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Revista SAAP

versão On-line ISSN 1853-1970

Revista SAAP vol.8 no.1 Ciudad Autónoma de Buenos Aires jun. 2014

 

ARTICULOS

Una aproximación a los antecedentes programáticos de la organización político-militar Montoneros

 

Julieta Pacheco
Universidad de Buenos Aires, Argentina
julieta.pache@gmail.com

 


Abstract
Much has been discussed about the phenomenon of Montoneros during the period 1970-1976. However, little is known about his political background. In general, studies about this organization are constructed from the point of view that this organization had of itself or in an exclusively empirical way. It also extends to the issue of the political experience of the militants and the programmatic nature of Montoneros, confusing political background of individuals with a history program of the organization. In this article, we propose to investigate in this second aspect of the analysis from one of the tributaries of the program of national liberation: the National Liberation Movement (MLN-Malena).

Palabras clave
Montoneros; Antecedentes programáticos; Movimiento de Liberación Nacional; Reformismo; Peronismo

Keywords
Montoneros; Program background; National Liberation Movement; Reformism; Peronism


Mucho se ha discutido sobre el fenómeno montonero durante el período 1970-1976. Sin embargo, poco se sabe sobre sus antecedentes políticos. En general, los trabajos sobre el tema los reconstruyen a partir de la versión de la propia organización o de manera exclusivamente empírica. Asimismo, se extiende la experiencia política de los militantes a la naturaleza programática de Montoneros, confundiendo antecedentes políticos de los individuos con los antecedentes programáticos de la organización. En este artículo nos proponemos indagar en este segundo aspecto a partir del análisis de uno de los afluentes del programa de liberación nacional: el Movimiento de Liberación Nacional (MLN-Malena).

 

El 29 de mayo de 1970 salió a la luz la organización política-militar Montoneros. Con su primera acción firmada, el secuestro y posterior ajusticiamiento de Aramburu, declaró su adhesión al peronismo y manifestó su convencimiento de la necesidad de realizar acciones armadas para lograr su objetivo, el retorno de Perón al país. La primera impresión que dio esta organización, confirmada por los protagonistas, fue la de un pequeño grupo de jóvenes de clase media con una experiencia política previa en el catolicismo. Asimismo, este grupo radicalizado habría optado por el camino de las armas por sobre el de la acción política.
Nunca más acertado para el caso de Montoneros la utilización de la frase popular "la primera impresión es la que cuenta". Tan espectacular resultó la primera experiencia armada que toda la bibliografía sobre el tema dio por cierta, en mayor o menor medida, aquella primera impresión y tomó como válida la reconstrucción histórica que realizaron los propios montoneros. En este sentido, como veremos, la mayoría de los trabajos que abordaron el desarrollo político de esta organización consideraron necesario retrotraer los estudios al período anterior al de su aparición pública. De esta manera, se detuvieron en el problema de su constitución, rastreando sus orígenes católicos y tratando de reconstruir empíricamente su desarrollo durante los años previos. Estos trabajos no lograron superar, algunos, una visión superficial del proceso, y, otros, puramente empírica. En este punto, creemos que es necesario detenerse a pensar el período previo a la constitución de la organización, pero ya no a partir de la reconstrucción detallada de los orígenes sociales y políticos de los miembros de Montoneros, sino a partir de la reconstrucción de los antecedentes programáticos que defenderá Montoneros en el período 1969-19761.
De esta manera, en este artículo proponemos abordar uno de estos antecedentes programáticos a partir de la reconstrucción de los puntos centrales de las bases políticas del Movimiento de Liberación Nacional (MLN-Malena). La importancia de realizar esta tarea radica en que Montoneros, convencido de que el problema de la etapa era estratégico y organizativo, no consideró necesario discutir o construir un programa. De esta manera, tomó como propio el programa de liberación nacional construido durante varias décadas por diferentes intelectuales y organizaciones políticas (Pacheco, 2013).
Con este aporte, veremos que la discusión sobre el programa no logró superar el estadio del reformismo2. Esto nos permitirá avanzar en la comprensión sobre las bases programáticas de Montoneros y dilucidar qué lugar ocupó dentro del periodo revolucionario 1969-1976.

 

Marco teórico y metodología

Los trabajos sobre Montoneros, que analizaremos con detalle más adelante, suelen estar concentrados en las memorias de sus protagonistas, en trayectorias individuales o en acciones armadas puntuales. Además se observa, en términos metodológicos, una constante: se parte de una hipótesis y se rastrea en los documentos o testimonios los puntos que ayuden a convalidarla, sin dar cuenta de aquellos elementos que la niegan. De esta manera, ningún trabajo aborda la totalidad de la organización, ni mucho menos su programa como objeto de estudio. El punto en cuestión, entonces, es preguntarse cómo debe estudiarse una organización política.
Partimos de la concepción gramsciana que sostiene que el estudio de un partido político no es más que el estudio de la historia de un determinado grupo social y de la historia de un determinado país. A su vez, su significado y peso dependerá de cómo sus actividades particulares hayan determinado en mayor o menor medida la historia de ese país (Gramsci, 1984). Asimismo, para dar cuenta de esto, es necesario comprender y analizar la naturaleza del partido político. Partiendo de que un partido es una suma de voluntades que se reconocen y se afirman en la acción (Gramsci, 1984), su naturaleza radicará en el objetivo perseguido por aquellas voluntades, que sumadas dan forma al programa político del partido. Por esto, consideramos que el método para abordar el estudio de una organización política, como parte del conocimiento de una etapa histórica más general, es dando cuenta de su naturaleza, es decir su programa político. De esta manera, podremos identificar cuál fue su rol en determinado proceso histórico. En el caso que aquí pretendemos abordar, el estudio de los antecedentes programáticos de Montoneros, nos permitirá conocer su naturaleza política y su lugar dentro del proceso transcurrido entre los años 1970-1976.
En general, los programas expresan elementos comunes: la caracterización de la estructura económico-social del país, el carácter de la revolución, el sujeto revolucionario y las posibles alianzas entre las clases. El análisis del programa requiere, por otro lado, la reconstrucción de su puesta en práctica. Para ello es necesario contrastar el plano de lo prescriptivo con la praxis concreta de cada organización, lo que se plasma en sus definiciones estratégicas (Clausewitz, 1983)3. Esta metodología ya ha sido utilizada con éxito en mis tesis de licenciatura y doctorado en Historia, en las que analicé el programa de las dos organizaciones que retomo comparativamente en este artículo (Pacheco, 2012, 2013). A su vez, dentro del grupo de investigación en que desarrollé estos trabajos, también se ha abordado una tercera organización, las Fuerzas Armadas de Liberación-FAL (Grenat, 2011).
Para reconstruir el programa de las dos organizaciones aquí presentadas analizamos sistemáticamente sus documentos partidarios y su prensa. De esta manera, fuimos identificando los núcleos programáticos y los ejes de intervención frente a la etapa en general y a los hechos coyunturales, observando si se mantuvieron los planteos programáticos originales. A su vez, realizamos entrevistas orales a miembros de la dirección, cuadros medios, bases y periferia para profundizar y completar la información extraída de los documentos escritos. Las entrevistas se realizaron con las precauciones metodológicas que nos permitieron discernir balances elaborados posteriormente de los correspondientes a la época que buscamos reconstruir. El trabajo con la oralidad implica, a su vez, atender a los sucesos que no son tenidos en cuenta por el entrevistado, siendo tan significativos como los mismos relatos (Magrassi y Rocca, 1990; Aron Schnaper y Hanet, 1993). Estos testimonios fueron contrastados con la prolífera producción escrita de ambas organizaciones, así como la prensa comercial. El análisis de toda la documentación nos permitió reconstruir la propuesta programática general y coyuntural de ambas a partir de su caracterización de la estructura argentina, sus clases sociales, su historia económica, social y política.
A la hora de abordar el programa montonero no contamos con documentos que expresen de manera unificada y coherente sus posiciones. De esta manera, para reconstruirla realizamos un exhaustivo análisis de toda la documentación de la organización y reunimos los elementos programáticos que se encuentran de manera dispersa en sus publicaciones, documentos, comunicados, entrevistas, etcétera. Un último punto metodológico que necesitamos señalar es la falta de precisión en las fechas de importantes documentos. Por este motivo, debimos darles una referencia temporal aproximada en base a su contenido y análisis de determinados hechos e información brindada en otros documentos así como por las entrevistas. Asimismo, la coyuntura política de los primeros tiempos y los golpes que sufrió la organización dieron lugar a la adopción de una forma organizativa federativa pudiendo convivir diferentes posiciones políticas en su interior. Recién con la creación de los frentes de masas a partir de 1973 Montoneros logró recuperarse definitivamente e intentó consolidar una estructura homogénea y centralizada4.
Por otro lado, la organización sostenía que el conocimiento de la realidad derivaba de una relación entre "praxis-teoría-praxis", hecho que llevó a la escasa elaboración de documentos teóricos. Tampoco se desarrollaban de manera sistemática cursos de formación política entre los militantes5. Esta falta de formación por parte de los militantes llevó a que en los documentos aparecieran contradicciones, falta o errónea definición de conceptos y la utilización de vocabulario marxista para medidas que no coincidían con los planteos de un programa socialista.
Como señalamos, estas cuestiones logramos subsanarlas a partir de la realización de entrevistas y la confrontación de éstas con los documentos escritos y la búsqueda de información a partir de los acontecimientos que relataban los propios documentos. Pero, por sobre todo, a partir de la reconstrucción del programa completo de la organización, lo cual nos permitió tener una visión de totalidad de Montoneros y de sus procesos y, por lo tanto, de sus movimientos. Con esta metodología de trabajo intentamos dar cuenta del rol histórico que tuvo esta organización en el proceso aquí presentado.

 

Estado de la cuestión

Como anticipamos, las explicaciones sobre el fenómeno aquí presentado no han indagado sobre un aspecto fundamental a la hora de caracterizar a la organización estudiada: sus antecedentes programáticos. El único acercamiento a este tema está inmerso en una discusión sobre los antecedentes u orígenes militantes de los miembros que integrarán la organización. El primer trabajo en este campo divide el análisis de este tema entre antecedentes y orígenes (Gillespie, 1998). En el primer caso se remite al surgimiento del revisionismo histórico en la Argentina, pasando por la Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina (Forja) y los denominados intelectuales nacionalistas para concluir en Montoneros. Sin proponerlo explícitamente, el autor parece encontrar un camino común entre los antecedentes señalados y el programa montonero. Con respecto al segundo punto, el autor reconstruye los orígenes militantes de los jóvenes que serán los principales dirigentes de Montoneros. Si bien reconoce vertientes como el cristianismo derivado del Concilio Vaticano II y la agudización de la crisis durante el gobierno de Onganía, su tesis se centra en señalar que sus máximos dirigentes provendrían del nacionalismo católico. Si bien no lo hace explícito, con estos elementos el autor explicará el devenir de Montoneros a lo largo de toda su historia. De esta manera, lo que predominará en la definición de las acciones u omisiones montoneras será el carácter irracional y emocional, que podría derivarse de su vinculación con el fenómeno religioso. En este punto, el autor confunde origen de los militantes con el origen del programa y con los factores que permitieron la denominada radicalización política de estos jóvenes. Lo que parecía que iba en buen camino al separar antecedentes programáticos de origen político de los militantes, se entorpece cuando se extiende la formación política previa de sus militantes al programa adoptado por la organización y se confunden los factores de radicalización con componentes programáticos. Como señalamos, el autor a pesar de no dedicarse a clarificar el programa montonero, sostiene que el mismo sería reformista, en tanto sus debilidades políticas derivadas de los elementos ya señalados, no le habría permitido romper con Perón ni salirse de la alianza policlasista. Esta última posición es sostenida también por un trabajo que se ocupa de las luchas obreras en el periodo señalado (Werner y Aguirre, 2007). Si bien allí se sostiene que el origen de Montoneros se remonta al grupo vinculado a Juan García Elorrio, cura tercermundista, reconoce el carácter limitado y reformista de su programa, atribuido a factores de ingenuidad política.
Otros dos trabajos abordan la organización Tacuara, que fuera considerada como "organización madre", en tanto allí habrían militado los integrantes de diferentes organizaciones de los '70 de las tres alas posibles: la derecha, la izquierda peronista y la izquierda revolucionaria. Si bien ambos trabajos se acotan al estudio de la organización Tacuara, allí se hace referencia a la participación de miembros de la dirección originaria de Montoneros. Aunque las posiciones de los autores no son homogéneas señalan, en mayor o menor medida, el antecedente tacuarista de algunos de sus miembros, precisamente vinculados a una de las rupturas denominada de "centro" de dicha organización.
La bibliografía que continuó al primer trabajo sobre Montoneros reprodujo las ideas de éste respecto del origen católico nacionalista de los militantes montoneros y, por extensión, el carácter nacionalista católico de su conformación programática (Pontoriero, 1991; Seisdedos, 1999; Zamorano, 2005; Zapata, 1996; Levenson, 2000; Altamirano, 2001; Altamirano, 2011; Sarlo, 2001; Giussani, 2003; Amorín, 2006; Cullen, 2009; Gómez, 2009; Guerrero, 2009; Nadra y Nadra, 2011). Por su parte, una investigación sobre los grupos originarios que dieron lugar a la conformación de Montoneros desestima estas posiciones, a la vez que discute el origen minúsculo del grupo original. Desde su perspectiva, el origen predominante de los militantes era el cristianismo tercermundista y la formación de Montoneros se habría dado a partir de la confluencia de por lo menos cinco grupos ubicados en diferentes regionales (Lanusse, 2005, 2007). Para realizar esta tarea, el autor reconstruye los diferentes núcleos conformados durante la década del '60 que darán lugar a la formación de Montoneros. Todos ellos estaban estrechamente vinculados a la militancia cristiana cercana al trabajo con el "pueblo". En la lógica del planteo del autor, estos antecedentes de izquierda concordarían con el programa revolucionario que la organización habría mantenido durante la década del '70. Reconociendo que no propone investigar el tema, toma frases sueltas de dos documentos montoneros para argumentar su caracterización del programa revolucionario. De esta manera, toma como cierto lo que la organización dice de sí misma, sin considerar necesario completar esa información con el resto de los documentos montoneros (el autor menciona un grupo reducido de documentos montoneros pero para señalar otros aspectos secundarios) y con la investigación de la acción concreta de la organización. En esta misma línea, otro estudio plantea que desde sus comienzos Montoneros defendería un programa que contemplaba la existencia de una primera etapa en la cual se resolverían las tareas democráticas y de liberación nacional y de una etapa posterior, en la cual se alcanzaría el socialismo (Caviasca, 2006). Según este enfoque, hacia 1974, el viraje organizativo tendiente a la construcción de una vanguardia leninista alejaría a la organización del primitivo empirismo que la mantenía unida a su base social. La creación del Partido Montonero, en 1976, profundizaría esta tendencia. De modo tal, en este análisis se enfatiza la noción de que las transformaciones organizativas implicarían un cambio ideológico que provocaría el aislamiento definitivo de la organización. En este mismo sentido, un trabajo reciente también afirma el carácter revolucionario de la organización (Salcedo, 2011). Este autor, utilizando solamente tres documentos montoneros y dándole un lugar privilegiado al testimonio oral, afirma que Montoneros tenía un programa marxista-revolucionario. En este aspecto, al revés de lo sostenido por la historiografía que las FAR habrían aportado este elemento a Montoneros a partir de la fusión, el autor sostiene que Montoneros defendía este programa previo a la fusión. Con esta perspectiva, plantea que Montoneros le disputó la dirección del movimiento a Perón. Esta hipótesis no logra ser comprobada, no solo debido al déficit del corpus documental, sino a que no se realiza una verificación de la práctica de ese programa en la acción concreta de Montoneros. Por su parte, las memorias de ex dirigentes y militantes también se orientan a ubicar a la organización con antecedentes en el cristianismo de izquierda (Perdía, 1997; Vaca Narvaja y Frugoni, 2002; Vélez Carreras, 2005), así como también trabajos académicos (Caviasca, 2006; Bartoletti, 2011).
Sobre la vinculación del programa montonero con el catolicismo, un último trabajo se detiene puntualmente sobre este aspecto (Donatello, 2010). Aquí se intenta demostrar la conexión entre Montoneros y el catolicismo. La primera idea que discute el autor es la de ruptura dentro de los planteos cristianos antes y después del Concilio Vaticano II. Desde su perspectiva, los grupos católicos no serían un todo homogéneo, ya que convivirían diferentes tendencias y los sectores contestatarios, identificados por la bibliografía como producto del Concilio Vaticano II, habrían estado presentes a lo largo de su historia. En este sentido, la tradición del cristianismo tercermundista podría encontrarse en un período anterior a los años '60. Sin embargo, estos grupos se desenvolverían dentro del mundo católico como "sectas", entendidas como grupos que no representaban la posición oficial de la Iglesia ni funcionaban como tales. Es en este sentido que el autor encuentra la conexión entre Montoneros y el catolicismo. Partiendo de que sus militantes provendrían de este campo, el autor se esfuerza por encontrar similitudes de sentido en las posiciones cristianas y en las peronistas, pero reconoce que no sería correcto afirmar que la organización reproducía un programa católico, ya que si bien podía contener coincidencias en algunos puntos, éstos no eran exclusivos del campo religioso. Por lo tanto, afirma que la conexión se encontraría en el plano organizativo. Es decir, Montoneros funcionaba dentro del movimiento peronista como las señaladas "sectas religiosas", reconociendo una continuidad entre el pasaje de lo religioso a lo secular. Sin embargo, con el pasaje a la clandestinidad y su proclamación como el verdadero peronismo hacia 1975, se habría producido un proceso de "inversión", donde Montoneros ahora ocupaba un lugar institucional, como lo sería la iglesia para las "sectas religiosas". De esta manera, la organización rompía su conexión con las masas, en tanto al convertirse en institución abandonaba la militancia con las bases. Un planteo similar ya se había esbozado en una serie de trabajos que abordaban el problema de manera más general (Sarlo, 2001; Altamirano, 2011). Para los autores, el vínculo entre el catolicismo y Montoneros se daba partir de reconocer un comportamiento místico y religioso en la lógica de la organización.
En el último año, un trabajo sobre la biografía de Norberto Habegger pone de manifiesto el intento de Montoneros de organizar a sectores cristianos (Castro y Salas, 2011). Este cuadro medio habría sido el encargado de establecer esa conexión y darle un espacio orgánico vinculado a Montoneros. Sin embargo, el libro se centra en la biografía de Habegger sin desarrollar aspectos de la organización.
Finalmente, tenemos los trabajos que se centran en encontrar los orígenes intelectuales de los militantes de las organizaciones armadas en la Argentina, particularmente Montoneros, a partir del estudio de la revista Cristianismo y Revolución (Morello, 2003; Lenci, 1998). Si bien en el prólogo del primer trabajo se afirma que los militantes montoneros provenían de un catolicismo de derecha (Crespo, 2003), no parece ser este el sentido del texto que intenta encontrar las vinculaciones entre las organizaciones armadas de la época y los católicos radicalizados a partir del proceso que dio lugar a las declaraciones del Concilio Vaticano II. En este sentido, el autor encuentra las ideas provenientes de la renovación cristiana impartidas, primero, por Carlos Mugica y, luego, por Juan García Elorrio, como el elemento más importante de la radicalización del "puñado de católicos que constituían el núcleo montonero" (Morello, 2003: 131). En el segundo trabajo se señala en varias oportunidades los vínculos entre la revista y Montoneros. En primer lugar, a partir del Comando Camilo Torres, grupo formado por el director de la revista Juan García Elorrio e integrado por futuros dirigentes montoneros. Segundo, por la aparición de comunicados de la organización en la revista. Si bien es aceptable la afirmación del lugar que ocupó la revista en la formación política e intelectual de militantes montoneros, éste no fue el único espacio de militancia previa. Asimismo, este grupo de militantes ya no formaba parte del Comando Camilo Torres al momento de formar Montoneros y tercero, la propia autora reconoce que la revista publicaba comunicados de otras organizaciones y en algunas oportunidades en mayor cantidad que Montoneros6.
Como pudimos observar, ningún trabajo reconstruye sistemáticamente y como objeto central los antecedentes del programa de Montoneros. Lo que reconocemos en los textos es una confusión entre el origen católico de los militantes y los factores de su radicalización que se extienden al programa, comportamiento de los militantes y estructura organizativa de Montoneros. Ninguno de los trabajos pudo demostrar el contenido religioso del programa montonero, ni mucho menos que éste predominara en él. Por otro lado, si bien se hacen alusiones a los antecedentes del programa nacionalista, que se los desarrolla en mayor o menor medida, al no reconstruir el programa montonero tampoco son clarificadores en este aspecto, dando lugar a apreciaciones sobre su carácter reformista o revolucionario sin argumentos contundentes.

 

El Movimiento de Liberación Nacional-MLN-Malena7

Como anticipamos, Montoneros no construyó un programa propio sino que retomó los planteos programáticos elaborados por intelectuales y organizaciones políticas durante décadas anteriores. En este acápite desarrollaremos el aporte del MLN a la construcción del programa que luego será sostenido por Montoneros.
El MLN fue una organización que se desarrolló durante toda la década del '60. Entre sus máximos dirigentes encontramos al abogado y escritor Ismael Viñas, a la redactora y escritora Susana Fiorito y al filósofo y escritor Ramón Alcalde, todos ex miembros y fundadores de la revista Contorno y hacia el final de la década del '50, también militantes de la Unión Cívica Radical Intransigente, llegando a ocupar cargos bajo la presidencia de Arturo Frondizi. Luego de romper con esta experiencia política, se dieron la tarea de construir y desarrollar el MLN. Una vez consolidada la organización, ésta quedó constituida por cuatro secretariados regionales (Capital Federal, Rosario, Santa Fe y Córdoba) a los cuales se sumaba el Secretariado Nacional y una Junta Nacional compuesta por todos los secretarios generales de cada regional. De esta Junta dependían la secretaría de prensa, Liberación, órgano oficial del MLN y la edición de folletos y volantes. Cada regional tenía un secretario general, uno político y uno de organización. Luego venían los grupos o células, compuestas por militantes que activaban en los diferentes frentes (Agrupación Universitaria Liberación, sindicatos, actividades de propaganda y agitación, etcétera). Si bien encontramos diferencias entre la cantidad de militantes que pasaron por la organización, en general los testimonios acuerdan en estimar que eran más de quinientos comprometidos y con la periferia se podía llegar a mil.

Las bases programáticas

El primero de los puntos que analizamos es el carácter de la revolución en la Argentina. Para el MLN, si bien las relaciones capitalistas estaban plenamente desarrolladas en la Argentina, aquí era necesario luchar por la liberación nacional. Asimismo, el MLN consideraba que las relaciones capitalistas estaban completamente desarrolladas en el agro argentino. Por esto, cuestionaba la existencia de campesinos en la Argentina y, desde su perspectiva, se trasladarían apreciaciones válidas para Europa a nuestra realidad (Viñas, 1968).
El segundo elemento que observamos es la identificación de la clase obrera como sujeto revolucionario. En este sentido, la organización señalaba que en el proceso de la lucha por la liberación nacional y social "el proletariado no debe aislarse, ya que su fuerza es menor que la de otras clases" y debiera buscar aliados en otras clases y "grupos de clase que también sufren (...) la explotación del sistema" (Liberación, Nº 31, 1965: 3). Para el MLN los sectores que se encontrarían en esta situación serían los obreros rurales, las clases medias y grupos de la misma burguesía. Del segundo grupo se hacía hincapié en que de ese sector podrían sacarse los cuadros para organizar la lucha, particularmente entre los estudiantes. Por su parte el MLN remarcaba que entre los aliados de la clase obrera, unos serán permanentes, o sea que acompañarán todo el proceso revolucionario, hasta el momento de la construcción del socialismo. Otros serán aliados transitorios, ya durante la lucha contra la burguesía oligárquica y el imperialismo.
Ahora bien, concretamente los aliados eran identificados dentro de, por un lado, fracciones del campesinado, teniendo en cuenta la caracterización anterior sobre el estado de desarrollo del agro argentino. Por este motivo, consideraba que el campesino podría ser un aliado de la clase obrera, pero no jugar el papel que tuvo en la Revolución Rusa, ni mucho menos el que cumplió en la Revolución China, Cubana o Vietnamita, ni desde el punto de vista cualitativo ni desde el cuantitativo. Asimismo, estas alianzas podrían darse de diferentes maneras "a través de un frente político, de uno o varios partidos revolucionarios que representen a la clase obrera, con partidos que representen a otras clases [como] el FRAP chileno" (Definiciones 1, 1964: 4).
Por el otro lado, se encontraban fracciones de la burguesía nacional. En primer lugar, el MLN caracterizaba la existencia de dos burguesías: una aliada al capital extranjero y la otra interesada en el desarrollo de la nación. Esta última representada en los gobiernos yrigoyenistas y peronistas. La diferenciación entre estas dos burguesías se basaba en el análisis que el MLN realizaba de la sociedad argentina. En sus documentos caracterizaba que la Argentina era un país dependiente, de desarrollo capitalista deformado, que no había alcanzado aún a constituirse como nación (Definiciones 1, 1964; Liberación, Nº 15, 1963; Liberación, Nº 22, 1964; Liberación, Nº 24, 1964; Liberación, Nº 25, 1964; Liberación,Nº 55, 1968; Boletín, Nº 4, sin fecha). Sin embargo, consideraba que el imperialismo actuaba sobre la estructura de la Argentina, en vinculación con fuerzas internas de origen local (Liberación, N° 16, 1963; Liberación, Nº 33, 1965).
De esta manera, el MLN consideraba que por más de un siglo el desarrollo de la Argentina habría sido posible por la acción de una burguesía oligárquica que junto al imperio británico explotaría a nuestro país como una colonia agrícola-ganadera (Definiciones 1, 1964). Con el desarrollo económico también se habría dado el crecimiento de otro grupo burgués, el cual habría tendido, según el MLN, a crear un centro capitalista autónomo. Los intereses de este último grupo entrarían en contradicción con el grupo compuesto por la denominada burguesía oligárquica, colonial y con el imperialismo. Siguiendo este razonamiento, consideraba que a lo largo de la historia argentina, grupos de la burguesía habrían intentado crear una "nación" dentro del sistema capitalista, con objetivos y métodos de la burguesía. El primero habría sido el yrigoyenismo, en un proceso dirigido por la denominada burguesía ganadera mediana. En este sentido, el MLN consideraba que el yrigoyenismo sería un movimiento que combatía al imperialismo, por lo que lo consideraba una fuerza revolucionaria que intentaría desarrollar una nación democrática burguesa o una nación capitalista independiente (Liberación,N° 12, 1963; Liberación,N° 34, 1965).
Sin embargo, al ser un movimiento burgués no habría tenido inconvenientes en avanzar sobre las huelgas obreras como se manifestó en la Semana Trágica y en la Patagonia (Liberación Nº 12, 1963). El segundo grupo habría actuado en la etapa del peronismo, bajo lo que el MLN denominaba una dirección burguesa de signo industrialista (Liberación Nº 19, 1963). Asimismo, se debía reconocer que el peronismo también "expresaba las tendencias generales de expansión de la sociedad en su conjunto, las clases populares se sentían también expresadas en el peronismo" (Liberación, Nº 21, 1963; Liberación, Nº 23, 1964).
Asimismo, tanto el peronismo como el yrigoyenismo habrían tratado de culminar con el ciclo de la revolución democrático burguesa. Estos dos intentos habrían contado con la participación de las llamadas clases populares. Pero los proyectos habrían fracasado porque en las condiciones de una sociedad capitalista-imperialista, una burguesía de un país dependiente no podría quebrar el poder de los monopolios y de las burguesías colonialistas, sin romper al mismo tiempo las estructuras del propio sistema capitalista. Ningún grupo burgués estaría ni en condiciones ni interesado en enfrentarse a las "burguesías coloniales y monopolios" y quitarle la propiedad de los medios de producción (Liberación,Nº 21, 1963; Liberación, Nº 9, 1963; Liberación, Nº 11, 1963; Liberación, Nº 17, 1963; Liberación, Nº 20, 1963; Archivo de la Dipba, carpeta 37, legajo Nº 111, folio Nº 16). En este sentido, consideraba que algunos sectores de la burguesía nacional solo podrían "jugar un rol positivo, en la medida en que el proceso estuviera dirigido por la clase obrera y sus organizaciones" (Entrevista a Susana Fiorito, 2007).
Este punto se clarifica al momento de hablar de la construcción del partido. Esta tarea consistiría en el desarrollo de una
organización revolucionaria con una dirección nacional autónoma y con perspectiva nacional (...) Esa organización deberá expresar las tendencias, intereses y necesidades de nuestras clases populares y en particular del proletariado, tratando de organizarlo y dirigirlo; y, a la vez, ser capaz de apoyarse tanto en las tendencias espontáneas del proletariado como en las de las otras clases opuestas al imperialismo y a la burguesía oligárquica, tratando de asociar a la lucha a grupos de clase media, y aun a grupos burgueses que tienen contradicciones con el imperialismo, para contarlos como aliados en el proceso de liberación nacional (Definiciones I, 1964: 11).

Es decir, todos los sectores, incluyendo fracciones de la burguesía nacional, que tuvieran intereses enfrentados con el imperialismo podrían formar parte de esta alianza, durante la primera etapa. Pero, luego de concretada la alianza, ya en un segundo momento, la organización revolucionaria "deberá movilizar masas suficientes y atraer a la lucha a grupos de clase media para derrotar al conjunto de la burguesía, iniciando el proceso socialista" (Definiciones I, 1964: 12).
De esta manera, en un segundo momento, la burguesía quedaría desplazada del frente ya que ahora el proletariado debía enfrentarse a ella para lograr su objetivo socialista. Además de los lugares y funciones que le tocaría a cada sector social, también observamos en este planteo una posición etapista respecto del proceso de revolución social. Mientras en la primera el enfrentamiento sería nación-imperialismo, en la segunda sería proletariado-burguesía. Esta propuesta de revolución por etapas, como vimos, era consecuente con la caracterización de la estructura argentina y con la propuesta de que la tarea actual era la lucha por la liberación nacional.
En este sentido, el MLN planteaba que no había política revolucionaria sin tener en cuenta al sentimiento y a la perspectiva nacional (Liberación, Nº 12, 1963). Y este sentimiento sería el de la clase obrera que habría vivido la experiencia del peronismo (Liberación, Nº 12, 1963). En este punto, el MLN también revalorizaba las experiencias y los programas elaborados por el movimiento obrero en las localidades de La Falda y Huerta Grande, que llevan ese mismo nombre (Archivo de la Dipba, carpeta 37, legajo Nº 111: 16). Ambos programas planteaban la nacionalización del comercio exterior, terminar con los monopolios extranjeros, una planificación económica diseñada a partir de las necesidades e intereses nacionales. Asimismo, se postulaba una reforma agraria, nacionalización de sectores claves de la economía y la hegemonía de la clase obrera en la dirección del proceso de liberación nacional. Como vemos son prácticamente los mismos planteos políticos que sintetizaba el MLN.
Finalmente, a partir de la caracterización de la estructura social argentina y del lugar que ocupaban los sujetos dentro del proceso de liberación nacional, el MLN formuló una propuesta, que, desde su perspectiva, terminaría con la dependencia del extranjero y por la cual Argentina podría constituirse como nación plena. En este sentido, en el plano de la política económica y financiera "al servicio de la nación" (Frente de Resistencia Nacionalista, 1966) el MLN planteaba la ruptura con el FMI, el Banco Mundial y "demás organismos internacionales que impiden una política financiera autónoma" (Frente de Resistencia Nacionalista, 1966). Además exigía
la expulsión de los monopolios petroleros (...) monopolio total de YPF (...) expropiación y planificación de una política nacional para los frigoríficos (...) Congelamiento de la deuda exterior. Comercio exterior manejado por el Estado [y su] reestructuración [en base] a los intereses nacionales (...) protección aduanera de la producción nacional. Nacionalización de los depósitos bancarios y control estatal del crédito (...) control de cambios (...) limitación de la remisión de ganancias al exterior. Nacionalización integral del sistema de seguros y reaseguros. Fijación de una política crediticia de apoyo a la industria y al agro (Frente de Resistencia Nacionalista, 1966: s/n).

Montoneros: los herederos

El análisis de las bases centrales del programa montonero se ordenan en función de dos etapas diferenciadas: 1970-1971 y 1972-1976. Si bien en todo el período veremos que Montoneros planteaba que la contradicción principal se basaba en el enfrentamiento "imperialismo-nación", en la primera etapa observaremos posiciones más consecuentes con el proceso social iniciado con el Cordobazo y, en tal sentido, tendientes a confrontar con el Estado. Al contrario, en la segunda etapa, con la implementación del Gran Acuerdo Nacional (GAN), analizaremos cómo Montoneros se sumó a este proceso. Asimismo, dentro de esta segunda etapa reconocemos dos momentos diferenciados: 1972-1974 y 1975-1976. El primero caracterizado por el intento por parte de Montoneros de mantener la unidad del Movimiento Peronista y del Frente de Liberación Nacional. El segundo, por la ruptura del Movimiento y del Frente y la creación del Movimiento Peronista Auténtico (MPA) donde, a diferencia de la etapa anterior, Montoneros se postulaba como dirección y proclamaba la constitución de un movimiento que reuniera a los "leales" peronistas contra lo "traidores" del gobierno y los "burócratas" que habían desviado el proceso de liberación nacional iniciado a comienzos de 1973.
En sus documentos, Montoneros caracterizaba a la Argentina como un país dependiente, como consecuencia del proceso histórico derivado del período "capitalista-imperialista" (Cristianismo y Revolución, 1971). Consecuente con su posición de los primeros años, 1970-1971, Montoneros sostenía que la burguesía nacional tenía características antinacionales (Cristianismo y Revolución, 1971). Es decir, no consideraba a este sector social como un posible aliado de la clase obrera, por lo que ésta se encontraría sola frente al imperialismo, ya que todos los sectores de la burguesía estarían vinculados a éste.
Desde 1972, con el proceso iniciado con la implementación del GAN y el vuelco de Montoneros hacia la campaña electoral, cambiaron estas apreciaciones. En su documento de autocrítica de mayo de 1973, se balanceaba como un error haber caracterizado a fracciones de la burguesía como parte del "enemigo", hecho que los había llevado a no comprender la potencialidad del proceso político y sus actores. (Montoneros y Fuerzas Armadas Revolucionarias, 1973) Se ratificaba que la contradicción principal era "nación-imperialismo" (Montoneros y Fuerzas Armadas Revolucionarias, 1973). Por un lado, se encontraría la "nación", expresada en el pueblo y sectores de la burguesía: "formada por la clase obrera, los distintos sectores marginados del proceso de producción (desocupación abierta y encubierta), la pequeña burguesía asalariada, independiente y pequeños propietarios y la pequeña burguesía urbana y rural" (Montoneros y Fuerzas Armadas Revolucionarias, 1973). En esta recaracterización se mantiene el enfrentamiento principal, pero se modifica la composición de los sujetos enfrentados. Sectores de la burguesía, consecuente con la autocrítica de más arriba, pasaban ahora a formar parte de la alianza. Estas posiciones, coincidentes con el planteo del programa del MLN, se mantuvieron firmes hasta finales del período estudiado (Montoneros, 1973; Montoneros, 1975). Asimismo, las contradicciones de clase pasaban ahora a ser "contradicciones secundarias". Es decir, se marcaban las contradicciones principales y las secundarias. Estas últimas permitían que sectores enfrentados a la clase obrera, en esta primera etapa del proceso de liberación nacional pudieran ser considerados aliados ya que tenían contradicciones con el imperialismo. Con esta política de alianza de clases, a diferencia del período anterior, Montoneros caracterizaba como acertadas las acciones llevadas adelante por el Movimiento Peronista frente a la apertura electoral: La Hora del Pueblo; la formación del Frente Cívico de Liberación Nacional (Frecilina); la captación de sectores del Encuentro Nacional de los Argentinos (ENA); la incorporación de representantes de la Juventud en el Consejo Superior del Movimiento y del partido; y el manifiesto elaborado por la Confederación General del Trabajo (CGT) y la Confederación General de Empresarios (CGE) (Montoneros y Fuerzas Armadas Revolucionarias, 1973) .
Como venimos observando, Montoneros concebía que el proceso hacia la revolución social en la Argentina se daría partir de la sucesión de diferentes momentos. Es decir, una concepción etapista de la revolución, que vemos que, una vez más, coincide con los planteos del MLN. Comenzaría por la "reconstrucción nacional", necesaria para avanzar en el proceso de "liberación nacional" que culminaría sentando las bases de la "liberación social". Cada uno de estos momentos se desenvolvería bajo la dirección de una determinada conducción política y de una estrategia específica para cada uno de ellos. La conducción de Perón, líder de una alianza policlasista, era considerada como absolutamente necesaria en los primeros momentos, mientras que la CN montonera se postulaba para dirigir todo el proceso en el último momento de liberación nacional. En este punto, Montoneros consideraba que el retorno de Perón al país generaba las condiciones para iniciar esta reconstrucción a partir de la instauración de un "Estado de transición", que reproducía las bases de los dos gobiernos peronistas (1945-1955) (Montoneros y Fuerzas Armadas Revolucionarias, 1973).

 

Conclusión

En este artículo nos propusimos debatir sobre el origen político de Montoneros. Como vimos, la bibliografía sobre el tema se remite, por un lado, a reproducir la historia elaborada por los propios montoneros y, por el otro, a realizar una reconstrucción empírica del recorrido de los miembros de Montoneros previo a su aparición como organización en 1970. Todos los trabajos encuentran en la radicalización del cristianismo el antecedente más cercano de los orígenes de estos militantes, confundiendo el origen político de ellos con el antecedente programático de la organización. Por este motivo, propusimos encontrar los orígenes del programa de liberación nacional defendido por Montoneros en el período 1970-1976, en una de sus vertientes, el MLN. Allí vimos que ambas organizaciones caracterizaban a la Argentina como un país dependiente influenciado por el imperialismo. Esto llevaba a que la burguesía no fuera capaz de llevar adelante el desarrollo nacional. Por este motivo, las tareas pendientes quedaban a cargo de la clase obrera, quien debería dirigir, en alianza con otros sectores sociales, incluidas fracciones de la burguesía nacional, el proceso de liberación nacional. Vimos que si bien Montoneros en un primer momento descartaba esta alianza, rápidamente se rectificó. Consecuente con una posición de revolución por etapas, al proceso de liberación nacional le continuaría un segundo momento en donde las "contradicciones secundarias" es decir, las de clase, pasarían a ser las principales y allí el enfrentamiento sería "burguesía-proletariado". Finalmente, Montoneros avanzó aún más en su propuesta política para reconocer la dirección de Perón de la alianza policlasista y proponer la instauración de un Estado de transición que reconstruyera las bases para comenzar la liberación nacional.
A través del análisis de estas dos organizaciones pudimos avanzar en demostrar que Montoneros llevó adelante un programa reformista de liberación nacional y que este programa se venía construyendo desde décadas anteriores. En este caso, el MLN fue uno de los antecedentes programáticos de la propuesta de liberación nacional, en tanto permitió la peronización de fracciones de la pequeña burguesía antiperonista y su pasaje a organizaciones peronistas, y contribuyó a la formación y difusión del programa adoptado por Montoneros en el período 1970-1976. En este sentido, el programa general del MLN se proponía como una salida de liberación nacional, siendo el propio peronismo su mejor heredero. Este es el camino que lleva a Montoneros.

Notas

1 Nos circunscribimos a este período debido a que el objetivo general de esta investigación es comprender el rol político que tuvo Montoneros en el proceso revolucionario abierto en 1969 con el Cordobazo y finalizado en marzo de 1976 con el golpe militar, y la derrota de esta de la fuerza social revolucionaria que se conformó y enfrentó al Estado en este período.

2 Este análisis forma parte de uno mayor que es desarrollado en la tesis doctoral en Historia anteriormente citada. Allí analizamos las siguientes vertientes que dieron forma al programa de liberación nacional que defendió Montoneros durante todo el período estudiado: una corriente del nacionalismo argentino, el nacionalismo de izquierda que derivara en la denominada "izquierda nacional", representada principalmente por Rodolfo Puiggrós y Abelardo Ramos y el pensamiento de John William Cooke; las posiciones programáticas del Partido Comunista Argentino (PCA); los programas de La Falda, Huerta Grande y de la CGT de los Argentinos; el Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo (MSTM); el Movimiento de Liberación Nacional (MLN-Malena) y el maoísmo. En análisis de todas ellas observamos que sus bases políticas no superan el estadio del reformismo.

3 En este artículo desarrollaremos la primera parte. Para dar cuenta del segundo aspecto se puede ver Pacheco (2013).

4 Entrevista a Roberto Perdía, en el Archivo oral del Ceics, 2011. Realizada por la autora.

5 Roberto Perdía afirma que "en algunos casos había manuales. En otros se trabajaba sobre documentos partidarios y el debate sobre los mismos tomando a autores que ampliaran el panorama [...] Puiggrós, Fanon, Hernández Arregui, por supuesto algunos textos de Perón, Marx" (Entrevista a Roberto Perdía, 2011).

6 Específicamente sobre Cristianismo y Revolución pueden verse los trabajos de Esteban Campos. Allí el autor da cuenta de la adopción de la lucha armada por parte de los militantes de la década del '60 y '70 a partir de elementos emocionales e irracionales.

7 Un análisis completo del MLN puede verse en la tesis de licenciatura en Historia, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires, publicada como libro (Pacheco, 2012).

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