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Cuadernos del Centro de Estudios en Diseño y Comunicación. Ensayos

versión On-line ISSN 1853-3523

Cuad. Cent. Estud. Diseñ. Comun., Ensayos  no.77 Ciudad Autónoma de Buenos Aires dic. 2019

http://dx.doi.org/10.18682/cdc.v77i77.1009 

Artículo

Humanismo y solidaridad en El puerto (Kaurismäki, Finlandia/ Francia/ Alemania, 2011)

Zulema Marzorati* 

Mercedes Pombo** 

* Docente e investigadora (UBA). Es doctora en Ciencias Sociales (UBA) y magister en Ciencias Sociales con orientación en Historia FLACSO). Integra la Asociación de Estudios de Cine y Audiovisuales (AECA). Miembro de la Comisión de Posgrado de la Facultad de Diseño y Comunicación de la Universidad de Palermo, integra el comité editorial y de arbitraje de sus publicaciones. Se ha especializado en el estudio de la relación entre el cine y la historia, publicando diversos artículos sobre esta temática en jornadas y congresos. Es autora de Plantear utopías. La conformación del campo científico-tecnológico nuclear en Argentina 1950-1955. Buenos Aires: Ciccus-Clacso, 2012. Dirige y coordina con Mercedes Pombo la línea de investigación de Cine e Historia en la Universidad de Palermo

2** Licenciada y Profesora en Enseñanza Media y Superior en Artes Plásticas (UBA). Docente, investigadora y fotógrafa, se especializa en fotografía argentina contemporánea dentro del marco del Programa de Investigación de la Facultad de Diseño y Comunicación, Universidad de Palermo. Es autora de artículos sobre lenguaje visual y fotografía, tales como “La fotografía argentina contemporánea. Una mirada hacia las comunidades indígenas”, Cuadernos del Centro de Estudios de Diseño y Comunicación, Universidad de Palermo. [ISSN: 1668-0227] y “Nuevos modos de exposición y circulación de las imágenes fotográficas” en Cuadernos del Centro de Estudios de Diseño y Comunicación Nº39 (Año XII, Vol. 39, Buenos Aires, Argentina. [ISSN: 1668-0227], entre otros textos. Actualmente dirige y coordina con la Dra. Zulema Marzorati la línea de investigación de Cine e Historia en la Universidad de Palermo

Resumen:

En el marco del proceso de globalización hay aspectos centrales como los movimientos de población de inmigrantes sin papeles de países pobres. En relación con esta temática, El puerto relata la historia de un joven proveniente de Gabón que intenta cruzar clandestinamente desde Le Havre hacia Inglaterra, donde vive su madre. En ese intento de lograr una vida mejor, se destacan la acción colectiva y la solidaridad vecinal para ayudarlo, enfrentados al rechazo, al racismo y la discriminación materializados por la sociedad que intenta expulsarlo. Este episodio sirve de excusa para exponer y analizar uno de los conflictos más emblemáticos de la época actual: las migraciones que se generan por problemas políticos y socioeconómicos y sus consecuencias trasnacionales.

En este mundo globalizado convertido en un espacio unificado, en el que se realiza un libre intercambio de comunicaciones, finanzas y transportes, sostenemos que constituye una paradoja el hecho que esta misma libertad no esté totalmente permitida en la circulación de personas, ya que existen fuertes restricciones, y prohibiciones que impiden y reprimen sus traslados internacionales.

Palabras clave: globalización; migraciones; multiculturalismo; cine; representaciones

Abstract:

Within the process of globalization, there are relevant aspects to take into account, as indocumented migrants who come from poor countries. Related with this issue, El puerto tells the story of a young man from Gabon, who tries to cross illegally from Le Havre to England, where his mother lives. In the aim of having a better life, colective action and neighbours solidarity to help him are outstanding. Contrary to rejection, racism and discrimination materialized by the society whose intention is to expel him.

This episode is an excuse to visualize and analyze one of then most emblematic conflicto of the current era such as migrations generated by political and socio-economic problems, and their transnational consequences.

In this globalized world, transformed in an unified place, in which communication, finances and means of transpor are freely interchanged, we think that it´s a paradox the fact that the very same freedom is not applied to the people above mentioned, due to the fact that there strong restrictions and prohibitions which prevent and repress their international movements.

Keywords: Globalization; migrations; multiculturalism; cinema; representations

Resumo:

No âmbito do processo de globalização há aspectos centrais como os movimentos de população de imigrantes indocumentados provenientes de países pobres. Em relação como esta temática, O porto relata a história de um jovem de Gabão que intenta cruzar clandestinamente desde Le Havre até Inglaterra, onde mora sua mãe. Neste intento de procurar uma vida melhor, se destacam a ação coletiva e a solidariedade dos vizinhos para ajuda-lo, enfrentados ao repúdio, ao racismo e a discriminação materializados pela sociedade que intenta expulsá-lo. Este episódio serve de escusa para expor e analisar um dos conflitos mais emblemáticos da época atual: as migrações que se geram por problemas políticos e socioeconômicos e suas consequências transnacionais.

Neste mundo globalizado convertido num espaço unificado, no qual se realiza um livre intercambio de comunicações, finanças e transportes, é um paradoxo o fato que essa mesma liberdade não esteja totalmente permitida na circulação de pessoas, já que existem fortes restrições e proibições que impedem e reprimem seus traslados internacionais.

Palavras chave: globalização; migrações; multiculturalismo; cinema; representações

“Migrantes, los héroes de hoy”

(Augé, 2014, p. 7)

Introducción

Desde que la caída del poder bipolar de la Guerra Fría inició nuevos movimientos de población transfronterizos, las migraciones internacionales constituyen uno de los factores clave de la transformación social en el mundo contemporáneo (Castles, 2003).

“Hay extraños entre nosotros” sostiene Bauman (2003, p. 15) refiriéndose a que los recién llegados sin hogar causaron desde siempre inquietud, incomodidad y temor a los ciudadanos de los distintos estados europeos. Aunque no constituyen un fenómeno novedoso, los flujos migratorios son utilizados políticamente por muchos gobiernos de derecha para implementar rígidas restricciones fronterizas, en particular en sociedades en las que aumenta la precariedad en medio de la desregulación de los mercados y la flexibilización de las leyes laborales. Ante refugiados políticos que abandonan sus hogares y pertenencias por la brutalidad de las guerras e inmigrantes económicos que dejan países empobrecidos para buscar otros lugares donde abundan las oportunidades, los políticos se aprovechan de los temores de la población, y escudándose en el problema de la seguridad impulsan el racismo y la xenofobia (Bauman, 2016, pp. 9-13).

Frente a esto, resulta interesante pensar en los conceptos que propone Kapuscinski (2000) quien cuestiona si los países del primer mundo se encuentran preparados para dar lugar a los nuevos actores sociales que desembarcan en sus territorios:

Nuestro imaginario ha sido educado para pensar en pequeñas unidades: la familia, la tribu, la sociedad. En el siglo XIX se pensaba en términos de nación, de región o de continente. Pero no tenemos ni instrumentos ni experiencia para pensar en escala global, para comprender lo que significa, para darnos cuenta de cómo las otras partes del planeta influyen en nosotros y cómo influimos nosotros en ellas (p. 43).

Para analizar algunos aspectos de esta temática, tomamos el recorte que Aki Kaurismäki1 realiza en El puerto2 (Francia, 2011). En el film Marcel Marx(André Wilms), un modesto zapatero parece reencontrarle sentido a su vida a partir del momento en que da refugio a un niño, Idrissa (Miguel Blondin), inmigrante africano sin papeles, al que la policía francesa persigue para deportar. Junto al zapatero, el pueblo de Le Havre, busca ayudarlo para que pueda cruzar a Inglaterra donde lo espera su madre. Este episodio sirve de excusa para exponer y analizar uno de los conflictos más emblemáticos de la época: las migraciones que se generan por problemas políticos y socioeconómicos y sus consecuencias trasnacionales. La película se centra en la vida de los inmigrantes en Francia, carentes de todo derecho y sus dificultades de inserción en un mundo globalizado.

Berger afirma que “el cine desea ir más allá de la individualidad” (2004, p. 33). Si bien es posible bucear en la psicología de cada uno de los personajes y las características específicas que los hace únicos, en este caso el relato cinematográfico, además de lo individual, propone una determinada lectura sobre el desplazamiento de personas de un país a otro. Estos sujetos y sus historias invitan al espectador a reflexionar sobre temas generales. En este caso, la suerte que corren los inmigrantes a la hora de dejar sus territorios de origen y trasladarse a otras tierras.

Los personajes dejan a un lado su carácter de individuos únicos y pasan a convertirse en retratos colectivos. Tanto la pareja protagónica -Marcel y Arletty (KatiOutinen)- como Idrissa -el refugiado menor llegado de Gabón, África- y el detective que sigue el caso, son presentados en esta historia como paradigmas representativos de un tipo de sociedad propia de los tiempos que corren. Un mundo globalizadoy frío. Pero a la vez solidario y con ganas de superarse, como queda en evidencia en la actitud que tienen los vecinos de Le Havre, humildes trabajadores, capaces de dar una mano a quien lo necesita, más allá de su color de piel o nacionalidad.

El Puerto nos propone una mirada particular sobre el tema migratorio, disolviendo individualidades y dando paso a nuevos modos de encarar y reflexionar sobre las actitudes que se generan, tanto en las políticas de Estado y de sus funcionarios como en el comportamiento de la sociedad civil ante la partida y llegada de inmigrantes. Y desde una suerte de cuento de hadas, nos interpela acerca de la paradoja de que en un mundo globalizado, en el que se realiza un libre intercambio de comunicaciones, finanzas y transportes, esta misma libertad no se dé totalmente en la circulación de personas, dada las fuertes restricciones y prohibiciones que impiden y reprimen los traslados de movimientos poblacionales “de la miseria y el trabajo” Augé (2014, p. 6), es decir, de esos migrantes que, a veces al precio de sus vidas, buscan establecerse en aquellos países en los que creen encontrar un futuro mejor para ellos y sus hijos. Es así que el film constituye un fuerte cuestionamiento a la política represiva del gobierno francés respecto a la inmigración de las colonias africanas. Kaurismäki, alejado del contexto finlandés de sus películas anteriores, eligió para filmar la historia el pequeño puerto de Le Havre, Francia. En sus palabras: “No importa tanto donde esté ubicado el pueblito en sí, porque el tratamiento que se les da a los inmigrantes de los países pobres es un problema europeo, no de un país o una zona en particular” (Wright, 2012, p. 29). Así, una problemática que se profundiza a partir de los 90´ está condensada en este barrio del puerto, ya que, como Joseph Losey lo expresara: “los lugares son actores, e influyen en las acciones de las personas que son puestas allí” (Palmer y Riley, 1993, p. 12).

A través de las representaciones de este texto fílmico buscamos reflexionar acerca de la temática inmigratoria en la Francia actual tanto desde las medidas gubernamentales discriminatorias tomadas por los políticos como desde la vida de los inmigrantes y las dificultades para integrarse al país. Este relato sobre la inmigración muestra así dos caras de una misma sociedad, las cuales interactúan y se enfrentan ideológicamente. El mundo de las instituciones, personificada por el detective Monet (Jean Pierre Darrousin) que responde al gobierno y sus políticas de inmigración; y el mundo civil, de los diferentes actores que conviven con Marcel e Idrissa, tales como el comerciante, la vecina y otros que se comprometen con esta historia, dejando a la vista una luz en el camino de la humanidad, donde impera la solidaridad y la empatía.

Francia: inmigración y exclusión

Noiriel (2014) sostiene que más de un tercio de la población actual de Francia proviene de la inmigración, con sólo remontarse a tres generaciones. El autor considera tres grandes períodos estrechamente subordinados a las necesidades del desarrollo industrial, en los que hubo flujos de inmigrantes: el Segundo Imperio, los años 1920 y la época posterior a la Segunda Posguerra -principalmente provenientes de las colonias africanas del Norte de África-. Desde fines del siglo XIX, los inmigrantes de mezclaron en la sociedad francesa, sin que el Estado pusiera trabas, pero la legislación republicana sobre la nacionalidad introdujo disposiciones que reforzaron su exclusión (Noiriel, 2014, p. 11). Así, la inmigración masiva provocó rechazo por parte del gobierno, que se expresó en la restricción a la nacionalidad a los hijos de extranjeros nacidos en territorio francés. Son los llamados inmigrantes de la segunda generación y a los que se agregan posteriormente de la tercera generación, “expresiones abiertamente racistas, que naturalizan y transmiten rasgos culturales a la descendencia, convertidos en estigmas hereditarios que se adhieren a la piel”, sostiene Castel (citado en Lemoine, 2014, p. 47).

El Puerto se filmó durante la presidencia de Nicolás Sarkcozy (2007-2012), miembro del partido republicano francés. La política migratoria, ya planteada por Sarkcozy como ministro del Interior del presidente Chirac (1995-2007), se basó en tres ejes: controlar los flujos migratorios, es decir combatir con dureza la inmigración ilegal ingresante por la frontera; promover una inmigración escogida a través de una preparación académica dentro del país que les permitiera dominar el idioma francés, teniendo así privilegios para obtener la residencia; e integrar a los inmigrantes en tanto respetaran los principios que rigen la República Francesa y tuvieran un conocimiento suficiente de la lengua francesa. La política hacia los inmigrantes queda claro en una escena donde los personajes ven en el noticiero de televisión imágenes de la represión en un campamento de refugiados en Calais, denominado “La Jungla, un nombre que claramente los naturaliza como “animales”. Esa represión fue filmada en 2010 por Sylvain George como una batalla no declarada contra los inmigrantes indocumentados que vienen del Tercer mundo, en Figuras de la guerra, un lacerante documental3.

Esta política inmigratoria se ve representada también en la escena del arribo de un container con inmigrantes de Gabón, donde se muestra la condición indigna en que viajaban, a riesgo de sus vidas. Un chico, Idrissa -“armado y peligroso”, dicen los diarios- escapa con la intención de cruzar el canal de la Mancha y pasar desde Le Havre a Gran Bretaña para encontrarse con su madre. La policía intentará cumplir con la ley e ingresarlo a un campo de refugiados donde fueron confinados los miembros de su familia. Idrissa será el centro del apoyo y la solidaridad de los vecinos quienes lo ayudarán, junto a Marcel que le dará refugio en su casa dado que Arletty, su esposa ha ingresado en un hospital, donde será atendida por el Dr. Becker (Pierre Etaix).

Otro punto importante donde queda a la vista las políticas migratorias en Francia es en la figura del funcionario al cual responde el detective que lleva el caso de Idrissa. Nunca vemos a este funcionario pero sí sabemos lo que piensa y espera del inmigrante a juzgar por las acciones persecutorias del detective. Es un personaje que actúa desde las sombras, sus palabras y acciones quedan fuera de campo pero se presentan como el nudo central desde donde gira el film y todos sus protagonistas.

Dentro del barrio donde transcurre la historia, también encontramos un delator (Jean Pierre Léaud), que comunica a la policía dónde se refugia Idrissa. Esta delación hace recordar otros tiempos: cuando durante la ocupación nazi en Francia se perseguía a los judíos y el régimen de Vichy aprovechó la alianza con Alemania para una depuración étnico-religiosa severa. Esta representación nos acerca a la actualidad en que la xenofobia se traslada a los inmigrantes indocumentados, o hacia los ya establecidos, pero a los que no se otorga carta de ciudadanía4.

Francia. Inmigración y solidaridad

Joaquín Arango (2003) establece una comparación entre las migraciones internacionales después de la Segunda Guerra Mundial y las que se realizan durante el período de la globalización. A partir de 1950, el centro emisor era Europa y el destino países de fronteras abiertas como Estados Unidos, Canadá, Argentina, Brasil y Australia, que absorbían el grueso de los inmigrantes. Sobre ellos existía una valoración positiva desde lo económico y cultural y eran bienvenidos en esos países donde hacía falta mano de obra.

Desde las últimas décadas del siglo XX y lo que transcurre del XXI, la situación es distinta: ha disminuido la oferta de trabajo debido a los procesos de mecanización y si hay demanda, es en sectores de bajos salarios como la agricultura. En Europa, uno de los espacios de la actual inmigración, y en particular en Francia, hay un mayor control y restricción, y se expulsa a los ilegales. La conformación de sociedades multiculturales y pluriétnicas determina que “El temor a la pérdida de la homogeneidad o cohesión social y a la difuminación de la identidad nacional se han instalado en amplios segmentos de la sociedad europea” (Arango, 2003, p. 14).

De esta manera, la discriminación y el rechazo a la inmigración clandestina, son naturalizados en la sociedad que procura la expulsión de esos extraños, como los denomina Bauman en su último libro, preocupado por la marginalidad y persecución del inmigrante en Europa. De acuerdo con este autor, nos enfrentamos a una crisis de la humanidad y debemos encontrar nuevas maneras de convivir solidariamente “entre extraños que pueden tener opiniones y preferencias similares a las nuestras…, o no” (Bauman, 2016, p. 67). Al respecto Kapusinski plantea: “Europa está rodeada por un inmenso y creciente número de culturas, sociedades, religiones y civilizaciones diferentes. Vivir en un planeta que cada vez está más interconectado significa tener en cuenta esto, y adaptarnos a una situación global radicalmente nueva” (p. 42).

Este concepto es el leitmotiv del film analizado, donde el hecho de que haya un inmigrante, una persona extraña con rasgos y costumbres diferentes, lleva a que el barrio entero se revolucione, o para solidarizarse o para enfrentarse a este hecho. El film transcurre entre la necesidad de decidirse por un bando, sea tener empatía y solidaridad con el otro, con el marginado de una sociedad -en este caso un inmigrante-, o echarlo sin darle ninguna oportunidad. El inmigrante nunca pasa desapercibido: es una víctima de la sociedad, que clama por justicia o es alguien para deportar, despreciar o abandonar en las sombras.

Retomando las palabras de Augé al inicio del artículo: “los migrantes son los héroes de hoy” (Augé, 2014, p. 7) es interesante reflexionar acerca de las duras condiciones de vida que deben soportar en su condición de indocumentados, realizando tareas que los ciudadanos rechazan, o siendo expulsados o ubicados en centros de refugiados hasta su partida a otros países. Se puede pensar esta situación desde el concepto de no lugar (Augé, 1996), es decir espacios propiamente contemporáneos de confluencia anónimos, sin pertenencia ni marcas de individuación donde las personas en tránsito deben instalarse durante algún tiempo de espera hasta la salida del mismo. Así, la figura del indocumentado, el desterrado de su país, se convierte en un ser descartable, vacío, sin identidad.

Esta situación queda en evidencia en el film cuando Marcel viaja a encontrarse con el abuelo de Idrissa, encerrado en un centro de refugiados en Calais. El lugar es una cárcel, un no lugar, tal como lo plantea Augé (1996) donde los refugiados son tan o más anónimos que un delincuente, silenciados por su condición de inmigrantes negros. Se trata de un racismo en penumbras, que Karusimäki pone al descubierto en la escena en que Marcel convence al director del centro de refugiados para que lo deje ver al abuelo de Idrissa, argumentando irónicamente que es su hermano, el albino de la familia. Directamente lo acusa de racista y lo amenaza con llevar esta situación al ámbito público, lo cual hace que el director -de alguna manera asintiendo a esta acusación- le permita hablar con el refugiado.

Otro elemento que recuerda la inmigración y la idea de desolación se da en el film a través de la música de fondo proveniente del bar que frecuenta Marcel. Como un símbolo del exilio, escuchamos el tango Cuesta abajo de Gardel y Lepera, en versión original de la década del ´30,interpretado por Carlos Gardel y en referencia a la vida de los personajes y la desoladora situación en que viven.

La contracara de esta mirada nostálgica y desoladora de los inmigrantes y la poca comprensión social, está representada en la solidaridad con que se manifiestan los vecinos de Marcel. El texto fílmico no se refiere a individuos sino que instala un clima colectivo a través de la pequeña comunidad de vecinos que acompaña a Marcel y lo ayuda desde sus modestas vidas, como la panadera, el verdulero y el cantante local Little Bob, que ofrece un recital de rock5 a beneficio para juntar dinero que posibilite a Idrissa cruzar a Inglaterra. Frente a la globalización, hay espacios sociales en los que la gente no se aísla, sino que se reúneen lugares como la estación de tren donde trabaja el protagonista, la calle, el bar o el hospital, donde enferma de cáncer se atiende Arletty.

Los personajes y la estética del film

Kaurismäki presenta un constante diálogo entre lo que se ve y lo que se intuye en las profundidades de la historia narrada. Hay un claro contraste entre el exterior de los personajes y el interior de sus propias historias. Tanto Marcel como Arletty y el propio Idrissa son personas muy poco expresivas, toscas y silenciosas que proponen al espectador un desafío: encontrar ese otro universo de sentimientos escondidos. Se trata de una historia contada a través de muchas voces: inmigrantes que se encuentran en un constante proceso de adaptación, inmigrantes que extrañan sus raíces, inmigrantes que luchan por hallar una vida mejor. Pero siempre hay un factor común en ellos: la dignidad, en ningún momento la pierden, ni siquiera los africanos escondidos por días dentro del container que viaja a Francia. Es una característica que los hace portadores de grandeza humana; y es allí donde puede verse la máxima premisa del film: mostrar un mundo donde por momentos impera el poder del más fuerte pero donde también existe la otra cara, una humanidad solidaria que es capaz de dar sin recibir nada a cambio.

En el prólogo aparece muy clara la propuesta fílmica donde se propende a la fraternidad entre los hombres: detrás de Marcel aparece un cartel del reconocido circo de los hermanos Fratellini. Pero, por otro lado, también queda a la vista la dificultad de integración que tienen los inmigrantes en esa sociedad. En una de las primeras escenas vemos a Marcel Marx junto a un compañero llamado Chang, un inmigrante asiático, vendedor ambulante con papeles falsos, que se aleja presuroso ante la llegada de los policías. La historia de este personaje se mantendrá a lo largo del film, complicándose aún más cuando le cuenta a Marcel que al obtener sus papeles para residir legalmente en Francia, no se respetará su identidad china, ya que se la otorgarán como coreano.

Si bien la película transcurre en la actualidad, hay una constante mención a la década del 50, esto se ve en el tratamiento de la imagen y la escenografía. Tanto el vestuario de los personajes como los autos y los objetos que rodean a los personajes recuerdan esa década, como si hubiera una vinculación entre los diferentes espacios temporales. Kaurismäki suele utilizar este recurso en varios de sus films: que el contexto invite al espectador a rememorar épocas pasadas, sea a través de la dimensión gestual del cine mudo, de los silencios o incluso a través de un humor ligeramente absurdo, donde están presentes las huellas de Chaplin y Keaton.

El personaje central, Marcel, es un zapatero, un oficio ya casi desaparecido. Como expresa Kaurismäki en una entrevista, lo elige “justamente por eso. Marcel Marx es un tipo de otra época…Que sea zapatero no quiere decir que sea miserable, sino humilde: para estar a los pies de los demás se requiere generosidad de espíritu” (Wright, 2012, p. 29).

Una de las características más llamativas del film va a ser la actitud que tiene la pareja principal -Marcel y Arletty- quienes tienden a ser introspectivos, silenciosos y poco expresivos. Se alejan de una actuación puramente realista para darle lugar a una actitud reflexiva y alejada. Ambos personajes pueden estar ocupados en sus obligaciones, disfrutar de momentos placenteros, pueden sentir dolor y molestias, pero sus expresiones no varían demasiado en las distintas circunstancias. Esto queda muy claro en Arletty, quien tanto en las actividades cotidianas como charlando con su marido o en momentos de dolor, su expresión en todo momento es de firmeza y distancia. Se trata de una característica constante en la filmografía de Kaurismäki: un minimalismo expresivo en las actuaciones pero que trasciende esta parquedad, dejando ver -como si fuera tras una hendidura- un mundo interno rico en sentimientos y pensamientos. Cada personaje en sus films permite imaginar un universo escondido tras ese hieratismo actoral.

Lo mismo sucede con la escenografía, ausente de identidad e intencionalidad. En general, son espacios fríos, distantes, poco hogareños que denotan una artificialidad que recuerda a las maquetas. Cada espacio del vecindario: panadería, verdulería, el bar o incluso la propia casa de Marcel y Arletty son escenarios transitorios, alejados de la realidad.

Este distanciamiento en la puesta en escena y la actuación de los personajes se puede interpretar como una manera de poner distancia entre el espectador y el dramatismo de la historia de este inmigrante africano; dando espacio a una reflexión profunda sobre el concepto de identidad, globalización y las razones que conducen a la inmigración y la falta de raíces. Kaurismäki nos dice:

En realidad, el cine no es más que un juego de luz y sombra. La palabra hablada, los diálogos, son una novedad innecesaria añadida más tarde. En mi calidad de ecologista, considero que mientras menos diálogos haya en una película, menos se contamina inútilmente la atmósfera (Kaurismäki, 2007).

Otro aspecto importante para analizar el film es la iluminación y la colorimetría. Estos elementos proponen un ambiente que se presenta como irreal. Hay un juego entre mostrar una historia actual, realista, casi documental pero utilizando herramientas visuales alejadas de la realidad. Esto se presenta tanto desde escenas monocromas como en otras, totalmente contrarias, donde el color brillante y saturado es el protagonista. En estos casos, lo que se busca no es un equilibrio cromático ni una búsqueda exageradamente estética de la puesta visual; sino más bien un contrapunto kirsch a lo minimalista de gran parte de las escenas. Filma con luces directas, contraluces marcados y colores planos, que centra en determinados objetos y no en el contexto, como es el caso de las escenas en donde lo que lleva adelante la narración es algún objeto en particular, por ejemplo el vestido amarillo de Arletty, las flores rojas y amarillas en el hospital,o las flores del cerezo del cierre del film. Este tratamiento particular de la luz y el color da lugar a la dualidad de voces: maneras antagónicas de mostrar la realidad así como formas contrapuestas de verlas, en este caso la inmigración en Francia. Existe una mirada institucional hacia la inmigración, una mirada dura y determinante acerca de cómo actuar frente a esta problemática -en el caso del film lo vemos en los funcionarios que actúan en las sombras- existe también otra voz más humana y solidaria que ayuda a Idrissa a esconderse y escapar -lo vemos en el barrio y su población.

Kaurismäki utiliza esta puesta en escena: el tratamiento de la imagen, la espacialidad y la dirección de actores para proponer un lenguaje distante que no distraiga al espectador ni lo haga detenerse solamente en la historia del melodrama. Su objetivo es mostrar al inmigrante y su universo, donde la humildad y la marginalidad van de la mano de ciertos valores dormidos en la sociedad actual. El director invita a pensar en una pobreza culta, solidaria, empática, paciente, que intenta ponerse en el lugar del “otro” y -con gran entereza humana- ayudarlo en su camino.

El director realiza distintos homenajes. El film comienza en una estación de ferrocarril como homenaje a los inicios del cine que fueron en Francia, con cortos como “La llegada del tren a la estación” de los hermanos Lumiére. El nombre Arletty remite a la musa del cine de Marcel Carné, y también las presencias de importantes intérpretes de cine francés en distintas etapas, como Jean Pierre Léaud y Pierre Etaix. Monet está puesto en honor al detective de Crimen y Castigo, y como en todas sus películas hay una crítica al consumismo y al capitalismo en el apellido Marx del protagonista principal y su perrita Laika. También hay un homenaje al film Casablanca (EUA, Curtiz, 1942)cuando en el final el policía que persigue a Idrissa (un policía que recuerda al inspector del film, vestido con sobretodo y sombrero al estilo Humprey Bogart) se reivindica y no detiene al joven africano en su cruce a Inglaterra.

Conclusión

Las migraciones internacionales constituyen una de las cuestiones universales más conflictivas que atraviesa el mundo contemporáneo y un problema complejo de difícil solución. El puerto aborda esta problemática en los países europeos y cuestiona los mecanismos de poder del Estado, en este caso en Francia, con una fuerte crítica al denigrante sistema de represión de los migrantes provenientes de países pobres que tratan de construirse un futuro, buscando mejores formas de vida, de trabajo, alimentación y educación.

Resulta una contradicción que aquellos países europeos que basan su política e ideología en el concepto de libertad sean los mismos que sostengan una actitud tan rígida e inhumana frente a la migración y la circulación de personas, especialmente con aquellos que más lo necesitan.

En una Francia expulsiva, que va cerrando sus fronteras, el texto fílmico deja esto en evidencia, invitando al espectador a reflexionar acerca de la paradoja que resulta el discurso de libertad, igualdad y fraternidad frente a una política reaccionaria y poco contemplativa. También el film muestra otra cara, de tolerancia y respeto hacia el Otro, criticando duramente los prejuicios y miedos de burócratas y funcionarios públicos. Podemos ver en la figura del protagonista una luz de optimismo y de altruismo. Tanto él como sus vecinos, ayudan a cambiar las reglas establecidas desde el poder, ofreciendo una mirada más humanitaria frente al Otro.

La capacidad de modificar el statu quo a través de acciones colectivas que demuestran la solidaridad vecinal y humana se presenta como el motor que pone en movimiento esta historia, una más de las tantos relatos de inmigrantes en Europa en el siglo XXI. A través de esta narración fílmica es posible recuperar valores que son difíciles de rescatar en el día a día. El director muestra una veta de la realidad que brilla por su candidez.

Kaurismaki elude la denuncia y el manifiesto político expreso ya que elige contarlo como si se tratara de un cuento de hadas, que permite aunar dos finales felices: Arletty se cura milagrosamente e Idrissa cruza el canal de la Mancha, para encontrarse con su madre en Inglaterra ayudado inclusive por un policía. La imagen final del cerezo totalmente en flor, se convierte en un símbolo esperanzador, pero no ingenuo del amor a la vida y al prójimo, y la fraternidad entre los hombres en un mundo individualista y globalizado.

El puerto constituye un gran espacio de reflexión, desde el cual se aborda uno de los grandes dramas de nuestro tiempo, las migraciones, y desde una fábula moral en la que se entremezclan la comedia y el drama, plantea la posibilidad que desde los seres más simples y su organización, pueda construirse otro futuro más justo en el que se incluya también a los que por distintos motivos políticos y económicos emigran de sus territorios.

Bibliografía

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Notas

1 Entre los films del realizador finés AkiKaurismäki se encuentran Sombras en el paraíso(1986), Ariel (1988), La muchacha de la fábrica de fósforos (1989), Tatiana (1994), Nubes pasajeras (1996), Juha (1999), El hombre sin pasado (2002), Luces al atardecer (2006) y El otro lado de la esperanza (2017).

2El puerto. Dirección y guión: Aki Kaurismäki, Fotografía: Timo Salminen, Intérpretes: André Wilms, Kati Outinen, Jean-Pierre Darroussin, Jean-Pierre Léaud y Pierre Etaix. Género: comedia/drama.

3La Jungla era el mayor campo de refugiados sin papeles de Francia. Fue desmantelado en octubre de 2016 y los migrantes fueron trasladados a centros del interior del país. Clarín, 22 de octubre de 2016, pp. 22-23. Sylvain George se instaló durante tres años en Calais, en el norte de Francia, como polizontes, en camiones o barcos buscan cruzar el Canal de la Mancha, para llegar a Inglaterra. Luego de la descripción de la espera diaria de los inmigrantes tiene lugar la expulsión por las fuerzas del orden con una larga secuencia muy fuerte y movilizadora, en la que son arrestados y deportados.

4Con respecto al racismo francés recordemos también las masacres coloniales en las colonias africanas.

5Little Bob es un rockero muy famoso en Finlandia. La banda Los Leningrand Cowboys son un grupo finlandés de música rock y heavy metal, una invención de Aki Kaurismäki, apareciendo como una banda ficticia en su película Leningrad Cowboys Go America (1989). Después de este film, la banda siguió por sí misma, grabando música, creando videos y realizando conciertos.

Recibido: 01 de Abril de 2019; Aprobado: 01 de Octubre de 2019

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