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Estudios Socioterritoriales

versión On-line ISSN 1853-4392

Estudios Socioterritoriales vol.24  Tandil dic. 2018

 

ARTÍCULO CIENTÍFICO

Espacio, Estado y capitalismo en Tierra del Fuego. La producción de un mercado y una violencia en la configuración del espacio fueguino, 1970 a 2015

Space, State and capitalism in Tierra del Fuego. The production of a market and violence in the configuration of the fuegian space, 1970 to 2015

Mariano Hermida(a)

(a) Magister en Generación y Análisis de la Información Estadística (UNTREF). Cursando el Doctorado en Ciencias Sociales (UBA). Instituto de Cultura, Sociedad y Estado. Universidad Nacional de Tierra del Fuego. Fuegia Basket 251 (9410) Ushuaia, Tierra del Fuego, Argentina, marianohermida@gmail.com, mhermida@untdf.edu.ar

Recibido: 15 de junio 2018
Aprobado: 1 de noviembre 2018


Resumen

El presente artículo se propone analizar la construcción del territorio de Tierra del Fuego como un proceso de producción de espacio y su relación con los distintos procesos de desarrollo capitalista. En ese contexto tendremos en cuenta las disputas internacionales por el ambiente y los recursos que éste contiene. En este esquema es clara la configuración de una burguesía, local e internacional, que promueve la idea de nación y prolongación del Estado para la dominación del territorio.En términos metodológicos el trabajo aborda un análisis descriptivo basado en la perspectiva socio-histórica utilizando fuentes bibliográficas y documentales que permiten brindar sustento al desarrollo empírico de los temas presentados para la región en análisis.

Palabras clave: Producción del espacio; Estado; Desarrollo capitalista

Abstract

This article proposes analyze the construction of the territory of Tierra del Fuego as a process of production of space and its relationship with the different processes of capitalist development. In this context, we will take into account international disputes over the environment and the resources it contains. In this scheme is clear the configuration of a bourgeoisie, local and international, which promotes the idea of nation and prolongation of the State for the domination of the territory.In methodological terms, the worktacklesa descriptive analysis based on the socio-historical perspective using bibliographic and documentary sources that provide support for the empirical development of the topics presented for the region under analysis.

Key words: Space production; State; Capitalist development


Introducción

El objetivo presentado en el artículo es analizar la construcción del territorio de Tierra del Fuego como un proceso de producción de espacio y su relación con los distintos procesos de desarrollo capitalista. Así planteado tendremos en cuenta tanto las disputas internacionales por el ambiente, como las que ocurrieron por los recursos que éste contiene. Relacionado a este punto de análisis se observa una clara configuración de la burguesía, local e internacional, que promueve la idea de nación y extensión del Estado para la dominación del territorio.

Para ello nos serviremos de las principales contribuciones teóricas relacionadas a la producción del espacio y su relación con el capitalismo global realizadas por Henri Lefebvre (2013 [1974]), Milton Santos (2000 [1997]), Doreen Massey (1993), David Harvey (2014), Horacio Torres (2001), Gabriela Merlinsky (2007),y Saskia Sassen (2007).

El trabajo se articula en tres segmentos principales, en primera instancia un breve desarrollo teórico acerca de la producción del espacio social, un segundo espacio analítico relacionado al Estado, el capitalismo y la construcción de la burguesía en la relación global-local, estos dos encuadres teóricos son de utilidad para realizar un tercer segmento en el que repasamos la construcción histórica de la provincia de Tierra del Fuego como espacio construido durante el período de 1970 a 2015.

En cuanto al abordaje metodológico realizamos un análisis descriptivo basado en la perspectiva socio-histórica sirviéndonos de fuentes bibliográficas y documentales(1) que nos permitan brindar sustento al desarrollo de los temas trabajados para la región en análisis.

La producción del espacio social

Uno de los trabajos más relevantes en la teoría social en torno al análisis de los cambios en la espacialidad del capitalismo, es el clásico libro de Henri Lefebvre (2013[1974]) La producción del espacio realizado en 1974. El análisis se encuentra relacionado a la dialéctica marxista, la hipótesis que guía a Lefebvre se traduce en un movimiento hacia la urbanización progresiva de la era industrial, tal como se exhibe en la Imagen 1.

Así la ciudad se configura como un espacio creado, modelado y ocupado por actividades sociales en el curso de un tiempo histórico. Es decir un espacio (social) producido, en el que se envuelven las cosas producidas, comprendiendo a las relaciones en su coexistencia y simultaneidad. De esta forma el espacio se ve atravesado por el tiempo, y más notoria es la transformación de la naturaleza, la que da cuenta del tiempo y la producción del espacio social.

Todo espacio social resulta de un proceso de múltiples aspectos y movimientos, lo significante y lo no significante, lo percibido y lo vivido, la práctica y la teórica. En suma todo espacio social tiene una historia a partir de esta base inicial: la naturaleza, original y única, en el sentido en que está dotada siempre y por doquier de características específicas. (Lefebvre, 2013 [1974], p. 164).

Esta consideración es utilizada por Santos (2000 [1997]) para la diferenciación entre espacio y paisaje, entendido este último como "el conjunto de formas que, en un momento dado, expresa las herencias que representan sucesivas relaciones localizadas entre hombre y naturaleza. El espacio es la reunión de esas formas más la vida que las anima" (Santos, 2000 [1997], p. 86). En este sentido el paisaje es el conjunto de objetos reales, transtemporales, en el que se expresa el pasado y presente. En cambio el espacio es siempre una construcción horizontal anclada en un presente, y por ende una situación única, aunque múltiple por sus diversas partes. En donde las nuevas acciones sustituyen a las acciones pasadas, siendo en este sentido presente porque es pasado y futuro.


Imagen 1
. Esquema de urbanización progresiva de la era industrial
Fuente: Martínez Gutiérrez(2013, p. 39)

Como señala Massey (1993, p. 79-84), siguiendo los aportes realizados por Ernesto Laclau, existen cuatro ejes o requisitos para una mirada alternativa del espacio:

1. Un primer requisito para desarrollar una visión alternativa del espacio es que deberíamos tratar de alejarnos de la noción de sociedad como una especie de sector de tres dimensiones que se mueve a través del tiempo. En lugar de un proceso lineal contrapuesto a la superficie plana, es necesario insistir en la irrefutable cuatridimensionalidad o n-dimensionalidad del espacio.

2. En segundo término necesitamos conceptualizar el espacio como construido a partir de interrelaciones en todas las escalas espaciales, desde el nivel más local hasta el más global.

3. En tercer lugar, esto a su vez significa que lo espacial tiene un elemento de orden y un elemento de caos (o tal vez es el caso de que deberíamos cuestionar esa dicotomía también). No se puede definir de un lado o del otro de las dicotomías mutuamente excluyentes discutidas anteriormente. El espacio tiene orden en dos sentidos. Primero, tiene orden porque todas las ubicaciones espaciales de los fenómenos son causadas; en principio, pueden ser explicados. En segundo lugar, tiene orden porque, de hecho, hay sistemas espaciales, en el sentido de conjuntos de fenómenos sociales en los que la disposición espacial (es decir, el posicionamiento relativo mutuo en lugar de la ubicación "absoluta") forma parte de la constitución del sistema. La organización espacial de una red de comunicaciones, o de una cadena de supermercados con sus puntos de almacenamiento y distribución y puntos de venta minorista, serían ejemplos de esto, al igual que el espacio de actividades de una empresa multinacional. Aquí hay una coherencia espacial integral, que constituye las distribuciones geográficas y la forma geográfica de las relaciones sociales.

4. Pero todo esto conduce a una cuarta característica de una visión alternativa del espacio, como parte del espacio-tiempo. Porque precisamente ese elemento de lo caótico, o dislocado, que es intrínseco a lo espacial tiene efectos sobre los fenómenos sociales que lo constituyen. La forma espacial como 'resultado' tiene poderes emergentes que pueden tener efectos en sucesos posteriores. La forma espacial puede alterar el curso futuro de las mismas historias que lo han producido. Una forma de pensar acerca de todo esto es decir que lo espacial es parte integral de la producción de la historia y, por lo tanto, de la posibilidad de la política, así como lo temporal es la geografía. Otra forma es insistir en la inseparabilidad del tiempo y el espacio, en su constitución conjunta a través de las interrelaciones entre los fenómenos; sobre la necesidad de pensar en términos de espacio-tiempo.

En este sentido Massey (1993), retomando la tradición de Lefebvre y Laclau, deja en claro que no hay espacio sin tiempo, sin interrelación en la que fluyen ambos conceptos y su intrínseca relación en la historia, el poder y la política.

Merlinsky (2007, p. 15), resumiendo los aportes anteriores propuestos por Lefebvre, identifica tres momentos interconectados en la producción del espacio:

- Las prácticas espaciales, que refieren a las formas en que nosotros generamos, utilizamos y percibimos el espacio.

- Las representaciones del espacio, que refieren a procesos de comodificación y burocratización de la vida cotidiana, un fenómeno sintomático y constitutivo de la modernidad con que se ha colonizado un antiguo e históricamente sedimentado espacio concreto.

- Los espacios de representación refieren a las prácticas espaciales que están asociadas con las experiencias de la vida cotidiana y las memorias colectivas de formas de vida diferentes, más personales e íntimas. Por eso llevan también un potencial para resistir la colonización de los espacios concretos.

Este escenario es retomado por Harvey (2014) y Sassen (2007) en la constitución de capital, su reproducción en el espacio y la relación con el Estado en el contexto de un capitalismo, que se va transformando en un marco global, desenvolviéndose, integrando, y reconfigurando, el espacio para su reproducción.

Estado, capitalismo y burguesía, en la producción del espacio

La obra de Lefebvre (2013[1974]) refleja claramente la relación entre capital, espacio y Estado. Harvey (2014, p. 150) siguiendo esta tradición establece: "El capital y el Estado capitalista desempeñan un papel protagonista en la producción de espacios y lugares en los que se desarrolla la actividad capitalista". Claro que los intereses del Estado capitalista no son idénticos al capital, aunque este sí brinda las condiciones de su reproducción y la acumulación de riqueza generalmente en una base territorial. En este sentido el espacio es producto, y es también medio de producción, que no puede ser separado de las fuerzas productivas, incluyendo la técnica y el conocimiento, pero tampoco de la división social del trabajo, que lo modela, y mucho menos de la naturaleza, el Estado, y las super estructuras de la sociedad.

Este espacio social no es único, sino que es múltiple, especialmente aquel configurado como espacio urbano, en donde emergen una diversidad de significantes y significados. Así, los espacios sociales se interpelan y se yuxtaponen. Es en este sentido que Lefebvre (2013[1974]) observa que local y lo mundial se combinan, se superponen y colisionan. Lo local, no desaparece, absorbido por lo regional o lo nacional, sino que estas dimensiones se atraviesan en múltiples flujos del espacio.

Un modo más concreto de tratar la historia del espacio es apreciar las ideas de nación y nacionalismo. La nación es definida por muchos como una "especie de territorio con fronteras naturales y formada a lo largo de un tiempo histórico" (Lefebvre, 2013 [1974], p. 165), esta idea es sumamente conveniente a la burguesía, especialmente cuando se adopta como sustancia del nacionalismo absoluto o patriotismo.

En cambio para otros la nación, y con ella el nacionalismo, son meras construcciones ideológicas proyectadas por la burguesía sobre sus propias condiciones históricas, magnificando el imaginario y ocultando las contradicciones de clase bajo la idea de nación. En relación con el espacio, la nación comprende dos condiciones, un mercado y una violencia. Estas se manifiestan en la relación entre el 'crecimiento económico espontáneo' y la intervención de la violencia, en donde se ha producido un espacio específico, el del Estado-Nación. Es en estas manifestaciones donde encontramos que la historia del espacio es la historia de las relaciones sociales. Desde el marco teórico del materialismo histórico, el espacio es simultáneamente producto del modo de producción capitalista, e instrumento económico político de la burguesía, en donde se revelan, al igual que en el sistema capitalista, las propias contradicciones (Lefebvre, 2013 [1974]).

Aunque estas condiciones fueron variando a lo largo de las últimas cuatro décadas en el contexto de un proceso de mercado global de transformaciones neoliberales:

Los cambios en el movimiento molecular del capital están ejerciendo también fuertes presiones sobre la escala a la que puede construirse el poder estatal. Reterritorializaciones políticas como las de la Unión Europea resultan no sólo más practicables, sino también más acordes con las necesidades económicas. Esos cambios políticos no derivan únicamente de transformaciones materiales en las relaciones espaciales: son cuestiones mucho más complicadas. Pero los cambios en las relaciones espaciales de la circulación y acumulación del capital tienen consecuencias transformadoras para las nuevas configuraciones políticas. (Harvey 2014, p. 159)

Sassen (2007) observa que la relación de escalas presenta mayores complejidades que el simple corrimiento o restricciones al Estado-nación en el marco de la globalización:

En síntesis, el espacio digital privado del mercado global de capitales se intersecta al menos de dos maneras específicas con el ámbito de la autoridad estatal y con el derecho. Por un lado la intersección se da mediante la introducción en las políticas de Estado nacionales, de un nuevo tipo de normas que reflejan la lógica operativa del mercado global de capitales. Por otro lado, una segunda intersección se da mediante la inserción parcial de los mercados financieros digitales en los centros financieros concretos, lo que devuelve al mercado global de capitales, al menos en parte, al ámbito de los gobiernos nacionales. (p. 122-123)

Es decir, lo nacional y lo global están íntimamente imbricados en procesos complejos de articulación en diferentes escalas. Este esquema introduce cambios a los poderes intrínsecos que el Estado capitalista tiene para garantizar la reproducción. Si bien la autonomía del Estado se ha evaporado (Sassen, 2007), éste constituye un lugar estratégico para la globalización. En este sentido el Estado recibe nuevas atribuciones que posibilitan una mayor diversidad en la participación de las instituciones del Estado en el nuevo contexto del capitalismo global. Este marco es espacio fértil para dos sucesos: por un lado, los desarrollos geográficos desiguales, y por el otro, la aglomeración y centralización geográfica. El primero, siguiendo a Harvey (2014, p. 178), "los desarrollos geográficos desiguales se hacen aún más pronunciados a medida que el capital busca y se desplaza a nuevas localizaciones de costes bajos". La segunda se encuentra asociada a los procesos moleculares de acumulación de capital, que convergen en la generación de regiones económicas (Harvey, 2014).

Es así como la globalización guía la inclusión, producción y transformación de espacios geográficos en el marco de un capitalismo global, que establece nuevas clases globales. En esa estructura de clase, diversos autores (Sassen, 2007; Fernández, 2016) destacan la preminencia de elites transnacionales "que rompen barreras nacionales y adquieren capacidad de operar multi-localizadamente a escala global, sino también, por una amalgama de actores institucionales que entronizan operativamente esas fracciones" (Fernández, 2016, p. 28).

Estas nuevas burguesías se encuentran parcialmente insertas y relacionadas en las escalas nacionales y locales articulando con las estructuras existentes, transformando así lo global con una componente parcialmente endógena (Sassen, 2007). Además éstas articulan con actores políticos locales, nacionales y regionales que configuran una política multiescalar. Desde esta óptica se hace crucial apreciar las porosidades fronterizas, es en ese escenario que las clases, tanto la elite transnacional como la nueva clase global de desfavorecidos (Sassen, 2007), se ven atravesados por las migraciones. Este capitalismo global se permeabiliza de los grandes movimientos poblacionales, especialmente enmarcado en migraciones internacionales, pero también encuadrados en el contexto de traslados regionales.

Todo este proceso de configuración del espacio, intervención del Estado nacional, relación y configuración de las escalas subnacionales, en el marco del capitalismo global antes descripto, se establece con claridad en la región más austral de la Argentina, Tierra del Fuego. Espacio territorial que durante el período 1970 a 2015 manifiesta las mayores transformaciones, tanto económicas y poblacionales, como en la producción de su espacio. La constitución de fronteras en el marco de la emergencia del Estado local es un claro ejemplo del proceso teórico antes descripto.

Tierra del Fuego, espacio construido a lo largo del tiempo en el capitalismo global

Para 1970 el Territorio Nacional de Tierra del Fuego contaba con 13.500 habitantes. Su principal eje, en términos de estilos de desarrollo (Sunkel, 1980; Gligo, 2006), había estado dominado por dos esquemas: primero, la inclusión en el mercado internacional de la lana, y desde mediados de 1950, la explotación de hidrocarburos. Sin embargo, la tensión internacional creciente por el dominio de las aguas circundantes, el acceso a la Antártida y el control de los recursos naturales, puso el eje del desarrollo capitalista en la matriz productiva industrial (Schorr y Porcelli, 2014).

En ese contexto se desplaza de la escena central al proceso productivo de índole primaria, para establecer un desarrollo manufacturero basado en incentivos fiscales regulados por la Ley Nº 19640 de 1972. Este esquema fue dominante en el marco de las primeras transformaciones neoliberales llevadas adelante hasta la emergencia de las políticas de convertibilidad. Desde la década de 1990 hasta la crisis de la convertibilidad domina, especialmente en la región sur de la provincia, un desarrollo basado en los servicios turísticos y la configuración institucional del Estado local. Las políticas establecidas desde la post convertibilidad en un marco neo desarrollista reinsertaron la región en el mercado electrónico mundial, como un enclave local (Schorr y Porcelli, 2014).

Durante estos distintos períodos el espacio social presentó importantes transformaciones. Siguiendo el esquema de Torres (2001) para la ciudad de Buenos Aires, en Tierra del Fuego se suceden los fenómenos de inclusión territorial a un capitalismo global. Si bien no se aprecian los niveles de expansión urbana, ni las dimensiones territoriales expresadas en Buenos Aires, encontramos similitudes en términos de inserción en la economía internacional y en el amplio crecimiento socio territorial.

Claramente ni las ciudades de Ushuaia ni Río Grande se configuran como ciudades globales (Torres, 2001; Sassen, 2007) al estilo de las grandes aglomeraciones, pero su expansión y transformación del espacio social circundante (Lefebvre, 2013 [1974]) establece claras vinculaciones con el proceso de urbanización propio de las sociedades industriales, y de reconfiguración global propio del proceso descripto por Harvey (2014) y Sassen (2007), y presentado en el apartado anterior.

El Estado nacional, primero con la firma de los límites en 1882 y especialmente con la intervención efectiva del espacio, y posteriormente el Estado provincial, fueron configurando las fronteras en base a las necesidades estructurales que éstas fueron determinando. Tal como describimos desde la obra de Lefebvre (2013 [1974]) los limites se configuraron siguiendo los patrones de necesidad de expansión del capitalismo global; en este sentido, las representaciones del espacio se configuraron en el contexto de la disputa internacional por el control del territorio, siguiendo las relaciones de la burguesía nacional e internacional.

En este marco la violencia fue un eje por el cual el Estado nación estableció los límites para la representación del espacio. En este sentido los conflictos del Atlántico Sur, la guerra de Malvinas en 1982 y 'la guerra que no fue' del Canal del Beagle en 1977(2), funcionan como articuladores necesarios para la conformación de un Estado (Hermida, 2018), y con él la representación de espacio, en el extremo austral de la República Argentina.

Hacia 1991 se consolida la conformación del Estado provincial, y con él una nueva configuración en el dominio de la tierra (Harvey, 2014). Esta configuración tuvo discusiones acerca de las representaciones del espacio en materia legislativa que estableció los límites de incidencia del Estado local. Este esquema fue útil para la articulación de la burguesía local con el Estado provincial (Hermida, 2018), especialmente interesada en el dominio de la tierra y en la nueva introducción a un nuevo escenario del capitalismo global.

Entre otras consecuencias (…) se produjo la subordinación de las políticas urbanas a la lógica de la competencia entre lugares, para atraer el capital global. Ese fue el caso de Ushuaia que, posicionándose en el mercado global de destinos turísticos, priorizó el uso de suelo urbano para desarrollos que respondieran a esa actividad, antes que, para dar respuesta habitacional al déficit cuantitativo y cualitativo ya existente en ese periodo, agudizado entre otras cuestiones por esa orientación de la política urbana. (Martínez y Finck, 2017, p.2)

Sin embargo el modelo de desarrollo industrial aplicado desde 1972 a 1991, fue motor de instalación de establecimientos manufactureros (Schorr y Porcelli, 2014). Con ellos se desenvolvió un amplio proceso de inmigración, principalmente interna, que tuvo su continuidad en las décadas siguientes, aunque con una marcada desaceleración de su dinámica (Hermida, 2018). Esta política de industrialización inducida fue de orden geopolítica (Schorr y Porcelli, 2014)a fin de afianzar la soberanía, tal como hemos expresado anteriormente, el período cuenta con los dos únicos conflictos bélicos internacionales que llevó adelante el Estado nación. Este contexto obedece a la construcción teórica de Lefebvre (2013 [1974], p. 166), en la que se desarrollan dos momentos: primero, establecer, o mejor dicho insertarse en "un mercado", y segundo en llevar adelante "una violencia". En este sentido la última dictadura cívico militar ejerció ambos momentos. "Queda por determinar la relación exacta entre el crecimiento económico 'espontáneo', la intervención de la violencia y sus respectivos efectos. En esta hipótesis, los dos 'momentos' han aunado sus efectos en producir un espacio: el del Estado-Nación" (Lefebvre, 2013 [1974], p. 166).

Cuando en 1991 se debate acerca de los límites(3) de la provincia en el marco de la Ley Nº 23775 de Provincialización, se retoman los procesos precedentes estableciendo un reclamo directo sobre las Islas Malvinas y restantes Islas del Atlántico Sur que se disputan con Gran Bretaña. Esta configuración, aparte de garantizar el dominio efectivo sobre la Isla Grande de Tierra del Fuego, establece un 'dominio' sobre las aguas circundantes, en una clara apropiación de la naturaleza, y particularmente de los recursos que ella contiene. Para citar algunos ejemplos, podemos mencionar que la explotación de hidrocarburos que lleva adelante la provincia se encuentra sobre la plataforma marina, a su vez la provincia pasa a tener la 'propiedad' de los recursos pesqueros circundantes, y finalmente el dominio de los accesos a la Antártida. En este sentido la representación del espacio que presenta el Estado, no se corresponde con las prácticas espaciales concretas.

Aquí las fronteras se tensionan en virtud de las necesidades del capital, en este sentido, y tal como observan Harvey (2014) y Sassen (2007), el Estado articula complejos entramados para garantizar su reproducción, pero especialmente la del capital global. Es allí donde la provincia se vuelve a reinsertar en el mercado global, pero en esta instancia desarticulando la matriz industrial y reinstalando la matriz de primarización, especialmente en hidrocarburos, y los servicios turísticos (Schorr y Porcelli, 2014).

Pero este proceso vuelve a tener un nuevo giro desde el Estado Nacional que reinstala la matriz industrial como eje de la post-convertibilidad, ahora inserta en las nuevas tecnologías de la información y con los nuevos enclaves productivos y de reterritorializaciones, en el marco del Mercosur. En este contexto se reestablece la prominencia fiscal de la Ley Nº 19640 y se la expande hasta 2023, al igual que en el análogo régimen de Manaos en Brasil (Schorr y Porcelli, 2014). Este enclave de políticas 'neo desarrollistas' viabiliza también nuevos procesos de vinculación internacional, especialmente con oriente y en lo particular con China. Estas "alternativas al neoliberalismo" (Fernández 2016, p. 22-24) responden a un esquema distinto al del Consenso de Washington dominante en la etapa anterior, en el que el Estado se reorienta en base a tres ejes:

1. La reinstalación de la política monetaria expansiva y de los tipos de cambio flotantes y regulados cíclicamente compatibles con la recomposición del mercado interno y la inserción externa, en un cuadro macroeconómico amistoso con el equilibrio fiscal y tasas inflacionarias razonables, a pesar de ciertas diferencias entre países.

2. La recuperación estatal de activos y actividades previamente transferidos; re-nacionalizaciones y re-estatizaciones de activos y actividades privatizadas durante el Consenso de Washington.

3. Políticas de intervención social expansivas e inclusivas, con claro sentido redistributivo, soportadas en buena medida en una expansión en el uso de los recursos naturales y fundada en la utilización de subsidios a los servicios básicos de sectores de menores ingresos y planes sociales de cobertura con sentido universal (Fernández, 2016, p. 22-24).

La provincia de Tierra del Fuego se instala en este nuevo escenario global, brindando las bases sólidas para el desarrollo de las 'alternativas neoliberales', generando las condiciones para una nueva expansión del capital. Este espacio fue propicio para la construcción de redes de vinculación de elites transnacionales, que tejieron conexiones e inserciones en el panorama local y nacional (Sassen, 2007). Este fenómeno no estuvo exento de tensiones entre las diferentes facciones de la burguesía, al contrario, fue espacio de disputa entre distintos esquemas productivos, especialmente entre la burguesía local que controla los servicios turísticos y la nacional y trasnacional que intervienen en la matriz industrial (Hermida, 2018). Estas tensiones son observadas especialmente en la construcción y reproducción del espacio urbano, mientras la matriz industrial presenta necesidades de la ciudad industrial, es decir basada en el trabajo, la matriz turística y post industrial se articula con el placer (Martínez Gutierrez, 2013; Lefebvre, 2013 [1974]). Es aquí donde las prácticas espaciales, los espacios de representación y las representaciones del espacio muestran su tensión intrínseca.

Comentarios finales

La mirada alternativa que nos propone Doreen Massey (1993) queda sumamente clara en el caso de Tierra del Fuego. A lo largo del período analizado, 1970 a 2015, observamos las transformaciones en las que se sumió el espacio, procesos que abarcan nuevos límites y fronteras efectivas, naturales o simbólicas. También apreciamos que esas modificaciones tienen un fuerte desarrollo en el marco del capitalismo global (Sassen, 2007; Harvey, 2014; Fenández, 2016).

Espacio-tiempo, política e historicidad se demuestran en Tierra del Fuego, la construcción de nuevas aglomeraciones, la tendencia a la expansión urbana y la integración al mercado global (Torres, 2001) son características que se exhiben claramente en la producción espacial. Es en el marco de la transformación y apropiación de la naturaleza y los recursos naturales (Santos, 2000), en una clara expansión del capitalismo local y global, que se reconfiguran los espacios. El Estado estableció, a lo largo del período analizado, nuevas representaciones del espacio (Merlinsky, 2007; Lefebvre, 2013 [1974]) que se reconfiguran en base a las redes nacionales y trasnacionales.

En este sentido la provincia muestra muy claramente cómo los procesos de desarrollo capitalista, especialmente los vinculados al proceso neoliberal (Fernández, 2016), se desenvuelven produciendo el espacio social en el marco de la globalización (Sassen, 2007; Harvey 2014). Tal como observamos la configuración del espacio estuvo marcada por dos momentos necesarios, la producción de un mercado y una violencia (Lefebvre2013 [1974]).

El mercado, manifestado en sus distintas etapas o estilos de desarrollo, fue construyendo e introduciendo a la provincia en los distintos contextos globales. La violencia tuvo dos hechos sustantivos, la guerra de Malvinas y el Conflicto del Beagle, que durante la primera parte del período, pero especialmente durante la provincialización, hicieron que Tierra del Fuego sea el espacio social que observamos.

Notas

(1) El amplio y extenso material documental presentado por Adrián de Antueno (2015) que incluye artículos periodísticos, films documentales, actas, notas, transcripciones de sesiones legislativas, y normativa; en conjunto con otros documentos bibliográficos Fontana (2014); Lorenz (2009) y Mastroscello (2007), sirvieron de fuentes para el análisis empírico del apartado "Tierra del Fuego, espacio construido a lo largo del tiempo en el capitalismo global".

(2) El Conflicto por el Canal de Beagle fue una disputa mantenida entre los Estados de Argentina y Chile por una serie de territorios, principalmente las Islas Picton, Nueva y Lenox, ubicados en el extremo austral del continente americano, específicamente en la desembocadura del Canal de Beagle. Orso y Capeletti (2015, p. 132), proponen "una periodización marcada por tres grandes etapas en la historia de las relaciones bilaterales argentino-chilenas sobre el conflicto del Beagle. Primero, una etapa que denominamos de discontinuidad, que se sitúa entre 1904 y 1977, en la cual se observan tres fases: desde 1904 hasta 1960, asistimos a la formación del conflicto y a los sucesivos desacuerdos diplomáticos y políticos acerca de cómo resolverlo; desde 1960 hasta 1970, se verifica un estancamiento y no se presentan cambios en la cuestión; y finalmente, la fase desde 1971 hasta 1977, determinada por el proceso arbitral. La segunda etapa, está marcada por la tensión bilateral y el escalamiento del conflicto, a partir de la publicación del fallo arbitral y la posterior declaración de nulidad por parte del gobierno argentino. Se destaca que, en esta etapa, nunca se llegó al enfrentamiento bélico, aunque sí hubo movilizaciones de tropas. Finalmente, la última etapa, que denominamos de transformación del conflicto, tiene sus inicios en 1979 con el Acta de Montevideo, por el cual ambos países aceptan la mediación papal, cuyo principal resultado fue la firma del Tratado de Paz y Amistad de 1984, lo que constituye un punto de inflexión entre ambos países y que dio origen al inicio del proceso de transformación de conflictos."

(3) Si bien en 2009 por medio de la Ley Nº 26552 se modificó el artículo 1 de la Ley Nº 23775 de provincialización en donde se establecen los límites de la provincia, las transformaciones no resultan sustantivas en términos del análisis aquí presentado. Sin embargo puede resultar de interés el hecho del sostenimiento del debate luego de 20 años de sanción de la Ley Nº 23775 de Provincialización, lo que denota la vigencia geopolítica de los argumentos presentados en este artículo.

Referencias

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