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Revista SAAP

versión On-line ISSN 1853-1970

Revista SAAP vol.11 no.2 Ciudad Autónoma de Buenos Aires dic. 2017

 

La estructura radial del conflicto político: el juego imposible en Argentina (1955-1966)*

The radix structure of political conflict: Argentina's impossible game (1955-1966)

 

JUAN PABLO MICOZZI

ITAM, México juan.micozzi@itam.mx

SEBASTIÁN SAIEGH

University of California, San Diego, Estados Unidos ssaiegh@ucsd.edu

 

Este artículo presenta una representación radial del conflicto político para analizar el juego imposible, la clásica interpretación de la inestabilidad del régimen en Argentina entre 1955 y 1966 de O'Donnell (1973). Evaluamos esta caracterización utilizando las votaciones nominales de la Cámara de Diputados de dicho país entre 1958 y 1966. Los resultados obtenidos a partir del uso de técnicas de escalamiento multidimensional (MDS por sus iniciales en inglés) reflejan una representación radial compuesta por dos facetas interconectadas: (1) la dimensión ideológica (siendo sus elementos «liberal» versus «nacionalista») y (2) actitudes con respecto al peronismo. Estos hallazgos indican que, dada la naturaleza circular -y, por ende, multidimensional- del conflicto político en el período entre 1955 y 1966, no había posibilidad de alcanzar acuerdos políticos estables. En términos substantivos, ello implica que la inestabilidad política no se debió a la imposibilidad de encontrar una única solución al juego imposible, sino más bien por la existencia de múltiples soluciones posibles.

Palabras clave
juego imposible - radex - escalamiento - O’Donnell - votos nominales

Abstract

In this arricie, we examine a two-dimensional, circular model of political conflict. We consider O’DonnellDs (1973) canonical interpretation of regime instability in Argentina between 1955 and 1966, the impossible game, and evalúate such characterization empirically through the analysis of roll cali votes. Multidimensional Scaling (MDS) analysis supports a two-dimensio-nal radex representation composed of two intercorrelated facets: (1) ideological outlook (its elements being «liberal» versus «nationalistic»), and (2) altitudes toward Peronism. The radex structure, resembling a dart board, derives from the combination of a one-dimensional simplex (with radial lines capturing stands on Peronism) and a one-dimensional circumplex (with concentric areles corresponding to ideological outlook). These findings indícate that, because of the circular —and thus multidimensional— nature of political confhct during the 1955-1966 period, stable political outeomes failed to exist.

Keywords
impossible game - radex - scaling - O’Donnell - roll call votes

 

I. Introducción

Estimar las posiciones ideológicas de las elites políticas utilizando votaciones nominales es una práctica frecuentemente usada en ciencia política, no sólo en los estudios sobre el Congreso norteamericano sino también en política comparada. Efectivamente, en años recientes numerosos académicos han estudiado las instituciones legislativas alrededor del mundo, incluyendo la Unión Europea y la Naciones Unidas, utilizando este abordaje. Estos estudios han ayudado a avanzar en el conocimiento del funcionamiento de los distintos sistemas políticos, incluyendo la configuración de coaliciones y el proceso de formación de gobierno, la negociación entre facciones internas e inclusive las expectativas de la estabilidad democrática.

Sin embargo, muchos de estos estudios siguen existiendo a la «sombra» del Congreso norteamericano. En particular, la influencia de los trabajos y la metodología de Poole y Rosenthal (1997) ha proyectado en modo considerable la estructura geométrica del Congreso hacia los estudios de realidades diferentes. Mientras que el continuum liberal-conservador es sumamente eficaz para caracterizar la estructura del conflicto en los Estados Unidos, la política es usualmente más «complicada» (por falta de un mejor término) en otras latitudes. Por ejemplo, la estructura del conflicto en muchos países es entre gobierno y oposición (Jones y Hwang, 2005; Spirling y Mclean, 2007; Zucco, 2009; Alemán y Saiegh, 2012); y/o involucra divisiones multidimensionales (Rosenthal y Voeten, 2004; Hansen y Debud, 2011).

Utilizando la terminología desarrollada por Stokes (1963), consideremos un sistema político donde las divisiones están determinadas tanto por posicionamientos ideológicos como por cuestiones afectivas/ valorativas. En este caso, la estructura del conflicto podría ser analizada a partir de dos componentes: por un lado, uno lineal que incluye las valoraciones positivas y negativas que los actores relevantes le adjudican a un determinado grupo de alternativas, y que puede ser representado por un simplex. Por el otro, uno circular que distingue a dichos actores por su ubicación ideológica con respecto a su posición ideológica en determinados temas. En este tipo de estructura, definida como circumplex, las posiciones políticas de los actores relevantes se ubican alrededor de una estructura circular. La representación más simple de un escenario político con este conjunto de características está dada por una estructura radial bidimensional (Guttman, 1954). Las coordenadas naturales son polares, correspondiéndose a la distancia desde el centro en función de la intensidad del desacuerdo con respecto a las valoraciones afectivas, y la posición angular alrededor del perímetro, respecto de las diferencias concernientes a las posiciones ideológicas (Shepard, 1978).

Para demostrar la utilidad del modelo radial para comprender la política, utilizamos la conocida interpretación de O'Donnell (1973) sobre la inestabilidad de régimen en Argentina entre 1955 y 1966. De acuerdo con su argumento, la política del país giró en torno al conflicto entre peronismo y antiperonismo; pero, si bien las diferencias políticas se movían primordialmente siguiendo esta dicotomía, la división reflejaba también «evaluaciones afectivas» de Juan Domingo Perón. Tras el golpe militar que destituyo a Perón en 1955, la dinámica política resultante se caracterizó por el hecho de que tanto actores peronistas como antiperonistas desconocieran la legitimidad del polo opuesto. Más aún, entre 1955 y 1966, de acuerdo con O'Donnell, cada sector podía vetar el proyecto del otro grupo, pero sin poder avanzar por su propia cuenta en su propio proyecto. En su libro Modernización y autoritarismo, O'Donnell presenta un modelo de la política argentina basado en la teoría de los juegos y concluye que la democracia partidaria se equiparaba a un «juego imposible». Desde ya, ya contribución de O'Donnell ha sido fundamental para entender la política argentina. Sin embargo, no se caracteriza por proveer una correspondencia entre su propuesta conceptual y la estructura empírica del conflicto político en esa época. Por el contrario, el autor se apoya, literalmente, en «una aproximación intuitiva y no una medida precisa» del clivaje peronismo vs. antiperonismo para caracterizar su modelo (O'Donnell, 1973, p. 171).

La contribución teórica y empírica de este trabajo consiste en evaluar el juego imposible a través del análisis de las votaciones nominales durante el período de democracia condicionada (1958-1962, 1963-1966). El análisis del escalamiento multidimensional (MDS por sus iniciales en inglés) permite reconstruir una representación radial, donde el mapa espacial se asemeja a un tablero de dardos compuesto por una serie de círculos concéntricos (circumplexes) y radiales (simplexes) que sitúan a los puntos ideales de los legisladores con una menor densidad en el centro y una intensidad creciente hacia los márgenes.

La interpretación substantiva del mapa espacial recuperado confirma la pertinencia de la representación radial. La faceta polar corta el espacio en subespacios que se corresponden con la intensidad afectiva asociada al peronismo. La segmentación modular se corresponde con la naturaleza de las divisiones ideológicas de Argentina en ese tiempo (liberal vs. nacionalista). A su vez, la ubicación de los puntos ideales a lo largo de la faceta polar indica que, a pesar de la existencia de individuos con una mirada relativamente neutral acerca del peronismo, la mayoría de los legisladores tenían miradas más intensas y distantes. La faceta modular, por su parte, revela que la gama completa de las posiciones ideológicas se encontraba representada en el Congreso argentino. Al tomar ambas divisiones en cuenta se vislumbra que los principales líderes políticos en Argentina entre 1955 y 1966 pueden ubicarse en la periferia de un círculo en el siguiente orden: Frondizi (0°), Alsogaray (45°), Aramburu (90°), Balbín (135°), Illia (180°), Cantoni (225°), Perón (270°) y Serú García (315°).

Este artículo provee las siguientes contribuciones. Por un lado, ofrece un aporte metodológico al utilizar una representación circular que, si bien posee una larga historia en la literatura psicométrica (i.e. el radex de Guttman y la clásica aplicación de la estructura circular de colores), ha sido generalmente ignorada en la ciencia política. Nuestros hallazgos demuestran que ciertas situaciones políticas pueden ser caracterizadas mejor a través de una representación geométrica donde se concatenan dos estructuras elementales, la lineal y la radial. En este sentido, los resultados destacan la relevancia de las proposiciones teóricas para la interpretación de los datos en ciencias sociales. Tal como señala Poole (2005), la asociación entre las técnicas de escalamiento multidimensional y la teoría de la elección social es extremadamente fructífera para la puesta a prueba de numerosas hipótesis. En este caso, nos permite analizar empíricamente las implicancias que los patrones de preferencias intransitivas reveladas por el mapa espacial tienen para la estabilidad de un régimen democrático.

Este último punto nos lleva a la segunda contribución de este artículo. En base a las condiciones de Plott (1967) para la existencia de un equilibrio en votaciones con reglas mayoritarias, nuestros hallazgos indican que O'Donnell estaba en lo cierto cuando estableció la existencia de un juego imposible. Sin embargo, todo indica que la inestabilidad no se debió a las razones que él sostuvo. Por el contrario, la razón por la cual no fue posible hallar una solución estable entre 1955 y 1966 fue por la estructura circular y por ende multidimensional de la naturaleza del conflicto político. Irónicamente, entonces, la inestabilidad no se debió a la imposibilidad de encontrar una única salida, sino por la existencia de múltiples salidas posibles. En términos más generales, a través de la identificación de las múltiples coaliciones posibles (las formadas en apoyo a las cúpulas militares y las que se podrían haber formado en apoyo a la continuidad del régimen democrático), nuestro análisis provee un aporte interesante a la literatura sobre el quiebre de las democracias.

El resto del artículo está organizado de la siguiente manera. En la sección 2 presentamos el modelo circular de conflicto político. En la sección 3 reexaminamos el juego imposible en Argentina. En la sección 4 presentamos nuestros principales hallazgos. Presentamos nuestras conclusiones en la sección final.

II. El modelo radial de conflicto político

El concepto de radex se refiere a una estructura de covarianza introducida por Louis Guttman en 1954 que resulta de la concatenación de dos estructuras más elementales: el simplex y el circumplex. La representación geométrica del simplex, una línea recta, es bastante familiar y ha sido utilizada con frecuencia por los cientistas políticos en análisis unidimensionales. Por su parte, el término «circumplex» se refiere a una estructura en la que los ítems se ubican de manera circular, de forma similar a un simplex cuyos extremos fueron unidos y donde los ítems ubicados en los polos pierden su estatus extremo al acercarse el uno al otro. De esta manera, esta representación resulta ideal para estudiar países donde la política «normal» puede tomar formar peculiares, como ser, por ejemplo, casos en los que extremistas de izquierda y de derecha se alían para derrotar al centro (Rosenthal y Voeten, 2004).

Una estructura circular es intrínsecamente una configuración unidimensional introducida en un espacio bidimensional (Weisberg, 1974). Sin embargo, como notan Frabrigar et al. (2007), dicha representación conlleva muchas más especificidades que simplemente proponer la existencia de dos dimensiones. En primer lugar, lo que distingue una representación circumplex de otras representaciones bidimensionales es que la relación entre las personas puede ser descripta a partir del ordenamiento de sus posiciones a lo largo de la circunferencia de un círculo. En segundo lugar, una representación circular hace que las posiciones de las personas no se sitúen necesariamente de modo ordenado sobre los ejes. Por el contrario, prevé que algunos de ellos se ubicaran entre los dos ejes que separan el espacio bidimensional del cirumplex (Purcell, 1982; Larsen y Diener, 1992). Finalmente, el uso de un modelo circumplex implica también que un valor muy alto o muy bajo en una de las dimensiones conlleve un valor moderado en la otra dimensión (Larsen y Diener, 1992; Fabrigar et al., 2007).

Considérese una situación en la que la ubicación de un individuo en cuestiones ideológicas (o de política pública) está correlacionada en forma positiva con aquellas personas que se encuentran cercanas en la circunferencia del círculo; no posee correlación con las personas ubicadas en el siguiente cuadrante del circulo (90°); y está negativamente correlacionada con quienes se hallan en el lado directamente opuesto del círculo. Para mayor claridad, véase la Figura 1, donde se muestra una hipotética representación circumplex de ocho votantes (Fabrigar et al., 2007). Tomando al votante V1 como referencia, éste debería tener una asociación más fuerte y positiva con V2 que con V3. La fuerza de la asociación con V1 debería incrementarse a medida que uno se mueve en sentido de antihorario hacia V4. Sin embargo, los votantes ubicados en este cuadrante del círculo deberían asociarse negativamente con V1. A su vez, la asociación negativa debería ser más fuerte entre V1 y V5. La naturaleza de la relación entre los votantes debería ser similar en la «mitad inferior» del círculo: los votantes ubicados entre 180° y 270° deberían tener asociaciones negativas decrecientes. La asociación entre V1 y V7 debería ser la más débil en este punto. Si nos movemos hacia V1, las asociaciones con este votante deberían tornarse positivas y su magnitud debería aumentar a medida que uno se aproxima a los 360° (Fabrigar et al., 2007).

Figura 1
Representación circumplex hipotética para ocho votantes

Fuente: elaboración propia en base a Fabrigar et al. (2007).

Supongamos ahora que los votantes de nuestro ejemplo tienen también visiones opuestas con respecto a valoraciones afectivas. Como señala Stokes (1963), la valoración afectiva hace referencia a un juicio de sobre aquellos aspectos positivos o negativos de un líder (o partido) político, que no pueden atribuirse necesariamente a las posiciones ideológicas de estos referentes. La estructura del conflicto, en este caso, suma un componente lineal al factor circular existente, el cual captura la valoración positiva y negativa del votante hacia el partido o líder. Por ende, a partir de ahora, cada votante se caracteriza por ser un elemento tanto de la estructura simplex como de la estructura circumplex. En la representación geométrica de dicha estructura, llamada expansión radial, los circumplexes son representados por círculos y los simplexes por los radios de dichos círculos. La ubicación de cada votante se encuentra determinada por dos factores: su perspectiva ideológica y sus valoraciones afectivas. La ubicación ideológica del votante determina el ángulo de su ubicación en cualquiera de los círculos concéntricos. La intensidad del afecto asociado a ciertos lideres/partidos políticos determina la distancia con respecto al centro cuanto mayor sea la intensidad, mayor será la distancia al centro.

Basándonos en un espacio configurado con estas características, ¿qué se podría esperar en términos de compromisos políticos? A partir del trabajo publicado por Davis, Hinich y Ordeshook (1970), el modelo espacial de votación se transformó en el estándar para trabajos teóricos y empíricos sobre mecanismos de elección colectiva. El abordaje más simple y usual asume que las preferencias se encuentran restringidas a una representación donde existe un único ganador de Condorcet. En ese contexto, la regla de mayoría es robusta ante distintas manipulaciones de coaliciones de votantes.

Sin embargo, en un espacio multidimensional como el analizado en este trabajo, siempre es posible encontrar una secuencia de victorias mayoritarias que llevan de un resultado a otro (McKelvey, 1979). A pesar de las consecuencias desequilibrantes de la multidimensionalidad en el espacio decisional, es posible arribar a un resultado estable bajo determinadas circunstancias especiales. Consideremos la situación hipotética planteada en la Figura 2a. En este ejemplo, cinco votantes cualesquiera V1 y V9 son necesarios para formar una mayoría. Nótese que la ubicación de los votantes entre V1 y V8 se encuentra simétricamente desplegada alrededor de V9. Por lo tanto, ninguna alternativa le puede ganar al conjunto de políticas preferidas por V9.

Sin embargo, resulta difícil en la práctica encontrar la configuración de preferencias presentada en la Figura 2. Más aún, cualquier pequeña desviación de la simetría radial destruiría el equilibrio (Plott, 1967; McKelvey y Schofield, 1987; Saari, 1997; Austen- Smith y Banks, 1999). La Figura 2b ilustra este problema, donde V1 cambió levemente su posición hacia la de V2. Este pequeño movimiento puede generar el apoyo de los votantes V1, V2, V3, V4 y V5 para introducir una propuesta distinta de la preferida por V9. También induciría una situación en la que cada punto del espacio puede ser vetado por otro con un voto de mayoría.

 

Figura 2
Distribución hipotética de las preferencias de nueve votantes

Fuente: elaboración propia.

III. El juego imposible en Argentina (1955-1966)

Juan Domingo Perón asumió la presidencia en abril de 1946 y se mantuvo en el poder hasta que fue depuesto por un golpe militar en septiembre de 1955. Uno de los principales legados que dejo su mandato fue la división entre peronistas y antiperonistas. Sus reformas prolaborales y su estilo confrontativo hicieron que Perón consiguiera un fuerte apoyo entre los trabajadores, pero una fuerte oposición por parte de las elites tradicionales y de la clase media. Para los peronistas, el período entre 1946 y 1955 representaba el triunfo de la gente común sobre la oligarquía. Para los antiperonistas, Perón era un líder demagógico que había construido un régimen totalitario apelando a crédulos e ignorantes (McGuire, 1997). Por ende, las diferencias políticas más profundas descansaban sobre esta división. Sin embargo, como James (1988) resalta, el conflicto no estaba basado en una diferencia de clases. Dada la superposición de antagonismos culturales, políticos y económicos, la división reflejaba también valoraciones afectivas hacia Perón y su esposa, Eva Duarte.

Las décadas que procedieron al golpe a Perón estuvieron marcadas por severos conflictos en base a su legado. Las Fuerzas Armadas consideraron el golpe de 1955, denominado Revolución Libertadora, como un paso necesario para la democratización del país. Esta opinión era compartida por la mayoría de los políticos antiperonistas, que consideraban al peronismo como la antítesis de la democracia y la libertad. De este modo, la aceptación del peronismo como un contrincante legítimo dentro de un contexto electoral plural, se convirtió en un asunto muy controvertido. Por un lado, como señala Potash (1980), estaban quienes querían desmantelar al aparto político peronista, reducir el poder de los sindicatos y reconstruir la vida política argentina sobre la base de partidos antiperonistas. Del otro lado, había grupos que esperaban atraer el apoyo de Perón manteniendo la estructura del partido peronista y negociando con los líderes sindicales. Ambos grupos, sin embargo, tuvieron que enfrentarse con una característica distintiva del peronismo durante el período 1955-1966: la resistencia de una masa de votantes argentinos que se mantenían leales a Perón y que, pese a los esfuerzos por redirigirla, respondían a sus directivas. Este era, parafraseando a John William Cooke, el hecho maldito de la sociedad argentina. Luego de 1955, cada intento por «democratizar» el país involucraba una cuestión de carácter emocional: las restricciones electorales impuestas al peronismo.

En su libro Modernización y autoritarismo, O'Donnell presenta un modelo de teoría de los juegos para analizar la Argentina de este tiempo. Los jugadores incluyen actores prohibidos (Perón y el peronismo), actores tolerados (otros partidos políticos) y los militares (jugador de veto). Con respecto a sus preferencias, O'Donnell señala que ellas pueden ser representadas en forma unidimensional por un patrón bimodal que refleja la polarización entre peronistas y antiperonistas. Dicha representación se ve reflejada en la Figura 3.

Figura 3
Representación figurativa de la distribución de opiniones políticas (peronista vs. antiperonista) en Argentina: 1955-1966

Fuente: O'Donnell (1973, p. 169).

 

Las reglas electorales de la época estipulaban que el partido que lograra una pluralidad de sufragios accedería a la presidencia del país. Por ende, la Figura 3 muestra que, en caso de que todas las fuerzas antiperonistas se mantuviesen unidas, bien podrían vencer a los seguidores del peronismo. Sin embargo, algunos partidos antiperonistas podrían verse también tentados a capturar el voto peronista mostrando su apoyo a las centrales sindicales y reincorporándolos a la vida política del país. El problema de esta apertura sería que una vez que los peronistas ganaran mayor libertad de acción política, competirían, tomarían ventaja y superarían a sus aliados. En este punto, los militares deberían intervenir para establecer, una vez más, la exclusión del peronismo. De esta manera, O'Donnell concluye que el ciclo cívico-militar se sucedería sin pausa.

Sin perjuicio de reconocer la importancia fundamental de la caracterización hecha por O'Donnell, pueden apreciarse ciertas cuestiones problemáticas en su perspectiva. En primer lugar, el libro no presenta una correspondencia precisa entre su propuesta conceptual y la estructura empírica del conflicto político en Argentina durante el período 1955-1966. Por el contrario, tal cual el autor explicita, su visión se basa en una «intuición aproximada y no una medida precisa» del clivaje peronismo vs. antiperonismo (O'Donnell, 1973, p. 171). En segundo lugar, su modelo no captura de manera completa que las estrategias, tanto del grupo pro-como del antiperonista, han de depender de los balances de poder y del contexto.

Del lado peronista, las consideraciones estratégicas de los diversos actores conspiraban contra la adopción de una estrategia unificada. Pese a estar en el exilio, Perón se mantuvo como el actor principal de este polo; no obstante, otros jugadores del movimiento peronista cayeron en la tentación de intentar capitalizar el escenario para sí mismos, convirtiéndose en el componente popular de una nueva coalición («peronismo sin Perón»). Esta maniobra no suena tan descabellada para un partido donde los sindicatos fueron la fuente primaria de la supervivencia de la organización y el semillero de líderes políticos, especialmente considerando el clima de incertidumbre acerca del desarrollo del juego, el régimen, y de las estrategias personales de Perón1.

Entre los antiperonistas, la fragmentación partidaria reflejaba una variedad de estrategias, preferencias e ideas. Ideológicamente, dos corrientes principales encarnaban las divisiones políticas en Argentina: el liberalismo y el nacionalismo. La palabra liberal, como señala Potash (1996, p. 210), fue un término generalmente aplicado a «.individuos más o menos conservadores que privilegiaban la estabilidad monetaria, lo privado sobre lo público, y tenía fuertes vínculos con los intereses económicos internacionales.» Por el otro lado, los nacionalistas «apoyaban políticas económicas que brindaban un rol significativo a los controles por parte del Estado y las empresas públicas, y que apuntaban a reducir la dependencia argentina con respecto a las fuerzas económicas internacionales.» (Potash, 1996, p. 210).

Como señala O'Donnell (1988), el peronismo era un «movimiento amorfo creado sobre el liderazgo de Perón, los sindicatos, el intermitente partido peronista, y el sector popular» (p. 46); y la tentación de free rider se cristalizaron en 1965, cuando «el voto peronista se dividió en dos ramas, una apoyada por los lideres sindicalistas y otra por Perón» (p. 50).

Dadas estas diferencias ideológicas y estratégicas, el polo antiperonista encontraba varias dificultades para mantenerse unido, hecho reflejado en la división del partido radical en la década de 1950. Los radicales tradicionales, denominados del Pueblo (UCRP), representaban la posición más recalcitrante con respecto al peronismo, eran económicamente más nacionalistas y tenían vínculos más cercanos con las facciones antiperonistas de las Fuerzas Armadas (O'Donnell 1973). Muchos miembros del partido, sin embargo, eran antiperonistas pero con una mirada más liberal. La facción rival de la UCRP se convirtió en un nuevo partido, el de los radicales intransigentes (UCRI). Este partido tenía una mirada más moderada sobre el peronismo, así como una mirada más liberal cercana a las preferencias del grupo profesional de las Fuerzas Armadas. Sin embargo, con el paso del tiempo, las divisiones internas y el desarrollo de facciones (o nuevos partidos como el Partido Intransigente) se transformaron en la norma dentro de la UCRI, cuya heterogeneidad incluía a neomarxistas, desarrollistas y conservadores tradicionales (Szusterman, 1995, pp. 138-42).

En paralelo, ningún observador (incluido O'Donnell) podría afirmar que los militares eran un actor homogéneo, especialmente tomando en cuenta la división explicita entre los Azules, legalistas, y los Colorados, recalcitrantemente antiperonistas. O'Donnell (1988) resalta la profunda y fuerte división entre facciones militares, describiendo la coexistencia de grupos extremadamente disímiles dentro del ala legalista: paternalistas (filofascistas, conservadores y religiosos, despolitizados y vinculados con las oligarquías provinciales), nacionalistas (opositores del liberalismo y el comunismo, de las políticas del libre mercado, políticamente ambiciosos, esperando liderar masas) y liberales (autodenominados demócratas, procapitalismo, impulsores de la apertura económica y las compañías transnacionales, cercanos a economistas e intelectuales). Dada la heterogeneidad de proyectos políticos y económicos de cada sector, pequeños cambios dentro del balance de poder de la institución podían llegar a afectar al juego político en su totalidad, incluidas las soluciones tolerables. Por lo tanto, la heterogeneidad aumenta el número posible de juegos, multiplica los resultados teóricos y complejiza de manera significativa el modelo.

El reconocimiento de múltiples intereses dentro de ambos polos revela que existen problemas adicionales en la formulación propuesta por O'Donnell. En primer lugar, es insostenible la suposición de una estructura de preferencias bimodal. En efecto, la evidencia histórica muestra que muchos actores contactaron explícitamente a Perón. Por ejemplo, el acuerdo entre Perón y Frondizi garantizó la victoria de este último en las elecciones presidenciales de 1958 y hubo también un intento frustrado de formar un frente entre estos dos grupos para las elecciones de 1963. A su vez, las facciones militares tendían a reforzar o rechazar las diferentes salidas (democráticas o no), sumando un jugador de veto, pero también un potencial vínculo entre sectores disimiles. Esto nos lleva a nuestra tercera objeción, centrada en la pretendida unidimensionalidad del juego político. Dada la existencia de múltiples grupos y facciones con intereses disimiles, no hay razones para suponer que todo conflicto debía recaer en la simple división peronismo-antiperonismo.

I V. Análisis empírico

Tal cual se desprende de la sección anterior, la caracterización de O'Donnell sobre el juego imposible deja en claro que se pueden reconocer dos clivajes diferentes en Argentina entre 1955 y 1966. Por un lado, la cuestión del peronismo. Por el otro, la división entre nacionalismo y liberalismo. Para integrar nuestra interpretación del trabajo de O'Donnell con las ideas introducidas en la sección 2, resulta útil plasmar sus conceptos como espacios físicos que poseen una representación geométrica.

La analogía del concepto-espacio puede formalizarse con la ayuda de la teoría de las facetas. El procedimiento utilizado generalmente es el siguiente: 1) formulación de un marco conceptual para identificar el universo de las observaciones, 2) elaboración de una estructura empírica para clasificar las observaciones y 3) generación de hipótesis que vinculen el sistema teórico conceptual y la estructura empírica propuesta. El paso clave resulta de definir «facetas» que describan el problema conceptual. Estas facetas se representan luego en un espacio cartesiano. Sus características conceptuales establecen su ubicación en el espacio (Borg y Groenen, 2005; Hornik et al., 2009).

De este modo, definimos primero las facetas o componentes del juego imposible basados en la conceptualización de O'Donnell ya discutida. Luego, establecemos la relación entre estas facetas usando la siguiente regla de asignación, que contiene dos facetas: la perspectiva ideológica general y las actitudes hacia el peronismo («¿le gusta el peronismo?» (Afectiva), «¿usted sabe cómo integrar al peronismo?» (Cognitiva), «¿cómo implementaría dicho plan?» (Instrumental): cada actor relevante del juego imposible, además de ser (liberal/nacionalista) posee una definida mirada (afectiva/cognitiva/instrumental) acerca del peronismo, que afecta su predisposición a (apoyar/oponerse a) su integración dentro del proceso político.

Las reglas de asignación, definidas de esta manera, son útiles cuando se necesita moldear ideas abstractas y analíticas en conceptos más convenientes para una observación empírica (Shye, 1989)2. Por ello, apelamos a nuestra regla de asignación para caracterizar la estructura del conflicto político en Argentina a través de un análisis de las votaciones nominales.

Para testear empíricamente nuestras proposiciones, construimos una base de datos que incluye todas las votaciones nominales registradas en la Cámara de Diputados de Argentina durante las presidencias de Frondizi e Illia. En ambos casos, los mandatos legislativos (así como los ejecutivos) fueron interrumpidos por golpes militares, limitando nuestra muestra a cuatro mandatos de dos años (1958-1960, 1960-64, 1963-65, 1965-69). Obtuvimos las votaciones nominales usando el Diario de Sesiones de la Cámara de Diputados. Tal cual muestra la Tabla 1, las 129 votaciones nominales que se registraron en estos cuatro períodos se encuentran razonablemente balanceadas entre ellos. A su vez, muy pocos votos fueron decididos en forma unánime3. Únicamente ocho votaciones del total tuvieron un muy bajo nivel de disidencia.

Para los lectores que buscan profundizar sobre esta perspectiva, recomendamos leer los trabajos de Borg y Shye (1995); Canter (1985); Shye et al. (1994); Shye (1998, 2004); y Foster et al. (2006).

Por convención empírica y técnica, aquellos votos donde no hay una disidencia superior al 5 por ciento, suelen ser descartados por su bajo nivel de discriminación. Ver Poole (2005) para más detalles.

 

Tabla 1
Descripción de las votaciones nominales

Periodo

N

Casiunánimes

% Ausencias estratégicas

Unánimes (recodificadas)

1958-1959

30

4

16

0

1960-1961

36

0

14

0

1963-1964

31

3

13

1

1965-1966

32

1

18

1

Fuente: elaboración propia.

No obstante, tal cual fue establecido por Jones (2002) y Jones y Hwang (2005) y discutido por Rosas y Shomer (2008), las abstenciones y ausencias estratégicas pueden considerarse como eventos no aleatorios que ocurren de manera frecuente en el Congreso argentino. Tras un cuidadoso análisis, reconocimos una importante cantidad de abstenciones en legisladores que figuran como presentes en la Cámara. La tercera columna de la Tabla 1 revela que las ausencias estratégicas aglutinan entre un 13 y 18 por ciento de las decisiones individuales tomadas en cada período. Tomando lo propuesto por Jones y Hwang (2005), cada vez que un legislador se encuentra presente en la Cámara y decide ausentarse en forma estratégica, codificamos esta situación como contraria a la posición de la mayoría del bloque. En los casos en que el total de legisladores de un partido decide abandonar sus asientos, los codificamos como votos opuestos a la decisión más frecuente del partido mayo-ritario. Esta estrategia no sólo nos permite mejorar el proceso de identificación, sino que contribuye a recuperar votos que estaban por fuera del margen del 5 por ciento de disidencias.

Para poder transformar los conceptos teóricos que presentamos previamente en entidades físicas, necesitamos de un procedimiento de análisis de datos adecuado (Shy et al., 1994). Para tal fin, analizamos las votaciones nominales utilizando optimal classification (OC), una técnica de escalamiento no paramétrico de decisiones binarias (Poole, 2005). OC produce una representación geométrica de las ubicaciones de los legisladores que permite maximizar la clasificación correcta de sus decisiones. La principal ventaja de este método es que no se hace suposiciones acerca de la forma paramétrica que toman las preferencias reales de los legisladores, más allá de que son simétricas y tienen sólo un pico (Rosenthal y Voeten, 2004; Poole, 2005). La solución que se desprende de OC aplicada a las votaciones nominales comprende dos conjuntos de parámetros. El primero es el conjunto de posiciones ideales de los legisladores. En segundo lugar, asociada con cada votación nominal existe una línea que divide al espacio en dos mitades. Se espera que los legisladores cuyas posiciones ideales se ubican de un lado o del otro de esta línea voten en forma diferente.

A diferencia de las representaciones simplex, las votaciones nominales en una estructura circumplex no se limitan a una única dimensión (liberal/conservadora). Consideremos cuatro ítems denominados A, B, C y D. Estos ítems pueden agruparse en una estructura circumplex de tres maneras: ABCD, ABDC y ACBD4. Por ende, para determinar la polaridad de las votaciones nominales, primero examinamos los vectores propios obtenidos de la matriz de correlaciones de las votaciones nominales. Posteriormente, utilizamos estas coordenadas para identificar a los legisladores con posiciones extremas dentro de cada dimensión.

Como paso final, analizamos los cuatro períodos legislativos en su conjunto, aprovechando la naturaleza escalonada de los mandatos en la Cámara de Diputados. En cada período legislativo, merced a la renovación parcial por mitades, al menos un 50 por ciento de los diputados se superpone con legisladores que vienen de un mandato diferente. Nuestra muestra de 418 diputados incluye a 31 legisladores que ejercieron el cargo a lo largo de todo el período analizado (incluidos 22 legisladores que completaron sus mandatos entre 1958-1962 y 1963-1967). Gracias a ello, combinamos las matrices de votaciones nominales de los legisladores de todos los mandatos para estimar un mapa común (Poole, 2005; Schor, Berry y McCarty, 2010; Shor y McCarty, 2012). Esencialmente, este mapa nos da la posibilidad de ubicar la posición de cada actor con respecto a los diputados peronistas y neoperonistas que sólo obtuvieron representación luego de 1962.

I V. 1 Resultados empíricos

El análisis de escalamiento multidimensional sugiere que una disposición radial de los datos constituye una buena representación: el espacio se asemeja a un tablero de dardos compuesto por una serie de círculos concéntricos y los radios de dichos círculos. Dicha estructura valida nuestras principales suposiciones teóricas. En primer lugar, la unidimensionalidad, como fue originalmente tratada por O'Donnell, parece ser más una intuición que un hecho demostrado. Por el contrario, es posible reconocer al menos dos dimensiones (que identificamos teóricamente) que han dividido el espacio político en el período estudiado. En segundo lugar, encontramos que no había una bimodalidad del lado de las elites, sino que existían múltiples actores individuales y colectivos dispersos a lo largo del espacio político. En tercer lugar, como O'Donnell sostenía, el centro parece estar vacío, pero esta no parece ser la razón subyacente de la inestabilidad. Nuestro cuarto hallazgo refleja la clave explicativa de dicha inestabilidad: la estructura multidimensional y radial de dichos congresos.

Una de las principales características estructurales de un espacio conceptual es su dimensionalidad. La Figura 4a muestra los valores propios (normalizados) de la matriz de correlaciones de las votaciones nominales para el período de 1958 a 1966. Los valores propios no cambian en forma sustantiva del tercer al décimo valor. Esto es un claro indicador de que los datos poseen dos dimensiones (Poole, 2005). Otra manera de evaluar la pertinencia de nuestro modelo es focalizarnos en la eficacia de la clasificación usando la medida del APRE (agreggate proportional reduction in error) de las votaciones (Poole y Rosenthal, 1997). El APRE del modelo unidimensional y bidimensional indica que es preferible una configuración multidimensional: mientras la primera dimensión clasifica correctamente un 84 por ciento de los votos, la segunda mejora la clasificación a un 92 por ciento.

Otra característica importante del espacio conceptual es su estructura topológica. Su configuración indica que los puntos ideales de los legisladores son elementos propios de una estructura circumplex y una estructura simplex, con una densidad menor en el centro, pero creciente en los márgenes. En un esquema de dos dimensiones, una configuración mínima suele ordenar las posiciones en un grupo de círculos concéntricos. Por ende, es necesario demostrar que la forma circular no es meramente un artefacto técnico de la aplicación del análisis de escalamiento multidimensional. El problema de la indiferenciación, un indicador de que los datos no poseen una estructura definida, surge cuando datos diferentes se agrupan alrededor de una constante positiva. Este agrupamiento se diagnostica fácilmente con un histograma de distancias. Cuanto más se acerque el histograma a un valor distinto de cero, mayor será la cantidad de datos afectados por la indiferenciación (Buja et. al., 1994; Buja y Swayne, 2001; Bezembindera y Jeurissen, 2003).

 

Figura 4
Resultados principales: diagnósticos

Fuente: elaboración propia.

La Figura 4b muestra un histograma de distancias creado a partir de la matriz de correlaciones de las votaciones nominales. Tal como puede observarse, el histograma es prácticamente plano y, por ende, las distancias no se agrupan alrededor de una constante positiva. La única evidencia de agrupamiento es una consecuencia mecánica de cómo se establecieron las correlaciones de las votaciones de legisladores que no participaron del mismo periodo legislativo. Dado que combinamos cuatro períodos legislativos, muchos legisladores no tuvieron la oportunidad de votar en el mismo periodo, y por lo tanto sus votaciones no están correlacionadas. Para estos casos, siguiendo a Poole (2005), asumimos que dichas votaciones exhiben una correlación de 0.5. Una vez que esta correlación se transforma en distancia (elevando dicha correlación al cuadrado), se genera el pico de observaciones alrededor de 0.25. En forma complementaria, evaluamos el problema de indiferenciación con un histograma de distancias para los legisladores que compartieron el mismo período legislativo (1963-1966). Dado que los resultados son prácticamente idénticos, concluimos que podemos descartar que la solución obtenida sea meramente el resultado de utilizar el método de escalamiento multidimensional sobre una estructura de datos nula5.

Una última preocupación pasa por develar en qué medida las posiciones ideales se ordenan de manera circular a causa de un patrón de doble herradura. Ello a veces es consecuencia de que los análisis de escalamiento multidimensional representan las posiciones en el espacio recuperado con curvas cuadráticas. Por ejemplo, en los estudios de Diaconis et al. (2008) y De Leeuw y Mair (2009), donde se aplica el análisis de escalamiento multidimensional a votaciones nominales de la Cámara de Diputados y el Senado estadounidense, se llega a una solución multidimensional de dos herraduras separadas (una por los demócratas y otra por los republicanos). De esta manera, si nuestros datos se agrupan en dos herraduras y sus cuatro extremos se conectan, el patrón circular resultante podría estar ocultando una estructura de dos dimensiones mucho más simple.

A diferencia de Diacons et al. (2008), y de De Leeuw y Mair (2009), quienes sólo utilizan las coordenadas obtenidas de la matriz de correlaciones de las votaciones nominales, en nuestro caso, la posición de los legisladores en el espacio recuperado surge del análisis de OC que maximiza la clasificación de las votaciones. Por lo tanto, también podemos explorar la información proporcionada por los ángulos de las líneas que separan el plano para cada una de las votaciones. Tal como sugieren Poole y Rosenthal (1997), las líneas que separan a los legisladores en dos grupos con respecto a la primera dimensión se sitúan en un ángulo de 90° en relación al eje horizontal del espacio (separación «vertical»). En contraste, los votos que involucran a la segunda dimensión tienen ángulos de 0° (o equivalentes a 180°). La Figura 4d muestra el histograma de los ángulos formados con las líneas que separan el plano. Resulta evidente del grafico que las líneas no se agrupan entre los 35° y 55° (125°-145°) con respecto al eje horizontal, tal cual se esperaría en un patrón de doble herradura. Por el contrario, la distribución de ángulos se encuentra dispersa y la moda se puede ubicar en la barra 80, donde los ángulos varían entre 80° y 90°.

Por último, podría argumentarse que la distribución de frecuencias de los ángulos de las líneas que separan el plano indica que estamos frente a un espacio unidimensional, y que la forma de herradura necesaria para reflejar la variación puramente aleatoria fuerza la configuración hacia la forma circular que posee. Sin embargo, tanto los diagnósticos sobre la dimensionalidad del espacio como el histograma de distancias (Figuras 3a-3b) le quitan validez a este argumento. De modo que, tomando en cuenta toda la evidencia presentada, estamos en posición de rechazar la idea de que la solución obtenida refleja meramente la existencia de dos herraduras contiguas.

I V. 2 Interpretación

Hasta el momento, hemos discutido las dimensiones y la estructura topológica de los datos. Una característica estructural más específica del espacio conceptual es aquella que se refiere a los subconjuntos de sus elementos. La división del espacio en regiones indica que los partidos y grupos parlamentarios eran una fuente de cohesión/unidad para los legisladores en Argentina. Por otro lado, encontramos una dispersión significativa en las posiciones ideales de los legisladores, tanto dentro del sector polar como dentro del modular. Esto es así para los contingentes radicales más grandes del período, los Intransigentes y los del Pueblo. A pesar de su sentimiento antiperonista, muchos de los legisladores de la UCRI y UCRP se encuentran más cercanos ideológicamente a los Peronistas, en comparación con el resto de los partidos.

La Figura 5 presenta el mapa espacial obtenido a partir del análisis de optimal classification. La «R» representa a los radicales de la UCRP; la «I» hace referencia a los radicales de la UCRI; la «P» a los peronistas; y la «U» a los miembros de Udelpa. La «C» es usada para rotular a los legisladores de partidos de centro/conservadores; la «d» para los Demócrata-cristianos; la «D» para los Demócrata-progresistas (PDP); la «S» para los miembros del Partido Socialista Argentino (PSA); y la «s» para los Socialistas Democráticos (PSD). Por razones interpretativas, incluimos en el grafico algunas líneas que separan el plano que consideramos significativas.

Figura 5
Argentina, 1958-1966: representación radial

Fuente: elaboración propia.

La estructura radial de la solución obtenida es evidente. La faceta polar corta al espacio en regiones que corresponden a las posiciones de los legisladores con respecto al peronismo. Los legisladores ubicados cerca de los márgenes del círculo son proclives a tener visiones menos intensas (positivas o negativas) acerca del peronismo, mientras que los cercanos al origen reflejan todo lo contario. Tomando en cuenta la faceta modular, los principales partidos se ubican en forma circular en el siguiente orden (en el sentido de las agujas del reloj): UCRI, Peronismo, UCRP, Udelpa. Esta representación muestra cómo los miembros de la UCRI tenían una asociación positiva más fuerte con los peronistas, en comparación a la UCRP. La fuerza de la asociación entre la UCRP y la UCRI aumenta a medida que uno se mueve en sentido horario en dirección a la posición de la UDELPA. Sin embargo, los legisladores ubicados en el cuadrante superior izquierdo del círculo siguen estando asociados negativamente con la UCRI. Tal cual esperábamos, esta asociación negativa es más fuerte entre estos y los legisladores Peronistas. La naturaleza de la relación entre los partidos es similar en la «mitad superior» del círculo: los legisladores que caen entre los 45° y 90° deberían presentar asociaciones negativas decrecientes. En esta línea, la asociación entre la UCRI y Udelpa debería tener su punto más débil en los 90°. Si nos movemos hacia la ubicación de la UCRI, las asociaciones se tornan positivas y las magnitudes aumentan a medida que uno se acerca a los 360°.

La división modular que captura el clivaje liberal/nacionalista refleja que la gama completa de posiciones ideológicas se encontraba representada en el Congreso argentino: la «mitad inferior» del círculo está ocupada por legisladores con posiciones predominantemente nacionalistas. Este es el caso de los legisladores peronistas ubicados en el cuadrante inferior derecho del círculo. En cambio, los legisladores con una mirada más liberal tienden a concentrarse en la «mitad superior» del círculo.

La Figura 5 hace evidente también que las posiciones ideales de los legisladores son, a su vez, elementos de una estructura simplex y de una circumplex. La variación de intensidad en la división peronista/antiperonista, manteniendo la posición ideológica constante, se corresponde con un movimiento en cada una de las trayectorias radiales dentro del radex. La variación en la ideología, manteniendo el sentimiento hacia el peronismo constante, se muestra en los movimientos alrededor de un círculo. Nótese que cuando las diferencias con respecto al peronismo son bajas, las diferencias ideológicas pierden su distinción. Sin embargo, a pesar de que existían legisladores cuyas posiciones eran moderadas, la mayoría tenía posiciones más intensas y por ende miradas más distantes.

Conjuntamente con los puntos ideales de los legisladores, las líneas que separan el plano estimadas con OC, proveen información valiosa. De este modo, podemos interpretar la representación radial examinando algunos de las votaciones más relevantes del período comprendido entre 1958-1966. Hemos seleccionado aquellas votaciones que forzaron a los legisladores a tomar una posición con respecto a las reglas de asignación definidas previamente. Es decir, a través de este ejercicio, podemos utilizar las líneas que separan el plano para identificar las facetas correspondientes a cada una de las regiones del espacio empírico obtenido del análisis de escalamiento multidimensional.

La Figura 5 muestra que nuestra hipótesis con respecto a la asignación en regiones se sustenta en los datos. Las posiciones ideales de los legisladores ubicados en una región en particular se asocian a un mismo elemento de la faz, mientras que los ubicados en regiones distintas, por ende, se asocian a distintos elementos. Por ejemplo, la línea azul de la figura representa la división que generó una votación crítica sobre legislación laboral el 24 de julio de 1958. La votación se llevó a cabo unos meses después de la asunción del presidente Arturo Frondizi, y fue uno de los componentes del pacto político sellado con Perón. La ley en cuestión (Ley de Asociaciones Profesionales) otorgaba el reconocimiento a un sindicato por rama, a la vez que abolía la representación de la minoría en el liderazgo de los sindicatos y autorizaba al cobro de cuotas sindicales a los empleadores en beneficio de los sindicatos (James, 1988, p. 106). El posicionamiento de los legisladores con respecto a esta ley debería reflejar su posición hacia la influencia de Perón en el movimiento obrero. La Figura 5 muestra cómo el espacio se divide en dos campos, con los legisladores de la UCRI por un lado y los de la UCRP por otro. Nótese que, dado que la votación se dio en el período legislativo comprendido entre 1958 y 1960, no hay diputados peronistas. Dichos diputados aparecen en la Figura 5 únicamente porque la representación geométrica fue realizada para el período completo de 1958-1966. Sin embargo, es interesante observar -de manera contrafáctica- cómo se hubiesen comportado estos diputados mismos de haber formado parte del Congreso.

La línea negra de la Figura 5 muestra la división generada a partir de la propuesta de Frondizi del 31 de octubre de 1958 de autorizar inversiones privadas en la industria petrolera. Esta era claramente una ley de gran relevancia que a su vez exacerbaba las diferencias que existían entre la UCRI y la UCRP, más allá de la participación electoral peronista. De un lado de la línea se ubican los miembros más liberales de la UCRP junto con los legisladores de la UCRI. De este lado también podemos encontrar a legisladores de partidos de centro-derecha, como Udelpa y el PDP. Del otro lado de la línea, en cambio, se ubican los miembros nacionalistas de la UCRP y los peronistas (nuevamente, dada su presencia contra fáctica) en oposición a la propuesta.

Adentrándonos ya en la presidencia de Arturo Humberto Illia, la línea roja de la Figura 5 muestra la división generada por la votación del 8 de mayo de 1965 condenando a los Estados Unidos por la ocupación de Republica Dominicana. Como bien señala Potash (1996), a pesar de que la no intervención en los asuntos domésticos de otros países era una postura tradicional de la UCRP, el gobierno decidió que era preferible buscar una solución a la crisis a través de la OEA antes que emitir una denuncia. Esta postura generó tensión entre los miembros de la UCRP, quienes, como muestra la Figura 5, unieron fuerzas con los sectores más liberales de la legislatura para apoyar a la administración del momento. De manera contraria, los legisladores de la UCRI, junto a peronistas, Demócrata-Progresistas y Demócrata-Cristianos, formaron una alianza en contra del imperialismo yankee.

La última votación que analizamos involucra nuevamente a la materia laboral y se llevó a cabo el 29 de abril de 1966, un par de meses antes del golpe de Estado que derrocó a Illia. A diferencia de la votación del 24 de julio de 1958, la propuesta apelaba directamente a los trabajadores (por ejemplo, por medio del aumento de indemnizaciones) antes que a los líderes sindicales peronistas. La línea verde de la Figura 5 muestra cómo el espacio se divide en forma paralela al eje horizontal. En este caso, se formó una coalición entre los legisladores peronistas y los miembros nacionalistas de la UCRP y la UCRI. La otra coalición está formada por los partidos de Centro/Conservadores, Udelpa y los sectores liberales de la UCRP y la UCRI.

I V. 3 Discusión

¿Cuál es la implicancia del análisis presentado en la Figura 5 para el juego imposible? En primer lugar, la representación obtenida revela que una interpretación simple del tipo peronista/antiperonista no refleja las complejidades de la estructura política del período. En segundo lugar, la superposición de coaliciones muestra que el obstáculo para lograr la estabilidad no era la imposibilidad de llegar a un equilibrio único, sino la cantidad de compromisos alternativos posibles.

Extrapolando, y asumiendo que las posiciones ideales de los legisladores son representativas de las posiciones de actores «extrainstitucionales» (como Perón y los militares), los líderes políticos más relevantes en Argentina para el periodo estudiado pueden ubicarse en la periferia de un circulo siguiendo este orden: Frondizi (0°), Alsogaray (45°), Aramburu (90°), Balbín (135°), Illia (180°), Cantoni (225°), Perón (270°), y Serú García (315°). A partir de esta caracterización, es más sencillo identificar a las coaliciones golpistas que derrocaron a Frondizi e Illia. En el caso del primero, la intersección de las líneas roja y negra dibuja un par de cuadrantes del lado derecho del círculo. Esta región representa el grupo de apoyo de Frondizi, luego de perder el favor de liberales y peronistas como parte de su coalición de gobierno. De esta forma, los restantes 6 cuadrantes reflejan el apoyo civil a los golpes militares. Estas mismas líneas forman un par de cuadrantes del lado izquierdo que muestran el grupo de apoyo de Illia, luego que el ala liberal de su gobierno se aparte de la coalición. Además de la oposición peronista al gobierno de la UCRP, los 6 cuadrantes restantes pueden interpretarse como la coalición política que explícitamente (o implícitamente en el caso de algunos miembros de la UCRP), apoyaron al General Juan Carlos Onganía.

¿Es posible entonces pensar una solución estable al problema del peronismo? Para abordar esta pregunta, nos remitimos a los conceptos de la teoría de la elección social. La Figura 6 muestra la ubicación del legislador mediano de la UCRP, UCRI, el peronismo y la Udelpa (usando las etiquetas «R», «I», «P» y «U» respectivamente). También ubicamos legisladores que mantenían fuertes lazos con los líderes políticos antes mencionados. Por ejemplo, el radical intransigente Horacio Domingorena era cercano al presidente Arturo Frondizi, mientras que el diputado de la UCRP Raúl Alfonsín tenía un vínculo fuerte con el presidente Arturo Illia. De la misma manera, Antonio Troccoli de la UCRP era cercano a su líder partidario Ricardo Balbín, mientras que el diputado de la Udelpa Eduardo Gutiérrez estaba vinculado a los hermanos Alsogaray (Julio y Álvaro).

Figura 6
Argentina, 1958-1966: ubicaciones de los actores clave

Fuente: elaboración propia.

 

Como señalamos más arriba, las preferencias deben distribuirse de una manera muy especial para evitar que exista un centro vacío (Austen-Smith y Banks, 1999). Este no fue el caso de Argentina en el período comprendido entre 1958 y 1966. Una comparación entre la Figura 6 y el ejemplo hipotético plasmado en la Figura 2 resalta que las preferencias políticas de los partidos no satisfacen las condiciones de Plott6.

Si las posiciones de los partidos fueran otras, bien podría existir un núcleo (core). Una manera de ver esto es a través de la noción de «líneas medianas». Una línea mediana entre dos posiciones divide el espacio político en dos mitades, donde la coalición mayoritaria se ubica en uno u otro lado de la misma (Schofield y Sened, 2006). Supongamos que las líneas medianas se corresponden con las líneas dibujadas en la Figura 6. Si movemos al partido de Horacio Thedy, el Demócrata-Progresista, al lugar donde se cruzan todas las líneas, este pasa a ubicarse en una posición nuclear. El núcleo puede ser «estructuralmente» estable si todas las líneas medianas pasan por las posiciones ideales de los partidos más fuertes -que usualmente son los más grandes (Schofield, 1995)-. La política italiana entre 1947 y 1987, que funcionó alrededor de un núcleo estructuralmente estable dominado por el Partido Demócrata Cristiano (DC) es un buen ejemplo de dicha noción (Giannetti y Sened, 2004; Schofield y Sened, 2006). Desafortunadamente, con sólo un 3 por ciento de las bancas, el partido de Thedy era demasiado pequeño como para ocupar una posición nuclear estructuralmente estable7.

Esto nos conduce a la pregunta de por qué los grandes partidos no cambiaron sus posiciones en el espacio político para ocupar el núcleo. Una posible respuesta a esta pregunta descansa, nuevamente, sobre las diferencias en el plano afectivo asociadas a la participación política del peronismo. Como señala Schofield (2004), los sistemas electorales proporcionales, no proveen incentivos para que los partidos se ubiquen en la posición del votante mediano. Adicionalmente, cuando las diferencias entre los partidos en el plano afectivo son significativas, aquellos partidos que poseen una baja consideración afectiva entre los votantes tienen incentivos para adoptar posiciones radicalizadas8. Una posible conjetura, entonces, es que las reglas del juego imposible fueron la consecuencia de una imposición de la ciudadanía a las elites políticas argentinas, y no el resultado de una decisión tomada por las elites a espaldas del «pueblo».

V. Comentarios finales

En este artículo presentamos un modelo circular del conflicto político. Para ilustrar la validez de nuestro abordaje, evaluamos el «juego imposible» propuesto por O'Donnell a través del análisis de votaciones nominales y su representación a través de una estructura radial. El análisis de escalamiento multidimensional brinda sustento empírico a nuestro argumento: la estructura, que se asemeja a un tablero de dardos, combina una configuración unidimensional simplex (con líneas radiales que capturan las posiciones de los actores con respecto al Peronismo) con una configuración unidimensional circumplex (con círculos concéntricos que se corresponden con las distintas posiciones ideológicas).

El análisis revela que los principales líderes en Argentina en el período estudiado (1955-1966) se ubicaban en la periferia del círculo, indicando que ellos poseían una posición intensa y altamente polarizada con respecto al peronismo. Los resultados obtenidos también sugieren que la inestabilidad política del período se debió más al carácter multidimensional de las posiciones de los principales partidos que a las restricciones estructurales al funcionamiento del sistema político argentino. Por lo tanto, es posible concluir que el análisis de O'Donnell no estaba equivocado: el juego era imposible. No obstante, la razón por la cual el juego no pudo ser resuelto no se debió a la incapacidad de los actores para lograr un compromiso alrededor de una única solución, sino más bien a la imposibilidad de que ellos se pusieran de acuerdo sobre alguna de las múltiples soluciones posibles.

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