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Cuyo

versión On-line ISSN 1853-3175

Cuyo-anu. filos. argent. am. vol.40 no.1 Mendoza jun. 2023  Epub 19-Sep-2023

 

Notas y comentarios

Comentarios a la biobibliografía anotada de Arturo Andrés Roig

Comments to the annotated biobibliography of Arturo Andrés Roig

1Instituto de Filosofía Argentina y Americana, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional de Cuyo, Mendoza, Argentina. Instituto de Ciencias Humanas, Sociales y Ambientales (INCIHUSA), Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), Argentina. ramaglia@mendoza-conicet.gob.ar

El libro que se comenta a continuación, denominado Empecinado filósofo de la esperanza: biobibliografía anotada de Arturo AndrésRoig (2022), constituye el resultado de un trabajo de recopilación e investigación realizado por Elisabeth Roig, hija del reconocido filósofo e historiador de las ideas. A partir de su lectura puede constatarse que representa la bibliografía más completa realizada hasta el presente en torno a la obra de Arturo Roig; mas este aspecto, de por sí valioso, se complementa con una serie de contenidos biográficos relativos a su producción escrita que le agregan valor adicional, ya que contribuyen a iluminar aspectos singulares de su vida y proporcionan referencias significativas acerca de sus textos principales y de su pensamiento en general.

En esta breve presentación no se intenta dar cuenta de todas las detalladas citas bibliográficas y anotaciones que contiene el libro, que de hecho puede ser consultado por cualquier lector interesado, ya que es de acceso abierto en su ubicación en formato virtual en el catálogo de CLACSO, sino que se ofrecen algunas reflexiones e impresiones personales que surgen de repasar sus más de 1.600 páginas, no sin dejar de pensar que, además de ser un trabajo monumental y exhaustivo, se transmite en él una dedicación a esta tarea cargada de afecto que lleva a seguir con entusiasmo el itinerario que nos propone acerca de la vida y escritos de Arturo Andrés Roig. Por cierto que se puede vislumbrar que esta es una aproximación a su obra que tiene un significado especial para quienes lo conocieron y seguramente valoran sus fecundas ideas, así como para los que se interesan en recuperar la validez y vigencia de su comprometida tarea intelectual. Los fragmentos biográficos y contextuales intercalados entre las referencias bibliográficas, que aparecen como señales de detención, nos invitan a asomarnos a una parte de su historia personal, pero que también representa a la de tantos otros y otras con quienes se comparte este recorrido por una trayectoria vital que se encuentra involucrada con una serie de acontecimientos de nuestra provincia, del país, de Latinoamérica y también del mundo contemporáneo.

La primera parte, llamada: A. Obra completa de Arturo Roig, contiene la mención detallada de las referencias bibliográficas en sus distintas ediciones que corresponden a las publicaciones del autor. El criterio elegido consiste en exponerlas en orden cronológico, antes que distinguirlas solo por su formato (libros, capítulos de libro, artículos de revistas y periódicos, reseñas, etc.), lo que permite apreciar las temáticas que van apareciendo en su elaboración intelectual de varias décadas, además de la introducción de una determinada periodización que se desprende de su misma biografía, la cual se divide de la siguiente manera: sus primeros trabajos realizados en Mendoza hasta 1975; la etapa del exilio; el momento del retorno; las ediciones póstumas y los volúmenes en preparación que incluyen trabajos suyos.

Con respecto a las primeras publicaciones realizadas por Arturo Roig resulta de interés notar como se van entremezclando los temas dedicados a la filosofía antigua -especialmente la griega clásica y la cuestión del mito- con la irrupción de la problemática de la historia de las ideas, mediante la cual se ocupa en primer lugar de trazar la historia cultural, literaria y filosófica de su provincia natal de Mendoza y más adelante se abre definitivamente a un panorama argentino y latinoamericano. Las referencias a la filosofía clásica se registran ya en la década del cincuenta y se prolongan hasta llegar a la publicación en 1972 de su libro Platón o la filosofía como libertad y expectativa1. Este último escrito se deriva de un intenso trabajo anterior de indagación sobre los textos platónicos que profundiza durante su estancia de investigación realizada en Francia con su esposa Irma Alsina entre 1953 y 1954, a partir de estudios que realiza bajo la dirección de Pierre-Maxime Schuhl. Después de ese período inicial las publicaciones sobre filosofía antigua resultan desplazadas paulatinamente por la temática historiográfica y filosófica dedicada al ámbito regional.

Un dato interesante que surge del trabajo de Elisabeth Roig se vincula a un hecho seguramente menos conocido, que se desprende de la correspondencia con Francisco Maffei que mantuvo Arturo Roig, en la que le contaba al primero en una carta fechada el 8 de enero de 1957:

Con respecto a mis estudios debo decirle -tengo la obligación- que cada vez me estoy apartando más de la filosofía antigua y metiéndome más en el pensamiento americano, al extremo que he suspendido todo lo que venía haciendo sobre la tesis que Ud. sabe, hasta saber qué rumbo tomo definitivamente (Roig, 2022, p. 69).

Cabe aclarar que Maffei era entonces el profesor titular de la cátedra de Historia de la filosofía antigua, en la que Roig se desempeñaba y luego va a estar cargo suyo, por lo que su respuesta previsible consistió en tratar de hacerlo desistir de esa elección, ya que consideraba que tenía un futuro promisorio en los estudios clásicos que estaba desarrollando en ese período. El dato que agrega la autora, a partir del relevamiento del legajo de Arturo Roig en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Cuyo, confirma que había inscripto un cambio en su propuesta de tesis doctoral y que la posible directora podría ser la filósofa Angélica Mendoza. Al insistirle Roig a Maffei sobre esta decisión ya tomada le comentaba en una carta del 24 de diciembre de 1957:

Además, le diré que me he sentido impulsado y alentado en este tema por la Dra. Angélica Mendoza que es una entusiasta del pensamiento americano y que está en estrecho contacto con el movimiento que sobre estos estudios se hace en México. Ella me ha sido de mucha utilidad (Roig, 2022, p. 74).

De esta etapa inicial también es posible destacar la correspondencia mantenida con varios colegas con los cuales compartía sus escritos e inquietudes y recibía comentarios generalmente elogiosos o le indicaban ciertos aspectos para profundizar en sus estudios. Además de Francisco Maffei, se incluyen fragmentos de cartas intercambiadas por sus primeros textos publicados en los años cincuenta con Diego Pró, Ezequiel Martínez Estrada, Leopoldo Zea, Florencia Fossatti, Enrique de Gandía, Juan Carlos Torchia Estrada, Coriolano Alberini, entre otros. En años siguientes aparecen otros nombres vinculados a las sucesivas publicaciones de Arturo Roig, tales como Arturo Ardao, Gregorio Weinberg, Benito Marianetti, Alain Guy, José Luis Romero, Harold Eugen Davis, Diego Abad de Santillán, Felipe García de Onrubia, Manuel Gonzalo Casas, Bernardo Canal Feijóo, Guillermo Francovich, Hebe Clementi, Manuel Claps, Raúl Amaral, Carlos Stöetzer, Osvaldo Álvarez Guerrero, Pierre-Maxime Schuhl, Manuel Trías, Rodolfo Mondolfo, María Elena Rodríguez, Eugenio Pucciarelli, Omar Lazarte, Rodolfo Borello, Carlos Bazán, Rodolfo Agoglia, Ricaurte Soler, entre los principales corresponsales consignados. Sin duda que son sumamente sugerentes estos diálogos y nos ofrecen una idea de la recepción e intercambios mantenidos acerca de los comienzos de su obra.

Al promediar la década de los setenta, en los momentos previos al exilio, se reproduce una carta dirigida a Oward Ferrari, quien se encontraba entonces en Heildelberg, Alemania, cuando a Arturo Roig lo expulsaron de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Cuyo en 1975, al que le decía lo siguiente:

Querido Oward: (…) Recibí tu carta en la que tú me hablabas de mi cesantía en la Universidad. La hemos tomado con fuerza y, si puede hablarse así, con valentía. Esto forma parte de nuestra vocación de docentes y de estudiosos, no de macacos de la ciencia. De esos ha quedado nuestra Facultad bastante llena. (…) Creo haberte dicho en alguna anterior y si no lo he hecho ahora te cuento, que hemos organizado un Seminario Permanente de Estudios Latinoamericanos, con todos los profesores de filosofía echados de la Universidad (Roig, 2022, p. 179).

El seminario del que se hablaba en esa carta constituyó un espacio de resistencia frente a la arbitrariedad y la injusticia que vivieron muchos de quienes fueron expulsados de la universidad, sin sospechar todavía la barbarie que se avecinaba2. En el caso de Arturo Roig se aprecia más esta inequidad, o la reacción de quienes tomaron la conducción de la Facultad de Filosofía y Letras y de la Universidad Nacional de Cuyo, ante las iniciativas renovadoras que había promovido siendo Secretario Académico de la universidad entre los años 1973 y 1974, tales como la organización de áreas pedagógicas que respondían a un proyecto de departamentalización, sobre lo cual se registran parte de los documentos producidos por él para sustentar este proceso de cambio3.

También se incluyen en esos años algunas notas en que se refieren trabajos preliminares que ya se venían elaborando de antes y se plasmaron en el esquema acerca de un futuro texto sobre “Pautas del pensamiento latinoamericano”, que, según se indica, van a dar origen a su conocido libro: Teoría y crítica del pensamiento latinoamericano, finalmente publicado en 1981 por el Fondo de Cultura Económica de México. Ya a finales de ese año de 1975 también se encuentran las cartas intercambiadas con el filósofo ecuatoriano Carlos Paladines, en que este le confirmaba su designación como profesor en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, país donde Roig pasaría junto a su familia inmediata la mayor parte de su exilio (cf. Roig, 2022, pp. 185-186).

El período referido al exilio se extiende entre 1976 y 1984, en que aparecen algunas publicaciones que habían sido realizadas con anterioridad, como el significativo texto: “Función actual de la filosofía en América Latina”, que había sido presentado como ponencia en el Primer Coloquio Nacional de Filosofía, que se realizó del 4 al 9 de agosto de 1975 en Morelia, Michoacán, México, con la presencia de destacados pensadores y pensadoras de América Latina y en el cual se produjo la célebre Declaración de Morelia, que certificaba la extensión a nivel continental del movimiento de la filosofía de la liberación4. En esta etapa resulta también notable la producción de Roig con respecto a la historia de las ideas relativas al Ecuador, donde realizó una tarea incansable que permitiría sobrellevar el exilio y con lo cual seguramente demostraba su agradecimiento al país anfitrión, donde recibió una serie de distinciones por sus contribuciones intelectuales5. Una de esas publicaciones es Esquemas para una historia de la filosofía ecuatoriana (cf. Roig, 1977), en la que se proponían criterios de periodización e indagación acerca del pasado filosófico en el Ecuador, además de su participación en la creación de la colección denominada Biblioteca básica del pensamiento ecuatoriano, auspiciada por la Corporación Editora Nacional y el Banco Central del Ecuador, así como el relanzamiento de la Revista de Historia de las Ideas, al margen de otras ediciones en ese y otros países que se mencionan en la bibliografía correspondiente a ese período, entre ellos el libro ya mencionado: Teoría y crítica del pensamiento latinoamericano.

Otro dato de interés se refiere a la vinculación de Arturo Roig con las tesis procedentes del marxismo, donde resulta clarificadora una nota que se incluye de esos años que ratifica una impresión que uno tenía de la recepción de las ideas derivadas de Marx en sus textos. En ella, recuperando una posición similar planteada por Michel Foucault, afirmaba Roig lo siguiente:

Nuestro marxismo. Hay una inversión de Hegel que se encuentra implícita en Marx y que es la inversión fundamental de la que deriva, a nuestro juicio, la que él señala. Nos habla de una inversión de la dialéctica hegeliana. Pero para que pueda haber tal inversión, debe darse primariamente la inversión del sujeto de esa dialéctica.

La inversión del sujeto de la dialéctica estaba dada potencialmente en el mismo Hegel. A ello nos queremos referir cuando hablamos de a priori antropológico, pero se encontraba desvirtuada y depotenciada, de modo tal que propiamente no hay en él el tal sujeto.

En cuanto al uso de Marx, nos atenemos a las palabras, a nuestro juicio correctas y que compartimos plenamente, de Michel Foucault: “A menudo cito conceptos, frases, textos de Marx, pero sin sentirme obligado a adjuntarle la piececita autentificadora, que consiste en hacer una cita de Marx, en poner cuidadosamente la referencia al pie de página y en acompañar la cita de una reflexión elogiosa. A cambio de esto, uno es considerado como alguien que conoce a Marx, que reverencia a Marx y que se verá honrado por las revistas llamadas marxistas. Yo cito a Marx sin decirlo, sin poner comillas, y como ellos no son capaces de reconocer los textos de Marx, paso por aquel que no cita a Marx (…)”. Declaraciones de Michel Foucault, transcriptas en Políticas de la filosofía, obra compilada por Dominique Grisoni, México, Fondo de Cultura Económica, 1982, p. 197.

La inversión de aquella dialéctica se encuentra asimismo expresada por Marx en su famosa tesis de la prioridad del mundo sobre la conciencia (Roig, 2022, p. 241).

La restitución de Arturo Roig en su cargo en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Cuyo se produjo por una disposición de la justicia federal en 1984, con el retorno a la democracia luego de los “años crueles” vividos en el país. En consecuencia, a su regreso a la provincia de Mendoza se haría cargo inicialmente de la cátedra de Historia de la filosofía antigua, que va a dictar en el segundo semestre de ese año y al que asistí como estudiante de segundo año de la carrera de Filosofía6. En esa instancia se organizó el 14 de septiembre de 1984 un acto de bienvenida y desagravio que promovimos desde el Centro de estudiantes de la Facultad de Filosofía y Letras, en el cual Roig pronunció un discurso que se publicó al año siguiente7. Recuerdo claramente que en ese discurso se planteaba una salida ante el lamentable estado en que habían quedado la sociedad y la educación bajo la imposición de una política represiva, por lo que se requería llevar adelante una reconstrucción de las instituciones universitarias bajo el imperativo vencer el miedo que se había implantado en nuestra sociedad, para lo cual se utilizaba la figura de desterrar de nuestro interior a Coatlicue, la divinidad azteca devoradora del corazón de los seres humanos.

El retorno de Arturo Roig a Mendoza seguramente no fue fácil, ya que, además de que sus tareas docentes y de investigación se siguieron repartiendo entre nuestra provincia y Ecuador, el ambiente en que se inserta en nuestra universidad por momentos todavía seguía siendo desolador, producto de años de una cultura autoritaria y sin contar con la compañía de muchos de los colegas con quienes había compartido sus iniciativas académicas y relaciones amistosas que se dieron en otro tiempo. Uno de ellos, que había sido su alumno y luego de recibirse mantuvo una relación siempre cercana era Horacio Cerutti, quien se encontraba exiliado en México y desde allí compartía una frecuente correspondencia con él, como la carta que le escribió el 15 de enero de 1987 en respuesta a las consideraciones de Roig sobre la situación que se presentó con su regreso a la Argentina. En ella le decía Cerutti lo siguiente:

Mi querido Arturo: Me emocionó mucho recibir y leer ayer tu carta, tu conmovedora carta del 25 de diciembre. Las lágrimas se asomaron por motivos encontrados, como generalmente suele ocurrir. Por dolor, dado que sabía que sufrirías, y mucho, allá a tu regreso. Esta impresión se ha ido afirmando en mí y se ratifica con tus cartas, los comentarios de amigos, tu visita, mi visita. Pero, al mismo tiempo, de alegría, de inmensa inyección de vitalidad, aunque tal vez te parezca delirante (…).

Has escrito muchas páginas valiosas, sugerentes, sabias, documentadas y meditadas que te harán pasar a la historia sin duda ninguna. Pero, más, mucho más -en dosis homeopáticas, si quieres- de páginas como estas breves epistolares, con su descarnada lucidez no ajena a la experiencia del sufrimiento, indican continuidad y futuro (Roig, 2022, pp. 251-152).

A partir de esos años correspondientes a su etapa de regreso al país van apareciendo títulos conocidos de la obra desarrollada por Arturo Roig, tales como: La utopía en el Ecuador (1987)); Historia de las ideas, teoría del discurso y pensamiento latinoamericano (1991); La Argentina del 80 al 80: balance social y cultural de un siglo (comp., 1993); Rostro y filosofía de América Latina (1993); El pensamiento latinoamericano y su aventura (1994); Proceso civilizatorio y ejercicio utópico en nuestra América (comp., 1995); Mendoza en sus letras y sus ideas (1996); La universidad hacia la democracia: bases doctrinarias e históricas para la constitución de una pedagogía universitaria (1998); El pensamiento social y político iberoamericano del siglo XIX (ed., 2000); Ética del poder y moralidad de la protesta. Respuestas a la crisis moral de nuestro tiempo (2002); la codirección con Hugo Biagini de las obras colectivas referidas a El pensamiento alternativo en la Argentina del siglo XX. Tomo I: Identidad, utopía, integración (1900-1930) (2004) y Tomo II: Obrerismo, vanguardia, justicia social (1930-1960) (2006); América Latina hacia su segunda independencia. Memoria y autoafirmación (2007) y Diccionario del pensamiento alternativo (2008); así como la reedición que realizaría de sus principales escritos en forma ampliada y corregida.

De todos ellos se detallan datos significativos, como su índice y contenido, prólogo y palabras preliminares, las dedicatorias y epígrafes, las reseñas realizadas sobre los mismos, entre otros aspectos. Cabe acotar que únicamente se han consignado en esta enumeración los libros publicados en ese amplio lapso de tiempo, a los que habría que añadir la referencia a artículos en revistas, capítulos de libros y otros escritos significativos, tales como, por ejemplo, las sucesivas ediciones que tiene a partir del año 2002 un texto que se erige como manifiesto de denuncia y compromiso: Necesidad de una segunda independencia, y otro que adopta la forma testimonial y de rememoración de un amigo cercano y querido: Aquellos años de esperanza y dolor: recuerdos de Mauricio López (2003). En el caso de estos numerosos escritos que se registran en la bibliografía de Arturo Roig, se da cuenta de los distintos lugares en que fueron publicados, sus diferentes versiones y su incorporación en algunos casos a libros compilados por él mismo, que era una forma usual que tienen varios volúmenes que corresponden a su obra escrita. Esta interrelación que se registra de sus textos se encuentra remitida en el libro que se está comentando a través de enlaces, lo que lo vuelve sumamente ágil para correlacionar las referencias bibliográficas del mismo.

Como se ha mencionado precedentemente, constan también anotaciones del autor y correspondencia que enriquecen la lectura de su bibliografía, aclarando muchas de sus proposiciones filosóficas e historiográficas, que se ubican mayormente en el campo de estudios del pensamiento filosófico latinoamericano y la historia de las ideas8.

Con respecto a las disidencias teóricas e ideológicas que expresa Arturo Roig en relación con algunos planteos que se dieron en el marco del surgimiento de la filosofía de la liberación en Argentina -movimiento del que toma distancia públicamente ya al promediar la década de los ochenta-, le comentaba a Horacio Cerutti, en una carta fechada el 15 de diciembre de 1991:

El tema de ética y utopía es precisamente uno de los que estamos trabajando en nuestro grupo. Pero en el caso de la ética tenemos que tomar posición, primero frente a los que hace ya años comenzaron con la cuestión de la ética entre nosotros (los ‘liberadores’ ‘ethólogos’) y desmontarlos en sus supercherías (te diré que en estos momentos hay un alarmante resurgimiento del kuschismo entre nosotros), y luego frente a Apel y Habermas, que están haciendo o una ética que solo sirve a la social democracia, la de Habermas, o una ética neokantiana de segunda mano, diluida de todo poder social y de cambio, la de Apel, que inclusive ha llegado a proponer una filosofía ‘esotérica’ y otra ‘exotérica’. Para mí el regreso a Kant se justifica siempre y cuando el imperativo categórico que se rescate no sea el de su primera formulación, sino el que exige tomar a los hombres como fines y no como medios, fórmula que ya no es ‘formal’ y que enlaza perfectamente con la tarea de la construcción de una ‘eticidad’ desde una ‘moralidad’ (temática hegeliana que por lo general la escamotean, porque ahora no solo están tratando de ‘olvidar’ a Marx, sino también a Hegel). En esta línea estamos trabajando nosotros. Y si se trata de una ‘ética’ es una ‘ética de la emergencia’ (…) (Roig, 2022, p. 320).

Esta postura crítica que había adoptado Roig respecto a algunas de las derivaciones del movimiento de la filosofía de la liberación no deja de lado la validez que asignaba a los postulados básicos de un pensamiento con sentido emancipador, tal como lo reflejaba en la correspondencia mantenida con Enrique Dussel, a quien le comentaba en una carta remitida el 24 de enero de 1995:

Querido Enrique: Recibí tu carta en la que me informas sobre la propuesta de Paco Miró Quesada, con motivo de cumplirse veinte años de nuestra ‘Declaración de Morelia’. La idea me parece excelente. Creo que, si tenemos en cuenta los hechos que han ocurrido en ese lapso, es ineludible aceptar el reto de evaluar aquel proyecto el que, a mi juicio, en cuanto manojo de ideas reguladoras, tiene vigencia (Roig, 2022, pp. 329-330).

En relación con el otro campo de estudios central que se ha indicado en la obra de Arturo Roig, además de toda su producción historiográfica y la renovación metodológica que promovió en sus escritos, se incluye un manuscrito inédito, que se refiere como cercano a los años 2003-2005, denominado “Nuestras andanzas con la historia de las ideas”, en que afirmaba lo siguiente:

Desde un primer momento me incorporé al proyecto de historia de las ideas que había lanzado Leopoldo Zea desde México, con apoyo del maestro José Gaos.

El interés principal, a mi juicio, que impulsó a Zea hacia ese campo de trabajo, fue el de encontrar un instrumento más en el vasto proyecto de unidad continental y del Caribe de nuestra América. Ese fue también uno de los motivos que me decidieron para ingresar en el movimiento que tan ricos aportes ha dejado tanto en lo que se refiere a la historiografía, como a la permanente discusión que se dio en su seno a propósito del status epistemológico del saber que se deseaba poner en movimiento en todos los claustros académicos nuestros (Roig, 2022, pp. 416-417).

Luego de esta confirmación de las motivaciones que se encuentran en el amplio desarrollo que alcanza ese proyecto colectivo de reconstrucción historiográfica de nuestro pasado intelectual en función de un proceso de integración y emancipación, no dejaba de señalar algunas distinciones respecto a un punto de vista superador de esas propuestas iniciales para abordar la historia de las ideas:

Ahora bien, ¿cuál ha sido la respuesta nuestra ante esta doctrina de la circunstancia organizada sobre la dialéctica defectiva, tal como lo veía Zea? Pues entendimos que implicaba un esquema simplificador y deformador de nuestra realidad histórica. En función de esto, no ingresamos en el ‘circunstancialismo’: no nos resultaba teóricamente aceptable ni la propuesta de Gaos que negaba al ‘otro’; tampoco la doctrina de Gaos que diluía toda circunstancia en otra más abarcadora, lo que inutilizaba a la noción misma de circunstancia que no alcanzaba una definición, sino que se perdía en círculos cada vez más abstractos.

Y por último tampoco encontramos acertada -todo lo contrario- la doctrina del ‘bovarismo’ de Caso y de Zea. De ahí nació, además, nuestro rechazo de la filosofía de la historia, en la que vimos más un juego ideológico que una respuesta objetiva (Roig, 2022, p. 418).

En la parte siguiente, denominada: B. Notas periodísticas y entrevistas, se reseñan una serie de artículos periodísticos y entrevistas realizadas a Arturo Roig (escritas, radiales y audiovisuales), donde se incluyen sus títulos, la fuente donde se publicaron, quienes fueron los entrevistadores, el resumen de su contenido y en algunos casos fragmentos de los cuestionarios y las respuestas dadas por él. Sin duda que las intervenciones del autor en estos artículos, generalmente publicados en diarios y revistas, así como diálogos, conferencias, mesas redondas, paneles, encuestas y entrevistas representan otra modalidad de expresión en que se abordan diferentes temas, ya sean de actualidad política, referidos a problemáticas filosóficas, culturales o universitarias, que se fueron difundiendo a través de distintos medios de comunicación o tuvieron ocasión en diversas circunstancias.

También se mencionan las numerosas notas aparecidas después de su fallecimiento. En una de ellas publicada por Horacio González en el diario Página 12, el 4 de mayo de 2012, decía lo siguiente:

Arturo Andrés Roig, fallecido en la provincia de Mendoza el día lunes, mantuvo hasta el final la llama viva del pensamiento latinoamericano. Difícil conmensurar lo que significa exactamente esta noción. Roig la heredó de sus trabajos sobre el primer Alberdi pero también de sus estudios de ontología y filosofía antigua en la Sorbona, en años que ya parecen muy lejanos. Formó una innumerable cantidad de profesores y discípulos, y su vasta tarea con epicentro en Mendoza, se irradió por todo el continente. El latinoamericanismo tuvo su momento de expansión en la historia de las ideas del siglo XX cuando se alió a la filosofía y la teología de la liberación. Roig discutía explícita o implícitamente con Dilthey, Nietzsche o Heidegger, y elabora lo que hoy podríamos considerar una completa antropología filosófica de la praxis política latinoamericana (González, citado en Roig, 2022, pp. 543-544).

A continuación se incluye otro apartado, con el título de C. Manifiestos, declaraciones y testimonios. El mismo complementa la parte anteriormente mencionada de notas y entrevistas, ya que en ella se consignan los posicionamientos de Roig ante acontecimientos sociales, políticos y culturales que le fueron contemporáneos y sobre los cuales se pronuncia públicamente como autor o adherente.

Sobre el contenido de los textos incluidos en esta sección expresa Elisabeth Roig:

Los hay surgidos en diversos contextos: coloquios y congresos sobre la filosofía “de” o “para” la liberación; la dictadura militar argentina de los años 1976-1983; la desaparición de Mauricio Amílcar López; la situación de Cuba, Nicaragua, Venezuela o Irak. La denuncia del imperialismo y del neoliberalismo atraviesa a muchos de ellos. Su Necesidad de una segunda independencia (ya incluida en la Parte A) está presente aquí también porque posee un evidente carácter de manifiesto. Su propuesta de un “rearme categorial”, que apeló a una urgente participación por parte de los jóvenes latinoamericanos en un contexto de agudización de las políticas neoliberales, es un llamado vigoroso y vigente. He registrado, además, su participación en movimientos y foros de derechos humanos (Roig, 2022, p. 567).

En este sentido, se registran escritos que aluden a distintas situaciones, tales como: las declaraciones emitidas desde la Universidad Nacional de Cuyo, cuando Roig era Secretario Académico, sobre la asunción del gobierno de Héctor Cámpora (1973) y el golpe contra Salvador Allende en Chile (1973); las palabras iniciales incluidas a modo de manifiesto en el libro Hacia una filosofía de la liberación latinoamericana (1973); el Manifiesto salteño (1974); la Declaración de Morelia, “Filosofía e independencia” (1975); el discurso que pronuncia ante la Asamblea de Estudiantes de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Cuyo cuando retorna del exilio (1984); las Palabras leídas con motivo del décimo aniversario del secuestro y posterior asesinato del profesor Mauricio Amílcar López (1987); la Declaración de Salamanca (1992); la incorporación en el Consejo de Presidencia de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, Regional Mendoza (1997); la Declaración de los intelectuales latinoamericanos por una mundialización humanista, realizada en el marco del IV Encuentro del Corredor de las Ideas (2001); el Manifiesto constitutivo de la “Unión Latinoamericana por la Democracia Participativa” (2003); el Manifiesto de Río Cuarto, redactado en el marco de las VIII Jornadas Internacionales Interdisciplinarias de la Fundación ICALA, que reunió a los promotores iniciales de la filosofía de la liberación (2003); la Declaración del I Foro Internacional de Filosofía de Venezuela (2005); la Iniciativa latinoamericana: reparación histórica para los pueblos originarios de América Latina (2009); su incorporación como integrante de la Comisión por la Memoria, impulsada por la Honorable Cámara de Diputados de la Provincia de Mendoza (2009); entre los principales pronunciamientos que lo tuvieron a Arturo Roig como protagonista.

La parte D. Tesis y proyectos de investigación contiene una exhaustiva nómina de la actuación de Arturo Roig como director o codirector de tesis de grado y posgrado, así como de becas mayormente desarrolladas en la Universidad Nacional de Cuyo y el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). La extensa lista de tesistas y becarios/as da una idea de la inmensa ocupación que Roig dedicaría a esta tarea, contribuyendo a la formación de numerosos investigadores/as tanto en el país como en el exterior. Igualmente se incluyen los proyectos de investigación en equipos dirigidos por él, sobre lo cual afirma Elisabeth Roig:

Existe una profunda articulación entre los más de quince años (entre 1986 y 2001) en los que AAR dirigió Proyectos de Investigación y Desarrollo en el CONICET de Mendoza, con la dirección de becas ya señalada en el punto anterior y con sus propios temas de investigación, entrecruzamiento que evidencia la existencia de un programa de consolidación de los estudios latinoamericanos en Mendoza, de un nivel y alcance regional e internacional (Roig, 2022, p. 637).

Para quienes tuvimos la posibilidad de que Arturo fuera nuestro director de becas y tesis doctorales, sin duda que constituyo un productivo ámbito de aprendizaje colectivo la participación en los proyectos de investigación desarrollados en el marco del CONICET dirigidos por él y, especialmente, la concurrencia a los seminarios permanentes que se realizaban los viernes en el Centro Regional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de Mendoza, donde asistieron distintos colegas e interesados en las problemáticas que se discutían y exponían en esas reuniones periódicas que se mantuvieron como espacio de intercambio y generación de ideas relacionado con los proyectos de investigación.

Asimismo se mencionan las tesinas de licenciatura y las tesis doctorales que se vinculan con la obra y el pensamiento de Arturo Roig, ya sea realizadas en diferentes universidades de Argentina, América Latina y Europa. Estas referencias bibliográficas consignan datos del lugar y fecha de su presentación o publicación, así como índices, resúmenes y partes de su contenido que resultan orientativos y, en algunos casos, el intercambio epistolar mantenido en su momento de elaboración.

A continuación se encuentra el apartado denominado E. Obra publicada sobre o desde Arturo Andrés Roig, que contiene un minucioso repaso por las publicaciones que se refieren o retoman distintos aspectos de su obra escrita. Esta sección, que resulta la más extensa del libro comentado, impresiona por el rastreo pormenorizado de la infinidad de trabajos que se han ocupado de sus ideas o se han inspirado en ellas, donde se incluyen libros, capítulos de libros, artículos de revistas, reseñas de sus escritos, notas y textos de Roig en que dialoga con sus críticos, fragmentos de cartas con los autores de las publicaciones y partes o resúmenes de las publicaciones periódicas.

Una de esas notas de Arturo Roig resulta sumamente significativa, que lleva por título “Nuestras andanzas con Hegel”, autor interpretado críticamente en sus proposiciones filosóficas y sobre la cual había dado una conferencia en México en el año 1971, dando lugar a esta anécdota que se reproduce en extenso en el libro:

El 4 de febrero de 1971 dimos una conferencia en la librería de la UNAM de calle Insurgentes, en el Distrito Federal de México. Asistió a esa conferencia Zea y otros amigos, entre ellos Abelardo Villegas. Además, asistió Emilio Uranga, que ya en esos años estaba distanciado de Zea a pesar de haber sido colegas en el grupo Hiperión años antes. En la conferencia pasaron dos cosas: una de ellas fue la pregunta de Abelardo Villegas acerca de si estaba o no de acuerdo con la posición de Salazar Bondy manifestada en su entonces recién salido libro acerca de si existe o no una filosofía de nuestra América. Contesté, sin más, que estaba de acuerdo, en sus lineamientos generales. La otra cosa fue la participación de Uranga (…) que posteriormente escribió en la Revista de América un comentario sobre mi charla, que le permitió expresar su repudio tanto del modo de hacer filosofía por parte de los ‘latinoamericanistas’, como del ‘grupo analítico’, ambos encastillados en la Torre de Humanidades de la UNAM. La misma UNAM publicó luego, en abril de 1971, la conferencia titulada ‘Acerca del comienzo de la filosofía americana’ (cfr. A/1971a). Entiendo que lo que le interesó a Uranga fue el hecho de que regresara al uso hegeliano del término ‘filosofema’, en contra del uso generalizado por José Gaos, quien le había dado un sentido distinto. (…). A los amigos del grupo de Zea y a Zea mismo les molesto bastante mi declaración en favor de Salazar Bondy (Roig, 2022, pp. 737-738).

Más allá de la posición circunstancial que asumió Roig en esa oportunidad acerca de la famosa polémica sostenida entre Zea y Salazar Bondy, en la que daba validez a algunas de las tesis de este último, es posible afirmar que esto no significaba la adhesión a la postulación de la inexistencia de la filosofía latinoamericana; una cuestión que para él se trataba de un pseudoproblema sobre el cual dio otra respuesta acerca de la originalidad y autenticidad de ese pensamiento en la medida que respondiera a la propia realidad, en una posición cercana a la de Leopoldo Zea. Este último pensador mexicano se refería igualmente a las propuestas de Roig en su conocido libro El pensamiento latinoamericano de 1976, que se recrea en uno de sus párrafos:

Arturo Andrés Roig se ha interrogado sobre el comienzo de la filosofía de nuestra América. Un comienzo que sitúa no en un futuro todavía utópico, ni en el presente, sino en la generación de los criticados ‘emancipadores mentales’, especialmente en Juan Bautista Alberdi. (…) La postulación de una filosofía americana en Alberdi -agrega Roig- significó sin duda un momento importantísimo del comienzo del filosofar, pero fue nada más un momento del comienzo, o simplemente un comienzo: el ponerse para sí como valioso incluía todo menos la alienación. De ahí -concluye- que un verdadero comienzo de la filosofía americana únicamente podrá lograrse para nosotros según vemos ahora, no solo poniéndonos a la exigencia de pensar, sino también viendo ese pensar en relación con su circunstancia histórica, y para esto habremos de romper con los márgenes de una lógica pura e introducirnos en el mundo de los filosofemas. En verdad, hasta el más sublimado concepto supone un mundo de filosofemas, de formas enmascaradas de pensamiento, de donde la necesidad de hacer historia de la filosofía, como historia de las ideas, o hacer una historia de la filosofía que sea plenamente consciente de la amplitud de su campo de trabajo. Solo así alcanzaremos nuestro modo de ponernos conscientemente como valiosos para nosotros mismos (Zea, citado en Roig, 2022, p. 753).

Otro dato significativo son las notas de Arturo Roig tituladas como “Las bolsas en que hemos sido metidos”, que se reiteran en los comentarios que realizaba sobre varias alusiones a él mismo en que se lo asociaba a otros autores con los cuales sin duda tenía marcadas diferencias, como por ejemplo, cuando se lo asimilaba a filósofos universalistas que pasaron a dedicarse a lo americano, incluido su nombre junto con Ernesto Mayz Vallenilla, Jorge Millas, Manfredo Kempff Mercado, Diego Domínguez Caballero y Augusto Salazar Bondy; o también cuando se lo mencionaba cercano a un conjunto de pensadores argentinos como Rodolfo Kusch, Enrique Dussel, Mario Casalla, Alberto Catturelli y otros (Roig, 2022, pp. 758-759).

Acerca de la ubicación de sus planteos dentro la filosofía de la liberación le aclaraba su posición a Enrique Dussel en una carta del 8 de marzo de 1984:

Otra cosa importante que sepas es que aquí en el Ecuador no hay una fiebre de ‘filosofía de la liberación’ como la que pude percibir en ciertos sectores juveniles de Bogotá. Acá la filosofía no la hacemos poniéndole rótulos, aun cuando otros nos los pongan. En tal sentido, si bien he entendido y entiendo que la filosofía debe estar al servicio de la liberación no hay cosa que me resulte más molesta que me metan dentro de ella como si fuera algo así como uno de sus exponentes o corifeos. Acá lo que se ha planteado como problema dentro del ámbito de la filosofía es la liberación, no la filosofía de la liberación (Roig, 2022, p. 775).

Sobre este tema también es significativo el fragmento de una carta fechada el 16 de julio de 1985 que le dirigía a Arturo Roig el filósofo alemán Gregor Sauerwald, a propósito de una publicación de este último sobre la recepción y superación de Hegel en la filosofía latinoamericana de la liberación, que se publicó en la revista Hegel-Studien, en que le decía:

Es un poco difícil aquí insistir en las diferencias que hay en la teoría de la liberación. Es una lástima, que tengan la tendencia de tomar pars por todo. Dussel por la filosofía de la liberación latinoamericana. No sé si me equivoco que me parece que sigue haciendo falta, para acá y por allá una crítica epistemológica de las vertientes del pensamiento latinoamericanista. Más allá de las polémicas y con arreglos oportunos, y más allá de lo que traté de hacer en mi ‘Hegel en América Latina’ (Sauerwald, citado en Roig, 2022, p. 786).

Con respecto a este mismo tema de la filosofía de la liberación, Arturo Roig le comentaba a Raúl Fornet-Betancourt su posicionamiento en una carta del 16 de septiembre de 1990:

Ud. sabe que tanto mi entrañable amigo Horacio Cerutti como yo terminamos por no sentirnos muy cómodos dentro de esa etiqueta, pues, porque justamente algunos de nuestros colegas acabaron haciendo de su filosofar, eso, un rótulo, no exento de algún mesianismo. Lo que no significa que nos hayamos salido de esa tradición de un filosofar de la praxis del que Ud. habla, y menos aún, lógicamente, que hayamos renunciado a seguir creyendo -a pesar de todo, y que es mucho ya en estos aciagos tiempos de neoliberalismo verdaderamente salvaje- en eso de la liberación (Roig, 2022, p. 793).

Por otra parte, a partir de un texto elaborado por Horacio Cerutti, Roig declaraba que en el mismo se sintetizaban acertadamente sus planteos acerca de la historia de las ideas, del cual citaba el siguiente párrafo:

En los años 70 Arturo Roig publica una serie de trabajos breves sobre estos problemas metodológicos. Podrían resumirse sus propuestas en los siguientes puntos. La historia de la filosofía debe ser trabajada al interior de la historia de las ideas. Por historia de las ideas Roig entiende un estudio de la función social de las ideas en el contexto de un sistema de conexiones dado para cada momento histórico. No se trata de rastrear las influencias dentro de un desarrollo inmanente de las ideas filosóficas, no se trata tampoco de ubicar originalidades o de detectar retrasos de las oleadas de influencias. Se trata de producir una ampliación de la historia de las ideas para dar cabida en ella tanto al pensamiento académico cuanto al pensamiento popular, tanto a las ideologías dominantes cuanto a las ideologías de liberación de los oprimidos. El discurso filosófico no puede ser leído con independencia de sus relaciones con el discurso político. Y este último tiene formas de dominación y formas de liberación que pueden caracterizarse formal y semióticamente. Estas relaciones son múltiples y complejas. Gran parte de las propuestas de Roig fueron recogidas como recomendaciones por una reunión por un Comité de Expertos en Historia de las Ideas, reunidos por la UNESCO en México, en 1974 para programar un volumen a ser publicado conjuntamente por UNESCO y Siglo XXI (Cerutti, citado en Roig, 2022, pp. 788-789).

En esta sección se suceden así las numerosas referencias a la obra de Arturo Roig, que se detallan indicando fragmentos y síntesis de las mismas e incluyendo en ciertas ocasiones las valiosas reflexiones de él sobre esas consideraciones que se realizaron en torno a su pensamiento, lo cual da una idea de cómo recibía los comentarios y críticas que hacían otros autores. Como se dijo antes, esto ha implicado por parte de la autora una tarea de recopilación llevada a cabo de manera sistemática, que seguramente ha demandado un importante esfuerzo de lectura e interpretación de esos textos.

Al final se encuentra la parte E. Biografías de Arturo Andrés Roig, que contiene distintos relatos biográficos y una cronología referida a momentos significativos de su vida. Dos de esas narraciones son cartas que se originaron a partir del pedido del biógrafo ecuatoriano Rodolfo Pérez Pimentel, donde Roig va a ofrecer una semblanza de su procedencia familiar y la de su esposa Irma Alsina, entre otros datos de interés. En un párrafo de esos apuntes comentaba Roig acerca de su actuación universitaria y su participación en las reformas pedagógicas de los setenta:

En la Universidad en la que me formé, he tenido, como tantos, oportunidades diversas de ejercer funciones directivas de docencia e investigación. Nunca fui un simple docente, encargado de la materia de un pensum. También la universidad la hemos entendido como un lugar donde se ha de tomar posiciones y, por cierto, lo más claras posibles. Cuando el segundo peronismo, en 1973, entendimos como tantos que debíamos apoyar lo que veíamos como algo que excedía al peronismo mismo, como un movimiento social que venía desde el propio pueblo. Entendimos que debíamos reestructurar la universidad argentina, adecuándola para dar el paso hacia aquella democracia de sentido social y participativo. Y lo hicimos con fervor. Sabíamos de la ambigüedad del peronismo, como de todos los populismos latinoamericanos, pero sabíamos también que había que jugar con esa ambigüedad. Y en ese juego perdimos (Roig, 2022, p. 1339).

También se incluye un texto en el que Roig describía y rememoraba la década del sesenta, donde se repasaban una serie de acontecimientos que marcaron esa etapa especialmente por el protagonismo de movimientos juveniles que impactaron en la vida política y universitaria. Luego de repasar los libros significativos que circularon en ese momento, desde el surgimiento del boom de la literatura latinoamericana, las obras de la Escuela de Frankfurt y el marxismo francés, hasta el pensamiento crítico de Pablo González Casanova, Augusto Salazar Bondy, el Che Guevara, Oscar Lewis y Carlos Astrada, va a concluir lo siguiente:

Toda esa masa de lecturas explica lo que bien podría llamarse una autocrítica en relación con aquella intensa vida académica, y que, como comentamos quedó expresada en esa conferencia dada en 1970. Eran los pródromos de nuestra militancia en la filosofía de la liberación, así como muy pronto el exilio, como consecuencia de la violencia desatada desde el Estado contra las universidades en Argentina. Aquella filosofía, con sus ambigüedades y contradicciones puede ser considerada como una expresión movida por el protagonismo juvenil a nivel mundial y, particularmente, latinoamericano, protagonismo que estaba impulsado por altos ideales, los que no tuvieron precisamente sus verdugos (Roig, 2022, p. 1346).

Cierra este apartado una serie de relatos biográficos breves sobre Arturo Roig de personas cercanas a él, que retratan diversos aspectos de su personalidad, y a continuación una cronología detallada de los sucesivos hechos relevantes de su vida, que permite, además, contextualizar su obra.

Otros datos que se agregan al final es un índice de los nombres de los autores citados, los epígrafes incluidos en los libros de Arturo Roig o de libros de otros autores que lo citan a él, las dedicatorias y agradecimientos presentes en sus distintos textos y las que lo mencionan a él en forma impresa o manuscrita, la mención de las bibliografías anteriores sobre su obra y la lista de las bibliotecas, bases de datos, centros de investigación e investigadores consultados. Como anexo también se presentan una serie de fotos relativas a Arturo Roig e imágenes de las tapas de sus principales textos, a las que se remite mediante un enlace a lo largo del libro.

La última parte se denomina I. Epílogo. Los textos (que quedaron) sobre su escritorio. Final abierto, escrita por el pensador uruguayo Yamandú Acosta, quien justifica plenamente la inclusión de estos textos al hacer las siguientes consideraciones:

La muerte lo sorprendió el 30 de abril de 2012 y esos libros, revistas y papeles quedaron allí como testimonios incompletos o testigos mudos de sus últimos vínculos puntuales con un mundo -que es la forma objetivada de lo que él llamo “universo del discurso”- sobre el que fue un trabajador incansable, con la finalidad de procurar comprender y aportar al mejoramiento del mundo más allá del de los libros, el “universo social” en que -como es el caso de todas y todos- se desplegó su peripecia humana, de cuyos principales aportes y ejes de sentido, esta biobibliografía da buena cuenta (Roig, 2022, p. 1623).

Si bien la lista de libros sobre los cuales estaba trabajando Arturo Roig resulta bastante extensa, lo cual muestra la diversidad de intereses y la capacidad de trabajo intelectual que mantenía todavía, su hija Elisabeth nos da algunas pistas de cuáles eran algunas de sus últimas ocupaciones:

Hay textos que posiblemente estuvieran allí por puro desorden… pero el conjunto revela en lo que él estaba -con sus casi 90 años, tan activo y lúcido-. En ese último mes: estuvo revisando la traducción al francés de Teoría y crítica del pensamiento latinoamericano (publicación que aún no se concretó). Estuvo en el 2011 escribiendo sobre los huarpes de Mendoza (posiblemente por eso están los diccionarios de quechua). Recientemente había ido a la Facultad de Filosofía a pedirle a la decana dar un seminario sobre Platón, y ahí se habló de la reedición de su libro… En fin, tantas cosas. No sé si es mi pasión por la historia y la documentación, pero a mí me pareció muy significativo lo que hallé en su escritorio (Roig, 2022, p. 1625).

A esa lista de lo que quedó pendiente se podría agregar el esquema de un libro en preparación que llevaría por título: Cabalgando con Rocinante. Esa alusión al quijotismo y la utopía había estado anteriormente presente en los escritos de Arturo Roig, incluido el uso de ese mismo título en un texto breve que publicó unos años antes en que es posible apreciar lo que significaba para él:

Ya lo dijo José Martí: “El hombre se mide por el poder de erguirse”, así como se hace plenamente humano cuando entiende que la vida es aventura, así como que vida y muerte son inescindibles y esta última es la que nos empuja precisamente en nuestros intentos y riesgos por lo mismo que hemos de dejarla construida. Constantemente pasa delante nuestro, cabalgando, la sombra de Don Quijote. Por cierto que nuestro quijotismo no quiere ser el de Unamuno, con sus altibajos. “Llevo al costado izquierdo -decía el autor de ‘Nuestra América’- una rosa de fuego que me quema, pero con ella vivo y trabajo, en la espera de que alguna labor heroica o por lo menos difícil me redima”. “Siento en mis talones las costillas de Rocinante” -les escribió el Che Guevara a sus padres antes de su muerte. Si el capitalismo ha impuesto una eticidad mercantil, los pueblos han de construir una moralidad de protesta y emergencia (Roig, 2005, p. 363).

Estas palabras se podrían emplear para definir en buena medida la intención que animó a Arturo Roig en su vida, en que se entremezclaron la aventura y los ideales. La obra que se está presentando y comentando viene a poner en valor la inmensa obra desarrollada por él, acercando a quienes se interesen por estudiarla una fuente de consulta imprescindible.

Referencias bibliográficas

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1 Véase: Roig, 1972. Este libro va a ser reeditado en 2014 por la Editorial de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Cuyo.

2Tal como lo consigna Alejandro Paredes (2018), el seminario mencionado corresponde al apoyo ofrecido por el Comité Ecuménico de Acción Social, bajo la iniciativa de Mauricio López y Alieda Verhoeven, quienes obtuvieron financiamiento del Consejo Mundial de Iglesias, con su sede central en Ginebra, mediante lo cual se promovió la creación del Centro de Investigaciones Latinoamericanas, que nucleó y contuvo a un conjunto de profesores cesanteados de la universidad. Entre los principales responsables de la realización de ese seminario dedicado a problemas latinoamericanos se encuentran Arturo Roig, Bernardo Carlos Bazán y Enrique Dussel, quienes pudieron continuar por este medio sus tareas de investigación durante ese año de 1975 hasta tener que partir forzosamente al exilio.

3Algunos de esos documentos sobre la reforma educativa realizada van a ser luego reproducidos en: Roig, 1998.

4La compilación de ese simposio dedicado a discutir la función actual de la filosofía en América Latina se encuentra registrado como: Ardao et al., 1976. La Declaración de Morelia, firmada por Leopoldo Zea, Arturo Roig, Enrique Dussel, Francisco Miró Quesada y Abelardo Villegas, se reproduce en: Roig, 1981a, pp. 95-101.

5Entre las distinciones que recibió Arturo Roig se mencionan las siguientes: Condecoración al mérito cultural de primera clase, por parte del Ministerio de Educación y Cultura del Ecuador y Orden Nacional “Honorato Vásquez”, en el grado de Placa de Plata, otorgada por el presidente de la República del Ecuador, Rodrigo Borja Cevallos.

6La clase inaugural se dictó el 28 de agosto de 1984 y en la misma Roig leyó el texto: “De la exétasis platónica a la crítica de las ideologías: para una evaluación de la filosofía argentina de los años crueles”, que es publicado al año siguiente y luego se reproduce en: Roig, 2011, pp. 103-112.

7Véase: Roig, 2022, pp. 1341-1343. Este mismo discurso se había publicado antes en: Roig, 2002, pp. 252-254.

8Para ampliar los diferentes planteamientos de Arturo Roig respecto a estos campos disciplinares puede consultarse, entre otros trabajos, los estudios incluidos en el libro colectivo: Arpini; Muñoz y Ramaglia, 2020.

Recibido: 16 de Mayo de 2023; Aprobado: 28 de Junio de 2023

Dante Ramaglia. Licenciado y Doctor en Filosofía por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Cuyo, Mendoza, Argentina. Desarrolla actividades docentes de grado y posgrado en la misma Universidad. Actualmente es Director del Instituto de Filosofía Argentina y Americana de la mencionada Facultad. Se desempeña, además, como Investigador Independiente del CONICET en el Grupo de Investigación en Filosofía Práctica e Historia de las Ideas, perteneciente al Instituto de Ciencias Humanas, Sociales y Ambientales (INCIHUSA-CCT Mendoza).

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