizar e incorporar a la vida política a grupos sociales específicos, como por ejemplo, las mujeres (Neumann, 1965). Ahora bien, ?cuál era la base social del partid? Vale decir, ?a quiénes buscaba movilizar? Hemos considerado al PPF como un partido de integración social que buscó incluir a un grupo social específico, las mujeres. La mayoría de los estudios realizados hasta el momento senalan que el partido buscaba incorporar a un sector determinado de mujeres. En esta línea, Susana Bianchi y Norma Sanchís (1988: 78-79) consideran que el partido tenía "como principal función conectarse y organizar a las mujeres de base" pues "... el blanco privilegiado de las acciones partidarias eran las amas de casa, cuyo ámbito de acción hasta el momento era lo hogareno, [y] que no habían accedido al espacio público a través de otras actividades". En un trabajo posterior, Bianchi (2000: 771) senala que no todas las mujeres fueron apeladas sino sólo "las mujeres peronistas definidas como la mujer auténtica que vive en el pueblo". Según Julia Guivant (1985: 27) el PPF era el canal adecuado para que las mujeres obreras o de los sectores subalternos pudieran entrar en el mundo público sin perder su "esencia". Si bien su predicamento tuvo más acogida en los sectores medios y bajos, no se desestimó la inclusión de las mujeres de todos los sectores sociales en el partido. En este sentido la ubicación territorial de las unidades básicas femeninas y el tipo de actividades que se desplegaban en ellas, dan la pauta de un esfuerzo en incluir a mujeres de todos los sectores, aunque es probable que también sirviese, en alguna circunstancia, como una provocación.

La indicación partidaria era afiliar del 60 al 70 por ciento de las empadronadas en cada sector26. De acuerdo al censo de 1947 podemos observar que el 60 o 70 por ciento de la población femenina abarcaba aún más que a los sectores obreros o subalternos. En la Ciudad de Buenos Aires había un total de 869.333 empadronadas. Vale decir que la meta de afiliación era aproximadamente de 570.000 mujeres. Las directivas partidarias emitidas cuando Evita era presidenta del partido no hacían referencia al origen social de las mujeres a convocar. Inclusive el primer Reglamento General del Partido Peronista Femenino, que data de 1955, establecía que el partido era "fiel a la consigna de Eva Perón de que únicamente las mujeres serán la salvación de las mujeres, y exhorta a todas las mujeres de la Patria, sin distinciones de nacimiento, religión o bienes, a engrosar sus filas para luchar por el afianzamiento de las conquistas del peronismo y por la liberación integral de la mujer". Por lo cual el PPF está constituido por "todas las mujeres que sientan y piensen como peronistas y que se afilien o adhieran a él"27.

El barrio de Belgrano era una de las circunscripciones más difíciles de abordar pues allí se encontraba la "aristocracia del movimiento" senala Delia Parodi. Ella estaba a cargo de la unidad básica de la calle Teodoro García y Cabildo, una zona de muchas residencias. "Lo único que nos salvaba a nosotras de esa circunscripción 17 era el barrio Las Canitas (Chenaut 1940), que compensaba el Alto Belgrano con el Bajo. Eso era peronista, pero el otro era muy difícil de llegar a las casas y convencer a las mujeres de lo que quería Eva Perón"28. El punto está en que más allá de la dificultad que esto entranaba existía al menos una intención de atraer al partido mujeres de distintos sectores. Además, en estos lugares existía mucha gente empleada para trabajar tanto en servicio doméstico como en jardinería y en parte, de acuerdo a los testimonios, se apuntaba hacia ellos29. Pero también se ofrecía a las duenas de casa afiliarse al partido e incluso había actividades dentro de la unidad básica que pudieran atraerlas. Según Nila Lloyd nunca tuvieron problemas cuando tocaban el timbre y decían que eran del PPF y cuáles eran sus intenciones. Vale decir, que si bien no eran sectores proclives al peronismo, al menos había una intención de acercamiento.

Las unidades básicas femeninas podrían dividirse en tres tipos que condicionaba, también, la clase de actividad a llevarse a cabo dentro de las mismas. Las más espectaculares funcionaban en petit hoteles de varios pisos, contaban con biblioteca, gimnasio, consultorios médicos y hasta sala de teatro y cine. Este tipo de unidades básicas femeninas se encontraba en las ciudades más importantes del país y en mayor número en la Ciudad de Buenos Aires. Como por ejemplo las ubicadas en Concepción Arenal y Guzmán, Corrientes 938, Rivadavia 5161. Las seguían en infraestructura casas o locales de dos o tres habitaciones con comodidad suficiente para desempenar las tareas partidarias, como las instaladas en el barrio de Belgrano en Teodoro García 2475, Bonpland 872, Arcos 1950, Echeverría 2415, entre otras. Un tercer tipo, y el más numeroso, eran las que funcionaban en una habitación o el garaje de una casa de familia que era cedida por una militante o subdelegada censista para ser utilizada como unidad básica, este último tipo de unidad básica femenina no había en el barrio de Belgrano, pero eran mayoritarias en el resto del país. Algunas instituciones cedían alguna parte de su predio, por ejemplo, el Club El Rosedal de Belgrano, Chenaut 1940, destinó una parte para la instalación del local partidario30. También el Estado: las unidades básicas de la calle Arcos y Teodoro García estaban instaladas en el Registro Civil de las secciones 16 y 17, respectivamente. En un perímetro pequeno existía un centro partidario permitiéndole a la mujer no alejarse de su barrio para participar en las tareas políticas. Todas las unidades básicas debían estar en perfectas condiciones y prolijamente arregladas, ".destacando la femineidad y delicadeza de sus autoras"31.

Un rasgo distintivo muy importante, y sobre el que se insistía sistemáticamente desde la presidencia del partido, era la tajante prohibición del ingreso de hombres, situación que derivaba en una estricta sanción partidaria. Varias circulares del partido recalcaban esta orden: "tener en cuenta que el movimiento es de mujeres exclusivamente. Por consiguiente, la intervención de los hombres debe descartarse; únicamente debe aceptársele como companeros de un mismo ideal para la colaboración desinteresada en la sola línea de Perón y Eva Perón como líderes únicos"32. Incluso, estaba prohibido el ingreso de médicos para atender a las afiliadas, situación que debía ser cubierta sólo por personal de la Fundación Eva Perón33. Su ingreso estaba prohibido aunque más no fuera una visita ocasional. Las afiliadas debían ser atendidas sólo por personal de la Fundación Eva Perón34. Ni maridos, ni novios, ni amigos, ni médicos, ni policías. La unidad básica de la calle Chenaut recibió una nota en la que se alertaba sobre la presencia del policía de la esquina, al que se ha visto en "amable tertulia con las integrantes de la unidad básica", aclarando que queda terminantemente prohibida la presencia de cualquier hombre, aun siendo este policía, en el local, aunque sea para "... charlar y tomar mate con las afiliadas, esto es muy mal visto por la gente del barrio y baja la reputación de las integrantes de la unidad"35. Esta medida drástica se habría tomado con una doble intención. Por un lado, resguardar la buena reputación de las mujeres que comenzaban a trabajar en política, pues era inconveniente que se las viera en reuniones con hombres dentro de un local partidario36. Por otra parte, de acuerdo a directivas, como a relatos de distintas protagonistas de la época, Eva Perón alertaba periódicamente a las censistas de que no se dejaran influir ni siquiera aconsejar por los hombres del partido, pues corrían el riesgo de adquirir los vicios que ellos tenían en política, como también la intención de querer manejarlas dada su experiencia anterior. A tal punto llegó esta directiva, que Evita instruyó a las delegadas censistas prohibiéndoles nombrar como subdelegadas a las esposas de funcionarios para que sus maridos no las influyeran a ellas e indirectamente al PPF37.

La actividad en las unidades básicas femeninas estaba dirigida tanto a las mujeres como a sus hijos menores e indirectamente a la familia en su conjunto. El acelerado y exitoso crecimiento del PPF en torno de la estructura de las unidades básicas femeninas provocó que pronto se convirtiesen en el modelo a seguir por las otras ramas del Movimiento Peronista, que destacó Perón diciendo que "la base de la doctrina peronista, que es la base de la moral peronista, yo la veo en sus formas más puras en la organización femenina (...) La unidad básica femenina es el lugar donde van a leer, a cambiar opiniones, a instruirse, a elevar la cultura cívica, es linda y agradable, acogedora a todo el que entra en ella y es el modelo que vamos teniendo los peronistas para la organización de nuestras unidades básicas. Ese mérito lo tendrán siempre las mujeres..."38. Estas unidades básicas femeninas van a ser el modelo, tal como lo dijera Perón, de las organizaciones celulares del partido, modelo a seguir y a tener en la mira para la organización del mismo.

La capacitación y la asistencia social eran las dos funciones primordiales de todas las unidades básicas femeninas. Más allá de la actividad estrictamente política, como captar prosélitos, hablar de temas políticos o concurrir a actos masivos en apoyo a los líderes partidarios, el eje de acción estaba destinado a cubrir los intereses considerados, culturalmente, propios de las mujeres. Buscando atraerlas y vincularlas al partido se implementaron una serie de cursos de capacitación ajustados a sus necesidades y al rol social que cumplían. ?Qué tipo de capacitación se podía brindar en las unidades básicas de Belgrano que respondieran a los dispares intereses de las mujeres del barrio? El plan de capacitación estaba enmarcado dentro del Plan Nacional para unidades básicas femeninas, es decir, se manejaba con directivas expresas para todo el país indicando el tipo de educación para brindar a las mujeres. Ahora bien, el tipo de cursos o clases dictadas dependía de diferentes variables. Por un lado, como mencionara anteriormente, de la estructura edilicia, como también del momento político con las necesidades que traía aparejadas, como por ejemplo la apoyatura brindada para la implementación de los planes quinquenales, especialmente del segundo o en la instrucción dada para la primera elección en que participaron las mujeres. También había que tener en cuenta las necesidades de la gente del barrio y de la existencia y disponibilidad de una maestra o profesora para que dictase ad honórem la práctica de su especialización. La concurrencia era facilitada con una ayuda complementaria: el cuidado de sus hijos menores mientras concurrían a clase. La presencia de los ninos era frecuente, lo que permitió que se generara un clima hogareno, tal como lo pedía Evita en diferentes cartas enviadas a los locales partidarios.

Todas las unidades básicas femeninas, sin excepción, debían obligatoriamente implementar un plan de alfabetización destinado a mujeres adultas, como también brindar clases de apoyo escolar para los ninos. Estos cursos eran dictados por una maestra que se hacía cargo de uno o varios locales partidarios. El plan de alfabetización constaba de la ensenanza de lectoescritura y cálculos matemáticos básicos. La concurrencia era muy importante, especialmente en las unidades básicas cercanas al Bajo pero también en las otras, pues también allí había mujeres analfabetas. Las maestras llevaban registros del desarrollo del programa como de la asistencia de sus alumnas y las calificaciones obtenidas. Las unidades básicas femeninas lindantes con el Bajo cubrían sus cursos de lectoescritura con mujeres adultas pertenecientes a dicho barrio aunque también podían concurrir a otro local partidario si así lo preferían. No había rigidez en cuanto a la asignación de las zonas de influencia, el punto principal era lograr atraer a las mujeres más allá del lugar que les correspondiera por la ubicación geográfica de sus viviendas. De cualquier manera un arco de unidades básicas femeninas acaparaba la zona del Bajo: Chenaut, Arcos y Arribenos.

Buscando la manera de impartir la ensenanza de labores consideradas propias de la mujer se dictaron cursos de diferentes tipos39. Las clases de corte y confección seguían en prioridad después de las de alfabetización con la intención de que las madres tuviesen la posibilidad de vestir a sus hijos "como la gente", que en muchos casos eran acompanados por el envío de máquinas de coser y de géneros por la Fundación Eva Perón. El resto de la capacitación que se brindaba dependía de los intereses particulares de las mujeres de cada barrio como de la existencia de una profesora que se encontrara en condiciones de impartirla40. Como los cursos eran dictados por mujeres del barrio, se creaba un ambiente de cooperación e intercambio. Dada la conformación social del barrio y sus distintos intereses se impartieron clases de primeros auxilios, aplicación de inyecciones, ayuda escolar, corte y confección, bordado, cocina, inglés, francés y análisis literario. Por ejemplo, en la calle Chenaut dictaban los cursos de inglés las tres hijas de un importante dirigente del hipódromo que vivían en el barrio, y en la calle Arcos la hermana de la subdelegada dictaba clases de francés. De acuerdo a los registros de asistencia a las clases de inglés por ejemplo, había en la unidad básica femenina de Chenaut unas 25 a 30 alumnas del barrio. Los cursos estaban divididos en primera y segunda hora. En general se daban por las tardes, luego del horario escolar, pues allí asistían no sólo mujeres adultas sino también ninos y ninas del barrio.

Había una ayuda complementaria para las mujeres que trabajaban o querían trabajar en oficinas dictándose clases de taquigrafía, dactilografía, inglés elemental y superior, francés, declamación; se dictaban en las unidades básicas femeninas que apuntaban a los sectores medios, como por ejemplo en Teodoro García, Superí o Echeverría. Según senala Beatriz Bruzzatori, inspectora de las unidades básicas femeninas de la Capital Federal, buscando la forma de atraer a mujeres que vivían en los barrios más pudientes, como Belgrano o Barrio Norte se realizaron talleres de literatura donde, por ejemplo, se analizaba una obra de un escritor reconocido41. El tipo de curso da una pauta del universo al que estaba dirigido el partido. En ese sentido es claro que tanto las clases alfabetización para mujeres adultas, como cocina, y corte y confección estaba dirigido a sectores bajos; en cambio, idiomas, declamación, literatura estaba orientado a sectores medios y eventualmente altos, aunque era difícil que estos últimos concurrieran. La implementación de la actividad educativa quedó ampliamente graficada en diversos artículos publicados en diarios y revistas de la época y que tenían como destinatarios especiales al público peronista: "esta unidad básica constituye toda una universidad puesta al servicio del pueblo, un intento de realización del sueno de Eva Perón, que tantas veces les ha dicho a las delegadas que desea que las UB sean verdaderos ateneos, donde se eduque a la mujer y se formen útiles ciudadanos de la Nueva Argentina Peronista"42. El dictado de los cursos era publicitado con carteles colocados en la puerta de la unidad básica y con volantes que se repartían a las vecinas del barrio.

El objetivo primordial y sobre el cual giró toda la actividad partidaria en estos anos primeros del Partido Peronista Femenino era afiliar, censar y procurar la obtención de las libretas cívicas para que las mujeres pudiesen votar en las elecciones de 1951, además de captar militantes y votantes antes de que llegaran las elecciones. Estos dos puntos eran los más recalcados desde la presidencia del partido. Se encaró una tarea netamente política, por más que se la intentara tenir de otros aditamentos y que la misma Evita, probablemente sabiendo las resistencias que provocaba, buscara disimularlas llamándolas sólo "acción social". Sin embargo, quizás en busca de atraer a las mujeres o en el intento de dar un sentido diferente a la militancia, se procuró implementar una serie de tareas afines a las mujeres a partir de diferentes propuestas "hay que elegir el mejor camino para convencer a cada mujer, unas se convencen de una manera y otras de otra" (Perón, 1951). Por esa razón se pusieron en práctica distintas actividades que pudieran interesarles a sectores tan dispares.

La ayuda social: los problemas sociales de Belgrano

Dentro de las actividades que se desarrollaban en las unidades básicas femeninas adquirió un relieve inusitado la ayuda social. Si bien no formaba parte de los objetivos iniciales del partido, pronto sí los fueron. En un primer momento las unidades básicas femeninas actuaron como receptoras pero luego se transformaron en detectoras de necesidades. Los únicos pedidos que podían recibir las delegadas eran ropa, zapatos, camas, colchones, etc., vale decir, la llamada ayuda social directa. Debían acompanarse por un certificado de pobreza expedido por el Juez de Paz de la localidad o el comisario de la policía43. Sin embargo, en la práctica, las solicitudes se extendieron a elementos de diverso tipo, desde estreptomicina hasta un pedido de ingreso a la Marina de Guerra y hasta se llegó a mediar en peleas matrimoniales. Los pedidos eran realizados tanto por hombres como por mujeres y no necesariamente correspondían a la zona de influencia de la unidad básica, pues era factible que los efectuaran personas domiciliadas en otros barrios. Las censistas enviaban las solicitudes a la secretaria privada de la presidencia de la Fundación Eva Perón, que estaba a cargo de Atilio Renzi, donde se ocupaban de "recibir los pedidos, clasificarlos, considerarlos y resolverlos, de ser posible, en la primera oportunidad favorable" 44. Los pedidos se canalizaban a través de los depósitos de la Fundación o de los organismos que correspondieran. La reglamentación general interna de la Fundación nada decía ni especificaba acerca de las relaciones ni de las vinculaciones con las unidades básicas femeninas del partido.

La gente se acercaba en forma directa a la unidad básica femenina con determinados pedidos pero también, en sus recorridos, las censistas se encontraban, muchas veces, con casos extremos que requerían una solución urgente. Por ejemplo, recuerda Nila Lloyd, delegada censista de Chenaut 1940, que dos a tres veces por semana se "internaba" en la zona del Bajo Belgrano y que recorría casa por casa, e incluso los prostíbulos, tanto para afiliar mujeres como para detectar las necesidades sociales que allí imperaban. En esos recorridos se encontraban ante situaciones familiares, muchas de ellas extremas, que eran denunciadas ante la Fundación Eva Perón y en la mayoría de los casos, resueltas, aunque senala Laurella Goette, asistente social de la Fundación: "a veces a las chicas de las unidades básicas se les iba la mano, porque con tal de hacer buena política todo era problema..."45. La utilización de las unidades básicas femeninas como "detectoras" de necesidades ayudó a brindar una solución más orgánica y expeditiva, transformándolas en diligentes intermediarias de la Fundación. Las censistas anotaban los pedidos en un cuaderno común de hojas rayadas, llamado el Cuaderno de Ayuda, donde colocaban el nombre de la persona, la edad, talles, número de calzado, la causa del pedido, domicilio, posición social, enfermedad (si la hubiere) y solución. La subdelegada no podía entregar los pedidos; ella se limitaba a transmitir la necesidad a la Fundación, que se hacía cargo del tema, aunque luego registraba en el Cuaderno de Ayudas de la unidad básica la evolución del mismo. Según Delia Parodi: "No hubo ninguna conquista política a través de la acción social, porque las que se dedicaban a política, que éramos las de las unidades básicas, no hacían ninguna clase de ayuda. Lo único que podíamos hacer era informar las necesidades de determinado lugar (...) Nosotras creamos conciencia de que la mujer debe votar y por qué debe votar"46.

De acuerdo con los registros analizados, los pedidos más solicitados eran trabajo y tratamientos médicos como también internaciones en Ciudad Infantil (para ninos abandonados o ninos cuyas madres necesitaran dejarlos para trabajar), viviendas, materiales para la construcción, pensiones, prótesis ortopédicas, dentaduras, vestidos de comunión y de casamiento y muebles47. Un caso significativo que se encuentra registrado en los "Cuadernos de Ayuda" es el caso de una mujer domiciliada en la calle Arévalo quien se dirigió a la unidad básica femenina de la calle Chenaut porque tenía apendicitis, y desde la unidad básica se la derivó al hospital Rivadavia48. O también, por ejemplo, existían pedidos de internación para una nina de 8 anos "huérfana de madre" en el colegio Santa Brígida o el Instituto Keating. La unidad básica funcionaba, en muchos casos y para la gente de menos recursos, como la primera instancia a recurrir para un pedido de ayuda. El nivel de respuesta era tan alto que se convirtieron en una suerte de centros de gestión y derivación general o "de orientación para la vecindad"49 y en un eficaz instrumento político. Las mujeres "pasaban por la unidad básica y nos pedían un remedio que no encontraban, nosotros conseguíamos chicos que fueran al colegio, conseguíamos ayuda asistencial, internaciones, porque todo dependía de nosotros. Hemos hecho en cada circunscripción no solamente un ente esencialmente político"50.

La ocupación y preocupación por temas sociales que se gestionaban desde las unidades básicas femeninas fue configurando el papel de la mujer peronista, que como parte de su misión política cumplía también una misión social, misión de la cual "su ejemplo vivo era Eva Perón". De ahí que la labor política también adquirió un costado social y de gestiones prácticas. La acción social en la unidad básica buscaba ser una continuidad de la tarea realizada en el hogar y se implementó como forma de encauzar los sentimientos netamente femeninos, proporcionándole a la mujer un ámbito diferente de acción del que había conocido hasta entonces. Senala Bianchi (2000) que era una manera de ampliar el instinto maternal, intentando ayudar y solucionar problemas del prójimo como si fueran problemas hogarenos. La implementación de un sistema de ayuda social con alto nivel de respuesta en las soluciones dentro de las unidades básicas femeninas, que no eran otra cosa que un local partidario político, sin lugar a dudas sirvió como un eficaz instrumento político. Las mujeres peronistas formaron parte de un estilo original de hacer política al tiempo que se sentían partícipes indispensables de la "misión" que Evita estaba llamada a realizar.

Entre fines de 1949 y hasta 1951 el PPF desplegó a través de sus unidades básicas una política destinada a captar mujeres de distintos sectores sociales de acuerdo a la ubicación espacial de los locales partidarios como de las actividades desplegadas en los mismos. En el heterogéneo barrio de Belgrano apuntaron a todos los sectores y no sólo hacia aquellos que podían considerarse más proclives al peronismo. Vale decir, que hubo una política de integración social y no sectorial como la implementada por las comunistas, aunque la carta fundacional de la UMA establecía que la convocatoria era a todas las mujeres pues se "trataba de organización de masas". Lo cierto es que en los hechos buscaron llegar a un sector muy determinado, el Bajo Belgrano, mientras las peronistas lo hicieron en todos los sectores sociales del barrio. Las elecciones de noviembre de 1951 fueron exitosas para el peronismo en general y para las mujeres en particular. Más cantidad de mujeres que hombres votaron por el peronismo. En la Capital Federal el porcentaje de votos femeninos al peronismo fue del 57 por ciento y la media nacional del 63,97 por ciento. Los correspondientes a las circunscripciones 16 y 17 fueron inferiores a la media de Capital Federal51 mientras que el 1 por ciento de las mujeres votaron por el PC, al tiempo que más hombres que mujeres votaron por el comunismo: 1,6 por ciento52. Cerca de las elecciones de 1951 las candidatas del PCA centraron su discurso en las elecciones y su significado. Pasadas las mismas, una nueva etapa se abrió dentro del barrio y encontró a unas y otras en una lucha mancomunada.

Lucha compartidas

Pasadas las elecciones comenzó un nuevo período de la vida partidaria en general y de Belgrano en particular. La muerte de la presidenta del partido y líder carismática del peronismo por antonomasia implicó cambios y reacomodamientos. Si bien las instrucciones siguieron siendo las mismas, el nivel de respuesta en ayuda social no pudo mantenerse con los parámetros de entonces. Las unidades básicas femeninas continuaron con el tipo de trabajos implementados hasta ese momento tanto en capacitación, como asistencia social, pero ahora se sumó otro: apoyar el Plan de Austeridad del gobierno53. El barrio nuevamente se vio inmerso en una nueva campana pero destinada ahora a bajar los precios de la canasta familiar y combatir el agio y la especulación. Las acciones implementadas eran básicamente cuatro: divulgar el plan; ensenar, a través de cursos de economía doméstica, comidas alternativas sin carne; controlar los precios máximos de los comercios de la zona; y dictar cursos de corte y confección, tejido y labores en general que permitieran a las mujeres equipar de vestimenta a la familia. De acuerdo a la directiva había un cronograma detallando los pasos a seguir. Las subdelegadas debían organizar reuniones semanales de afiliadas durante marzo y abril, donde debían leer el Plan Económico y las directivas impartidas por la presidencia del partido. Las censistas eran las únicas autorizadas para disertar sobre las mismas y explicar la obra de gobierno y los beneficios alcanzados por la gestión del General Perón, tratando que "se practique aquello que se predique en el hogar, la calle, en todo lugar". Las subdelegadas, las secretarias y las prosecretarias tenían que "ser las primeras en dar el ejemplo"54. Todas las unidades básicas femeninas de Belgrano iniciaron una campana conjunta y comunicaban los resultados a la presidencia del partido55.

El esquema tipo de reuniones a desarrollar enviado por la presidencia del partido era el siguiente: "Entonación de la Marcha Peronista, comentario sobre el Segundo Plan Quinquenal, lectura de palabras de Eva Perón, lectura de palabras del presidente de la Nación, asesoramiento a las amas de casa sobre la actuación en la calle y en el hogar relacionado con la campana contra el agio y la especulación"56. Las censistas incorporaron a su labor netamente política, la de control y fiscalización de los precios en los comercios cercanos a las unidades básicas. La indicación fue repartir las cartillas de precios máximos, instruir a las amas de casa y visitar mercados, ferias y negocios para verificar si exhibían las listas de precios y al mismo tiempo comprobar si estos alteraban los precios anunciados. Para colaborar con el Plan Económico las mujeres en general y las afiliadas en particular se dedicaron a tareas de inspección de precios visitando negocios mercados y ferias. Se formaban equipos encargados de las inspecciones renovándolos por turnos y zonas pues según senalaban "hemos observado que nuestra acción no resulta del todo eficaz cuando los comerciantes llegan a conocernos (...) en cuanto nos conocen los agiotistas dejan momentáneamente sus maniobras y solamente se salvan de sus garras las clientas que tienen la suerte de comprar en nuestra presencia"57. Cuando se encontraban con un agiotista, las subdelegadas debían denunciarlos a la policía, pero como muchas veces eran personas conocidas del barrio, e incluso quien les fiaba para la unidad básica, les decían: "esta vez te la perdono, la próxima llamo a la policía"58. Esta situación de control, haciendo las veces de espías de los barrios como fueron acusadas en 1956 por la Comisión Nacional de Investigaciones, provocó que algunas hicieran valer su influencia y consiguieran productos que escaseaban en el mercado a cambio de omitir la denuncia.

Pasadas las elecciones, muerta Evita y el PPF en pleno proceso de institucionalización, se produjo un rebrote de la UMA en general y las de Belgrano en particular. Es notable el apego al discurso peronista que se manifestó desde la Unión de Mujeres Argentinas en su disputa con el peronismo por la incorporación de amas de casa en sus filas. Las publicaciones como Nuestras Mujeres hacían eco del llamado de Perón y convocaban a las mujeres a formar un frente unido contra el enemigo y luchar contra la carestía y la escasez, de la que poco hablaban los sectores peronistas que preferían hablar de agio y especulación. Sin embargo, las comunistas de la UMA no centraron su lucha contra los simples comerciantes como enemigos del pueblo, sino que avanzaron un paso más y declararon que los verdaderos enemigos de las mujeres y los ninos eran el imperialismo y los grandes sectores industriales y monopolistas yankees, ingleses y criollos como Gath y Chávez, el ingenio azucarero Ledesma y Alpargatas. "Contra estos hay que volcar el rigor, no contra centenares de carniceros, almaceneros y verduleros que se encuentran detenidos y cuyos comercios se han clausurado (.) para que se rebaje la carne, para que se rebaje el pan, para que se rebajen los huevos, la manteca y la leche, para que rebajen las telas y el calzado"59. Esta lógica se mantenía en la línea del PC que según Codovilla (1947: 13-14) "apoyar al gobierno no estaría mal, siempre que se trate de apoyar a los elementos democráticos y no a los sectores reaccionarios y profascistas". La diferencia acerca de a quiénes había que denunciar no era menor. Al senalar a los grandes capitalistas como verdaderos culpables de la carestía, el PC pretendía denunciar las limitaciones de la propuesta de Perón en cuanto a su lucha con el imperialismo y, a su vez, el intento de oponer a la ciudadanía en una "caza de brujas" impulsada contra los pequenos comerciantes.

El discurso peronista, con esa virtud de traducir a la experiencia cotidiana cuestiones menos evidentes, puso cara y hasta nombre y apellido a quienes se consideraba los culpables de los infortunios de los consumidores. Los remedios propuestos para mitigar esos infortunios eran palpables e inmediatos. Después de dos anos de trabajo semiclandestino, las umistas de Belgrano sin su sede de la calle Migueletes continuaron su labor como "las mujeres de la UMA de Belgrano" o "las chicas de Belgrano" como se las llamaba en Nuestras Mujeres. Mientras denunciaban al imperialismo y sin hacerse eco de las denuncias a los comerciantes, en plena escasez de alimentos consiguieron papas "atrás de Casa Amarilla" y ellas mismas las comenzaron a vender por el barrio60. Es llamativo que la subdelegada de Chenaut y encargada de la zona de bajo Belgrano no recuerda haberse topado con las comunistas en el barrio.

Durante el período de formación del PPF las voces de las comunistas se vieron acalladas para reaparecer después de las elecciones y con el apoyo al Plan de Austeridad lanzado por el gobierno. Nuestras Mujeres continuaba denunciando el problema de los desalojos y la vivienda y senalaba que era un problema que aquejaba en especial al barrio de Belgrano. "La gente del barrio ha recibido con entusiasmo el plan Eva Perón, tendiente a facilitar a los trabajadores, la construcción de su casa propia, mediante préstamos en 'condiciones liberales'". Pero a eso habría que agregarle, senalan, la construcción de grandes monobloks y una Ciudad Infantil en cada barrio como la de Belgrano, "sueno de hadas, hecho realidad"; entonces sí se habrá encontrado el camino que soluciona el problema de la vivienda61. Es llamativa la reivindicación de la Ciudad Infantil, emprendimiento sumamente criticado por la oposición, por el lujo que contenía.

Consideraciones finales

El Belgrano de mediados de siglo XX era un barrio de contrastes y aspectos cambiantes. En él convergían y convivían distintos sectores sociales en una geografía acotada. Esta singularidad le dio al barrio una conformación social peculiar que sirve de excusa para analizar las políticas de penetración territorial aplicadas por el peronismo en su intención de movilizar a las mujeres. Al mismo tiempo, sirvió para analizar cuáles eran las bases de sustentación social del peronismo o a qué sectores buscó movilizar. El contrapunto de la acción del PPF fue dado por el Partido Comunista, con quien se disputaban "la conciencia de las mujeres". Este contrapunto ha sido útil al momento de estudiar las políticas implementadas por el peronismo y sus estrategias de inclusión política.

La investigación se dividió en tres períodos que corresponden a las evoluciones producidas dentro del peronismo femenino. En una primera etapa, la aparición de los centros cívicos femeninos, inorgánicos, que buscaban definir sus pautas de acción, cada vez más apegados a la creciente figura de Eva Perón. En forma simultánea Mi Casa de Belgrano que incluía a mujeres de distintas ideologías, inclusive peronistas, avanzó con propuestas muy concretas y específicas que respondían a problemáticas del barrio. Buscaron llegar a un sector muy específico del barrio, la gente que habitaba las villas y el bajo Belgrano. Las umistas se nucleaban en pos de un objetivo barrial, en general único y el cual buscaban satisfacer reclamando a las autoridades. El posible "miedo a la infiltración comunista" sumado a la actividad desplegada por la UMA en sectores proclives al peronismo y las discusiones en torno de una organización política peronista destinada a las mujeres, provocó la clausura de Mi Casa y la clandestinidad de sus integrantes.

En el segundo período, el PPF acaparó toda la acción política con el desembarco torrencial de las unidades básicas femeninas. La fisonomía barrial cambió al tiempo que los centros cívicos se disolvieron e incorporaron al partido. La ubicación de los centros partidarios da la pauta de que el PPF intentó incorporar en sus filas a las mujeres como sector social específico más allá de sus situaciones de clase y a las que buscó atraer con diferentes propuestas. Por otra parte, respondieron con creces a través del Estado y la Fundación Eva Perón a las múltiples necesidades individuales que se presentaban entre la gente del barrio, convirtiéndose las unidades básicas femeninas en centros de gestión y derivación con las implicancias políticas que traía aparejada. Luego de dos anos de ardua tarea política el PPF logró su objetivo político más importante: la reelección de Perón para un segundo período presidencial. Una nueva etapa surgió en 1952 con la muerte de Evita, el proceso de institucionalización del partido y el rebrote de la acción de las mujeres de la UMA apoyando un objetivo político común a las peronistas, la lucha contra el agio, la especulación y la carestía que afectaba a todos los sectores de la población, pero en especial a las obreros. Tres estadios distintos y etapas de relación diferente tanto de la propia militancia femenina peronista y su contrapunto, las comunistas.  

Notas

1 Esta delimitación generó más controversias que adhesiones e incurrió sin embargo en una arbitrariedad notoria al dejar fuera de los límites de Belgrano el sector aledano a Av. Cabildo y Av. Federico Lacroze (hacia Av. Luis M. Campos) profundamente enraizado en la historia, la cultura y la idiosincrasia de los belgranenses, senala Enrique Mayochi, entrevistado por la autora, marzo de 2006.
2 De acuerdo a la Ordenanza 26.607 los límites del barrio de Belgrano son los siguientes: La Pampa, Av. Pte. Figueroa Alcorta, Av. Valentín Alsina, Zabala, Av. Cabildo, Virrey del Pino, Av. de los Incas, Av. Forest, La Pampa, Av. Dr. Rómulo S. Naón, Av. Monroe, Av. del Tejar, Franklin D. Roosevelt, Zapiola, Congreso, Av. del Libertador, Av. Guillermo Udaondo, Av. Intendente Cantilo.
3 Folleto anunciando la creación de los Centros Cívicos Femeninos, marzo de 1947 (Archivo Hilda Castaneira).
4 Diario La Acción, Rosario, 12/03/1947.
5 Los boletines de la Acción Católica Argentina dedicaron desde septiembre de 1946 varios números a denunciar este tema, por ejemplo "Sobre la penetración comunista" (septiembre- octubre de 1946); "La Acción Católica y la infiltración comunista" (enero de 1947); "Voz de alerta" (marzo de 1947); "Reaccionemos antes de que sea tarde" (junio de 1947); "Atando cabos" (agosto de 1947) (documentación facilitada por Luis Alberto Romero).
6 Sobre la acción de la UMA, véase Valobra (2005).
7 Entrevista de la autora a Clara del Franco, marzo de 2006.
8 Revista Nuestras Mujeres, Buenos Aires, 3/11/1948.
9 Revista Nuestras Mujeres, Buenos Aires, 3/09/1953.
10 Revista Nuestras Mujeres, Buenos Aires, 1/04/1948.
11 Revista Nuestras Mujeres, Buenos Aires, 15/06/1948.
12 Entrevista de la autora a Clara del Franco, marzo de 2006.
13 Ídem.
14 Ídem.
15 Consejo Superior del Partido Peronista Femenino, Reglamento General del Partido Peronista Femenino, 1955.
16 Sobre políticas de penetración territorial ver Panebianco (1990).
17 Partido Peronista Femenino, Sede Central, Circular No3, febrero de 1950 (Archivo Nila Lloyd).
18 Ídem.
19 Plotkin (1993) senala que la mayoría de las delegadas o subdelegadas eran enfermeras de la Fundación Eva Perón.
20 Partido Peronista Femenino. Presidencia, Circular No 1, octubre de 1949 (Archivo Nila Lloyd).
21 Directivas Complementarias del Consejo Superior del Partido Peronista, Buenos Aires, 1952.
22 Según consta en la declaración No43 efectuada por José Justo Marrón a la Comisión Nacional de Investigaciones, "el 95 por ciento del personal que trabajaba en PPF eran empleados públicos que no prestaban servicios en la administración pública" (Argentina, Comisión Nacional de Investigaciones, Comisión No 43).
23 Entrevista de la autora a Nila Lloyd, abril de 2001.
24 La división puede ser arbitraria pero cuatro documentos que contienen listados de las unidades básicas femeninas de Capital Federal entre 1950 y 1952 muestran criterios distintos de distribución, ya sea por sección o circunscripción, a lo que se suman los desacuerdos para delimitar el barrio de Belgrano y la división en nuevas circunscripciones electorales que se realizó para las elecciones de 1951. Sin embargo, pese a los cambios para la elección se mantuvo la división dentro del partido de veinte circunscripciones hasta fines de 1952 en que cambió nuevamente a catorce circunscripciones electorales.
25 Las zonas de influencia de las unidades básicas femeninas no tenían sus límites estrictamente demarcados.
26 Partido Peronista Femenino, Sede Central Provincia de Santa Fe, Comunicado a las subdelegadas censistas, 28 de junio de 1951.
27 Consejo Superior del Partido Peronista Femenino, Reglamento General del Partido Peronista Femenino, Buenos Aires, 1955, p. 7.
28 Entrevista a Delia Parodi realizada por Luis Alberto Romero, 19 de julio de 1972 (Colección de Historia Oral, Instituto Torcuato Di Tella).
29 Entrevista de la autora a Nila Lloyd, abril de 2001.
30 Para tener una idea del equipamiento mínimo de unidad básica sirve como ejemplo la de la calle Chenaut 1940. Al recibirla en marzo de 1952, la subdelegada censista realizó el siguiente inventario: 6 sillas de madera, 3 cuadros de Eva Perón, 2 cuadros de Perón, 1 escudo peronista, 1 escritorio de madera de 7 cajones, 1 artefacto de luz fluorescente, dos tubos, 1 porta secante,1 almohadilla para sellos, 4 sellos de goma, 1 regla de madera.
31 Partido Peronista Femenino de Corrientes, Sede Central, Acta No 3, 26 de febrero de 1952.
32 Partido Peronista Femenino, Sede Central, julio de 1950.
33 Circular s/n del PPF Capital Federal, 18 de julio de 1950.
34 Ídem.
35 Partido Peronista Femenino, Sede Central Capital Federal, 29 de mayo de 1951. 36 Circular s/n Sede Central PPF Capital Federal, 20 de julio de 1950.
37 Entrevista de la autora con Ana Macri (mayo de 1999), Hilda Castaneira (septiembre de 2002) y Esther Fadul (junio de 2002).
38 Juan Domingo Perón, Discurso dado a las subdelegadas censistas del PPF, 4 de julio de 1951.
39 Partido Peronista Femenino, Circular No 2: Normas a que deben ajustarse las Subdelegadas Censistas para el mejor desempeno de sus funciones al frente de las Unidades Básicas.
40 Los cursos abarcaban desde ensenanza de cocina, zurcido, remiendos invisibles, sombrerería, bordado de lencería, tejido, economía doméstica, dibujo y pintura, danzas clásicas, folklóricas y espanolas, guitarra, violín, confección de camisas de hombre y hasta encuadernación.
41 Entrevista de la autora a Beatriz Bruzzatori, julio de 2003.
42 Revista Mundo Peronista, Ano 1, No 24, Buenos Aires, julio de 1952.
43 Partido Peronista Femenino, Presidencia, Circular No 4, 18 de julio 1950 (Archivo Nila Lloyd).
44 Fundación Eva Perón, Tareas Específicas y Organización Administrativa de la Secretaría Privada de la Presidencia, 1951 (Archivo del Instituto Nacional de Investigaciones Históricas Eva Perón).
45 Entrevista de la autora a Laurella Goette, asistente social de la Fundación Eva Perón, agosto de 2000.
46 Entrevista a Delia Parodi realizada por Luis Alberto Romero, 19 de julio de 1972 (Colección de Historia Oral, Instituto Torcuato Di Tella).
47 Como ejemplo sirven algunos casos extraídos del Cuaderno de Ayuda de la Circunscripción 17 de la Capital Federal. Caso No 2: "Nombre: Antonia Martínez, Domicilio: Clay 1886, Edad: 64 anos, Posición: humilde; enfermedad: reumatismo cardíaco. Solución: Asistencia médica de 'Ayuda Integral'. Internación hospital Santojani (8-12-50), se trasladó a la enferma al hospital Fernández en la sala II, cama 52 (10-1-51). Desde el día 6/3/1951 se le aplicaron rayos en el Instituto Municipal de Radiografías. Desde el día 29 de marzo de 1951, se la trasladó al Hospital de Clínicas para tratarla por una neurosis. Sala 4 cama 38". Caso No 4: "Víctor Hugo Godoy, Luis María Campos 353, 14 anos, muy humilde. Pedido: un trabajo. Solución: Trabajo en una imprenta". Caso No 6: "Víctor Heredia; 24 anos, Báez 475, le falta una pierna, pide trabajo. Solución: se le fichó en Ayuda Integral. Ficha 49.364". Caso No 31: "Fátima Amada, Arce 500, Necesidad: urgente una máquina para trabajar". Caso No 39: "Teresa F. De Rosendi, Clay 2886, se le hizo la ficha desde la Fundación. Tuvo audiencia con la Sra. de Perón. Se le concedió ropa, juguetes, máquina de coser, bicicleta, vivienda". Caso No 8: "Andretta Alicia: Arévalo 2773, nina con asma, solución: atención médica en la Ayuda Integral". Caso No 27: "Inés Norma Miranda: Luis María Campos 529, Necesidad: internación en Ciudad Infantil de su hija de 2 anos para poder trabajar, ya estaban fichadas en Ayuda Integral nro. 51.346 A y B" (Archivo Nila Lloyd).
48 Partido Peronista Femenino, Unidad Básica Femenina, Chenaut 1940, Cuaderno de Ayuda, Caso No16.
49 PPF, Sede Central Capital Federal, Buenos Aires, 19 de febrero de 1952.
50 Entrevista Delia Parodi realizada por Luis Alberto Romero, 19 de julio de 1972 (Colección de Historia Oral, Instituto Torcuato Di Tella).
51 Es muy difícil tomar un parámetro único de medición pues la Capital Federal fue dividida para la elección de 1951 en 28 circunscripciones. En total votaron 452.404 mujeres por el peronismo y 324.352 por el radicalismo. Dentro de las circunscripciones 16 y 17 fueron de 15.424 y 13.802 respectivamente (Barry, 2009).
52 Porcentajes realizados a partir de los datos brindados por el Ministerio del Interior, Elecciones presidenciales del 11 de noviembre de 1951.
53 Sobre este tema específico véase Barry (s/f).
54 Partido Peronista Femenino, Comisión Nacional, 23 de febrero de 1952.
55 Por ejemplo: "la unidad básica de la calle Chenaut impartió directivas a las amas de casa sobre el control de precios en las ferias y negocios. Concurrieron 19 afiliadas" (Archivo Nila Lloyd).
56 Partido Peronista Femenino Sede Central Capital Federal, 28 de mayo de 1953.
57 Revista Mundo Peronista, Buenos Aires, 15/06/1952.
58 Entrevista de la autora a Nila Lloyd, abril de 2001
59 Revista Nuestras Mujeres, Buenos Aires, mayo de 1953.
60 Entrevista de la autora a Clara del Franco, marzo de 2006.
61 Revista Nuestras Mujeres, Buenos Aires, 15/12/1952.

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