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Argos

versão On-line ISSN 1853-6379

Argos vol.34 no.2 Ciudad Autónoma de Buenos Aires jul./dez. 2011

 

RESEÑAS

Arthur Eckstein, Rome enters the Greek East. From anarchy to hierarchy in the Hellenistic Mediterranean, 230-170 B.C., Oxford, Blackwell Publishing, 2008, XII y 439 pp., 4 mapas.

 

Esta reciente obra de Arthur Eckstein profundiza una de las más ambiciosas relecturas del fenómeno del imperialismo romano realizadas en los últimos treinta años1. En la misma, este reconocido historiador propone un abordaje del proceso histórico de expansión romana hacia el mundo griego desde una postura revisionista, apoyándose para ello no sólo sobre un sólido conocimiento de las fuentes grecorromanas, sino también en un fino abordaje teórico "realista" sobre relaciones internacionales. Este aporte teórico constituye una herramienta novedosa que permite al autor repensar un viejo problema historiográfico desde una perspectiva teórica que está en el centro de los debates contemporáneos sobre relaciones internacionales, convirtiendo así su obra en objeto de interés para un público bastante más amplio. Además, esta densidad conceptual y empírica se combina magistralmente con una narrativa clara y fácil de seguir2.

El núcleo de la propuesta se estructura en torno a la necesidad de repensar el problema de la supuesta "excepcionalidad" romana y, en ese sentido, procura contribuir a resituar la naturaleza agresiva y expansionista de la República romana, entendiéndola para ello dentro de su contexto geopolítico. Continuando con la línea argumentativa desarrollada ya en su monografía del 2006, Mediterranean anarchy, interestate war and the rise of Rome, Eckstein se centra en la tesis de un sistema internacional mediterráneo caracterizado, precisamente, por la agresividad y la tendencia a la expansión de todos los actores políticos, desdibujando de ese modo la particularidad de los móviles imperialistas romanos3. Se trata, por lo tanto, de un estudio que se inserta de lleno en el debate académico, desafiando el paradigma historiográfico dominante tras la publicación en 1979 del War and imperialism in the Republican Rome de William Harris4. Éste ha tenido un peso fundamental en las modernas interpretaciones de los historiadores sobre el imperialismo romano. Harris pensaba este imperialismo como una consecuencia de la estructura interna de la sociedad romana, postura que daba lugar a la defensa de una supuesta "excepcionalidad romana", una inclinación "patológica excepcional" de esta sociedad antigua hacia la guerra, como clave interpretativa del fenómeno bélico5.

Para Eckstein, en cambio, plantear el problema en estos términos es reconocer un innecesario Primat der Innenpolitik en desmedro de un Primat der Aussenpolitik, sesgo que no permite captar el contexto en el cual se insertaba la acción concreta de la elite senatorial romana cuando decidía ir a la guerra. Este problema se sugiere explícitamente con motivo de la crisis que comenzó a sacudir el sistema interestatal helenístico en torno al 207 a.C. El autor reconoce que Roma era una entidad política extremadamente agresiva y belicosa, pero no era la única. Dentro de un sistema interestatal políticamente anárquico, como lo era el mundo helenístico, la tendencia esperable era que todos los estados se comportaran de manera agresiva intentando mejorar su sensación de seguridad. El contexto geopolítico y la particular distribución de fuerzas en los que la elite senatorial decidió actuar militarmente en 229, 219, 214, 201-200, 192 y 171 a.C. es decisivo para entender por qué Roma se involucró militarmente en el este griego.

Teniendo en mente ese objetivo, es clara la estructuración del libro en tres partes, cada una conformada por tres capítulos: 1) "Parte I. Roma en contacto con el este griego, 230-205 a.C." (pp. 1-118); 2) "Parte II. La crisis de transición de poder en el Mediterráneo griego, 207-200 a.C." (pp. 119-270) y 3) "Parte III. De la guerra hegemónica a la jerarquía, 200-170 a.C." (pp. 271-381). Para el lector atento, se vuelve evidente que la segunda parte constituye el principal foco de atención del autor. Justamente, en este apartado se percibe la faceta más revisionista del planteo de Eckstein, cuando señala que la dirigencia política en Roma percibía un peligro real en el oriente griego en torno al 201-200 a.C., lo que llevó a la intervención contra Filipo V de Macedonia. Esto constituye una redefinición de lo que se ha llamado "imperialismo defensivo", sostenido en su momento por Marcel Holleaux y Theodore Mommsen6. En su opinión, una mirada desde el interior de la sociedad romana no permite entender la crisis en el balance de poder en el sistema estatal helenístico. El mismo, al menos desde la batalla de Curopedio (281 a.C.), había alcanzado un relativo equilibrio de poder "multipolar" con el establecimiento de las monarquías Antigónida, Lágida y Seleúcida. Por supuesto, esto no significaba que la guerra hubiera dejado de ser un fenómeno endémico, dado los endebles cimientos institucionales de las monarquías helenísticas7. En torno al 207 a.C. este frágil equilibrio comenzó a derrumbarse con la crisis del Egipto Lágida, lo que desembocó en una crisis mayor del sistema al circular rumores acerca de la existencia de un pacto entre Antíoco III y Filipo V para adueñarse de las posesiones de los Lágidas8.

Sobre este punto, podemos reconocer con nitidez el peso que, en su argumentación, posee la propia narrativa polibiana de los acontecimientos. Escribiendo cincuenta años después de los sucesos, Polibio fue capaz de entender el peso de esta acción conjunta de los reyes para la profundización de la sumploké del mundo mediterráneo que, no en vano, Eckstein traduce global interconnectedness9. Reconociendo esta centralidad del pacto, varias páginas se dedican convincentemente a probar su veracidad, interpretando no sólo el lugar de dicho pacto dentro de la lógica historiográfica de las Historias, sino también dentro de la lógica histórica del comportamiento de algunas entidades políticas. El comportamiento excepcional de algunos estados medianos como Rodas y Pérgamo, pero también el Egipto Lágida, muestra que lo que estaba ocurriendo en el Mediterráneo oriental era un radical cambio en la distribución del poder.

La solidez teórica del planteo de Eckstein es clave en su renovada interpretación, pero también una adecuada comprensión de los condicionantes culturales históricos. Su indagación sobre la decisión de los estados medianos que, como Rodas o Pérgamo, en vez de sumarse a los reyes y compartir los despojos (lo que en teoría política se denomina como comportamiento bandwagoning), decidieron, en cambio, recurrir a Roma. Por un lado, este recurso es fácil de entender, dado que se veía en ésta un poder más distante, un peligro menos inmediato (no necesariamente más benigno), pero fundamentalmente se enlaza con los condicionantes culturales. Un comportamiento subordinado frente a un rey era la última opción pensable para las elites que tenían la capacidad de decidir en una entidad política, compuestas por varones propietarios de esclavos. Por lo tanto, se prefirió el riesgo, menor desde la perspectiva inmediata de los actores, de introducir un poder nuevo, ampliando al mismo tiempo los límites del sistema interestatal helenístico.

Es destacable la reflexión sobre el problema teórico de los imperios por invitación10, problema que permite redimensionar el peso que las elites de las entidades políticas griegas, directamente amenazadas por el accionar conjunto de los reyes, tuvieron en la introducción de Roma. En este libro, por un lado, estamos frente a un análisis que plantea una perspectiva multidireccional. Claramente Roma fue la agresora en 201-200 a.C., pero Antíoco III lo fue en 192 a.C., de modo que lo que se termina mostrando es que cualquier análisis en términos de imperialismo que no tome en cuenta los aspectos "externos" que conforman el sistema interestatal quedará incompleto11. Por otro lado, el trabajo aboga por una postura contra el determinismo. Si bien las teorías modernas, fundamentalmente la realista, subrayan el carácter explosivo de una situación interestatal políticamente anárquica (potenciada por el carácter primitivo de las embajadas antiguas y la falta de un sistema legal con poder de coerción internacional, en el marco de una sociedad con un alto sentido del honor), nada de lo que terminó ocurriendo era inevitable. En las diversas coyunturas que condujeron a la guerra, las embajadas griegas jugaron un papel clave dentro de un contexto caracterizado por la incertidumbre, con acceso a información limitada y desfasada, que llevó a la elite senatorial a pensar el "peor escenario posible" y sobredimensionar la amenaza. En estas condiciones se llegó a pensar que la única salida posible era la guerra (desde una posición de cognitive closure). Sin embargo, más allá de las tendencias internas agresivas, presentes no sólo en Roma, el principal móvil fue obtener "seguridad" en un contexto de crisis que se percibía como peligroso (como sugiere la máxima de Waltz)12.

En la última parte del libro se discuten las implicancias de la posición romana en la Grecia europea entre su victoria sobre Antíoco III y la guerra con Perseo de Macedonia (188-170 a.C.). Tenemos en esta sección una muy útil discusión sobre la pertinencia de hablar de "imperio", "hegemonía", "poder unipolar", "poder jerárquico", "control" o,  simplemente, de la capacidad de crear una "esfera de influencia" o, más bien, "esfera de interés" para caracterizar la posición de Roma tras la batalla de Magnesia. Se pone el acento en el carácter fluido e inestable de la situación de poder luego de esta victoria sobre Antíoco III, rescatando el peso de las acciones de los políticos griegos en esa coyuntura de nueva retirada de Roma del territorio griego (como muestra el debate entre Aristeno y Filopemen en el libro XXIV de las Historias de Polibio). No es fácil ver una situación de imperio, ni en sentido legal13, ni en sentido informal en ese período, sino que parece más conveniente aceptar que recién con la victoria sobre Perseo en 168 a.C. se produjo una transformación de los compromisos romanos en el mundo griego, como ya había sugerido el mismo Polibio. Lo que se dio, de todos modos, no fue el paso a un imperio, sino el cambio de un sistema anárquico a uno unipolar y jerárquico con Roma a la cabeza.

Es evidente que estamos frente a una contribución mayor al debate académico sobre el imperialismo romano en el mundo griego. Partiendo de sólidos cimientos empíricos y teóricos, Eckstein propone magistralmente profundizar en este fenómeno histórico del Mediterráneo antiguo desde una perspectiva multidireccional14. Las elites políticas griegas, y su sistema político multipolar anárquico, jugaron un papel activo, pero también las romanas, lo que permite redimensionar la agencia humana dentro de un sistema interestatal (sumado al peso de las culturas políticas particulares de cada uno de los estados participantes). Así, la violencia e inestabilidad del mundo helenístico, como un sistema interestatal, no debe ser obviada como un elemento central para entender la deriva de la imposición de Roma como poder hegemónico en el Mediterráneo, proceso en el cual, Polibio continúa siendo nuestro principal apoyo empírico.

Álvaro Matías Moreno Leoni

Universidad Nacional de Córdoba-CIECS-CONICET

almoreno1983@hotmail.com

Notas

1 Sigue el modelo esbozado en ECKSTEIN, A. (2006) Mediterranean anarchy, interstate war and the rise of Rome, Berkeley.         [ Links ]

2 Aunque es necesario señalar los reiterados errores tipográficos en el texto inglés y, en menor medida, en el griego (lo cual es más problemático en la medida en que se pretende sea de utilidad para un público no familiarizado con la lengua). Sólo a título de ejemplo, en la página 144 en el libro aparece δυναοτεία, en vez de δυναστεία, o, en la página 109, aparece αἰοχύνη en vez de αἰσχύνη.

3 Enfoque criticado ya en ECKSTEIN (2006:182-243).

4 HARRIS, W. (1985) War and imperialism in Republican Rome (327-70 B.C.), New York.         [ Links ]

5 HARRIS (1985: 9-53, 105-130, 163-254). Un "estado revisionista" sin límites para la politología, por oposición a los estados "pro status quo": ECKSTEIN (2006: 27).

6 HOLLEAUX, M. (1935) Rome, la Grèce et les monarchies hellénistiques au IIIe siècle avant. J.-C. (273-205), Paris;         [ Links ] MOMMSEN, T. (1903) Römische Geschichte I, Berlin.         [ Links ]

7 AUSTIN, M. (1986) "Hellenistic kings, the war and the economy", CPh 36 (2), pp. 450-466.         [ Links ] Para ECKSTEIN (2006: 88-90, 182-216), tanto Harris como Austin se limitan a un nivel de análisis individual, aplicando una unit-attribute theory a Roma y las monarquías helenísticas, lo que les impide ver las similitudes estructurales con los demás actores mediterráneos dentro de un sistema interestatal anárquico y, por ello, observan la patología bélica como algo excepcional en la cultura estudiada.

8 ECKSTEIN, A. (2005) "The pact between the kings, Polybius 15. 20. 6, and Polybius' view of the outbreak of the Second Macedonian War", CPh 100, pp. 228-242.         [ Links ]

9 En su obra anterior la traduce como interconnectedness: ECKSTEIN (2006: 114, 117, 181, 314, 366).

10 LUNDESTAD, G. (1986) "Empire by invitation? The United States and Western Europe, 1945-1952", Journ. Peace Research 23, pp. 263-277.         [ Links ] Ahora ver: CHAMPION, C. (2007) "Empire by invitation: Greek political strategies and Roman Imperial interventions in the Second Century B.C.E.", TAPhA 137 (2), pp. 255-275.         [ Links ]

11 Externo en el sentido de sistema interestatal. La lucha hegemónica entre construcciones discursivas de espacios imperiales imaginados es privilegiada en: MA, J. (1999) Antiochos III and the Cities of Western Asia Minor, New York, pp. 94-102.         [ Links ] Eckstein, aunque reconoce el peso de esta perspectiva en la p. 314, n. 27, prefiere centrarse en un análisis en términos de ciencia política como una contested periphery, más que en uno que privilegie la dimensión de clashing discourses o contested narratives.

12 WALTZ, K. (1988) "The origins of war in neorealist theory", Joun. Interdisc. Hist. 18, pp. 615-628.         [ Links ]

13 Siguiendo aquí los planteos de KALLET-MARX, R. (1995) Hegemony to empire: the development of the Roman Imperium in the East from 148 to 62 BC, Berkeley.         [ Links ]

14 Algo observado por GRUEN, E. (1986) The Hellenistic world and the coming of Rome, Berkeley,         [ Links ] en clara oposición al clásico enfoque de Badian, E. (1967) Foreign clientelae, Oxford,         [ Links ] en el que primaba la imposición de un repertorio político-social romano a las nuevas relaciones con el mundo griego.

Fecha de recepción: 05-09-11
Fecha de aceptación: 12-09-11

 

 

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