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Sociedad y religión

versión On-line ISSN 1853-7081

Soc. relig. vol.20 no.32-33 Ciudad Autónoma de Buenos Aires  2010

 

ARTÍCULO

Estructura social y pluralización religiosa: un análisis del nivel socioeconómico de los pentecostales

Social structure and religious pluralization: an analysis of the socioeconomic level of Pentecostals

 

Gabriel Levita

CEIL-PIETTE CONICET

Saavedra 15 4º piso (1082) Buenos Aires

levgab@hotmail.com

 

Fecha de recepción: 29 de junio de 2010

Fecha de aceptación: 26 de agosto de 2010


Resumen

El presente trabajo busca indagar acerca de los vínculos entre religión y estructura social a partir de los datos brindados por la Primera Encuesta sobre Creencias y Actitudes Religiosas en Argentina, realizada por el CEIL- PIETTE CONICET, la ANPCyT y universidades nacionales. La misma avala estadísticamente la muy trabajada hipótesis sobre el menor nivel socioeconómico de los pentecostales. Nuestro trabajo se propone, partiendo de esa constatación empírica,  realizar posteriormente una lectura conceptual del material estadístico y retomar algunas de las más difundidas líneas de investigación sobre las transformaciones de lo religioso y sobre el pentecostalismo para plantear nuevas preguntas teóricas y epistemológicas. De este modo, las reflexiones basadas en el paradigma de la modernización y en el establecimiento de correlaciones lineales entre religión y posición en la estructura social se muestran heurísticamente débiles frente a perspectivas que privilegian el estudio de afinidades en un contexto que combina al mismo tiempo pluralización religiosa y fragmentación social.

Palabras claves: pentecostales - nivel socioeconómico - pobreza

 

Abstract

This work looks for investigating on the links between religion and social structure from the information offered by the First Survey on Religious Beliefs and Attitudes in Argentina made by the CEIL - PIETTE CONICET, the ANPCyT and national universities. This survey gives a statistical support to the hypothesis on the minor socioeconomic level of Pentecostals. Our work aims to make a conceptual analysis of the statistical material and then to reread some of the most spread lines of research on the transformations of the religious thing and on the Pentecostalism to raise new theoretical and epistemological questions. Thus, works based on the paradigm of modernization and on the establishment of linear correlations between religion and position in the social structure prove to be heuristically weak opposite to perspectives that favor the study of affinities in a context that combines at the same time religious pluralization and social fragmentation.

Key Words: Pentecostals - socioeconomic level - poverty


 

Introducción

Los nuevos desafíos planteados a las ciencias sociales a partir de las reconfiguraciones de la estructura social en la Argentina acaecidas en las últimas décadas suponen para la sociología una serie de desafíos que apuntan a dar cuenta de la reestructuración del lazo social y de las identidades implicadas en la construcción de la ciudadanía. La cuestión de lo religioso ocupa aquí un lugar fundamental en su relación con otras esferas de la vida social tanto en el modo en el que las reestructuraciones sociales afectan lo religioso, como en las influencias de la religión en la estructuración de grupos sociales. En este sentido, el proyecto de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica "Religión y estructura social en la Argentina" se propone analizar las relaciones entre el fenómeno religioso y la estructura social de la Argentina contemporánea y la Primera Encuesta sobre Creencias y Actitudes Religiosas en Argentina desarrollada en este marco constituye una herramienta por demás idónea para realizar una aproximación cuantitativa a la cuestión planteada.

La pregunta por las relaciones entre la religión y la estructura social son fundantes de los estudios sobre sociología de la religión y están en la base de numerosos trabajos clásicos al respecto, entre los que no se puede dejar de destacar el que Max Weber emprendiera hace ya más de un siglo. Recogiendo el espíritu de los más nobles estudios sociológicos que atienden siempre a las relaciones de multicausalidad históricamente situadas, consideramos que los cambios en las creencias religiosas impactan en la configuración de grupos sociales, al mismo tiempo que se ven fuertemente influenciados por los cambios en la estructura social a nivel nacional y regional.

En este sentido, en el marco de los llamados procesos de globalización y mundialización y de las transformaciones del capitalismo contemporáneo, la fragmentación y heterogeneización de la estructura social se desarrollan en forma paralela a la modificación cuantitativa y cualitativa de lo religioso. Se reactualizan de esta forma, una serie de interrogantes que vinculan a la religión con la estratificación social. ¿Existen diferencias en el nivel socioeconómico entre quienes están ligados a una u otra confesión religiosa? ¿En qué medida la posición en la estructura social y ocupacional y el fenómeno religioso están vinculados? ¿Qué posibilidades de análisis abriría la constatación de dicho diferencial?

Dentro de la dinámica descrita, el crecimiento del pentecostalismo y, posteriormente, del neo-pentecostalismo en América Latina son señalados como parte de las transformaciones en la dimensión religiosa del cambio social. La creciente gravitación de este fenómeno nos devuelve a las preguntas recién formuladas y a la necesidad de una aproximación conceptual a las estadísticas elaboradas que permita formalizar las relaciones entre la religión y la estructura social en el caso del pentecostalismo en nuestro país.

La información brindada por la Primera Encuesta sobre Creencias y Actitudes Religiosas en Argentina avala estadísticamente la muy trabajada hipótesis sobre el menor nivel socioeconómico de los pentecostales respecto a la confesión religiosa mayoritaria. Nuestro trabajo se centra en una propuesta que, partiendo de una poderosa constatación empírica, se propone realizar una lectura conceptual del material estadístico y retomar algunas de las más difundidas líneas de investigación sobre el pentecostalismo para plantear nuevas preguntas que inviten a posteriores intentos reflexivos.

 

El pentecostalismo en la estructura social

El análisis de la inserción de determinados grupos religiosos en la estructura social requiere para su desarrollo no sólo de la disponibilidad de datos cuantitativos válidos y pertinentemente tabulados y del sustento de sólidos marcos teóricos que den un sentido sociológico a esa información estadística, sino también de un caudal de material empírico que habilite perspectivas históricas y comparativas. En el primer caso, tenemos la satisfacción de contar con datos estadísticos de calidad producto de la Encuesta mencionada y de presentar, como veremos más adelante, uno de los desarrollos teóricos más representativos sobre el tema. Sin embargo, las limitaciones propias de la escasez de encuestas nacionales sobre religión llevadas a cabo con suficiente anterioridad como para adentrarse en una comparación diacrónica suponen una limitación en la comprensión de los cuadros que describiremos e interpretaremos. De modo que se dificulta la posibilidad de trabajar no sólo sobre las características socioeconómicas actuales más generales de los pentecostales, sino también acerca de sus cambios a través del tiempo, lo cual echaría luz sobre importantísimos aspectos que igualmente trabajaremos.

Para una constatación más clara de la información que queremos resaltar, hemos decidido comparar los indicadores de nivel socioeconómico de los pentecostales con el de los católicos. Este contraste permitirá hacernos de una idea más acabada de la inserción social del grupo al permitirnos una comparación despojada y rápida que, al enfrentar los valores correspondientes a los pentecostales con aquellos del grupo religioso mayoritario y aquellos del total del país -obviamente cercanos a los del grupo mayoritario-, permita una lectura más clara de los cuadros.

 

Cuadro 1. Porcentaje de miembros de cada confesión religiosa sobre la población total

 

Los datos arrojados por la Encuesta sobre Actitudes Religiosas realizada en 2008 (ver Cuadro 1) nos hablan de una amplia mayoría de la población que se reconoce como católica. Este 76,48% de católicos sólo cobrará toda su relevancia en el marco de un análisis histórico que permita construir una serie de comparaciones diacrónicas con miras a detectar las variaciones que pudieran haber ocurrido. En este sentido, aunque escape a los fines y recursos del presente trabajo, cobra fuerza la hipótesis de la existencia de un cierto retroceso en el porcentaje de argentinos que se reconocen a sí mismos como católicos1, en consonancia con un fenómeno de alcance regional.

Por otra parte, dentro de la categoría de "Evangélicos" podemos reconocer dos grandes subcategorías que resultan fundamentales para la cabal comprensión de la exposición que aquí intentaremos esbozar. Por cuestiones de tabulación y presentación de los cuadros elaborados producto de la encuesta, se ha englobado como "Evangélicos" tanto a los pentecostales como a los protestantes históricos (luteranos, anglicanos, baptistas, metodistas, etc.). Sin embargo, respecto a la población total este 9% de evangélicos se divide asimétricamente entre un 7,5% de pentecostales y un 1,5% de protestantes históricos. Es decir que al interior de la categoría "Evangélicos" el 83,3% son pentecostales y sólo el 16,6% son protestantes históricos. En el posterior análisis de los restantes cuadros, esta distribución será clave para interpretar algunos diferenciales socioeconómicos en relación a otras confesiones.

Dentro de la por demás significativa categoría de "Otros" han sido agrupadas todas las confesiones que no figuran en esta tabla dispuestas además, a los fines de esta tabulación, junto con la categoría de "Indiferentes", la cual incluye los desagregados correspondientes a quienes se consideran "Agnósticos", "Ateos" y quienes dicen no tener "Ninguna" religión. Los valores de estas tres últimas categorías, si bien no serán objeto de análisis en el presente estudio, plantean interesantes preguntas teóricas a partir de los importantes valores relativos que arrojan.

 

Cuadro 2. Percepción de la situación laboral según confesión religiosa (en porcentajes)

 

Para medir el nivel socioeconómico de los encuestados nos valdremos de los indicadores de "Percepción de la situación laboral", "Niveles educativos alcanzados" y "Trayectorias educativas" por nivel de escolarización. Respecto al primero, huelga aclarar que, si bien se trata de una "apreciación" y que, como tal, podría pensarse que  se encuentra atravesada por un factor subjetivo, partimos del supuesto de que los encuestados saben efectivamente si trabajan o no y si se encuentran buscando trabajo o no. En este sentido, la consideración de la situación laboral es esencial en la elaboración de cualquier índice o estimación del nivel socioeconómico de las personas o familias.

Así, el Cuadro 2 nos presenta un desagregado porcentual de las dos categorías de religión sobre las cuales estamos trabajando para cada una de las afirmaciones que fueron respondidas por los encuestados categorizables como católicos o como evangélicos. Ha de notarse un interesante diferencial entre las dos categorías. En primer lugar, si entendemos, en consonancia con las definiciones estandarizadas de los organismos estadísticos, a la Población Económicamente Activa como al conjunto de personas que trabajan más aquellas que no lo hacen, pero buscan trabajo en forma activa, podremos estimar la PEA a partir de la suma de los valores de A, B, C, D, F y G. De modo que mientras el 67,8% de los encuestados católicos (siempre mayores de 18 años) forma parte de la PEA, el 78,4% de los encuestados evangélicos lo hace. Esta constatación cobra mayor sentido a la luz de las siguientes observaciones (sintetizadas en el Cuadro 3):

  • Considerando a las categorías F y G como indicadores de desocupación (sin empleo, pero buscan trabajo activamente), este fenómeno afecta más a los evangélicos (11,8%) que a los católicos (8,6%).
  • Considerando a las categorías C y D como indicadores de estabilidad, la inestabilidad laboral afecta a los dos grupos de forma similar: 22,9% para los católicos y 23,3% para los evangélicos.
  • Considerando a las categorías A y D como indicadores de la satisfacción con el sueldo, el 34,1% de los católicos gana lo "suficiente para vivir", mientras que sólo el 25,1% de los evangélicos lo hace. Al mismo tiempo, el 25,1% de los católicos declara que "no gana mucho" o que su sueldo "no le alcanza para vivir", mientras que el porcentaje de evangélicos en esta situación es de 41,4% -categorías B y C.
  • En el extremo superior de la escala para el 18,7% de los católicos su trabajo es estable y ganan lo suficiente para vivir, mientras que comparten esa afirmación sólo el 13,9% de los evangélicos.

 

Cuadro 3. Indicadores ligados a la situación laboral (en porcentajes)

 

Recapitulando, la situación laboral de los evangélicos es más precaria que la de los católicos. Aunque afectados por similares niveles de inestabilidad, los evangélicos se encuentran más afectados por la desocupación y por un nivel de ingresos mayormente evaluado como escaso, lo cual los aleja más de la situación óptima de estabilidad y sueldo suficiente "para vivir".

En este sentido, puede hipotetizarse que los diferenciales de la PEA están influidos por la mayor necesidad de los evangélicos de ingresar al mercado de trabajo merced  a su peor situación laboral. Sin embargo, no debe dejar de recordarse que tal afirmación invita a un estudio más profundo y específico que de cuenta de las características del mercado de trabajo en la actualidad en nuestro país.

 

Cuadro 4. Niveles educativos alcanzados según confesión religiosa (en porcentajes)

 

Al hablar de los "niveles educativos alcanzados" estamos haciendo referencia a la asistencia de los encuestados a los niveles indicados, independientemente de la titulación obtenida. Es decir, que al no contemplar el abandono escolar se constituye en un indicador más abierto y flexible que aquellos que reposan sobre la finalización del nivel y la titulación. Una somera lectura del Cuadro 4, comienza revelando que la asistencia al nivel primario es prácticamente universal para los dos grupos considerados (98,85% para los católicos y 99,52% para los evangélicos), en consonancia con las tendencias nacionales y regionales hacia la universalización de ese nivel educativo por sobre las diferencias regionales, sociales, etc.

Una aproximación a la segunda categoría nos habla ya del surgimiento de un diferencial entre la asistencia al nivel secundario a favor de los católicos (65,28% por sobre 58,57% para los evangélicos). Ahora bien, la asistencia al nivel terciario o universitario es la que muestra una mayor diferencia entre ambos grupos. El porcentaje de católicos que asiste o asistió a dicho nivel (22,52%) es aproximadamente el triple del porcentaje de evangélicos para esa categoría (7,14%).

En otras palabras, mientras que en ambos grupos se constata el esperable descenso en la escolarización a lo largo de la trayectoria educativa, de manera análoga a las tendencias registradas a nivel nacional e internacional, el abandono en términos de una carrera escolar ideal compuesta por los tres niveles indicados es notablemente mayor entre los evangélicos que entre los católicos. De la prácticamente totalidad de individuos que asistieron a la escuela primaria, sólo llegan a cursar estudios terciarios o universitarios el 22,52% de los católicos y el 7,14% de los evangélicos.

 

Cuadro 5. Trayectoria educativa de nivel primario según confesión religiosa (en porcentajes)

 

Al interior de cada nivel educativo podemos establecer, para comenzar, un diferencial en la asistencia a establecimientos de gestión pública respecto a la asistencia a los de gestión privada. En el nivel primario (ver Cuadro 5) el 85,2% de los católicos que a él asistieron lo hicieron a escuelas de gestión pública, mientras que el restante 14,8% lo hizo a escuelas de gestión privada. En el caso de los evangélicos estos valores son de 96% para la pública y 4% para la privada. Si bien es cierto que la heterogeneidad y fragmentación de la oferta educativa tanto a nivel público como privado nos impiden determinar una asociación directa entre le nivel socioeconómico y el tipo de escuela a la que se asiste, los valores registrados dan cuenta de diferencias en el acceso al sistema educativo.

En el nivel secundario (ver Cuadro 6), de los católicos que asistieron, el 78% corresponde a escuelas públicas y el 22% a escuelas privadas, mientras entre los evangélicos que asistieron el 89,7% lo hizo a escuelas públicas y el 10,3% a escuelas privadas. Profundizándose esta tendencia, entre los católicos que asisten o asistieron al nivel educativo terciario o universitario (ver Cuadro 7) el 77,2% corresponde a institutos públicos y el restante 22,8% a establecimientos privados. Para los evangélicos, estos valores son de 92,7% y 7,3% respectivamente.

 

Cuadro 6. Trayectoria educativa de nivel secundario según confesión religiosa (en porcentajes)

 

 

Cuadro 7. Trayectoria educativa de nivel terciario / universitario según confesión religiosa (en porcentajes)

 

A modo de aclaración, el agrupamiento realizado entre las categorías "Escuela privada religiosa" y "Escuela privada no religiosa" apunta a enfocar el análisis en el par público - privado sorteando las diferencias entre la oferta educativa religiosa de uno y otro grupo. Es así, que el Cuadro 8 ofrece una síntesis de los datos presentados acerca de la dimensión educativa.

 

Cuadro 8. Nivel educativo y tipo de gestión según confesión religiosa (en porcentajes)

 

Retomando la lectura que venimos haciendo parece lícito afirmar que para todos los niveles educativos entre los católicos hay una mayor porcentaje de asistentes a establecimientos privados que entre los evangélicos. Tomando los recaudos teórico-metodológicos pertinentes, los datos recabados sobre las trayectorias educativas de los dos grupos nos permiten distinguir un mayor nivel educativo entre los católicos por sobre los evangélicos y un indicio de mayor nivel económico ligado a la mayor concurrencia a instituciones privadas que se refleja en un acceso diferencial al sistema educativo.

Otro modo por demás interesante para abordar la cuestión desde la información estadística disponible se centra no ya en preguntarse por el nivel socioeconómico de los pentecostales, sino por las confesiones religiosas de quienes tienen niveles socioeconómicos bajos. Es decir, que al desplazar nuestra unidad de análisis desde los grupos religiosos (católicos, pentecostales) hacia los grupos socioeconómicos (de mayor o menor nivel) estamos invirtiendo la pregunta e indagando sobre la misma cuestión desde otro punto de vista. En otras palabras, no vamos a preguntarnos ahora si el pentecostalismo es una religión ligada a los sectores más pobres, sino si los sectores más pobres son más pentecostales que el resto de la población.

 

Cuadro 9. Confesiones religiosas según nivel educativo alcanzado (en porcentajes)

 

Una lectura atenta del Cuadro 9 que parta del supuesto ampliamente reconocido de que el nivel educativo es un buen indicador del nivel socioeconómico nos permitirá ver cómo varían los distintos grupo religiosos dentro de cada categoría educativa en relación a su peso total en la población del país. Así, en el grupo de menor nivel, los "Sin estudios", el peso de los católicos tiende a bajar respecto a su valor total (75,8% frente a 76,5%), mientras que el de los evangélicos sube más de un punto porcentual (10,4% frente a 9%). Similar tendencia se verifica para el nivel "Primario", en el cual un 74,6% son católicos (frente al 76,5% del total) y un 11,8% evangélicos (frente al 9% del total). Por otra parte, el peso de los evangélicos a medida que observamos niveles educativos / socioeconómicos mayores rubrica un movimiento hacia la baja que opera en el sentido de ratificar una relación estadística de proporcionalidad inversa entre la posición en la estructura social y el peso del pentecostalismo. De esta manera, se refuerzan las lecturas e interpretaciones anteriores complejizando aun más las diferentes formas en las que el fenómeno se representa.

Asimismo, no podemos dejar de notar el comportamiento de los agrupados como "Indiferentes". La heterogeneidad de una categoría que incluye tanto a los "agnósticos" como a los "ateos" y a quienes dicen no tener "ninguna" religión supone un desafío a la interpretación sociológica junto a una necesidad de datos más finos y estructuras conceptuales que, como ya henos señalado, no serán objeto de este trabajo. Ahora bien, no obstante la prudencia analítica que mantendremos frente a este grupo, es menester señalar que existe una importante presencia de indiferentes en los niveles más bajos de la estructura social y que este importante hecho da cuenta de características fundamentales de los estratos socioeconómicos más bajos que nos hablan de una pluralidad religiosa comparable a los totales nacionales. A su vez, esta realidad interpela numerosas construcciones teóricas sobre la religiosidad de los grupos sociales populares.

De esta forma, se constata, en términos generales, para los pentecostales un nivel socioeconómico menor a los valores nacionales y una posición más desfavorable en la estructura social. Sin embargo, esta imagen sincrónica, a la vez que genera interrogantes e hipótesis nuevas, requiere de marcos teóricos que permitan una interpretación sociológica más rica y articulada.

 

Abordajes teóricos

El desarrollo de la sociología de la religión ha sido testigo en los últimos años del surgimiento de numerosos trabajos en torno a la cuestión pentecostal. A la par de los estudios de corte histórico que brindan marcos propicios para la comprensión del tema, la noción de campo evangélico ha sido central en numerosos análisis de este tipo. Al mismo tiempo, el pentecostalismo se ha problematizado en vinculación con otros núcleos temáticos, como la cuestión de género o la de los pueblos originarios. A los efectos del presente estudio recogeremos una de las perspectivas teóricas más difundidas que aborda, entre otros puntos y de múltiples maneras, la cuestión de la inserción social de estos grupos religiosos. Diversos especialistas han tratado las vinculaciones entre el pentecostalismo y los sectores populares así como las estrategias de supervivencia vinculadas a este grupo religioso. Sin embargo, aquí no pretendemos esbozar un estado de la cuestión que de cuenta de las principales corrientes o autores que hubieran investigado el tema, sino mostrar tan sólo una de las formas en que la relación entre el pentecostalismo y la estructura social en América Latina ha sido problematizada (Bianchi, 2005; Saracco, 1989; Wynarczyk, 1993; Wynarczyk y Semán, 1994; Wynarczyk, Semán y Majo, 1995; Tarducci, 1994; Cordeu y Siffredi, 1971; Miller, 1979; Wright, 1992; Semán, 2000; Semán, 2007; Soneira, 1994; Mariz, 1990).

Las investigaciones y desarrollos teóricos de Jean-Pierre Bastian brindan una oportunidad singular de acercarnos a este punto, siempre recordando que, al mismo tiempo que este autor coincide con otros colegas en plantear al pentecostalismo como una "religión de pobres", sus reflexiones socio históricas guardan ciertas particularidades que las diferencias de otras.

A partir de la utilización de datos secundarios tales como registros de instituciones protestantes locales o de dependencias oficiales, Bastian constata dos elementos centrales en su trabajo: que el pentecostalismo ha crecido en las últimas tres décadas y que los templos pentecostales proliferan en los barrios en los que se registra un menor nivel de ingresos y un menor nivel educativo. Esto último en consonancia con los datos estadísticos presentados. Como iremos viendo, puede hipotetizarse que estas dos proposiciones guardan una estrecha relación entre sí, ligada a su vez al contexto histórico latinoamericano (Bastian, 1997).

Así, estas aseveraciones son colocadas en el marco del paradigma de la modernización y puestas en juego junto con los conceptos de modernización política, económica y cultural. Los pautas culturales propias de América Latina terminarían por explicar los atrasos en el proceso de modernización de la región y sus diferencias con el modelo de los países centrales. De esta manera, el pentecostalismo representaría, de cierto modo, una especie de continuidad con formas del catolicismo popular que son comprensibles a partir del atraso general del continente.

Para este autor, la adhesión de los pobres a los movimientos pentecostales se explica desde la anomia que implica la pérdida de valores y referencias y por el hecho de que estos grupos ofrecen "un lenguaje a los que carecen de lenguaje" y una forma de organización afín a los sectores pobres. Así,

 

la secta pentecostal permite al marginado reestructurar'su mundo', el de la salvación y de la secta, al margen de lo que se viene percibiendo como'el mundo', vale decir, la sociedad global, entendida como un lugar de corrupción y de perdición (Bastian, 1997: 140).

 

Ahora bien, lo que la falta de estudios cuantitativos de gran escala que crucen variables ligadas a la religión con indicadores socioeconómicos a lo largo de distintos períodos no nos permite constatar empíricamente y aquello por lo que el paradigma etnocéntrico de la modernización difícilmente nos pregunte, es por las características sociodemográficas, económicas y culturales históricamente desagregadas de estos "pobres" a los cuales sólo podemos ubicar muy someramente en los sectores más bajos de la estructura social. Por un lado, el uso del paradigma de la modernización como supuesto analítico suscita cuestionamientos válidos y críticas empíricas, teóricas y epistemológicas que obligan a una lectura más atenta de este tipo de trabajos. Por el otro, las transformaciones sociales y económicas que han ido a la par de los procesos de globalización y de la redefinición del capitalismo contemporáneo de la mano del neoliberalismo en América Latina han planteado un panorama de empobrecimiento y, consiguientemente, de heterogeneización de la pobreza. Entonces, ¿Qué entendemos dentro de la escueta categoría de "pobres"? ¿Estamos hablando de la llamada "pobreza estructural"? ¿Se trata de "nuevos pobres"? (Miguez, 1998; López y Romeo, 2005).

 

Otros estudios sociológicos centran sus esfuerzos en investigaciones cualitativas que permiten indagar acerca de las trayectorias de los miembros de grupos pentecostales y generan nuevos conceptos de la mano de interesantes hipótesis. En este sentido, la tesis de la afinidad electiva entre el movimiento neopentecostal y, por un lado, la doctrina económica del neoliberalismo y, por el otro, la lógica de producción cultural conocida como postmodernismo, nos permite pensar el alto grado de eficacia que adquiere en los grupos pentecostales "la capacidad de restituir la correspondencia entre los esquemas de expectativas, percepción y disposición de los sujetos con las condiciones sociales objetivas que ofrece un entorno adverso". Es decir, se abre la posibilidad a nivel teórico y conceptual de pensar en términos de afinidades y orientación de expectativas la existencia dentro de los grupos pentecostales de pautas culturales motivacionales relativas a sectores sociales más altos (Algranti, 2007: 119).

Es que pensar los efectos de la modernidad sobre la religión en nuestras realidades contemporáneas nos invita a desesencializar la experiencia histórica de la región y, consecuentemente, a cuestionar la utilización de modelos explicativos como el de la modernización. En este sentido, entender a la secularización como parte del proyecto de la modernidad tendiente a la desaparición o debilitamiento de lo religioso, nos devolvería a los supuestos analíticos que obligan a reflexionar en términos de "atraso" o "desvío".

Hervieu-Léger propone una definición de la secularización que se aparta de la matriz evolucionista al plantear una reconfiguración de lo religioso que habilita la conceptualización de los distintos procesos de diversificación y pluralización. Así,

 

la secularización no consiste en la desaparición de la religión confrontada a la modernidad: es el proceso de reorganización constante del trabajo religioso en una sociedad estructuralmente impotente para satisfacer las expectativas que debe suscitar para existir como tal (Hervieu-Léger, 1987: 227).

 

De esta forma, puede pensarse que, en lugar de eliminar a la religión, la modernidad la fortalece y la diversifica contribuyendo a una pluralización religiosa (Oro, 1996).

Entonces, si bien ante la pregunta por la posición social de los pentecostales hemos podido constatar que se encuentran mayormente en los sectores más bajos de la estructura social, ante la cuestión sobre la adscripción religiosa de quienes tienen los menores niveles socioeconómicos observamos un panorama de pluralización que acaba, no sólo con cualquier atisbo de homogeneidad o uniformidad, sino también con todo tipo de división dicotómica. Católicos, pentecostales, indiferentes y miembros de otros grupos religiosos coexisten en todos los niveles de la estructura social e impiden establecer correlaciones lineales entre estos dos términos. La pluralización de las opciones religiosas, si bien presenta importantes diferenciales de los que hemos tratado de dar cuenta en parte, no parece ser patrimonio exclusivo de un único sector social y es el análisis sociológico relacional e históricamente situado el único que puede dar cuenta de estos procesos mutuamente influenciados.

 

Reflexiones finales

Recapitulando, a través de este trabajo hemos realizado un recorrido conceptual por una serie de estadísticas que nos ha permitido demostrar cómo una relación, en principio teórica y abstracta, se encarna en la realidad empírica en la Argentina. La inserción desfavorable de los pentecostales en la estructura social, si bien puede parecer intuitiva y sobradamente desarrollada en la producción sociológica, requiere inexorablemente de una constatación empírica que articule parte de la principal producción teórica sobre la cuestión con las estadísticas socioeconómicas nacionales en un momento determinado.

Nuestro recorrido nos ha llevado, sucesivamente, por la lectura de datos estadísticos que reflejan la relación entre los pentecostales y la estructura social, por interpretaciones que tomaban este hecho como un supuesto y esbozaban una explicación, pero que limitaban seriamente la posibilidad de indagar en forma más profunda sobre las categorías socioeconómicas y, finalmente, por nuevos intentos de estudiar al neopentecostalismo en relación a procesos y formaciones culturales y económicas que remiten a las transformaciones que nuestro continente ha sufrido en las últimas décadas.

La realización de una encuesta sobre religión de las características de la que se ha hecho en el marco del proyecto dentro del cual este trabajo se inscribe brinda una oportunidad extraordinaria para adentrarnos a nivel macrosocial en cuestiones como la aquí planteada. Los resultados que hemos presentado e interpretado no son una rúbrica de las conjeturas, supuestos bien fundados o encuestas anteriores de alcance más limitado, sino más bien una invitación a continuar investigando en una dirección que enriquezca la producción teórica de la sociología de la religión.

Uno de los desafíos que de aquí se desprenden está en la problematización de la tan superficial afirmación que reza que el pentecostalismo es una "religión de pobres", máxime a la luz del escenario de heterogeneización social y pluralización religiosa. Ya no existe sólo una pluralidad de pentecostalismos, sino también una diversidad de situaciones de pobreza. Así, la utilización despreocupada de la categoría de "pobres" no es sino reflejo de una verdadera pobreza de las categorías que requiere todo nuestro esfuerzo para ligar los registros empíricos recabados con los procesos históricos que atraviesan la realidad de nuestro país y nuestra región.

Cabrá entonces preguntarse de qué forma, en que medida y hasta qué punto el pentecostalismo o el neopentecostalismo son religiones de pobres o bien religiones de empobrecidos.

 

Notas

1. Según datos suministrados por el Censo Nacional de Población, Viviendas y Agropecuario de 1960, el último en el que se indagó sobre la cuestión religiosa, el 90,5% de los argentinos se reconocía como católico.

 

Bibliografía

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