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Cuadernos del Centro de Estudios en Diseño y Comunicación. Ensayos

versión On-line ISSN 1853-3523

Cuad. Cent. Estud. Diseñ. Comun., Ensayos  no.128 Ciudad Autónoma de Buenos Aires mar. 2024  Epub 11-Nov-2023

http://dx.doi.org/10.18682/cdc.vi128.4861 

Artículo

Hacia el diseño sostenible de una nueva longevidad

Diego Bernardini Zambrini1 

1 Doctor en Medicina por la Universidad de Salamanca, España. Profesor Titular de Medicina, Escuela Superior de Medicina, Universidad Nacional de Mar del Plata, Argentina

Resumen

Una de las mayores transformaciones de la primera mitad del nuevo siglo en nuestras sociedades será la transición demográfica. El aumento del número de personas mayores nos esta confrontado con nuevas necesidades y demandas de la mano de la cohorte de mayores mas educada, rica y comunicada en la historia de la humanidad. Aspectos como los servicios de salud, la protección social, la gobernabilidad, los derechos humanos, la sostenibilidad, la economía y el mercado laboral o la misma política pública, se verán impactadas por este nuevo grupo/mercado global y emergente. Pensar esta nueva sociedad es pensar un nuevo paradigma: la nueva longevidad. Una aproximación desde el empoderamiento ciudadano hacia las instituciones y los diferentes sectores y no desde “arriba hacia abajo” como siempre han sido los diferentes marcos teóricos de referencia.

Palabras clave: Nueva longevidad; Desarrollo; Sostenibilidad; Diseño; Personas mayores; Vejez; Calidad de vida; Bienestar; Convención Interamericana para la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores.

Abstract

One of the major transformations of the first half of the new century in our societies will be the demographic transition. The increase in the number of elderly people is confronting us with new needs and demands from the hand of the most educated, richest and most communicated cohort of elderly in the history of humanity. Aspects such as health services, social protection, governance, human rights, sustainability, the economy and the labor market, or public policy itself, will be impacted by this new global and emerging market. To think of this new society is to think of a new paradigm: the new longevity. An approach from citizen empowerment towards institutions and different sectors and not from “top down” as the different theoretical frames of reference have always been.

Keywords: New longevity; Development; Sustainability; Design; Older people; Old age; Quality of life; Wellbeing; Inter-American Convention for the Protection of Human Rights of Older People.

Resumo

Uma das grandes transformações da primeira metade do novo século em nossas sociedades será a transição demográfica. O aumento do número de idosos está nos confrontando com novas necessidades e demandas da mão da coorte de idosos mais instruída, mais rica e mais comunicada da história da humanidade. Aspectos como serviços de saúde, proteção social, governança, direitos humanos, sustentabilidade, economia e mercado de trabalho, ou as próprias políticas públicas, serão impactados por esse novo mercado global e emergente. Pensar nessa nova sociedade é pensar em um novo paradigma: a nova longevidade. Uma abordagem do empoderamento dos cidadãos às instituições e aos diferentes setores e não de “cima para baixo” como sempre foram os diferentes referenciais teóricos.

Palavras chave: Nova longevidade; Desenvolvimento; Sustentabilidade; Design; Idosos; Velhice; Qualidade de vida; Bem-estar; Convenção Interamericana para a Proteção dos Direitos Humanos dos Idosos.

Introducción

Es habitual escuchar “la sociedad está envejeciendo”. Se trata de un error conceptual, porque las que envejecen son las personas y por lo tanto la población, no la sociedad que puede tomar distintos caminos frente a un desafío que encierra muchas oportunidades (Bernardini, 2015).

Dentro de muy poco tiempo, las personas mayores de 60 años serán mas que el grupo de menores de 15 por primera vez en la historia de la humanidad. El mundo, entre los varios procesos que vive de transformación, se encuentra inmerso en un proceso de envejecimiento demográfico que es global. En América latina, lo mayores de 60 años son el 11% del total de la población y serán cerca del 25% en un plazo de aproximadamente 35 años más, algo así como la mitad del tiempo de lo que tardo Europa en recorrer ese mismo camino. A nivel mundial las personas mayores de 60 años representan el 12% de la población y en Europa la región mas envejecida del mundo el 24%. Este proceso de transición demográfica reconoce fundamentalmente dos causas: bajas tasas de natalidad y un aumento en la expectativa de vida. Con esta situación se pueden identificar dos fenómenos: en primer lugar, el aumento de la cantidad de personas mayores, el segundo la necesidad de afrontar sus requerimientos y necesidades que son muy diferentes al resto de los otros grupos etarios. Una muestra de ello es que cada día nos anoticiamos de alguien que en la segunda mitad de su vida mejoro un récord, decidió emprender, o publicitar una firma o producto como el caso de Catherine Deneuve con cosméticos L’Oreal o Robert De Niro con la firma Ermenegildo Zegna entre muchos otros ejemplos. Ahora bien, nuevas etapas y, en este caso un nuevo grupo social, traerá consigo una serie de cambios sociales. Cambios que no solo son de índole cuantitativa sino cambios cualitativos.

En ese sentido, estamos observando como el concepto de longevidad, entendido como el tiempo de vida de una determinada especie, se está redefiniendo. El hecho que un privilegio que hasta hace 100 años era reservado para unos pocos, hoy comienza a ser una experiencia colectiva que en promedio la mayoría de nosotros viviremos. Una cohorte de personas que son las mas educadas y comunicadas en la historia de la humanidad y que por ello, nos obligan a repensar el paradigma de la nueva longevidad.

Cuando en 2002 la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó el “Marco político de envejecimiento activo” (Who, 2002) sentó las bases de las diferentes aproximaciones que este desafío requería. Sin embargo, ocurrieron dos situaciones que sin por ello quitarle relevancia, mostraron que era necesario otra mirada y análisis. La primera cuestión fue que en muchos lados se banalizó o trivializó el concepto de envejecimiento activo considerando aspectos muy parciales de ese marco de político. Sobran ejemplos donde muchos tomadores de decisión se conformaron con una foto en la prensa sin implementar estrategia alguna o simplemente mostraron una actividad de recreación que por ser actividad física se consideró envejecimiento activo. Esto claramente, llevo a una desnaturalización y al desprestigio de la iniciativa en muchos lugares. El otro aspecto tuvo que ver con que por emanar de la OMS se trató de un marco referencial “desde arriba hacia abajo”1 lo que colocaba a las personas mayores en un rol de toma de decisión limitada ante acciones que provenían de ámbitos de la gestión política donde en muchos casos no eran consultados.

A esta situación se le sumo el hecho que el envejecimiento activo fuera reemplazado años más tarde en la misma OMS por el concepto/posicionamiento institucional del envejecimiento saludable (Who, 2015) pasando de una aproximación de política pública a una visión netamente sanitaria producto de la falta de coherencia interna y cuestionamiento de algunos de sus posicionamientos políticos.

A diferencia de estos dos antecedentes, la nueva longevidad es una oportunidad única que nos ofrece el siglo XXI. Ninguna generación previa en la evolución humana ha tenido el privilegio de imaginarse una segunda mitad tan intensa e interesante como la actual. Sin embargo, nuestra sociedad aun se gestiona con normas y se estructura con un pensamiento que remonta al siglo pasado. La nueva longevidad no solo es vivir mas sino, vivir integrados, plenos y protagonistas, pero para ello debemos pensar, diseñar e implementar una serie de cambios que nos conduzcan a la plenitud personal y como sociedad. Una sociedad por otro lado, que estará conformada cada día por mas personas mayores y que deberá anclar y propiciar una cultura del cuidado, la solidaridad y los derechos. Así el objetivo de este escrito es sentar las bases para el diseño de una nueva longevidad sostenible en base a una serie de aproximaciones como son los objetivos de desarrollo sustentable, la persona mayor como sujeto de derechos, la economía plateada y el mercado laboral.

Desarrollo

A envejecer se puede y se debe aprender. El paso del tiempo, la longevidad siempre se vivió como una experiencia propia, personal pero como mencionaba, comienza a ser un fenómeno social. Las personas estamos viviendo mucho más tiempo que en toda la historia previa. Por ello es curiosidad, aprendizaje y claramente: diseño y construcción de cara al futuro. Está en nosotros como personas y sociedad la forma en que afrontaremos uno de los mayores game changers de la primera mitad de este siglo.

El siglo XXI comenzó con un posicionamiento teórico de relevancia respecto de las personas mayores como fue el envejecimiento activo de la OMS, posteriormente las Naciones Unidas sentaron las bases de la agenda de los Objetivos de desarrollo del Milenio (ODM) con la idea de impulsar el desarrollo desde un marco más amplio. Una de las criticas que se hizo en esa agenda, fue la ausencia en la consideración de las personas mayores. Esta omisión, llevo a que, al no estar registrados en las metas e indicadores de cumplimiento de los ODM, las personas mayores quedaron como grupo social, excluidas de las prioridades de apoyo técnico y financiero de diferentes fondos y programas de las Naciones Unidas. Así durante los primeros 15 años de este siglo, la agenda de política publica internacional y asistencia técnica transitaron un camino diferente respecto de las necesidades y derechos de las personas mayores.

Por ello, en la continuidad de esta agenda con los Objetivos de Desarrollo Sustentable (ODS) los pilares del documento como son la sostenibilidad, la equidad, la universalidad, el compromiso y el alcance, tienen bajo su radar a las personas mayores. Agendas globales como los ODS resultan del consenso y participación de actores múltiples, donde además de negociaciones hay concesiones, sin embargo, es un consenso que mejora notablemente el que le antecedió. La presencia de las personas mayores en el es limitada y aleatoria a la vista de la CEPAL, pero el documento ofrece varias aproximaciones que permitirían visibilizar a las personas mayores (CEPAL, 2017). Explícitamente el Objetivo 2 relativo a la erradicación del hambre y el Objetivo 11 que habla de ciudades y asentamientos humanos inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles incluyen menciones orientadas a los mayores.

Como bien señala el mismo organismo, gran cantidad de Objetivos y metas son directamente relevantes para el bienestar y pleno goce de los derechos humanos de las personas mayores. Entre ellos vale destacar el Objetivo 1 sobre pobreza y protección social, el Objetivo 2 sobre poner fin al hambre y la malnutrición, el Objetivo 3 sobre salud, el Objetivo 4 sobre educación, el Objetivo 5 sobre igualdad de género, el Objetivo 6 sobre agua y saneamiento, el Objetivo 8 sobre empleo, el Objetivo 10 sobre la desigualdad en y entre países, el Objetivo 11 sobre ciudades y asentamientos, el Objetivo 16 sobre sociedades pacíficas, acceso a la justicia e instituciones inclusivas y el Objetivo 17 sobre cooperación internacional.

Un aspecto relevante de este documento y agenda de desarrollo es que esta fundamentada en la Declaración Universal por los Derechos Humanos y en tratados internacionales. Siendo esto así, al menos para quienes trabajamos por el bienestar y calidad de vida de las personas mayores, dejar de lado un instrumento como la Convención Interamericana para la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores fue una omisión severa.

La Convención Interamericana para la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores es un esfuerzo internacional, un instrumento que comienza a sentar jurisprudencia tiene como objetivo promover, proteger y asegurar el reconocimiento, así como el pleno goce y ejercicio, en condiciones de igualdad de todos los derechos humanos y libertades fundamentales de la persona mayor, a fin de contribuir a su plena inclusión y participación en la sociedad. Un mecanismo que nace a partir de 1991 en que se aprueban los Principios de las Naciones Unidas en favor de las Personas de Edad y que inicia de esta manera un proceso que finaliza en 2012 con la aprobación de la Carta de San José sobre los Derechos de las Personas Mayores en América Latina y el Caribe. Así, en 2015 se aprueba en la Organización de los Estados Americanos este instrumento, el primero a nivel internacional, que cubre una serie de derechos a ser protegidos en las personas mayores, abarcado aspectos civiles, políticos, económicos culturales y sociales. Esta Convención se convirtió así en el primer instrumento de carácter vinculante que a Enero de 2021 esta ratificado solo por siete países: Argentina, Ecuador, Uruguay, Perú, Costa Rica, Bolivia y El Salvador.

Por esto y de cara al diseño de una nueva longevidad que sea ante todo inclusiva se hace menester considerar instrumentos y la situación histórica de las personas mayores como grupo en la agenda de la asistencia internacional y el desarrollo social. Las personas mayores han seguido una trayectoria bastante similar a la de otros grupos que han quedado excluidos del patrón estándar que considera como normativo la sociedad. Las mujeres, las personas con discapacidad y las personas mayores han quedado rezagadas en las políticas de inclusión en base a ese patrón, que por otro lado no es neutro y que surge que lo que se supone resulta dominante.

En este sentido resulta interesante la aproximación de Williams citado por CEPAL que plantea que las personas mayores son personas adultas y como tales tienen derechos, entre ellos los de autonomía, por lo que el desafío como sociedad es poder garantizar que la misma sea respetada como ocurre con otros grupos de personas. Lo interesante es la comparación que realiza considerando el indicador “edad cronológica”. Así menciona que los niños son dependientes por la imposibilidad de decidir de manera independiente, mientras que en la vejez esta incapacidad de decisión está provocada por la falta de autonomía o la limitación para ejercerla. La gran diferencia radica en que en la niñez la personas son protegidas para que puedan alcanzar y lograr esa madurez necesaria para poder decidir mientras que en las personas mayores se las despoja a medida que avanza la edad.

Las personas mayores así se convierten en un grupo subordinado por una gran parte de la sociedad contemporánea a causa de la edad. Una actitud que subyace en el inconsciente y se hace realidad como edadismo2 en cuatro factores: el miedo a la muerte, el énfasis en un ideal de juventud, en la productividad medida en potencial económico y la institucionalización de las personas mayores. Analicemos un poco estos aspectos.

La muerte con el paso del tiempo ha sido excluida no solo de la cotidianeidad y la dinámica familiar sino desterrada como un fenómeno más del curso de vida. Se la ha “extirpado” y con ello negado el sentido de la finitud que nos rige desde el mismo momento del nacimiento. De esta manera, hoy se la vive con rechazo, como fracaso y con miedo frente a lo desconocido, en especial por las personas jóvenes. Por otro lado, la juventud esta en un momento de sobre valoración más allá de la imagen de belleza y éxito como atributos que la realidad se encarga de desmitificar con el devenir del tiempo. Este aspecto vinculado a la juventud es en gran parte producto del prejuicio sobre las capacidades y posibilidades de una persona mayor frente a alguien mas joven. Lo mismo ocurre con lo relacionado a la institucionalización, donde la percepción social es que la mayoría de las personas mayores viven en instituciones de acogida o de cuidados de larga estancia. Las mal llamadas residencias geriátricas.

Según datos del Banco Interamericano de Desarrollo (Aranco, 2018), el 30% de las personas mayores de América Latina en algún momento de sus vidas caerán en situación de dependencia, esto es necesitar de alguien que no ayude con las llamadas actividades básicas de la vida diaria. El desafío para la población es que no sabemos si estaremos dentro de ese porcentaje y en que momento en caso de llegar. Sin embargo, ser dependiente no significa institucionalización. En España se calcula que las personas mayores institucionalizadas son entre el 4 - 5 % del total, en Argentina apenas llegan al 3% y en un país como México al 1%. Estos valores significan que las personas mayores en general viven en sus propias casas, con un estado de salud que les permite un grado digno de autonomía y que, por lo tanto, son parte de nuestra comunidad mas cercana.

Hablemos ahora un poco de las personas mayores y productividad. Como mencione al inicio de este documento dentro de poco tiempo las personas mayores de 60 años superaran en número al grupo de menores de 15 por primera vez en la historia de la humanidad.

Es una situación irreversible y naturalmente llevara a la reformulación de entre otros aspectos la idea de trabajo, productividad, consumo o retiro jubilatorio. Aspectos que hacen a la llamada “economía plateada”.

En el diseño de la nueva longevidad este ultimo aspecto, todo aquello relacionado con la economía de plata, es muy relevante. De hecho, instituciones como el G20, la Organización Internacional del Trabajo o el World Economic Forum (WEF) ya piensan en ello en función de las demandas y necesidades que se presentaran, pero también de las ventajas que traerá este nuevo mercado, aun así gran parte del sector privado no considera este grupo entre sus prioridades. Según la Unidad de Inteligencia de The Economist apenas el 30% de las grandes empresas y corporaciones del mundo han pensado o están implementando estrategias orientadas a este sector. Este es un fenómeno reconoce varias aproximaciones, pero todas ellas con un par de puntos en común.

Lo primero es que las generaciones que arriban al momento de la llamada jubilación o retiro son las mas educadas y, en términos generales, las de mayor poder económico que ha existido en la historia de la humanidad. Por ejemplo, en Estados Unidos los Seniors controlan cerca del 70% de la economía doméstica. Se espera que mercados como la moda, el diseño, el entretenimiento y los servicios financieros acompañen al sector salud y al wellness en un desarrollo sostenido durante las próximas décadas.

Por otro lado, el choque de culturas que implica seguir pensando en eficiencia, algo muy relacionado conceptualmente a la revolución industrial, se contrapone con la idea de la vigencia, entendiendo esto como la posibilidad que tienen las personas de aportar sin importar su edad o condición. Esto es un cambio cultural, ante todo. Pensemos que hablar de cultura es hablar por sobre todas las cosas de valores, un conjunto de saberes, creencias y pautas de conductas de un grupo social. Pero hablar de una cultura de vejez por lo que implica el devenir del tiempo en relación con nuestro curso de vida, significa como digo, oponerse a la idea o al menos cuestionar la idea o principios que en materia de personas mayores condicionaron los años previos. Una época por otro lado que al decir del filosofo español Diego Gracia Guillen, fue una época donde el principio preponderante ha sido el de la eficiencia medida en términos de productividad económica. Este es un principio al que en cierta medida le debemos mucho de los años ganados, de la calidad de vida, del desarrollo y más, pero que, así visto termina formalmente con la jubilación de la persona. Frente a esto, una etapa que puede extenderse un tiempo apenas menor que el periodo de vida productivo formal.

Una cultura de nueva longevidad se apoya en la importancia de la participación social, la inclusión y en brindar oportunidades y esto, no reconoce edad (Bernardini, 2019). Hablar de vigencia como algo que depende de su experiencia, estado de salud, posibilidades y ganas. Es alguien que tiene buen presente, que resulta actual, que tiene valor. Es alguien que cumple o aporta más allá del paso del tiempo, un principio fundamental en la construcción de la nueva longevidad.

¿Cuál es la diferencia entre una cultura de vigencia frente a una de eficiencia?

Un elemento determinante para la capacidad de aportar y estar vigente es la salud. La OMS en su reporte sobre envejecimiento saludable habla de la capacidad funcional que tienen las personas para poder desarrollarse en su entorno. Ahora bien, la evidencia también nos muestra que hay conductas que se vuelven hábitos, estos generan estilos de vida y de ellos depende nuestra condición de salud. Así la salud se vuelve un capital donde las personas modificando hábitos pueden mantenerse saludables y así alejar la posibilidad de dependencia que mencionamos en párrafos anteriores. La salud se vuelve con el paso del tiempo en un elemento que nos da libertad, autonomía y por lo tanto capacidad de decidir, pero también de aportar. El capital de salud y el valor que esta encierra es inherente a cada uno de nosotros nos es propio y podemos influir sobre él. Pero el modelo imperante de una cultura de eficiencia parecería chocar con la vigencia, que se apoya en valores intrínsecos, aquellos que guardan valor por si mismo y suelen ser valores intangibles. Su importancia radica en que a pesar de que muchas veces son infravalorados, son aquellos que en gran parte conforman la cultura

La relación entre cultura y civilización es muy estrecha. Hoy vivimos en un desbalance producto de la exagerada valoración del modelo “eficiente” frente al de “vigencia”. Una vez mas el filosofo Diego Gracia Guillen nos esclarece cuando dice “a pesar de que existen sociedades muy civilizadas y poco cultas, y otras muy cultas y poco civilizadas, la sociedad del siglo XXI es la más civilizada que ha habido en la historia de la humanidad. Sin embargo, en muchos casos este cambio no ha ido acompañado de un cambio de cultura. Es como si hubiésemos optimizado nuestra vida hasta un determinado momento: el momento del retiro o jubilación. Somos capaces de obtener en ese periodo de productividad el máximo de eficiencia y riqueza, pero aun no hemos logrado obtener un mayor cultivo de los valores de la cultura que sientan las bases para poder reconocer y valorar la vigencia”.

El discurso público y el político muchas veces van alineados. Queda como interrogante y desafío saber como las diferentes generaciones afrontaremos el futuro de una nueva longevidad que nos tenga cada vez mas protagonistas del tejido social. En definitiva, que pretendemos de nuestro futuro y como queremos ser tratados por la sociedad. Nosotros somos responsables y parte del diseño de la nueva longevidad.

Hay una aproximación que está siendo decisiva en esto y en la narrativa de la cultura de una nueva longevidad. Las relaciones intergeneracionales. Esta dimensión engloba una serie de intervenciones relacionales y sociales. Una intervención intergeneracional tiene un carácter amplio por definición, trasciende lo social pera consolidar el vinculo de lo relacional. Como indica el prefijo inter se sostiene, crece y se enriquece en la dinámica que sucede entre las diferentes generaciones. El valor de la actividad esta dado por la diferencia que existe no solo entre la edad de quienes participan sino en las trayectorias vitales de sus cursos de vida y como estas, son parte del tejido social comunitario. Este tipo de intervenciones son una oportunidad para aprender, pero no solo se aprende nuevo conocimiento, una habilidad u oficio, sino que es un estímulo para aprender de otras personas. Quienes son, como vivieron esos otros que son parte del camino de la vida y que no encontramos en ese espacio. Aprender es parte del vivir, es estimulo cognitivo, pero también vital y para ello nunca es tarde.

Detengámonos en este punto un momento. Durante el proceso de una intervención educativa intergeneracional confluyen nos solo aspectos pedagógicos sino una serie de estímulos mas ricos y complejos que propician una estimulación cognitiva, un cambio sociocultural y, por lo tanto, efectos protectores que ayudan a mitigar el posible declive que pueda ocurrir con los años. Pensar en intergeneracionalidad es promover aprendizajes y experiencias para acceder a una cultura de solidaridad como formula de crecimiento personal, espacio de intercambio y así poder favorecer una ciudadanía activa. Las personas más jóvenes encuentran en este tipo de intervención la posibilidad de un cambio de percepción de los mayores y en una apertura al conocimiento desde nuevas fuentes. Es un estimulo para la responsabilidad social, algo que quedo expuesto con el impacto del COVID19 y la pandemia que viene condicionando la vida y forma de relacionarnos con un colectivo que fue el mas afectado: los adultos mayores.

La intergeneracionalidad rompe estereotipos y permite la transmisión de valores, saberes, experiencias y sentimientos. Por ello se necesitan de políticas publicas que estimulen la inclusión de las personas mayores especialmente en el ámbito laboral. El retiro es parte de una protección social que caracterizo al siglo XX. Hoy la transición demográfica en la mayoría de los casos, lo vuelve insostenible de cara al futuro de las próximas generaciones. Las políticas de modificación de la edad de retiro, así como la propia dinámica que se proyecta para el mercado laboral hace que las próximas generaciones seguramente deban trabajar mas que sus propios padres. El interrogante es ¿cuánto más?

En 1957 el Dr. William Gafafer, especialista en medicina laboral, señalaba en un reporte de salud pública

No hay homogeneidad en las soluciones ofrecidas por el mercado para dos problemas relevantes como son el empleo y la jubilación de los trabajadores mayores. Esto indica no sólo la complejidad del problema, sino también la falta de evidencia concreta sobre la cual pensar una solución.

Hoy más de sesenta años después el debate sigue abierto. La realidad en nuestros días es que muchas personas no desean el retiro obligado del mercado laboral que en general nos impone la ley, especialmente aquellas personas que pertenecen a los grupos con mayor educación. En cambio, vemos que aquellas personas pertenecientes a los grupos con menor nivel socioeconómico por estar más sujetas a la incertidumbre laboral o de un ingreso económico regular, prefieren acogerse a este beneficio. En América Latina, donde países como Argentina, Chile o Uruguay tienen los esquemas de retiro de mayor tradición, la realidad es que el retiro -que da paso a la jubilación y que en muchos casos tiene poco de jubileo- es un tema que de a poco comienza a debatirse. Otros países como España, Francia, Italia y Alemania lo han discutido y reglado promoviendo un incremento creciente en la edad formal de jubilación. En Japón, país donde las personas de 65+ son cerca del 28% de la población, ya se aprobó una ley en 2013 donde obliga a las empresas a elevar la edad de jubilación a los 65 años. Guste o no este tema es parte de la agenda pública que se viene en los países de nuestra región. El rápido envejecimiento demográfico no es solo un gran desafío social -en términos de presupuesto público, fuerza laboral, competitividad y calidad de vida- sino que es una gran e inigualable oportunidad para el crecimiento y para la creación de nuevas fuentes de trabajo que conforman la economía plateada. Por ejemplo, en los Estados Unidos según Datos de la Oficina de Censo de USA en 2016, un tercio del total de la fuerza de trabajo tenía más de 50 años. Japón en 2020 tendrá el mismo porcentaje de la población mayor de 65 años como USA en 2030; mientras que en ese mismo año en Alemania la población 65+ será el 28% de la población total. Cifras relevantes por donde se vea.

Diseñar la nueva longevidad requiere pensar en un mercado laboral diferente donde la integración de diferentes generaciones sume valor y soluciones a los modelos de negocios del nuevo siglo. Empresas como Bank of América, Merrill Lynch, Nestlé o Novartis han incorporado el concepto del envejecimiento como un punto estratégico de desarrollo para sus objetivos comerciales según apunta un relevante informe del WEF. ¡Es más! el mismo WEF cuenta con un Comité especializado que discute de manera periódica todos los aspectos relacionados al envejecimiento y su impacto en el mundo y los mercados, tendencia que se viene venir hace tiempo y para la que aún no estamos preparados. Una observación interesante es que, en comparación con los más jóvenes, las personas 50+ consume de manera creciente y desproporcionada de los servicios de salud a medida que avanza la edad, pero también gastan más en recreación y cultura -posiblemente reflejando un mayor tiempo de ocio disponible- así como en muebles y artículos para el hogar -probablemente es algo que refleja tasas más altas de propiedad de la vivienda. Por otro lado, hablar de una persona 50+ como trabajador es hablar de un perfil propio. El Comité Norteamericano para el Desarrollo Económico señala que suele ser una persona juiciosa, comprometida con la calidad, con bajo nivel de ausentismo y alta puntualidad. Además, suelen ser más solidarios a la hora de trabajar en equipo y son fuentes de memoria institucional.

La nueva longevidad como vemos plantea varios desafíos y uno de ellos tiene que ver con el crecimiento económico, pero dentro de ello con los aspectos vinculados al consumo, en especial los interesantes y sustanciales retos que encierra para el sector privado.

- La nueva longevidad involucra a generaciones de personas que serán las más grandes de la historia por su número.

- Serán los primeros en saber que envejecerán en muchos casos sin ser pobres y podrán ir preparándose para esta etapa tan importante de la vida.

- Es un grupo de personas que dominan gran parte del consumo pero que al mismo tiempo se muestran exquisitas y exigentes en sus conductas consumistas.

Curiosamente, pocas empresas están preparadas o han visto de qué se trata la persona 50+ como consumidor. El mercado emergente mas grande y el menos estudiado. Aun así, el menos comprendido. Hoy sabemos que el adulto mayor es poco influenciable por las estrategias de mercadeo, es un consumidor sofisticado ya que suele tener muy definidos sus gustos y, además, es ahorrador. Esto remite a buscar comprender como el consumidor mayor toma decisiones. La tendencia parece ser muy clara. Por ejemplo, se espera que en Reino Unido el mercado de mayores crezca entre 2005 y 2030 cerca de un 80%, mientras que para el mismo periodo en el grupo de 18 a 59 años será solo del 7%. En ese país en 2004, los boomers compraron el 80% de todos los automóviles de gama alta, el 80% de los viajes en crucero y el 50% de los productos de cuidado de la piel.

Claramente una nueva etapa está emergiendo entre la edad de retiro convencional y el comienzo de lo que consideramos como “vejez” propiamente dicha. Una nueva longevidad donde se vive con otra actitud, otra dinámica y otras expectativas. Pero además y, por si fuera poco, las etapas de vida han dejado de ser rígidas y la idea de flexibilidad y tiempo de transformación personal se impone. Hoy vivimos muchas transiciones a lo largo del curso de vida. Esta redefinición es una realidad y nos afectara a todos. Es el nuevo paradigma del siglo XXI y en ello va el redefinir el concepto de jubilación, su edad y lo que podremos o no recibir del Estado y por, sobre todo, como viviremos esta nueva etapa. Digámoslo de esta forma: no se puede pensar una forma de vivir nueva -la nueva longevidad- con un paradigma del siglo pasado como es el retiro jubilatorio y el pensamiento que una persona mayor es alguien solo receptiva de asistencia o cuidados.

A modo de cierre

Cada vez es mas frecuente ver personas mayores, personas que atraviesan la segunda mitad de la vida comenzando nuevos emprendimientos, estudios o simplemente buscando la forma de continuar aportando a la comunidad o simplemente haciéndose preguntas ¿Sera que hay algo que aun quedo pendiente en mi vida? ¿Sera que puedo afrontar y aprender o hacer aquello que quedo postergado por otras circunstancias del momento? Si es como dicen que la mitad de las ocupaciones o trabajos del futuro aún están por ser inventados ¿Será que la vigencia hoy más que nunca es necesaria y va de la mano del aprendizaje continuo?

La nueva longevidad es un cambio de raíz que estamos viviendo. Sucede, aunque no lo veamos y será cada vez mas significativo en las próximas décadas. La segunda mitad puede ser un momento de mucho disfrute, pero ello no solo depende de cada uno sino como sociedad, del pensamiento y diseño que podamos darle. Para ello necesitamos poner en agenda, visibilizar a los mayores de hoy que seremos, sin más, nosotros el día de mañana.

Necesitamos educar en una cultura de respeto a la vejez sin miedo de lo que la palabra nos pueda provocar. Porque educar a la comunidad construye una sensación de responsabilidad que le da sentido a fenómenos como la nueva longevidad. Son tiempos que obligan a permear el conocimiento históricamente de silos para integrar disciplinas. Politólogos, administradores, cientistas, economistas y otros expertos o expertas son y serán más determinantes en toda política publica que piense una nueva longevidad inclusiva, equitativa y ante todo sostenible. Todo esto requiere un compromiso que trasciende las fronteras sociales tal como lo hemos entendido en las ultimas décadas. Es tiempo de un nuevo pensamiento. Una dimensión acorde a los nuevos tiempos que impone la nueva longevidad, sus nuevas necesidades y como satisfacerlas. Es pensar la reformulación de la sociedad toda. En ello va en gran parte el futuro de todos nosotros.

Referencias bibliográficas y páginas web

Aranco, N. y otros (enero 2018). Panorama de envejecimiento y dependencia en America Latina y el caribe. Recuperado de: https://publications.iadb.org/es/panorama-de-envejecimiento-y-dependencia-en-america-latina-y-el-caribe [ Links ]

Bernardini, D. (2015). De Vuelta, diálogos con personas que vivieron mucho y lo cuentan bien. Buenos Aires: Editorial Aguilar - Random House. [ Links ]

CEPAL (20 de noviembre de 2017). Las personas mayores y la agenda del desarrollo sostenible 2030: oportunidades y desafíos. Recuperado de: https://www.cepal.org/es/enfoques/personas-mayores-la-agenda-2030-desarrollo-sostenible-oportunidades-desafios [ Links ]

Who (abril, 2002). Active ageing: a policy framework. Recuperado de: https://www.who.int/ageing/publications/active_ageing/en/ [ Links ]

1 Lo que en inglés se conoce como “top - down”.

2Edadismo: Discriminación basada en la edad de la persona (en inglés viejism).

Recebido: 01 de Janeiro de 2021; Aceito: 01 de Fevereiro de 2021; : 01 de Março de 2021

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