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Sociedad y religión

versión On-line ISSN 1853-7081

Soc. relig. vol.22 no.38 Ciudad Autónoma de Buenos Aires jul./dic. 2012

 

RESEÑA

Deyssy Jael de la Luz García El movimiento pentecostal en México. La Iglesia de Dios 1926-1948. 2010, Editorial Manda, México, ISBN: 9786070026683

 

Ariel Corpus

Universidad Nacional Autónoma de México. arielcorpus@gmail.com

Fecha de recepción: 13 de diciembre de 2011
Fecha de aceptación: 12 de marzo de 2012

 

Los lectores acostumbrados a los estudios sobre el fenómeno religioso, sabrán que el pentecostalismo es la expresión cristiana-evangélica con mayor aumento numérico desde varias décadas atrás. Este crecimiento no es gratuito. El ritmo acelerado de este movimiento se debe a múltiples causas que van desde los factores estructurales hasta la propia dinámica interna de las comunidades pentecostales, de su flexibilidad litúrgica hasta la inculturación de dogmas y ritos. En síntesis, su presencia suma la competencia en la arena del campo religioso en el país (Cfr. De la Torre & Gutiérrez Zúñiga, 2007).

Las consecuencias de este crecimiento gradual han sido documentadas por especialistas en el ámbito académico, quienes con ciertas metodologías se han acercado al fenómeno enmarcándose desde posiciones sociopolíticas radicales, como la teoría de la conspiración, hasta trabajos centrados en grupos de individuos que conforman la membrecía, como las mujeres y los jóvenes. De igual modo, es relevante señalar que la mayor parte de las pesquisas sobre el pentecostalismo, particularmente en México, han tenido un énfasis disciplinario particular, en el mayor de los casos, antropológico. De ahí que el dato etnográfico sea el principal insumo para acercarse a estas comunidades.

Incluso, no es ajeno al análisis religioso que los propios títulos de los trabajos hagan referencia a imágenes escatológicas, tales como Buscando el espíritu (Garma Navarro, 2004), e incluso, Más allá del espíritu (Rivera Farfán & Juárez Cerdi, 2007). Se olvida que mucho antes del pentecostés histórico, estuvo el génesis mítico. Justo aquí el trabajo de Jael de la Luz, autora de El movimiento pentecostal en México. La Iglesia de Dios, 1926-1948, (2010) obtiene relevancia académica, ya que encuentra los atisbos que han omitido los antropólogos y sociólogos, al trabajar fuentes inexploradas dado las barreras disciplinarias. 

Si partimos de horizontes diversos para comprender que con las herramientas de investigación de cada disciplina emergen resultados nuevos sobre la comprensión de algún fenómeno, la propia investigación histórica de la autora revela aspectos que no se habían considerado con anterioridad sobre el pentecostalismo en México, ya que trabaja con nuevos datos provenientes de fuentes empolvadas: cartas personales, archivos particulares, boletines eclesiales y legajos olvidados; aunque también, con herramientas afines a otras disciplinas, como entrevistas. El resultado, una interpretación en el aspecto más olvidado del pentecostalismo, sus orígenes.

De ese modo, mediante fechas, lugares, actores y acciones, nos acerca al itinerario de la Iglesia de Dios encabezada por la personalidad y el carisma de David Genaro Ruesga, pastor y líder de este movimiento pentecostal, quien con su sentido estratégico encarnó el espíritu del profeta weberiano. A su vez, la investigación obliga al lector a comprender no sólo la manera en que se van gestando los liderazgos; también, cómo éstos se mueven dentro del campo religioso en una relación de poder con los feligreses, pero de cercanía con el Estado.

El libro, documenta el papel desempeñado por las mujeres en los albores y la constitución del movimiento, quienes junto con la educación teológica son parte indispensable en la consolidación de la iglesia al formar los cuadros burocráticos que darán pie a la reproducción social de la institución. Estos serán importantes en el momento de independendizarse de instancias nacionales e internacionales ajenas a sus propios intereses, lo que deja al descubierto la manera en que históricamente se gestan las luchas por administrar los bienes de salvación.

Se destaca, también, el incipiente ecumenismo cupular a raíz de los casos de intolerancia que dará pie a un movimiento interdenominacional entre diversos grupos protestantes y dará origen a una de las organizaciones de defensa religiosa más importantes del país: el Comité Nacional Evangélico de Defensa. Finalmente, dedica el último capítulo a indagar sobre la manera en que la Iglesia de Dios, bajo la sombra de Ruesga, hace uso de un discurso nacionalista para legitimarse ante las instancias gubernamentales, en el cual la libertad religiosa y la herencia revolucionaria será el estandarte clave de un hilo de memoria que liga a los pentecostales con el protestantismo histórico, muchas veces separado de él en los trabajos académicos.

Con ello, la autora no sólo suma a la historiografía protestante, sino que crítica la forma en que se había escrito su historia. Se aleja de las imágenes que concebían a los pentecostales bajo una apatía política y como sujetos anómicos. Por el contrario, liga a este movimiento con el protestantismo histórico al criticar las tesis que los enmarcaban en una ruptura denominacional, ya que como señala Hervieu-Léger, lo importante "no es el propio contenido de lo que es creído, sino la invención, la producción imaginaria del vínculo que, a través del tiempo, funda la adhesión religiosa de los miembros al grupo que forman y a las convicciones que los vinculan" (Hervieu-Léger, 2005: 137).

Al tomar esta distancia, da luz a un abanico de temáticas que concatena hacia una historia sociopolítica del pentecostalismo mexicano, donde los imaginarios, los discursos y la memoria, juegan un papel muy importante para que la propia Iglesia de Dios explique su razón de ser. La labor de la autora es interpretar ese albor a la luz del propio contexto de un proyecto de nación bajo el Estado revolucionario, donde la dinámica oficial atrae como imán los diversos proyectos que se gestan alrededor de ese gran discurso nacionalista, y en donde las instituciones (iglesias), los actores (creyentes) y las acciones (prácticas y discursos) se desarrollan.

Para cerrar la presente reseña, vale la pena destacar dos aspectos biográficos de la autora. El primero, es que ella es parte de una emergente generación de jóvenes investigadores quienes con nuevas metodologías proponen un acercamiento diferente a su objeto de estudio; a su vez, historiza con nuevas propuestas teóricas y las enfrenta con aquellas que habían servido para observar el fenómeno en cuestión, al problematizar de nueva cuenta lo que estaba dado por hecho y al buscar nuevos horizontes historiográficos.

En segundo lugar, al ser parte de un legado religioso, mediante procesos socializadores en una iglesia pentecostal -aunque siempre al margen-, la autora logra mantener la distancia frente a un tema de estudio del cual es parte, al objetivar con instrumentos metodológicos afinados y adecuados su tema, sin caer en la apostasía por fines académicos, sino construyendo nuevos ejes de análisis en un constante diálogo que contribuya en un conocimiento válido, y no verdadero, como pretenden ser la hagiografías.

Finalmente, en dos tópicos se puede resumir el trabajo; en el manejo de nuevas fuentes para comprender al pentecostalismo mexicano, particularmente históricas; y en un ejercicio crítico de los trabajos previos, dando luz a una interpretación novedosa para comprender el fenómeno. Ambos resultan importantes ya que la autora encamina vetas de trabajo, explora nuevas fuentes, enfatiza puntos para discutir, e historiza los albores del espíritu pentecostal en México.

 

Bibliografía

1. De la Luz García, D. J. (2010). El movimiento pentecostal en México. La Iglesia de Dios 1926-1948.México: La Editorial Manda/La Letra Ausente.         [ Links ]

2. De la Torre, R. & Gutiérrez Zúñiga, C. (Coord.), (2007). Atlas de la diversidad religiosa en México. México: El Colegio de la Frontera Norte/CIESAS/Subsecretaría de Población, Migración y Asuntos Religiosos de la SEGOB/El Colegio de Michoacán/El Colegio de Jalisco/Universidad de Quintana Roo.         [ Links ]

3. Garma Navarro, C. (2004). Buscando el espíritu. Pentecostalismo en Iztapalapa y la ciudad de México. México: UAM Iztapalapa/Plaza y Valdes.         [ Links ]

4. Hervieu-Léger, D. (2005). La religión, hilo de memoria. México: Herder.         [ Links ]

5. Rivera Farfán, C. & Juárez Cerdi, E. (Ed.), (2007). Más allá del espíritu. Actores, acciones y prácticas en iglesias pentecostales. México: CIESAS/Colmich.         [ Links ]

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