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Estudios Socioterritoriales

versión On-line ISSN 1853-4392

Estudios Socioterritoriales vol.22  Tandil dic. 2017

 

ARTÍCULO CIENTÍFICO

La formación socioespacial del norte de la provincia de Santa Fe: desde la colonia hasta sus actuales dinámicas sociales y productivas

The socio-spatial formation of the northern province of Santa Fe: from the colony to its current social and productive dynamics

Pablo Martín Bender(*)

* Magister en Geografía. Doctorando en Geografía del Programa de Pós Graduação em Geografia (PPGGeo). LabRural, UFSC. Depto de Geociências/CFH, Campus Universitário. Trindade, Florianópolis-SC, Brasil. CEP:88040-900, pablomartinbender@gmail.com

Recibido: 29 de marzo 2017
Aprobado: 3 de octubre 2017


Resumen

La provincia de Santa Fe es la segunda con mayor Producto Bruto Geográfico de la Argentina. Su desarrollo económico está relacionado principalmente a la pronta inserción de sus áreas centro y sur a los circuitos productivos, comerciales y financieros de la economía agroindustrial pampeana. No obstante, su sector norte forma parte del Gran Chaco, una región periférica de la economía argentina y en proceso de transición y "modernización". Ocupando el 60—‰% del territorio santafesino, pero con el 12—‰% de su población, el norte de Santa Fe es un espacio de marcados contrastes sociales. En este trabajo analizaremos la formación socioespacial del norte santafesino, enfatizando en su histórica dinámica territorial, productiva y poblacional. Con fines metodológicos, proponemos una periodización de su ocupación en cuatro etapas: 1) Época colonial, con los conflictos por la apropiación del ganado cimarrón y la fundación de reducciones; 2) Independencia, guerra civil y despoblamiento; 3) Conquista del Chaco y el ciclo del quebracho; y 4) Fase de transición productiva hacia actividades productivas dominantes en la pampa húmeda.

Palabras clave: Chaco santafesino; Transición; Períodos; Producción

Abstract

The province of Santa Fe is the second with the highest Gross Geographical Product of Argentina, its economic development is mainly related to the early insertion of its central and southern areas to the agro-industrial pampean economy. However, its northern sector is part of the Gran Chaco, a peripheral region, in transition. Occupying 60—‰% of the territory of Santa Fe and with 12—‰% of its population, the north of Santa Fe is a space of contrasts. In this paper we will analyze its socio-spatial formation, emphasizing in its historical productive and population dynamics. We propose a periodization in four stages: 1) Colonial period, with conflicts over livestock and the foundation of reductions 2) Independence, civil war and depopulation, 3) Conquest of the Chaco and the quebracho cycle, 4) Transition phase Productive to the humid pampas.

Key words: Chaco santafesino; Transition; Periods; Production


Introducción y metodología

Para comenzar esta introducción, será oportuno señalar que la demarcación del área norte a ser analizada en el presente texto, coincide, aproximadamente con el sector santafesino de la llamada "Provincia Fitogeográfica Chaqueña" (Cabrera, 1976, p. 21), o "Chaco santafesino"; la cual comprende los departamentos de General Obligado, Vera, 9 de Julio, San Cristóbal, San Javier, Garay y San Justo (Mapa 1). Esta área se caracteriza por la presencia de bosques xerófilos de madera dura, alternando con formaciones de sabanas; sector que estuvo habitado hasta fines del siglo XIX, casi exclusivamente por diversas tribus de aborígenes chaqueños. El análisis que presentamos comprende un recorte temporal que, a fines metodológicos, fue dividido en cuatro períodos: 1) el colonial, donde consideraremos las disputas y posteriores negociaciones que surgieron entre españoles y grupos de aborígenes chaqueños por la apropiación del ganado, las cuales dieron como resultado la sedentarización de algunas tribus y la fundación de los primeros pueblos en esta región; 2) el período relacionado al proceso independentista y a las guerras civiles: los múltiples frentes de batalla exigieron de la provincia grandes esfuerzos de guerra, hecho que permitió un avance del control territorial aborigen y la desolación de las reducciones; 3) consumada la "organización nacional", la problemática central del norte santafesino girará en torno al proceso de acumulación originaria(1) y a la conquista y "pacificación" definitiva de la región. Este período está relacionado al surgimiento de grandes latifundios forestales de quebracho productores de tanino y durmientes, trabajados principalmente con mano de obra aborigen y criolla; y a la fundación de algunas colonias de inmigrantes europeos; y 4) será analizado el lento y conflictivo proceso de diversificación productiva y de acceso a la propiedad de la tierra tras el fin del ciclo del tanino.


Mapa 1. Área norte de Santa Fe
Fuente: elaboración personal sobre la base de la cartografía oficial del Instituto Geográfico Nacional

La bibliografía disponible en el área de la Geografía sobre la formación socioespacial del norte santafesino, principalmente la que atiende a períodos anteriores a la llegada de la empresa taninera "La Forestal", es escasa, cuando no inexistente. Para el conocimiento de la ocupación territorial de este sector, generalmente debemos remitirnos a un conjunto de textos publicados en revistas especializadas de antropología o historia, que abordan algunas problemáticas puntuales como la fundación de colonias o el establecimiento de fuertes (Lucaioli, 2015; Maffucci Moore, 2007) pero que no utilizan la perspectiva geográfica en el análisis ni el recorte espacio-temporal presentado en este texto.

La Geografía Histórica y Regional del norte de Santa Fe, y en general, la de toda la provincia, es un campo del saber que está en etapa de construcción (Zapata, 2014). Lejos de pretender encerrar el debate acerca de la formación socioespacial del norte santafesino, lo que propone el texto es señalar aspectos generales e introductorios que faciliten la comprensión de este proceso, conscientes en la necesidad de seguir profundizando y debatiendo estos contenidos. Las fuentes de información utilizadas provienen del análisis de la bibliografía disponible sobre la materia (generalmente relacionada al campo de la historia), trabajos de campo, actas, mapas antiguos e imágenes de época.

La concepción teórico-metodológica utilizada está relacionada a la categoría de "formación socioespacial" propuesta por Milton Santos, la cual procura abordar el estudio del espacio geográfico a partir del análisis dialéctico y multiescalar de la dinámica histórica y productiva de las sociedades, prestando particular atención a los conflictos y solidaridades que resultan de la expropiación y uso del espacio. En este sentido, el geógrafo bahiano, precursor de la Geografía Crítica en América Latina, afirmaba que:

Se a Geografia deseja interpretar o espaço humano como o fato histórico que ele é, somente a história da sociedade mundial, aliada à da sociedade local, pode servir como fundamento à compreensão da realidade espacial e permitir a sua transformação a serviço do homem. Pois a História não se escreve fora do espaço e não há sociedade a-espacial. O espaço, ele mesmo é social. (Santos, 1977, p. 81).

Desde esta óptica, no se trata de comprender las formas espaciales pretéritas como instancias estáticas y ya superadas, sino que por el contrario, se defiende la idea de que a partir del estudio del pasado geográfico y su "formación" en el tiempo, se pueden explicar las dinámicas presentes, inclusive con la pretensión de transformarlas al servicio del hombre.

El método, las variables de análisis y los conceptos utilizados en los estudios ligados a la categoría de formación socioespacial provienen del materialismo histórico y dialéctico (Santos, 1977). Según considera la teoría marxista, la producción es la base material de la sociedad, en torno a la cual giran conflictos y negociaciones relacionadas a su expropiación y distribución (Marx, 2008). La categoría de formación socioespacial considera que el espacio geográfico representa una instancia material que participa del movimiento de las sociedades. Se lo concibe como el resultado dialéctico de la relación entre naturaleza y trabajo social, nexo dinámico, contradictorio y también solidario que da "valor", "movimiento", "forma" y "contenido" al territorio (Santos, 1996).

La lucha por el dominio del norte santafesino en la época colonial

Para entender el conflictivo proceso de formación del norte santafesino durante el período colonial, debemos comenzar recordando que el grado de complejidad social y técnico alcanzado por las tribus chaqueñas a la llegada de los conquistadores era inferior al de otros grupos aborígenes, como los guaraníes, incas o aztecas; que ya habían incorporado, antes de la llegada de los españoles, hábitos sedentarios relacionados a la agricultura. Por el contrario, las tribus del Chaco que habitaban y frecuentaban el norte de Santa Fe eran nómadas, cazadoras, recolectoras, además de estar provistas de un acentuado "ethos guerrero", propio de su condición itinerante. La irrupción de los españoles unificó tribus chaqueñas que históricamente habían sido enemigas y ya a mediados del siglo XVII comenzaron a realizar sus incursiones sobre las estancias santafesinas montados a caballo, los cuales, por otra parte, eran más rápidos y mejor adiestrados que los de los españoles (Altamirano, 1993).

Desde un punto de vista productivo, durante el período colonial, la ciudad de Santa Fe formó parte de la periferia española, no solo por estar localizada sobre la frontera con el Chaco y al oeste de los temidos charrúas, sino porque tampoco poseía riquezas minerales, al tiempo que los aborígenes presentes en el área no se sometían fácilmente a la encomienda. La principal fuente de su riqueza provenía de la cría y caza de ganado (vaquerías), que se reproducía abundante en la región por la presencia de pastos y aguadas. Por otro lado, la ciudad capital de la provincia presentaba buenas perspectivas para las funciones comerciales, garantizadas por su particular localización sobre el río Paraná, en un nudo de caminos entre Asunción del Paraguay, Buenos Aires, las misiones jesuitas y las provincias del oeste (Cervera, 2000). Sin embargo, esta estratégica localización la convertía en un blanco fácil y frecuente de las incursiones de las tribus chaqueñas por el norte, de los pampas por el sur y de los charrúas por el este. En un contexto hostil, la ocupación y poblamiento de Santa Fe por parte de los españoles y "mancebos de la tierra(2)" fue lenta y signada por conflictos, aunque también, como veremos, por negociaciones y algunas alianzas con las tribus chaqueñas.

Pasados casi 80 años desde la fundación de Santa Fe (en 1573, en las cercanías de la actual Cayastá), debido a las necesidades de disminuir la vulnerabilidad de las disputas aborígenes, mejorar el puerto y huir de las inundaciones; el cabildo acató el auto del gobernador de Buenos Aires Jacinto de Lariz, y la ciudad "se traslada" entre 1650 y 1660, unos 80 kilómetros hacia el sur, donde se encuentra localizada actualmente (Actas del Cabildo de Santa Fe, 1650; f.175-177). No obstante esta laboriosa decisión de mudar su emplazamiento original, las contiendas con los aborígenes, lejos de menguar, comenzaron a ser más frecuentes, motivadas por la falta de alimentos, la domesticación del caballo y por un aumento de los conflictos entre los aborígenes calchaquíes con el Tucumán. En este sentido, por su mayor poderío económico, político y poblacional, Tucumán, gran abastecedora de Potosí, pudo equipar sendas milicias y organizar frecuentes expediciones de ataques contra los calchaquíes, quienes obligados a movilizarse al interior del Chaco y la región pampeana, sumaban enfrentamientos y tensiones territoriales en Santa Fe (Cervera, 1907).

A partir del 1700, y durante más de tres décadas, las rivalidades por el dominio del ganado entre aborígenes y "cristianos" entraron en un espiral de fuerte violencia en Santa Fe. Las estancias localizadas al norte de la provincia comenzaron a ser blanco de constantes ataques que los santafesinos no pudieron repeler. La ciudad tampoco consiguió impedir, con leyes dictadas en el cabildo, que la población santafesina emigrara a Córdoba o a Tucumán en busca de seguridad. En este contexto beligerante, cabildantes y jesuitas, que tenían propiedades en el norte, sobre las riberas de los ríos Cululú, Salado y Paraná, sufrieron la ruina de varias de sus estancias. Tras décadas de tensión, los santafesinos, gobernados por dos sucesivos hábiles diplomáticos: Echagüe Andía y Vera Mujica, fueron conciliando posiciones y negociando la paz con algunas facciones de aborígenes interesadas en constituir reducciones (Cervera, 1907).

La fundación de pueblos aborígenes en el norte santafesino

El acta del Cabildo santafesino del 27 de junio de 1741, señala formalmente el inicio de las negociaciones para el establecimiento de pueblos de aborígenes en el norte de Santa Fe, transformándose éstos en los primeros y, por mucho tiempo, en los únicos asentamientos poblacionales en el Chaco santafesino:

El Teniente de Gobernador hace saber que con motivo de la paz que, desde hace 7 años, se mantiene con las "naciones de indios infieles abipones y mocovíes", el cacique de ésta última "Aria Cayqui" ha solicitado reducción con su tribu, habiendo elegido para el pueblo un lugar en la costa occidental del Paraná. Informa que para la provisión del sacerdote o doctrinante, trató con Antonio Machoni, Provincial de la Compañía de Jesús, por la predilección que dichos indios tienen por la orden, quien ha destinado un religioso para ese fin. Por unanimidad, el cuerpo resuelve que se practiquen todas las diligencias necesarias para dicho establecimiento, y dar cuenta al Gobernador (Actas del Cabildo de Santa Fe, 1741; f. 53 a 54v).

De esta manera, entrado el siglo XVIII, gracias a la capacidad política y diplomática desplegada por los gobernadores, sacerdotes y jefes tribales, surgieron las reducciones de San Javier(3) en 1743, San Jerónimo del Rey(4) en 1748 (Figura 1), Concepción de Cayastá, en 1750 (dirigida por Franciscanos); y la reducción de San Pedro, que nació en 1765 pero que fue abandonada dos años después tras la expulsión de los jesuitas (Lucaioli, 2015). Debemos considerar que si bien las reducciones garantizaban la paz con las ciudades españolas próximas a las mismas, en este caso con Santa Fe, la fundación de estos pueblos no evitaba que los reducidos realizasen malones y vaquerías "clandestinas" en otras provincias, inclusive en complicidad con los gobiernos provinciales. El saqueo de estancias por parte de los aborígenes reducidos en Santa Fe, fue una reiterada fuente de reclamos que Córdoba, Corrientes y Buenos Aires realizaron ante el cabildo santafesino (Nacuzzi, 2007; Cervera, 1907).

Lograr la formación de pueblos de aborígenes chaqueños no fue tarea sencilla debido a las costumbres nómades y paleolíticas propias de esas tribus. En ellas imperaban relaciones sociales de producción ligadas al comunismo primitivo que entraba en conflicto con el modo de producción feudal que intentaban imponer los españoles, el cual era socialmente más complejo e ideológicamente más abstracto. Pero además, la creación de pueblos de aborígenes requería de excedentes productivos que los españoles no siempre estaban dispuestos a conceder, a veces por ambición personal y otras por inexistencia de los mismos. Como las reducciones del Chaco santafesino también sufrían ataques de tribus no aliadas al cabildo, era frecuente la necesidad de reposición de los estoques de animales en estos pueblos de frontera. Además, las tensiones provinciales con Córdoba, Corrientes y Buenos Aires, suscitadas por las vaquerías ilegales que estas ciudades realizaban en territorio santafesino, menguaban los excedentes que podrían ser utilizados para el poblamiento. A todo esto debemos sumar las esporádicas guerras con Portugal por el dominio de territorios en América, situaciones que dificultaban la prosperidad regional y obstaculizaban la expansión demográfica (Cervera, 1907).


Figura 1. Norte de Santa Fe hacia 1750: Reducciones Jesuitas en S. Gerónimo del Rey y S. Xavier (sic)
Detalle del "Mapa topográfico del rio de la Plata e Gran Chaco en el qual se designa sitio oportuno para estavlezer una colonia y treinta fuertes
como el que se demuestra para cuvrir y defender la navegazion del rio Vermejo y camino para el Peru por el zentro del Chaco" (sic).
Fuente: Autor: ? Año: 1750?

Por otro lado, la relativa prosperidad por la que transitaron las reducciones santafesinas en sus primeros años de existencia, se vio súbitamente afectada con la expulsión de los jesuitas del territorio español en América, en 1767. Los bienes que la Compañía de Jesús tenía en la provincia, incluyendo ganado, colegios, estancias, libros, siervos, esclavos e iglesias; fueron enajenados y repartidos (de manera fraudulenta) entre los cabildantes más influyentes de Santa Fe. Los jesuitas, cuyos monopolios comerciales y productivos exentos de impuestos perjudicaban a la Corona y disputaban su poder, solo volverán a Santa Fe en 1862 (Puiggrós, 1969). Los pueblos de aborígenes serán perjudicados por esta expulsión, aunque mismo en estas circunstancias adversas, exceptuando la reducción de San Pedro que fue abandonada, continuarán con sus funciones defensivas y productivas, bajo la dirección de misioneros Franciscanos y Mercedarios.

El mapa completo del cual fue extraído el detalle que presentamos en la Figura 1, muestra la voluntad que tenían los jesuitas de buscar un camino más corto que uniese sus misiones guaraníes y la ciudad del Paraguay con Tucumán y Potosí, atravesando el Chaco, y evitar de esta manera la necesidad de tener que "bajar" hasta Santa Fe para realizar su comercio con las áreas centrales del virreinato. Proyectando una "colonia" y 30 fuertes en las márgenes del río Bermejo, en el lugar donde otrora estuvo localizada la reducción de Concepción del Rio Bermejo, destruida por un ataque de tribus mancomunadas en 1632; y reconociendo los sectores navegables del Bermejo, los jesuitas intentaron (infructuosamente) abrir un camino a través del Chaco austral, un área que finalmente, nunca sería conquistada por los españoles. Debido al fuerte control territorial que ejercieron las tribus chaqueñas, Santa Fe continuó siendo paso obligado en el comercio este-oeste.

El período de la Independencia y de las guerras civiles

Ni la fundación de pueblos de aborígenes en el norte santafesino, ni mucho menos la expulsión de los jesuitas detuvieron los enfrentamientos entre aborígenes no reducidos y cristianos, y a finales del siglo XVIII las tensiones comenzaron a crecer nuevamente. Entrado ya el siglo XIX, Santa Fe colaboró activamente con el movimiento independentista aportando soldados, armas y ganados, al tiempo que experimentó una escalada de combates contra Buenos Aires, lo que dejó vulnerable sus fronteras, estancias y fortificaciones. En 1818, mientras la provincia era víctima de crueles invasiones y saqueos por parte de Buenos Aires, que no aceptaba la autonomía provincial (Diez de Andino, 2008), la reducción de San Jerónimo del Rey fue destruida por un ataque de tobas, y en 1820 sufrió la misma suerte la reducción de Concepción de Cayastá. En este clima hostil, la reducción de San Javier fue abandonada en 1825 y sus pobladores se trasladaron a Santa Rosa de Calchines, en las proximidades de Santa Fe.

Recién entre 1856 y 1857 los mocovíes regresaron a San Javier, y en 1866 se les otorgó, por parte del gobierno provincial, el estatus de colonia indígena. Por otro lado, varios de los aborígenes y sacerdotes sobrevivientes al ataque de San Jerónimo del Rey, invitados por el gobernador Estanislao López, se relocalizaron en el paraje El Sauce, 50 km al oeste de la ciudad de Santa Fe. Este traslado puede considerarse como un progreso en las relaciones diplomáticas y políticas entre aborígenes y criollos, que juntos fundaron "San Jerónimo del Sauce" y crearon un cuerpo de milicias auxiliares llamado "Los Lanceros del Sauce". En este escuadrón se mantuvieron las jerarquías tribales en alianza con el gobernador y "Patriarca de la Federación"; antiguo jefe de la Compañía de Blandengues en la frontera norte santafesina y profundo conocedor de las costumbres criollas y aborígenes. "Los Lanceros" eran considerados por el Estado provincial como "indios amigos": protegieron la frontera oeste santafesina, resguardaron el camino entre Santa Fe y Córdoba, y repelieron ataques de aborígenes, a la vez que participaron de las numerosas "excursiones punitivas contra los salvajes" que tuvo este período (Green, 2005). Además, asumieron una posición política federal en las guerras civiles argentinas del siglo XIX, colaborando en los enfrentamientos contra Buenos Aires y estuvieron bajo las órdenes del Ejército Nacional en la Conquista del Chaco, ya en las últimas décadas del siglo XIX.

Durante los gobiernos posteriores al de Estanislao López, en las administraciones de Juan Pablo López y Pascual Echagüe, la guerra entre aborígenes y criollos fue intensificándose, llegando a adquirir características muy crueles. Los ataques de guaycurúes sobre la frontera norte y de los ranqueles sobre la frontera sur fueron muy numerosos durante todo el período, al igual que las "excursiones punitivas" de las milicias provinciales. Estanislao López había instalado una línea de fortines algunas pocas leguas al norte y oeste de la ciudad de Santa Fe, pero los sucesivos gobiernos no pudieron hacerla avanzar y mal consiguieron defenderla. Tampoco se pudieron fundar nuevas reducciones durante este período y los intentos de acercamiento entre "cristianos" y aborígenes fueron infructuosos. Junto a las tribus generalmente actuaban criollos desertores de los fortines de frontera, o marginados políticos y enemigos del gobierno de turno. Por otro lado, algunos grupos de aborígenes comenzaron a formar parte en las guerras civiles, acompañando a los ejércitos de uno y otro bando. En este contexto, durante buena parte del período de las guerras civiles, el norte de Santa Fe quedó nuevamente sobre control de las tribus chaqueñas no aliadas al gobierno, y sin poblamientos estables.

El "far west" del norte santafesino y el período que se inició con la creación del Territorio Nacional del Chaco

Después de la batalla de Caseros, en 1852, y firmada en Santa Fe la Constitución de la Confederación Argentina, en 1853, (a la cual no adhirió Buenos Aires); y merced a un período de relativa paz, el gobierno provincial comenzó a legislar la concesión, entrega o venta de la tierra pública disponible. Décadas de guerra civil habían vaciado una y otra vez los cofres públicos, dificultando el poblamiento y la expansión productiva. El aborigen todavía se percibía como una amenaza a la propiedad(5). La "solución" liberal fue la de ofrecer buenos negocios con tierras a inversores de países centrales, el capital inglés y la inmigración europea se vislumbraban como sinónimos de progreso y civilización. El gobernador que le dio un fuerte impulso a estas ideas fue Nicasio Oroño, disponiendo la venta de tierras públicas y la instalación de colonias de inmigrantes. En su discurso a la Legislatura, en 1866, señaló

El Gobierno comprende que la población extranjera acumulada en nuestro suelo, estimulada por las ventajas que le ofrece la liberalidad de nuestras leyes, es el elemento indispensable de nuestro progreso y el medio más eficaz para retomar a la provincia su dominio a los vastos territorios que hoy ocupan las tribus del desierto (citado en Ensinck, 1979, p. 36-37).

Después de la batalla de Pavón en 1861, que sacudió nuevamente la paz provincial, y consumada la organización nacional sobre la órbita de Buenos Aires, la Guerra del Paraguay (1864-1870) estimuló las economías provinciales e impulsó la producción en las colonias, principalmente en las del centro santafesino, presentes en esa área desde 1856. No obstante este breve período de prosperidad, el fin de este conflicto sumergió a la Nación y a las provincias en una nueva crisis económica que aceleró la venta de tierras públicas con la finalidad de suministrar recursos al erario (Gallo, 1984).

En este contexto de expansión territorial fue creada la Gobernación del Chaco en 1872, con capital en Resistencia, iniciándose de este modo el período histórico de ocupación del norte argentino conocido como la "Conquista del Chaco", cuando el Ejército incorporó por la vía armada los dominios del Gran Chaco al Estado Nacional. De este modo se aseguraron, en el norte santafesino, las condiciones necesarias para la acumulación originaria, circunstancia que la provincia nunca había conseguido imponer por sus propios medios. También en 1872, en el marco de esta campaña militar, el General Manuel Obligado fundó en el norte provincial la ciudad de Reconquista, sobre el antiguo emplazamiento de San Jerónimo del Rey (que como vimos fuera destruido en 1818) y estableció allí un campamento general que fue una de las principales bases de operaciones en la Conquista del Chaco. Además, extendió una línea de fortines desde Arroyo del Rey hasta Tostado con la finalidad de evitar las incursiones de las tribus por ese sector (Mapa 1 y Figura 2). Signado este período por un control efectivo del norte argentino por parte del Estado y por la expropiación definitiva de la propiedad comunal aborigen, la venta o entrega de tierras públicas se aceleró; se consolidaron nuevas relaciones de producción y se afianzó el dominio de la propiedad privada.


Figura 2. Colonias al sur y al norte de la línea de fortines del norte santafesino y parte de la "senda de los indios del chaco recorrida aún en sus invasiones a Santa Fe"
Fuente: Detalle del "Plano General del Gran Chaco levantado por el Secretario General del Gobierno Teniente Coronel del Ejército Nacional Luis Jorge Fontana. Año 1882

En este contexto de necesidades presupuestarias, combate al aborigen y algunos acuerdos con las tribus, fueron creadas en el norte santafesino las colonias de Helvecia (1864), San Justo (en 1868, aunque abandonada por causa de sequías y ataques de aborígenes, y poblada nuevamente en 1882), Alejandra (1870), Romang (1873), Colonia dolores, habitada por mocovíes (1888) y San Cristobal (1890), entre otras. También surgieron colonias al norte de la línea de fortines, enclavadas en el Territorio Nacional del Chaco (Figura 2): California (1866), Villa Ocampo (1878), Avellaneda (1879), Las Toscas (1880, [Fotografía 1]) y Florencia (1884 [Fotografía 2]).


Fotografía 1. Casa de colono con mangrullo, para divisar la presencia de aborígenes en el Chaco Santafesino
Fuente: Biblioteca Nacional. Título: Colonia Las Toscas. Autor: Schlie, Ernesto. Año 1888

 

 


Fotografía 2. Aborígenes en colonia Florencia
Fuente: Biblioteca Nacional. Título: Grupo de indios-tribu del cacique Ramón, Florencia. Autor: Schlie, Ernesto.
Año 1888. A la derecha de la foto se observa un inmigrante de galera apoyado sobre una escopeta

Estos nuevos asentamientos de inmigrantes extranjeros (algunos de ellos de nacionalidad estadounidense), se organizaron en armas, y en alianza con la presencia militar en la región, desencadenaron fuertes y sangrientos enfrentamientos con los aborígenes del Chaco (Maffucci Moore, 2007); hechos que por sus características violentas, podrían compararse a los registrados en el famoso "far west" norteamericano.

El firme proceso de colonización, venta de tierras y conquista que comenzó después de la Guerra del Paraguay en el norte santafesino y sur del Chaco Austral, no solo estuvo relacionado a las necesidades de dominio territorial, presupuestarias y "civilizatorias" de la clase dominante provincial y nacional. Una de las principales razones que explican el auge colonizador que se localizó sobre todo en el actual noreste santafesino, estuvo ligada a la firme creencia que existía entre los gobernantes de la época y algunos "científicos" contratados del exterior, de que las tierras más aptas para el desarrollo agrícola eran precisamente las del actual norte provincial, argumento que tiempo después demostró ser totalmente erróneo (Gallo, 1984).

Santa Fe incorpora territorio con el nuevo trazado de su límite norte

En el año 1886, al trazarse los límites de la provincia con relación a Santiago del Estero y el Territorio Nacional del Chaco, parte de este último, desde la línea de fuertes del área septentrional santafesina (establecida por Obligado) hasta el paralelo 28ºS, fue cedida por el Poder Ejecutivo de la Nación a la provincia de Santa Fe, que de esta manera extendió su límite unos 125 kilómetros más al norte. Esta concesión al Estado santafesino se justificó en la avanzada política en materia de inmigración y colonización de tierras que tenía la provincia desde mediados del siglo XIX y en la histórica lucha que mantuvo en esa área contra los aborígenes del Chaco. Con este nuevo trazado quedaron bajo jurisdicción santafesina las colonias localizadas en el sureste del Territorio Nacional del Chaco: Avellaneda, Villa Ocampo, Las Toscas, Timbó, Las Garzas y Florencia; así como también vastas extensiones de tierras de pastoreo y bosques de quebracho colorado.

Si bien la fundación de colonias y la entrega de tierras al productor directo pueden ser consideradas como parte de una vía de desarrollo progresista y hasta revolucionaria en el campo, debido a su capacidad para fragmentar el latifundio y crear una base económica de medianos propietarios, no fue precisamente esta política la que dominó la estructura agraria en el norte de la provincia. La "vía americana"(6) de desarrollo capitalista en el campo (Lenin, 1954, p. 33-34) quedó restringida a una pequeña porción del norte santafesino, más precisamente a ciertos sectores del noreste. Por el contrario, una administración liberal y fraudulenta de los bienes públicos condicionó otra vía de desarrollo bastante diferente, ligada al dominio del gran latifundio. "The Forestal Land, Timber and Railways Company Limited", o simplemente "La Forestal", fue una empresa que logró acumular, en el norte de Santa Fe, propiedades en una extensión comparable a la superficie de la provincia de Tucumán, monopolizando y explotando, con base en mano de obra servil aborigen y criolla, los bosques de quebracho y el comercio en general (Gori, G. 2006).

Antes del comienzo de su irracional explotación, el quebracho se concentraba abundante en el norte de Santa Fe, en el llamado "distrito fitogeográfico del bosque chaqueño oriental" (Cabrera, 1976, p. 21). La palabra quebracho proviene de la expresión "quiebra hacha", aludiendo a la gran resistencia y dureza de su madera, que por su alta densidad, no consigue flotar en el agua. Del quebracho colorado es posible extraer hasta 35—‰% de su peso en tanino, producto químico que, hasta mediados del siglo XX, era utilizado por la industria para curtir cueros y en la tintura de tejidos. Debido a la extrema resistencia de su madera, y al ser la misma casi imputrescible debido a su alto contenido de tanino, el quebracho colorado también era utilizado en la construcción de durmientes para el ferrocarril y postes para usos diversos.

Génesis del patrimonio territorial de "La Forestal"

Como fue expuesto, la conquista del Chaco creó las condiciones jurídicas, políticas y sociales necesarias para la ocupación y acumulación capitalista en el norte santafesino (y argentino), pudiéndose destacar el surgimiento del monopolio de tierras y comercio de la empresa taninera de capitales británicos conocida como "La Forestal". Si bien no fue el único gran latifundio que operó en la región, fue sin dudas el más importante. El origen de la mayor parte del patrimonio territorial de esta empresa (de aproximadamente 2.100.000 hectáreas) estuvo relacionado al pago de parte de una deuda que la provincia contrajo en 1872 con la casa financiera londinense "Cristobal Murrieta y Cia". Los capitales de esta deuda fueron destinados a la creación del Banco de Santa Fe y a la construcción del Ferrocarril del Oeste Santafesino, que unió algunas colonias del centro y sur con el puerto de Rosario. En la negociación de la deuda, de la cual la provincia salió escandalosamente perjudicada, participó Carlos Casado(7), fundador y primer presidente del Banco de Santa Fe, latifundista, pionero en la explotación del tanino en Sudamérica, fundador de colonias, accionista del Banco de Londres y del Ferrocarril del Oeste Santafesino. Como podríamos inducir, todos los intereses económicos y privados de Casado convergieron en la necesidad de una negociación fraudulenta de esa deuda en perjuicio del Estado provincial.

Latifundios que conformaron al gran latifundio

"La Forestal" se conformó sobre la base de la fusión de otras grandes empresas extranjeras ya presentes en la región, entre las cuales se destacaron: la "Compañía Forestal", la "Argentine Quebracho Company" y la "Compañía de Tierras de Santa Fe", esta última perteneciente al sector agrícola de Murrieta y Cía. (Quarin y Ramirez, 2005; Gori, 2006). Antes de su creación en 1906, todavía a finales del siglo XIX, una de las mayores procesadoras de madera de quebracho era la empresa "Langworthy", localizada en la colonia Florencia, en el Chaco santafesino y dedicada a la producción de vigas de madera dura, a la curtiembre de cueros y a la fabricación de tanino (Fotografía 3).


Fotografía 3. Obreros en el aserradero
Fuente: Biblioteca Nacional. Título: Interior del aserradero Langworthy, colonia Florencia. Autor: Ernesto Schlie, año 1888.

La empresa "Langworthy" fue adquirida por Carlos Harneteck, un curtidor alemán con contactos en Hamburgo. Con apoyo de Carlos Casado y de inversores de origen alemán, Harneteck instaló en 1895, una fábrica en la colonia Luis D`Abreu, actual Calchaquí (Figura 3). Allí llegaron a trabajar 400 operarios con materia prima extraída de sus propios campos, linderos a los de la "Compañía de Tierras de Santa Fe".


Figura 3. Campos de la empresa Harneteck, en la colonia Luis D'abreu (Calchaquí). Detalle del mapa catastral del norte de Santa Fe
Fuente: Chapeaurouge, C. 1901, p. 39. Las escalas fueron agregadas por el autor, con el fin de dimensionar el tamaño de las propiedades forestales

En el año de 1902, Harteneck y la empresa francesa "Portalis y Cia." (Figura 4), ligada a la explotación de maderas y al tendido de ferrocarriles, formaron una sociedad sobre la base de sus propiedades, a la que denominaron "Compañía Forestal" (Figura 5). Esta nueva empresa fue pionera en la industria forestal de gran escala en Argentina, pudiendo ser considerada esta fusión como el punto de partida de la entrada de grandes capitales extranjeros en la región.

Otra de las empresas que formó parte del capital inicial de "La Forestal" fue la norteamericana "Argentine Quebracho Company" (Figura 5), que surgió en 1903 cuando inversionistas radicados en Nueva York crearon una sociedad anónima para explotar y comercializar maderas duras en el Chaco santafesino, firmando un contrato de arrendamiento de tierras con la Sociedad de Crédito Territorial de Santa Fe. Los bosques y la fábrica de esta compañía estaban localizados en las inmediaciones del Paraje 22 (posteriormente pueblo de Tartagal) y su superficie rondaba las 193.500 hectáreas. Dos años después, adquirieron definitivamente esa propiedad y en 1913 se fusionaron a "La Forestal".


Figura 4. Campos y estación ferroviaria de "Portalis y Cia." en las inmediaciones de Golondrina: Detalle del mapa catastral del norte santafesino
Fuente: Chapeaurouge, C. 1901, p. 39

 


Figura 5. Propiedades de la "Compañía Forestal" (en naranja) y de la "Argentine Quebracho Company" (violeta), en las inmediaciones de Tartagal, Intiyaco y Cañada Ombú
Fuente: Detalle extraído del "Mapa limítrofe de las propiedades rurales de Santiago del Estero, Santa Fe y Chaco". Autor: Pablo Ludwig. Año: ?

Finalmente, el 9 de enero de 1914, la "Compañía de Tierras de Santa Fe" (Figura 6) se asoció a "La Forestal" e incorporó a ésta inmuebles localizados en Tostado y otras localidades, los cuales sumaban una superficie estimada en 643 leguas cuadradas (aproximadamente 1,7 millones de hectáreas). De este modo, a partir de la unión de grandes empresas preexistentes en la región, quedó conformado el gran latifundio de "La Forestal", que llegó a producir el 76—‰% del tanino de la Argentina y a transformarse en la mayor empresa del mundo en ese sector (Gori, 1999).


Figura 6. Propiedades de la Compañía de Tierras de Santa Fe y de Carlos Casado: Detalles del mapa catastral del norte santafesino
Fuente: Chapeaurouge, C. 1901, p. 39

Dentro del latifundio de "La Forestal" funcionaron cuatro fábricas de extracción de tanino en los pueblos de Villa Guillermina, Tartagal, La Gallareta y Villa Ana; 400 km de líneas férreas de su propiedad y 3 puertos: Piracuá, Piracuacito y Ocampo. "La Forestal" también fue propietaria de varios establecimientos ganaderos, donde se criaban vacunos para consumo de los trabajadores y comercialización externa, además de bueyes para los trabajos de acarreo y arrastre de los rollizos.

El mercado externo demanda tanino

El crecimiento de "La Forestal" y la consolidación del monopolio del bosque fueron impulsados por el contexto bélico externo que enfrentó a Aliados contra Imperios Centrales. Cuando estalló la Gran Guerra, el tanino se convirtió en un material estratégico para la fabricación de millones de botas para los soldados de los países beligerantes. Además, fue necesario en la confección de arreos y monturas, para un conflicto en donde la caballería todavía desempeñaba un papel muy importante en los combates y el transporte. Los tapizados de cuero de la incipiente industria automotriz también requerían de tanino, así como la producción de ropa y uniformes militares de cuero. Debido a la gran utilidad que este producto ofrecía a la industria de la curtiembre, no resultó extraño que, desde que se conocieron las aplicaciones del extracto de quebracho colorado, las potencias occidentales hubieran adquirido vastas extensiones de tierras en el Chaco argentino, aprovechando también la abundancia del cuero vacuno en el país. Terminado el conflicto, Alemania pagó parte de las indemnizaciones de guerra con acciones de "La Forestal" (hasta entonces nacionalidad mayoritaria en la empresa), las que pasaron, principalmente, a manos de accionistas ingleses (Gori, 1999).

Aspectos internos de servidumbre en el gran latifundio inglés

El latifundio de "La Forestal" se extendió sobre una región que había sido recientemente conquistada por el Ejército Nacional, poblada con aborígenes sobrevivientes de la Conquista, mulatos y criollos del gran Chaco, que generalmente, hasta la irrupción de la empresa en la región, vivían en tierras de uso común. El General Victorica, comandante de la Conquista del Chaco, se expresó de la siguiente forma al referirse a la transición en el modo de producción que estaba aconteciendo en el norte argentino:

Difícil será ahora que las tribus se reorganicen bajo la impresión del escarmiento sufrido y cuando la presencia de los acantonamientos sobre el Bermejo y el mismo Salado los desmoraliza y amedrenta. Privados del recurso de la pesca por la ocupación de los ríos, dificultada la caza de la forma en que la hacen que denuncia a la fuerza su presencia, sus miembros dispersos se apresuraron a acogerse a la benevolencia de las autoridades, acudiendo a las reducciones o a los obrajes donde ya existen muchos de ellos disfrutando de los beneficios de la civilización. (Victorica, 1885, p. 15).

Sin títulos de propiedad, medios de producción o mercado donde vender libremente su fuerza de trabajo, la población presente en la región fue formando parte del sistema productivo de "La Forestal", teniendo que soportar para ello durísimas condiciones de explotación laboral(8), conchabándose como hacheros para algún capataz ligado a la empresa. Si bien externamente "La Forestal" formaba parte de los circuitos comerciales y productivos capitalistas mundiales, puertas adentro de su latifundio utilizó diversos artilugios "extraeconómicos" pre-capitalistas para mantener a millares de hacheros "cautivos" en sus dominios territoriales. Ejemplos de estas "estrategias" tendientes a maximizar la explotación y coartar las libertades personales y laborales fueron el pago del trabajo con fichas y vales que solo podían ser cambiadas en negocios de la empresa, el endeudamiento forzado (mediante la administración directa o indirecta de casas de juego, bares, almacenes con precios abusivos y prostitución), y la presencia de una policía privada (los temidos "cardenales"). En este mismo sentido, debemos considerar que los ranchos, huertas y lugares de cría de animales domésticos en donde vivían los hacheros y sus familias, inclusive las instituciones públicas como comisarías y escuelas, estaban localizados dentro de la propiedad de la empresa; factores que coaccionaban y coercionaban al hachero para que aceptase las duras condiciones de trabajo a cambio de recibir esos "beneficios de la civilización".

En síntesis, uno de los principales obstáculos al desarrollo de la región en este período fue el monopolio industrial, comercial y de tierras que ejerció "La Forestal", que limitó la diversidad productiva, la presencia de instituciones públicas autónomas y la competencia empresarial, condiciones necesarias para la evolución económica de cualquier territorio. De esta manera, se coartaron las posibilidades, para aborígenes y criollos, de vender libremente la fuerza de trabajo a un precio competitivo o de ser propietarios de una parcela de tierra, debido a la inexistencia de un mercado laboral, a la concentración de los medios de producción y a las coacciones extraeconómicas que forzaban el trabajo compulsivo.

A mediados del siglo XX, el aumento del costo de la mano de obra y la prohibición de pagar con vales, entre otros derechos asegurados a los trabajadores rurales por el "estatuto del peón de campo"(9) (1944), hicieron que lentamente la empresa declinase su producción y procurase nuevos bosques en el continente africano, donde las condiciones de explotación de la mano de obra eran todavía más flexibles. Además, la substitución del tanino por productos químicos y el paulatino agotamiento del recurso también condicionaron el desinterés de "La Forestal" por la producción en la región. Cuando cerró su última planta industrial en 1963 (en La Gallareta), se produjo una fuerte caída demográfica en los pueblos donde ejercía sus actividades (Cuadro 1). Las tierras de su propiedad fueron vendidas en grandes parcelas, algunas de las cuales fueron nuevamente compradas por el Estado provincial.

Cuadro 1. Evolución del número de habitantes de los pueblos fundados por La Forestal entre 1947 y 1970
Fuente: Cartilla, 2009

 

Durante la gobernación de Aldo Tessio (1963-1966) existió un programa de compra y fraccionamiento de 109.000 hectáreas de tierras que habían sido propiedad de "La Forestal", localizadas en los parajes de Las Gamas, Santa Lucía y La Cigüeña (departamentos Vera y 9 de Julio). Este programa tenía como finalidad entregar parcelas a los trabajadores del quebracho, pero a pesar de la buena voluntad del gobierno, su alcance territorial y social fue limitado, entre otros factores, debido al golpe de Estado de Onganía en el año 1966, que forzó la renuncia de Tessio, y provocó también la desarticulación del programa original. Actualmente existen muchas familias en el norte santafesino en situación de irregularidad dominial. En el departamento Vera, de un relevamiento realizado sobre 11 parajes rurales, solo un 30—‰% de las familias resultó ser titular de la tierra que ocupa. Ante esta situación, los pobladores se fueron organizando para gestionar la propiedad de sus parcelas y estimular el desarrollo regional, conformando la Unión de Familias de Pequeños Productores Organizados de la Cuña Boscosa y Bajos Submeridionales(10) (UOCB, 2017).

Período de la "pampeanización" del Chaco santafesino: dinámicas sociales y productivas después del ciclo del quebracho

En consonancia con la tendencia histórica, la estructura agraria del área norte de la provincia continúa siendo la más concentrada y la menos poblada de Santa Fe. El departamento Vera presenta una densidad de 2,4 hab./km², el de 9 de Julio 1,8 hab./km2; San Javier 4,4 hab./km2, San Cristóbal 4,5 hab./km2 y San Justo 7,3 hab./km2; al tiempo que la media provincial es de 25,5 hab./km². Por otro lado, estos departamentos detentan los peores indicadores de calidad de vida, nivel de empleo y servicios públicos de toda la provincia e inclusive del país. El departamento de General Obligado, debido al incipiente aunque limitado proceso colonizador que experimentó, tiene una densidad poblacional más elevada (16 hab./km²), y si bien el porcentaje de necesidades básicas insatisfechas y analfabetismo están con mejores desempeños que los de sus vecinos del norte, continúan entre los peores de la provincia (INDEC, 2010).

Por otro lado, las mudanzas en la dinámica económica del norte de Santa Fe acontecidas después del ciclo del quebracho, estuvieron relacionadas a los cambios productivos generales que experimentaron las regiones extrapampeanas en las últimas décadas, donde se verificó un proceso de expansión de los cultivos típicamente pampeanos sobre áreas antes destinadas a las "economías regionales". Estos cambios comenzaron a percibirse tímidamente a partir de la década de 1960, pero se profundizaron con los desarrollos tecnológicos ligados a la aparición de nuevos eventos genéticos y técnicos que surgieron en la década de 1990 (Barski y Fernández, 2008).

Después de la decadencia de la industria del tanino, el norte de la provincia tuvo como actividad económica dominante la ganadería, que ya venía desarrollándose paralelamente a la extracción del quebracho. No obstante, en las últimas dos décadas, la agricultura ha avanzado sobre tierras de buenas pasturas naturales antes destinadas al ganado bovino, actividad que se ha visto desplazada hacia zonas inundables o campos de menor capacidad de carga animal. El eslabón principal del circuito cárnico del norte santafesino es la cría, pero con índices de eficiencia pobres, predominando los sistemas extensivos, donde la base de la alimentación del ganado son las pasturas naturales. La escasa capacidad de carga animal de esta región se explica, en parte, porque existen limitantes físicos que condicionan el aumento de la productividad, como tierras bajas e inundables con alto contenido de sales, pastos duros y elevadas temperaturas. Sin embargo, el aumento del cultivo de las llamadas "forrajeras tropicales", adaptables a estas condiciones climáticas y edafológicas, es una tendencia creciente en la región. Actualmente se estima que el 60—‰% de la hacienda bobina de Santa Fe se localiza en su área norte, siendo esta provincia la segunda productora nacional después de Buenos Aires. No obstante, la mayoría de los animales criados en el norte son enviados para engorde intensivo al sur, a las cercanías de Rosario, área que concentra aproximadamente el 77—‰% de los establecimientos dedicados a la invernada en la provincia y en donde también se encuentran localizados los mayores frigoríficos (Santangelo y Gil, 2016). De esta manera, el norte transfiere al sur un eslabón de la cadena productiva que genera buena parte del valor agregado del producto final.

La agricultura es la actividad económica que escolta a la ganadería en el norte de Santa Fe. Desde hace algunas décadas las producciones de algodón, de azúcar (que prácticamente ha desaparecido en la provincia) y la ganadería; han cedido superficie en relación a la soja, que aumentó considerablemente su espacio cultivado principalmente desde 1996, cuando es liberada en Argentina la comercialización de las semillas transgénicas resistentes al glifosato. No obstante, es preciso señalar que si bien la superficie de algodón ha disminuido, los avances técnicos y genéticos han posibilitado que la producción total no haya descendido sustancialmente en las últimas cinco décadas. El norte de Santa Fe aporta aproximadamente el 10—‰% de la producción nacional de algodón, parte del cual es procesado en desmotadoras localizadas en Villa Minetti y Avellaneda. El cultivo de girasol y sorgo, y en menor medida el trigo y el maíz, también se desarrollan en el norte de Santa Fe. Sobre la ribera paranaense, en el departamento Garay, pero principalmente en el departamento San Javier, la actividad agrícola destacada es el cultivo de arroz. En conjunto, los departamentos del norte santafesino aportan a la producción nacional el 9—‰% del arroz, el 5—‰% del girasol, y el 1—‰% de la soja, trigo y maíz.

En relación a las actividades industriales, se destacan las relacionadas a la transformación de las materias primas agrícolas de la región, principalmente la industria aceitera y algunos frigoríficos. La empresa agroindustrial "Vicentin", que surge en Avellaneda y que fuera fundada por inmigrantes italianos, es la agroindustria más importante de la región y una de las más grandes del país, con otras plantas de procesamiento en Ricardone (sur de Santa Fe) y en el estado de Paraná (Brasil). "Vicentín" también participa de otras actividades agroindustriales en el departamento General Obligado, como la cría y engorde de ganado bovino, industria frigorífica ("Friar"), alimentos balanceados, biodiesel, agroquímicos e hilados de algodón. Asimismo existen en el norte de Santa Fe algunas empresas de procesamiento de leche, la más importante de las cuales es "Tregar", localizada en Gobernador Crespo, en el departamento San Justo. Aprovechando los bosques de madera dura de la región, también son frecuentes la producción de carbón, leña, madera para muebles, postes y ladrillos; actividades realizadas generalmente con bajo desenvolvimiento técnico, mano de obra familiar y escalas productivas más o menos reducidas. En general, las relaciones de producción capitalistas y el mercado consumidor en la región están surgiendo lentamente; y las condiciones de trabajo, vivienda e infraestructura todavía son muy precarias para muchos de sus pobladores.

Consideraciones finales

Se ha presentado en este trabajo un panorama general y una propuesta de periodización de la formación socioespacial del norte santafesino, un área en disputa hasta finales del siglo XIX y principios del XX, y que tardíamente ha sido incorporada a la economía capitalista, de manera violenta y subordinada. Desde un primer momento, con la llegada de los conquistadores españoles a la región, las condiciones para el poblamiento y el desarrollo económico fueron difíciles, debido a los permanentes conflictos entre aborígenes y "cristianos", suscitados por el control del ganado cimarrón y la incompatibilidad de los modos de producción. No obstante, la astucia y los esfuerzos diplomáticos de gobernadores, sacerdotes y caciques propiciaron la creación de reducciones, primeros asentamientos estables del norte, aunque destruidos por "malones" y despoblados durante el período de las guerras civiles y la organización nacional. Con la conquista definitiva del Chaco a manos del Ejército Nacional, el norte santafesino quedó preparado para iniciar el proceso de acumulación originaria. Algunas colonias de inmigrantes extranjeros surgieron a partir de la implementación de una política provincial y nacional ligada a la venta de tierras a bajo precio o a la concesión gratuita de éstas, proceso que se concentró principalmente en el actual departamento de General Obligado, y que tuvo alcances territoriales bastante limitados. En cambio, oscuras maniobras políticas y financieras determinaron la formación de una estructura agraria súper-concentrada, dominada por la empresa "La Forestal", que prosperó sobre la base del trabajo servil de aborígenes y criollos, al tiempo que impidió el libre desarrollo industrial y comercial en la región. La acumulación de capital que fuera reinvertido en esta zona solo aconteció en las escasas áreas de colonización agrícola, donde los productores directos eran también dueños de sus medios de producción, y cuyo caso más emblemático es la empresa "Vicentín". El valor del trabajo producido por los hacheros en los obrages de "La Forestal" fue acumulado en Inglaterra, aunque parte del mismo pagó los empréstitos que sirvieron para financiar la construcción del ferrocarril del Oeste santafesino y el Banco de Santa Fe. De esta manera, percibimos una transferencia de valor, desde el norte hacia el centro y el sur de la provincia, destinada a financiar el banco y el ferrocarril; cuyas actividades tuvieron como objetivo principal promover las exportaciones de productos pampeanos en esas áreas.

Muchas veces, el discurso del sentido común hace referencia a la capacidad individual que tuvieron, para prosperar, los inmigrantes extranjeros en la región; y por el contrario, se explican las causas de la pobreza que sufren los descendientes de criollos y aborígenes señalando su "escaso espíritu emprendedor". Este trabajo tuvo por objetivo conocer el proceso de formación socioespacial del norte de Santa Fe, en parte, para refutar ese tipo de discursos, que no tiene en consideración las particulares e históricas relaciones de producción en las que se vieron envueltas las poblaciones de aborígenes y criollos santafesinos.

Actualmente, la región está ingresando lentamente a los tradicionales circuitos productivos pampeanos a través de la producción e industrialización de carne, soja, algodón, trigo, girasol y sorgo; en el que consideramos como "cuarto período" de la formación socioespacial del norte santafesino, pos ciclo del quebracho. Reconquista y Avellaneda despuntan como un polo de crecimiento y procesamiento de materias primas de importancia, que con el tiempo, quizás consiga empujar el desarrollo de la economía regional, aunque el desafío es arduo, teniendo en consideración las atrasadas relaciones técnicas y sociales de producción heredadas de los períodos anteriores.

Agradecimientos

A la Coordenação de Aperfeiçoamento de Pessoal de Nível Superior de Brasil (CAPES) y al Programa de Pós-Graduação em Geografia (PPGG) de la Universidade Federal de Santa Catarina, por la beca concedida para la realización de este trabajo; y al profesor Dr. Nazareno José de Campos.

Notas

(1) En los capítulos XXIV y XXV de "El Capital", Marx elabora el concepto de "acumulación originaria" concibiéndolo como el proceso por el cual son destruidas las formas tradicionales de acceso a la propiedad de la tierra, expropiando de los campesinos los medios de producción y estableciéndose de esta manera las condiciones necesarias para la acumulación de capital: existencia de trabajadores libres y propiedad privada de los medios de producción (Marx, 2005, p. 893).

(2) "Mancebos de la tierra" era la expresión utilizada durante la época colonial para hacer referencia a los hijos de españoles, frecuentemente de madres aborígenes, nacidos en América.

(3) De particular interés para los estudios de las costumbres mocovíes, resulta la obra del padre jesuita Florian Paucke, quien con admirable calidad narrativa y artística, detalla la vida de los aborígenes en la reducción de San Javier, a los cuales instruyó en los oficios de la agricultura, la carpintería, la escultura y el canto (Paucke, [1749-1767], 2010).

(4) Esta reducción se había localizado sobre la rivera del Arroyo del Rey, en el que fuera hasta 1886 el límite norte santafesino, según acta fundacional de la provincia firmada por Juan de Garay en 1573 (Cervera, 1907).

(5) Todavía en 1915, cuando el aborigen chaqueño desde hacía varios años había sido exterminado o sometido por la Conquista del Chaco, había diputados santafesinos que se expresaban sobre las formas de la retórica que hizo escuela con Sarmiento, para ocultar bajo el discurso de la "civilización", la entrega del patrimonio público al capital extranjero: "(—¦) una provincia que pretende y con razón ser uno de los exponentes más firmes del adelanto y de la civilización en este país (—¦); y por el otro, el territorio nacional del Chaco, ese gran desierto inhóspito y habitado por tribus refractarias a la civilización. (—¦) el Chaco, región casi deshabitada y no tan solo deshabitada sino que, peor aún, poblada por elementos retrógrados y enemigos de todo lo que sea avance civilizador y progresista —”como es el indio—”—¦" (Cámara de Diputados: 1915, citado en Brac, 2006, p. 9).

(6) La "vía americana", es un concepto esgrimido por Lenin para describir un proceso de desarrollo agrícola basado en la fragmentación del latifundio y la entrega en propiedad a los productores directos de parcelas de mediano tamaño. Teniendo la pose del principal medio de producción (la tierra), trabajando para su acumulación personal y comercializando sus productos, los campesinos consiguen impulsar el surgimiento de un mercado interno próspero, facilitando el nacimiento de numerosas industrias. Por el contrario, la "vía prusiana" es aquella donde el gran latifundio se va modernizando lentamente, sin fragmentarse. En esta vía los campesinos continúan siendo explotados por el terrateniente, que conserva el poder político y el control de la estructura agraria heredados del período anterior, a pesar de los cambios sociales y las nuevas relaciones de producción que el capitalismo genera en la industria (Lenin, 1954, p. 33-34).

(7) Según la profesora Gabriela Dalla-Corte Caballero (2012), Carlos Casado era a finales del siglo XIX, el hombre más rico de la Argentina y junto con el zar de Rusia, el mayor propietario de tierras en el mundo. Además de sus latifundios en Argentina, era dueño de 6 millones de hectáreas de bosques en Paraguay, donde fue pionero en Sudamérica en la extracción de tanino.

(8) Entre 1928 y 1938 el 80—‰% de los fallecimientos en el distrito de Garabato (norte de Santa Fe) correspondía a la juventud, entre los 11 y 35 años (Gori, 2006).

(9) Conjunto de leyes tendientes a proteger los derechos de los trabajadores rurales, propuestas a Farrel por el Secretario de Trabajo y Previsión Juan Domingo Perón.

(10) La UOCB representa actualmente a los pobladores en situación de irregularidad dominial en la Comisión de Adjudicación de Tierras Fiscales, constituida por el gobierno provincial. Además de las gestiones tendientes a regularizar el dominio de sus propiedades rurales, esta organización viene desarrollando tareas destinadas a impulsar la producción de ovejas, miel, leña, carbón y tejidos; además de promover el desarrollo de infraestructura de agua potable (UOCB, 2017).

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