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Estudios Socioterritoriales

versión On-line ISSN 1853-4392

Estudios Socioterritoriales vol.20  Tandil dic. 2016

 

ART͍CULO CIENT͍FICO

Estado, Desarrollo y Naturaleza: el caso del proyecto Paraná Medio bajo el paradigma hidráulico nacional (Argentina, 1958-1986)

State, Development and Nature: the case of Paraná Medio project under the national hydraulic paradigm (Argentina, 1958-1986)

 

Gisela Ariana Rausch(*)

(*) Arquitecta. Doctora en Humanidades y Artes, con mención en Historia. CONICET. Universidad Nacional del Litoral. Güemes 5153, (CP 3000) Santa Fe, Argentina, gsrrsch@gmail.com

Recibido: 25 de febrero 2016
Aprobado: 13 de octubre 2016


Resumen

Los grandes emprendimientos hidráulicos constituyen un caso particular en el universo de los proyectos de infraestructura estatal, y fueron especialmente impulsados durante el modelo desarrollista, adquiriendo la condición de símbolos de la grandeza nacional y del progreso económico. Sin embargo, a finales del siglo XX comenzaron a ser severamente cuestionados, incluso por aquellos organismos internacionales que los habían financiado durante las décadas precedentes. A partir de un abordaje histórico-geográfico, el artículo indaga en el proceso de formulación del proyecto Paraná Medio bajo el Paradigma Hidráulico Nacional. La investigación se sustenta en fuentes documentales y en el análisis de las construcciones discursivas en torno al emprendimiento, en el contexto de aplicación de las políticas públicas vinculadas a los proyectos hidroeléctricos en Argentina. Con esto, se pretende dar cuenta de la arena ideológica y de las condiciones históricas que dieron lugar a la emergencia de los proyectos hidráulicos en el país.

Palabras clave: Proyectos hidráulicos; Políticas públicas; Desarrollismo

Abstract

Large hydraulic enterprises are special cases in the universe of state infrastructure projects; they were specially boosted during the developmental model stage, becoming symbols of national greatness and economic progress. Nevertheless, in the late 20thcentury, they began to be severely questioned, even by those international organisms which had funded them during the preceding decades. From a historical and geographical approach, this paper inquires the devising process of Paraná Medio hydroelectric project. The research is based on documentary sources, and on the analysis of discursive constructions around the enterprise, in the public policies context linked to the hydroelectric projects in Argentina. It is intend to account for the ideological arena and the historical conditions that led to the emergence of hydraulic projects in the country.

Key words: Hydraulic projects; Public policies; Development


Introducción

Los grandes proyectos hidráulicos(1) han sido, durante la segunda mitad del siglo XX, ejes centrales en las políticas de desarrollo aplicadas en los países de América Latina. Se constituyeron en símbolos de grandeza nacional asociados a las ideas de crecimiento económico ilimitado, industrialización y urbanización, promovidas por las diversas teorías desarrollistas de la época. Dichos proyectos, han concitado nuestro interés por las siguientes cuestiones: 1) para los estados nacionales, han implicado esfuerzos económico-financieros elevadísimos, al tiempo que su eficiencia energética, como lo demuestran investigaciones posteriores a su momento de auge(2), no se ha correspondido, generalmente, con lo esperado; 2) los efectos socioambientales en los ámbitos locales, derivados de su construcción, han sido negativos(3), aunque durante mucho tiempo fueron símbolos de grandeza nacional y progreso económico; 3) los beneficios que se han obtenido de ellos han sido, en general, económicos y sectoriales, y muchos de ellos pueden considerarse, en los ámbitos locales, formando parte de los procesos de desposesión territorial (Harvey, 2005), y un antecedente de las dinámicas de expulsión del capitalismo actual (Sassen, 2015). Estas últimas, puede decirse que por un lado han llevado al extremo, y bajo nuevas configuraciones (políticas, económicas y territoriales), el ideal moderno de progreso a través de la instrumentalización tecnológica de la Naturaleza(4); y por otro, las relaciones de dominación del llamado Norte global a través de la apropiación de los recursos naturales en los países de economías dependientes.

El trabajo analiza históricamente el proceso de formulación del Proyecto Hidroeléctrico Paraná Medio (PHPM), bajo lo que denominamos el Paradigma Hidráulico Nacional (PHN); concepto utilizado por Karen Bakker (2010). Esta geógrafa analiza la arena ideológica en que se dio el debate acerca de la privatización de los servicios urbanos de provisión de agua, proponiendo dos modelos o paradigmas que rigieron durante el siglo XX: el estatal (que aquí denominaremos nacional) y el privado. Dentro de estos paradigmas, los proyectos hidráulicos pueden considerarse su cara más visible.

El período que analizaremos abarca desde la primera manifestación sobre la voluntad de construir la megaobra, en 1958, hasta el desmantelamiento de las oficinas ejecutoras del proyecto, en 1986, que más tarde culminaría con la privatización de la empresa nacional, Agua y Energía, a quien se le había asignado la construcción.

En el primer apartado se presenta el proyecto con algunas características técnicas que consideramos relevantes para comprender la magnitud y relevancia del mismo en la región y en el ámbito local, y se realiza un breve recorrido histórico para situar los análisis posteriores. En el segundo apartado, se analiza la obra en el marco del Paradigma Hidráulico Nacional (PHN) y en el contexto de las políticas públicas y de la planificación en Argentina. En el tercer apartado se analizan las construcciones discursivas vinculadas al emprendimiento, en el contexto de difusión de las teorías desarrollistas, para finalmente exponer algunas reflexiones sobre el caso, a la luz de algunos procesos territoriales y ambientales contemporáneos.

Se ha puesto especial atención en los discursos. Esto responde a la capacidad que ellos tienen para seleccionar, redistribuir y poner en juego sujetos, objetos y estrategias de poder, estableciendo los límites de lo posible, y en el ejercicio de su hegemonía, definiendo aquello que se considera verdad.

Con el análisis se pretende dar cuenta de las condiciones históricas y de las construcciones argumentales que conformaron la arena ideológica en la que surgió el proyecto Paraná Medio, en tanto artefacto incuestionable de desarrollo, considerando que los discursos y los aspectos simbólicos (en este caso vinculados a la infraestructura), constituyen una parte relevante en la construcción material de los territorios.

Además de una contribución a la historia territorial en la región, el artículo pretende aportar, desde una perspectiva crítica, algunas preguntas y reflexiones sobre los grandes proyectos de infraestructura en lo que atañe a las ideas desde las cuales los mismos son concebidos y legitimados; a los argumentos esgrimidos para su promoción; y a las formas de implementación, sin perder de vista las consecuencias socioambientales (que en general se dan en los ámbitos locales), derivadas de su construcción.

La investigación puede ubicarse en un campo disciplinar que se posiciona históricamente articulando con la Geografía Humana y la Ecología Política. Metodológicamente se sustenta en fuentes documentales, entre las que destacamos: informes técnicos confeccionados por Agua y Energía (ejecutora) y Technopromexport (consultora), informes de consultores externos, planes nacionales, discursos de presidentes, escritos académicos, artículos de la prensa local y nacional, publicaciones específicas de la obra.

Breve presentación del proyecto Paraná Medio

El emprendimiento hidroeléctrico se proyectó en el tramo medio del río Paraná y estaba constituido por dos cierres frontales y tres laterales (Figura 1). Un cierre al norte, denominado Patí, se ubicaba a la altura de la ciudad de Goya (Corrientes), y era complementado con dos cierres laterales en ambas márgenes del río (sobre Santa Fe y Corrientes). Otro cierre frontal al sur, denominado Chapetón, se ubicaba a la altura de la ciudad de Villa Urquiza (Entre Ríos) y colonia Los Zapallos (Santa Fe). Este último cierre se complementaba con otro lateral, de 18 metros de altura, que se extendía 234 km a lo largo de la margen santafesina. La distancia entre ambos cierres era de 630 km, abarcando trece localidades (siete en Santa Fe, cuatro en Entre Ríos y dos en Corrientes).

La superficie total que se proyectaba inundar para construir el embalse era mayor a 760 mil hectáreas(5), con cota de 43 I.G.M. para el cierre Norte y de 29 I.G.M. para el cierre Sur. Con esta altura de embalse, el nivel del agua iba a sobrepasar unos 14 metros la cota de las islas en el área del cierre Chapetón, e inundar una superficie total de 760 mil hectáreas (o más, según estimaciones).

Respecto a la provisión energética, estaba prevista la generación de una media anual total de entre 33 mil GW/h y 48 mil GW/h(6) entre las dos centrales hidroeléctricas. La ubicada en el cierre Norte estaba programada para generar una media anual de 15.500 GW/h con una potencia de 3 mil MW, mientras que la perteneciente al cierre Sur, con la misma potencia, preveía generar una media anual de 18.600 GW/h.

Para tener una idea de la cantidad de energía que se esperaba aportar al país, puede decirse que representaba el 110 % de la provisión de energía total generada por el servicio público con que contaba Argentina en 1978. Esto equivalía a 8 millones de m3 anuales en petróleo (Agua y Energía, 1982). Comparando con otras represas, el Paraná Medio representaba alrededor del doble de la energía media anual generada por Yacyretá, y más de cuatro veces la producida por Salto Grande(7).


Figura 1
. Ubicación del embalse Paraná Medio
Fuente: Agua y Energía Eléctrica, 1982

Asimismo, habiendo sido concebido como "proyecto de aprovechamiento integral" (también llamado multipropósito), el Paraná Medio incluía una serie de obras complementarias que se orientaban al desarrollo de la región, siguiendo una fórmula muy usual en ese entonces. Estas obras eran: 1) infraestructura ferro-vial de comunicación regional, nacional e internacional; 2) obras de navegación; 3) infraestructura de riego para el desarrollo de la agricultura; 4) obras de estímulo al turismo; y 5) obras para la preservación y desarrollo de la fauna ictícola (destinada a la producción y el turismo).

La idea de construir el PHPM surgió en 1958(8) durante la presidencia de Pedro Aramburu (1955-1958). Sin embargo, el impulso efectivo se dio a partir de 1972, durante el gobierno de Alejandro A. Lanusse (1971-1973), a la par de la represa binacional Yacyretá. Se creó una oficina dependiente de Agua y Energía, denominada Jefatura de Estudios y Proyectos Paraná Medio, que se instaló primero en Córdoba, y al poco tiempo fue trasladada a Santa Fe. Esta ciudad se convirtió en la sede gerencial del emprendimiento y de los cuerpos técnicos.

En 1974, Agua y Energía contrataría a la empresa soviética Technopromexport(9) para realizar tareas de consultoría, transferencia tecnológica y la ejecución de algunas obras (El Litoral, 1974), y el Ministro de Economía José Gelbard firmaría un contrato con la Unión Soviética que le prestaría ayuda financiera.

En 1975, el proyecto es declarado "de prioridad nacional"(10). En 1977 serían ratificados los contratos con la URSS mediante ley(11), anunciándose, en 1978, la culminación de los estudios (El Litoral, 1978). Entre 1978 y 1982, fueron los años de mayor intensidad en la promoción del proyecto, a través de jornadas públicas de discusión, debates académicos, publicaciones de divulgación y artículos en la prensa santafesina. Sin embargo, hacia 1982 la gerencia del proyecto comenzó a ser desmantelada, despidiéndose el 20 % de los empleados y reduciéndose el presupuesto, con la cancelación de los trabajos en el cierre Norte (El Litoral, 1982).

De ahí en más, el proyecto siguió un derrotero marcado por los retrasos, que culminaría en 1986 con una resolución(12) que eliminaba la gerencia del proyecto y toda la estructura institucional dependiente de ella (El Litoral, 1987). El PHPM era interrumpido y en declaraciones del entonces presidente de Agua y Energía, "trasladado al próximo siglo" por problemas financieros de la empresa y reorganización de la misma, acorde a las políticas de Martínez de Hoz (El Norte, 1986).

El Paradigma Hidráulico Nacional: el proyecto Paraná Medio en el contexto de la planificación regional y las políticas desarrollistas

Si un paradigma puede definirse como un "conjunto de presupuestos e hipótesis que durante un tiempo determinado proveen a la comunidad que investiga con problemas y soluciones típicas para ser aplicadas en diferentes situaciones" (Rist, 2008, p. 118), el Paradigma Hidráulico Nacional (PHN) puede definirse como aquel que, basado en la idea de abundancia en la provisión de agua y energía, enfatizó en el despliegue de tecnología hidráulica para hacer frente al "problema" de las crecientes demandas de ambos, provocadas por los procesos de modernización(13). Junto a dicho objetivo se encontraba la pretensión, al menos expresada, de lograr el acceso universal a los servicios (electricidad y agua) como símbolos de desarrollo ciudadano. Tanto la energía como el agua fueron factores claves para impulsar la industrialización, la urbanización y la llamada "revolución verde", en el marco de las políticas desarrollistas.

Dentro de este paradigma, las grandes infraestructuras hidráulicas se concibieron como un servicio público de utilidad estatal, en cuyos objetivos estaba tanto la idea de inclusión social como la de hegemonía geopolítica. Durante gran parte del siglo XX el agua fue considerada un recurso abundante, estratégico y esencial para el desarrollo nacional (Shiva, 2010), y la energía un producto clave para el "despegue" económico(14).

En América Latina, el auge de las represas se daría entre las décadas de 1960 y 1970, de la mano de las políticas desarrollistas y, muchas veces, bajo gobiernos dictatoriales. Dichos emprendimientos se presentaban como una vía de salida para el "atraso" de las poblaciones, y se destinaron a estimular las economías de los países considerados subdesarrollados, formulándose dentro de programas de desarrollo (regionales o nacionales).

En América Latina, dichos programas buscaron llevar las economías nacionales a un escalón superior (dentro del orden establecido), a través de la tecnificación en los modos de producción, especialmente en la agricultura y la industria. Esta tarea fue asumida por los diferentes países, con sus peculiaridades y diferentes modos de llevar adelante los procesos.

En Argentina, las represas más importantes se construyeron entre las décadas de 1960 y 1970, mientras que las binacionales Salto Grande y Yacyretá, iniciarían las obras a finales de la década de 1970, para ser finalizadas ya entrada la siguiente década.

Si bien algunas fueron promocionadas como ejes centrales de los planes regionales y nacionales de desarrollo (como el Chocón y Salto Grande), en la práctica, no se articularon con los mismos. En general, los proyectos hidroeléctricos respondieron a intereses sectoriales (Rofman, 1982; Laurelli 1987), centrándose exclusivamente en la generación de energía (que en ocasiones ni siquiera era generada para la región(15)), a la par del desarrollo de actividades productivas específicas, como la industria siderúrgica y petrolífera.

A pesar de las discontinuidades políticas e institucionales por las que atravesó Argentina entre 1950 y 1970, puede observarse una cierta continuidad respecto de la orientación que adoptó el modelo de desarrollo, basado en un proceso de industrialización por sustitución de importaciones.

Por otra parte, durante la década de 1960, se crearon algunos instrumentos para el ejercicio de la planificación. Así, en 1961 se fundó el Consejo Nacional de Desarrollo (CONADE), y en 1966, ya con otro carácter(16) y el poder en manos de gobiernos militares de facto, se estableció el Sistema Nacional de Planeamiento.

El plan que propició el PHPM (y otras obras hidroeléctricas(17)) fue el Plan Nacional de Desarrollo y Seguridad 1971-1975. Allí quedó expresada la intención del Gobierno nacional, de impulsar medidas para el aprovechamiento de los recursos hídricos, al mismo tiempo que consideraba a la energía hidráulica como una tendencia en ascenso, a la cual era menester darle impulso. Asimismo, manifestaba la necesidad de "armonizar los intereses sectoriales y regionales" como estrategia de modernización, articulándose con las Políticas nacionales aprobadas en 1970, por el Consejo Nacional de Desarrollo (CONADE), el Consejo Nacional de Seguridad (CONASE) y el Consejo Nacional de Ciencia y Técnica (CONACyT)(18).

El Plan Nacional de Desarrollo y Seguridad 1971-1975 consideró que la producción de energía hidroeléctrica era un elemento clave en la promoción del desarrollo nacional, pero además, incorporó la idea de desarrollo regional(19). Esta idea se expresaba, en primer lugar, en su intención de dar continuidad a los objetivos de regionalización planteados en el momento de institucionalización del Sistema Nacional de Planeamiento y Acción para el Desarrollo(20); y en segundo lugar, en uno de los objetivos propuestos por el mismo plan, acerca de "promover la integración nacional mediante un desarrollo regional armónico y más equilibrado".

En este contexto, el PHPM se hizo eco de las ideas del planeamiento regional en sus objetivos de coherencia espacial, integración regional e interés público, aunque las mismas no se articularon en la propuesta territorial. La prolífica producción documental de Agua y Energía en torno al emprendimiento, muestra un interés centrado en las cuestiones técnicas asociadas a la producción energética y al cálculo de las inversiones, siendo muy escasas las definiciones proyectuales respecto del desarrollo regional y del ensamblaje represa-proyectos complementarios-región. Por tal motivo, puede decirse que, a pesar de promocionarse discursivamente como obra para el desarrollo regional, el proyecto en cuestión acabó convirtiéndose en lo que Brunstein ha denominado "emprendimiento con medidas compensatorias" (1987, p. 14). El autor ha destacado el carácter sectorial (y no regional) en este tipo de obras, las cuales a su vez incluían estudios de diversa índole destinados a amortiguar los posibles efectos negativos en el área de implantación. En el PHPM se incorporaron aspectos de este tipo de emprendimientos, en la medida que se realizaron estudios de ecología para evitar la extinción de peces y el crecimiento desmedido de algunas especies, como así también algunas previsiones para la relocalización de la población que iba a ser afectada por la construcción del embalse. Sin embargo, no se trataba de una obra multipropósito de desarrollo regional, como fue promovida.

Dicha contradicción era reforzada por las del Gobierno Nacional que inició su mandato en 1976, el cual, por un lado hacía "intentos de planificación" (expresados, por ejemplo, en estos proyectos de infraestructura) mientras que económicamente tomaba una orientación contraria, tendiente a la liberalización y a la reducción de la intervención estatal (Leiva Lavalle, 2010, 45)(21).

Desarrollo, independencia y federalismo: las construcciones discursivas en el proyecto Paraná Medio

Es destacable la repercusión social que tuvo el PHPM a nivel regional, y en los diferentes ámbitos (académico, técnico, educativo, ciudadano, político). A pesar de no concretarse, fue centro de numerosos debates y motivo de una gran cantidad de publicaciones a lo largo de más de cuatro décadas.

Entre 1970 y 1980, momento en que puede considerarse el "auge" del proyecto, el discurso oficial esgrimido por la empresa Agua y Energía, se difundió ampliamente por el entramado social de las provincias involucradas (principalmente en Santa Fe como sede principal), y tuvo resonancia en las publicaciones de la prensa local, en diferentes figuras políticas, e incluso en el ámbito universitario. Los cuerpos técnicos "expertos" (mayormente ingenieros) detentaron un rol clave en la tarea de difundir los beneficios de la megaobra, principalmente a través de eventos abiertos a la comunidad.

La idea de desarrollo atravesó toda la discursiva en torno al emprendimiento, y fueron tres los temas que encontramos recurrentes: 1) la organización tecnológica de la naturaleza; 2) la independencia energética; y 3) las comunicaciones interprovinciales para reconstruir el federalismo. A continuación se realizará un breve recorrido analítico por los mismos:

~1) La organización tecnológica de la Naturaleza

La idea de desarrollo en tanto "apropiación necesaria de la Naturaleza" (Gudynas, 2015, p. 19) tiene su anclaje principal en el pensamiento moderno inaugurado por Descartes y Bacon. Según esta visión, el mundo se divide en ciencia y naturaleza, lo tecnológico y lo material, el conjunto de ideas y el conjunto de objetos. En esta lógica, la racionalidad moderna va a buscar la dominación del segundo por el primero, y en tal sentido, la Naturaleza sería concebida fragmentada en componentes, denominados "recursos". Así, su apropiación exigiría la manipulación, el control y la posesión sobre el ambiente (Gudynas, 2015, p. 20). De ahí, que los "recursos naturales" (según la visión difundida desde la industrialización(22)) se consideraron tales, al existir una valoración utilitaria vinculada a una necesidad específica de la sociedad.

En el caso del PHPM, la idea dominación tecnológica de la Naturaleza, atraviesa toda la producción escrita en torno a la obra. Por un lado, los elementos naturales considerados recursos se conciben disponibles para el uso humano, y por otro lado, el aprovechamiento de los mismos a través de la organización tecnológica, adquiere el carácter de símbolo de desarrollo nacional y humano. Esta lógica puede observarse en el texto descriptivo que acompañaba el proyecto: "El Paraná, es sobre todo, un gran recurso natural al servicio del hombre" (Agua y Energía, 1982, p. 1).

En el año 1978 se realizaron en la ciudad de Paraná (Entre Ríos), las 1º Jornadas del Paraná Medio. Este evento público estuvo organizado por la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Entre Ríos y por la Universidad Nacional del Litoral (Santa Fe), cuyo objetivo fue debatir el proyecto hidroeléctrico. En ella, participaron funcionarios públicos y profesionales vinculados al proyecto.

En su disertación, el ingeniero Mario Beretta, director de la Jefatura de Estudios y Proyectos Paraná Medio, se refería al río Paraná en los siguientes términos: "un recurso formidable que nos ha dado Dios, en la naturaleza, ilimitado y renovable, nos indica que debemos aprovecharlo y ahorrar el petróleo al máximo, ya sea el nuestro o el que estamos importando". En este párrafo puede observarse la idea de los "recursos naturales" al servicio humano, que aparece justificada por un mandato divino sobre su destino y enfatizada por la consideración acerca de que los cauces fluviales son fuentes renovables e ilimitadas de energía.

Es recurrente encontrar la idea de un "mandato", o de "dar sentido" (utilitario) al elemento natural que se considera ocioso: "Pero el vencer el río, no era la única meta, no basta la vinculación, existía la urgencia de orientar, dar sentido a ese potencial guardado dentro de sus aguas que nos permite utilizar esa energía, del manso río que día a día, pasa desperdiciada frente a nuestra costa" (palabras del Ministro de Obras Públicas de Entre Ríos en las Jornadas).

También aparece la idea de "lo natural" como "lo vacío", en contraposición a "lo racional", en palabras del Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas: "la Armada ha señalado y señalará hasta que sea una realidad, la necesidad de ocupar los espacios vacíos, de explotar racionalmente nuestros recursos naturales, de acrecentar nuestro patrimonio marítimo y fluvial, por cuanto entiende que así se podrá lograr mayor bienestar para todos los que habitan nuestro suelo…"

En la misma lógica, en 1979, la Asociación Santafesina de Apoyo a las Obras del Paraná Medio(23) declaraba: "Finalmente, la Asociación de Ingenieros de Santa Fe no puede dejar de expresar la magnitud de la responsabilidad que compromete a la ingeniería argentina en esta empresa con el consiguiente enriquecimiento que ello implica para el desarrollo de la tecnología (…), permitiéndole cumplir con su función de dominar y transformar las fuerzas y las cosas de la naturaleza para la creación de bienes y servicios destinados a mejorar la calidad de vida del hombre" (El Litoral, 1979).

Posiblemente este último párrafo sintetice las ideas anteriores y toda la lógica discursiva en torno al proyecto: el compromiso social de los "expertos" de seguir el mandato (¿divino?) ineludible que es dominar la Naturaleza (y no desaprovecharla) para el bienestar humano.

~2) Independencia energética frente a la crisis del petróleo

El PHPM fue confeccionado en el contexto de la llamada crisis del petróleo de los años 1970. La misma consistió en un alza del precio del crudo y un conflicto con los países de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEC, en inglés), que condujo a una toma de consciencia sobre la fragilidad y la dependencia que algunos países "desarrollados" tenían hacia la fuente energética.

En Argentina, la idea de independencia energética y desarrollo económico asociados a la energía hidroeléctrica, puede observarse ya durante los gobiernos de Juan D. Perón (1946-1955) y Arturo Frondizi (1958-1962) en la medida que sus programas de industrialización así lo requerían. Pero fueron los gobiernos militares de la década de 1970 los que llevaron dichas ideas a su máxima expresión: "…ver más que nunca la urgencia de buscar solución a nuestros problemas energéticos aquí no más, en esa fuerza incontenible del agua guardada por siglos y sin aprovechamiento que nos permitirá el despegue como región y como país desde el punto de vista industrial y de desarrollo general…" (palabras del Rector de la Universidad de Entre Ríos en las 1º Jornadas del Paraná Medio).

También aparecía la idea de escasez, que se encuentra asociada (en la lógica desarrollista) a la demanda creciente de recursos: "la escasez creciente de combustibles fósiles en todo el mundo, su costo cada día mayor, su uso insustituible en diversos medios de transporte y otros, obliga a desarrollar urgentemente los aprovechamientos hidroeléctricos de todo tipo…" (Agua y Energía, 1982). Según han sugerido Hildyard, Lohmann y Sexton, la energía ha sido tratada como algo externo a las sociedades, es decir, como un recurso finito sobre el que se ejerce presión constante, y que constituye una necesidad creciente en vistas del crecimiento poblacional y de las aspiraciones desarrollistas (Hildyard et. al. 2014, p. 19). La historia occidental puede verse, según estos autores, "como un suceso de acontecimientos de liberación de energía", pero también como la lucha humana por "librarse" de los obstáculos tales como la tierra, el suelo, el tiempo y el espacio. De ahí que las sociedades fueran medidas en base a la cantidad de energía que utilizan para salvar tales obstáculos. Este pensamiento derivó en la asociación entre amenaza de escasez energética y aspiraciones de industrialización y desarrollo. Así pues, resulta lógico pensar que la idea de soberanía energética fuese un objetivo ampliamente aceptado en la era desarrollista, e intensamente promovido por los gobiernos nacionales.

En 1977, por fuera del ámbito gubernamental, un miembro del Partido Comunista publicaba el libro "El complejo hidroeléctrico del Paraná Medio y la Cuenca del Plata". En clara sintonía con los ideales soviéticos, el autor consideraba que el desarrollo independiente del país estaba ligado a la posibilidad de su electrificación: "Argentina, en su dura y larga lucha por romper la dependencia y salir del estancamiento y retroceso y abrir las compuertas a un impetuoso desarrollo independiente, necesita como una de las cuestiones prioritarias, construir una poderosa base energética, que en particular, permita un salto en la electrificación del país" (Ojeda, 1977, p. 22). La publicación de Ojeda se daba en el contexto de algunas relaciones comerciales que el gobierno de Videla tenía con la URSS, y específicamente con motivo de los acuerdos con Technopromexport por la ejecución del PHPM. Como se mencionó antes, el 20 de noviembre de 1978, en Moscú se firmaba el contrato de asistencia técnica con la firma.

Puede observarse que la cuestión energética, además de razones económicas, descansaba en la idea de soberanía nacional. Las consecuencias geopolíticas del proyecto Paraná Medio (en relación al "avance" brasileño), fueron enfáticamente manifestadas por los gobiernos dictatoriales de Videla y Galtieri: "La soberanía nacional se defiende explotando nuestros recursos naturales (…). Mientras en la Alta Cuenca del río Paraná, Brasil aprovecha gota a gota el río, nosotros… lo vemos, insensibles, cómo se escurre por sus cauces naturales camino al mar" (El Litoral, 06/06/1980).

El proyecto Paraná Medio había sido promovido por estos gobiernos militares, como el núcleo de una política de expansión territorial hacia el fortalecimiento del eje Sur-Norte argentino, mediante la construcción de tres complejos hidroeléctricos: el proyecto en cuestión, el Proyecto Bermejo y el Proyecto Iberá. Para algunos grupos políticos, en coincidencia con el Gobierno nacional, dicha geopolítica cimentaría "nuestro poder e independencia"(24), a través de la generación de energía, así como del control territorial ante la avanzada "imperialista"(25) de Brasil.

Sin embargo, estos discursos en torno a la soberanía y a la independencia deben observarse a la luz de tres procesos en curso(26): 1) el conflicto territorial con Chile por la soberanía de algunas islas en el canal de Beagle; 2) el conflicto interno entre diferentes facciones políticas y persecución, por parte del Estado, de la disidencia política; y 3) las transformaciones del sector financiero y estatal, de orientación neoliberal que aplicó el gobierno nacional, consistentes en la apertura económica y el "achicamiento" del Estado (Schvarzer, 1998; Gerchunoff y Llach, 2005; Romero, 2001).

~3) Infraestructura, comunicaciones y federalismo

Como ya se describió, el PHPM consistía en una obra principal para la generación de energía, y una serie de infraestructuras complementarias que se promocionaron para el "desarrollo regional". En el cierre Chapetón (única obra cuyo proyecto se terminó), se había trazado un sistema de comunicaciones ferro-viales cuya pretensión estaba en comunicar las capitales de Santa Fe y Entre Ríos a diferentes escalas: con la región Centro del país, con el territorio nacional y con los países limítrofes (Figura 2), considerando a la Cuenca del Plata como una "cuenca productiva".

Este sistema infraestructural se concibió en complementariedad con las obras de navegación, consistentes en el aumento del calado del cauce del río (a 21 pies) y en la reactivación de los puertos regionales a lo largo del mismo (entre los cierres).

En las esferas gubernamentales de Entre Ríos fue donde mayormente se difundieron los argumentos vinculados al valor federal de las comunicaciones que estimularía la obra hidroeléctrica. Los mismos pueden encontrar sus razones en dos situaciones por las que había atravesado la provincia: una de orden político-histórica, y otra de orden histórico-geográfica.

La primera situación a la que refiere el discurso "federalista" remite a una etapa específica de la historia argentina, cuando la organización política estaba en disputa. Durante la primera mitad del siglo XIX, las provincias de Santa Fe, Entre Ríos y Corrientes (que coincidentemente eran las involucradas en el PHPM), lucharon por una organización federal del país, defendiendo un sistema basado en provincias autónomas y soberanas (tomando como modelo la organización de Estados Unidos). Por otro lado, el Partido Unitario establecido en Buenos Aires y conformado por las élites porteñas, perseguía el establecimiento de un gobierno nacional centralizado en dicha provincia. La disputa se resolvió en la batalla de Pavón, que significó la ruptura de la confederación de estados soberanos que pugnaban por el federalismo.

La razón de orden histórico-geográfico remite al aislamiento que la provincia de Entre Ríos (rodeada de cursos fluviales) había sufrido respecto de los circuitos económicos dominantes en Argentina, durante buena parte del siglo XX. Dicha condición recién había comenzado a ser revertida en 1969, al finalizar las obras del túnel subfluvial, que comunicó la ciudad de Paraná con Santa Fe, y por allí, a la provincia de Entre Ríos con la región Centro del país.


Figura 2.
Proyecto de comunicaciones regionales
Fuente: Agua y Energía Eléctrica, 1982

En el discurso inaugural, con motivo de las 1º Jornadas del Paraná Medio (1978), el Ministro de Obras Públicas de la provincia entrerriana, explicaba: "Entre Ríos pasó a ser la Provincia cofre, que guardó dentro de un territorio pequeño, pero grande en calidad de suelos y gentes y protegido por un manto fluvial, que la aisló del resto del país como a toda la Mesopotamia (…). Pero esas maravillas de ríos que abrazan a nuestra región, eran fuertes torrentes difíciles de vencer y toda solución para unir las márgenes y aprovechar sus cursos, resultaban empresas de envergadura tal, que no pudieron encararlas aisladamente cada provincia y sumado al entorpecimiento que simbolizaba la aprobación y ayuda de la Nación, las trabaron por muchos años." En este párrafo, el funcionario hacía referencia a la construcción del mencionado túnel subfluvial(27).

Por otra parte, y con clara voluntad de darle un sentido "federal" al proyecto hidroeléctrico, en contraposición al interés nacional (que en esta lógica equivalía a "unitario"), Sergio Montiel(28), señalaba en las 2º Jornadas del Paraná Medio (1979), que el poder político (que en el siglo XIX habían detentado las provincias), hacia el siglo XX había declinado en favor del poder central en Buenos Aires. Ante esta circunstancia, era necesario -según Montiel- recobrar los lazos entre las provincias para fortalecer nuevamente la condición federal de Argentina:

"No hemos aprendido todavía los provincianos que debemos hacer como antes, resolver nuestras diferencias y conocernos, hacer una real integración, para poder entonces, fortalecidos, cambiar este esquema (…). Todos en este país somos federales, por lo menos de palabra, todos hablamos de un país federal, pero no vivimos realmente en un país federal. Es así porque la debilidad de las Provincias ha hecho que no pudieran enfrentar el avasallador avance del gobierno central".

Gran parte del discurso político nacional ha sido construido en base a la antinomia federal/unitario. En Entre Ríos particularmente, la misma ha emergido en diferentes momentos de la historia, constituyéndose en marco de justificación para el accionar de los sucesivos gobernantes(29). A finales de la década de 1970, la antinomia fue retomada destacando el sentido regional de la obra hidroeléctrica. Esta última idea se encontraba en sintonía con los postulados del planeamiento regional, que circulaban por ese entonces en las oficinas de gobierno(30).

Estas tres ideas que constituyeron el discurso oficial en torno al PHPM no encontraron oposición alguna durante este período. Tanto en las esferas de gobierno, como en los diferentes ámbitos políticos, sindicales, educativos, académicos y en la prensa, la obra hidroeléctrica sobre el río Paraná fue considerada una pieza indiscutible de desarrollo regional y nacional.

Grandes represas, desarrollo nacional y Naturaleza: conclusiones

En el nivel más general, esta investigación ha sido guiada por dos preguntas fundamentales: ¿Cómo concebir las relaciones entre los procesos de construcción territorial-urbana y la Naturaleza en el actual contexto de la llamada crisis ecológica, que avanza en paralelo a las lógicas de expulsión definidas por Sassen (2015)? ¿Cuáles presupuestos sobre el desarrollo y la Naturaleza han cimentado y justificado, tanto la apropiación utilitarista de determinados elementos (agua, petróleo, suelo, entre otros), como la desposesión territorial y expulsión de grupos humanos para la explotación capitalista de los primeros?(31).

Swuyngedouw, ha señalado que "la naturaleza y el ambiente no son condiciones externas, independientes del proceso urbano, sino que son parte de las bases políticas de las transformaciones sociales". Para el autor, "los procesos económicos, sociales, ecológicos e infraestructurales inherentes a la urbanización requieren de la transformación simultánea de la naturaleza y la construcción de un nuevo ambiente socio-natural" (Swyngedouw, 2004, p. 180). Sin embargo -sigue el autor- la visión económica y tecnocrática estatal ha ignorado estas conexiones cruciales, causando profundas injusticias socioambientales.

Las grandes represas constituyen un ejemplo emblemático de territorialización de ese aparato tecnocrático conformado por instituciones, funcionarios, discursos y prácticas territoriales. Y tal como han demostrado diversos estudios posteriores(32), dichos emprendimientos han provocado modificaciones ambientales con saldo negativo y expulsiones masivas de las poblaciones locales.

El artículo hizo foco en la producción discursiva en torno al PHPM, considerando la capacidad que estos tienen para delinear los marcos de lo posible y definir los límites de aquello que se considera verdad. En el caso del emprendimiento en cuestión, puede observarse una específica construcción discursiva sobre la noción de desarrollo, asociada a una concepción de la Naturaleza, como lo opuesto (y externo) a lo social-construido. Dicha construcción operó como soporte de justificación de los "sacrificios" socioambientales, que para el caso particular consistían en: inundación de tierras, 760 mil hectáreas incluyendo tierras de cultivo, expulsión de población, destrucción de la flora y la fauna local, destrucción de patrimonio arqueológico, modificación del clima a nivel local, riesgo de aparición de enfermedades tropicales(33).

La idea moderna de desarrollo se encuentra asociada a una promesa de bienestar y felicidad. Según Escobar, la misma ha constituido un dispositivo de poder, que ha organizado y transformado sistemáticamente las áreas no europeas del mundo occidental según esquemas europeos (Escobar, 2007, p. 25). Para el pensamiento desarrollista de posguerra, tanto técnica como población constituyeron elementos claves de progreso, y en tal sentido, las teorías económico-políticas de las décadas de 1960 y 1970 en los países "subdesarrollados", se alinearon en la persecución del crecimiento económico, la industrialización y la urbanización en tanto bases para la construcción de países "independientes" y "desarrollados" (como equivalente de sociedades incorporadas al sistema de producción y consumo capitalista).

Dichos objetivos se materializaron territorialmente a través de grandes inversiones en infraestructura en sectores estratégicos que -se pensaba-, impulsarían el "despegue" económico de las naciones. En este contexto, los proyectos hidroeléctricos constituyeron piezas centrales de los programas desarrollistas, adquiriendo la condición de símbolos de grandeza nacional y poder económico. Por un lado, expresaban la organización (o dominación) tecnológica de la naturaleza, que se realizaba a través de la industrialización del agua. Es decir, a través de su incorporación al sistema productivo como un insumo. Este proceso se orientaba a: 1) la generación de energía, símbolo de poder nacional asociado a la industrialización; 2) la provisión de agua rural, símbolo de soberanía alimenticia vinculada al desarrollo tecnológico de la agricultura; y suministro de agua urbana, que simbolizaba la condición de civilidad, asociada a la higiene y la salud pública.

Por otro lado, y vinculado a lo anterior, las obras hidroeléctricas se constituían en emblemas de superioridad nacional (asociada a la independencia energética) y hegemonía geopolítica (asociada al control territorial de los recursos).

En el caso del PHPM, pudieron observarse algunas cuestiones que nos interesa destacar:

En primer lugar, y como puede observarse en las políticas de planificación de las décadas de 1960 y 1970, el proyecto se planteó acorde a una concepción del Estado como agente impulsor de las políticas de desarrollo, poseedor del monopolio de las redes de infraestructura y organismo principal en la gestión de los recursos naturales. Así, la obra formaba parte de un programa de políticas energéticas de escala nacional, dentro de un plan nacional cuyos objetivos se orientaban (al menos discursivamente), al desarrollo regional y nacional. La empresa asignada para su construcción pertenecía al Estado nacional, y la financiación era gestionada por el Gobierno nacional (una parte eran recursos del propio Estado, y una parte externos).

En segundo lugar los recursos naturales, y en el caso particular, el agua, se consideraron un "bien nacional" abundante asociado al beneficio público y al crecimiento económico ilimitado. Tal es así, que durante esta etapa del proyecto no se realizaron estudios acerca de las características particulares del río Paraná en el tramo medio(34), ni de las condiciones ambientales en que se implantaría la obra. La factibilidad de la misma se concibió principalmente en términos de su construcción (posibilidades tecnológicas, económicas) y de su capacidad energética en condiciones óptimas.

En tercer lugar, pudo observarse a partir del análisis discursivo, lo que Smulovitz ha definido como tecnocratización de la política (1988, p. 21). Este proceso, que la autora observó en el gobierno de Arturo Frondizi (1958-1962), pero que puede constatarse su vigencia durante los gobiernos militares de la década de 1970, consistió en la consideración del conocimiento técnico como único legitimador de la política. En tales circunstancias, se anulaba el debate político sobre la construcción de grandes represas (entre otras obras de ingeniería). Fue así, en gran parte, que el PHPM pudo acceder a la condición de artefacto incuestionable de desarrollo. De este modo, mientras el debate sobre su construcción se mantenía en los límites de las posibilidades tecnológicas, como una solución lógica y legítima a determinados problemas, entonces, toda posible pérdida se convertía simplemente en un "sacrificio necesario", inherente al proceso de avance. Siguiendo esta lógica, puede decirse que aquello que se estaba creando (es decir, un país desarrollado) contenía un ingrediente indispensable que era el objeto sacrificado. Y dentro de esta última categoría quedaban incluidas miles de hectáreas de río y su biodiversidad; habitantes locales con su trabajo, sus vidas, su historia y su cultura; objetos de valor arqueológico de sociedades anteriores; entre otros factores que conforman el complejo sistema del río Paraná en su tramo medio.

Finalmente, consideramos que las cuestiones antes expuestas pueden echar luz sobre algunos procesos territoriales contemporáneos, como las expulsiones de población y destrucción de biosfera en gran parte de los países de América Latina, como consecuencia de emprendimientos específicos para la explotación, a gran escala, de recursos naturales (megaminería, extracción de petróleo y gas por fracking, monocultivo de gran escala, entre otras). Dichos procesos, según Sassen (2015) han surgido de complejas transacciones multiescalares enmarcadas en la fase actual del capitalismo que han sido "originadas en formas de conocimiento que respetamos y admiramos". Para la autora, las expulsiones poblacionales y la destrucción de biosfera constituyen un efecto de escala contemporáneo que ha cobrado magnitudes "brutales", aunque sin embargo, se asientan conceptualmente en la idea de desarrollo moderna (Sassen, 2015, p. 11).

Cabe destacar que pueden identificarse diferencias sustanciales entre los programas desarrollistas estatales y las "depredaciones" que hoy pueden observarse en el actuar de los capitales privados. Sin embargo, existe un hilo conductor en ambos esquemas: la concepción del desarrollo vinculada al crecimiento económico ilimitado, la idea de bienestar asociada al consumo/producción creciente; y la consideración de la Naturaleza como un recurso, es decir, algo externo pasible de uso sin límites.

Notas

(1) Con GPH nos referimos a aquellos que incluyen Grandes Represas. Según la Comisión Internacional de Grandes Represas (ICOLD, en inglés), una gran represa tiene una altura mínima de 15 metros (desde los cimientos), o represas de entre 10 y 15 metros con embalse mayor a 3 millones de m3.

(2) Especialmente el informe del Banco Mundial: WCD, 2000 y para América Latina, el informe de la Asociación Interamericana para la Defensa del Ambiente: AIDA, 2009. También: Fernández y Carrillo, 2010.

(3) Este aspecto también fue analizado en las investigaciones mencionadas en la nota 2.

(4) Escribir Naturaleza (con mayúsculas), intenta distanciarse del término naturaleza según la concepción moderna, concebida desde la visión exclusivamente utilitarista, pero también de una concepción romanticista, de naturaleza prístina. Se abre así la posibilidad de concebirla a partir de otras valoraciones y en estrecha relación con el desenvolvimiento de las sociedades. Discusiones interesantes, y en diferentes perspectivas, sobre el término pueden verse en: Smith, 1990 [1984]; Swyngedouw, 2011; Castree, 2014; Gudynas, 2015.

(5) De los principales proyectos hidroeléctricos en América Latina y el Caribe, relevados por Fernández y Carrillo, el Paraná Medio poseía la superficie mayor de inundación, siguiéndole el proyecto Siquirres (río Pacuare, Costa Rica), con una superficie de 650 mil Ha, y Coclé del Norte, Indio I y II (río Coclé e Indio, Panamá) con una superficie de 550 mil Ha. Fernández et.al, 2010, p. 227-251.

(6) Existen discrepancias respecto a estos datos en los diferentes documentos técnicos publicados por Agua y Energía.

(7) Los datos corresponden a cálculos esperados, confeccionados por técnicos de Agua y Energía.

(8) Decreto Ley N° 11.955, ratificado por Ley Nacional N° 14.467 del 5 de noviembre de 1958.

(9) Esta empresa había construido la represa de Asuan en Egipto.

(10) PEN. Decreto Nº 1.447 del 30 de mayo de 1975.

(11) PEN. Ley Nº 21.614 del 5 de agosto de 1977.

(12) Directorio de Agua y Energía. Res. Nº 3.257 de 1986.

(13) Se hace referencia al concepto desarrollista del término, es decir, la modernización entendida como industrialización, urbanización y crecimiento económico ilimitado.

(14) Haciendo referencia a las ampliamente difundidas etapas del desarrollo planteadas por Rostow (1960).

(15) Esta problemática fue analizada para el caso de El Chocón, en Azcoitía y Nuñez (2014).

(16) Leiva Lavalle (2010) ha señalado que el período iniciado en 1966 adoptó un carácter fuertemente autoritario, donde la intervención estatal estuvo marcada por la obsesión de la "Seguridad Nacional".

(17) Cabra Corral en el NOA, Valle Carande, Agua del Toro y Potrerillos en Cuyo y ́lvarez Condarco en Mendoza.

(18) Los tres consejos fueron disueltos a mediados de 1971, y pasaron a ser las Subsecretarías de Desarrollo, de Seguridad y de Ciencia y Técnica.

(19) El anterior Plan Nacional de Desarrollo 1970-1974 (que no logró aprobación), mencionaba la necesidad de incorporar un enfoque regional, aunque hacía énfasis en dos enfoques: el global, que refería al conjunto integrado de los sectores de la economía nacional; y el sectorial, que aludía a los diferentes sectores de la misma (industria e infraestructura, por ejemplo). La idea de desarrollo regional no era aún incorporada en los planes nacionales como una estrategia.

(20) Ley Nacional Nº 16.964, del 30 de setiembre de 1966, y publicada en Boletín Oficial el 4 de octubre de 1966, Nº 21.039, p. 1.

(21) El gobierno de Jorge Rafael Videla (1976-1981), al mismo tiempo que tenía relaciones comerciales con la URSS, establecía vinculaciones con el FMI. Así, por ejemplo, en 1976 firmaba el acuerdo con el FMI para iniciar operaciones con el Banco Central e iniciar un proceso de liberalización económica (a través de PEN. Ley Nº 21.648 del 3 de mayo), mientras que en 1977, ratificaba acuerdos comerciales con el gobierno soviético (PEN. Ley Nº 21.614 del 5 de agosto de 1977).

(22) Vandana Shiva ha sugerido que el concepto de recurso natural utilizado actualmente para referir a un "insumo para la producción industrial y el mercado" era diferente con anterioridad al colonialismo y la industrialización, refiriendo a la capacidad de re-generación de la naturaleza, implicando una relación humanidad-naturaleza en la que ambos estaban involucrados (Shiva, 2010, p. 228-242).

(23) Asociación formada por profesionales y funcionarios políticos de Santa Fe cuyo objetivo era difundir los beneficios del proyecto hidroeléctrico.

(24) Discurso del Jefe de las Fuerzas Armadas en las 2º Jornadas del Paraná Medio (Santa Fe, 1979).

(25) Algunos grupos políticos entre los que se contaba el partido comunista (PC), consideraban que Brasil se estaba alineando con Estados Unidos y estaba llevando adelante una política expansionista (a través de la economía) en América Latina. El PC consideraba en ese entonces, que el gobierno de Videla se encontraba alineado con la URSS. Esta tesis formaba parte de las construcciones discursivas del gobierno nacional argentino, en clara contradicción con las políticas de apertura económica y mayores vinculaciones con el FMI, que efectivamente, éste estaba llevando adelante, desde 1976.

(26) No nos detenemos en los procesos por razones de espacio, aunque nos interesa destacar las contradicciones entre los discursos en torno al proyecto Paraná Medio y las políticas efectivas que el Gobierno nacional desplegó en esos años.

(27) Este túnel fue ejecutado por los gobiernos provinciales de Santa Fe y Entre Ríos ante las demoras en la financiación por parte del Gobierno nacional. De ahí que se constituyó en un símbolo del "federalismo" para ambas provincias.

(28) Montiel fue dirigente de la Unión Cívica Radical y gobernador de Entre Ríos en los períodos 1983-1987 y 1999-2003.

(29) Durante la década de 1990, como puede observarse en la prensa, el argumento del "federalismo" fue utilizado una vez más por el gobernador entrerriano Busti, para oponerse al proyecto Paraná Medio promovido por el presidente Carlos Menem.

(30) En esos años, la ciudad de Santa Fe publicaba su Plan Director, donde pretendía integrar la ciudad a la región. Ver Rausch, 2013.

(31) Estas preguntas han sido disparadas, en gran parte, por los trabajos realizados por: Grupo Permanente de Trabajo sobre Alternativas al Desarrollo, 2012; Svampa y Viale, 2014; Sassen, 2015.

(32) Ver nota al pie Nº 2.

(33) Estas consecuencias se repiten en los diferentes casos de grandes represas que analizó el Banco Mundial en 1990, sobre todo en las construidas en ríos de llanura (como el río Paraná)..

(34) Margalef es contratado por Agua y Energía como consultor externo, y en su informe destaca el total desconocimiento con el que se cuenta sobre el funcionamiento del río Paraná y su complejo sistema (Margalef, 1981, p. 8-10).

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