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Argos

versión On-line ISSN 1853-6379

Argos vol.35 no.1 Ciudad Autónoma de Buenos Aires ene./jun. 2012

 

RESEÑAS

Claudia Mársico, Socráticos. Cartas, Buenos Aires, Miluno, 2012, 160 pp.

La edición completa de los fragmentos y testimonios de los mal llamados por la tradición "socráticos menores", realizada en 1990 por Gabriele Giannantoni1, ha despertado un creciente interés por el estudio de estos filósofos, cuya importancia en la constitución de la filosofía clásica y helenística no es de ningún modo proporcional a la escasa atención que recibieron por parte de los historiadores de la filosofía, proclives a concentrarse en las grandes figuras consagradas por la tradición y reacios a restablecer el contexto de agitada discusión en el que se gestaron las teorías de los pensadores considerados "mayores".

La traducción de las epístolas de los socráticos realizada por Claudia Mársico manifiesta este interés por poner de relieve la figura de los intelectuales allegados al grupo de Sócrates, revirtiendo así la tendencia de la historiografía y la doxografía tradicionales. Ésta se precia de ser la primera traducción completa del griego al español de este material, que se suma a las ya existentes en lengua inglesa, alemana e italiana, y consuma el trabajo que la autora ha realizado en los últimos años sobre los intelectuales socráticos, el cual se ha plasmado en la primera traducción a lengua moderna de la edición de Giannantoni y en numerosas publicaciones sobre estos personajes2.

El volumen está compuesto por un completo estudio preliminar, la traducción de las cartas y una tabla de correspondencias que permite comparar pasajes de este libro con otros presentes en la edición de Giannantoni y en la traducción española de esta edición.

El estudio preliminar, que pretende ser una "guía para husmear" en el ámbito privado que revela la lectura de estas cartas, así como en los aspectos históricos y teóricos que éstas evocan, está dividido en cinco secciones. La primera de ellas está dedicada a tratar los problemas vinculados al género de la epistolografía. Tras analizar los límites de las definiciones tradicionales sobre qué es una carta, se presentan algunas tipologías epistolográficas. Por una parte, es posible distinguir epístolas que fueron enviadas por un personaje históricamente real a otro, las cuales pueden haber estado luego sujetas a una edición posterior que las acercara a un público más amplio; o epístolas redactadas por un imitador, como si hubieran sido enviadas entre personajes históricos o ficcionales. Por otra parte, las epístolas pueden clasificarse según su función en un sinnúmero de tipologías que abarcan desde las cartas públicas con mensajes políticos o religiosos hasta las cartas privadas de recomendación, de condolencia o de invitación.

Como se destaca en la segunda sección, al tratar los problemas vinculados a la  datación y autoría de las epístolas, el contenido de las cartas de los socráticos es ficcional, aunque sumamente verosímil, y sus autores eligen personajes históricos como remitentes y destinatarios. Con excepción de las cartas XVIII y XIX, escritas en el siglo III a.C., el resto fueron redactadas en el marco del movimiento de la Segunda Sofística. Del mismo modo que representantes de las escuelas de retórica del período clásico como Isócrates, Alcidamante y Antístenes se apropiaron en sus discursos de las figuras de Helena, Ayante, Odiseo o Palamedes, los integrantes del movimiento de la Segunda Sofística se apropiaron de la figura de Sócrates y sus discípulos, por medio de la escritura de cartas ficticias en las que recreaban el pensamiento de la tradición clásica. La epistolografía ficcional es entonces un género híbrido, en el que se presentan imbricados hechos y personajes históricos con situaciones creadas por la inventiva de los redactores. La autora señala que este ejercicio de apropiación literaria de los personajes de la tradición acerca la epistolografía socrática al actual género de las fanfictions, relatos ficcionales por medio de los cuales los admiradores de ciertas obras de la literatura o los comics utilizan los personajes de estas obras para hacerlos partícipes de nuevas aventuras.

La tercera sección describe a los integrantes del grupo socrático. Aunque son breves las descripciones de Sócrates y los "socráticos mayores"    -Platón y Jenofonte-, no ocurre lo mismo con aquéllas dedicadas a los "socráticos menores" -Euclides de Mégara, Aristipo de Cirene, Antístenes, Esquines, Fedón de Elis y Simón el zapatero-. Además de datos biográficos, la autora presenta los lineamientos básicos de sus teorías. Se adjuntan además breves descripciones históricas sobre Querefonte, Critón, Eutidemo de Quíos, Espeusipo y Jenócrates, a causa de que son los remitentes y destinatarios de algunas de las cartas.

En la cuarta sección el estudio del género epistolográfico es complementado con un estudio sobre el género del diálogo socrático, que fue ampliamente desarrollado por los intelectuales de este grupo. Con respecto al inventor de este género, los testimonios atribuyen, sin acuerdo, este título a Simón el zapatero, Alexameno de Teos, Jenofonte y Platón. Tampoco hay acuerdo alguno en lo que concierne a las influencias de otros géneros de la época sobre el diálogo socrático. Por una parte, L. Rossetti sostiene que el diálogo socrático no hereda ningún formato literario previo, sino que nace como registro escrito de la práctica conversacional propia del círculo socrático3. Por otra parte, D. Clay afirma que el diálogo socrático se inspira en el formato de la comedia aristofánica, que habría sido la primera en registrar las conversaciones y prácticas de Sócrates4. La autora complementa estas hipótesis con la consideración de una variable histórica, que es el exilio de los socráticos tras la muerte de Sócrates y la circulación del panfleto de Polícrates que coincide con su regreso a Atenas, para defenderse de cuyas acusaciones los socráticos responden de manera corporativa por medio de la producción de diálogos que tienen por objetivo limpiar la figura del maestro de los cargos que sobre él pesaron.

El estudio preliminar culmina con detalles sobre la transmisión del texto y una lista de las obras más relevantes de la bibliografía, que se completa con otros títulos, citados únicamente en las notas.

La traducción de las cartas, que sigue la edición de J. Sykutris5, está realizada en un estilo llano, respetuoso del texto griego original, y está acompañada por un cuantioso aparato de notas, que suplen datos que ayudan a la lectura de quienes se enfrentan por primera vez con los intelectuales socráticos. El compendio epistolar de Sócrates y los socráticos está compuesto por treinta y cinco cartas, que se dividen en dos grupos: el primero reúne las epístolas atribuidas a Sócrates (cartas I a VII); el segundo, las atribuidas a los socráticos (cartas VIII a XXXV).

Las epístolas de Sócrates recorren distintos temas: el rechazo de Sócrates a la propuesta del rey Arquelao de cobrar por enseñar y aceptar los bienes que éste le promete; sus consejos a los amigos (II a V); la preferencia por una vida moderada y virtuosa, acompañada por la declaración de que no dejará a sus hijos dinero, sino buenos amigos, que son la recompensa que ha recibido por filosofar (VI); y algunos episodios vinculados con el juicio que lo llevó a la muerte, entre los que se menciona el rechazo de Sócrates a cumplir con la orden de arrestar a León de Salamina, impartida por el gobierno de los Treinta (VII).

Las epístolas atribuidas a los socráticos reflejan distintos intercambios. Las cartas VIII a XIII retratan el hedonismo aristipiano, repudiado especialmente por Antístenes, quien según las anécdotas hubiera preferido volverse loco antes que sentir placer (FS 909-914; SSR V. A. 122). Antístenes y Simón el zapatero reprochan a Aristipo su comportamiento en la corte siracusana de Dionisio, caracterizado por su entrega al placer de los banquetes, que lo aleja de la autarquía. El epistolario aristipiano se completa con la carta XVI, dirigida a Esquines, y la XXVII, dirigida a su hija Arete. Esta última testimonia la actividad filosófica de la hija de Aristipo y su relación con los gobernantes de Cirene. Aparece también mencionado el nieto de Aristipo, llamado con el mismo nombre que su abuelo, quien, a causa de haber sido educado por su madre, había recibido el epíteto de Μητροdίdακτος (FS 648-654; SSR IV. B. 1-6).

Las epístolas XIV a XXIII comentan distintos episodios vinculados con el juicio y la muerte de Sócrates, el exilio de los socráticos y la decisión de escribir diálogos que retraten la práctica del maestro. La epístola XV es imprescindible para zanjar la cuestión sobre el origen del género del diálogo socrático, ya que en ella Jenofonte propone a los compañeros de Sócrates elaborar escritos que reflejen la vida del maestro: "Me parece realmente que tenemos que redactar lo que Sócrates dijo e hizo. Ésta podría ser su mejor defensa ahora y en el futuro, ya que no discutimos en el tribunal, sino relatando la virtud de este hombre durante toda la vida." Esta afirmación pone de manifiesto que, allende de la consideración del problema sobre la relación entre el diálogo socrático y los otros géneros de la época, la causa de la vasta producción de este tipo de diálogos reside en la decisión de los discípulos de Sócrates de defender la figura del maestro, al tiempo que ellos mismos se defendían de las posibles acusaciones de que pudieran ser objeto, en tanto discípulos de Sócrates y propagadores de sus enseñanzas.

Las cartas XXIV, XXV, XXVI y XXIX involucran a Platón. Éste es destinatario de la epístola XXV, que Fedro le escribe en tono erótico, y de la epístola XXVI, que le escribe presuntamente Critón, pidiéndole detalles sobre su viaje a Egipto y los intercambios con los sabios de esa región. Platón es el remitente de las otras dos epístolas, en las que expresa su misantropía y los consejos a Filipo sobre cómo éste debía tratar a su hermano.

Las epístolas XXX a XXXIV ya no reflejan intercambios entre socráticos, sino que involucran a algunos miembros de la Academia platónica. Las cartas XXX a XXXII retratan los intercambios entre Espeusipo y Jenócrates, centrados en el pedido de aquél para que éste vuelva a Atenas a dirigir la Academia y en la negativa de Jenócrates. Espeusipo es el remitente de la carta XXVIII, dirigida a Filipo, y de la carta XXXIII, dirigida a Dion, y es el destinatario de la epístola XXXIV, que le enviara Dionisio el Joven. El epistolario concluye con la carta XXXV, enviada por el pitagórico Clinias al peripatético Adrasto, la cual discurre sobre la necesidad de que la filosofía sea impartida a jóvenes selectos.

A través de la lectura de la epistolografía de Sócrates y sus discípulos, tenemos la oportunidad de acceder a la trastienda del movimiento socrático, donde se suceden escenas íntimas que echan luz sobre las relaciones que mantenían estos intelectuales en el seno del grupo. Aunque en algunos casos estos vínculos son de tensión y enfrentamiento, y en otros, de amistad y unión, todos están igualmente signados por la experiencia de haber filosofado con Sócrates, que los compromete a dedicar sus vidas a la defensa de la figura del maestro y al desarrollo de la filosofía.

Mariana Gardella

Universidad de Buenos Aires

marianagardellahueso@gmail.com

 

Notas

1 Giannantoni, G. (1990) Socrates et socraticorum reliquiae [SSR], Napoli, Bibliopolis.         [ Links ]

2 Mársico, C. (2012) Filósofos socráticos. Testimonios y fragmentos I: Megáricos y Cirenaicos; Testimonios y fragmentos II: Antístenes, Fedón, Esquines y los discípulos atenienses [FS], Buenos Aires, Losada.         [ Links ]

3 Rossetti, L. (2003) "Le dialogue socratique in statu nascendi", Philosophie Antique,1, pp. 11-35.         [ Links ]

4 Clay, D. (1994) "The origins of the Platonic dialogue", en Vander Waerdt, P. (ed.) The Socratic movement, Ithaca-New York.         [ Links ]

5 Sykutris, J. (1933) Die Briefe des Sokrates und der Sokratiker, Paderborn.         [ Links ]

Fecha de recepción: 16-05-12
Fecha de aceptación: 17-05-12

 

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