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Revista SAAP

versión On-line ISSN 1853-1970

Revista SAAP vol.12 no.2 Ciudad Autónoma de Buenos Aires dic. 2018

 

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¿Quién nomina a los legisladores? La conformación de las listas de candidatos para la Cámara de Diputados en Argentina*

Who nominates legislative candidates? The Chamber of Deputies in Argentina

NICOLÁS CHERNY

VALENTÍN FIGUEROA

GERARDO SCHERLIS

Universidad de Buenos Aires, Argentina

Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, Argentina nicolas.chemy@gmail.com

Universidad de Buenos Aires, Argentina

Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, Argentina gscherlis@derecho.uba.ar

Conocer quiénes son los actores que controlan el acceso a las nomina ciones para los cargos legislativos brinda información clave sobre las relacio nes de poder al interior de los partidos y resulta crucial para comprender el comportamiento de los legisladores. En el caso de Argentina, una extensa literatura asume que los gobernadores son los actores excluyentes en este terreno, derivando de ello importantes implicancias sobre el funcionamiento del sistema político. Sin embargo, no existen estudios que verifiquen empíri camente esta presunción. Este artículo contribuye a cubrir este vacío anali zando la nominación de las 555 candidaturas viables a diputado nacional entre 2009 y 2015. Los resultados ponen en cuestión el sentido común de la literatura actual, identificando una variedad de actores con poder de nomi nar candidatos, cuantificando cuánto ha nominado cada uno de ellos y explo rando las condiciones que fortalecen el poder de nominación en cada caso.

Artículo aceptado para su publicación el 2 de septiembre de 2018.

Los autores agradecen los valiosos comentarios de Marcelo Nazareno y de un/a evaluador/a anónimo/a de la Revista SAAP, así como los de los participantes del IV Encuentro del Grupo de Estudios Legislativos de América Latina y del Seminario del Departamento de Ciencia Política y Estudios Internacionales de la Universidad Torcuato Di Telia. Carlos Freytes, Sara Niedzwiecki y Danilo Degiustti participaron activamente del proceso de investigación y discusión que hizo posible este artículo. Ana Sofía Elverdín, Belén Abdala, Juan Manuel Moyano Larrazábal y Joaquín Vivares trabajaron en la confección de la base de datos.

Revista SAAP (ISSN 1666-7883) Vol. 12, N° 2, noviembre 2018, 215-248

“He who can make the nominations is the oumer of the party. This [the nomination process] is one of the bestpoints to observe the distríbution of power within the party” (Schattschneider, 1942, p. 64)

Introducción

La nominación de las candidaturas legislativas tiene importantes implicancias para el funcionamiento del sistema político. Esto es así porque cabe inferir que quienes controlan las nominaciones tendrán consecuentemen te control sobre el comportamiento de los legisladores (Langston, 2007, pp. 253-4). Investigaciones recientes sobre presidencialismos latinoamericanos han identificado un conjunto de variables institucionales y partidarias que se com binan para moldear los procedimientos de nominación de candidatos (Buquet, 2001; Camp, 1995; Langston, 2001, 2006, 2007, 2010; Siavelis, 2002; Jones, 2008; De Lúea, Jones y Tula, 2002, 2008; Siavelis y Morgenstem, 2008).

Utilizando comparaciones de casos nacionales, este enfoque ha logra do identificar que, bajo reglas de representación proporcional, distritos plurinominales y listas partidarias cerradas, la nominación de candidatos legislativos será centralizada y dominada por elites partidarias. Esto es así porque estas reglas dificultan y desincentivan la construcción de candidatu ras personales, centralizando el poder de nominación en los partidos (espe cialmente Siavelis y Morgenstem, 2008).

La capacidad de los partidos para definir el acceso a las listas permite inferir que serán también los partidos quienes controlen el comportamiento de los legisladores (Langston, 2007, pp. 253-4). En países federales, sin embargo, la ecuación deviene más compleja. Tanto por las propias reglas electorales como por la descentralización de recursos políticos y materiales, los líderes partidarios subnacionales tenderían en estos casos a competir con -y eventualmente desplazar a- los liderazgos nacionales en la nomi nación de candidatos.

Esta es precisamente la presunción asumida por una vasta literatura sobre el sistema político argentino. En efecto, lo que Carlos Gervasoni y Marcelo Nazareno (2017) denominan “el nuevo sentido común del federalismo argentino” postula que los legisladores nacionales en Argentina responden en su inmensa mayoría a los gobernadores provinciales, y que ello es así fundamentalmente porque los gobernadores, como jefes políticos de los partidos dominantes en las provincias, confeccionan las listas por las que serán elegidos esos legisladores.

Como también lo notan Gervasoni y Nazareno (2017, p. 18) este senti do común ha servido como presupuesto para el análisis de múltiples aspec tos del sistema político argentino, desde el funcionamiento del Congreso (Jones et al., 2002; Jones y Hwang, 2005; Zelaznik, 2012), el estudio de los partidos políticos como organizaciones (Leiras, 2007) y el modo en que és tos se integran nacionalmente (Scherlis, 2008), la construcción de carreras políticas (De Lúea, 2008), la política de las reformas económicas (Gibson y Calvo, 2000), la política fiscal (Eaton, 2002), o la implementación de políti cas públicas (Spiller y Tommasi, 2000; Ardanaz et al., 2014; Monaldi, 2010), por nombrar sólo algunos ejemplos.

Argentina constituye un ejemplo clásico de “federalismo centrado en los partidos” que reúne las condiciones para que las élites partidarias subnacionales protagonicen la negociación de candidaturas (Jones, 2008; Lodola, 2009). Sin embargo, esta premisa central para la comprensión del funcionamiento del sistema político argentino siempre ha sido derivada de evidencia empírica indirecta y nunca ha sido verificada empíricamente (Tchintian, 2009, p. 124; Gervasoniy Nazareno, 2017).

Por otra parte, estudios sobre diferentes períodos de la historia argenti na han adjudicado un rol preponderante al presidente en esta materia. El citado trabajo de Gervasoni y Nazareno refiere al dominio del presidente en el terreno legislativo como un “viejo sentido común” del federalismo argen tino (2017, p. 12-3). La capacidad del presidente para dominar el Congreso surge efectivamente de la historiografía sobre diversas etapas de la historia de la democracia argentina en la primera mitad del siglo XX . Pero también es posible encontrar referencias específicas a presidentes que, mucho más aquí en el tiempo, logran cubrir las listas legislativas con sus seguidores . Se trata por lo general de casos en los que los presidentes que son, a su vez, líderes partidarios fuertes (Yrigoyen, Perón, Menem) y que, como tales, im ponen sus preferencias también en relación con quienes irán a defender al gobierno en el Poder Legislativo.

De modo que existen argumentos para sostener que tanto líderes pro vinciales (gobernadores) como nacionales (presidentes) cuentan con recur sos y motivaciones para intervenir en las nominaciones. Pero a pesar de ello, y a pesar de toda la evidencia anecdótica recogida a lo largo del tiempo, ignoramos cuánto interviene cada actor, qué variables impactan en el poder de intervención y qué resultados producen. Esta información resulta rele vante para comprender las relaciones de poder al interior de las organizacio nes partidarias y, más en particular, para explicar el comportamiento de los legisladores nacionales.

El propósito de este artículo consiste en contribuir a cubrir la carencia de información empírica sobre este tema, cuantificando por primera vez sistemáticamente el poder de nominación que tienen diferentes actores po líticos sobre las listas de candidatos a la Cámara de Diputados del Congreso argentino.

Para lograr dicho objetivo, reunimos información a nivel individual so bre los actores con poder de nominación (APN) para cada una de las candi daturas con expectativas ciertas de ser electas a diputado nacional entre 2009 y 2015 en Argentina.

Nuestros hallazgos muestran que los actores que efectivamente nominan en el federalismo argentino son muy diversos y que el poder de nominación está fragmentado. Contra el sentido común dominante en la literatura politológica, los resultados relativizan el poder de los gobernadores -res ponsables de sólo del 22,7 por ciento de las nominaciones durante el perío do estudiado- y muestran la importancia de otros líderes provinciales dis tintos al gobernador (27 por ciento). El presidente, por su parte, designa también cerca de un cuarto del total de candidatos con expectativas de ser electos, y casi seis de cada diez candidatos en las listas de su partido.

Además de aportar evidencia empírica sobre quiénes son los nomina- dores de las listas legislativas y cuál es el peso específico de cada uno, el artículo presenta otros dos hallazgos principales. Primero, muestra que el poder de nominación de los diferentes actores depende del poder institucional de sus copartidarios: las nominaciones de los gobernadores aumentan significativamente cuando éstos no pertenecen al partido del presidente, y el presidente incrementa su poder de nominación en los dis tritos que no tienen un gobernador de su propio partido. De igual modo, el poder de otros líderes partidarios provinciales crece significativamente en aquellas listas que no están alineadas con un presidente ni con un goberna dor. Esta situación involucra, en contrario al “nuevo sentido común” de la literatura, a una porción muy importante de candidaturas bajo análisis. Y segundo, el artículo confirma que la simultaneidad de las elecciones presi denciales y legislativas fortalece el poder presidencial, mientras que en las elecciones de mitad de término se acrecienta el poder de nominación de los gobernadores y de otros líderes políticos provinciales.

El resto de este artículo se organiza de la siguiente manera. La segunda sección presenta una clasificación de los actores con poder de nominación en el marco del sistema político argentino. La tercera sección describe la estrategia de medición y codificación implementadas. Los resultados se pre sentan en la cuarta sección. La quinta sección testea algunas hipótesis expli cativas sobre los factores que impactan sobre el poder de nominación de los diferentes actores. Finalmente, la última sección concluye y propone opor tunidades para investigación futura a partir de esta nueva base de datos.

Actores con poder de nominación

Decidir quiénes conformarán las listas legislativas al Congreso Nacional otorga un poder significativo porque genera la expectativa de extender ese poder sobre resortes del Poder Legislativo. Diversos factores pueden hacer que quien tiene el poder de decidir una candidatura no logre necesaria mente mantener ese mismo control sobre el comportamiento del legislador, o que no lo conserve durante todo el mandato del legislador. Sin embargo, es razonable suponer -como lo hacen en general los estudios en este cam po- que quien busca nominar un candidato lo hace con la razonable ex pectativa de mantener ese control, estableciendo una relación del tipo prin cipal-agente con el legislador una vez electo. Ello podría ocurrir porque el nominado asume que la progresión de su carrera política dependerá en el futuro de su nominador (ésta es en general la causa asumida en los estudios en este tema sobre Argentina), o porque quien nomina designa personas comprometidas con su éxito político, como familiares o socios políticos cer canos, o con una fuerte identidad ideológica, independientemente del po der que este nominador conserve en el futuro para garantizar una progre sión en la carrera política del nominado . En todo caso, decidir quiénes conformarán las listas nacionales supone de por sí un poder significativo y genera la expectativa de extender ese poder sobre resortes del Poder Legis lativo. Por ello cabe esperar que la nominación de candidatos sea un campo de disputa en un sistema político donde los recursos políticos no están com pletamente concentrados.

Numerosos estudios desarrollados en las últimas dos décadas sobre el sistema político argentino tienden a dar por sentado que la confección de las listas es un atributo de los actores políticos subnacionales, y en particular de los gobernadores (Jones y Hwang, 2005; Tchintian, 2009; Zelaznik, 2012). Sin embargo, evidencia de diferente naturaleza permite pensar que la nego ciación de nominaciones partidarias puede ser un proceso más disputado que lo que afirma la literatura, y que diferentes actores del sistema político, tanto de nivel subnacional como nacional, buscan y efectivamente logran contar con diferentes grados de poder para nominar. Precisamente, cabe esperar que la nominación de candidatos sea un campo de disputa en un sistema político donde los recursos políticos pueden están desconcentrados en diferentes actores. En este artículo exploramos esta heterogeneidad.

Una primera y más evidente distinción entre posibles actores con poder de nominación es la que refiere a gobernadores y otros líderes políticos pro vinciales, por un lado, y al presidente y otros líderes nacionales por otro. Es decir, si el poder de nominar reside en líderes partidarios nacionales o subnacionales. Sin embargo, de una mirada más enfocada sobre la política de las nominaciones, surge una clasificación más refinada y precisa, que reconoce la presencia de otros actores que inciden en este terreno.

La determinación de quién ocupa una candidatura con expectativa cierta de ser electo puede ser la decisión inequívoca de una persona. Pero puede y suele ser también un proceso complejo en el que intervienen diferentes ac tores, siendo incluso parte de negociaciones que involucran otras cuestio nes de diferente índole. Sin ignorar esta complejidad, nuestra indagación apunta a establecer cuál es en última instancia el actor político decisivo para que una persona sea incluida en una lista. En términos de la jerga política, queremos saber quién tiene la lapicera para definir a cada candidato que será nominado con la expectativa de ser elegido.

En las siguientes líneas identificamos siete posibles actores con poder de nominación (APN) en el marco del sistema político argentino, tanto de nivel subnacional como nacional, describiendo en qué casos creemos que deben ser considerados como tales.

APN subnacionales

Gobernador: El gobernador de la provincia donde se llevan a cabo las elecciones es, de acuerdo a una extensa literatura, el APN casi excluyente del sistema político argentino. La presunción de que los gobernadores ocu pan este rol en el proceso de nominación de los legisladores nacionales tiene un fuerte sustento a partir de cuatro factores. En primer lugar, los legislado res argentinos son elegidos por representación proporcional a través de lis tas partidarias cerradas y bloqueadas en el marco de distritos de magnitud variable que, por disposición constitucional, coinciden con las provincias (23 provincias y la Ciudad de Buenos Aires).

Segundo, los partidos argentinos se organizan esencialmente a nivel provincial, siendo los partidos nacionales en los hechos -y sobre todo el más grande de ellos, el Partido Justicialista- conglomerados de organiza ciones provinciales (Leiras, 2007, p. 97). Ello explica que las carreras políti cas se desarrollen esencialmente en las provincias: la mayoría de los diputa dos nacionales no sólo pasa antes de llegar al Congreso Nacional por cargos electivos y/o ejecutivos en su provincia, sino que luego de su pasaje por el Congreso (que raramente se extiende por más de dos períodos, Jones et al., 2002) la mayoría regresa a un cargo provincial. Tercero, en cada provincia existe un liderazgo político partidario que, en el caso del partido de gobier no, tiende a coincidir con la persona del gobernador. La capacidad del go bernador para hacer uso discrecional de empleos y fondos le facilita el con trol de su partido en la provincia (Benton, 2003; Ardanaz et al., 2014) y toma improbable el surgimiento de líneas internas que desafíen su liderazgo (De Lúea et al., 2008). Finalmente, hay numerosa evidencia anecdótica con sistente con el fuerte poder de los gobernadores. Declaraciones como las de José Lauritto poco después de asumir su banca en la Cámara de Diputados de la Nación en representación del Frente Pára la Victoria (FPV) en 2013, declarando ser “un soldado del peronismo y lo que diga el gobernador (Sergio Uribarri, de Entre Ríos)” (Página Política, 2013), forman parte del paisaje político habitual de la política argentina. El importante espacio que ocupan en la prensa las negociaciones entre presidente y gobernadores cuando aquél busca reunir los votos que le permitan aprobar una ley abona a la presun ción de que éstos controlan el voto de los legisladores de sus provincias .

De todo ello se infiere que, en Argentina, más que en otras federaciones latinoamericanas como Brasil o México (González, 2010; Gervasoni y Naza reno, 2017), el gobernador controla las carreras políticas de su partido en su provincia y, por lo tanto, controla el proceso de nominación de las listas legislativas de los oficialismos provinciales (de donde a su vez se estima que surgen la mayor parte de los legisladores electos).

Sin embargo, diversos factores pueden hacer que los gobernadores sean más o menos poderosos, teniendo una capacidad variable para controlar los procesos de nominación en relación con otros actores políticos . Al respecto, el trabajo de Gervasoni y Nazareno (2017) evidencia que el poder de los gobernadores varía entre provincias, y sugiere que éste puede también va riar en el tiempo dentro de cada provincia.

Líder partidario provincial: Consideramos al APN como líder partida rio provincial cuando identificamos que la decisión de incluir a un candida to con expectativa de ser electo es tomada por el liderazgo provincial del partido del candidato. Cuando se trata de candidatos de las listas del oficialismo provincial, el líder partidario suele coincidir con el gobernador, de modo que en estos casos para clasificar un APN como líder partidario provincial debe ser claro que se trata de una persona o de un grupo de personas diferentes a y no subordinadas al liderazgo del gobernador. Pese a los presupuestos antes enunciados, no es extraño observar que en un parti do o coalición de partidos que gobierna una provincia hay por lo menos otro líder político además del gobernador. Típicamente se observa esta cate goría cuando hay un ex gobernador que sigue siendo líder partidario du rante el gobierno de su delfín , pero también cuando un ex gobernador conserva una cuota de poder importante en su partido, conviviendo con un nuevo gobernador que pretende a su vez contar con su propio poder de nominación .

Por otra parte, una porción importante de los diputados electos lo son por listas de partidos que no gobiernan en las provincias. En los casos de diputados elegidos por partidos de oposición provincial, esta categoría re fiere a los casos en los que el APN es el líder principal de este partido en la provincia, o cuando la nominación surge de una decisión del partido como tal. El hecho de que en distritos plurinominales sean electos diputados de listas distintas a la del oficialismo provincial -y que, por ello, no respondan al liderazgo del partido oficialista- puede resultar demasiado obvio para cualquier observador. Sin embargo, la teoría del Congreso como un cartel de gobernadores (Jones y Hwang, 2005) tiende a pasar por alto o menospre ciar este punto, al asumir que los gobernadores en su rol de líderes del prin cipal partido provincial definen quiénes serán la mayor parte de los candi datos que resultarán electos en cada distrito.

Finalmente, cabe tener en cuenta que, sobre todo en las listas del Parti do Justicialista (PJ) y de otros partidos de origen peronista, es posible tam bién identificar como un actor específico a sectores sindicales. Es sabido que los sindicatos tenían garantizado un tercio de las candidaturas del PJ en los años 1980, pero su influencia se desmoronó drásticamente en la década siguiente (Levitsky, 2003). Aunque el sindicalismo nunca recuperó aquel rol protagónico en el PJ, no es difícil hallar en el período estudiado algunas nominaciones que son definidas por sectores sindicales que actúan como un sector interno del partido. También en estos casos codificamos al APN como liderazgo político provincial, a menos que este sector sea opositor al liderazgo partidario, en cuyo caso corresponde interpretar las nominacio nes a su cargo en la categoría siguiente.

Facción opuesta al liderazgo provincial: Un candidato puede alcanzar su nominación a partir del auspicio de una facción opositora a la del gober nador y/o a la del liderazgo partidario provincial. Al igual que en el caso anterior, esto implica cierta dispersión del poder político del partido o coali ción política provincial. Contra la idea del “gobernador como indiscutido jefe partidario” (Jones y Hwang, 2005, p. 269; De Lúea et al., 2002, pp. 422-3), existen otras fuentes de poder político que permiten dirigir una facción interna alternativa a la dirigida por el gobernador. Así, aunque exista un liderazgo que domina al partido provincial (sea encabezado por el goberna dor o por otra figura), puede ocurrir que este liderazgo deba lidiar con la presencia de sectores o grupos partidarios que se le oponen, que aspiran también a incidir en la composición de las listas legislativas, y que cuentan con recursos simbólicos y/o materiales suficientes para sustentar esta pre tensión. Esta fragmentación relativa del poder de nominación puede dar lugar a una negociación entre los potenciales APN o a una elección interna o primaria abierta para resolver la distribución de las candidaturas. Consi deramos a las facciones internas opositoras al liderazgo provincial como APN cuando ellas imponen el nombre del candidato (sea a través de una negociación o de una elección interna). En listas de la oposición provincial, seleccionamos esta categoría cuando fue posible identificar una facción o liderazgo principal y otra alternativa.

Líder territorial (alcalde): Factores similares a los que explican por qué los gobernadores suelen ser líderes partidarios en su distrito permiten com prender la relevancia política de ciertos alcaldes (en Argentina, intendentes). Sobre todo, aquellos que han sido elegidos y gobiernan ciudades importan tes en una provincia cuentan con recursos materiales e imagen pública sufi cientes para tener un peso específico propio en la política partidaria provin cial. Puede ocurrir que el intendente responda monolíticamente a su gober nador, que es a su vez su jefe político, probablemente porque fue el propio gobernador quien promovió su candidatura a la intendencia. Pero a menu do el intendente cuenta con una dosis suficiente de autonomía como para definir un espacio político propio dentro del partido, aun cuando no dispu te abiertamente el liderazgo partidario liderando una facción opositora. También existen dirigentes que sin ser intendentes cuentan con peso espe cífico en un espacio geográfico determinado de la provincia (típicamente un municipio).

En cualquiera de estos casos, el líder territorial puede ser un APN efec tivo, decidiendo -en negociación con el jefe político provincial o a través de una elección primaria o interna- la incorporación de un candidato con expectativa cierta de ser electo. En definitiva, consideramos al APN como líder territorial cuando la decisión de nominar a un candidato en particular es atribuible a un alcalde u otro dirigente político con poder en un munici pio provincial, siempre y cuando este actor no sea la cabeza visible de una facción política que dispute la posición del liderazgo político provincial. Cuando este líder territorial efectivamente conduce una facción opositora, el APN es clasificado como facción opositora al liderazgo provincial.

Partido de coalición: Puede ocurrir que un candidato alcance su nomi nación a partir de su pertenencia a un partido minoritario en una coalición electoral, integrando la lista en virtud de un acuerdo entre partidos. Consi deramos que el APN es el partido de coalición -y no un dirigente específi co- cuando es claro que el candidato accede a la lista en virtud de un acuerdo entre partidos, y no simplemente cuando el candidato pertenece a un partido distinto al del socio principal de la coalición, ya que en este caso puede haber sido seleccionado por el liderazgo de ese socio principal. Típi camente consideramos al partido de coalición como nominador en situa ción de frentes electorales en los que diferentes partidos acuerdan ocupar lugares específicos en una lista común, teniendo cada uno de ellos relativa libertad para designar al candidato de su preferencia. Lo mismo vale para los casos en los que diferentes partidos de una coalición dirimen la compo sición de la lista en una elección primaria. Si bien ninguna de éstas aparece como una práctica extendida en la política argentina, casos como el del Frente Progresista en la provincia de Santa Fe, y más recientemente -ya fuera del marco temporal abarcado por este trabajo- de la coalición Cam biemos en varios distritos, exigen contemplar esta opción.

APN nacionales

Presidente: El presidente es un actor político interesado en quién ocupa rá las bancas en el Congreso Nacional. Tal como se señaló en la introducción, la historiografía muestra cómo en diversas etapas de la historia argentina el presidente ha tenido un rol decisivo en la materia. Es a partir de ello que el trabajo de Gervasoni y Nazareno (2017, pp. 12-3) refiere a un “viejo sentido común” del federalismo argentino, según el cual el presidente domina el te rreno legislativo gracias a su poderosa influencia sobre el comportamiento de diputados y senadores. No obstante, el esquema estándar del sentido común actual o “nuevo” del federalismo argentino, dominante en la literatura politológica desde los inicios del presente siglo (Gervasoni y Nazareno, 2017, p. 13) asume que el presidente no se involucra especialmente en esta cues tión, dejando que sean los gobernadores quienes definen la composición de las listas. En cambio, el presidente buscaría el apoyo de los legisladores a partir de los intercambios que desde el gobierno nacional mantendría con los gober nadores. Con las transferencias discrecionales como principal recurso, el pre sidente lograría que los gobernadores ordenen a los legisladores apoyar su agenda en el Congreso (Gibsony Calvo, 2000; Benton, 2003; Tchintian, 2009) .

Por otra parte, amplia evidencia anecdótica de los últimos años ha lleva do a diversos analistas de la política argentina a proponer que los presiden tes en la etapa kirchnerista habrían producido un relativo quiebre con este nuevo sentido común, involucrándose en forma directa en la nominación de candidatos, con el objetivo de que éstas recaigan directamente sobre sus partidarios (más que en partidarios de los gobernadores). Casos como el de Liliana Mazure, candidata a diputada por el FPV en la Ciudad de Buenos Aires en 2013, quien declaró que “ocupar este lugar en la lista es un privile gio que me otorgó la presidenta (Cristina Fernández de Kirchner) y lo tomo con gran responsabilidad” (Telam, 2013), sugieren que los presidentes pue den tener también un rol importante en el armado de listas legislativas, al menos en algunos distritos. En esta línea, por ejemplo, Carlos Gervasoni (2011) afirma que a partir del año 2003 los gobernadores de la provincia de Buenos Aires se subordinaron a la presidencia en este terreno.

Consideramos que el APN es el presidente de la Nación cuando la designa ción es efectuada en forma directa por él mismo, por un ministro del gabinete nacional que responde directamente al presidente, o por cualquier otra persona allegada al presidente o perteneciente a un grupo político que responde directa mente al liderazgo del presidente. En nuestra muestra, el presidente es el líder partidario nacional del Frente Pára la Victoria y, por las razones recién mencio nadas, lo consideramos como APN en aquellas nominaciones decididas por los principales líderes de organizaciones surgidas durante el kirchnerismo como grupos de apoyo a la presidencia, tales como La Cámpora o Kolina.

Líder partidario nacional: En cualquier partido, sea de gobierno u oposi ción, pueden existir líderes nacionales (un ex presidente, un ministro que goza de cierta autonomía política respecto al presidente, un senador o dipu tado nacional) con capacidad de influir en la conformación de listas legisla tivas en los distritos. También seleccionamos esta categoría cuando el APN es en rigor un líder partidario provincial pero que logra definir una designa ción en un distrito distinto al del candidato estudiado. Evidentemente el líder partidario provincial aspira, en este caso, a progresar hacia un liderazgo nacional y es en el camino hacia ese liderazgo que logra influencia en un

distrito diferente al suyo propio. Se trata, por lo tanto, de un liderazgo par tidario que ha excedido a la organización en su propia provincia .

La medición de los actores con poder de nominación: diseño metodológico

Nuestro objetivo es establecer qué actores y en qué medida son los res ponsables de las nominaciones partidarias para cargos legislativos en Argenti na. Descartamos inferir quiénes son los APN a partir de otras implicancias observacionales, como podría ser a través de la existencia o no de primarias para seleccionar a los candidatos, o de la experiencia política previa que éstos tienen, o del análisis del comportamiento de los legisladores electos. Estudios de este tipo concluyen que los candidatos son nominados por líderes partida rios cuando no compiten en internas partidarias (De Lúea et al., 2002), que los actores con poder de nominación son los líderes subnacionales del partido cuando los candidatos tienen experiencia previa a nivel provincial (Jones, 2008; Langston, 2010), o cuando los legisladores en el Congreso muestran distancia del liderazgo nacional partidario (Kikuchi y Lodola, 2014). No obstante, aun cuando la ausencia de primarias sugiere que las nominaciones fueron deter minadas por acuerdos dentro de la elite partidaria, o cuando se evidenciara una clara experiencia política previa en la provincia, o cuando se identificara que un legislador nacional no responde al liderazgo nacional del partido, ninguno de estos indicadores permite en verdad identificar al actor específico con poder de nominación dentro de cada partido.

También descartamos ofrecer una descripción agregada de los actores principales en este proceso, como podría ser a través de encuestas a infor mantes clave sobre el poder de nominación de diferentes actores -tal como lo hacen por ejemplo Gervasoni y Nazareno (2017) para medir el poder de los gobernadores-. Esta técnica podría mostrar una tendencia clara res pecto a la percepción de expertos sobre quiénes nominan, pero tampoco podría establecer sistemáticamente el poder relativo de los diferentes APN.

Para establecer quiénes deciden la nominación de candidatos y cuál es la participación efectiva de cada actor en este terreno, optamos por realizar una medición al nivel de cada candidatura individual, esto es, analizando caso por caso y codificando a partir de evidencia directa al responsable de la nominación de cada uno de los candidatos incluidos en la muestra. Nues tra muestra incluye a todos los candidatos viables a diputado nacional en Aigentina entre 2009 y 2015. Para maximizar el número de observaciones

utilizamos información sobre candidaturas a diputados nacionales, y selec cionamos el período 2009-2015 por cuestiones de disponibilidad de infor mación periodística. De este modo la investigación recoge y sistematiza por primera vez información sobre nominaciones de 96 elecciones en Argentina (2009, 2011, 2013 y 2015, en cada uno de los 24 distritos) contribuyendo así a la literatura que procura explicar el funcionamiento de los presidencialismos federalistas con base en evidencia empírica.

Debido a su recorte temporal, este estudio refiere a nominaciones efec tuadas durante las presidencias de Cristina Fernández de Kirchner, limitan do por ello la posibilidad de generalizar sus conclusiones a otros períodos .

El estudio reúne información sólo sobre aquellas candidaturas con ex pectativas razonables de resultar electas, a las que definimos bajo el rótulo de “viables”. Las candidaturas “viables” incluyen no sólo las que fueron efectivamente electas sino todas las que tenían expectativas razonables de serlo . La muestra está compuesta por 555 candidatos, 515 de los cuales resultaron electos y 40 no. Pára cada candidato a diputado nacional viable entre 2009 y 2015 identificamos cuál es el actor responsable de incluir al candidato en la lista, es decir quién es el APN.

Nos enfocamos en los actores capaces de decidir que una persona se convierta en candidato de una lista y que ocupe un determinado lugar en ella, independientemente de que haya atravesado luego por elecciones pri marias, ya que para competir en ellas es preciso ser promovido a una lista por alguien con recursos suficientes para ello (asumiendo que el APN pue de ser el propio candidato).

El proceso de identificación de los APN requiere de una serie de pasos para obtener una codificación confiable. Los medios de comunicación pu blican abundante información sobre las negociaciones para el armado de las listas partidarias -incluso de aquellas que luego competirán en primarias- pero lo que sale a la luz pública suele ser el resultado de la negociación y no el proceso, que en muchos casos transcurre de manera hermética y fuera del escrutinio público. Por ello, reunimos información cualitativa de dife rentes fuentes periodísticas en diarios nacionales y provinciales para cada caso sobre las negociaciones por el armado de listas electorales y sobre los antecedentes políticos inmediatos de los nominados.

En ocasiones, toda la información de las fuentes hemerográficas resultó consistente, tanto respecto a la nominación en sí como al contexto político y los antecedentes de los actores involucrados, apuntando explícitamente hacia un APN. En otros casos, cuando estas fuentes no permiten establecer una clasificación precisa, el proceso de codificación recurrió a información sumi nistrada por informantes clave y se sometió a una evaluación más sofisticada por parte de expertos (considerando especialmente experiencia política pre via del candidato, lazos de familia, profesionales o de amistad con funciona rios o líderes partidarios). En base a la información reunida elaboramos una ficha informativa de cada caso, que luego es sometida al juicio de un panel de expertos para su codificación. El procedimiento utilizado para establecer la codificación de cada uno de nuestros casos puede asimilarse al “panel de desarrollo de consenso” (Waggoner et al., 2016), técnica utilizada frecuente mente en la medicina mediante la cual un grupo de expertos evalúa informa ción cualitativa y arriba a un consenso a partir del debate de dicha informa ción . En definitiva, utilizamos fuentes hemerográficas y consultas a expertos a los fines de permitir que los investigadores involucrados identifiquen con la mayor precisión posible a cada uno de los APN de cada nominación. Esta estrategia de codificación hace posible distinguir entre distintos tipos de líde res políticos provinciales y nacionales. Ello permite un análisis más desagregado y refinado de las nominaciones, diferenciando lo que ocurre en diferentes elecciones para una misma provincia y lo que sucede en diferentes provincias en una misma elección. De modo que abre las puertas a un análisis más siste mático de las causas de las variaciones en los APN en futuros trabajos.

Resultados

Los resultados ponen en cuestión la presunción sobre el protagonismo excluyente de los gobernadores en la definición de las listas legislativas en la que se apoya el sentido común de la literatura sobre federalismo argentino. En cambio, muestran un escenario de fragmentación, en el que otros líderes provinciales diferentes al gobernador así como el presidente de la Nación tienen un fuerte poder de nominación.

Los gobernadores no juegan solos

Los liderazgos políticos de nivel subnacional tomados en conjunto su man el 69 por ciento de las nominaciones, mientras que actores políticos de nivel nacional se reparten el 31 por ciento. Pero aun cuando la política de

nominaciones está mayormente concentrada en el nivel subnacional, los gobernadores no son los APN que más nominan.

Sobre un total de 555 candidatos con expectativas ciertas de ser electos que participaron en las listas de los 24 distritos, la distribución de frecuencias -según la tipología de APN presentada en la sección II- muestra que las nominaciones realizadas por gobernadores quedan en tercer lugar, con sólo el 23,24 por ciento, (ver Tabla 1). Los principales APN en el total agregado de la muestra son líderes políticos provinciales (diferentes al gobernador), respon sables de un 27,03 por ciento de las nominaciones observadas. El presidente ocupa el segundo lugar, apenas por encima de los gobernadores, con un 23,78 por ciento de las designaciones. El resto de las nominaciones es atribuible a actores en general ignorados a la hora de pensar en quiénes participan del armado de las listas: partidos menores de una coalición en el distrito (11,53 por ciento de los casos), liderazgo partidario de nivel nacional diferente al presidente (6,67 por ciento), líder local/territorial (6,13 por ciento), o una facción opositora al oficialismo de partido provincial (1,62 por ciento).

Tabla 1

Actores con poder de nominación para todas las candidaturas viables a Diputado Nacional en Argentina entre 2009 y 2015

Tipo de actor con poder de nominación (APN)

Candidatos “viables”

Frecuencia

nominados

%

Líder partidario provincial

150

27,03

Presidente

132

23,78

Gobernador

129

23,24

Partido de coalición

64

1 1,53

Líder partidario nacional

37

6,67

Líder territorial

34

6,13

Facción del partido provincial

9

1,62

Num. obs.

555

100

Fuente: Elaboración propia.

Los gobernadores sólo explican la mitad

de las nominaciones en oficialismos provinciales

Si los hallazgos de la muestra contradicen el presupuesto de los goberna dores como actores excluyentes en la nominación de candidatos, es todavía más notable que aun cuando solo se toman en consideración los candidatos de las listas del partido o coalición de gobierno provincial el poder del gober nador en este terreno sea compartido. Una parte muy significativa de los diputados electos al Congreso argentino llegan a través de listas distintas a las del gobernador: el 55 por ciento de los diputados con chances de ser electos se presentaron en el período analizado por listas no apoyadas por el goberna dor del distrito . Pero al reducir la muestra a los candidatos de listas apoyadas por el partido o coalición de gobierno provincial, los gobernadores son res ponsables de poco más de la mitad de las designaciones, lo cual deja a la otra mitad de las designaciones de las listas de los oficialismos provinciales sin explicar. La respuesta -en la muestra que construimos, y tal como se ilustra en la Tabla 2- está en el presidente, quien interviene y decide directamente sobre el 32,9 por ciento de las candidaturas de oficialismos provinciales. En cambio, otros líderes políticos provinciales resultan casi irrelevantes en las lis tas apoyadas por un gobernador, con solamente el 4,8 por ciento de designa ciones, mientras que la incidencia de líderes partidarios nacionales diferentes al presidente desaparece al observar estas nominaciones.

Tabla 2

Actores con poder de nominación para las candidaturas viables a Diputado Nacional en Argentina entre 2009 y 2015 en listas de los oficialismos provinciales

Tipo de actor con poder de nominación

Candidatos “viables” nominados

(ArIN)

Frecuencia

%

Gobernador

129

51,2

Presidente

83

32,9

Partido de coalición

15

6

Líder partidario provincial

12

4,76

Líder territorial

9

3,57

Facción del partido provincial

4

1,59

Líder partidario nacional

00

Num. obs.

249

100

Fuente: Elaboración propia.

El presidente tiene un papel destacado en el armado de listas legislativas

Los hallazgos ponen además en entredicho que la política de la nomi nación de candidatos sea esencialmente un asunto que concierne a las élites políticas subnacionales. El presidente ha sido -en el período estudiado- un actor significativo en el conjunto de la muestra. Al igual que los goberna dores, cuyo poder de nominación crece al focalizar en las listas de los oficialismos provinciales, el presidente se hace fuerte en las listas alineadas con el gobierno nacional. Tanto es así que el presidente es el principal nomi- nador en las listas que llevaron la etiqueta electoral del oficialismo (FPV) . El presidente es responsable de casi el 24 por ciento del total de designacio nes de la muestra, pero su poder de nominación llega al 57 por ciento si se contabilizan únicamente las candidaturas incluidas en listas bajo la etiqueta FPV En cambio, y como contracara del poder presidencial de nominación, a los gobernadores del FPV sólo son atribuibles el 40 por ciento de las can didaturas de las listas de su partido. Discutimos este punto con mayor ex tensión en la siguiente sección.

Heterogeneidad interprovincial

La relación entre APN nacionales y subnacionales varía considerable mente entre los 24 distritos de la Argentina. Como puede verse en la Tabla 3, hay un grupo de provincias en las que todas o casi todas las nominaciones son definidas por líderes partidarios provinciales o por el gobernador. En ese extremo están San Luis, Santiago del Estero, Formosa, La Rioja y Salta, donde los líderes partidarios subnacionales son responsables del 100, 93, 91, 90 y 87 por ciento de las nominaciones, respectivamente. En estos casos el gobernador es el principal APN de las listas del oficialismo provincial y los dirigentes políticos provinciales controlan las nominaciones de los partidos de oposición. En el extremo opuesto, la provincia con menor protagonismo de líderes partidarios subnacionales es Buenos Aires, con sólo un 22,1 por ciento.

El poder de nominación del presidente presenta también variaciones significativas a nivel interprovincial. Santa Cruz tiene la mayor proporción de nominaciones por parte del presidente: 45 por ciento del total de candi daturas entre 2009 y 2015. En el extremo opuesto, no encontramos ningu na nominación por parte del presidente en San Juan, San Luis, La Rioja ni Formosa (provincias donde el poder de nominación del gobernador oscila entre el 45 y el 73 por ciento del total).

Tabla 3

Porcentaje de actores con poder de nominación por provincia (2009-2015)

Provincia

Presidente

Gobernador

Líder provincial

Buenos Aires

38,6

2,8

22,1

Catamarca

9,1

45,5

27,3

Chaco

13,3

53,3

6,7

Chubut

36,4

18,2

18,2

Ciudad de Buenos Aires

22,2

35,2

22,2

Córdoba

18,0

18,0

33,3

Corrientes

35,7

21,4

28,6

Entre Ríos

26,3

26,3

15,8

Formosa

0

72,73

18,2

Jujuy

0

28,6

42,9

La Pampa

16,7

8,3

41,7

La Rioja

0

50,0

40,0

Mendoza

19,1

9,5

57,1

Misiones

18,8

56,3

25,0

Neuquén

33,3

16,7

16,7

Rio Negro

18,2

27,3

27,3

Salta

13,3

33,3

53,3

San Juan

0

53,3

6,7

San Luis

0

45,5

54,5

Santa Cruz

45,5

9,1

45,5

Santa Fe

22,0

9,8

22,0

Santiago del Estero

6,7

86,7

6,7

Tierra del Fuego

27,3

0

54,6

Tucumán

23,8

28,6

28,6

Total

23,8

22,7

27

Fuente: Elaboración propia.

Los resultados de Provincia de Buenos Aires (PBA) merecen una expli cación adicional: el gobernador apenas registra en este caso un 2,75 por ciento de designaciones -sólo Tierra del Fuego tiene menor incidencia del gobernador- mientras que el presidente alcanza un 38,6 por ciento de las designaciones, marca sólo superada por Santa Cruz, la provincia gobernada por Néstor Kirchner antes de acceder a la presidencia.

Como en la PBA se elige al 27,2 por ciento de los diputados nacionales (70 sobre 257), los resultados relativamente extremos de este distrito po drían sesgar los resultados. Por ello en la Tabla 4 excluimos la PBA.

El resultado es que el poder de nominación del presidente desciende de 23,8 a 18,5 por ciento, mientras que el del gobernador asciende de 23,2 a 30,5 por ciento, quedando así como la categoría con mayor porcentaje de nominaciones, apenas un punto porcentual por encima de otros líderes partidarios provinciales, que también crece desde 27 a 28,8.

Tabla 4

Actores con poder de nominación. Comparación del total con y sin la provincia de Buenos Aires

Actor con poder de nominación

Porcentaje sobre total de la muestra

Porcentaje sobre la muestra excluyendo PBA

Gobernador

23,2

30,5

Líder partidario provincial

27

28,8

Presidente

23,8

18,5

Partido de coalición

11,5

8,5

Líder territorial

6,1

6,8

Líder partidario nacional

6,7

5,1

Facción opositora del partido provincial

1,6

2,2

Núm. observaciones

555

410

Fuente: elaboración propia.

Pese al sesgo sobre la muestra ejercido por la PBA, su exclusión mantie ne los niveles de influencia del presidente y de otros líderes provinciales muy por encima de lo que suele asumir la literatura. No sólo en Santa Cruz el poder de nominación presidencial es especialmente importante; en Co rrientes y Chubut alcanza un 36 por ciento de las nominaciones, en Neuquén supera el 33 por ciento y en Tierra del Fuego el 27. Esto sugiere que PBA no es una excepción disruptiva de un patrón generalizado sino un caso acen tuado de un fenómeno -contrario a las presunciones de la literatura sobre el tema- que, al menos en el período analizado, involucra también a otros distritos .

Los resultados agregados muestran que el poder de nominar candida tos está más disperso de lo que normalmente se asume. El presidente es un actor influyente y existen líderes provinciales diferentes al gobernador que inciden en la confección de las listas, sea ubicándose ellos mismos allí o incluyendo a dirigentes de su confianza. Estos hallazgos, que surgen del análisis del conjunto de las nominaciones, siguen siendo válidos al observar sólo las nominaciones de candidatos en listas del partido o coalición de gobierno provincial, y mantienen su validez aun cuando se excluye a la PBA, donde el presidente tiene un peso mayor al promedio de las provincias y los gobernadores uno significativamente menor.

Si bien los gobernadores, líderes políticos provinciales y el presidente concentran casi en partes equivalentes las capacidades de nominación, otros actores como partidos de coalición, líderes nacionales, intendentes y otros líderes locales, así como facciones opositoras de partidos provinciales, jue gan un rol más acotado pero que puede ser muy relevante a la hora de construir coaliciones legislativas.

Los factores que defínen la variación en el poder de nominación de los actores

¿Qué variables explican el diferente poder de nominación de los distin tos actores políticos? Algunas de ellas pueden ser contingentes. Como se advirtió en la sección anterior, durante el período estudiado el presidente alcanzó el grado más alto de incidencia en las nominaciones de Santa Cruz, donde fue responsable del 45 por ciento de las candidaturas viables. Si se toman únicamente las candidaturas del FPV en esta provincia, corresponde atribuir al presidente el 83 por ciento de las candidaturas. Esto se explica por el hecho de que Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner fueron primero líderes partidarios provinciales en Santa Cruz y, tras 12 años de gobernar la provincia, alcanzaron la presidencia manteniendo el control sobre el partido en su distrito.

No obstante, es posible identificar variables más estructurales para ex plicar las variaciones de poder de nominación. En ese sentido, nuestros resultados permiten identificar dos hallazgos principales. Uno de ellos ex plica -al menos parte de- la heterogeneidad interprovincial; el otro refiere a las variaciones en el poder de nominación de los APN según la elección legislativa sea o no simultánea con la presidencial.

El poder de nominación y la interacción entre niveles de gobierno

Los resultados sugieren que el poder de nominación de los principales actores en este terreno (gobernadores, presidente, y otros líderes provincia les) es sensible al control de los diferentes niveles de gobierno por parte de sus respectivos partidos.

Tabla 5

Distribución del poder de nominación entre gobernadores, líderes provinciales y presidente según su poder institucional relativo

Principales APN según pertenencia a oficialismo

Partido de gobierno nacional

No

Partido de gobierno provincial

166 casos

Presidente: 50%

Gobernador: 40%

Líder partidario prov.: 2 %

86 casos

Gobernador: 72%

Partido de coalición: 13%

Líder partidario prov.: 10%

No

66 casos

Presidente: 74%

Líder partidario prov.: 20%

Líder territorial: 3%

237 casos

Líder partidario prov.: 53%

Partido de coalición: 21%

Líder partidario nacional: 15%

Fuente: Elaboración propia.

El gobernador aumenta su poder de nominación cuando no convive con un presidente de su mismo partido. En esta situación, los gobernadores no deben lidiar con un presidente con interés y poder para intervenir en la composición de la lista del oficialismo del distrito. En nuestra muestra, tal como se ilustra en la celda de arriba a la derecha de la Tabla 5, los goberna dores no pertenecientes al FPV consiguieron nominar un 72 por ciento de candidaturas de las listas de los partidos de gobierno en sus distritos. En cambio, el poder de nominación del gobernador se reduce cuando pertene ce al mismo partido que el presidente. En conjunto, los gobernadores del FPV fueron responsables del 40 por ciento de las nominaciones viables de los oficialismos provinciales en el período estudiado en sus provincias (celda de arriba a la izquierda). Esto supone que para el gobernador, la presencia de un presidente de su mismo partido implica una merma del 44 por ciento en su poder de designación.

Existen algunos casos en los que gobernadores del partido del presi dente logran retener los resortes que les permiten nominar candidatos aun cuando el presidente es de su mismo partido. Esto ocurrió durante el perío do analizado en provincias como La Rioja, Formosa o San Juan. En el otro extremo, vimos ya los casos de Santa Cruz y PBA, donde el gobernador virtualmente perdió el poder de nominación en manos del presidente. No obstante, la tendencia más general del conjunto de la muestra sugiere que en caso de coexistencia entre un gobernador y un presidente del mismo partido, el poder de nominación tiende a equilibrarse entre ambos (los ca sos de Entre Ríos y Tucumán ilustran más claramente este patrón).

Por su parte, el poder del presidente para nominar crece en aquellos distritos en los que la lista alineada con el gobierno nacional no coincide con la del gobernador de la provincia. En otras palabras, el presidente designa más candidatos de la o de las listas alineadas con el gobierno nacional cuan do éstas no están a su vez alineadas con el gobernador. Ante la ausencia de otro actor de peso con alto potencial para incidir en la conformación de las listas, se incrementa el poder del presidente. El poder presidencial de nomi nación en el conjunto de la muestra es del 23,7 por ciento del total y se incrementa hasta el 57,6 por ciento cuando se contabilizan únicamente las candidaturas incluidas en listas bajo la etiqueta FPV Pero si se toman sola mente las listas del FPV correspondientes a distritos en los que el goberna dor no es de ese partido, el poder de nominación del presidente alcanza el 74 por ciento (celda de abajo a la izquierda).

Finalmente, los líderes provinciales diferentes al gobernador crecen en importancia en aquellas listas que no están alineadas ni con el gobernador de la provincia ni con la presidencia de la Nación. En las listas apoyadas tanto por el presidente como por el gobernador los líderes políticos provin- cíales quedan relegados a apenas el 2 por ciento de nominaciones. Cuando la lista no cuenta con un gobernador ni un presidente como referente, los líderes partidarios provinciales escalan hasta el 53 por ciento de nominacio nes. Esta categoría, ilustrada en la Tabla 5 en la celda de abajo a la derecha, es la más frecuente de nuestra muestra, involucrando al 43 por ciento del total de las observaciones. Esto explica por qué los líderes provinciales apa recen a la cabeza en el ranking global de APN, tal como mostramos en la Tabla l .

En suma, el poder de nominación de cada actor no depende sólo de su propia posición institucional y de los recursos políticos que se derivan de ella sino también de la posición institucional de otros actores de su propio partido.

El presidente nomina más cuando hay elecciones simultáneas

El segundo hallazgo significativo refiere al hecho de que la influencia del presidente y de los gobernadores varía según se trate de elecciones legis lativas de medio término o en las que simultáneamente se elige presidente. Como se ilustra en la Figura 1, de los cuatro ciclos electorales analizados, el presidente alcanza sus registros más altos en los de 2011 y 2015, es decir cuando las elecciones para diputados fueron simultáneas con las de presi dente, y los dos más bajos en 2009 y 2013, cuando la elección fue única mente legislativa. Esto sugiere que la elección presidencial está asociada con una mayor nacionalización de las elecciones de diputados, teniendo el pre sidente una mayor capacidad para influir en las listas. En cambio, cuando la elección es únicamente legislativa, ésta tiende a dirimirse como un conjun to de compulsas de orden provincial, reteniendo los gobernadores una ma yor capacidad para conformar las listas.

Si bien los datos son sugerentes respecto a la incidencia de la simulta neidad en el poder de nominación, el análisis sobre la base de cuatro ciclos electorales (2 con simultaneidad y dos sin ella), es insuficiente para extraer datos concluyentes sobre este punto.

Figura 1

Nominaciones presidenciales en elecciones legislativas con y sin simultaneidad con elecciones presidenciales

Conclusiones

Los procesos por los cuales los políticos acceden a las nominaciones para cargos legislativos importan. Son importantes por cuanto echan luz sobre las relaciones de poder al interior de los partidos. Y son fundamenta les en tanto permiten identificar una parte relevante de la estructura de incentivos que enfrentan los políticos electos para desempeñarse en el Con greso, sobre todo en tiempos en los que las etiquetas partidarias a través de las cuales los diputados son electos han dejado de ser buenos predictores de su comportamiento.

Argentina es un caso arquetípico de un federalismo centrado en los partidos. Por esta razón, buena parte de la literatura asume que los líderes partidarios provinciales, particularmente los gobernadores, monopolizan el poder de nominación de candidatos legislativos. Este es un supuesto que subyace a distintas teorías sobre el funcionamiento del federalismo en el país. Sin embargo, la centralidad de los líderes partidarios subnacionales en el armado de listas legislativas no había sido, hasta ahora, verificada empíri camente. A su vez, evidencia anecdótica sugiere que, al menos como carac terística de los años del kirchnerismo, el presidente ha ganado -o recupe rado- terreno en este proceso en tiempos recientes.

En este artículo se problematizan esas presunciones, identificando siete tipos distintos de actores con poder para nominar candidatos y se ofrece por primera vez una cuantificación de la medida en la cual estos diferentes actores políticos controlan las nominaciones de candidatos a diputados nacionales.

Nuestros resultados ponen en cuestión las presunciones más extendidas de la literatura reciente respecto al rol de los líderes políticos de nivel provin cial en general, y de los gobernadores en particular, como actores excluyentes en el proceso de nominación de candidatos a diputados en Argentina. El presidente de la nación aparece, según nuestros resultados, como responsable de casi un cuarto del total de nominaciones en el período analizado, y de cerca del 60 por ciento de las nominaciones en las listas de su partido.

Los resultados también identifican la presencia de otros actores del sis tema político argentino como figuras relevantes en el armado de las listas legislativas. Líderes partidarios provinciales distintos al gobernador resultan de hecho los actores más decisivos en el conjunto de nuestro análisis. Mien tras que partidos que designan como socios menores de una coalición, líde res partidarios nacionales distintos al presidente, y -en menor medida- intendentes y otros líderes territoriales, son actores que no pueden ser ig norados en este terreno. Si, como propone Schattschneider en la cita inicial de este artículo, quien controla las nominaciones es el dueño del partido, los partidos argentinos carecen de un único propietario.

Al destacar el rol del presidente y de otros líderes provinciales en la no minación de candidatos, nuestros resultados llaman a relajar el contraste entre dos posturas sobre el federalismo argentino. Mientras que un viejo sentido común sostenía que el presidente controla al Congreso, el actual (o nuevo) afirma que los líderes partidarios provinciales (especialmente los gobernadores), por su control sobre las nominaciones partidarias, son acto res centrales en el funcionamiento del Congreso Nacional. Los hallazgos de este artículo relativizan ambas visiones y presentan una escena más frag mentada, donde los presidentes, los gobernadores, y otros líderes provincia les y nacionales, disputan el control del acceso a la Cámara de Diputados.

A partir de ello, cabe preguntarse por el énfasis que los analistas, pero sobre todo los propios actores políticos, ponen en la negociación entre pre sidente y gobernadores como la llave que abre la puerta a las mayorías parla mentarias. Nuestra intuición a partir de los resultados observados es que los gobernadores no constituyen un cartel que controla el Congreso. En cam bio, pueden ser los actores que, dada su posición institucional, son más propensos a negociar con el presidente para permitir, con algunos votos adicionales, hacer la diferencia que un presidente sin una mayoría legislati va propia necesita para la aprobación de su agenda.

Finalmente, el análisis de los resultados permite afirmar que el poder de nominación de cada actor es variable. Particularmente, identificamos que el poder de nominación de los diferentes actores es proporcional a su poder rela tivo dentro de sus partidos políticos, poder que se explica principalmente a partir del control del gobierno nacional y provincial por parte de sus copartidarios. En otras palabras, el poder de nominación del presidente se acrecienta cuan do en una provincia no hay un gobernador de su partido, y el poder de nomi nación del gobernador se acrecienta cuando no gobierna un presidente de su partido. Los líderes provinciales diferentes al gobernador aumentan su poder cuando su partido no controla la gobernación ni la presidencia.

La simultaneidad entre elecciones provinciales presidenciales y legisla tivas, o el hecho de que los diputados se elijan sin que concurra una elec ción presidencial, también impacta en el poder de nominación de los acto res. Factores más contingentes, como el particular ascendiente del presiden te sobre un gobierno provincial, también deben tomarse en consideración.

La principal contribución de este artículo consiste en presentar, por primera vez, resultados sobre la base de la observación empírica respecto a quiénes nominan a los candidatos a diputados en Argentina. Los hallazgos que se presentan contribuyen a la comprensión de la dinámica política del federalismo argentino, en lo que respecta a la interacción entre política na cional y subnacional. Ofrecen también una perspectiva novedosa para ana lizar la política del Poder Legislativo, contribuyendo a comprender variables tales como el nivel de dispersión de los bloques, la disciplina de las banca das, o el control legislativo de los presidentes, entre otras.

La incorporación de más observaciones a la base permitirá determinar en qué medida los hallazgos aquí presentados refieren específicamente al período estudiado, a un ciclo político en particular, o si tienen validez para, al menos, uno más extenso. Esa información contribuirá también a dar mayor precisión a las variables que determinan la distribución del poder de nomi nación en el sistema político argentino.

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