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Revista de la Asociación Argentina de Sedimentología

Print version ISSN 1853-6360

Rev. Asoc. Argent. Sedimentol. vol.5 no.2 La Plata Dec. 1998

 

ARTÍCULOS

Predicción de caudales de ríos alimentados por deshielo mediante balances de energía: Aplicación en los Andes Centrales, Argentina.

 

Juan Pablo Milana *

* CONICET e InGeo, Universidad Nacional de San Juan. I. de la Roza y Meglioli, 5401 San Juan, República Argentina.

Recibido: 8 de agosto de 1997.
Aceptado: 20 de diciembre de 1998.


Resumen

La predicción y simulación de caudales fluviales presenta interés tanto para conocer el volumen de agua disponible para uso humano, como para evaluar el efecto geológico del agua en movimiento (erosión, transporte y depositación). Con este objetivo, se analizó la generación del caudal en los ríos de los Andes áridos de Argentina cuyo aporte durante sequías llega a casi un 80% del drenaje superficial. Para estimar la producción de agua en los glaciares se empleó un modelo que calcula el balance de energía en la interfase aire-hielo utilizando parámetros meteorológicos tradicionales. La energía absorbida se utiliza en la fusión del hielo. El modelo fue aplicado para simular el caudal del Río Colorado, afluente del Río San Juan durante marzo de 1996. Para controlar el modelo se midió el caudal del drenaje principal del frente del Glaciar Mercedario Sur (a 3900 m de altura) junto con varios parámetros meteorológicos, cada 1 hora. Se midió el caudal continua y simultáneamente en otros puntos de la cuenca durante 5 días, comprobándose que la curva de energía absorbida por el glaciar es muy similar a la del caudal. Para simular el caudal se emplearon métodos teóricos y empíricos. En el teórico, se distribuyó la energía en el área englazada, utilizando gradientes de energía por altitud. Este método estima bien el volumen de agua generada, pero no simula la curva de estiaje debido al desconocimiento del flujo convectivo de energía dentro del glaciar. Este factor permite que el agua siga fluyendo englacialmente aún cuando el balance de energía superficial indica que ocurre congelamiento. Otras causas de error fueron la falta de modelos para estimar la fusión en cuerpos de hielo cubierto y un algoritmo que considere la orientación de la superficie. El modelo empírico de la descarga brindó mejor resultado, permitiendo simular la descarga con precisión horaria y error menor al 4%, aún en las crecidas que duplican el caudal en cuestión de horas. Los resultados indican que el método propuesto es una buena herramienta de estimación de caudales y por ende de gran aplicación tanto para la predicción de volúmenes de agua disponibles para consumo humano como para simular dinámicas sedimentarias en diferentes condiciones geológicas.

Palabras clave: Hidrología fluvial; Clima; Caudal.

Extended abstract

The prediction of fluvial discharges has two different interests, the first one is related to the forecast of the volume of water available for human consumption while the second is related to the geological importance of moving water: erosion, transport and deposition of sedimentary materials. With these interests in mind, the way the Arid Andes rivers compose their discharges is analyzed here. In times of maintained draughts, almost 80% of the fluvial discharges of these rivers could be supported by the few glaciers present. Thus the model was directed, in this first stage, to the estimation of the glacier water production by the employment of energy balance models. These models estimate the amounts of energy absorbed and reflected by the glacier surface. The absorbed energy is almost entirely used in melting ice, as the temperature of the surface cannot increase. The variable employed in the model are simple meteorological parameters, easy to measure in the field. This model was applied to the simulation of the discharge of the Río Colorado, tributary of the Los Patos river, during several days in March. To check out  the model, detailed measurements of the discharges were made at different points of this pilot basin. The "Glaciar" station was located almost at the glacier front (3900 m high), and besides discharge, hourly measurements of meteorological parameters were taken. Two other gauge stations were installed in intermediate and distal ports of the main drain of the basin, measuring simultaneously each hour during five days. A first sight of the data allowed to recognize that the discharge function is quite similar in shape to the energy balance function, although they are displaced in time
Both theoretical and empirical methods were employed to simulate the discharge. In the theoretical method, the calculated energy was distributed by the area occupied by glaciers, taking into account an energy gradient with height, following gradients of temperature and pressure. Two different models were tried, by assuming different ways of absorbing the energy of the daily positive peaks. The second model, showed to be more realistic and although it cannot simulate the shape of the discharge curve, estimates quite well the amount of daily melt water produced by the glacier as measured at the glacier front. However, a underestimation occurs for the other stations, fact ascribed to the not inclusion in the model of 1) an algorithm simulating melting in debris covered ice bodies, and 2) an algorithm taking into account the orientation of the slopes. The good results suggest that this method has application to know the hydrologic contribution of a glacier, without the need of field measurements.
The empirical model, based in composite regression analysis between energy and discharge, shows to be much better predictor of discharges, as it can simulate quite well the shape of the water wave generated daily by melting. Although the errors at the glacier front gauge average 25%, at the other gauges is between 3% and 4%, indicating that the method increases confidence when a group of glaciers is included in the simulation, even in flood conditions (discharge can duplicate during the day because the melt-water wave). These results suggest that energy-balance methods are useful tools to forecast fluvial discharges in these Andean rivers, for socio-economic purposes, as well as to use them as algorithms to simulate rates of erosion or sediment transport in different geological situations. 

Key words: Fluvial hydrology; Climate; Discharge.


 

INTRODUCCIÓN

La predicción de caudales es una de las facetas de más interés en las ciencias hídricas. Presenta también importancia en la sedimentología, ya que el agua es probablemente el principal agente de transporte de sedimentos. Por ello, la sedimentología hace de nexo entre varias ciencias, tales como la geología, geografía, ingeniería hidráulica, hidrología, en el análisis de la dinámica fluvial. La predicción de caudales fluviales es bastante azarosa ya que éstos se asocian a factores climáticos cuyo comportamiento es impredecible al mediano y largo plazo (no así en el plazo de pocos días). El clima puede ser un factor directo en la composición del caudal de un río, como en los alimentados por lluvias o bien ser el motor de algún proceso productor de agua, como la fusión de nieve o hielo. Este último caso es el de los ríos de los Andes áridos, en donde las lluvias no aportan agua suficiente para mantener la escorrentía superficial.
La alimentación por deshielo en los ríos cuyanos hace que su curva de estiaje sea muy irregular. Esta irregularidad es importante para el análisis de transporte de sedimentos ya que durante los picos de creciente se produce la mayor cantidad de transporte de sedimentos (Nash, 1994). En el área de aporte, la mayoría de estos ríos presentan picos de crecida diurnos muy regulares, debidos al ciclo diario de entrega de energía hacia el sustrato. La irregularidad del caudal, típica de cualquier frente glaciar, es responsable principal de la formación de planicies de "outwash", en donde es notable la ausencia de canales estables. La presente contribución brinda información sobre la dinámica de entrega de agua en frentes glaciares áridos, y también aporta herramientas (e.g. balances de energía) para estimar la magnitud de las crecidas que se producen en un frente glaciar, conociendo las características del glaciar y las climáticas.
Los balances de energía sobre nieve o hielo permiten predecir la fusión, por lo que pueden aplicarse al balance de masa de un glaciar o bien a la producción de agua. Estos balances de energía se basan en la aplicación de ecuaciones que calculan cuánta energía es absorbida, emitida y reflejada por el sustrato. Una vez efectuado el balance, la energía absorbida por el sustrato se aplica al deshielo, calculándose el monto de agua producido. Este método ha sido aplicado para simular la fusión de hielo, pero aún no ha sido comprobado en el ámbito de los Andes áridos. Una limitación del método en esta región, es la dificultad de comparar los resultados con medidas directas de ablación obtenidas de estacas fijas en los glaciares (Ambach, 1986; Braithwaite & Olesen, 1990; Wal et al., 1992; Hong et al., 1992), debido al difícil acceso a los glaciares locales.
La estimación de descargas fluviales a partir de balances de energía no es común ya que los glaciares suelen encontrarse en regiones húmedas donde la provisión de agua por fusión nival es más segura. Localmente, se han ensayado modelos predictivos de caudales basados principalmente en la temperatura, aplicados a ríos de la Prov. de Mendoza (Cazorzi et al., 1992; Cazorzi & Dalla Fontana, 1996), pero su aplicación en la cuenca estudiada es discutida en el presente trabajo. La ausencia de información tanto climática como hídrica en las cuencas glaciares que generan ríos, demandó la medición de variables meteorológicas y del caudal en el frente de un glaciar elegido como muestra. El caudal se midió en dos estaciones corriente abajo, con el fin de conocer el comportamiento de la onda hídrica generada por fusión.

Dinámica fluvial e importancia local de su estudio.
En las regiones áridas, los glaciares, si existen, son parte fundamental de las reservas hídricas. Una característica de los glaciares es su respuesta inversa durante déficits hídrico: producen más agua durante años de sequías, como efecto del balance de energía en la superficie del hielo (Tabla 1). Durante épocas con escasa nieve invernal, aflora el hielo más antiguo y sucio (Leiva et al., 1986) que tiene menor reflectancia y absorbe más energía, produciendo más agua. En años con más nieve, la reflectancia del glaciar aumenta, disminuye la fusión y el glaciar recupera masa, mientras que el caudal fluvial se nutre de la fusión de nieve estacional. Este proceso hace que las sequías en estas regiones no alcancen situaciones más críticas.

Tabla 1. Efecto regulador de los glaciares en sequías y su productividad hídrica. * El rendimiento indica cuántas veces más agua produce esta cuenca en relación a la producción promedio de la cuenca. Se obtiene mediante: R = (QRC/ARC)/(QSJ/ASJ), siendo Q, los caudales y A, las áreas.
Table 1.
Hydrological effect of glaciers during draughts and its productivity. * indicates the total water produced by the basin in comparison with its mean water productivity. This parameter is calculated by R = (QRC/ARC)/(QSJ/ASJ), where Q are river discharges and A basin areas.

El oasis por riego controlado del gran San Juan es el más extenso en asociación a un único río, el San Juan (el más caudaloso de Cuyo). Este río alimenta un conglomerado urbano de unos 600.000 habitantes, y sus aguas, directa o indirectamente, riegan más de 1000 km² de tierras. La excelente calidad de las aguas subterráneas del Valle del Tulum se debe en parte a la fuerte recarga producida por este río. De no ser así, se podría producir una progresiva salinización como en el Valle de Bermejo, que recibe un Río Jáchal casi exhausto y salinizado. El Río San Juan, con un módulo anual de 66 m³/s presenta su pico anual máximo en diciembre con una media de 133 m³/s (Fig. 1). Durante el verano 1995/96 las descargas han promediado los 30 m³/s debido a la ausencia casi total de nevadas invernales en Cordillera. Estas condiciones, han hecho muy propicia dicha época para estudiar la influencia de los glaciares en los caudales, sin el efecto de la fusión de nieve estacional. Esta clase de estudios es bastante complicada debido a que los glaciares más cercanos de esta cuenca están localizados a no menos de dos días a mula, desde el fin del camino vehicular. Esta inaccesibilidad, hace que sea imprescindible contar con una herramienta indirecta para estimar los caudales generados por glaciares.


Figura 1.
A) Relación entre la descarga de un río (eje horizontal) y la frecuencia con que ocurre, la tasa de transporte de sedimentos, y la efectividad de transporte que resulta de combinar las dos funciones anteriores. El máximo en la última curva es denominado descarga efectiva (modificado de Nash, 1994). B) Hidrograma del Río San Juan, mostrando las valores mensuales máximos y mínimos registrados desde 1909. Nótese que, contrario al hidrograma, los mínimos son muy regulares, sugiriendo la presencia de un caudal de base durante sequías (¿aporte glaciar?).
Figure 1. A) Plots of the river discharge vs. its frequency, the rate of sediment transport, and the transport effectiveness (which results from combining the first two curves). The maximum in the last curve is called the effective discharge (modified after Nash, 1994). B) Río San Juan discharge curve, showing minimum and maximum monthly values. Monthly minima suggest a base discharge produced by glaciers, effective during important droughts.

DE LA INFORMACIÓN BÁSICA

Características de la Cuenca estudiada y puntos de medición.
Se eligió la cuenca del Río Colorado, componente de la del Río San Juan (Fig. 2), dado que presenta una muy alta densidad de glaciares (aprox. 40%, en 68 km²), ubicados equidistantes del colector fluvial. La densidad de glaciares se debe a la alta eficiencia para captar nevadas y protegerla de su rápida fusión, como ocurre con la nieve caída en sectores más bajos de la Cordillera. Esta eficiencia se debe a que la cuenca está limitada por la Cordillera de la Ramada que tiene forma de herradura con cumbres que superan los 6000 metros. Esta herradura está drenada por un río central (Colorado), cuyo caudal medio diario (marzo/96) fue medido en 1,95 m³/s, el que no aumenta significativamente corriente abajo a pesar de las numerosas vertientes a lo largo de su curso hasta desembocar en el Río Blanco, afluente del Río de los Patos (Fig. 2).


Figura 2. A) Mapa de la cuenca imbrífera del Río Colorado, con la ubicación de las estaciones de aforo, y de los principales cuerpos de hielo. B) Mosaico tomado desde el cerro Mercedario hacia el N, mostrando el desarrollo de los glaciares, y la ubicación de las estaciones de aforo Nivómetro y Glaciar.
Figure 2. A) Map of the Río Colorado drainage basin, showing gauge stations and main ice bodies. B) Montage showing the glaciers of the basin and location of Glaciar and Nivómetro gauges.

Si se analiza la producción de esta pequeña cuenca en relación con la del Río San Juan, estudiada para el mes de marzo durante tres años (Tabla 1), se entiende la acción de la misma como reguladora de sequías. Mientras años con abundantes nevadas el colector contribuye solo el 1,3% del Río San Juan, durante sequías llega casi al 20%, mostrando un rendimiento 56 veces superior al de la cuenca. Lo más increíble de este río es que en vez de disminuir el caudal durante las sequías, lo aumenta. Esto indica la importancia que ejercen los glaciares durante sequías.
Para trabajar en esta cuenca se transportó todo el equipo hasta un campamento utilizado por andinistas (Pirca de Polaco, 3500 m de altura, Fig. 2) mediante mulas, y de allí se lo distribuyó a diferentes partes de la cuenca. Gran parte del equipo de registro fue manufacturado a excepción de los implementos básicos como el molinete, los termómetros y el barómetro. Las mediciones (manuales) fueron sincronizadas en las estaciones principales, para obtener datos simultáneos cada una hora. Se planearon 7 días de medición en 4 estaciones, pero sólo se pudieron operar tres estaciones, continua y simultáneamente durante 5 días.
La estación Santa Ana (inferior), se ubicó cerca del Puesto de Gendarmería homónimo. Este punto, a 2.000 m de altitud, caracteriza la contribución final de la cuenca al sistema de avenamiento principal ya que 2 km aguas abajo, confluye con el Río Blanco, afluente del Río de los Patos (Fig. 2). El área imbrífera representada por los aforos en esta estación es de 154 km², y sólo se efectuaron mediciones sistemáticas del caudal en forma horaria.
La estación Nivómetro, está localizada a 2 km al este del campamento Pirca de Polaco, y está situada a 3400 m.s.n.m., en donde el Río Colorado reúne sus brazos (dispersos en una playa de entrelazamiento) en un canal de trazado estable al cruzar un arco morénico antiguo. Solo se efectuaron medidas de caudal, indicativas del aporte combinado del 95% de los diferentes cuerpos de hielo presentes en la cuenca (Fig. 2). El área imbrífera abarcada por esta estación es de 68 km², medida en imágenes satelitales TM, dado que los errores altimétricos detectados en las hojas Instituto Geográfico Militar pueden superar los 1000 metros, sin considerar los planimétricos.
La estación Glaciar fue establecida a 200 m aguas abajo del frente del Glaciar Mercedario Sur (Fig. 2) a una altura de 3900 m, y con un área imbrífera de ~13 km². Este glaciar continúa aguas abajo como cuerpo de hielo
cubierto por detritos, por lo que el caudal medido es buen estimador de la fusión de hielo descubierto. A pesar de la inestabilidad de los canales en sectores tan próximos al glaciar, se pudo fijar un limnímetro (aunque fue arrastrado por la corriente el quinto día de medición). Además, se instalaron otros dispositivos para medir variables meteorológicas estándard y utilizarlas en el modelo de fusión.

Medición de los caudales.
Se utilizó el método más común para la medición de caudal, que es el de fijar un limnímetro que indica el nivel del río con precisión milimétrica, leído cada hora durante 5 días. El limnímetro fue construido con un tubo de PVC con paredes agujereadas, con un flotante interno unido a una varilla con una escala. Una vez conocida la onda de descarga diaria, se procedió al aforo del canal durante el pico mínimo y el máximo (Fig. 3). El aforo se realizó utilizando un molinete electrónico SIAP MH6, montando la hélice #2 (la más adecuada para corrientes rápidas). El detector del molinete es un anillo magnético y la lectura brinda el número de revoluciones cada un intervalo fijo (30, 60 o 120 seg.). Se utilizó un intervalo de 30 segundos para evitar el excesivo daño de la hélice por el arrastre de la corriente, y para permitir al operador completar la lectura (debido al agua a 0°C). Se calculó luego la frecuencia en vueltas/segundo (F), que sirve para calcular la velocidad en el punto de medición con una expresión que varía según el rango de F medido. Este rango estuvo en siempre comprendido dentro de la recta de calibración que en nuestro caso es:

V = -0,0004 + 0,5275 . F


Figura 3.
Registro directo de los limnímetros instalados en las estaciones de aforo y ubicación de los aforos utilizados para calibrar el caudal en cada estación.
Figure 3. Limnimeter record of the three gauges and time-location of discharge measurements.

La sección de aforo fue seleccionada en donde las líneas de flujo fueran lo más paralelas posible a los bordes (tramo rectilíneo del canal) y donde no hubieran obstáculos que agregen turbulencia al flujo como grandes bloques (se forman sombras hidráulicas con pequeños retornos). Elegida la sección de medición se estableció un tirante, materializado por una soga, marcada cada 1 ó 0,5 m. Dado que hay importantes variaciones de la velocidad en sentido vertical y a lo ancho del canal, se recomienda efectuar un denso muestreo de las velocidades en ambas direcciones, siguiendo métodos estándar para los aforos (King, 1995). Según la densidad de muestreo elegida se estableció el espaciado de los perfiles verticales (en general, 1 metro). Debido a que en las estaciones superiores el arrastre de fondo constituía un peligro importante para el molinete sólo se midieron velocidades superficiales en las estaciones superiores. En la Est. Santa Ana se efectuaron aforos detallados facilitados por la menor carga de lecho y la mayor temperatura del agua.
Con este método se tomaron 5 y 3 medidas por duplicado en Est. Glaciar (alta y baja del caudal respectivamente), 7 y 6 medidas en Est. Nivómetro y 22 y 28 en Est. Santa Ana. En Santa Ana se tomaron menos puntos en la máxima debido a la mayor carga de lecho y a que en el aforo nocturno no se podía controlar bien la orientación del molinete. A pesar de la diferente densidad de muestreo, los caudales obtenidos entre Nivómetro y Santa Ana son muy similares. Las mínimas se registraron a las 8:00 en Glaciar y Nivómetro, y a las 11:00 en Santa Ana, mientras que las máximas fueron a las 16:00 en Glaciar, 17:00 en Nivómetro y 21:00 en Santa Ana (Fig. 3). Una vez obtenidos los caudales de los aforos en alta y baja, se calcularon los caudales de las horas intermedias, utilizando una ley de variación lineal entre la altura medida en el limnímetro y los dos caudales medidos. Este método es bastante apropiado, dado que la mayoría de los canales aforados mostraba un fondo relativamente plano y bordes muy inclinados.

Medición de datos meteorológicos.
Una serie de instrumentos manufacturados permitieron realizar mediciones que constituyen buenas aproximaciones de las medidas meteorológicas estandarizadas mundialmente. Un problema fue el de montar los instrumentos a dos metros del suelo, en abrigo meteorológico. Debido al fuerte viento en los Andes, a 3900 m, se utilizó una elevación natural bastante aguda, y sobresaliendo unos dos metros sobre el nivel medio del terreno. Sobre ésta se instaló una caja ventilada (símil caja del Servicio Meteorológico Nacional, SMN), con dos termómetros, uno midiendo temperatura normal (Ts) y otro con bulbo húmedo (Th). Utilizando estas dos medidas se puede obtener la tensión de vapor (o presión parcial de vapor de agua), el punto de rocío y la humedad relativa (porcentual). Para ello se transcribieron las cinco tablas de conversión del SMN, y se programó un método automático (en Basic) de cálculo de las tres variables citadas. Algunos valores de temperatura medidos no entraron en el rango de las tablas, por lo que en dichos casos se efectuó una estimación de la tensión de vapor, que es el parámetro necesario para el balance de energía. Los valores registrados indican un aumento paulatino de la humedad (Fig. 4A).


Figura 4.
A) Medidas de temperatura con el termómetro de bulbo seco y el de bulbo húmedo y tensión de vapor calculada. B) Variación de la presión registrada durante el intervalo de medición. C) Valores aproximados de la velocidad del viento, nótese la fuerte irregularidad. D) Nubosidad registrada en tanto por ciento de cielo cubierto. Los altos valores de nubosidad durante el cuarto día coinciden con una nevada de escasa magnitud.
Figura 4. A) temperature values of the dry-bulb and wet-bulb thermometers and resulting vapor pressure. B) Pressure variations recorded. C) Values of the wind velocity, note strong variability. D) Cloudiness values in percentage of cloud cover.

La presión atmosférica fue medida inicialmente con un altímetro de precisión (50 cm) y luego, debido a su deterioro, un altímetro de pulsera. Las variaciones de presión fueron bastante notables (Fig. 4B), en el rango de los 20 mB. La velocidad del viento (Fig. 4C) fue obtenida midiendo la inclinación de dos cintas, una con una pequeña roca en el extremo y otra liviana, atadas al extremo de una varilla. La inclinación de las cintas se calibró con la velocidad del viento (m/s), midiendo la inclinación de las cintas en un vehículo en movimiento a diferentes velocidades (km/h) en un día de calma. Se midieron valores de nubosidad en porcentaje de cielo cubierto (Fig. 4D), además de anotar los tipos de nubes presentes, dado que cada tipo se asocia a diferentes emisiones de radiación (Ohmura, 1981). También se midió la duración de luz solar. Se intentó obtener valores de radiación global, utilizando la dilatación diferencial de varillas metálicas blancas y negras, (principio del actinómetro de Las Chacritas) sin lograr resultados confiables. La ausencia de estos datos fue sustituida por valores promedio de radiación global obtenidos con un piranómetro a similar altura en el mes de marzo cerca del Glaciar de Agua Negra por Schrott (1994). La utilidad de estos datos es discutida al analizar la radiación de onda corta.

BALANCE DE ENERGÍA UTILIZADO

Tipos de flujo de energía considerado y su cálculo.
Los balances de energía calculan la resultante entre la energía absorbida, reflejada o emitida por la superficie, discriminado según el tipo de flujo. Dado que interesa conocer cuánta energía es utilizada en la producción de agua, los valores de energía son expresados en unidades de ablación, definidas por el espesor de una capa uniforme de agua de fusión. La energía calculada por el balance se expresa por unidades de superficie (1 m²), por lo que es conveniente utilizar una lámina de agua de 1 mm de espesor, que equivale a un volumen de 1 litro o masa de 1 kg. Se puede establecer la relación entre unidades de energía y ablación mediante el calor latente de fusión del agua de 0,335 MJoules. mm-1 (ó MJ.lt-1 ó MJ.kg-1). La transformación de potencia (frecuentemente utilizado) a energía es por la equivalencia 1 MJ.día-1 = 11,574 Watt (1W = 1J/s, Watt: potencia, Joule: energía). La ventaja de los balances de energía de este tipo es que debido al cambio de fase la superficie es isotérmica (0°C), eliminando otras complicaciones analíticas.
En general, se consideran cuatro tipos de flujo de energía en estos balances, dos turbulentos (sensible y latente) los que implican un movimiento efectivo de masa como agente de transporte de energía y dos radiativos (onda corta y onda larga). Los valores positivos indican que la energía es absorbida por la superficie y en este caso, inmediatamente transformada en agua; los negativos indican que el sustrato pierde energía. El modelo utilizado es bastante similar al empleado por Braithwaite & Olesen (1990).
El flujo de calor sensible (FCS) es considerado proporcional al gradiente vertical de temperatura del aire (Kuhn, 1987). Su cálculo correcto es complejo, pero se pueden simplificar varios de los coeficientes asociados al material, características de la superficie y la capa límite (rugosidad, resistencia a transferencia térmica, etc.) mediante el uso de valores calculados empíricamente, aplicados a balances en el campo de hielo de Groenlandia (Ambach, 1986) y en los glaciares que lo drenan (Braithwaite & Olesen, 1990). El uso de estos valores es válido para una superficie en fusión (a 0°C), con una tensión de vapor en el punto de saturación y asumiendo una capa límite de tipo Prandtl mostrando una estratificación adiabática. Los cálculos simplificados fueron realizados con la expresión:

FCS = KS . P . T2 . V2

donde KS es el coeficiente estimado por Ambach (1986) en  6,34 x 10-6 (mm [agua].día-1) para hielo, P es la presión en pascales, T2 es la temperatura en °C y  V2 es la velocidad del viento (m/s). El subíndice "2" indica medidas efectuadas a 2 m sobre el suelo.
El flujo turbulento de calor latente (FCL) se considera proporcional al gradiente vertical de humedad absoluta. Como la superficie estudiada es hielo en proceso de fusión, la tensión de vapor inmediatamente sobre ella es igual a la tensión de vapor de saturación a 0°C (Kuhn, 1987). El valor absoluto de este flujo indica la magnitud del proceso de evaporación del agua apenas fundida sobre la superficie. La energía utilizada para este cambio de fase es tomada del sustrato, por lo que su valor es negativo al haber evaporación y positivo al haber condensación. En regiones secas, con mucho flujo de vapor hacia la atmósfera, FCL suele presentar valores negativos grandes; en cambio son positivos si la humedad ambiental es alta debido a la condensación, que entrega energía al sustrato. En estudios de balance de masa de glaciares, el valor de este flujo podría considerarse en forma inversa dado que un valor negativo implica que el hielo pasa a vapor, y el glaciar pierde masa. Dado que nos interesa el balance final de energía aplicado a la producción de agua, la ecuación adquiere la forma:

FCL = KL . (Vp2 - VpSAT) .V2

en donde KL es un coeficiente asociado al cambio de fase, que para condensación (Vp2>VpSAT) toma el valor de 9,83 x 10-3 (mm[agua] d-1) y para evaporación (Vp2<VpSAT) 11,14 x 10-3 (Ohmura, 1981), Vp2 es la tensión de vapor medida a dos metros del suelo, y  VpSAT es la tensión de vapor saturada a 0°C.
Entre los flujos radiativos considerados, la radiación de onda corta (ROC) es el principal agente de transferencia de energía hacia la superficie del glaciar. Este flujo es usualmente medido por actinómetros o piranómetros, que registran radiaciones desde el infrarrojo muy cercano, visible y casi todos los tipos de ultravioleta, y corresponde a la principal emisión solar (que depende de su temperatura externa). Un piranómetro "Eppley" registra el rango de longitudes de onda de 0,285 a 2,8 mm, aunque ciertos modelos son sensibles a longitudes de onda de hasta 6 mm (Duguay, 1993). La reflectancia del hielo y la nieve diminuye notablemente en el UV cercano y medio (Duguay, 1993) por lo que se suele usar esta radiación como parámetro. La energía absorbida por la superficie se obtiene por la función complementaria del albedo (el que indica cuánta energía se refleja). La emisión de energía por el sustrato en esta parte del espectro electromagnético es mínima o nula, por lo que se la obvia. Dado que no se midieron valores de radiación global, se utilizaron datos medidos cada 5 minutos durante marzo de 1990 (a igual elevación), en la zona del glaciar de Agua Negra (Schrott, 1991, 1994). La nubosidad allí es muy baja, por lo se estima que dichos datos representan la radiación de onda corta de un día soleado promedio. Este valor se corrigió con la nubosidad observada, cuyo albedo es muy alto y refleja casi todo este tipo de radiación. Con estas consideraciones, utilizamos la siguiente formula para el cálculo horario de la radiación global.

ROC =(1-a) . G . C /0.335

donde a es el albedo de la superficie del glaciar, considerado como 0,2 dada la extrema suciedad del glaciar luego de un año sin nieve (afloró mucho detrito intraglacial), G es la radiación global media de un día soleado, C es la nubosidad observada en tanto por uno, y 0,335 corresponde al calor latente de fusión en MJ kg-1.
El flujo radiativo de onda larga (ROL) corresponde a ondas electromagnéticas de tipo infrarojo. El rango de longitudes de onda incluido en este flujo está entre 3,5 mm y 100 mm (Duguay, 1993). Dada la posible temperatura que puede adquirir la superficie del glaciar, este es el rango de longitudes de onda de la energía emitida por el mismo. Debido a la temperatura superficial del sol, la energía emitida en este rango espectral es despreciable, aunque las nubes y la atmósfera son emisoras. La reflectancia de la superficie para este tipo de ondas es también despreciable, por lo que no se utiliza el albedo. Se evalúan tres fuentes de emisión de energía: del cielo limpio (efecto de la humedad), de las nubes, que suele ser significativa y del glaciar. La ecuación utilizada es:

ROL =  (L¯ - 27,35)/0,335

en donde es la radiación de onda larga que recibe la superficie y 27,35 (MJ m-2d-1) es el valor de la radiación (standard) emitida por una superficie a 273°K (glaciar en estado de fusión). La variable (energía recibida) puede ser calculada por la fórmula:

L¯ = Em . s . Ta-4

siendo Em es la emisión efectiva del cielo (limpio o nublado), s es la constante de Steffan-Boltzman que en las unidades utilizadas tiene un valor de 4,90 x 10-9[MJ m-2 °K-4 d-1] y Ta es la temperatura absoluta del aire (°K). La emisión efectiva se ha calculado con la relación:

Em = (1+ k .C) E0

k es una constante que depende del tipo de nubes tabuladas por Ohmura (1981). Se utilizó un valor de 0,26, que representa un promedio de los valores de k de las nubes más frecuentes en el cielo (Ac, Aa, Sc y St). Por otra parte C es la nubosidad (tanto por uno) y E0 es la emisión típica del cielo despejado, que según Ohmura (1981) puede ser estimada por:

E0 = 8,733 x 10-3 . Ta0.788

en donde la dependencia de la temperatura se debe a la relación entre la emisión y la humedad atmosférica.

Resultados y discusión.

Debido a que el balance de energía efectuado fue por horas, la suma de las 24 horas es comparable a los resultados de otros balances de energía conocidos (Ambach, 1986; Braithwaite & Olesen, 1990; Wal et al., 1992). Los resultados de los diferentes flujos de energía y su balance, utilizando los datos meteorológicos de la Est. Glaciar se muestran en la Fig. 5. Los promedios diarios de los flujos de energía absorbida/emitidas por la superficie (FCS=12,2; FCL=-20,2; ROC=53,0; ROL=-15,6; Balance 29,3 mm [agua] día-1), sirven para comparar los flujos de energía locales con las de otras regiones.


Figura 5.
A) Valor obtenido para cada flujo de energía según las fórmulas indicadas en el texto y balance de las mismas calculado hora a hora.  B) Estimación de la variación del balance de energía con la altura (calculado cada 200 metros), utilizando los gradientes de presión y temperatura medidos y extrapolados de estaciones meteorológicas de la región.
Figure 5. A) Result of the energy-balance using the formula shown in the text. B) Variation of the energy balance with altitude using thermal and pressure gradients, and calculated for levels separated every 200 m.

La primer anomalía es la relación entre los flujos de calor sensible y latente (FCS y FCL). En general, FCS (debido al gradiente vertical de temperatura), suele ser superior a FCL ocasionado por el gradiente de humedad (cf. Braithwaite & Olesen, 1990; Wal et al., 1992; Hong et al., 1992; Ersi et al., 1992). Este resultado puede explicarse por (1) la sequedad del clima andino en esta región respecto de los otros cálculos efectuados en regiones más húmedas y (2) al hecho que las mediciones se realizaron en marzo, cerca del equinoccio, mientras que los otros balances se efectuaron cerca del solsticio de verano. La diferencia climática (1) hace que FCL sea muy negativo localmente, mientras que en regiones húmedas puede llegar a ser positivo. La diferencia estacional (2) produce temperaturas relativamente bajas, que causan un bajo gradiente térmico disminuyendo el valor de FCS. Los resultados de FCS serán más altos en diciembre.
La segunda anomalía es la baja influencia de la radiación global (ROC) en el balance de energía. El valor de ROC suele ser el ~95% del total de energía absorbida (Wal et al., 1992), y si bien San Juan es una de las zonas con mayor radiación global en el mundo (Minetti & Sierra, 1989; Schrott, 1994), ROC llega al 81% de la energía absorbida. Esta anomalía se explica por la época del año; los picos de energía en diciembre superan un 20% los de marzo, y hay 4,5 horas más de sol, explicando el valor bajo de ROC. Por ello, estos resultados no indican la fusión en épocas cercanas a los solsticios, cuando es posible que el balance diario de energía se duplique. En invierno, es probable que el balance diario sea negativo, el que no inhibe la presencia de picos positivos (menores) de energía, que causarían una fusión limitada.

MODELOS DE PREDICCION DE DESCARGAS

Otras fuentes de energía actuantes en el proceso de fusión.
Debido a que consideramos glaciares de tipo alpino y no polar, hay dos fuentes adicionales de energía que pueden producir fusión. La primera, es la energía cinética por efecto del movimiento, que produce fricción en la base y fricción interna por el efecto de la velocidad diferencial entre el centro y los bordes (Mühl & Haeberli, 1990). La evaluación de esta fuente de energía se efectúa con los valores del movimiento total y diferencial del glaciar, datos no conocidos en esta región. La comparación de la posición actual de accidentes superficiales del glaciar respecto de aerofotos de hace 20 años, sugiere un movimiento muy lento, indicando valores de energía cinética poco significativos. La baja velocidad se debería a la escasa carga de estos glaciares comparados con los de regiones más húmedas.
La segunda fuente de energía es el flujo geotérmico. En glaciares de base húmeda el balance entre la temperatura media del aire, el flujo convectivo y el flujo geotérmico hacen que la isoterma de 0°C se encuentre levemente por arriba de la base del glaciar, permitiendo la fusión allí. En los glaciares de base seca (polares, y en mayor altura) este balance provoca que dicha isoterma se encuentre en el sustrato, causando que la base del glaciar esté congelada y adherida al sustrato. La fusión subglacial en los glaciares considerados es indicada por las corrientes subglaciales, que se mantienen aun en invierno cuando la temperatura inhibe la fusión. El flujo geotérmico varía según la región geológica. Dado que los Andes de San Juan es un orógeno joven amagmático (Kay et al., 1988; Allmendinger et al., 1990), se estima un bajo flujo calórico, cercano a los 0,060 W/m-2. Este valor se suma al obtenido por el balance de energía efectuado para la superficie glaciar.

Variación del balance de energía con la altura.
El balance de energía calculado corresponde al extremo distal del glaciar. Estos glaciares presentan superficies muy inclinadas (son cabecera de valles andinos), por lo que para calcular la fusión total debe considerarse la variación de la energía con la altura. La temperatura y la presión varían significativamente con la altura. La tensión de vapor y el viento también lo hacen, pero los datos son insuficientes para establecer un gradiente altitudinal. Las mediciones propias de la temperatura y presión y el análisis de la variación entre estaciones meteorológicas de altura (Cristo Redentor, Pachón), intermedias (Potrerillos, Barreal) y bajas (Mendoza o San Juan), sugieren que en alturas superiores a 3500 m, el gradiente termal es de 1°C/ 100 (en vez de 1°C/180 m), y un gradiente de presión de 605 Pa/100m.
Para calcular el agua generada por los glaciares, se computó el balance de energía de las 120 horas del experimento, en alturas separadas por 200 metros a partir del punto de medición (3900 m). Los resultados obtenidos se compararon con las formas de fusión reconocidas en campaña hasta alturas de 6000 m. Generalizando resultados de pendientes con diferentes orientaciones, no se reconocieron formas de fusión notable (rugosidad superficial, presencia de depresiones de ablación, de penitentes) por encima de los 5000 a 5300 m de altura. Por ello, sólo se calculó el balance de energía hasta los 5200 metros. Los resultados (Fig. 5) indican que, a pesar de los picos positivos de energía hasta los 5200 m, el balance diario comienza a ser negativo por arriba de los 4400 m (válido para marzo).

Modelo teórico de fusión.
Conocida la variación de la energía con la altura, se debe "esparcir" el valor por el área en fusión para lo cual se debe conocer cuánta superficie glácea absorbe la energía. El área ocupada por hielo descubierto se midió en franjas altimétricas de 200 m de desarrollo vertical, centradas en la altitud donde se efectuó cada balance de energía. Debido a los errores de las hojas IGM, las áreas se midieron sobre imágenes TM, utilizando datos propios para la altitud. Se diferenciaron los glaciares situados hídricamente por arriba de la Est. Glaciar, y los situados aguas arriba de la Est. Nivómetro.
Dado que el modelo de energía utilizado es isotérmico, no se estima el grado de enfriamiento de la superficie durante los picos negativos, y por lo tanto se desconoce la energía necesaria para calentar la superficie hasta comenzar la fusión. Por esta razón se ensayaron dos modelos para estimar la cantidad de fusión. El primer modelo considera que cualquier pico positivo de energía se emplea en fusionar agua, incluso con temperaturas del aire inferior a 0°C. Se sabe que ciertas condiciones micrometeorológicas permiten la fusión con temperaturas de hasta -10°C, o bien inhiben la misma con temperaturas de hasta +10°C (Kuhn, 1987). Por ello, es lícito suponer que al existir un pico positivo de energía (Fig. 5), podría existir fusión aún con temperaturas negativas. El segundo modelo considera que no ocurre fusión por debajo de 0°C, independiente del estado de energía de la superficie, por lo que sólo se calcula la fusión cuando la energía absorbida es positiva y la temperatura es mayor a 0°C. En ambos modelos, se sumó la fusión que corresponde al flujo geotérmico (0,06 W/m²).

Resultados de los modelos teóricos.
Los resultados de ambos modelos (Fig. 6) muestran que no hay buen ajuste de las curvas de fusión teóricas con el caudal observado en las dos estaciones simuladas (Glaciar y Nivómetro), a pesar de la similitud entre la función de energía y la de caudal (Fig. 7). Esto se debe a que, mientras el pico positivo carga el sistema de drenaje de agua (se observó que primero circula por grietas pequeñas, luego grandes, hasta alcanzar canales de drenaje subglaciales), la fase negativa de la curva extrae progresivamente agua del sistema por congelamiento. Sin embargo, el drenaje dentro del glaciar no es frenado totalmente ya que la fase negativa afecta la superficie, sin introducirse hasta la base húmeda del glaciar.


Figura 6. Modelos basados en el análisis teórico de la fusión, aplicados a la predicción del caudal en Est. Glaciar (A) y Nivómetro (B). Nótese que al no contar con tiempos de tránsito del agua en el glaciar, lo que se estima es el monto total de fusión, bastante aproximado por el modelo #2.
Figure 6. Theoretical models for melt-water runoff forecast at Glaciar (A) and Nivómetro (B). Note that, as no transit times for water are considered the daily amount of water is estimated, quite well by model #2.


Figura 7.
Comparación entre las curvas de descarga de las estaciones Glaciar y Nivómetro (se ha restado un valor constante de 2 m³/s al caudal en Nivómetro) con la curva del balance de energía absorbida en la superficie del glaciar. La ausencia de un pico de creciente en la Est. Glaciar el último día se debe al arrastre del limnímetro por la creciente.
Figure 7. Comparisons between the runoff and the energy functions (note that a constant value of 2 m²/s was subtracted from the Nivometro discharge curve). The absence of a flood peak in Glaciar the last day corresponds with the drag down of the limnimeter by the stream.

Dado que el método no simula bien la curva de descarga, se evaluó si la cantidad total de fusión era cercana a la observada. Se comprobó que el primer método sobrestima el caudal total generado, indicando que el modelo no es válido. Se deduce que muchos picos de energía se gastan en calentar la superficie sin llegar a ocasionar fusión notable. El segundo modelo subestima los caudales totales pero en escasa magnitud respecto al anterior modelo: los caudales diarios en Est. Glaciar son estimados en un 95% de su valor real, mientras que en la Est. Nivómetro el modelo sólo estima el 60% del caudal diario observado. Las diferencias entre ambas estaciones no son producidas por errores en las mediciones, ya que afectan a todos los cálculos por igual. Estas diferencias evidencian la existencia de dos importantes factores no tenidos en cuenta.
El primero de ellos es no considerar el aporte de los cuerpos de hielo cubierto. Estos cuerpos componen más del 50% de las áreas ocupadas por hielo en los Andes áridos, y su importancia hidrológica ha sido destacada tanto localmente (Corte & Espizúa 1981; Buk, 1983; Corte, 1980; Schrott, 1991, 1994) como para otras regiones (Mühl & Haeberli, 1990; Harris & Corte, 1992). La Est. Glaciar está alimentada casi totalmente por hielo descubierto (exceptuando los pequeños glaciares cubiertos del Pico Polaco), por lo que su incidencia hídrica es despreciable (podría llegar a ser responsable del 5% faltante). En cambio, aguas arriba de la Est. Nivómetro se encuentra casi todo el hielo cubierto de la cuenca, siendo innegable que el mismo aporta un notable volumen de agua no considerado en el modelo.
El segundo factor es no haber tenido en cuenta la orientación de las superficies glaciares. La mayoría de los glaciares que alimentan la Est. Glaciar inclinan al sur (cara sur del Co. Mercedario), mientras que gran cantidad de los glaciares que alimentan la Est. Nivómetro inclinan al noreste (Fig. 2). Para el cálculo de las áreas englazadas se utilizó la proyección ortogonal de las mismas por lo que la incidencia de los rayos solares (~9° de la vertical) no fue correctamente evaluada. Por ello, se estaría subestimando la fusión en los glaciares orientados hacia el noreste respecto a los que inclinan al sur.
Los resultados indican que los métodos propuestos permiten estimar la contribución hídrica de glaciares inaccesibles, sólo conociendo las variables meteoroló-gicas. Sin embargo el método no muestra cuál es la distribución de la fusión hora a hora, ni la contribución hídrica de los cuerpos de hielo cubierto. Para mejorar los resultados deberían introducirse algoritmos que tengan en cuenta la orientación de la superficie y la fusión de hielo cubierto por detritos (cf. Nakawo & Young, 1982).

Modelo empírico del caudal.

Para poder predecir la fusión a un nivel más detallado, se estudió la correlación entre la variable "caudal" vs. "balance de energía", que vimos que varían de forma similar (Fig. 7), aunque lo hacen fuera de fase. Para evaluar el retardo (desfasaje) de la onda hídrica respecto de la energética, se efectuaron análisis de regresión lineal con diferentes horas de retardo. Los índices de regresión (r) representados contra el desfasaje, muestran un máximo bien definido (Fig. 8), que indica el retardo de la descarga respecto de la onda de energía que la genera. Conocido este desfasaje, se calculó la expresión que correlaciona energía con caudal mediante la aplicación de variados métodos de regresión, siendo la regresión lineal la más adecuada (Fig. 7). Se emplearon sólo 4 días en la correlación de Est. Glaciar, ya que los datos del último día no son muy confiables, debido al arrastre del limnímetro por la crecida, y la pérdida de su calibración. Las ecuaciones obtenidas son:

Q = kG + 0,71 . E                (Glaciar + 2,5 hs., r = 0,78)
Q = kN + 0,82 . E                (Nivómetro + 5 hs., r = 0,82)


Figura 8.
Análisis de regresión efectuados entre los datos de balances de energía y descargas que brindan modelos empíricos. A) Cálculo para la Est. Glaciar que arroja un índice de correlación (r) máxima al ser desplazado el caudal 2,5 horas (vea la variación de r en el recuadro menor). B) Cálculo para la Est. Nivómetro, que indica una demora del caudal de 5 horas respecto al flujo de energía.
Figure 8. Regression analyses used to obtain the empirical models A) Results for Glacier gauge, indicating a delay of 2.5 hours of the flood respect the energy peak. B) Same for Nivómetro gauge, showing 5 hours of delay.

En donde Q es caudal en m³/seg., E es el valor (adimensional) de la energía expresada en cm(agua)/hora, mientras que kG (= 0,4 m³/seg) y kN (= 2,61 m³/seg) son constantes. Nótese que los índices de regresión son bastante altos, pero el mayor valor para Est. Nivómetro, sugiere una menor dispersión a medida que más glaciares se adicionan (ya que entre Nivómetro y Santa Ana el índice de correlación no varía).
Un resultado interesante es que cuando el flujo de energía está en su fase negativa, el flujo de agua tiende a mantenerse estable en un mínimo representado por una nube de puntos cercano al origen de coordenadas. Esto sugiere la existencia de un caudal de base bastante estable producto de fusión subglacial (representado en cierta forma por el valor de las constantes kG y kN), similar a lo observado en otros glaciares (Patterson, 1994). Este caudal de base podría explicar el mínimo muy mantenido (~18 m³/s) en las descargas del río San Juan (Fig. 1). El caudal de base en Est. Glaciar es mucho mayor al que podría generar el flujo geotérmico (Fig. 6), sugiriendo un importante transporte convectivo de calor debido al flujo de agua. Existe una segunda nube de puntos más dispersos que tiende a orientarse en forma proporcional a la energía, evidenciando sin dudas que la descarga está asociada al flujo de energía.
Otro dato a destacar es el poco tiempo de tránsito del agua de fusión a través del glaciar. Esto indica una red de drenaje bien organizada conformada por túneles subglaciares, dado que los valores de velocidad son comparables a los observados en glaciares más extensos en donde el agua es conducida por túneles bien organizados (Patterson, 1994). La presencia de un caudal de base significativo y la rapidez con que el agua es drenada subglacialmente corroboran que estos glaciares poseen base húmeda en gran parte de su desarrollo.
La aplicación del modelo empírico para predecir caudal es mostrado en la Fig. 9, en donde se simula una curva de descarga con precisión horaria. Se observa un muy buen ajuste entre las curvas aunque en Est. Glaciar, los errores son mayores (~25% de error medio en la estimación horaria, casi nulo en la estimación diaria), debido a que el caudal sufre variaciones abruptas, que no coinciden con factores energéticos (por ej, derrumbe de túneles que pueden impedir temporalmente el drenaje).  En cambio, el promedio de los errores en la predicción horaria del caudal en Nivómetro es menor al 4%. Esta mayor precisión (el índice de regresión es mayor) es porque el caudal allí es la suma del aporte de varios glaciares, por lo que los procesos aleatorios influyen menos. Dado que la predicción mejora cuando se considera un conjunto de glaciares, se pueden esperar buenos resultados de su aplicación a cuencas extensas como la de los ríos San Juan o Mendoza.


Figura 9.
Modelos de fusión empíricos aplicados a la predicción del caudal en Est. Glaciar y Nivómetro. Nótese la precisión con que se determina el caudal a lo largo del día.
Figure 9. Empirical models of melt-water discharge forecast at Glaciar and Nivómetro. Note high definition of predicted discharges.

APLICACIONES SEDIMENTOLOGICAS DEL ESTUDIO

Una de las caracteristicas más notables de estos ríos de montaña es el alto nivel de transporte de sedimentos en suspensión y como carga de fondo. Este transporte no es nada regular; durante los aforos fue posible "sentir" cómo es el transporte de fondo en estos ríos: notablemente activo durante los picos de creciente y casi inactivo durante las mínimas (Colombi et al., 1998). La reactiva-ción del transporte en suspensión durante las crecidas diarias (evidenciado por la turbidez) es claramente detectable. Este aumento de la carga en suspensión debido al aumento del caudal correlaciona con un mínimo en la cantidad de material disuelto, definido por la conductividad del agua y caracterizado para el glaciar de Agua Negra en San Juan (Schrott, 1991) y para la cuenca estudiada (Previley et al., 1998). Vemos que numerosos procesos de transporte de diferente índole son activados o desactivados por estos picos de creciente diario.
Sin embargo, observando el calibre de los sedimentos de corriente en cierta forma "atascados" en estos valles glacifluviales, se deduce que estos picos de creciente no son suficientes para explicar su transporte. Sin embargo, el modelo provisto en el presente trabajo permitiría reconstruir las condiciones ambientales en las que se produjo el movimiento de dichos materiales sedimentarios. En el caso de esta región de los Andes, eventos como los "jökulhlaup" son descartables debido a la ausencia de vulcanismo que produzca una acelerada fusión de nieve y hielo, tal como suele ocurrir en Islandia y que reactivan el transporte fluvioglaciar en forma impresionante (Maizels, 1987). Por estas razones, los modelos propuestos podrían ser una herramienta muy útil en la evaluación de paleogeografías pasadas, al ser utilizada en conjunto con análisis paleohidráulico de los depósitos glacifluviales.

POSIBILIDADES FUTURAS Y CONCLUSIONES

El estudio efectuado proporciona uno de los primeros conjuntos de datos sobre la forma detallada de un hidrograma de un río andino alimentado por fusión, y además muestra algunas alternativas para predecir los caudales. Modelos alternativos de predicción de caudal basados en la temperatura, si bien brindan datos globales bastante aproximados, no simulan las curvas de descarga diarias, ni su retraso. La similitud entre la curva de caudal de los ríos alimentados por fusión de hielo y/o nieve y la curva de energía absorbida por el sustrato, indica una relación estrecha corroborada por los análisis de regresión. Los resultados indican que, conociéndose las ecuaciones características para cada cuenca glaciar, se pueden predecir las descargas asociadas en una base horaria y con alta precisión. Aún sin conocer dichas expresiones, es posible estimar el monto de producción diario de agua de la cuenca. La transformación de la energía en agua y su tránsito por el sistema glaciar hasta salir a los sistemas de drenaje principales no es bien conocida aún. Las simplificaciones utilizadas en el modelo teórico de escorrentía, no permiten conocer la evolución térmica de la superficie en fusión, lo que deberá considerarse en futuros modelos, más interactivos.
La predicción de caudales con la metodología aplicada constituye una herramienta potencial de gran utilidad para el conocimiento de la evolución hídrica de una cuenca tanto en forma inmediata, de importancia en el ámbito humano, como en épocas pasadas, de interés para reconstrucciones paleogeográficas. Un modelo hídrico adecuado permitiría conocer cuáles fueron las condiciones glacio-nivales necesarias para labrar las importantes superficies erosivas observadas en el frente cordillerano e interpretadas como hidrológicas (Milana, 1994, 1998).
La información sobre la evolución hídrica presente podría ser utilizada ya sea para la racionalización del recurso y/o para la toma de medidas de prevención en épocas hídricas críticas. Combinando un modelo de escorrentía adecuado, información meteorológica de altura y de precipitación nival en imágenes satelitales, se podría conocer automáticamente la respuesta hídrica de la cuenca fluvial sin necesidad de mediciones de campo. La importancia de los sistemas glaciares en los ríos cuyanos durante épocas de déficit hídrico, tipificada por la Tabla 1, impone la necesidad de conocer mejor las reservas hídricas en glaciares, y su evolución temporal a mediano y corto plazo.

Agradecimientos

Agradezco la colaboración en campaña de los Lics. A. Banchig, A. Maturano, L. Ruzycki, Prof. P. Maurín y Sres. I. Neila, S. García; y la revisión critica del primer borrador por parte del Dr. J. C. Leiva. Gendarmería Nacional facilitó el uso del Puesto Santa Ana, la Dirección Provincial de Minería las aerofotos, T. E. Jordan (Cornell Univ.) las imágenes satelitales, y el Departamento de Geología (UNSJ) el molinete hidráulico. Este proyecto contó con el financiamiento del CICITCA de la Universidad Nacional de San Juan.

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