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Cuyo

versión On-line ISSN 1853-3175

Cuyo vol.27  Mendoza ene./dic. 2010

 

RESEÑAS

Arpini, Adriana y Clara Alicia Jalif de Bertranou (directoras). Independencia, Estados nacionales e integración continental (1804-1880). Colección Diversidad e Integración en Nuestra América, v. I. Buenos Aires, Biblos, 2010, 351 p.

Patricia Yori1
Instituto Superior de Formación Docente y Técnica Nº 9001 "Gral. José de San Martín"

Independencia, Estados Nacionales e integración continental (1804-1880) es el primer volumen de la colección Diversidad e Integración en Nuestra América, dirigida por Adriana Arpini y Clara Alicia Jalif de Bertranou. Se trata de una serie que recorre cuestiones sobre la integración y el reconocimiento de la diversidad en los aspectos filosóficos, culturales, sociales, jurídicos, éticos y políticos en los discursos de pensadores latinoamericanos de los siglos XIX y XX.  En este libro participan destacados intelectuales latinoamericanos y especialistas en Historia de las Ideas Latinoamericanas: el reconocido maestro Arturo Roig, Dante Ramaglia, Liliana Giorgis, Marcos Olalla, Florencia Ferreira de Cassone, Oscar Zalazar, Silvana Montaruli, Federica Scherbosky, y las propias directoras de la Colección.

Los trabajos se organizan en dos partes: la  primera, titulada "El Pensamiento de la Independencia, un siglo de luchas (1804-1898)",  aborda el ciclo que va desde la Independencia de Haití hasta el fin del dominio colonial español con la guerra hispano-cubana-estadounidense. La segunda, "Barbarie y civilización: lucha por los estados nacionales y la integración continental", profundiza en el pensamiento de aquellos intelectuales que lidiaron por una "segunda independencia o emancipación mental" en el marco de diversos proyectos civilizatorios. Cada capítulo contiene un corpus crítico y una acertada selección de textos de los mejores exponentes del pensamiento emancipatorio en Nuestra América. Al final de cada parte se presentan sugerencias para la incorporación del pensamiento latinoamericano en la escuela a cargo del equipo de mediación pedagógica, integrado por Mariana Alvarado, Paula Ripamonti, Cristina Rochetti y Silvana Vignale.

El libro admite múltiples lecturas. Se despliega con una apasionante composición de cartas, memorias, ensayos, artículos y discursos que expresan luchas, deseos y pasiones entretejidas desde el inicio de nuestra historia independiente. Pero sobre todo, es un libro que invita a la amistad entre latinoamericanos por medio de la escritura.

Lo que pone en valor a un texto es su lectura, el acento que otorga relieve a lo escrito con anterioridad a partir de esa marca presente. En este caso el viaje de la lectura está guiado por nuestros intelectuales, quienes señalan distintos caminos e intensidades que ayudan a comprender la genealogía de nuestros pueblos. A través de sus lecturas nos conducen a descubrir matices nuevos en aquello que de modo simplificado se ha denominado independencia o mero pasaje del colonialismo externo al interno. También nos ofrecen una valiosa caja de herramientas conceptuales y metodológicas para interpretar críticamente el pasado en un momento en el que renace la necesidad de la integración latinoamericana.

Si bien la experiencia de su lectura es inagotable, nos circunscribimos aquí a aquella que podemos realizar desde la perspectiva docente, en función de su transferencia como contenido de enseñanza en el nivel secundario y superior del sistema educativo.

Frecuentemente los docentes nos preguntamos cómo modificar muchos de los contenidos curriculares de humanidades y ciencias sociales que tienen una fuerte orientación eurocéntrica, de qué manera trabajar aquellos que posibiliten comprender las cuestiones comunes que vivimos como latinoamericanos, cómo abordar la complejidad y superar las restricciones que imponen las disciplinas tradicionales, entre otros planteos. En estas preguntas resuena la misma necesidad que llevó a José Martí a interpelar, con su magistral retórica, a la universidad en "Nuestra América", cuando decía en 1891:

¿Cómo han de salir de las universidades los gobernantes, si no hay universidad en América donde se enseñe lo rudimentario del arte del gobierno, que es el análisis de los elementos peculiares de los pueblos de América? A adivinar salen los jóvenes al mundo, con antiparras yanquis o francesas, y aspiran a dirigir un pueblo que no conocen. La universidad europea ha de ceder a la universidad americana. La historia de América, de los incas a acá, ha de enseñarse al dedillo, aunque no se enseñe la de los arcontes de Grecia. Nuestra Grecia es preferible a la Grecia que no es nuestra.

A más de un siglo de aquel ensayo, en la Introducción del libro se nos advierte sobre la escasa presencia que tiene en los planes de estudio de filosofía el pensamiento indo-latinoamericano, asiático, africano. Ausencia que vincula a un prejuicio basado en el modo de acceso a lo universal como pretensión propia de la filosofía. Podemos agregar, además, que este olvido o exclusión del discurso educativo se asienta también, en parte, en que los docentes seguimos reproduciendo en las aulas la colonialidad del saber y los dispositivos de saber-poder con los que hemos sido formados. Sin embargo, una verdadera transformación de la educación no pasa sólo por los discursos, sino fundamentalmente por prácticas y experiencias que nos interpelen como docentes y nos permitan tomar conciencia de la dimensión política de la tarea educativa. La potencia de este libro es, justamente, la de estimularnos a vivir esas experiencias.

Si bien desde la academia se han desarrollado producciones muy originales sobre la historia, la filosofía y la cultura latinoamericanas, en general no han sido pensadas en función de su transferencia y mediación para distintos niveles educativos. Es un rasgo distintivo del texto, además de su excelencia académica, su manifiesta voluntad por democratizar el conocimiento. No sólo a modo de una simple transposición didáctica de contenidos especializados, sino a partir de establecer espacios de diálogo con otros niveles educativos y con las jóvenes generaciones como una forma de participación social en el conocimiento del mundo.

Encontramos en estos materiales variadas alternativas y recursos que incitan la imaginación pedagógica y permiten proyectar una transformación del currículum de las ciencias sociales y humanidades, tanto desde el punto de vista de los contenidos como desde los abordajes ideológicos, epistemológicos y didácticos. Señalamos algunas consideraciones relevantes en este sentido.

En primer lugar la opción asumida por una filosofía viva, cuya función no es la colección erudita, ni la mera transmisión del pensamiento ajeno, sino la de provocar el acontecimiento, el devenir con otros en el ejercicio de un  pensar que nos conmueva, nos interpele y nos transforme.

Esta opción está presente en muchos de los precursores del filosofar desde América Latina. Baste recordar que Alberdi en su "Ideas para un curso de Filosofía Contemporánea" (1840) ya nos señalaba la inutilidad de estudiar una filosofía en abstracto y propuso en su lugar una práctica del filosofar que brotara de nuestras necesidades y resolviera el problema de nuestro destino nacional y americano.

Como sabemos, con frecuencia la enseñanza de la filosofía se reduce a la presentación de sistemas filosóficos europeos, fragmentados por selecciones de la oferta editorial. En su mayoría, los textos escolares se estructuran según problemas tradicionales y otorgan supremacía a los conceptos desvinculados de sus procesos de construcción en una situación histórica y vivencial. Por otra parte, los enfoques de enseñanza de las ciencias sociales ponen énfasis en las estructuras y procesos, pero descuidan la coherencia narrativa que hace comprensible la trama en la praxis de los sujetos. Frente a ello, este proyecto nos propone suscitar y mantener la inquietud del pensar como forma de enseñanza.

Esta tarea es menos difícil que para los pioneros de la "segunda independencia", quienes tuvieron que trazar las primeras huellas. Hoy contamos con un vasto corpus de discursos en este libro que nos permite dialogar con la tradición de un pensamiento emancipatorio para hacerla participar en la reflexión del presente y de la construcción de la propia identidad.

En segundo lugar, el desplazamiento del análisis hacia el sujeto que formula las preguntas en determinadas circunstancias permite entender la historia de la filosofía y de las ideas en general, como construcción narrativa sinuosa y contingente, tanto de la propia subjetividad como de la producción social de la realidad.

Centrarse en la cuestión del sujeto tiene una doble implicancia. Por una parte, atender al ejercicio de una hermenéutica crítica que requiere poner en tensión lo dicho con pretensión de verdad, con quién lo dice y en qué circunstancias. Es decir, no sólo hacer la crítica de las formas sociales de subjetivación en cada época, sino también visibilizar las formas de singularización de la experiencia. Desde allí es posible leer la emergencia de lo diverso, lo singular, lo propio en aquellos discursos que configuraron narrativamente las naciones y los proyectos de integración continental. Esta doble inscripción de las narrativas en lo singular y lo social está presente en el análisis de cada uno de los autores que reúne el libro. Por otra parte, desde el punto de vista pedagógico, el hecho de que sus autores presenten un corpus crítico y biográfico narrativo acompañando una selección de textos, propicia que sus lectores se apropien de estas experiencias históricas y de sus significados particulares y colectivos como un espejo en el que se tensiona la construcción de su propia  identidad cultural.

A modo de ejemplo, si tomamos el primer y último artículo del libro sobre la historia de Haití, podemos conmovernos con las memorias de Toussaint Louverture o debatir con Joseph Firmin sobre el papel de la raza negra en la historia de la civilización. Pero a la vez, leer en ellos y desde la mirada de nuestra intérprete, la contienda social, política y económica que atraviesa los procesos históricos de reconocimiento y autoafirmación. Descubrir de qué modo los esclavos y sus portavoces haitianos se agenciaron la noción de universalidad proclamada por los Derechos Universales del Hombre y del Ciudadano para reclamar por su particularidad, que no tenía cabida en ella; a la vez, advertir cómo se reprodujo luego la discriminación entre nativos negros y mulatos. Podemos preguntarnos, además, por los modos de deconstruir la falacia racista y cuáles son los desplazamientos semánticos que operan en la categoría de negro en la actualidad. Más allá, en medio de los festejos en torno al Bicentenario de las revoluciones independistas, llevadas a cabo éstas por las élites burguesas nativas, cuestionar la llamativa omisión de la revolución haitiana de 1804, siendo la primera y más radical revolución política y social de ex esclavos de origen que tomaron el poder para fundar una república llamada negra con nombre indígena.

En tercer lugar, el acceso a la universalidad, aspiración propia de la filosofía, se propone como producto de una dialéctica entre la subjetividad y los modos históricos de objetivación de la realidad. Esta perspectiva permite problematizar la idea de una universalidad abstracta y etnocéntrica y en su lugar sugiere construirla a partir del diálogo intercultural e intergeneracional, capaz de integrar lo múltiple y lo diverso sin anular sus diferencias. Tal como se la presenta, la cuestión de la diversidad e integración en sus vínculos conflictivos con lo universal da sentido a las experiencias históricas de resistencia y lucha de los sujetos históricos en distintos episodios de la vida en las emergentes naciones. Por ejemplo, Silvana Montaruli nos muestra con Bolívar y San Martín las formas de construir la idea de libertad e identidad como un imperativo moral, político y social que exige tomar las riendas de la propia dignidad. Federica Scherbosky presenta a Flora Tristán como peregrina de la libertad y la justicia social frente a cualquier forma de opresión, incluso la de género. Oscar Salazar y Liliana Giorgis, a través de Simón Rodríguez y José Martí respectivamente, nos muestran una idea de dignidad humana basada en formas heterogéneas de existencia cultural y de creación de la vida en comunidad. Así también, el análisis de textos de Domingo Faustino Sarmiento, Francisco Bilbao y Andrés Bello ayuda a despertar el interés por la contienda simbólica y social que atraviesa los ideales que estatuyen nuestras naciones.

Por último, el abordaje de los autores y las temáticas desde la Historia de las Ideas Latinoamericanas favorece la transversalización curricular y el tratamiento de los distintos campos disciplinares desde un enfoque globalizador. Desde este enfoque se puede trabajar en las aulas con proyectos interdisciplinares que faciliten comprender la complejidad de nuestro pasado y nuestro presente.

La Historia de las Ideas Latinoamericanas, disciplina que ha adquirido características específicas a partir de la renovación metodológica iniciada por Arturo Roig y varios de los autores de este libro, es la que favorece este tipo de abordajes. Entre sus rasgos distintivos se destacan: el énfasis puesto en el sujeto social de las ideas y en la historicidad de la producción intelectual; el modo de contextualizar estas producciones  en las  prácticas institucionales y cotidianas; además, la inscripción de las ideas en procesos identitarios con su dimensión política y social. Otro factor distintivo es el hecho de que su corpus esté constituido por textos de frontera situados en el linde de varios intereses y disciplinas (obras sistemáticas, discursos políticos, obras literarias, manifiestos, proclamas, cartas, etc.) que tienen en común la gestualidad. De este modo, su estatuto permite acceder a la complejidad y provocar el aprendizaje significativo.

Por ejemplo, la interpretación de Facundo que nos propone Arturo Roig a partir del estudio de la génesis de las categorías sociales de "civilización y barbarie", nos da una lección de filosofía, sociología histórica, análisis del discurso, teoría literaria y pragmática, entre otras. La pluma de Sarmiento bajo su mirada se convierte en una línea de fuga que abre espacios para debatir sobre los discursos, las prácticas sociales y los conflictos que atraviesan el siglo XIX.  Esta riqueza se encuentra en el análisis de todos los artículos, cuyos tópicos invitan a imaginarlos como contenidos educativos de diversos espacios curriculares: Simón Rodríguez y la escuela social, la idea de emancipación educativa en Andrés Bello,  políticas de integración en el discurso independentista de Bernardo Monteagudo, la integración en el proyecto civilizatorio de Juan Bautista Alberdi, el sentido universalista de unidad latinoamericana en José María Torres Caicedo, la lucha por una sociedad igualitaria en Francisco Bilbao, el legado hostosiano de la unidad en la variedad, entre otros.

Simultáneamente a la publicación de este primer volumen, el equipo de mediación pedagógica nos ofrece en el sitio web del Centro de Investigación Interdisciplinaria de Filosofía en la Escuela - CIIFE variadas sugerencias y recursos para vivir experiencias de pensamiento con nuestros alumnos. A ellas se puede acceder en la dirección electrónica: http://www.filosofiayeducacion.uncu.edu.ar/

En este sitio se proponen experiencias muy motivadoras que requieren de una programación y prácticas áulicas interdisciplinarias. Las experiencias incluyen recursos para desarrollar indagaciones bibliográficas y de campo, se orientan a modalidades de aprendizaje activo y están destinadas a la construcción intersubjetiva del conocimiento en un ambiente lúdico. En ellas se propone la reflexión sobre algunos tópicos significativos para comprender el presente a partir de la lectura de los textos que ofician como pretextos para incitar a la reflexión conjunta. Se prevén momentos para traducir lo dicho por otros con la propia experiencia, para el reconocimiento de lo propio, la comprensión de la diversidad, la integración, la conceptualización, y para que acontezca lo inesperado en el encuentro educativo.  

En síntesis, el enigma náhuatl del Códice Matritense, citado en el inicio del libro, resuena e impregna la intencionalidad educativa de todas sus páginas: "... el maestro de la verdad, no deja de amonestar. Hace sabios a los rostros ajenos. Pone un espejo delante de los otros, hace que en ellos aparezca una cara".Es la intención de provocar el conocimiento y la valoración de sí mismo con otros, en este caso con aquellos que lucharon por la autonomía y el reconocimiento de la dignidad humana desde la realidad de nuestros pueblos.

Nota

1- Profesora y Jefa de Investigación en el Instituto Superior de Formación Docente y Técnica Nº 9001 "Gral. José de San Martín" y  profesora en Escuelas de Nivel Medio, Mendoza, Argentina. <patriciayori@yahoo.com.ar>

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