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Revista SAAP

versión On-line ISSN 1853-1970

Revista SAAP vol.8 no.2 Ciudad Autónoma de Buenos Aires dic. 2014

 

RESEÑAS

Una hipótesis rechazada: el rol de los migrantes internos según Gino Germani en los orígenes del peronismo
Darío Cantón y Luis Acosta, con colaboración de Jorge Raúl Jorrat
Hernández Editores, Buenos Aires, 2013, 144 páginas.

 

Olivia Cuq y Facundo Galván

 

En esta obra los autores encaran una tarea inmensa para cualquier investigador del área, nada menos que disputar con Gino Germani al discutir su reconocido argumento sobre los orígenes del peronismo. El desafío de confrontar su tradicional hipótesis, que sostiene que el voto peronista de 1946 estuvo conformado mayoritariamente por migrantes internos de zonas periféricas de mayor atraso en su desarrollo y, además, prácticamente sin experiencia política. La obra, explican sus autores, implicó cinco años y medio de investigación, como así también de intenso análisis de datos y trabajo de archivo (fundamentalmente en la Cámara Nacional Electoral). Con la calidad que caracteriza a estos autores, Cantón, Acosta y Jorrat desafían al gran desarrollador de la sociología argentina cuando postulan que la composición de la primera victoria peronista no se debió exclusivamente al apoyo de los sectores migrantes, ni a los sectores marginales del área metropolitana de Buenos Aires. Esta nueva evidencia se contrapone a uno de los puntos centrales del argumento de Germani. Los autores también realizan un minucioso análisis de datos sociales y económicos disponibles del período mediante los cuales buscan desafiar al argumento de la utilización del peronismo de «masas disponibles».

Para lograrlo, luego de una sentida introducción, estructuran el libro en cuatro secciones: en la primera se desprenden los elementos clave de la investigación, que van desde los postulados originales de Germani hasta su cuestionamiento y posterior refutación. La segunda, en cambio, se enfoca en el desarrollo histórico del comportamiento electoral de aquellos sectores sociales que Germani pone en el foco de su atención. Continúan con una conclusión que invita a reflexionar sobre el uso de los datos disponibles y los análisis, muchas veces errados, que de ellos se desprenden. Justamente por este motivo vale la pena mencionar también el cuarto y último apartado, «la sección D», que se conforma por un apéndice documental, con datos muy interesantes, que permiten al lector cotejar cada una de las aseveraciones del trabajo con gran precisión.

El capitulo A1 revisa los argumentos clásicos que Germani hizo a lo largo de varias publicaciones respecto al comportamiento y características de estos sectores migrantes a los que les atribuye la victoria peronista en las elecciones de 1946 en la Capital Federal y el Conurbano. Así distingue, a raíz de la denominada «crisis del 30», un proceso de industrialización y urbanización que pobló las grandes ciudades mediante un proceso de migración masiva. Estas «grandes masas trasplantadas» presentaban una pertenencia a las capas más pobres de la población, un grado menor de instrucción que el de los residentes urbanos y, a diferencia de ellos, carecían de cualquier tipo de experiencia de participación política, por lo que Germani, retomando el concepto de Aron, las califica de «masas en disponibilidad» que el peronismo habría sabido cooptar. Así es como a partir de su origen, edad, formación y ocupación, en combinación con el contexto previo de escasos espacios políticos donde insertarse, surge la clásica suposición sobre el rol crucial de los migrantes internos.

En la búsqueda de mejorar la forma de medir el efecto real de los migrantes internos en el triunfo peronista de las elecciones presidenciales de 1946, en el capítulo A2 se desarrolla un extenso trabajo de selección y posterior análisis de las muestras seleccionadas aleatoriamente de los inscriptos en los padrones de 1946 de la Capital Federal y su conurbano. El vasto detalle sobre el procedimiento de selección de las muestras deja entrever la rigurosidad metodológica característica de la perspectiva sociológica clásica que el trabajo aporta. Sin lugar a dudas, el escrito constituye un excelente ejemplo sobre cómo llevar adelante una investigación de esta magnitud.

Procediendo con la línea argumentativa, en la sección A3 se analiza la evolución de la distribución geográfica de los migrantes dentro del país, a lo largo de los años, a fin de comprobar que el peso relativo de la Capital Federal, comparado con el que figura en el empadronamiento del resto de las regiones del país, es incuestionablemente mayor. Así, para el año de 1946, este reordenamiento demográfico estableció un escenario, en lo que respecta al porcentaje de trabajadores manuales, según origen, nivel de alfabetismo, edad, etc., que les permite a los autores contar con evidencia empírica suficiente para confrontar con la hipótesis de Germani. Las cifras analizadas arrojan que, en realidad, los migrantes en relación a los no migrantes no presentaban características de obreros manuales como se suponía, ni eran menos alfabetizados y, al mismo tiempo, que la mayoría de los migrantes que vivían en Capital Federal provenían de la propia Provincia de Buenos Aires. Para el caso del Conurbano también queda en claro que aquellos migrantes oriundos de las regiones más atrasadas implican sólo un pequeño porcentaje del total en Capital Federal y el Conurbano. El uso de correlaciones y regresiones entre el voto peronista y variables sociales, políticas y económicas, y la aplicación del método de Garry King, permiten ratificar a lo largo del aparatado A4 las conclusiones arribadas previamente, desafiando una vez más al postulado de Germani sobre el rol que le adjudicó a esos sectores migrantes internos.

En función de robustecer el argumento central del trabajo, los autores dedican el apartado A5 al estudio de la evolución de los inscriptos en los padrones electorales entre 1928 y 1954. Con este punto buscan evidenciar que, inclusive desde el punto de vista electoral, aquellos sectores que a los que Germani asociaba como decisores del voto peronista en 1946, no mostraron un aumento significativo en la inscripción en el padrón electoral sino hasta fines de 1948. Este último dato sugeriría que las migraciones fueron «un efecto» antes que «una causa» de la primera victoria peronista. No es poca la agenda que dejan planteada los autores para futuras investigaciones de los cien-tistas sociales, en especial, para aquellos que se ocupan de indagar sobre ese momento clave de la historia argentina.

En la segunda parte del libro, los autores profundizan la investigación y maximizan el nuevo caudal de información disponible para contrastar el comportamiento electoral de los migrantes del resto del país (en cada elección por separado) a fin de verificar si existen correlaciones con el de los porteños. Para ello analizan la reciprocidad entre ocupación y partido político de preferencia, tipo de inscripción en el padrón y partido político de preferencia y, a su vez, la correlación entre ellos. De este modo descubren que los sectores de trabajadores manuales de la Capital Federal, por nombrar un ejemplo de la década del ‘30, presentan valores positivos, a diferencia de los sectores de más altos ingresos. También afirman que los partidos analizados suelen ser nítidos y antitéticos, y que reparten los resultados en forma dicotómica (ya que varían los partidos año a año). A su vez confirman que los no migrantes conforman siempre la mayoría del electorado mientras que los migrantes presentan correlaciones positivas con los partidos de derecha. Para el caso del Conurbano marcan la salvedad de la victoria unánime del peronismo por lo que las correlaciones no son significativas, no obstante analizan las distintas instancias para poder establecer que el voto peronista de 1946 se correlaciona significativamente con el recibido por el Partido Socialista en los comicios de 1930, 1931 y 1940, mientras que ocurre lo contrario con el voto hacia la Unión Cívica Radical de 1930 y 1931. A la innovación en la comprensión del fenómeno peronista que en su momento encarnó Germani, se contrapone la audacia revisionista de los autores de este trabajo que se presenta como el último gran aporte al estudio del comportamiento electoral argentino contemporáneo. Sin menospreciar los tradicionales aportes del estructuralismo y su clásica noción de marginalidad, Cantón, Acosta y Jorrat proponen, como si fuera poco, una nueva versión sobre la conformación del voto peronista de 1946 y sobre los factores que contribuyeron a su éxito. Los autores, con gran rigurosidad, corren el foco del estructuralismo para atender de una manera más adecuada al contexto político que acompañó la primera victoria peronista, un aspecto relegado en el análisis de Germani.

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