1. Introducción
La propuesta general del presente trabajo consiste en indagar la experiencia de la Generación del 37 en el San Juan de la primera mitad del siglo XIX. Específicamente, nos interesa exponer cómo en el periódico El Zonda (1839) se vieron reflejados algunos de los principales postulados políticos e intelectuales del grupo surgido en Buenos Aires. ¿Por qué abordar el objeto desde la fuente seleccionada? La respuesta atiende al menos dos características particulares de El Zonda.
En primer lugar, es preciso destacar que el mentado periódico conformó, junto a la fundación del colegio Santa Rosa, una de las principales herramientas implementadas por los sanjuaninos Manuel Quiroga Rosas, Domingo F. Sarmiento, Indalecio Cortínez y Antonino Aberastain, integrantes de la Asociación de la Joven Generación Argentina2, para intervenir públicamente en el San Juan decimonónico. Además, El Zonda, por significar la única publicación realizada por el grupo, constituye el documento primordial para examinar la presencia de la Generación del 37 en la provincia. ¿Cómo fue analizado previamente el objeto de estudio?
El Zonda, por ser una de las participaciones iniciales de Sarmiento en la escena pública de la incipiente Argentina, llamó la atención de investigadores afectos a enfatizar el aporte a la historia de la prensa escrita. Dentro de estas producciones pueden citarse: Rogelio Díaz (1937), Carlos Galván Moreno (1943), Oscar Beltrán (1943), Guillermo Collado Madcur y Cecilia Yornet (2005), César Díaz y María Passaro (2008), Mabel Cercos y Carlos Moreno (2015), ente otros.
Las valiosas contribuciones de los estudiosos apuntados sirven para comprender diversos aspectos de El Zonda, tales como: sus redactores, el formato utilizado, fechas de aparición y finalización del tiraje, secciones del periódico, noticias difundidas, editoriales, etc. No obstante, debido a que su interés gira por otras temáticas, no desarrollan el objeto aquí propuesto. De la consulta concretada hasta el momento, únicamente Paul Verdevoye (1988) y Horacio Tarcus (2016) avanzaron sobre la adopción de ciertos planteos de la Generación del 37 plasmados en el periódico en cuestión. Veamos brevemente la manera de trabajar este último punto.
Si bien no constituye el tema de particular indagación en el amplio estudio desplegado por Paul Verdevoye; al examinar, entre otras cuestiones, las producciones sarmientinas aparecidas de 1839 a 1852, ineluctablemente se detuvo en El Zonda. Además de brindar información de las características como publicación (formato, tiraje, redactores, etc.), el investigador exhibe la influencia ejercida en el El Zonda por distintos títulos y pensadores. Principalmente indaga tres fuentes frecuentadas por los jóvenes sanjuaninos: La Moda, Revue Encyclopédique y el Dogma Socialista.
La Moda conforma para Verdevoye (1988) la inspiración primordial para El Zonda al punto de considerarlo como “un reflejo casi perfecto” (p. 75) de la revista editada por los jóvenes del 37 en Buenos Aires durante 1837 y 1838. El erudito francés fundamenta la afirmación mostrando las similitudes entre los postulados de La Moda pertinentes a educación de la mujer y la crítica a España. Respecto al rechazo efectuado contra el país ibérico, también Verdevoye ve la presencia del Dogma socialista en este posicionamiento. Pero, para el investigador, la gran vitrina intelectual aconteció en la Revue Encyclopédique3, según advierte: “Frases enteras de la Revue Encyclopédique han pasado a las columnas de El Zonda” (p. 58). Para demostrar dicha idea, el historiador compara párrafos de ambas publicaciones donde se aprecian numerosas similitudes textuales.
Por su parte, Horacio Tarcus (2016), en el complejo trabajo concretado sobre la recepción del socialismo romántico en la Argentina en ciernes, dedica cierto espacio a El Zonda. Sigue a Verdevoye al momento de destacar la importancia de la Revue Encyclopédique y La Moda para la escritura del periódico sanjuanino. Tarcus principalmente analiza la nota titulada “El Siglo” con el fin de probar cómo el texto “diseñaba, apelando a Saint-Simon y a Leroux, el que a su entender era el programa teórico-político para el siglo XIX” (p. 182).
Verdevoye y Tarcus ofrecen importantes elementos al momento de pensar las fuentes frecuentadas por Quiroga Rosas, Sarmiento, Cortínez y Aberastain para redactar El Zonda. Sin embargo, al ser los respectivos objetos de estudio disímiles al propuesto en nuestro artículo, no centraron el interés en la publicación en cuestión y, en consecuencia, no ampliaron en lo referido a la influencia de la Generación del 37 en la prensa escrita de San Juan. Es por ello que, partiendo de esta base bibliográfica, pretendemos dar un paso más al indagar la matriz de pensamiento subyacente en el documento seleccionado.
Sinterizando, según intentaremos evidenciar, El Zonda expone el arribo al suelo sanjuanino de las disímiles novedades diagramadas por la Generación del 37 en el siglo XIX. Y si bien en nuestro trabajo no problematizamos los usos y apropiaciones de diversos pensadores y corrientes de pensamientos, procuramos realizar una primera aproximación a las innovaciones políticas e ideológicas propuestas por El Zonda4. Para desarrollar los postulados precisados, dividiremos la presentación en tres apartados. Inicialmente examinaremos cómo llegó la Generación del 37 a San Juan, en segunda instancia avanzaremos sobre ciertos principios intelectuales adoptados por El Zonda para, a modo de conclusión, cerrar con algunas reflexiones finales.
2. La Generación del 37: la gestación del grupo y su desembarco en San Juan
Para hablar de El Zonda y sus redactores, necesariamente, debemos detenernos en la Generación del 37. Esta opción responde a que los jóvenes sanjuaninos, a partir del accionar de Quiroga Rosas, integrarán el citado grupo y abrazarán los preceptos intelectuales pregonados en San Juan mediante diversas labores, entre ellas, la redacción del mentado periódico. Comencemos por un interrogante disparador: ¿en qué consistió la Generación del 37?
En resumidas palabras podemos definirla como el conjunto de jóvenes que intervino en la política de la Confederación Argentina con el objetivo de ofrecer soluciones para instaurar un gobierno capaz de superar las disputas facciosas emergidas luego de la Revolución de Mayo. Entre los miembros destacan Esteban Echeverría, Juan Bautista Alberdi, Bartolomé Mitre, Juan María Gutiérrez, Vicente Fidel López, José Mármol, Félix Frías, Domingo Faustino Sarmiento y Mariano Fragueiro. A estos pueden sumarse otras figuras: Florencio Balcarce, Luis L. Domínguez, Miguel Cané (padre), José Rivera Indarte, Manuel Quiroga Rosas, Juan Thompson, etc. (Myers, 1998, p. 383 ).
El núcleo de la Generación del 37 se conformó fundamentalmente en base a las instituciones educativas de Buenos Aires -el Colegio de Ciencias Morales y la Universidad- inauguradas por impulso de Bernardino Rivadavia. El inicio de la participación pública aconteció durante el segundo gobierno de Juan Manuel de Rosas. En el Salón Literario, de Marcos Sastre, materializaron la presentación como agrupación en el año 1837 -de ahí el nombre acuñado. El principal órgano por el cual manifestaron su pensamiento fue el semanario La Moda.
En las cuestiones políticas del momento, especialmente en lo referido al vínculo con el gobernador de Buenos Aires, al comienzo “Algunos jóvenes entendían que el orden rosista era un emergente del social posrevolucionario y, por lo tanto, era legítimo” (Wasserman, 2014, p. 278). Incluso Alberdi, una de las figuras más sobresalientes del Salón, intentó acercarse a Rosas como consejero. Esta actitud de cordialidad culminaría pronto y comenzaría el rechazo total contra la política del líder federal, la radicalidad del cambio “se debió en buena medida a la intemperancia del rosismo, que no dejaba margen para actividades públicas o privadas que escaparan a su control: a comienzos de 1838 el gobierno dispuso cerrar el Salón Literario y mandó que cesara la publicación de La Moda” (Wasserman, 2014, p. 279).
Ante el adverso panorama, pasarían a la acción directa para sumar fuerzas y vencer al “tirano”. Siguiendo este fin podemos identificar al menos dos mecanismos de intervención de los jóvenes del 37. Por un lado, algunos decidieron incorporarse a los diversos conflictos desatados entre 1838 y 1841 con la meta de derrocar a Rosas5. Derrotados los diferentes flancos, optaron por exiliarse en Uruguay, Chile y, en menor número, Bolivia. En el nuevo periodo mantuvieron la unidad a pesar de que principiaban ciertas discrepancias en cuanto a los modos de pensar el programa político a instaurar luego de la caída del “Restaurador”.
Sumado a ello, finalizada la experiencia del Salón, otros miembros crearon la Asociación de la Joven Generación Argentina, luego denominada Asociación de Mayo: “agrupamiento semisecreto del cual se llegaron a fundar filiales en San Juan, Tucumán y Córdoba” (Wasserman, 1997, p. 15). El objetivo radicaba en propagar el ideario de la Asociación, condensado en La creencia, escrito redactado por Echeverría6 y publicado por vez primera en Montevideo en 18397. De esa manera, la Generación del 37, grupo surgido en Buenos Aires, llegaba con las propuestas intelectuales a la provincia de San Juan. Indaguemos sintéticamente cómo su influencia se materializó en determinadas actividades desplegadas por los sanjuaninos adherentes a las novedades traídas desde la ciudad portuaria.
El primer sanjuanino integrante del grupo fue Manuel Quiroga Rosas, egresado de la Universidad de Buenos Aires y participante del Salón. Quiroga Rosas continuó en la Asociación de Mayo con la intención de expandir el credo de la organización en el resto de la Confederación. En los albores de 1839 arribó a San Juan portando bajo el brazo la Creencia. A partir de entonces sumaría al grupo a Antonino Aberastain, Indalecio Cortínez, Dionisio Rodríguez y Domingo Sarmiento8 (Arias y Peñaloza de Varese, 1966, p. 236)9. Si bien la trayectoria de la Asociación de Mayo en la provincia resultó efímera ya que solo actuaron durante algunos meses entre 1839 y 1840, las iniciativas impulsadas ameritan examinarse.
Para comenzar vale tener presente el marco político. Gobernaba San Juan Nazario Benavides, quién ejercía el cargo desde de 1836 y, mediante continuas reelecciones, lograría mantenerse después de la batalla Caseros. El mandatario provincial conformó, junto al mendocino Félix Aldao10, uno de los pilares de Rosas y el federalismo en la región andina. Ambos conseguirían dar por tierra a la avanzada militar de la Coalición del Norte11 en la zona cuyana. Benavides constituyó, según Halperín Donghi (2007), la nueva camada de “caudillos” adjetivados “mansos”, estos contaron con el beneplácito de Rosas por el hecho de ser “más dóciles a sus directivas” (p. 375).
Además, por entonces no se desataba la represión porteña sobre las provincias del noroeste, centro y andinas12. Ergo, el clima político en San Juan no presentaba aun las tensiones vivenciadas en otros lugares de la Confederación. Producto de lo manifiesto, el gobernador Benavides permitió en San Juan desplegar ciertas actividades de figuras consideradas partidarias del unitarismo. Así, por ejemplo, Sarmiento fue elegido director de la imprenta del Estado (Arias y Peñaloza de Varese, 1966, p. 243) y, al mismo tiempo, concretó labores la Asociación de Mayo.
Una de tareas efectuadas por los sanjuaninos recién incorporados a la Asociación consistió en la creación del colegio Santa Rosa, abocado a la educación de la mujer y cuya dirección quedó a cargo de Sarmiento. Desde dicha institución los jóvenes buscaron “corregir viejas costumbres ya arraigadas y transformar la vida de esta sociedad” (Arias y Peñaloza de Varese, 1966, p. 256). El accionar de Santa Rosa resultó complementado con la publicación de El Zonda; incluso, según veremos en el apartado siguiente, el periódico difundió los discursos de apertura del colegio. La tirada de El Zonda, extendida entre el 20 de julio y el 6 de agosto de 183913, sumó seis números. ¿Por qué fue efímera la duración?14
De las páginas del mismo periódico puede identificarse a la cuestión económica como la principal causa de su finalización. En el primer ejemplar los redactores realizaban el conteo de posibles lectores con el fin de calcular la cifra necesaria de suscriptores para poder permanecer con la empresa. Al parecer, los seis números iniciales respondían a un lote de impresiones acordado con la imprenta, por ello distintos ejemplares culminaban con el aviso: “Se reciben suscripciones en esta imprenta, y en el Café del Comercio. Los suscriptores recibirán el periódico en sus casas, debiendo abonar la suscripción cada seis números” (El Zonda, 20 de julio de 1839, p. 4). Cumplida esa tanda, la escasez de suscriptores y la poca predisposición del Estado provincial para financiar nuevas tiradas15, finiquitaron la experiencia de El Zonda.
Ahora, en comparación a La Moda, su par de Buenos Aires, ¿también existieron motivaciones políticas para concluir con El Zonda? Tal lo señalado previamente, por entonces en San Juan el clima político no presentaba las violencias vivenciadas en otras partes de la Confederación, razón por la cual los jóvenes pudieron actuar abiertamente en la provincia. Incluso, El Zonda apoyó al gobierno de Benavides16 y, a nivel república, condenó el bloqueo de Francia al puerto de Buenos Aires17. Pero la desaparición del periódico no significó la finalización de las actividades de la Asociación de Mayo en San Juan, no mientras continuaran abiertas las puertas del colegio Santa Rosa.
Contrario a El Zonda, la iniciativa pedagógica que implicó Santa Rosa si alcanzaría el fin por particularidades políticas. La escalada de luchas armadas en la Confederación impactó en la región cuyana en los últimos meses de 183918. Acusado de conspirar en favor de la Coalición del Norte19, Domingo Faustino Sarmiento sería llevado a prisión, ya en libertad optaría por exiliarse en Chile a fines de 184020. La escuela cerraría en 1841. Acababa así el ensayo de la Generación del 37 en San Juan, dejando a El Zonda como su principal manifiesto público. Indaguemos de qué manera el periódico reflejó los principios intelectuales del movimiento iniciado por los jóvenes.
3. El pensamiento de la Generación del 37 a través de El Zonda
Dentro del plano de las ideas, para nuestro trabajo interesa distinguir, al menos, dos grandes características de los jóvenes del 37: los objetivos fijados y, en torno a estos, la matriz de pensamiento utilizada para delinearlos y lograr cumplirlos. No obstante, antes de pasar a examinar ambos aspectos requerimos destacar que la Generación del 37 se autopercibió como un grupo disruptivo en la historia de las provincias pertenecientes al ex Virreinato del Río de la Plata. Según entendían, previamente no hubo -salvo la breve experiencia rivadaviana- antecedentes intelectuales dignos de recuperar, algo perceptible en diversos pasajes de El Zonda.
En una oportunidad los redactores marcaban los nuevos tiempos mostrando al periódico como parte de la superación de la prensa facciosa, típica de quienes los precedieron. En ese sentido, expresaban los jóvenes sanjuaninos:
(…) el espíritu de partido alimentó sus producciones, y en lugar de ser la prensa un medio de instrucción, una mejora social, un vehiculo del comercio las artes y ciencia (…) fue en sus manos la campana de alarma, el bramido de las pasiones políticas y el augur funesto de dias de desórden y de calamidades públicas (El Zonda, 20 de julio de 1839, p. 2).
La ruptura con la tradición también se manifestaba en El Zonda. Conforme escribían, el periódico no apuntaba a ganar los favores del gobierno para sobrevivir, y por ello el permanente interés por las suscripciones. Asimismo, el diario procuraba ofrecer soluciones para lograr el definitivo desarrollo de la provincia. Ambas cualidades denotaban que los jóvenes locales continuaban a sus pares de Buenos Aires en el propósito de “convertirse en el agente de esa trasformación encarnada en una nueva figura: la del intelectual en reemplazo del letrado colonial” (Goldman y Pasino, 2008, p. 110)21.
Los miembros de la Generación del 37, al momento de dar forma al sistema de gobierno superador de las problemáticas pos independencia, plasmaron los esfuerzos intelectuales en una figura específica: la nación, concibiéndola “como el nombre del proyecto con el cual buscaban desarrollar lazos sociales y políticos modernos en el territorio rioplatense” (Wasserman, 1997, p. 13). Para concretar esa meta, el grupo divisó como el principal problema a la “ausencia de sujetos locales que ellos consideraban aptos para erigir una nación organizada como república democrática” (Wasserman, 2014, p. 291). ¿Cuál fue la matriz intelectual en la que gestaron los programas?
Los integrantes del grupo conformaron un pensamiento ecléctico, no representaron meros receptáculos de las novedades de la época. Al contrario, dependiendo de las necesidades coyunturales, seleccionaron y utilizaron las lecturas de autores provenientes de Europa22. Empero, a pesar de la complejidad para definir la pertenencia a determinadas corrientes, puede decirse que en líneas generales siguieron los postulados del romanticismo, socialismo e historicismo23.
Comencemos por las influencias del romanticismo24. Los jóvenes del 37 particularmente acogieron las ideas del romanticismo francés25. El ciclo romántico adquiere expresión pública a partir de la llegada de Echeverría a Buenos Aires, quien trajo de Europa las innovaciones de ese continente26. El romanticismo en la incipiente Argentina fue inicialmente un modo de entender la realidad circundante. Según abrevia Oscar Terán (2012), los promotores privilegiaron “la exploración de los aspectos considerados irracionales de la conducta humana, tales como la imaginación o el ámbito de las emociones” (p. 62). En consecuencia, el romanticismo también continuamente buscó captar lo original de aquello que hacía excepcional a un pueblo para así individualizar las características propias como nación (p. 63). En el caso sanjuanino, los editores se vieron influenciados por dichos preceptos al momento de adoptar la denominación “zonda” para el periódico.
Para los jóvenes, la opción por “zonda” respondió a motivos estratégicos, para indicar algo propio y distintivo de San Juan ya que implicaba “un nombre característico de la provincia: donde quiera que suene esta palabra Zonda, preguntarán lo que ella significa y he aquí como se difunden los conocimientos topográficos” (El Zonda, 20 de julio de 1839, p. 2). El título del periódico buscó apelar a la originalidad del terruño para hacerla diferente a otras publicaciones y, al mismo tiempo, impulsar el conocimiento de ciertos aspectos inmanentes a la provincia.
Además, los redactores recurrían a las disímiles representaciones que “zonda” tenía para la población sanjuanina: “ZONDA es, dijo otro, un baño refrigerante, cuyas saludables aguas alivian mil dolencias, donde la juventud goza placeres variados, donde los pasatiempos, el baile gracioso, el canto alegre y la jarana bulliciosa se suceden sin interrupción por cuatro meses al año” (El Zonda, 20 de julio de 1839, p. 2). En síntesis, el texto citado, como buena muestra romántica, apuntaba a describir y enfatizar en el significado emocional de “zonda”27.
Los románticos del 37 en base a sus estudios diagnosticaron la existencia de una república democrática producto de la Revolución de Mayo pero, en simultáneo, advirtieron la imposibilidad de institucionalizarla debido a la carencia de sujetos sociales. Por todo ello era imprescindible transformar las costumbres e instituciones. La ausencia de personas donde asentar la vida institucional llevó a propugnar la idea, tomada de Cousin, de soberanía de la clase letrada (Halperín Donghi, 2005, p. 36). Desde allí sostuvieron que ellos, los jóvenes, constituían el único grupo capaz de conducir al progreso28. En este sentido, coincidieron en la necesidad de concretar en el plano intelectual lo logrado por la Revolución en la dimensión político-militar: la independencia.
En El Zonda, haciendo suyo el juicio sobre el pueblo soberano, resaltaban y lamentaban la falta de interés de los habitantes de San Juan por la cosa pública:
(…) la inversión de la hacienda pública, las recargadas contribuciones que el pueblo sufre, por el Rio y acequias, el modo de aligerar aquellas, y mejorar estas, la administración de justicia, el fomento de la agricultura (…) la organización de las milicias, las diversiones y paseos públicas, el hospital, en fin todo lo que en otras parte, llama diariamente la atención del pueblo, en San Juan es mirado con una profunda indiferencia (El Zonda, 25 de agosto de 1839, p. 1)
Los jóvenes románticos sanjuaninos compartían la causa de actuar abiertamente para perfeccionar los hábitos locales. En consecuencia, el periódico definía a sus “miras” como “sociales” -y no políticas-, pues “los pequeños y los grandes vicios, que son los verdaderos obstáculos para la felicidad del pueblo: los pequeños y grandes remedios ó mejoras posibles; he ahi nuestras miras” (El Zonda, 17 de agosto de 1839, p. 4). Bajo esta perspectiva logra entenderse el objetivo de publicar El Zonda, no obstante, para profundizar en las motivaciones del diario resulta preciso detenernos en la otra corriente de pensamiento adoptada: el socialismo.
Respecto al socialismo, la Generación del 37 principalmente tomó las ideas provenientes del socialismo humanitario, pregonado por Pierre Leroux (Wasserman, 2014, p. 288)29. El socialismo sirvió de nexo entre romanticismo y praxis, donde mejor se exteriorizó la alianza fue en el arte. De tal modo, usaron la estética romántica, pero con los principios utilitarios del socialismo (Myers, 1998, pp. 432-433). Con esa consigna escribieron obras dirigidas a intervenir en la escena política. Posiblemente la decisión de editar El Zonda atendió las preceptivas socialistas en las que la prensa y las revistas eran los más eficientes dispositivos para dar a conocer el pensamiento en la sociedad (Tarcus, 2016, pp. 45-46)30.
Por influencia del socialismo privilegiaron la libertad de pensamiento31 y concibieron el inmanente progreso continuo de la historia. La dimensión espiritual de las personas tenía papel importante, además comprendían a la educación de la sociedad como un punto trascendental en toda democracia32. La creación del colegio Santa Rosa puede apreciarse tras esos estímulos. Aunque sin llegar a los posicionamientos extremos de algunos europeos33, los jóvenes sanjuaninos repararon en la necesidad de impartir instrucción al sexo femenino con el fin de lograr emanciparlo. ¿De qué manera plantearon realizarlo?
En primera instancia, resulta posible señalar ciertos comentarios vertidos por los editores de El Zonda donde advertimos la marginación de las mujeres en cuanto a lectoras de periódicos. En el número inicial del periódico apuntaban al momento de fundamentar el nombre “zonda”: “suena muy dulcemente en muchos oídos, y trae mil recuerdos gratos á nuestras jovencitas que frecuentas sus aguas. -Oh! replicó otro, que también las niñas han de leer. -No; pero lo verán al envolver una tableta ó hacer un cartucho, y siempre se aventaja algo en eso” (El Zonda, 20 de julio de 1839, p. 2)34.Entonces para analizar mejor qué buscaban con la inauguración de una escuela para mujeres es preciso remitirnos a los discursos -impresos en El Zonda- pronunciados por los fundadores de la institución.
Según manifestaba Quiroga Rosas la mujer no era libre “porque le faltan los talentos de la industria, los talentos de la refleccion, y la fuerza de levantarse á consideracion de la vida” (El Zonda, 20 de julio de 1839, p. 4). Por su parte Cortínez, al reflexionar sobre los beneficios de la buena educación del sexo femenino, afirmará: “tendremos matronas ilustres que den hijos agradecidos, padres solícitos, ciudadanos industriosos, sacerdotes edificantes, sabios consumados, y firmes columnas de la Independencia de la Patria que hoy celebramos” (El Zonda, 27de julio de 1839, p. 3). En definitiva, los sanjuaninos seguían a los pares de la Generación del 37 en considerar la figura de la “matrona republicana” que “no necesita conocimientos literarios sino saberes útiles, prácticos y funcionales a la vida doméstica” (Batticuore, 2003, p. X).
Continuemos con otras características del socialismo acogido por la Generación del 37. El punto sustancial aparece en la prevalencia otorgada a lo colectivo sobre lo individual. Para los jóvenes sanjuaninos el egoísmo representaba una de las principales causas del deterioro de la provincia35. Según concluían “Reinando este egoísmo, esta pereza, esta indiferencia por la cosa pública ¿podremos jamás conseguir órden, tranquilidad, libertad?” (El Zonda, 25 de agosto de 1839, p. 2)36.
No obstante, a pesar de primar la razón colectiva, debían garantizar los derechos individuales, de ahí el delicado equilibrio entre libertad y unidad social (Wasserman, 2014, p. 289). En semejante concepción radicaba la clave del pensamiento adoptado: para los jóvenes resultaba posible congeniar la igualdad con la libertad, la conquista de una necesariamente implicaba la obtención de la otra. En resumidas palabras, los dos principales sistemas políticos del siglo XIX, democracia -con el principio de igualdad- y liberalismo -con la preponderancia de la libertad individual- compatibilizaban totalmente37.
La Asociación de Mayo en San Juan tomó el mentado esquema; por consiguiente, en diversas oportunidades indistintamente hablaban de la igualdad y la libertad como parte de la misma experiencia política: “Ya somos libres, somos demócratas, es decir hombres iguales, hombres constituidos á trabajar todos en la felicidad de todos, hombres que hemos desterrado á esos seres privilegiados” (El Zonda, 25 de agosto de 1839, p. 2)38. Llegado este punto, cabe preguntarnos ¿de qué manera logró la Generación del 37 unir ciertos preceptos del romanticismo con los del socialismo?
El historicismo representó para los jóvenes lo “que permitió integrar su voluntad de transformación con su actividad intelectual o literaria y con su pretensión de dar forma a una identidad y una cultura nacional” (Wasserman, 2014, p. 287). El historicismo facilitó a la Generación del 37 la filosofía de la historia, entendida como “instrumento conceptual de amplia utilidad para dar cuenta del significado presente y probable devenir de la sociedad argentina y de sus actividades culturales” (Myers, 1998, p. 436). La filosofía de la historia tuvo distintas particularidades en el pensamiento de los jóvenes39, sinteticemos algunas.
La filosofía de la historia de la Nueva Generación buscó explicar el desarrollo histórico a partir de leyes generales. Para ello apelaron a la “aceptación del progreso rudimentaria, que postulaba un movimiento ascendente de las etapas históricas, en contraposición a las visiones cíclicas o decadentistas” (Myers, 1998, p. 436). El progreso se convertía en el motor de la historia, en el elemento dinamizador de las cosas. Incluso, para los jóvenes sanjuaninos significaba la esencia de la época: “El pensamiento supremo de nuestro siglo, es el progreso continuo aplicado a todos los elementos humanos, ciencia, arte, industria, política” (El Zonda, 25 de agosto de 1839, p. 4)40. Esta idea en torno al progreso consigue interpretarse con mayor profundidad si atendemos la concepción “holista” de los hechos.
La visión holista consistía en “postular el vínculo necesario entre todos los hechos y procesos ocurridos en un mismo periodo” (Myers, 1998, p. 437). Partiendo de tal percepción, la filosofía de la historia de los jóvenes pretendía identificar y definir el “espíritu de época”41. La adaptación de estos postulados por El Zonda queda al descubierto en la exposición brindada sobre lo que juzgaban por “siglo”:
Cuando se dice el siglo, es lo mismo que si digesemos los deseos, las esperanzas, las necesidades, las ideas, los sentimientos de la humanidad actual. En este sentido, siglo es una palabra sintetica, esto es, una palabra compuesta, que espresa todas las faces de una civilización: de suerte que decir el siglo, es hablar una metonimia, que vale tanto como si se dijese la humanidad presente, esto es, lo que la humanidad quiere y hace (El Zonda, 25 de agosto de 1839, p. 2).
Para los sanjuaninos de la Asociación de Mayo el “siglo” traducía las características generales de un determinado periodo. Esta lógica, al mismo tiempo, servía de fundamento para justificar la publicación de El Zonda, pues “el hombre que no lee periódicos no pertenece á su siglo, ni á la patria, ni á la libertad, ni á los progresos de la humanidad, porque los periódicos representan, los progresos de la humanidad, la libertad, la patria y el siglo” (El Zonda, 27 de julio de 1839, p. 2). Para los jóvenes sanjuaninos la opaca recepción de su diario posiblemente significó que la provincia cuyana no había entrado en el “espíritu de la época” y por ello el estancamiento donde se hallaba. Lo señalado nos da pie para apuntar algunas consideraciones finales.
4. Consideraciones finales
Aunque la trayectoria de los jóvenes sanjuaninos integrantes de la Asociación de Mayo no logró sobrevivir al año 1840, ¿por qué resulta relevante estudiar a El Zonda y las ideas manifiestas en sus páginas? Más allá de la cualidad, ya referida por los trabajos precedentes, de El Zonda como la primera publicación periodística en la cual participó Sarmiento, las particularidades de la fuente ameritan tenerla en cuenta por diversos aspectos.
En primer lugar, es preciso destacar la difusión efectuada en el periódico de los pensamientos en boga en Europa. Si para la ciudad de Buenos Aires las propuestas intelectuales de la Generación del 37 representaron una disrupción en el mapa cultural, dentro de San Juan -territorio donde no existía universidad y las escuelas eran escasas- la difusión de los preceptos románticos, socialistas e historicistas, implicarían un punto de quiebre en el plano de las ideas. En ese sentido, aunque las propuestas de El Zonda no hallaron eco inmediato, tampoco hay que dejar de considerar su importancia como antecedente de la modernización -de costumbres y hábitos- devenida con posterioridad en la provincia.
Asimismo, al sumarse los jóvenes sanjuaninos al proyecto de reforma pregonado por sus pares de la Asociación de Mayo, daban el paso inicial para acoplar a la provincia cuyana al movimiento destinado a otorgar posteriormente las sólidas herramientas para la creación del Estado-nación argentino. El Zonda por tal motivo es testimonio y legado de la Generación del 37 en las provincias de la Confederación Argentina. En consecuencia, este tipo de fuentes viene a incorporar elementos para pensar fuera de Buenos Aires al grupo de jóvenes trasformadores del país en la segunda mitad del siglo XIX.