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Estudios Socioterritoriales

versão On-line ISSN 1853-4392

Estudios Socioterritoriales vol.25  Tandil jun. 2019

 

APORTE PARA LA REFLEXIÓN

Proceso de territorialización de la Organización Barrial Tupac Amaru: cooperativas, barrio y política

Territorialization process of the Organización Barrial Tupac Amaru: cooperatives, neighborhood and politics

Fernanda Valeria Torres(a)

(a) Doctora en Ciencias Sociales. Investigadora asistente del CONICET. Carrera del Investigador Científico y Tecnológico (CICyT). Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales (IdIHCS). Universidad Nacional de La Plata. CONICET. Calle 20 Nº 584, (CP 1900) La Plata. Buenos Aires. Argentina, fernandav_torres@yahoo.com.ar

Recibido: 3 de mayo 2018
Aprobado: 5 de noviembre 2018


Resumen

Se analiza el proceso de territorialización de la Organización Barrial Tupac Amaru en Jujuy en tanto configuración de un espacio social propio de un sujeto colectivo. Interrogándose en torno a las modalidades de politicidad de dicho sujeto, se pone el interés en torno a dos procesos de institucionalización. La institucionalización informal, que se da a través de la conformación de cooperativas de trabajo y la institucionalización formal, a partir de la creación de un partido político electoral. Se considera que pueden comprenderse ambas herramientas de institucionalización desde la construcción de un territorio de la organización. Dicho análisis se realiza a través de un estudio cualitativo que se basa en entrevistas individuales y grupales, observaciones participantes, análisis de resultados electorales, relevamiento de medios de difusión de la organización (Facebook y twitter) y eventos de campaña.

Palabras clave: Institucionalización; Territorio; Organización Barrial Tupac Amaru

Abstract

The process of territorialization of the Organización Barrial Tupac Amaru in Jujuy is analyzed as a configuration of a social space belonging to a collective subject. Interrogating about the modalities of politicity oft his collective subject, the interestis placed around wo processes of institutionalization. On the one hand, an informal institutionalization, which occurs through the creation of worker cooperatives; on the other hand, a formal institutionalization, starting with the creation of an electoral political party. Both tools of institutionalization can be understood from the construction of a territory of the organization. This analysis is carried out through a qualitative study that is based on individual and group interviews, participant observations, analysis of electoral results, survey of the organization's media (Facebook and twitter) and campaign events.

Key words: Institutionalization, Territory, Organización Barrial Tupac Amaru


Introducción

El objetivo de este trabajo es analizar el proceso de territorialización que protagonizó la Organización Barrial Tupac Amaru (OBTA) en la ciudad de San Salvador de Jujuy, en el norte argentino. Concibo dicho proceso en tanto plataforma de inscripción para poder comprender la configuración de un espacio social propio, con dimensiones, valores y prácticas asociadas a la organización, constituyéndola tanto material como simbólicamente. Formas de hacer, de trabajar, de pensar, de comprender y comprenderse en tanto sujeto colectivo se producen en y a través de un territorio diferencial: formas de organizar el proceso de trabajo, formas de concebir la educación, formas de brindar atención sanitaria, formas de construir valores, formas de entretenerse y divertirse. Formas de producir una estética, una moral, formas de vivir juntos, de crear un barrio y una civilidad diferentes. Formas de crear un sujeto colectivo que necesariamente se produce a través de un proceso espacial de construcción identitaria(1).

La categoría territorio habilita una entrada explicativa que supone dar cuenta de la necesaria imbricación de la construcción de una subjetividad política que puede traducirse en diversas expresiones institucionales. Una expresión institucional informal que entiendo se plasma en reglas que organizan las relaciones barriales de personas que conviven juntas en procesos educativos, culturales, laborales, etc. Reglas que establecen cómo, de qué manera y con qué prohibiciones y sanciones llevar adelante esos procesos. De la misma manera, se registra una forma de institucionalización informal a través de particulares modalidades de organización del trabajo, bajo la forma de cooperativas con rasgos particulares de conformación y funcionamiento. Por otro lado, la Tupac Amaru desarrolló una plataforma de institucionalización formal a través de la conformación de un partido político electoral.

En el presente trabajo me propongo ofrecer un acercamiento a dos procesos de institucionalización informal y formal, con la perspectiva de comprender ambos desde la inscripción territorial de la organización. Dicho objetivo se persigue a través de un estudio cualitativo que se basa en entrevistas individuales y grupales, observaciones participantes, relevamiento de medios de difusión de la organización (Facebook y twitter) y eventos de campaña.

En primer lugar, doy cuenta de algunos elementos descriptivos en torno a la OBTA de Jujuy relativos al contexto de surgimiento y algunas de sus características centrales. En segundo lugar, me refiero en particular a la ciudad de San Salvador de Jujuy y a los barrios de la Tupac Amaru, específicamente a Alto Comedero. Desarrollo luego las herramientas analíticas con las cuales analizo los dos aspectos centrales para el objetivo de este artículo: las cooperativas de trabajo de la organización y la conformación del partido político Frente Unidos y Organizados (FUyO), la campaña desarrollada durante 2015 y el desempeño electoral del mismo. Por último, presento algunas conclusiones e interrogantes abiertos a raíz de mi trabajo de investigación y análisis.

La Organización Barrial Tupac Amaru en Jujuy, Argentina

Antes de presentar la organización bajo estudio, considero necesario dar cuenta brevemente del contexto histórico, social y político en el cual emerge y se desarrolla. La OBTA nace en Jujuy, una provincia ubicada en el llamado Norte Grande Argentino, provincia limítrofe con los vecinos países de Bolivia y Chile. Es una provincia pequeña en términos de extensión territorial, datos poblacionales y productividad económica, que sufrió de manera particularmente profunda las consecuencias de las políticas neoliberales implementadas en Argentina desde mediados de la década de 1970.

Con la aplicación del Plan de Convertibilidad, durante el gobierno neoliberal de Carlos Menem (1989-1995), las transformaciones en la estructura económica, que ya se venían desarrollando desde 1976, se profundizaron. Políticas combinadas de desregulación estatal, aumento de la concentración económica y procesos de privatización, junto con la apertura económica y su consecuente destrucción del mercado de producción agroindustrial interno, trajeron consigo una masiva pérdida de empleos. Las principales consecuencias de estas transformaciones fueron el fuerte aumento -a partir de la segunda mitad de 1990- de la tasa de desocupación (Golovanevsky y Sala, 2003) y de los niveles de pobreza e indigencia en la provincia.

Este contexto económico y social fue acompañado durante toda la década de 1990, por procesos de movilización y organización sindicales muy importantes en la provincia de Jujuy, fundamentalmente a través de los gremios estatales urbanos (el rol central del Frente de Gremios Estatales es reseñado por Ferrari, 2014), en un contexto de una profunda crisis política, signada por la renuncia anticipada de cuatro gobernadores en la mencionada década. Algunos autores dirán que lo que luego 'estallaría' en el centro del país en el evento conocido mundialmente como el Argentinazo de diciembre de 2001, ya había sido anticipado en Jujuy, en una escala local, una década atrás.

La OBTA, entonces, puede ser analizada como uno de los frutos de ese proceso económico, social y político. Nace en 1999, acompañando las demandas de mercadería y obtención de Planes Sociales de atención al desempleo durante el gobierno nacional de Fernando De la Rúa (1999-2001) y el posterior de Eduardo Duhalde (2002-2003). Su principal referente es Milagro Sala, hasta ese momento militante de un sindicato de empleados estatales (Asociación Trabajadores del Estado, ATE dentro de la CTA), uno de los protagonistas de las luchas provinciales contra el ajuste neoliberal. Ella promueve la creación de la OBTA a los fines de organizar los barrios de Jujuy. Milagro, "la Mila" o "la flaca", como se la conoce, posee una capacidad de liderazgo indiscutido; liderazgo carismático y personalista, asociando afectividad, capacidad inagotable de trabajo, disciplina y rigidez.

En el 2004, la organización se adaptó al modelo cooperativo para poder cumplir con el Programa Federal de Emergencia Habitacional para la construcción de viviendas, programa desarrollado durante la presidencia de Néstor Kirchner (2003-2007). Este momento supuso una profunda transformación organizativa, de escala de acción de la organización y de crecimiento en términos de miembros, recursos y obras realizadas por la Tupac.

Lo que aquí interesa resaltar es el nivel de desarrollo alcanzado por la organización en la provincia, que puede resumirse a partir de un dato revelador: la OBTA era en 2014 el tercer empleador a nivel provincial (luego del Estado y la Empresa Ledesma), contaba con alrededor de 70.000 afiliados en Jujuy y 150.000 si se cuentan las otras provincias (OBTA, Anuario, 2014, p. 2). Pero no solo es importante atender la dimensión cuantitativa: la organización supo establecer un sistema de gestión y resolución de los principales problemas que suelen aquejar a los sectores populares en una buena parte del territorio provincial y ante los cuales el Estado no daba respuesta. Me refiero a problemas en torno, como ya dijimos, al empleo; problemas en torno a la atención de la salud; al acceso a la educación y al acceso a la vivienda propia. La resolución de esta última problemática, como analizaré a continuación, se desarrollará como un eslabón fundamental para comprender el proceso (y el poder) territorial construido por la OBTA.

La organización comienza a construir viviendas en el año 2004, a partir de lograr la obtención directa del financiamiento que provenía del Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios de la Nación, con intervención del Ministerio de Desarrollo Social, a través de la creación de cooperativas. Luego de corroborar que la organización logró construir las viviendas acordadas no solo en un plazo menor al pautado sino con un costo también menor, el financiamiento se fue incrementando a lo largo de los años para la realización de más y más viviendas que fueron profundizando la posibilidad de crecimiento de la Tupac.

A través de la construcción de viviendas a un costo menor, la organización pudo contar con dinero de 'saldo a favor', con el cual construir ya no casas sino escuelas, centros de salud, polideportivos, fábricas, etc. Así lo resume uno de los referentes principales de la organización:

La clave nuestra está en la posibilidad de financiarnos a través del ahorro que ganamos con cada vivienda que hacemos a un costo más bajo. Y ese ahorro lo pusimos en infraestructura y servicios para la gente. (Ricardo, S.S. de Jujuy, 09/04/15)

Construyeron 8.000 viviendas en toda la provincia a través de un total de 157 cooperativas (cinco cooperativas textiles y el resto cooperativas de vivienda) (OBTA Anuario, 2014, p. 4). Si bien la integralidad de este proceso despierta muchos interrogantes a ser atendidos, aquí analizo el proceso de territorialización que supuso la construcción de estos barrios de vivienda de la Tupac, junto con el desenvolvimiento de las copas de leche de la organización. Refiero a la territorialización como "El movimiento de apropiación y producción del territorio (...)" (Saquet, 2015, p. 182), siendo desarrollado con mayor detenimiento más adelante. Por otro lado, atiendo a la forma cooperativa que se dio la organización para el desarrollo de dicho proceso. Específicamente, me detendré en el caso del Barrio Alto Comedero de San Salvador de Jujuy, por representar el ejemplo que cuantitativa y cualitativamente tiene mayor trascendencia.

La ciudad de San Salvador de Jujuy y el "cantri"(2) de la Tupac

La ciudad de San Salvador de Jujuy, capital de la provincia, con 231.229 habitantes, representa el 37,8% de la población de Jujuy, formando junto con las vecinas localidades de Palpalá y Yala un aglomerado (Gran San Salvador de Jujuy) con 278.336 habitantes (45,5% de la población provincial) (INDEC, 2001). Supone un centro de atracción de población por las esperanzas cifradas en torno a la obtención de empleo, posibilidades educativas, obtención de recursos estatales que no llegan a los diversos rincones de la provincia. Sin embargo, y tal como se repite en casi todas las ciudades intermedias de nuestro país, la posibilidad de obtener una vivienda digna es cada vez una expectativa con mayores dificultades de realización.

Sobre este escenario, la OBTA se lanzó a la obtención de tierra urbana disponible para construir las primeras viviendas que fueron financiadas por el ya mencionado programa federal. Ocuparon un predio ubicado en el barrio Alto Comedero, en la parte 'alta' de San Salvador, abandonado, sucio y con malas condiciones de suelo. Luego de esa ocupación del espacio, podemos advertir su territorialización, con un fuerte anclaje local y una identidad afectiva: "es nuestro barrio, nosotros lo hicimos, nosotros tenemos que defenderlo y cuidarlo", "más de una vez nos han querido sacar, pero de ahí no nos mueve nadie, ese barrio lo hicimos nosotros", o frases similares son habitualmente enunciadas por los entrevistados de la Tupac Amaru.

La organización pasó a controlar ese espacio, transformado en territorio mediante un proceso de territorialización. Una buena parte del barrio Alto Comedero estaba conformado por el barrio de viviendas de la Tupac Amaru. Construyeron allí 3.000 viviendas y le llamaron (y así se leía en su entrada principal) el cantri de la Tupac: muy claramente diferenciado su perímetro, sus casas todas iguales, en el interior del barrio se disponía de una escuela y guardería infantil, un polideportivo y un parque acuático (con la pileta más grande de todo el noroeste argentino), un centro cultural (contando incluso con un cine), un centro de salud, el Centro Modelo Integral de Rehabilitación (CEMIR), una fábrica textil, una de bloques, una de muebles de caño, una metalúrgica y otros emprendimientos. Todos espacios territorializados: construidos y gestionados por la organización cuyos miembros convivían y compartían sus espacios: la territorialidad no responde solo a criterios funcionales, sino también, afectivos y simbólicos. La organización reconstruyó la vida social en ese territorio que devino en espacio territorializado y vivido (Hiernaux y Lindón, 2004).

Todo este desarrollo ha sido relatado en tiempo pasado, puesto que en la actualidad se encuentra en franco proceso de desmantelamiento. El 25 de octubre de 2015 se realizaron las elecciones nacionales en Argentina, contienda en la que se elegía el presidente de la nación (que se definiría posteriormente en segunda vuelta entre los candidatos Mauricio Macri (Cambiemos) y Daniel Scioli (Frente Para la Victoria, FVP), saliendo vencedor el primero y algunos de los gobernadores provinciales en aquellas provincias que definieron no desdoblar las elecciones regionales. La provincia de Jujuy fue una de ellas y en dicha fecha obtuvo su victoria el hasta entonces senador provincial por la Unión Cívica Radical (UCR) y candidato del nuevo frente Cambiemos, Gerardo Morales, un histórico rival de Milagro Sala que había centrado su campaña electoral confrontando con ella y con la Tupac Amaru.

Este cambio de escenario, coronado con el triunfo de Mauricio Macri a nivel nacional un mes después, significó el inició de un proceso de aniquilamiento de la Tupac Amaru en Jujuy que, en relativamente poco tiempo, muestra resultados sorprendente y dolorosamente exitosos. El encarcelamiento de Milagro Sala, desde hace más de dos años y medio al momento de escribir estas líneas, junto con más de una decena integrantes de la organización es el dato represivo más escandaloso que articula con el desmantelamiento de la red de trabajos, cooperativas y servicios que organizaba la Tupac.

Uno de los interrogantes que guían este trabajo, teniendo presente este nuevo contexto y el complejo entramado que podría explicarlo, se concentra en el proceso de débil institucionalización de la organización y en el rol que se le asignó a las formas de la economía social mediante el trabajo organizado en cooperativas. Este 'andarivel' organizativo corrió de manera paralela al desembarco de la organización en el entramado de la política electoral, con la conformación del partido FUYO con el cual compitieron en las elecciones de 2013 y 2015.

Ambos canales organizativos confluyen, sostengo, en el desarrollo territorial de la organización: las cooperativas de trabajo producen espacio, se territorializan a través de las tareas cotidianas que realizan en y a través del fruto de su trabajo, la construcción de viviendas erigidas en barrio "propios". La constitución del partido político, gestado como herramienta eminente y exclusivamente electoral, tiene como base de sustentación, afiliación y espacios de militancia el territorio construido previamente por la OBTA. Con estos elementos y datos de partida, consideraré la particular coyuntura de desterritorialización y su impacto diferencial en ambos eslabones organizativos. Pero antes de adentrarme en este análisis, se vuelve necesario presentar las herramientas conceptuales utilizadas.

Algunas herramientas de análisis: acción política, espacio y economía social

Con el horizonte de aportar a comprender las formas, las particularidades y potencialidades de la acción política o politicidad de las clases populares en Argentina, me propongo indagar en los aportes de diferentes tradiciones del pensamiento de las ciencias sociales. La sociología política y su interés por las instituciones políticas; la antropología política interesada por los entramados de prácticas y sentidos que dan cuenta de la política en la vida cotidiana y la geografía crítica y sus aportes en torno al territorio como elemento intrínsecamente ligado al poder y a lo político. Respecto a la tradicional distinción entre política institucional y no institucional o extra-institucional que habitualmente puebla los trabajos provenientes de la ciencia política y de la sociología política, es posible considerar que remiten a una caracterización del sistema político que debe, al menos, ser revisada.

Retomo a O´Donnell para definir las instituciones y, específicamente, las instituciones políticas:

Las instituciones son pautas regularizadas de interacción que son conocidas practicadas y regularmente aceptadas (aunque no necesariamente aprobadas normativamente) por agentes sociales que mantienen la expectativa de seguir interactuando conforme a las reglas y normas -formales e informales- que rigen esas pautas. (...) Las instituciones políticas tienen una relación reconocible y directa con los principales temas de la política: la elaboración de las decisiones gubernamentales obligatorias dentro de un territorio dado, los canales de acceso a los roles decisorios y la formación de intereses e identidades que demandan ese acceso. (O'Donnell, 1997, p. 289-290)

Considero importante desnaturalizar lo que se asocia desde el sentido común con lo institucional como aquello normado, aprobado jurídicamente, legal y aceptado como 'correcto'. Es claro el limitado alcance que tiene esta perspectiva para comprender muchos de los fenómenos de la política y de la vida social que tienen lugar y que son determinantes a la hora de definir los mecanismos de dominación. Específicamente me refiero a otras formas de institucionalización, que O'Donnell asocia al particularismo o clientelismo en su trabajo ya clásico denominado Otra institucionalización, y que coexiste en incómoda tensión con y dentro de las instituciones formales de lo que el autor denomina el complejo institucional de la poliarquía, es decir, de la democracia. Por eso habla de las democracias "institucionalizadas informalmente" (O'Donnell, 1997, p. 307), aludiendo a ciertas prácticas fuertemente arraigadas en las modalidades políticas de varios de los países de Latinoamérica, que pueden entenderse como instituciones no formales (aludiendo con el término formal al complejo institucional poliárquico).

Esta es una interesante mirada desde la cual argumentar el desacuerdo con la necesaria ligazón que suele aplicarse entre las prácticas y formas políticas de los sectores populares y lo extrainstitucional, lo marginal y, en casos extremos, incluso con lo ilegal. Sin embargo, esta posición no es solo asumida por quienes podrían considerarse 'detractores' de la politicidad popular, sino por los propios sujetos sociales que encarnan la organización y la canalización política de los sectores populares. Estimo que el caso que analizo en este trabajo puede considerarse un ejemplo de ello.

Pero para poder comprender los alcances y las formas de la política que adoptan los sujetos en acción, considero necesario dar cuenta de las prácticas cotidianas que alimentan la identidad, el contenido y las formas de la política en cada caso a analizar. Para esto son valiosos los aportes de la antropología política que posee una perspectiva centrada en los sujetos, sus tramas y prácticas que hacen de la política un aspecto inseparable de la vida social, sus tiempos y procesos.

(...) no se entiende aquí por política sólo la acción institucionalizada de los partidos. La dimensión política de la vida social, en un sentido antropológico, se refiere a la fijación contingente de lazos y estructuras de poder, de formas de categorización y de significación de jerarquías que, partiendo de interacciones diversas, micro y macrosociales, tienden a vincularse con las propias modalidades de organización social. (Grimson, etal. 2009, p. 15)

Bajo este mismo sentido, considero que las prácticas y sentidos de la vida se constituyen en y por el espacio social; los procesos de cambio y las acciones transformadoras se inscriben en un espacio. De acuerdo con las palabras de Lefebvre:

Una revolución que no da lugar a un nuevo espacio no llega a realizar todo su potencial; embarranca y no genera cambios de vida, tan sólo modifica las superestructuras ideológicas, las instituciones, los aparatos políticos. Una transformación revolucionaria se verifica por su capacidad creativa, generadora de efectos en la vida cotidiana, en el lenguaje y en el espacio, aunque su impacto no tenga por qué suceder necesariamente al mismo ritmo y con similar intensidad. (Lefebvre, 2013, p. 112)

Henri Lefebvre es uno de los autores que más ha insistido en la centralidad del análisis del espacio en tanto herramienta de comprensión de la sociedad. Propone la categoría de espacio social, construyéndola a raíz de la conjunción del espacio físico-mental y social; es decir, postula la multidimensionalidad del espacio en tanto producción social, resaltando su carácter contingente e histórico: la producción del espacio como proceso necesario para la constitución de la sociedad misma en cada modo de producción (Lefebvre, 2013).

Me propongo operacionalizar la propuesta analítica de Lefebvre en torno al espacio social en dos conceptos de un nivel de generalidad menor que son, por supuesto, distinguibles analíticamente pero que conviven entramados y superpuestos en la vida real: territorio y lugar, siendo el primero resaltado en este trabajo como fundamental para poder comprender las acciones políticas: "La especificidad del territorio proviene de su asociación con las relaciones de poder, es decir, permite introducir la variable política al pensar el espacio construido en tanto territorio como producto de relaciones de poder, de dominación y resistencia." (Torres, 2016).

La manifestación espacial del poder se fundamenta en relaciones sociales determinadas, en diferentes grados, por la presencia de energía -acciones y estructuras concretas- y de información -acciones y estructuras simbólicas-. Lopes de Souza (1995), en este mismo sentido, enuncia que el territorio es el espacio determinado y delimitado por y a partir de relaciones de poder que define así un límite y que opera sobre un sustrato referencial, en definitiva, el territorio es definido por relaciones sociales. Tal como lo había sostenido ya Simmel a fines del siglo XIX y principios del XX: "El límite no es un hecho espacial con efectos sociológicos, sino un hecho sociológico con una forma espacial" (Simmel, 1939, p. 216).

Un territorio supone un espacio determinado y controlado socialmente, en el cual se ejerzan relaciones de poder que permitan su control, la definición de quiénes tienen acceso a él y quiénes no, la determinación de sus usos posibles: ¿el territorio, entonces, puede entenderse como dimensión constitutiva de lo político? A partir de la perspectiva defendida, la respuesta es afirmativa. Específicamente los llamados procesos geográficos de territorialización-desterritorialización y reterritorialización (T-D-R) configuran una manera de comprender el territorio en su dinámica de construcción y transformación, tal como los define FernandesManͧano (2005)(3):

La expansión y/ o creación de territorios son acciones representadas por la desterritorialización. Ese movimiento explicita la conflictualidad y las contradicciones de las relaciones socioespaciales y socioterritoriales. Debido a esas características, ocurre al mismo tiempo la expansión y la destrucción; la creación y el reflujo. Ese es el movimiento del proceso geográfico conocido como TDR, o territorialización - desterritorialización - reterritorialización. (p.5)

Por otro lado, coincido en la necesidad de articular la dimensión política y económica, como parte del mismo proceso social que también es espacial. Esta perspectiva es propia de algunos enfoques en torno a la economía social solidaria. El término economía social solidaria alude a un conjunto heterogéneo de concepciones y enfoques teóricos, realidades socio-económicas e institucionales, y prácticas empresariales y asociativas que, desde el último cuarto del siglo XX, vienen desarrollando un creciente sentido de pertenencia a una forma diferente de entender el papel de la economía y los procesos económicos en las sociedades contemporáneas.

Se puede considerar genéricamente como parte de la economía social solidaria a todas aquellas actividades de contenido económico desarrolladas por entidades en las que el ánimo de lucro (es decir, el afán por la obtención de una renta por los capitales invertidos) no es la motivación principal que guía a los actores. Por el contrario, el protagonismo en estos emprendimientos lo tiene el hombre, sus necesidades y la satisfacción de éstas a través de un accionar que no pierde de vista la importancia del valor humano por sobre el capital.

La economía social solidaria supone un intento de repensar las relaciones económicas desde nuevos parámetros. Frente a la lógica del capital, la mercantilización creciente de las esferas públicas y privadas, y la búsqueda de máximo beneficio, la economía social solidaria persigue construir relaciones de producción, distribución, consumo y financiación basadas en la justicia, cooperación, la reciprocidad y la ayuda mutua. Frente al capital y su acumulación, la economía solidaria pone a las personas y su trabajo en el centro del sistema económico, otorgando a los mercados un papel instrumental siempre al servicio del bienestar de todas las personas y de la reproducción de la vida en el planeta. Propongo desandar este recorrido teórico a la luz del análisis empírico de la Tupac Amaru en San Salvador de Jujuy.

Cooperativas de trabajo de la OBTA

El caso particular que representa las cooperativas de trabajo mediante las cuales la OBTA estructuró su organización y desarrollo, merece ciertas aclaraciones importantes. Las Cooperativas de trabajo, sin duda, pueden ser entendidas como una de las formas de la economía social y solidaria. Sin embargo, en el caso bajo estudio dichas cooperativas no son propiamente tales, sino que son organizadas y gestionadas por el Estado (en este caso particularmente por el Estado nacional). Por eso las denominaré Cooperativas de origen y gestión estatal y se trata de unidades productivas creadas por el Estado para cumplir con algún servicio comunitario y/o para generar trabajo. El sueldo a los trabajadores lo paga el Estado y las decisiones estructurales las toman los funcionarios.

Posiblemente el aspecto en el cual se puede identificar una incidencia mayor del espíritu propio de la economía social y solidaria es en el atinente a las relaciones laborales. Para algunos funcionarios del kirchnerismo, estas cooperativas tenían como objetivo transformarse en un eslabón necesario que permita la recuperación de la cultura del trabajo en un sector de la sociedad fuertemente golpeado por las políticas neoliberales.

Desde el Ministerio de Desarrollo Social, hemos venido aportando a la promoción del desarrollo local y la economía social, interviniendo en la cultura, los saberes y los haceres, las tradiciones y los vínculos afectivos y solidarios que es desde donde se construyen los proyectos colectivos. La economía social no solamente produce un ingreso para mejorar la calidad de vida, sino también promueve la organización de la comunidad. Y lo que fundamentalmente permite es construir vínculos solidarios, un espacio colectivo y una movilización popular con una organización mucho más digna y que hace a la calidad de vida de las personas. La economía social genera empleos e ingresos. (Kirchner, 2007, p. 37)

Las cooperativas son financiadas por el Estado y, tal como están planteadas, no las guía un espíritu de lucro. Sin embargo, la apuesta que estaba detrás de estos programas de gobierno tenía que ver con la generación de empleo genuino en el marco de la disputa con el sentido asistencialista propio de los programas sociales de atención al desempleo y la pobreza conocidos en el lenguaje coloquial y mediático como 'planes sociales'. Se esperaba que estas cooperativas pudieran en algún momento dejar de depender del financiamiento estatal.

Las cooperativas de la Tupac Amaru en Jujuy en 2015 alcanzaban el número de 157, de las cuales cinco eran textiles y el resto eran cooperativas de viviendas, estaban todas compuestas por 16 miembros, de los cuales uno es el presidente. Como se trata de cooperativas gestionadas por el Estado, es a través del presidente que se paga el salario a todos los cooperativistas y éste se selecciona entre los miembros con más experiencia y de mayor confianza dentro de la organización, esto de acuerdo con el relato de una de las entrevistadas:

P: ¿Los cooperativistas cobran a través del Ministerio?

-Claro, en las cooperativas el presidente se encarga de cobrar la plata y le hace llegar al cooperativista.

P: ¿Y quién o quienes definen quien es el presidente?

- En el caso nuestro, nosotros cuando empezamos con esto éramos un grupito muy reducido entonces todos hemos sido presidentes, primero delegados y después presidentes de cooperativas.

P: ¿Los miembros más antiguos de la organización, digamos? ¿Los que están hace más tiempo?

-Claro.(Entrevista a Yina, responsable del ́rea de administración de las Cooperativas, Sede central, octubre 2015).

El desarrollo de las tareas en dichas cooperativas recrea formas de trabajo colaborativas, acompañadas por el sentimiento de pertenecer a una organización y, en algunos casos, considerarse militantes y, por tanto, compañeros de militancia de sus pares en el trabajo cotidiano. Sin caer en una postura romántica que suponga que estos colectivos de trabajo están exentos de conflictos y disputas, sí es posible señalar que en muchas ocasiones esos conflictos y esas disputas provienen justamente del hecho de pertenecer a una misma organización y, por ende, tienen rasgos diferentes a los conflictos que puedan surgir en una cooperativa con otra trayectoria.

En mi trabajo de campo he podido comprobar que la solidaridad y la ayuda mutua es moneda corriente para aprender y desarrollar las tareas entre los cooperativistas; los valores de la solidaridad, el compromiso, el agradecimiento y el esfuerzo son los que guían la cotidianeidad territorial y laboral de las cooperativas de la Tupac. También es política de la organización rotar a los trabajadores en diferentes puestos y áreas de trabajo para que aprendan diferentes aptitudes y se sientan parte de una organización, apuntando a que se comprenda que no es 'sólo' un trabajo.

Queríamos ayudar a más personas... y todos éramos conscientes porque nadie sabíamos hacer nada, entonces era por ahí la mujer que se ponga a hacer finos, que era un trabajo más liviano hacer finos, el varón que levante la pared, y de a poquito podía perfeccionarse en hacer eso, y después "vos tenés que perfeccionarte en colocar cerámicos" y "vos en colocar machimbre" y después a la vez que todos sabíamos, vos le tenías que enseñar a otro como colocar... (Horacio, responsable del Grupo de Género, S.S. de Jujuy. Abril 2015)

Son cooperativas que tienen una dinámica atada a la organización, de allí que carezcan de un horario fijo de trabajo, sino que también se contemplan las movilizaciones, las actividades de campaña y/o los días en los que se celebra algún acontecimiento (el día del niño, por ejemplo) como 'días de trabajo' y sea habitual extender la jornada laboral o los días de trabajo si es necesario finalizar una tarea o una obra con urgencia. Tal como lo señala Battezzati (2014), esta modalidad tendría para los trabajadores de la Tupac un efecto en la consolidación de una identidad en la que el trabajo y la movilización son entendidos más como una continuidad que como una ruptura, hecho que diferencia a éstos de un típico trabajador sindicalizado del sector formal. "Los días que éstas [las movilizaciones] son organizadas, las cooperativas no trabajan y los cooperativistas deben asistir a las marchas como si fuera un día más de trabajo" (Battezzati, 2014, p. 23).

Las cooperativas de vivienda resultan ser el esqueleto organizativo fundamental de la organización, su trabajo es el que organiza y permite la realización y el trabajo en las diferentes áreas de acción de la Tupac: el área de salud (centro de salud en la sede con variadas especialidades y aparatología de alta complejidad; sedes de salud descentralizadas en los barrios de la ciudad de Jujuy y de localidades del interior de la provincia), área de educación (la escuela primaria, el colegio secundario, el colegio secundario para adultos y el terciario), área de cultura (la radio, el funcionamiento del cine y de los diversos centros culturales, bibliotecas y grupos de trabajo), área de deporte (polideportivos en todos los barrios, equipo de natación, organización de colonias de vacaciones).

Las áreas en las cuales la Tupac desarrolla sus actividades cubren un amplio espectro de las actividades de la vida cotidiana de cualquier persona y, como es previsible, van transformándose e incorporando nuevas y sentidas demandas y necesidades. Pero financieramente, todas esas actividades dependen de los ingresos estructurados a partir de las cooperativas, ergo, del Estado. A título de ejemplo cito un pasaje de una de las entrevistas realizadas a una joven mujer, miembro de la Tupac y empleada del bachillerato:

-Acá el colegio forma parte de las cooperativas, nosotros no tenemos ningún portero, ningún preceptor, salvo los profesores que cobran por cargo. Nosotros cobramos con las cooperativas, nosotros dependemos de las viviendas.

P: ¿Ustedes tienen Monotributo Social? tienen la obra social del monotributo?

- No, nosotros la obra social que tenemos es de la Tupac. (Entrevista a Mónica, preceptora en colegio secundario Olga Aredes. Abril 2015)

Este entramado organizativo, requeriría mucho más espacio para poder ser explicado en toda su complejidad, pero mi interés es resaltar aquí la fuerte dependencia de todo el desarrollo de la organización de los ingresos provenientes de las cooperativas y que las mismas no llegaron a independizarse nunca del financiamiento estatal, sin duda parte de un proceso complejo y plagado de obstáculos. Es un dato objetivo que la inversión de dicho financiamiento redundó en un entramado de servicios y equipamiento que asombraba a quien se aprestaba a recorrer el barrio de la Tupac, su sede, sus instalaciones educativas, deportivas y de salud. No puede negarse que ese dinero fue puesto al servicio de las necesidades y deseos de los sectores más postergados de la provincia, pero dicha dependencia estatal hizo vulnerable a la organización.

En los primeros momentos, por darte un ejemplo, era difícil conseguir un plan o una cooperativa, entonces eso llevaba a la marcha, a la confrontación, a la lucha. Pero después llegó un momento en el que se propició, creo, el espacio, con el cambio de gobierno cuando asumió Cristina... porque con Kirchner más o menos hubo que demostrarle que uno quería trabajar... con Cristina, es como que de alguna manera ya habíamos demostrado los primeros años entonces es como que no había que seguir. Y era en ese momento donde la organización tendría que haber apostado a decir: vamos a fortalecer nuestras instituciones. Vamos a fortalecer nuestras fábricas, vamos a fortalecernos a nosotros en este crecimiento. (Jorge, responsable de los talleres de formación profesional, galpón recuperado de la vieja estación, S.S. de Jujuy. Octubre 2015)

A través de las palabras del entrevistado referidas al fortalecimiento de nuestras instituciones, creo que se aborda una de las grandes dificultades de estas experiencias de economía social por lograr autonomía del Estado y, por tanto, de las fuerzas políticas que lo ocupen. Así se explica que, ante el cambio de escenario político ya reseñado, y la consecuente interrupción abrupta de esta vía de recursos, acompañado por un proceso de persecución y represión política y judicial a los miembros de la organización, se está llevando a cabo un desmantelamiento asombrosamente rápido de la estructura organizativa de la Tupac. Se asiste a un proceso de profunda desterritorialización de la organización que no hace más que resaltar el carácter político, y por tanto contingente, del concepto territorio. Otra fue la trayectoria seguida por el proceso de institucionalización política del movimiento a partir de la creación de un partido político para competir electoralmente.

Elecciones, candidatos y campañas

La creación del partido en 2012 es una decisión tomada por la organización en pos de tener una herramienta mediante la cual la Tupac extienda su actividad, sus prácticas y opiniones a espacios institucionales de decisión política pública. La voz de la máxima dirigente de la organización fue relevada por diferentes medios de comunicación en ese momento:

El año pasado tuvimos una experiencia muy bonita. Cuando salimos a hacer campaña para Cristina y para Fellner, fuimos a las comunidades y la gente me preguntaba: ¿por qué no sos candidata vos?, ¿por qué le tenés que hacer campaña a otros? Y nosotros decíamos que somos organizaciones sociales, que no queríamos ser candidatos (...) Muchos compañeros piden que seamos candidatos,que si supimos resolver los problemas de trabajo, de salud, de educación y el tema de la vivienda de miles de compañeros que son parte de nuestras organizaciones es hora que lo hagamos para todos los jujeños. Que seamos partícipes de un Jujuy que nos incluya a todos. (́mbito financiero, 19/06/2012)

Nosotros no vamos a ir a las tribunas a decir qué vamos a hacer, nosotros decimos que vamos a continuar haciendo lo de siempre. (Telam, 26/03/2013)

La explicación 'oficial' hace eje, entonces, en dos cuestiones: en la demanda de ciertos sectores de la sociedad que se sienten representados por lo que hace y dice la organización y en la fuente de legitimidad que proviene de su carácter de militantes sociales, militantes de base que pueden replicar lo realizado entre los miembros de la organización a todos los ciudadanos de la provincia, a través de la representación política formal y el poder de tomar decisiones que dicho espacio posibilita.

En este trabajo propongo detenernos en el análisis de una de las facetas que constituyen este proceso de convivencia, fusión o desdoblamiento entre una organización partidaria y una organización social: la perspectiva de los cuadros medios de la Tupac al momento de dar cuenta de la 'novedad' del partido y las tensiones originadas en su interior. Si bien son claramente 'todos lo mismo', puesto que el partido nace como una nueva forma de seguir desarrollando las mismas actividades y objetivos de la organización social, aparece un interés por llegar a más personas, representar a todos los jujeños y, como expresan los testimonios, cambiar las "formas", ya no estar tanto "en la calle", sino promover cambios desde los ámbitos institucionales. Esto puede observarse en el siguiente registro de campo. Varias de las personas con las que estaba conversando en torno a la aceptación o rechazo que perciben de la sociedad jujeña, manifestaron dialogando conmigo y entre sí:

-¿sabes hace cuánto que nosotros no hacemos un piquete o un acampe? Si movilizamos dos o tres veces este año fue mucho y siempre cuidando las formas... hasta salimos a limpiar después de la campaña... pero igual nos siguen tildando de sucios

-o de vagos! Y mira cómo trabajamos, desde primera hora del día, y a veces son las 9 o 10 de la noche y todavía estamos en la sede... o anda a la obra de la escuela en el barrio... hasta días feriados a veces trabajan para llegar con los plazos y terminar la obra rápido. (Nota de campo, S. S. de Jujuy, 16/04/2015)

Esta postura y preocupación es confirmada durante una entrevista en profundidad a uno de los máximos dirigentes de la organización, quien sostuvo expresamente:

(...) estos compañeros que salen a la calle se sienten mejor respaldados desde que somos partido político. Porque hay una sociedad que ha entendido que un grupo de gente insurrecta se ha institucionalizado. (Juan Cruz, S. S. de Jujuy, 13/04/2015)

Este mismo entrevistado, luego nos manifestó que, para sostener la institucionalización como una cosa creíble, la organización "bajó los decibeles" en su presencia callejera, evaluando que el contar con un partido político e incluso tener diputados propios, habilita otras estrategias y otorga cierta entidad institucional a la hora de canalizar demandas, protagonizar negociaciones y disputar conquistas. Existe una dimensión simbólica y cultural de mucha fuerza: los tupaqueros en muchos gestos, cánticos, conversaciones parecen buscar incansablemente ser aceptados por una sociedad jujeña que los desprecia una y otra vez. La creación del partido es, quizás, una de las formas más acabadas para transformar, parafraseando a García Linera (2009) esa "potencia plebeya" que nutre las filas de la Tupac en política 'normal', respetada e incorporada, al fin, al escenario de los poderes que gobiernan la provincia.

Pero, repito, si bien son lo mismo, cada una de estas estructuras mantiene ámbitos de recreación del poder diferenciales y genera también temores y desconfianza entre los límites y fronteras que permiten su distinción:

-Desde que se creó el partido, ¿vos viste alguna diferencia, cambió en algo la organización?

-La única diferencia es que ya ella [Milagro] esta... está más pensando como en el partido que como referente de la organización... yo veo esa diferencia... yo a veces les digo a los chicos... yo no soy partido, soy organización... yo sigo siendo tupaquera, no quiero ser... somos todos lo mismo, estamos del mismo lado, pero hay una pica con los del partido... yo les digo ustedes ahora salen a hacer trabajo social, nosotros seguimos haciendo lo de siempre... esa es la diferencia interna nuestra, pero Milagro va a seguir siendo la misma, lo único que antes era todo la Tupac ahora tiene que mirar un poquito más... por ahí te diría que es medio complicado... muchos tienen miedo que Milagro se olvide, un poco de la Tupac, pero si eso está bien, todos vamos a estar incluidos ahí. Hacer que toda la gente sea tupaquera va a ser imposible, nosotros vamos a seguir siendo tupaqueros, pero otra gente no. (Yina, Responsable área de administración de las cooperativas, S. S. de Jujuy, 13/04/2015)

Es interesante analizar cómo el pasaje de la militancia 'social' a la militancia 'política', remite a una discusión teórica entre la literatura académica que ha realizado grandes aportes para argumentar la débil frontera que separa esos dos campos, buscando un entendimiento integral de las prácticas político sociales. Sin embargo, en los discursos y sentimientos de algunos de los propios protagonistas esta línea demarcatoria sigue funcionando a la hora de legitimar sus acciones y definir identidades.

Ningún habitante de Jujuy tiene duda alguna respecto a que el FUyO es la Tupac, sin embargo, los principales candidatos y figuras del partido para, por ejemplo, la capital de la provincia no fueron los militantes tupaqueros. El FUyO, además de vectorizar el proceso de transformación implicado en la incorporación de la dimensión institucional formal, asociada a la práctica electoral y representativa de la democracia liberal, funcionó como una suerte de 'reconfirmación' de la Red de Organizaciones Sociales e incorporó como candidatos a, por un lado, miembros de algunas de las organizaciones principales de dicha red; por otro lado, a los miembros de la Tupac que tenían alguna formación profesional y, por último, a familiares de dirigentes de la Tupac que también tenían esta formación y que provenían de militar en la estructura del PJ.

Es decir, las personas que ocuparon los lugares y candidaturas con mayor visibilidad no fueron los militantes de la Tupac más fuertemente vinculados a la militancia social-territorial de la organización. Esto, entiendo que también tiene un fuerte impacto a la hora de demarcar límites de distinción y diferenciación entre quienes pueden militar en el barrio, en la Tupac, en lo social y quienes pueden militar en el partido, en la política formal. Queda pendiente el interrogante en torno al lugar donde se encuentra la fuente de contenidos y rasgos que hacen a la identidad política de este entramado y, también, en torno a cómo se construye el poder y el capital político del que disponen. Esta cuestión será retomada más adelante.

En otro sentido, la alianza con el PJ provincial, conducido por Eduardo Fellner y al que durante años la Tupac estuvo enfrentada, también puede comprenderse como un acuerdo superestructural que reflejaba una lógica desanclada de las disputas y sentimientos asociados a la militancia en el territorio.

(...) Porque nosotros sabíamos ahora que la organización no puede estar sola en lo que es política, se tuvo que aliar a otro grupo, porque viene otro político, Morales, que viene a destruir a la Tupac (...) Hoy día estamos con Fellner, que le cortamos puentes y todo con marchas y reclamos, y hoy día estamos con él pero no es porque estemos casados ni le estamos firmando un cheque en blanco, y el día de mañana seguramente no vamos a estar con Fellner, porque hay algunas cosas que no coincidimos con Fellner. (Entrevista Grupo de Género de la Tupac: Horacio. Cemir, Alto Comedero. 10/04/15

Dicha alianza con el PJ provincial, que toma forma para presentarse a las elecciones de 2015, es producto de la necesidad de derrotar a Morales, tal como expresó con claridad uno de nuestros informantes "Nos une el espanto". Esta alianza, sin embargo, refuerza los sentimientos propios en torno a los elementos que son valorados como propios del 'nosotros' tupaquero. Los militantes de la Tupac se consideran militantes en y desde los barrios, y en dicho anclaje territorial comprenden que han construido su capacidad de movilización y su cercanía con la gente y sus necesidades.

Para coronar este proceso de alianza conflictiva con Fellner en contra de la candidatura a gobernador de Gerardo Morales, los resultados electorales de octubre de 2015 fueron devastadores. Morales obtuvo un triunfo contundente, bajo una campaña que se valió casi exclusivamente en atacar la experiencia de la Tupac Amaru y en manifestar su voluntad de desarticularla.

Resultados electorales del FUyO: 2013 y 2015

El FUyO se presenta a elecciones por primera vez en las legislativas de 2013, presentando una boleta propia de diputados provinciales y legisladores municipales, en las elecciones que se llevan adelante el 27 de octubre de dicho año. El partido creado por la OBTA se posicionó en tercer lugar, demostrando un desempeño electoral indudablemente exitoso. Obtiene en esa oportunidad más de 48 mil votos (12,22% del total de votos provinciales) que se traducen en cuatro bancas de diputados provinciales y una decena de concejales. En ocasión de su posterior presentación, en las elecciones generales de 2015, el FUyO obtiene casi 21 mil votos menos que en 2013: un total de 27.300. Comparando los datos para el municipio de San Salvador de Jujuy, observamos el Cuadro 1.

Cuadro 1. Comparativa desempeño electoral de FuYO para diputados provinciales Jujuy, elecciones de 2013 y 2015
Fuente: elaboración personal con base en datos disponibles en http://www.tribelectoraljujuy.gov.ar/

 

Cuadro 2. Comparativa desempeño electoral de FuYO para concejales municipales S.S de Jujuy, elecciones de 2013 y 2015
Fuente: elaboración personal con base en datos disponibles en http://www.tribelectoraljujuy.gov.ar/

¿Cómo puede explicarse un desempeño tan exitoso, seguido de una caída tan importante en tan poco tiempo? Los análisis electoralistas abundan y ciertamente la volatibilidad del electorado es un comportamiento que ya es considerado habitual en los contextos contemporáneos de lo que Bernard Manin denominó como "democracia de 'audiencia'" (Manin, 1998, p. 267). Este trabajo no pretende contribuir a ese debate, pero sí importa señalar el fuerte impacto que tuvo en el ánimo de la organización el resultado electoral de octubre de 2015.

Durante mi trabajo de campo realizado con posterioridad a dichas elecciones pude sentir y escuchar un estado de desánimo y desaliento generalizado en la organización, especialmente acentuado entre sus dirigentes y cuadros medios. A dicho desaliento se le sumaba un profundo cansancio, producto de una agresiva e intensa campaña que para todos mis interlocutores fue claro que recayó exclusivamente en los hombros de la Tupac. Las 'quejas' referidas tanto al abandono del partido justicialista de Fellner como de las hermanas organizaciones de la Red para apoyar e intensificar las actividades de campaña, fueron múltiples y repetidas.

Nuevamente, pude observar que el entramado territorial de la militancia de la organización era el que se valora como propio, intransferible y único, se sucedieron testimonios en la asamblea general de la OBTA, realizada el 29 de octubre en el patio interno del colegio (frente a la sede de la Tupac), que recuperan estos sentidos: "La Red fracasó, no hicieron un esquema de desarrollo territorial a la altura de las circunstancias"; "͉l nos hizo perder a nosotros [por Fellner], ahora que no se queje"; "La campaña, la militancia la puso toda la Tupac, que es la que está en todos los barrios y en todos los rincones de la provincia".

De movilizaciones y actos de campaña: recorridos y entramados

Tomaré como referencia el mes anterior a las elecciones de octubre de 2015 para relevar las noticias referidas a las actividades desarrolladas por la OBTA y el FUyO, difundidas por el twitter y la página web del FUyO y el twitter de la OBTA. Nos detendremos no solo en el texto sino también en la observación de las fotos y materiales audiovisuales, buscando discriminar las prácticas territoriales que suponen una línea de continuidad con las habituales actividades de la OBTA en sus barrios, polideportivos, centros de salud y escuelas; las prácticas electorales: actos de campaña, presentaciones judiciales electorales y las movilizaciones reivindicativas.

Es posible observar que la mayoría de las prácticas que la OBTA da a conocer por sus redes sociales tienen relación con las actividades sociales y organizativas de su vida cotidiana: mostrar los personajes de la Carroza del Secundario Olga Arédez que depende de la Tupac; el comienzo de un taller de Tejido en Telar Rústico y Bastidores, las actividades deportivas desarrolladas por el equipo de natación de la Tupac, etc. Mientras que la mayoría de las prácticas que da a conocer el FUyO tienen que ver, como es lógico y previsible, con actividades propias de la campaña electoral en el mes previo a las elecciones. En ningún caso han sido dadas a conocer movilizaciones sociales reivindicativas, con la excepción de una movilización de orden simbólico o cultural como lo es la movilización de los Pueblos Originarios conmemorando el día de la Resistencia indígena. Esto último no solo obedece a la fuerte recarga de actividades concentradas en la campaña sino a una lógica propia de invisibilización de algunas medidas y prácticas que, aun siendo llevadas a cabo no se dan a conocer o se reivindican a través de los órganos de prensa propios de la organización o del partido.

Lo que este análisis, sin embargo, me ayudó a descubrir es la manera en la cual se desarrollan las actividades, formas que permiten difuminar y matizar o subrayar y patentizar los límites de las identificaciones y marcas de identidad.

Tanto las actividades que se dan a conocer como parte del desarrollo de la Tupac Amaru como las que se dan a conocer como partido político, es decir como FUyO, se desarrollan por personas que poseen de manera indistinta remeras, gorras o banderas de la Tupac o del FUyO, pero siendo las vías de la comunicación de uno u otro las que organizan la diferenciación. Por una parte, las tareas cotidianas, territoriales y asociadas a la necesidad, se presentan vinculándose con la Tupac Amaru, mientras que las tareas de campaña de visibilización pública de propuestas y recorridas proselitistas son presentadas como FUyO.

Aun cuando las personas sean las mismas y las remeras con las que se vistan puedan ser indistintamente del FUyO o de la OBTA, esta distinción en términos de división de tareas y registros permite comprender las palabras citadas de la entrevista a Yina con mayor claridad: no todos se sienten del partido, el partido es otra cosa y la pertenencia y sentido de identidad sigue estando asociada a la Tupac y su militancia territorial, propia de "otra institucionalización" (O'Donnell, 1997, p. 305). Propia de una institucionalización que no es la considerada 'normal' y genuina de la democracia representativa: la participación en elecciones a través de un partido, pero es la que alimenta y soporta la identidad política, amparada en procesos territoriales que suponen otro uso del territorio, con reglas propias de construcción.

Palabras finales: procesos territoriales, economía solidaria y política electoral en la OBTA

Propongo algunas primeras conclusiones y nuevos interrogantes luego de lo expresado a lo largo de este trabajo. La apuesta de la Organización Barrial Tupac Amaru, orientada a dar respuesta a las necesidades de miles de jujeños supuso un horizonte ambicioso, teniendo en cuenta el desolado contexto del que surge. Dicha orientación supo construir un camino exitoso garantizado, en parte, por el aporte financiero del Estado en su nivel federal. Sin embargo, este aporte no habría sido suficiente sin el anclaje territorial construido con el esfuerzo de todos los miembros de la Tupac.

Por anclaje territorial me refiero a la producción de otro territorio, diferencial respecto al territorio abstracto del capital. Un territorio politizado por las fuerzas sociales ignoradas y desdeñadas por el sistema de acumulación y de reproducción social de la vida jujeña: los y las pobres, los negros y las negras, los indios y las indias, los y las homosexuales, las madres solteras, los analfabetos y las analfabetas, etc. Un territorio producido a partir de saberes populares y de tradiciones ancestrales como la celebración de la Pachamama, articulados con, por ejemplo, la afirmación de derechos propios de la vida contemporánea como la elección de género, que eran y son resistidos por una sociedad provincial profundamente machista y patriarcal. Territorios donde la salud, la educación, la vivienda, el trabajo, la recreación, el esparcimiento, la cultura se articularon como derechos y valores de la vida cotidiana de las personas y no como valores de cambio definidos por el mercado.

De esta descripción es que considero que los valores de la economía social y solidaria podrían entroncarse en estas formas territoriales populares, puesto que poseen directrices en común. Podemos decir que la finalidad de la economía social es la prestación de servicios a los miembros de una colectividad, de un barrio, de un movimiento social, siendo la ganancia una cuestión secundaria (Coraggio, 2004, 2011). Desde esta perspectiva, el servicio al barrio, la preeminencia de las necesidades de las personas y de la organización, caracterizan las actividades económicas que tienen como objetivo, más que la acumulación de los excedentes y la búsqueda de ganancia, su apropiación colectiva y reinversión con fines sociales. Las practicas territoriales de la Tupac proponen la desmercantilización de lo que consideran derechos conquistados, con el compromiso de dejar de entenderlos como servicios con valor de cambio. Así lo expresa una entrevistada:

Nosotros somos de clase pobre, porque muchas veces nos cerraron la puerta con eso que "tenés que pagar". Para nosotros tiene que ser todo igual, y le queremos enseñar a la gente que siempre tuvo que ser así, que no tenías que pagar para entrar a una pileta a bañarte, nosotros no la teníamos esa plata. No teníamos la salud que es gratis, los medicamentos gratis, nosotros le brindamos y le enseñamos a esta gente que sí puede hacerlo. (Laura, integrante del Grupo de Género y responsable del área de Derechos Humanos, S.S. de Jujuy. abril 2015)

Sin embargo, las experiencias de las cooperativas de vivienda supieron dar forma y sustento a estos procesos de desarrollo territorial pero no supieron conformarse como unidades productivas autónomas del financiamiento del Estado; considero que ésta puede ser una de las razones (aunque no la única) por la cual, ante el cambio del escenario político en el país y en la provincia, el proceso completo peligra actualmente en su continuidad: pasando del proceso de reterritorialización a un nuevo proceso de desterritorialización de un proyecto popular transformador.

Actualmente la Tupac se encuentra en una situación muy delicada resumida en el hecho de tener a varios miembros de su organización presos, con el dato sobresaliente de la prisión de Milagro Sala desde diciembre de 2015. Este es el hecho más radical que, con la pérdida de la libertad, corona de manera dolorosa un sinnúmero de pérdidas en el ámbito social, económico, cultural y político de la organización (cierre de fábricas, pérdida de puestos de trabajo de los cooperativistas, cierre de los polideportivos y piletas, pérdida de emisora de radio y cierre de centros y servicios de salud, etc.). Por su parte el FUyO, perdió no solo afiliados sino representantes que abandonaron el bloque de diputados.

Sin dudas, estos tan recientes y profundos acontecimientos despiertan un sinnúmero de interrogantes y posibilidades de investigación y análisis que no son abordados en este trabajo. Sin embargo, me atrevo a señalar algunos indicios que permiten inaugurar recorridos analíticos. Considero que la suerte del armado político logrado por la Tupac a través del FUyO no logró consolidarse en el breve tiempo que pasó desde su constitución y que, como tal, corre la misma suerte que le cabe a la organización. Por otro lado, ofrece un ejemplo interesante para observar los corrimientos que supone una institucionalización formal de un poder institucionalizado de manera informal. El poder territorial construido por la Tupac, luego de 16 años de recorrido, logró consolidar un proceso de institucionalización informal, signado por la dependencia de los recursos estatales.

El escenario abierto desde diciembre de 2015 se abre sombrío para los destinos de la organización y pone en riesgo el camino recorrido en términos de organización y politicidad popular. Junto con este horizonte incierto, cabe dejar abierto el interrogante en torno a la forma que adoptará la posible institucionalización política de esta alternativa.

Observando lo acontecido durante el lapso de tiempo demarcado por la convivencia de las prácticas movimientistas y partidarias entre el 2013 y el 2015, es posible dar cuenta de un entramado singular de sentidos, que permite encontrar en la institucionalización informal territorial de la Tupac el capital político que intentaron poner en juego en la política formal. Es en sus escuelas y colegios, en sus centros culturales y deportivos, en sus lugares de trabajo, en sus viviendas, en sus centros de salud, en sus piletas, en su cine, en su radio, en sus asambleas donde se lograba encontrar el poder de precisar, decidir y poner en acto las formas de educarse, las formas de trabajar, las formas de divertirse, de movilizarse y de definirse como un nosotros con capacidad de acción y de transformación en y desde dichos territorios. La forma en la cual realizar la transición para que esa experiencia pudiera trasladarse a una lógica ciudadana liberal siempre habría sido problemática y, ante un escenario de revanchismo político como el que supuso el triunfo del adversario político de la organización, significó ya su imposibilidad, bajo dimensiones de orden estrictamente político y represivo.

Cuesta imprimir de optimismo las palabras finales de este trabajo, no obstante, considero que la experiencia de construcción organizativa, identidad cultural y esperanza política que se tejió en torno a la Organización Barrial Tupac Amaru conlleva en sí misma la certeza de que es posible y necesario seguir intentando construir una alternativa política que pueda apostar a una institucionalización popular.

Notas

(1) Para construir este punto de partida, me he basado en referentes bibliográficos que han resaltado la inscripción territorial de ciertos procesos de organización y movilización popular en Argentina, incorporando la referencia específicamente barrial como Delamata (2004); Merklen (2005); Grimson, Ferraudi Curto y Segura (2009) y Gravano (2003), entre otros.

(2) Se lee escrita de manera criolla una palabra de origen inglés -country- que remite a las urbanizaciones cerradas donde residen las clases privilegiadas.

(3) Rogerio Haesbaert (2011; 2013) es otro geógrafo brasilero que colabora en la definición de estos procesos al distinguir cuatro tradiciones para comprender el territorio y sus dinámicas de desterritorialización: la económica que refiere a los procesos de desposesión territorial propia del capitalismo globalizado, la deslocalización empresarial posfordista, la tecnología virtual y el ciberespacio; la política que refiere al debilitamiento del poder estatal y de la fuerza de sus fronteras; la cultural que se concentra en los procesos de hibridación cultural y la filosófica, representada por Deleuze y Guattari, quienes afirman que la desterritorialización significa sobre todo una línea de fuga o escape, la superación de una frontera en sentido generalmente más positivo. De acuerdo con Haesbaert, la territorialización, normalmente vista como fijación y relativa inmovilidad, se puede construir también en el movimiento, formando territorios móviles y la desterritorialización, comúnmente vista como la intensificación de la movilidad, también puede producirse a través de la "inmovilización". Propone, entonces, la noción de multiterritorialidad, que suma complejidad al análisis.

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