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Cuadernos del Centro de Estudios en Diseño y Comunicación. Ensayos

versão On-line ISSN 1853-3523

Cuad. Cent. Estud. Diseñ. Comun., Ensayos  no.116 Ciudad Autónoma de Buenos Aires mar. 2023  Epub 06-Jun-2023

http://dx.doi.org/10.18682/cdc.vi116.4130 

Artículo

Organizaciones sociales y diseños de políticas culturales: trayectorias institucionales y representaciones en torno a dos proyectos musicales con jóvenes de sectores populares en un barrio de La Plata (Buenos Aires)

Candela Barriach1 

1 Licenciada en Antropología, FCNyM, UNLP; LECyS-Trabajo Social-UNLP, Departamento de Humanidades y Artes-UNDAV. cande.barriach@hotmail.com. Doctoranda en Antropología Social con beca cofinanciada CONICET-UNDAV en la Universidad Nacional de San Martin (UNSAM-IDAES), a su vez inserto en los proyectos de investigación de Laboratorio de Estudios en Cultura y Sociedad, Trabajo Social, Universidad Nacional de La Plata dirigido por Mariana Cháves y el grupo de Música e Inclusión Social, del Departamento de Humanidades y Artes, Universidad Nacional de Avellaneda, dirigido por Karen Avenburg.

Resumen

Este trabajo se propone indagar en el diseño e implementación de proyectos musicales de dos organizaciones sociales que trabajan con jóvenes de sectores populares en un barrio situado por fuera del casco fundacional de la ciudad de La Plata (Buenos Aires).

En primer lugar, se describirá brevemente las trayectorias institucionales, las dinámicas específicas, los agentes intervinientes y los objetivos que se proponen las organizaciones. En segundo lugar, se presentarán lógicas de funcionamiento e imaginarios que circulan por parte de docentes en torno a los dos proyectos musicales que tienen lugar. En tercer lugar, se caracterizarán las estrategias para el acceso a los recursos y se expondrán algunas tensiones emergentes. Desde una perspectiva etnográfica el artículo se elaboró a partir de: conversaciones informales, observaciones, redes sociales, e informes institucionales.

Palabras clave: organizaciones sociales; producción musical; juventud; sectores populares; diseño de políticas culturales.

Abstract

This work aims to investigate the design and implementation of musical projects of two social organizations that work with young people from popular sectors in a neighborhood located outside the founding center of the city of La Plata (Buenos Aires). In the first place, the institutional trajectories, the specific dynamics, the agents involved and the objectives proposed by the organizations will be briefly described. Secondly, performance and imaginary logics will be presented that circulate by teachers around the two musical projects that take place. Third, strategies for access to resources will be characterized and some emerging tensions will be exposed. From an ethnographic perspective, the article was prepared based on: informal conversations, observations, social networks, and institutional reports.

Keywords: social organizations; music production; youth; popular sectors; design of cultural policies.

Resumo

Este trabalho tem como objetivo investigar o desenho e a implementação de projetos musicais de duas organizações sociais que trabalham com jovens de setores populares em um bairro localizado fora da cidade de La Plata (Buenos Aires). Primeiro, serão descritas brevemente as trajetórias institucionais, a dinâmica específica, os agentes envolvidos e os objetivos propostos pelas organizações. Em segundo lugar, serão apresentadas lógicas operacionais e imaginárias que circulam pelos professores em torno dos dois projetos musicais em andamento.

Terceiro, as estratégias de acesso aos recursos serão caracterizadas e algumas tensões emergentes serão expostas Do ponto de vista etnográfico, o artigo foi elaborado a partir de: conversas informais, observações, redes sociais e relatórios institucionais.

Palavras chave: sociais; produção musical; juventude; setores populares; desenho de políticas culturais.

Introducción

En un barrio situado por fuera del casco fundacional de la ciudad de La Plata se hallaron 25 focos de producción musical en funcionamiento, dentro de los cuales, algunas eran conjuntos y talleres de música (14 en total), jóvenes que hacen rap de forma individual (7 jóvenes), y jóvenes que hacen música con otras personas por fuera del barrio (4 jóvenes) (Barriach, 2019)1-2. En dicha muestra se observa una significativa presencia de organizaciones sociales en el desarrollo de proyectos musicales de jóvenes. La puesta en marcha de talleres de música, por parte de las organizaciones sociales, implica gestionar y/ o movilizar diversos recursos de modo que se garanticen condiciones materiales de base (dónde dar el taller, los instrumentos, otros insumos) y recursos humanos específicos (educadorxs, coordinadorxs, docentes, jóvenes dispuestxs a llevar a cabo la práctica). Además, para que un taller funcione, dicha actividad debe convocar a la participación juvenil. En este contexto, se ponen en juego interrogantes tales como: ¿qué dispositivos y estrategias se elaboran para la puesta en marcha de los proyectos musicales? ¿qué imaginarios circulan sobre el efecto de la producción musical y sobre el ser joven de sector popular?

El objetivo de este trabajo es, a partir de dos proyectos culturales enmarcados en dos organizaciones sociales mayores (Casa Carlos y Casa Alba), describir el diseño e implementación de políticas culturales: los modos de diseñar estrategias de acción y de gestionar recursos varios para la puesta en marcha de proyectos culturales. Dichos establecimientos comparten, por un lado, una génesis afín al catolicismo y al peronismo y, por otro lado, un trabajo territorial con niñxs y adolescentes en condiciones de pobreza basado en actividades educativas, recreativas y culturales3. Asimismo, la emergencia de ambas instituciones coincide con un surgimiento masivo y restructuración de organizaciones sociales a nivel nacional acontecido entre 1980 y 1990 (Blanco, 2009); y con el momento iniciático del ingreso de la cuestión juvenil a la agenda gubernamental (Beretta et al, 2018). En términos de Shore (2010), consideraré que estas políticas incorporan (y a su vez están incorporadas en) la lógica de los sistemas de clasificación que las crean. En efecto, este texto también se propone analizar el diseño de los proyectos musicales con jóvenes tanto desde las trayectorias institucionales como en diálogo con los regímenes políticos y las políticas culturales coyunturales.

Para el estudio de las políticas, Wright y Shore (1997) sugieren que estas pueden ser interpretadas en cuanto a sus efectos (lo que producen), las relaciones que crean y los sistemas de pensamiento más amplios en medio de los cuales están inmersas. En consonancia con Shore (2010), las políticas contienen modelos implícitos (y algunas veces explícitos) de una sociedad y de visiones de cómo los individuos deben relacionarse con la sociedad y los unos con los otros. Las políticas, al igual que los mitos, proveen un “plan de acción” (Shore, 2010). Es por esto que es crucial para el estudio de las políticas culturales indagar tanto en los modos de organización como en las motivaciones que impulsan el conjunto de acciones por parte de ambas instituciones.

Si bien los agentes que gestionan políticas culturales pueden ser diversos, el lugar del Estado es central, pues no hay régimen político sin estrategias que orienten el desarrollo simbólico de la sociedad (García Canclini, 1987; Avenburg, 2018, Berretta, 2018)4. Es interesante considerar la noción de políticas culturales en una serie de construcciones conceptuales consensuadas a nivel internacional. El problema de la diversidad cultural y la efectivización y vigencia de los derechos culturales fueron motivo de numerosas discusiones que acabaron siendo consensuadas como una preocupación a ser abordada y considerada a nivel Estado-nación (Bayardo, 2010)5. Las transformaciones y reflexiones sobre concebir a la cultura como un derecho a ser restituido y que el Estado debe tomar una parte activa en este proceso entraron rápidamente en diálogo con otros imaginarios sobre los modos de entender a las prácticas culturales.

Antes de continuar con el desarrollo del trabajo caben dos aclaraciones conceptuales. La primera refiere a la noción de juventudes, categoría que aparece en plural para dar cuenta de su carácter múltiple y, en tanto construcción social, se lxs caracteriza como moradores vitales y no como moradores sociales (Margullis y Urresti, 1996). Es decir, como aquellos que gozan de un excedente temporal sobre las generaciones mayores coexistentes, y no como aquellos moradores que poseen tiempo libre, que no tienen dinero porque no trabajan y que tampoco tienen hijos ni responsabilidades. Pues la definición de moradores sociales excluye a los jóvenes de sectores populares que suelen incorporarse más tempranamente en obligaciones del núcleo familiar y de índole laboral. En este sentido, seguiré a Chaves (2010), quien propone en su tesis doctoral un análisis de las juventudes desde tres ejes: la complejidad contextual (pues están espacial e históricamente situadas), el carácter relacional (porque implican conflictos y consensos) y la heterogeneidad (por su diversidad y desigualdad).

La segunda categoría a desarrollar es la de sectores populares, definida por el acceso desigual a recursos socialmente valorados, con foco en los económicos (Benza, 2015). Sin embargo, el acceso desigual a estos recursos es, a su vez, indisociable de otros aspectos, tales como: el modo de vida, el habitus de clase, las identidades políticas, el acceso a la educación formal, la procedencia de los ingresos y la vulneración de derechos (entre ellos, el acceso a ciertas prácticas culturales). Estas desigualdades de clase son históricamente persistentes (Tilly, 2000) pero no inmanentes (Reygadas, 2014); es decir, las desigualdades, si bien perduran en el tiempo, generación tras generación, son una construcción histórica mediada por relaciones de poder, en la que se entrecruzan múltiples factores y participan numerosos agentes. En consonancia con Reygadas (2014), discrepo aquí con quienes responsabilizan a los “pobres” de su marginación y exculpan a los “poderosos”. Asimismo, tampoco coincido con quienes dirigen todo su arsenal crítico a los empresarios y a los gobernantes, victimizando e idealizando a los “excluidos”, a las organizaciones y movimientos sociales. “Ricos” y “pobres” son categorías que refieren a sujetos con capacidad de agencia; el hecho de que existan profundas asimetrías y disparidades entre ellos no los despoja de su condición de humanos, con proyectos de vida y de trascendencia.

Seguiré las advertencias de García Canclini (1987) sobre la idealización de los sectores populares imaginándolos ajenos a las contradicciones del desarrollo capitalista. Estas sugerencias se estructuran sobre el hallazgo de una tendencia a exagerar su resistencia a la dominación y descuidar la participación de las clases populares como parte de la sociedad de masas. De aquí emergen interrogantes sobre cómo se relacionan, en el campo, juventud-pobreza-cultura, sobre todo, en torno al vínculo entre el impacto de los proyectos culturales con jóvenes de sectores populares y los imaginarios que sobrevuelan en docentes y referentes de estos proyectos.

****

Desde una metodología cualitativa-etnográfica preocupada por reconstruir la perspectiva de los actores, se construyeron datos, principalmente, a partir de conversaciones informales (telefónicas y personales) con coordinadorxs y educadorxs de las organizaciones sociales. Además, se usaron como fuentes secundarias informes técnicos, proyectos institucionales y materiales sistematizados por las propias instituciones, así como una tesis de maestría y otra de grado que estudian distintos aspectos sobre dichas instituciones6. Mi desempeño como trabajadora sociocomunitaria (2013-actualidad) y coordinadora (2018-2020) en una organización social que trabaja con jóvenes en el barrio donde se enmarca el trabajo no sólo me brindó experiencias sobre el diseño e implementación de políticas culturales en contextos de vulnerabilidad social, sino que también facilitó el intercambio con diversos interlocutores y, así, mi entrada al campo.

El trabajo se estructura de la siguiente manera: tras esta primera introducción, se desarrollan tres secciones y unas reflexiones finales. La primera sección, “Organizaciones sociales”, describirá brevemente trayectorias institucionales, dinámicas, agentes intervinientes y objetivos que se proponen las instituciones. La segunda sección, presentará las lógicas de funcionamiento e imaginarios que circulan por parte de docentes en torno a los dos proyectos musicales que tienen lugar, los “Diseños de políticas culturales”. La tercera sección pretende indagar en las estrategias para el acceso a los recursos y exponer algunas tensiones emergentes. Por último, el artículo cuenta con las reflexiones finales.

Organizaciones sociales: breve raconto de las trayectorias institucionales

“Los niños son la única materia prima no renovable. Los niños son lo que se debe cuidar. El futuro es hoy, hoy están creciendo sus huesos, su sangre.” (Morlachetti, La Nación, 2006)7

La Casa Alba se consolidó como asociación civil en el 2000 y la Casa Carlos a mediados de los ’80, pero el trabajo sociocomunitario comenzó en la misma década, codo a codo. Relatos de referentes barriales explican que dichas conformaciones fueron impulsadas por, al menos, tres experiencias previas. Una de ellas se remonta a una organización pionera en el trabajo con el desarrollo nacional de los microcréditos brindados por el Banco Popular de la Buena Fe, trabajo que, con posterioridad, asumió la Casa Alba8. El segundo reconocimiento que se torna central a la hora de narrar las trayectorias institucionales es el trabajo territorial enmarcado en la militancia comunitaria con afinidades al peronismo y catolicismo. Durante el “terrorismo de Estado”, cuenta una referente de la Casa Alba, el trabajo territorial era plausible de ser llevado a cabo sin correr riesgos de vida sólo al interior de la Iglesia Católica. Así, en la década del ´80 confluyeron trayectorias militantes disímiles: algunxs de la militancia universitaria, otrxs del trabajo sociocomunitario en clubes del barrio, y otrxs como misionerxs. La tercera experiencia fue el antecedente de Pelota de Trapo a cargo del referente Morlachetti para el año 1982, organización social pionera en el trabajo con jóvenes y niñxs en Buenos Aires.

Con vistas de acompañar la inserción laboral de las madres y reforzar la alimentación y cuidado comunitario, la Casa Alba, creó su primer lugar: una guardería. Casi en simultaneo, la Casa Carlos va trazando otro sendero cuando, en 1984, un cura inauguró el Hogar al brindar vivienda a jóvenes en situación de calle que se acercaban a la parroquia donde desarrollaba su acción comunitaria. Este proceso aconteció de forma compartida con otras organizaciones sociales del Gran Buenos Aires que hoy continúan en funcionamiento. Zibecchi (2013) describe a dichas instituciones como protagónicas en materia de promoción de cuidado en contextos de pobreza. Con estas experiencias como guía, las políticas sociales empezaron a focalizarse en sectores populares. Con el transcurrir del tiempo, los proyectos fueron incorporando más jóvenes, niñxs y adultxs y, de a poco, la organización fue cobrando institucionalización y reconocimiento.

Durante el gobierno menemista se produjo un retiro del Estado en el diseño e implementación de políticas sociales.9 La crisis del contexto neoliberal, sumada al vaciamiento de políticas públicas, afectó la vida de los jóvenes de sectores populares e incumplió, en grados cada vez mayores, la efectivizarían de derechos a la salud, educación, cultura, recreación y el derecho a tener una vida digna (Svampa, 2010). El malestar social y la crisis, sin embargo, fueron el motor de lucha para paliar el inadmisible desamparo agudizado con el paso del tiempo.

En el correr de la década del ´90 se inauguraron en la Casa Carlos, cuatro centros especializados en el trabajo con bebés y niñxs. Con el afán de acompañar los proyectos de vida y la enmancipación de lxs jóvenes egresadxs del Hogar, se motorizó la creación de emprendimientos productivos tendientes al autoabastecimiento y la proyección de posibles fuentes de trabajo. Gracias a diversas colaboraciones y distintas políticas sociales, desde el 2000 en adelante, se pusieron en marcha emprendimientos productivos en panadería, una imprenta, huerta, una chacra, entre otros. El referente de la Casa Carlos fue una figura central para dar relevancia social y mediática al problema del hambre de una Argentina devastada por las políticas neoliberales, en particular luchando por los derechos de la infancia, adolescencia, juventud y de sus familias. El compromiso con el proyecto excedió a lxs propixs educadorxs y pibxs10 que conformaban la Casa, fomentando, desde entonces, la capacidad de replicar la experiencia en un sinnúmero de personas de distintos partidos políticos, religiones y clases sociales. Cuando este líder fallece, en el año 2005, la angustia inunda a lxs integrantes de la Casa, quienes se enfrentaron ante el desasosiego sobre cómo continuar, sin su presencia, una obra plagada de articulaciones que habían sabido ser resueltas centralizadamente. Pero la Casa Carlos sigue hasta hoy en día funcionando, porque si bien el líder fallece en 2005, “su espíritu vive en cada militante, en cada trabajador y cada pibe” según explican sus integrantes. El entramado de sentidos y el horizonte político compartido siguen encontrando a diversos participantes para trabajar y militar en niñez y adolescencia.

Desde mediados de los años 90 hasta la actualidad, aparece con fuerza la necesidad de intervenir, como organización social, sobre las juventudes vulnerables en referencia a la cuestión del incremento de la inseguridad, tanto desde la sociedad civil como desde ámbitos estatales de seguridad y justicia (Raggio y Sabarots, 2012). La juventud como problema también hace mella en la apertura de dos casas nuevas que dirigen sus actividades y propuestas a la población juvenil. Pero las formas de llevar a cabo proyectos con poblaciones juveniles son bien distintas en cada organización así como son distintas las formas en que obtienen el espacio para su desarrollo. El préstamo de una casa de familia del vecindario con contrato de comodato de por medio a la Casa Carlos se conjugó con el mandato del finado líder por ocuparse de los jóvenes que no tenían un lugar para estar junto a las ganas de producir este espacio por parte de jóvenes y militantes y, así, se creó el último centro de día, especializado en jóvenes. Mientras tanto, la Casa Alba firmó un convenio con la Sedronar y el Ministerio de Planificación de la Nación para inaugurar un centro juvenil durante el 2014 en un terreno de 3 hectáreas un edificio de 800 m2 con aulas, consultorios, estudio de radio y grabación, sala de ensayo, salón multimedia y micro cine, y un gimnasio. Las organizaciones sociales, una vez más, fueron un interlocutor primordial para implementar políticas públicas del Estado en el territorio y, así, brindar recursos para la gestión (Manfred y Banfi Beavide, 2013).

Son más los puntos en común que las diferencias halladas en ambas organizaciones: trayectorias, génesis y gestión de recursos. Tanto el cuerpo de trabajadorxs de Casa Carlos como el de Casa Alba se componen por un grupo de adultxs responsables que se desempeñan especificándose en distintos roles, como son, equipos de coordinación, educadorxs rentadxs, talleristas y voluntarixs. Además, actualmente en ambas instituciones funcionan centros productivos, centros de día para jóvenes y niños, y guarderías.

Hacia un mundo menos desigual

“El hambre es un crimen”11

En este apartado haré foco en qué objetivos se proponen las organizaciones sociales entendiéndolos como enunciados que expresan, entre otras cosas, una parte de la historia y de los horizontes políticos. El listado de enunciados es producto de una síntesis elaborada entre referentes de ambas organizaciones en un encuentro llevado adelante por el en el marco de un proyecto de Extensión Universitaria de la Universidad de La Plata. Me interesa hacer dos aclaraciones sobre este punto: primero, explicitar que tanto Casa Alba como Casa Carlos tienen, a su vez, un listado de enunciados (que se pueden encontrar por escrito en folleterías, páginas web, proyectos institucionales, entre otros) que indican los propósitos de las organizaciones. Segundo, existen tensiones en relación a cómo son apropiados y encarnados lxs distintos actores en mayor o menor medida.

De todas formas, el listado de objetivos, en tanto una síntesis colectiva elaborada por ambas organizaciones produce un entramado de sentidos comunes. Sobre este sustrato y estos consensos se despliega un aparato de estrategias de acción movilizado en pos de promover el acceso a ciertos derechos. Los objetivos que expresaron tener en común son los siguientes:12

- promover la efectivización de derechos;

- acompañar las trayectorias y proyectos de vida de los pibes y pibas;

- fomentar y crear espacios de respeto, diálogo y amor;

- fortalecer el cumplimiento de la ley de promoción y protección de derechos de niños, niñas y adolescentes;13

- trabajar en red, articulando con agencias del Estado, sociales y políticas.

La formulación de estos objetivos está en estrecha relación con los pronunciamientos y lenguaje de la Ley de Promoción y Protección de Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes, promulgada en el 2005, sancionada para abolir el antiguo sistema de Patronato.14 En las políticas, dice Shore (2010), podemos rastrear grandes procesos de cambios sociales, históricos y culturales. El cambio en la legislación fue impulsado por numerosas disputas en torno a cómo se conceptualiza a las juventudes y niñeces; transformaciones que fueron producto de una lucha de larga data encabezada por el Movimiento chicos del Pueblo y por otros agentes, entre ellos, referentes de la Casa Carlos y Casa Alba.15

Lejos de caer en una idealización sobre la posibilidad de alcanzar la igualdad social en dichas organizaciones, en todo tipo de sociedades e instituciones hay un vínculo dialéctico entre igualdad y desigualdad que se reproduce tanto en el mercado, como en el Estado y en la sociedad civil (Reygadas, 2014). Con respecto a cómo se ocupan lugares sociales al interior de la organización, observo, por ejemplo, un acceso diferencial a lugares de mayor poder de lxs referentes de clase media universitaria.16 Queda claro que algunos regímenes políticos Estatales e instituciones están más (pre)ocupados por la reproducción de igualdades o desigualdades. Coincido con García Canclini, quién advirtió que la promoción del desarrollo de talleres barriales por políticas peronistas facilitó el ingreso a la educación media y superior, y a todo tipo de espectáculos y productos culturales masivos, atenuando así la desigualdad social. Pero esta expansión cuantitativa no modificó las causas estructurales de la desigualdad, ni fue acompañada por una reelaboración critica del pueblo (Garcia Canclini, 1987).

Diseño de proyectos musicales

En este apartado me propongo caracterizar brevemente dos proyectos musicales: la orquesta de Casa Alba y el taller de música de Casa Carlos para luego reflexionar sobre los motivos por los que docentes y educadorxs llevan adelante los talleres de música y se abocan a la enseñanza musical con jóvenes de sectores populares. Los objetivos que se reconocen como los motorizadores de la puesta en marcha de un taller de música cobran sentido al situarlos en diálogo con el diseño de políticas culturales más amplias (a nivel de la organización social, provincia, país).

El taller de música de Casa Carlos surge como iniciativa de un docente de música con ganas de hacer “algo social” junto al deseo manifestado en una asamblea al interior de la organización social por aprender a tocar música. Así, en el 2013, emprende vuelo un taller que continúa en la actualidad, permitiendo que jóvenes y educadores/as se encuentran una vez por semana en la Casa para tocar un repertorio entre jóvenes participantes y adulta/os responsables del espacio.

Lxs jóvenes participantes tienen de 12 años en adelante, ya que es regla de la Casa cumplir con ese requisito para poder participar.17 Tres jóvenes ya son mayores de 18 años, y de estos, uno finalizó sus estudios secundarios, mientras que la/os otra/os dos los han abandonado. El resto de lxs jóvenes están escolarizándose en la educación media en Escuelas de la zona, algunxs no se llevan materias, otrxs se las llevaron todas, otrxs han quedado libres por insasistencias y no han retomado sus estudios. Las trayectorias laborales, siendo que, a partir de los 16 años, los varones empiezan a trabajar en albañilería, panadería, carnicería, jardinería, mientras que las mujeres se ocupan del cuidado de hermana/os menores, sobrina/os, prima/os e hija/os o en trabajos de limpieza. La Banda ensaya una vez por semana 4 horas por día en Casa Joven los días lunes. Algunas veces se programan clases particulares con la/os jóvenes que han tenido continuidad en el taller y han demostrado interés por la tarea específica. Si bien el taller acumula experiencia desde el año 2013 y el plantel de educadora/es responsables ha permanecido en mayor medida estable a lo largo de los años, los y las jóvenes que participan del taller no poseen la misma continuidad siendo que sólo unxs pocxs de los integrantes de Alta Banda han transitado desde los albores del taller tuvieron continuidad hasta la actualidad.

La práctica musical específica no es lo único que se hace en Casa Joven el día del taller de música, el día de ensayo, también hay un almuerzo, a veces se reparte mercadería y ropa, otras veces los jóvenes hacen la tarea para la escuela. Algunos jóvenes vienen específica mente al taller de música dentro de las actividades de la Casa, otrxs, van a la casa todos los días, y otros, los más grandes que ya dejaron de participar en talleres de la Casa, pasan a visitar y eventualmente dar una mano en la preparación del almuerzo.

El segundo proyecto es una Orquesta en funcionamiento desde el 2014, incialmente dentro del marco de del programa “Andres Chazarreta” y en la actualidad en el de Orquestas y Coros”.18 El programa “Andres Chazarreta” de Orquestas Infantiles y Juveniles proponía difundir la música popular latinoamericana y, siguiendo esta línea, fue que facilitaron instrumentos “de impronta popular” para dar comienzo al proyecto musical. El director de la Orquesta, fue convocado por el director del programa para realizar la búsqueda y selección del plantel docente de la Orquesta. La organización social garantiza el espacio físico para que puedan ensayar, dictar clases individuales y, eventualmente, usar el estudio de grabación.

Lxs docentes poseen estudios de conservatorio y de grado, excepto la charanguista, una de las pibas que inició su educación musical en la Orquesta y hoy la continúa en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Nacional de La Plata. Lxs jóvenes y niñxs que concurren a la Orquesta únicamente concurren a la Casita porque los convoca la actividad en particular. La mayoría de lxs jóvenes y niñxs viven en el barrio y concurren a Escuelas que se sitúan por fuera de este. Durante la semana La Orquesta ofrece clases particulares de instrumento, y un ensayo general los días viernes. Con la ayuda de la Facultad de Bellas Artes de la UNLP, la Orquesta ha grabado ya su primer disco presentándolo en el auditorio de dicha institución. A su vez, han viajado a otras localidades para presentar sus obras y este año se preparan para viajar a Colombia a mitad de año.

Un docente de música y referente de la Casa Carlos expone cómo la experiencia de participar en el proyecto musical repercute en la vida de estos jóvenes. La participación en la producción musical es entendida como una herramienta para abordar “lo social” y para tener una experiencia de trabajo en colectivo.

Los objetivos de hacer proyectos como estos no son musicales, son sociales. Escapando a lo estrictamente musical, el objetivo propuesto tiene que ver con brindar herramientas para saber trabajar en grupo. En realidad, la música es una herramienta, una excusa para hacer una experiencia en el espacio social donde salen todos los juegos que después nos aparecen en todos lados, a ellos también. O sea, para mí, el objetivo es que a través de la música uno opera sobre lo que es el espacio social, visible. Es fácil de ver, sobre todo en los ensayos eso (docente del taller de música, 2019)

El director de la Orquesta de la Casa Alba explica que estos proyectos musicales son una práctica que permite abordar el diálogo en la cuestión vincular, desarrollar las dinámicas y articulaciones del trabajo en colectivo y promover una sociedad más inclusiva. La producción musical permite la creación de vínculos, de sociabilidad y, además, estos encuentros tienen por objetivo incorporar el lenguaje técnico. La música es concebida aquí como una excusa en pos de abordar otras cuestiones. En términos de mis interlocutores:

Hacer música con el otro motoriza valores fundamentales para construirnos en una sociedad un poco más inclusiva. Tener que escuchar, dar espacios, aprender que cuando alguien toca un solo hay que acompañarlo o que la melodía la lleva un grupo entonces nosotros acompañamos (…) Las clases son grupales entonces hay intercambio, se forman nuevas amistades (director de la Orquesta, 2019). Desarrollar la conciencia de las dinámicas sociales: los juegos, las díadas, la exclusión y la inclusión a veces en un diálogo: en qué entrada le da un chico a una chica. Desarrollar en el grupo esa conciencia me parece que es bueno… siempre se cortan individualmente y es lo más difícil de lograr (docente del taller de música, 2019).

Pero también se desarrolla que durante los ensayos se ponen en juego intereses personales, disputas por el poder y por el reconocimiento, jerarquizaciones en función al género, tensiones entre jóvenes que vienen por las distintas pertenencias barriales. Es decir que las dinámicas están permeadas y configuradas por las individualidades y la disponibilidad de conjugar los intereses personales con el objetivo grupal. Asimismo, si bien existe un énfasis en trabajar “aspectos sociales”, también se reconoce que el aprendizaje musical (del lenguaje y de los saberes técnicos específicos para cada instrumento, saber cómo funciona una grabación), en palabras del docente de la Casa Carlos: “desarrolla capacidades sensibles y neuromotoras que, en general, están desconocidas por ellos”. El docente reconoce una forma de comportarse un atributo negativo que tiende, a la individualidad, “a cortarse solos”, y encuentra el espacio de música es una oportunidad para transformar estos modos. El director de la Casa Alba explica que las constituciones de las trayectorias individuales y grupales en el ámbito musical se fueron transformado con el correr de los años y, con ellas, también cambiaron las motivaciones que impulsan a continuar adentrándose en la práctica musical. Estas trayectorias conviven en el grupo, ya que han realizado incorporaciones de jóvenes en diferentes momentos del total de la trayectoria grupal. Avanzadxs en la comprensión del lenguaje y en la aprehensión de las dinámicas implicadas en este trabajo grupal, los objetivos de cada joven y de la Orquesta mutan y apelan, en esta nueva instancia, a la profesionalización de la producción.

Lo interesante de la búsqueda de objetivos tiene que ver con el tiempo. En un principio lo que buscas es tener una dinámica de trabajo más o menos pareja. Se establecen ciertos modos en los cuales nos tenemos que desarrollar, que tienen que ver con respetar al otro, el silencio para escuchar. Entender cuáles son los códigos de la Orquesta, que va a haber uno adelante que está dando indicaciones, va a haber un director o directora. Ese tipo de cosas, entonces, al principio cuando empieza a tener tiempo y continuidad y los valores, o lo que se establece, empieza a quedar ya pautado, empieza a tener otros objetivos: hacemos un concierto, viajamos a otra ciudad (Docente de la Orquesta, 2019).

En la Orquesta, la continuidad de la participación en los talleres, convierte a la práctica musical como parte de las vidas de lxs jóvenes. Lxs jóvenes dedican tiempo a estudiar música: yendo a clases individuales y grupales, practicando ejercicios en sus casas, pensando en propuestas para llevar al ensamble. Las familias que acompañan también son parte; los van a ver tocar en sus presentaciones en vivo, van a ver ensayos, ven a lxs jóvenes motivadxs por una actividad. Esa es otra cosa que ha cambiado con el correr del tiempo: la comunidad creció debido a la incorporación de las familias.

Tanto para el taller de música como para la Orquesta que lxs jóvenes participantes se puedan desarrollar como músicxs o como banda es una de las últimas finalidades de la práctica musical, como afirma el docente del taller de música:

Después, el último caso es que de desarrolle alguno como músico o como banda, pero ese es el último, como una consecuencia de lo anterior. Digamos, para mí el objetivo de un taller de música no es la música (docente del taller de música, 2019)

En suma, los objetivos que tienen ambos proyectos se estructuran a partir del impacto que tiene la actividad en la trayectoria de vida de lxs jóvenes, quedando explícitamente en segundo plano el interés por la incursión en lo musical. Más bien, la música es una excusa para “tomarlo como un camino personal” (Ragio y Sabarots, 2013). La concepción que subyace es que el arte constituye un mecanismo para generar nuevas formas de pertenencia, participación y organización comunitaria en contextos de exclusión. Fundamentalmente resulta útil para promover cambios en el presente de niños y jóvenes posibilitando el desarrollo de sus capacidades de creación y autonomía y la construcción de lazos de pertenencia (Infantino, 2008).

Los docentes explicitan que estos talleres tienen la finalidad de promover la inclusión, el trabajo en grupo, fortalecer la escucha mutua, desarrollar conciencia en las dinámicas sociales y, en última instancia, profesionalizarse en la práctica musical. Las expectativas sobre los efectos del proyecto musical se constituyen tanto en vínculo con representaciones sociales de la agenda pública estatal como sobre qué cosas creen que estos jóvenes de sectores populares pueden hacer efectivamente. Dichas conceptualizaciones, además, se conforman a partir de la reflexión de experiencias previas con el trabajo con jóvenes por parte de docentes y trabajadorxs de la organización social.

Estrategias para el acceso a los recursos

Ya vimos cuales son los objetivos de las organizaciones sociales, de referentes de los talleres y caracterizamos brevemente los proyectos musicales. También se reconstruyeron las trayectorias de las organizaciones sociales en distintos momentos históricos para dar cuenta de que la producción de las políticas (y las culturales también) se constituyen situadas en contextos específicos y que, por otro lado, las formas de entender y hacer, por ejemplo, un proyecto musical cobra sentido al situarlo en el entramado de imaginarios que circulan en sus entornos más inmediatos: si hay jóvenes con problemas de inclusión las actividades que se piensen se orientan respondiendo en este sentido.

Las organizaciones sociales llevan a cabo diversas estrategias para posibilitar el desarrollo de los proyectos culturales. Algunas veces sólo el taller de música o la Orquesta se ocupa de la planificación de distintos eventos (tocar en vivo, ensayar, participar de algún evento) o de la búsqueda de financiamiento y otras veces el equipo de trabajo ampliado es el protagonista de la coordinación de las actividades. Si nos centramos en los recursos administrados, del total de los que tiene la organización social, algunos se gestionan haciendo foco en los proyectos musicales y, otros, son para el funcionamiento general. Pero lo cierto es que ambos son centrales para que los proyectos musicales se desarrollen ya que estos se llevan a cabo valiéndose de los fondos gestionados por y para la organización global: recursos humanos (limpieza, sueldos de docentes, coordinación de eventos, cuidadorxs de la casa), infraestructura (sala de grabación, lugar de ensayo, servicios), entre otros varios. El interés de este apartado es esquematizar las articulaciones y los dispositivos empleados para la puesta en marcha de los mencionados proyectos. Sintetizaré en tres grandes grupos las principales vinculaciones para movilizar recursos (el orden de enumeración no significa jerarquización ni mayor grado de relevancia):

1- Fondos independientes

2- Articulación con el Estado

3- Convenios internacionales

El primer grupo describe la colaboración de distintos agentes que se acercan de modo independiente. El aporte comprende desde recursos humanos mediante trabajo voluntario hasta el préstamo o donación de distintos bienes. Si bien dichas colaboraciones suelen ser esporádicas y asistemáticas, quitando la posibilidad de previsión interna de los recursos disponibles, su impacto permite el desempeño de numerosas actividades y, entre ellas, los proyectos musicales. Sin más, el lugar físico donde se lleva a cabo el taller de música (entre otros talleres y actividades) y ensaya la banda, es en una casa prestada por una familia que decidió colaborar con la Casa Carlos. El reconocimiento como referentes del trabajo en sectores sociales con derechos vulnerados, además, facilita adquirir recursos por esta vía. Se registra que este tipo de articulaciones son promovidas por las organizaciones mediante distintas redes sociales.

El segundo grupo es la articulación con el Estado a partir de convenios con diferentes programas que pueden responder a nivel municipal, provincial o nacional, como son: Extensión y Voluntariado Universitario del Ministerio de Educación de la Nación, Puntos de Cultura de la Ministerio de Cultura de Nación, Programa “Nuestro lugar” de la SENNAF, subsidios de apoyo de la Secretaría de Economía Social del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, y el plan FinEs del Miniterio de Educación de Provincia, entre otros. La tercer categorización, los convenios con ONGs internacionales, incluye a diversas fundaciones como son: la Fundación de Estudios Regionales y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) que aporta bienes de distinta índole, como son desde materiales para la construcción hasta alimentos no perecederos, entre otros.19

Algunas de estas vinculaciones ofrecen montos mensuales fijos, como lo son las becas obtenidas por jóvenes y niñxs conveniadxs con el Organismo de Niñez o distintos planes sociales. Estos ingresos permiten prever y administrar el dinero disponible para la compra de alimentos u otorgar salarios a algunxs trabajadorxs sociocomunitarixs. También existen otros programas de los que son beneficiarixs por períodos acotados como fueron: el Programa Andrés Chazarreta, la convocatoria SENNAF Nuestro Lugar y el programa Universidad, Cultura y Sociedad de la Secretaría de Políticas Universitarias de Extensión; todos estos impulsaron la conformación de los proyectos al facilitar los instrumentos musicales. En suma, si bien existen algunas alianzas con instituciones internaciones y otros fondos interdependientes locales, el grueso del financiamiento (en montos y en continuidad) es Estatal.

Baches y parches

El acceso a dichos recursos está atravesado por distintas dimensiones. Entre ellas, un primer requisito sine qua non es estar registradas en un marco legal, en particular, haber sido registrados como Asociaciones Civiles con Personería Jurdíca. “Estar flojos de papeles”, es uno de los factores que vedarían el acceso al grueso del financiamiento.

En segundo lugar, la articulación con estos programas y proyectos son producto de la iniciativa y los capitales invertidos por trabajadores y militantes. Es decir, los programas se abren y cierran irregularmente en determinados períodos (según cuánto se quiera invertir en ese rubro en el régimen político de turno). Es crucial para ser beneficiarios, en principio, la búsqueda activa de estos recursos y, además, tener el conocimiento acerca de dónde y qué cosas se pueden buscar.

La presentación a estos proyectos implica que educadorxs y voluntarixs coordinen encuentros por fuera de las responsabilidades regulares para escribir los proyectos. El oficio de cómo formular en un escrito el diseño, la puesta en marcha y, una vez finalizado el ciclo, la rendición de cada proyecto es, en parte, transmitido por los educadores de más antigüedad y otro poco se va aprendiendo en el hacer. Vale aclarar que los y las educadores/as que encausan estas tareas son principalmente estudiantes univeritarixs, la mayoría militantes o voluntarios, que han aprendido en el transcurso de sus carreras el lenguaje necesario para hacer frente a la burocracia, lenguaje que de no haber sido adquirido plantearía un obstáculo para acceder a estos recursos. Bourgois (2005) posiciona las prácticas culturales (en este caso atañen a las académicas) como el principal filtro que abnega la posibilidad del acceso al capital económico.20

Esta forma de financiación se torna inestable, no sólo porque hay que someterse al armado de un proyecto y su posterior concurso, sino también porque los fondos otorgados y la financiación o desfinanciación depende de la voluntad del régimen político de turno. En el gobierno actual, se registra el cierre de distintos programas de Voluntariado Universitario y de SENNAF, y la reducción de fondos (como en el caso de los proyectos de Secretaría de Políticas Universitarias-SPU Extensión), de los cuales, por ejemplo, el taller de música de Casa Carlos habría sido beneficiario. De este modo, una de las tareas implícitas de lxs trabajaderxs es la gestionar estas articulaciones.

En tercer lugar, se observa que la trayectoria política-partidaria tanto de los integrantes como de la organización social como bloque político incide en el grado de acceso a ciertos recursos. Las redes políticas que las organizaciones o sus referentes conforman son otro de los filtros que permean la disponibilidad de ciertos recursos sobre otros.21

En cuarto lugar, la labor sociocomunitaria, en tanto la mayoría de las veces no es remunerada, cobra, más bien, el formato de militancia, práctica profesional o voluntariado. Ningún proyecto, programa o plan contempla que el recurso humano invertido por expertos o amateurs debe percibir un salario ni, menos aún, gozar de otros derechos como trabajador/a.

La ausencia de una estructura que garantice una planta de trabajo es una disputa entre las organizaciones sociales y el Estado que no está saldada, y se torna visible en numerosas manifestaciones en las que se denuncia, entre otras cosas, la necesidad de invertir en sueldos y condiciones dignas de los derechos de lxs trabajadores.22 En efecto, ¿cómo es posible sostener una estructura y funcionamiento sólidos a lo largo del tiempo a pesar de que no existe una política pública que garantice la mano de obra? Es como si cualquier trabajador/a del estado (un policía, un docente, un juez o cualquier funcionario) de repente, tuviera que cumplir una tarea y responsabilidad sin percibir remuneración; ¿cómo conjugan dicha pertenencia con otras responsabilidades de sus vidas cotidianas (pagar el alquiler, impuestos, comer)? Sin embargo, las organizaciones siguen creciendo y están en funcionamiento desde hace aproximadamente 30 años.

Se reconocen dos vías para saldar este bache. Una es mediante el trabajo voluntario de personas que realizan actividades puntuales, como dar un taller o colaborar con una tarea eventual. Este problema de conseguir mano de obra capacitada para el dictado de talleres se resolvió a partir de la constitución de alianzas, por ejemplo, con la Universidad Nacional de La Plata (de ahora en más, UNLP), en particular a partir del trabajo voluntario de docentes y alumnxs enmarcados en distintos proyectos de Extensión Universitaria o prácticas de materias específicas.23 La otra forma es a través de convenios con distintos aparatos estatales; por ejemplo, en articulación con el Ministerio de Desarrollo Social se logró conseguir especialistas para capacitaciones en radio, operadores en sonido y grabación, y gente formada en computación y nuevas tecnologías. Asimismo, en vínculo con el Ministerio de Educación, se financian los sueldos de algunos docentes el marco del Plan FinEs.

Reflexiones finales

Toda política pública construye, a su vez, sujetos políticos, en tanto si apunta a trabajar con “jóvenes violentos y peligrosos” es probable que las autopercepciones de lxs jóvenes se alimenten por estas representaciones. Entonces, es necesario crear nuevas políticas que rompan con sentido comunes en torno a, por ejemplo “jóvenes violentos y peligrosos” y amplíen las representaciones posibles sobre ese sector así como problematicen qué significa, por ejemplo, estar imbricado en actividades ilegales como el robo y el consumo de estupefacientes. Respecto a la particularidad del diseño de políticas culturales (haciendo foco en los proyectos musicales) se encuentran varios puntos en común entre el los proyectos musicales y las organizaciones sociales, siendo algunas de las dimensiones del diseño de las políticas culturales: planificaciones de las actividades, coordinación de eventos, imaginarios en torno a las juventudes populares, estrategias para la obtención de recursos (co-gestionados entre profesorxs de música, trabajadores de la organización social y en articulación con programas estatales), entre otros. Tanto el docente del taller de música como el de la Orquesta esperan que la práctica musical promueva en lxs jóvenes participantes un aprendizaje para el trabajo en grupo, transmitir valores, fomentar la escucha, promover la inclusión; haciendo énfasis en el impacto social que trae aparejada la práctica. Los encuentros musicales son mencionados como una herramienta o una excusa que permite trabajar otros aspectos de la vida de estos jóvenes. El objetivo de aprender el lenguaje técnico o la profesionalización aparece en segundo plano para el taller.

Si bien dicho trabajo comunitario es en pos de la lucha por una sociedad más justa, en línea con los cuestionamientos de Bayardo (2010) sobre en qué medida las políticas y prácticas son realmente inclusivas o se limitan a ser fórmulas “políticamente correctas”, me pregunto: ¿cómo se relacionan los resultados esperados del taller musical con la clase social con la que se está trabajando?; ¿cuáles serían los objetivos de llevar a cabo un proyecto musical en otros sectores más acomodados?; ¿cuáles son los imaginarios del ser joven de clase baja por parte de los docentes y organizaciones sociales?; ¿cómo dialogan las expectativas y objetivos de lxs docentes de música con los de lxs jóvenes participantes? Queda pendiente, para futuros trabajos, indagar en las representaciones que se ponen en juego por parte de lxs jóvenes y, también, ahondar en los motivos que convocan a los jóvenes a participar de estos proyectos.

Referencias bibliográficas

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1 Para ampliar sobre los focos de producción musical rastreados ver: Barriach (2019)

2El barrio está situado por fuera del casco urbano fundacional, hacia el sur, con una deficiente infraestructura de servicios de todo tipo (luz, agua, gas, cloacas, alumbrado público), un poblamiento sin planificación urbana previa y un crecimiento urbano basado en la especulación inmobiliaria sobre los sectores populares, la toma de tierras, la autoconstrucción y los planes de vivienda subsidiados por el estado (Hernández et al, 2010). La extensión de su terreno y la densidad de su población son notablemente mayores al resto de los barrios que conforman la ciudad de La Plata: cuenta con 110 kilómetros cuadrados de extensión y según el último censo está poblada por más de 82000 habitantes. A finales del siglo pasado los primeros pobladores en la zona eran, en su mayoría, obreros, trabajadores de los frigoríficos de Berisso y portuarios de Ensenada. En 1980 una segunda ola migratoria puebla el barrio: esta vez, oriundos de países limítrofes (Bolivia y Paraguay) y de provincias del norte del país (principalmente de Misiones). El barrio cuenta con salitas médicas, escuelas primarias y secundarias, jardines de infantes, como así también organizaciones sociales, partidarias y estatales. Algunos referentes de dichas instituciones se reúnen quincenalmente en un espacio de coordinación regional denominado la “Mesa Barrial”

3“Casa Carlos” y “Casa Alba” son nombres ficticios que utilizo para resguardar la identidad de las organizaciones sociales.

4Existen valiosos aportes sobre el desarrollo conceptual del Estado (Taussing, 1998; Godelier,1980). En este trabajo, se define al Estado moderno como “una Institución territorialmente basada, socialmente abstracta, impersonal, soberana y autónoma que goza de la autoridad de hablar en nombre de la sociedad como un todo y mantener un orden basado en la ley” (Parekh, 2000, p. 96).

5El Convenio Internacional de Derechos Civiles y Políticos de 1966 establece el derecho a la cultura en dos sentidos: por una parte, en cuanto a alcanzar los bienes que se producen en el mundo y, por otra parte, en cuanto a la conservación y el desarrollo de la propia cultura evitando el colonialismo cultural (Bayardo, 2010)

6Para la reconstrucción de las trayectorias institucionales fueron valiosos los aportes de García y Martinez (2012) y Mayorga (2018), dos tesis que trabajan con organizaciones en el mismo barrio que se enmarca este artículo.

7Molachetti fue referente territorial y mediático, fundador de Pelota de Trapo en Avellaneda (Buenos Aires), uno de los creadores del Movimiento Nacional Chicos del Pueblo e impulsor de la Asignación Universal por Hijo (AUH). http://www.resumenlatinoamericano.org/2015/04/21/argentina-fallecio-alberto-morlachetti-fundador-de-la-obra-pelota-de-trapo-2/

8Para más información sobre la conformación, desarrollo y disputas ver la tesina de grado de la carrera de sociología de Hernández, (2018). Disponible en: http://www.memoria. fahce.unlp.edu.ar/tesis/te.1252/te.1252.pdf.

9Carlos Saúl Menem (Anillaco, 2 de julio de 1930) es un abogado, político y empresario argentino, perteneciente al Partido Justicialista, que ejerció como gobernador de la provincia de La Rioja entre 1973 y 1976 y entre 1983 y 1989 y, posteriormente, como presidente de la Nación Argentina. Asumió anticipadamente el cargo el 8 de julio de 1989, de manos del radical Raúl Alfonsín, tras vencer en las elecciones presidenciales (1989-1995 y 1995-1999). Información extraida de Wikipedia, disponible en: https://es.wikipedia.org/ wiki/Carlos_Menem

10Empleo aquí el concepto "pibx" porque lo usan/usamos mucho trabajadorxs de organizaciones sociales. El uso, entre otros significados, tiene una connotación que refiere a no cualquier joven ni cualquier chichx, sino a lxs pibxs del barrio con quienes trabajamos.

11“El hambre es un crimen” es una de las consignas que reunió a miembros de organizaciones sociales en el Movimiento Chicos del Pueblo, y hoy la frase se reactualiza en otro movimiento social que le da continuidad: La Organización Chicxs del Pueblo. https://www.facebook.com/chicxsdelpueblo/photos/a.2259492790763537/233685223302 7592/?type=3&theater

12La sistematización de esta información fue extraída de trípticos elaborados por educadoras de ambas organizaciones sociales y de observaciones realizadas en el marco de un encuentro de Extensión Universitaria llevado por el Centro Comunitario de Extensión de la Universidad Nacional de La Plata (Buenos Aires) en el año 2017.

13Ley Promoción y Protección Integral de Derechos de Niños, Niñas, Adolescentes y Jóvenes se sanciona en el 2015 para abolir con el antiguo sistema de Patronato. http://www. gob.gba.gov.ar/legislacion/legislacion/l-13298.html

14Vidal y Denegri (2013) describen el pasaje del antiguo sistema de Patronato hacia la actual ley de Promoción y Protección de Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes.

15En la revista de divulgación Cabal se encuentra más información sobre el Movimiento Nacional Chicos del Pueblo. Disponible en: http://www.revistacabal.coop/actualidad/ movimiento-nacional-los-chicos-del-pueblo#targetText=El%20Movimiento%20Nacional%20de%20los,con%20una%20realidad%20que%20duele.

16No es objetivo de este trabajo profundizar este tema, sin embargo, el escenario se complejiza agregando las voces de jóvenes participantes: “yo ni loco quiero trabajar acá, se portan re mal, a vos te interesa eso”.

17La conformación de organización social surge cporque en el barrio no había una propuesta dirigida a la población juvenil.

18El programa Chazarreta no sigue existiendo como tal, ya que a principio del 2018 se “fundió” todo en el “relanzamiento” de los programas de cultura. Luego de esta desvinculación estuvo un período sin un marco formal que lo ampare y en la actualidad se encuentra convenido con el Programa de Orquestas y Coros del Ministerio de Educación de la Provincia de Buenos Aires. Para más información sobre las articulaciones institucionales en el campo de las Orquestas en sectores vulnerables son valiosos los aportes del equipo de Música e Inclusión social (Avenburg, 2018).

19El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) es la red mundial de la ONU para el desarrollo, que “propugna el cambio y hace que los países tengan acceso al conocimiento, a la experiencia y a los recursos necesarios para ayudar a que las personas se labren un futuro mejor”. Para más información la página oficial del PNUD: https://www.unaids.org/sites/default/files/media_asset/PNUD_es.pdf

20No desconozco el gran conocimiento de los sectores populares sobre cómo conseguir planes y lidiar con esa parte burocrática; sin embargo, la burocracia que aquí menciono tiene que ver con el ejercicio específico de escribir proyectos: formular los objetivos, la justificación y la posterior rendición en caso que haya sido aprobado, entre otras cosas.

21En el campo, este fenómeno es ejemplificado claramente con el acceso a los planes sociales Haciendo Futuro.

22Estas declaraciones fueron publicadas en documentos construdos en el marco de manifestaciones de alcance local, como fueron “La marcha de la Gorra” (2016, 2017, 2018); “El hambre es un crimen” (2017, 2018).

23Los talleres vinculados a la UNLP son: kick boxing, fútbol femenino, fútbol infantil, danzas urbanas, taekwondo, hockey, rugby, vóley.

Recibido: 01 de Abril de 2020; Aprobado: 01 de Mayo de 2020; Aprobado: 01 de Junio de 2020

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