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Revista SAAP

versión On-line ISSN 1853-1970

Revista SAAP vol.3 no.4 Ciudad Autónoma de Buenos Aires jul./dic. 2009

 

RESEÑAS

Notas de ciencia política. Esbozo de una sistemática social de la política

Marcelo Fabián Sain
Editorial de la Universidad Nacional de Quilmes, Bernal, 2008, 326 páginas.

María Alicia Cusinato

Este inteligente compendio elaborado por Marcelo Sain da cuenta del carácter multifacético y enciclopedista de la ciencia política. Los diferentes temas de relevancia surgen desde la exégesis propuesta por el presente trabajo como clave de bóveda para comprender la política en sus configuraciones actuales y la rica actividad intelectual que versa sobre esta última.

El libro está articulado en tres secciones: la primera hace alusión a los puntos centrales que desarrolla la ciencia política como disciplina científica; la segunda abarca cuestiones centrales en la relación Estado-sociedad interpretada a la luz de una sistemática de la política; por último, se analiza la democracia y los procesos de democratización con especial énfasis en el contexto latinoamericano.

El primer capítulo hace referencia al abordaje analítico de la ciencia política, como una disciplina social, bajo dos dimensiones: la científica (dando cuenta de su evolución histórica como disciplina autónoma en consonancia con el método empírico); y la dimensión propiamente política (explicada en base a la diferenciación estructural de las instituciones políticas que signan a la modernidad, pero entendidas como resultado de procesos históricos complejos, es decir, como resultado de una compleja gama de interacciones).

El desarrollo de la ciencia política estuvo signado por un sinfín de reflexiones, análisis y contribuciones no siempre unívocos. Así, frente a un marco histórico de democratización del Estado liberal y de progresivo avance de las instituciones políticas en la sociedad civil, la ciencia política concentra sus estudios en la organización y funcionamiento del sistema político. El foco de atención, puesto sobre las instituciones políticas en estrecha vinculación con los fenómenos de poder y autoridad, da cuenta de una política que excede el espacio institucional-gubernamental para desenvolverse a lo largo de todo el espectro de lo social (configurado por una compleja red de relaciones de poder). Esto, entonces, marca el límite de la política como práctica social y específica, al mismo tiempo su objeto de estudio: "La política no es un ámbito separado de la vida y actividad pública, por el contrario la política abarca todas las actividades de cooperación y conflicto dentro y entre las sociedades" (p. 26).

Por último, se incluye en este apartado un desarrollo del pensamiento político a lo largo de la historia que transcurre desde la filosofía clásica y la teoría política moderna hasta los aportes provenientes de las principales vertientes intelectuales y epistemológicas que dan sentido a la ciencia política actual: pasando por la conformación de la ciencia política como disciplina empírica y autónoma (destacándose la fuerte influencia del paradigma conductista) hasta la aparición en escena de la ciencia política europea (que se centra en la necesidad de la interpretación/comprensión de los fenómenos, sin olvidar el elemento empírico explicativo) en el marco teórico de la política comparada.

El segundo capítulo de este compendio se concentra en demarcar analíticamente las diferentes perspectivas teóricas a partir de las cuales se aborda lo social y lo político. Los lineamientos principales de la visión determinista (en sus vertientes idealista, materialista y estructural-funcionalista) suponen una pasividad del sujeto actuante. La actividad política, entendida bajo estos parámetros, no es una práctica de construcción social sino que es vista como reflejo o producto de una "estructura" que la antecede y dota de sentido. En contraposición a esta perspectiva del estudio de los fenómenos sociopolíticos se encuentran los aportes provenientes de las teorías constructivistas que intentan superar las falencias explicativas de concepciones tanto racionalistas como voluntaristas. Abordando el análisis desde una dimensión sociológica dan cuenta de una comprensión cabal de las relaciones de poder (entendidas como resultado de interacciones sociales) y del fenómeno de la dominación (como práctica social objetivada en instituciones): ". aquí se plantea que la reflexividad social y política del hombre se halla acotada y, al mismo tiempo, condicionada, de un lado por el carácter predominantemente práctico del entendimiento y por la dimensión inconsciente de la vida mental y, de otro lado, por las condiciones sociales inadvertidas y por las consecuencias no buscadas de la acción" (p. 88).

Estas consideraciones permiten entender cómo las prácticas sociales, históricamente situadas, resultantes de un conjunto de interacciones, aprehendidas y modificadas por los individuos (gracias a su capacidad reflexivo/cognitiva), se objetivan en instituciones. Estas últimas, al mismo tiempo, son resultado de prácticas cotidianas; y si bien están condicionadas por un conjunto de estructuras constrictivas/facilitadoras, no se encuentran predeterminadas siendo plausible su transformación y redefinición. El proceso social es entonces "una realidad sustancialmente dinámica". A partir de estos lineamientos es posible entender y delimitar, en términos analíticos, el poder político como fenómeno relacional, orientado a producir y reproducir dispositivos de dominio gubernamental sobre un determinado grupo social.

El tercer capítulo se aboca a analizar las estructuras diferenciadas de gobierno en el marco de la modernidad, echando luz a la vinculación entre gobierno y Estado, ambos inmersos en una red de relaciones sociales y políticas que los configuran como estructuras por excelencia en la dirección y ejercicio del poder político. Asimismo, se incluye un recorrido histórico en la evolución del Estado moderno, complementado por una amplia gama de interpretaciones en torno a su desarrollo. El Estado es resultado de un proceso histórico-político de concentración de diferentes tipos de capital, entre los cuales se resalta la centralidad del capital simbólico. En consonancia con lo desarrollado en capítulos anteriores, el Estado no es prefigurado como algo estático, sino más bien como consecuencia histórica de relaciones contradictorias, objetivadas en instituciones, que permanentemente actúan configurando/reconfigurando el sentimiento de legitimidad sobre el cual se erige la dominación.

La aguda visión del autor centra el análisis del Estado desde la dimensión sociopolítica, dando cuenta de la estrecha vinculación entre éste y la dimensión de lo social. Así, el Estado es resultante de una compleja red altamente institucionalizada en y de la sociedad. Asimismo hace perenne la necesidad de incluir en el estudio de las configuraciones estatales no solamente el marco de las sociedades del que forma parte sino que además es necesario un análisis de la relación entre los estados (dimensión interestatal).

Sain incluye aquí una caracterización pormenorizada de las actividades específicas de gobierno: las políticas públicas desde su proceso de elaboración y formación hasta su aplicación. Entendidas como un fenómeno complejo y contradictorio en las cuales no solamente intervienen actores institucionales (gobernantes y funcionarios), sino que también es protagonizado y configurado por una red de fuerzas, las políticas públicas representan una lucha de intereses que configuran estrategias y caminos de acción que decantan en decisiones políticas. Sin embargo también es importante incluir en este análisis, como menciona el autor, la capacidad de las instituciones en la formulación e implementación de dichas políticas para actuar eficazmente logrando así el necesario respaldo social (en términos de legitimidad política y social) para garantizar la gobernabilidad.

El cuarto capítulo de este trabajo versa sobre el estudio de los actores políticos, analizando pormenorizadamente quiénes son aquellos que intervienen, y bajo qué modalidades, en la producción y preproducción de la dominación política. Así, el autor realiza una interesante distinción entre grupos de interés, movimientos sociales y partidos políticos en base a diferentes variables como niveles de institucionalización, funciones, y estructuración organizativa interna. Todo esto conlleva a establecer vínculos entre estos actores políticos en torno a un análisis de las prácticas políticas. Dichas prácticas son entendidas como modalidades de participación política y, por tanto, definidas como instancias de influencia en las estructuras de gobierno (ya sea articulando/movilizando intereses o seleccionando personal para ocupar cargos gubernamentales). La distinción entre diferentes actos de participación política permite evidenciar cómo funcionan los mecanismos de exclusión y marginación que se asientan sobre desigualdades provenientes del ámbito social y que, en última instancia, determinan una diferenciación sustancial en la capacidad de participación. A partir de esto se puede comprender cómo la participación política se construye, y reconstituye permanentemente, como uno de los pilares fundamentales de la cultura política influyendo así en la legitimidad de un determinado régimen político.

El capítulo quinto presenta un derrotero histórico por los modelos más importantes sobre la democracia esbozados por la teoría y la filosofía políticas: desde el modelo de la democracia clásica (que pone el acento en el carácter directo de la toma de decisiones) al de tipo liberal político (centrado sobre el aspecto representativo) se llega a las visiones más críticas de la democracia que dirigen su atención, y en estrecha vinculación con los análisis esgrimidos en capítulos anteriores, a la participación activa por parte de una pluralidad de actores sociales.

La participación, entonces, sólo puede ser efectivizada mediante una verdadera igualdad no sólo política sino también social y cultural. Se supera así el formalismo "acrítico" propio de las visiones liberales que fundamentaban la existencia de las instituciones estatales sólo a partir de su función como garantes de libertades negativas: es necesario, entonces, analizar las condiciones político- sociales de efectiva participación (no siempre igual para todos los sectores sociales) y no simplemente los atributos formales o constitutivos (como sufragio universal, libertad de asociación, información etc.) de un régimen determinado.

El capítulo concluye con un interesante esquema conceptual de las teorías de la democracia y la democratización por parte de la ciencia política latinoamericana. Desde sus inicios estuvo centrada en las condiciones institucionales que influyeron en los procesos de transición y consolidación, propios de los contextos latinos a partir de los anos '80; sin embargo su evolución hasta nuestros días da cuenta de los esfuerzos por lograr estudios más integrales que incluyan análisis pormenorizados acerca de la influencia de los liderazgos y la interacción de los actores políticos relevantes, sin perder de vista la influencia que sobre éstos ejercen los factores situacionales de tipo económico, político y social.

El último capítulo de este erudito compendio se aboca al estudio de la sociedad y la política en el marco de las nuevas democracias latinoamericanas. Con un fino sentido de la reflexión crítica, Sain expone las razones que justifican el poco alcance explicativo y práctico de los requisitos formales de las poliarquías. Si bien éstos son necesarios para la definición y existencia de una democracia, su sola presencia, y en clara contraposición a las interpretaciones más influyentes que caracterizaron la ciencia política en los anos '80 y '90, no conlleva per se a un fortalecimiento de la sociedad civil. La pobreza, la marginación y las sucesivas crisis económicas dibujaron el escenario del nacimiento de débiles democracias latinoamericanas, cuestionando la endíadis democracia formal (basada en la vigencia de derechos civiles y políticos) y democracia social (entendida en términos de una verdadera igualdad en las condiciones sociales, económicas y culturales).

Frente a la retirada del Estado de la escena social, el consecuente debilitamiento de los tradicionales canales de articulación de intereses (como los partidos políticos y sindicatos) y la aparición de efervescentes movimientos sociales; se asiste a una crisis de intermediación y representación política y social; en términos generales: una despolitización de la sociedad y mercantilización y estatización de la política. Es a razón de todo esto que el autor propone un proyecto innovador: "la democratización de la democracia" que incluya una reforma del Estado emprendida por una dirigencia política pero que conlleve a ampliar las bases (materiales, institucionales y simbólicas) de la participación ciudadana en la recomposición del escenario político que rehifique los vínculos indispensables para una efectiva relación entre Estado y sociedad.

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