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Sociedad y religión

versión On-line ISSN 1853-7081

Soc. relig. vol.23 no.40 Ciudad Autónoma de Buenos Aires jul./oct. 2013

 

ARTÍCULO

El tedéum en el contexto del bicentenario: usos y sentidos del rito en Argentina

Tedéum in the context of Bicentennial: Uses and senses of the rite in Argentina

 

Mirta Amati *

Santiago del Estero 1029, CABA.

mamati@sociales.uba.ar

 

Fecha de recepción: 14/12/2011

Fecha de aceptación: 6/8/2013


Resumen

Este artículo analiza los tedéums en el contexto del Bicentenario de la Revolución de Mayo en la Argentina. Se trata de un rito religioso enmarcado en las conmemoraciones nacionales del 25 de mayo como fecha patria, cuya especificidad nos permite analizarlos como acontecimientos discursivos de interacción entre el discurso religioso y el político.

Se contextualiza así el rito en la tradición de los tedéums revisándolos en distintos periodos históricos, con el objeto de acceder a continuidades y cambios en la relación entre las instituciones participantes: el Gobierno y la Iglesia, mediante la comparación de las producciones discursivas correspondientes a los tedéums de 2006 (la homilía de Jorge Bergoglio en la Catedral de Buenos Aires) y de 2010 (las homilías de Agustín Radrizzani en la Basílica de Luján y de Jorge Bergoglio en la Catedral Metropolitana). Las homilías -en tanto discursos- son analizadas en su contexto de producción y situación comunicativa -el ritual del tedéum-. Además, se analizan las re-contextualizaciones que realizan los medios masivos, principales agentes de representación de un evento que recién en el Bicentenario pudo escucharse de manera directa.

Palabras claves: Tedéum; Ritual; Bicentenario

Abstract:

Tedéum in the context of Bicentennial: Uses and senses of the rite in Argentina. The work analyzes of Tedéum for the "Día de la Patria". These microsocial intercourses hot only put on stage "identifications" and "national identities" but also ways of division and articulations between participating institutions.

The rife is describe and tedéums from different periods are analized so as to accede to continuities and changes in the relation between participating institutions.

The facts acquire more complexity using he ceremonies comparison: 2006 tedéum, and those from Bicentennial: that in Lujan basilica leaded by Agustin Radrizzani and the other in Metropolitan Cathedral leaded by Jorge Bergoglio.

Key Words:Tedéum; Ritual; Bicentennial.


INTRODUCCION

Las recientes conmemoraciones de los procesos independentistas, los bicentenarios latinoamericanos, incluyeron los tradicionales y solemnes tedéums, ceremonias que más allá de la repetición de un rito ancestral cuya forma está pautada, muestran particularidades según el contexto (nacional) de ejecución y cambios en relación con los momentos y periodos históricos. El bicentenario de la Revolución de Mayo en la Argentina -el 25 de mayo de 2010— contó con varios tedéums, dos de los cuales fueron identificados como centrales: el oficial y el de la oposición. 1

La "referencia al origen" es una "invariante cultural" (Candau, 2001: 92). Sin embargo, más allá de esa recurrencia, los modos en que el origen se relata, celebra o conmemora parecen contradecir cualquier hipótesis de universalidad, inclusive en espacios y sociedades que comparten una historia del proceso independentista.

En ese sentido, los tedéums consisten en "oficios litúrgicos" dentro de un rito que persiste "desde tiempos de dominio español" hasta "nuestros días

republicanos" (Ortemberg, 2010: 200), donde se puede observar "la permanente recomposición de lo religioso" o la persistencia de la religión en la vida pública, algo que contradice los pronósticos del "proceso de secularización" (Di Stefano, 2001: 13). También son una puerta de entrada a la producción de la nación en tanto "comunidad imaginada" (Anderson, 2000), en la relación entre política y religión y entre estado y sociedad. Como ya demostró Segato (2007: 154) esa relación se caracteriza por una articulación (una "tensión" o "hiato") que "se resuelve históricamente", es decir de modo particular.

Desde esta concepción, dichos ritos constituyen una "región privilegiada para penetrar en el corazón cultural de una sociedad", para acceder a "cristalizaciones sociales" e ideales -considerados por esa sociedad— como "eternos" (Da Matta, 2002: 41). Como otras "tradiciones inventadas" (Hobsbawm y Ranger, 2002), el tedéum del 25 de mayo se caracteriza por la repetición, lo que "implica automáticamente continuidad con el pasado", un "intento de estructurar algunas partes de la vida social", de presentarlas como "invariables o inalterables" ante el cambio constante y la innovación que caracteriza a las sociedades actuales (Hobsbawm y Ranger,

2002: 8). Como señala Garavaglia (2000: 87) el tedéum es la única parte de la ceremonia conmemorativa del 25 de mayo que se mantiene desde 1811. Sin embargo, aunque el rito se repite y reproduce, no por eso -como veremos en los tedéums del 25 de mayo de 2006 y 2010— deja de tener cambios: diferentes significados sociales y culturales y también disputas por sus sentidos. Como señala Sahlins (1997: 135) "toda reproducción de una cultura es una alteración".

Ni "re-producción automática" ni mera "producción social", los ritos -como los "actos de habla" (Austin, 1991)— hacen cosas: resaltan o ponen en foco determinados símbolos y acontecimientos de la historia; escenifican el pasado y el presente; hacen visibles las jerarquías y las instituciones; legitiman la autoridad y su capacidad de representación; presentan a los sectores de la sociedad que los ejecuta, los modos en que esa sociedad se divide y se relaciona.

Pero además de ese aspecto comunicacional, pragmático y performativo, se destaca otro: el de la comunicación por medio de los textos. Mientras el rito "representa" (pone en escena, dramatiza) "lo que los textos dicen; el documento ordena lo que ritualmente se ha vivido" (Arnoux y Blanco, 2004: 46). Como todo rito, el tedéum incluye además de acciones e interacciones, textos escritos: sagrados (como la Biblia) y "de predicación" (como la homilía que interpreta la Palabra buscando convencer y conmover). También es reproducido y recontextualizado en otros materiales textuales, como son las notas periodísticas de los medios masivos (Bonnin, 2011: 679-680).

Analizamos aquí esos materiales para acceder a sentidos y significados sobre el pasado y el presente de la comunidad que conmemora, ya que allí se escenifican determinadas relaciones entre el Estado y la Iglesia: prácticas de historización, intensificación o prescindencia de relaciones, escenificación de cohesión, pertenencia o conflictos. Esperamos poder brindar algunas pistas para futuras indagaciones sobre las continuidades y cambios del rito del tedéum del 25 de mayo, ya que hay pocos trabajos sobre periodos específicos. 2

 

El tedéum del 25 de Mayo

El tedéum es un himno litúrgico que, desde el siglo V 3, se utiliza para agradecer victorias, constituyéndose en uno de los más antiguos del cristianismo. También fue utilizado como acción de gracias a Dios en ocasión de bendiciones especiales como elecciones de papass, consagraciones de obispos, canonizaciones de santos, publicaciones de tratados de paz y coronaciones.

Desde la conquista de América, el tedéum estuvo presente en "proclamaciones reales, victorias militares, al final de cataclismos naturales y acontecimientos de la casa real tales como cumpleaños del rey, casamientos o nacimientos" (Ortemberg, 2010: 201). En las colonias españolas seguía un guión más o menos inalterable en un espacio indiferenciado política y religiosamente: "la construcción ritual del poder necesitaba de la legitimidad religiosa tanto como el poder religioso dependía de la legalidad del monarca" (Ortemberg, 2010: 201).

Además del tedéum, eran comunes -como parte de la tradición del pasado ibérico— las corridas de toros, las carreras de caballos, las cañas (competencias de búsquedas de sortija entre grupos de caballeros) y las carreras de parejas (luego denominadas "cuadreras"). Esas tradiciones festivas anteriores a mayo de 1810, tienen para Garavaglia (2000: 77-79) distintas funciones: liberar "las tensiones sociales por medio de la mofa y el escarnio", producir la publicidad y exaltación de poderes, asegurar "la estabilidad de las relaciones productivas" y consolidar "la obediencia al monarca".

Hay que comprender los usos y sentidos de esas fiestas y ceremonias en sociedades establecidas bajo lo que Roberto Di Stefano y Loris Zanatta (2000) denominan "régimen de cristiandad", donde no existe la iglesia como institución sino corporaciones autónomas que tienen "como única cabeza común al Papa -en teoría— y al rey -en los hechos— (Di Stefano, 2011: 9).

Ese "régimen de cristiandad" comenzó una progresiva disolución con la ruptura del orden colonial tras las revoluciones en la América hispana. En Buenos Aires, la construcción revolucionaria, además de organizar la guerra y la fórmula de gobierno, tenía que resolver el lugar que iba a asignarles, en el nuevo orden, a la Iglesia y la religión (Di Stefano, 2011: 7). Así, paralelamente a la formación de los estados-nacionales se construye la Iglesia en tanto institución relativamente centralizada y autónoma, en ese periodo del proceso de secularización que Di Stefano califica de revolucionario. 4

La Revolución de Mayo produjo una serie de modificaciones que tuvieron su capítulo simbólico. En el corto lapso que va de la revolución a la Asamblea del Año XIII, los gorros frigios sustituyeron al escudo de la monarquía (Ortemberg, 2010: 206), sin duda una influencia del repertorio revolucionario francés en el Río de la Plata (Burucúa, Jáuregui, Malosetti & Munilla, 1990); dicha asamblea llamaría "Fiestas Mayas" a las celebraciones de la semana de Mayo, ciclo "cívico" que completaba al "religioso" y "profano" (Semana Santa y Carnaval). Además se incorporaron nuevas ceremonias como los premios "a la virtud" y a los servicios públicos (Garavaglia, 2007).

Sin embargo, Garavaglia también observa que si bien "el paso del tiempo tiene un papel fundamental en la evolución de las fiestas y los rituales", hay permanencias que les otorgan "una cierta identidad más allá de las épocas" (Garavaglia, 2007: 23). Por eso sostiene que además de los "cambios drásticos" -propios de la ruptura y las transformaciones que supuso la construcción de la nación— hay una suerte de "ríos subterráneos" que atraviesan los cambios de esa historia y ante los cuales, un buen historiador debería ser "sensible" (Garavaglia, 2000: 73).

La continuidad también es observada por Halperín Donghi (1972) al enfatizar la presencia de la procesión del Real Estandarte —asociada al peso de las tradiciones coloniales— en los festejos del 25. Continuidad que es cuestionada por Sigal (2006: 23) quien advierte sobre su "sentido político" enfatizando un hecho anterior: la demanda de suspenderla, luego de la victoria sobre los ingleses. A pesar de esto, coincide con el historiador cuando señala una mezcla entre lo nuevo y lo viejo: lo novedoso era el decreto de supresión de honores de Mariano Moreno por lo que la asistencia al tedéum no consistiría más en distinciones a los integrantes de la Junta: los honores no serían tributados a la jerarquía política temporal sino al "Ser Supremo"; 5 lo viejo eran las diversiones: si bien "no se corrieron toros", hubo bailes, arcos triunfales, recitados, canciones, discursos y representaciones teatrales.

Las "fiestas mayas" instalaron un ciclo que no era ni religioso ni profano sino "cívico y ciudadano", Garavaglia (2000: 87) observa que a pesar de su carácter cívico no pierden su tono "sacer". De este modo, el 25 de Mayo se caracteriza como un "momento ciudadano" que no deja de "albergar ceremonias religiosas". Estas fiestas "cívicas" inauguran desde 1811 y en forma progresiva "un nuevo modo de pensar la política, el poder y las identidades en el marco rioplatense" escenificando "la estructura social local" (Garavaglia, 2007: 11). En el mismo sentido, podemos pensar que el tedéum -si bien es una ceremonia enraizada en el Medioevo— va a adquirir una modalidad y especialización en tanto "rito religioso", símbolo de la religión oficial de la Argentina y, como tal, religión privilegiada para legitimar la política y el poder así como para determinar o inventar una "identidad nacional".

Sin duda, desde ese periodo al actual, hay muchas modificaciones: en la historia reciente no sólo no encontramos ese triángulo ritual de la época colonial y los primeros años posrevolucionarios, sino que más allá de la pervivencia de la estructura y forma ritual, los usos y sentidos del mismo rito difieren en los distintos periodos históricos, siendo muy sensibles a las políticas gubernamentales y a las relaciones que el gobierno mantiene con los otros sectores (religiosos y sociales). Las actuales ceremonias de mayo incluyen -en un mismo día— una secuencia de actos políticos, ciudadanos y religiosos: las salutaciones al presidente, el tedéum y el acto del "pueblo" en la Plaza de Mayo. En esa secuencia, determinados actores y sectores entran y salen de la escena ritual mostrando un determinado tipo de relacionamiento. Es el día de recordación de su origen pero también el momento en que el Estado, la Iglesia y el Pueblo se hacen presentes por interpelación estatal.

Si, como sostiene DaMatta (2002: 94), los ritos son "modos de destacar aspectos del mundo diario", un instrumento mediante el cual la misma sociedad expresa "mensajes sociales", con mayor claridad o énfasis que los de la vida diaria, analizar el rito del tedéum permite observar las relaciones entre el Estado y la Iglesia: es un oficio religioso que se constituye en oficial por el pedido de realización por parte del presidente de la Nación argentina y si bien es oficiado por la autoridad religiosa, es el ceremonial de presidencia el que invita a las autoridades, permite o no la entrada al templo, prevé los espacios según el orden de precedencias.

Estos datos -como analizamos en las siguientes secciones—permiten problematizar la relación entre el Estado y la Iglesia así como los sutiles límites entre el discurso religioso y el político, es decir los tedéums en tanto "acontecimiento discursivo" (Bonnin, 2011: 683 y 689).

 

El tedéum y el kirchnerismo

Néstor Kirchner asumió su cargo de presidente el 25 de mayo del 2003. Si bien la fecha era producto de unas elecciones que se precipitaron luego de la crisis de 2001 y de la sucesión de cuatro presidentes provisionales en el lapso de poco más de un año, constituyó la elección de un aniversario central en la memoria de la historia reciente de Argentina. 6 En la etapa de la dictadura, la fecha fue asociada a significaciones nacionalistas y antidemocráticas y en el periodo neoliberal de los noventa, constituyó un "rito vacío"; por el contrario, tanto en períodos previos a la dictadura como en algunos del periodo democrático posterior, fue un espacio de identificación valorado (Grimson y Amati, 2005). De este modo, la elección presidencial retoma los significados de otro 25 de Mayo (el de 1973) en que asumió Héctor Cámpora y permitió volver al poder a Juan Domingo Perón. 7

Más allá de la particularidad que el 25 de mayo tuvo en 2003 por ser la fecha de asunción presidencial, el periodo kirchnerista continuó la tradición de un rito que -como dijimos anteriormente- tiene lugar desde 1811. Sin embargo, esa persistencia del rito supuso una diferencia fundamental: se conservan las formas (las salutaciones, el tedéum, el acto en la plaza) pero se modifican los contenidos o significados asociados a él. Ese cambio en la continuidad es parte de un proceso de "toma de distancia" de una memoria y un pasado de la Argentina y de los sectores del poder que lo sostienen en el presente y que colaboraron con la dictadura en el pasado.

Como veremos, los tedéums constituyen un acceso a esa configuración del periodo kirchnerista que supone tanto la continuidad como la ruptura: el respeto por una tradición que, en algún momento, el más trágico de la historia reciente, adquirió otros valores y significados de los que toma distancia para volver a restituir los valores de la Revolución de Mayo, los valores nacionales.

El tedéum del año anterior al de la asunción del presidente Néstor Kirchner, estuvo marcado por las protestas que siguieron a la "crisis de 2001". 8

El episcopado venía participando del Diálogo Argentino, una propuesta para la salida a la crisis de 2001 convocada por el entonces presidente de la Nación con el auspicio de las Naciones Unidas (Fernández y Galli, 2004). En ese contexto, la Iglesia católica se autocomprendía como venía haciéndolo desde 1930: "creyéndose parte fundamental de la Argentina (de la nación y de la patria) y por consiguiente (...) por encima y por fuera de las contradicciones para hablar del 'todo'", en lugar de "considerarse 'uno más' de los actores de una sociedad pluralista y democrática" (Mallimaci, 2005: 65). En ese contexto y en esa autocomprensión identitaria hay que leer las palabras del cardenal Bergoglio en los tedéums del 25 de mayo del periodo, en los cuales critica y deslegitima a la dirigencia "partidaria" y al mismo tiempo legitima a la propia "dirigencia religiosa", mecanismo que supone ignorar la autocrítica y minimizar la crítica a empresarios, a organizaciones corporativas, a banqueros, a la Suprema Corte de Justicia, a los medios de comunicación.

Según Arnoux y Blanco (2004: 20) después de etapas en que abundaban las voces discordantes, la Iglesia Católica logró "un discurso unitario frente a las crisis sociopolíticas del país": se trata de un "efecto de concordancia polifónica" generado por una "reiterada evaluación crítica compartida de la situación nacional" y "una preocupación común por construir vínculos afirmados en las virtudes cristianas".9 Este periodo se caracteriza por una mayor importancia de lo político en el discurso de la Iglesia que Arnoux y Blanco (2003) encuentran en los deslizamientos semánticos del discurso religioso hacia otras esferas: el tránsito del campo religioso al político.

Este periodo se caracteriza por una mayor importancia de lo político en el discurso de la Iglesia que Arnoux y Blanco (2003) encuentran en los deslizamientos semánticos del discurso religioso hacia otras esferas: el tránsito del campo religioso al político.

Podemos observar esta lógica o matriz incluso cuatro años más tarde, en el tedéum de 2006. 10 Allí Bergoglio hace una lectura de la biblia que no es la prefijada para ese día por el calendario litúrgico, sino otra que selecciona para la ocasión. 11

El Cardenal comienza su sermón contextualizando la lectura escuchada "en este día de acción de gracias por la Patria" y resaltando que Jesús lo dijo "para todos". 12 Sin duda, esta aclaración está relacionada con el contexto de Sin duda, esta aclaración está relacionada con el contexto de interlocución: si la lectura señala como bienaventurados a los pobres, mansos, misericordiosos... como eran justamente los interlocutores del Mesías en aquella muchedumbre de la montaña, ese "tipo de personas" no se encuentra en esta pequeña muchedumbre que escucha su sermón participando del tedéum. A lo sumo, aquella muchedumbre de la montaña era más cercana a la que se encontraba en la plaza pero que, en ese momento, no escuchaba, no podía escuchar. 13

La interpretación de Bergoglio es entonces una adaptación a otros oyentes y a otro contexto, un recurso ya utilizado por el Cardenal: "una analogía entre el relato bíblico y la situación actual del País", estrategia que le posibilita "transitar el discurso político, regresar al plano religioso y finalmente derivar normas de acción comunes" (Arnoux y Blanco, 2003: 1044). Si las palabras orales (de Jesús) que el texto bíblico retoma, tenían un destinatario particular (el pueblo numeroso de Judea y Jerusalén, de Tiro y de Sidón, que el orador tenía enfrente: "ustedes, los pobres") el relato oral (de Bergoglio), mediante la lectura que hace del texto de Mateo, universaliza a ese grupo: "es para todos". Tiene por consiguiente que quitarle a ese colectivo las características particulares (por ejemplo la pobreza) no compartidas por el grupo que lo escucha o las metaforiza, como cuando en el parágrafo 4 dice: "El Señor comienza hablando de la alegría que sólo experimentamos cuando tenemos alma de pobres".14

Para construir "la nación que nos debemos", según el Cardenal, hay que hacerse pobres porque aquellos son bienaventurados: pobre es aquél que tiene una "grandeza humilde de saber pedir y ofrecer perdón, renunciando al odio y la violencia" (§4); es su ser frágil y vulnerable el que le permite pedir ayuda: "la amistad social" (§5). Esto es una bienaventuranza, a la cual opone la malaventuranza: una permanente insatisfacción o miseria interior que busca "sustitutos de poder, imagen y dinero", "impresionar" mediante la actuación o la "propaganda" para demostrar lo que se hace y recurrir "al juego de fuerzas para imponerse" (§5).

De esta perspectiva personal e introspectiva propuesta a los presentes, pasa a una perspectiva social: el momento en que se refiere a las bienaventuranzas soñadas por "los padres de la Patria" en "su gesta" (§3) y a los momentos históricos de malaventuranzas:

¿Cuántas veces hemos caído los argentinos en la "malaventuranza" (...) del internismo, de la constante exclusión del que creemos contrario, de la difamación y la calumnia como espacio de confrontación y choque? Desdichadas actitudes que nos encierran en el círculo vicioso de un enfrentamiento sin fin. ¿Cuántos de estos caprichos y arrebatos de salida fácil, de "negocio ya", de creer que nuestra astucia lo resuelve todo, nos ha costado atraso y miseria? ¿No reflejan acaso nuestra inseguridad prepotente e inmadura? (§9)

Así pasa de la perspectiva individual a la social: de la manera en que cada uno es bienaventurado o malaventurado (a partir de un "modo de ser") a la modalidad en que la historia presentó una comunidad nacional bienaventurada o cayó en las malaventuranzas. En esa interpretación de la historia del colectivo nacional, recae en la misma lectura que hace del texto bíblico: así como quita particularismo (pobreza) al pueblo de la época de Jesús, también quita especificidad al pueblo de 1810, cuyo evento revolucionario se conmemora, presentando un anacrónico grupo de padres con bienaventuranzas soñadas. El poder, la mezquindad, las luchas intestinas sólo están en la historia de los argentinos y no en el origen, época de los padres de esa patria biensoñada.

Se trata de un pensamiento dicotómico entre los bien y los mal aventurados que se presenta por fuera de las polarizaciones que critica: la dicotomía y división de los argentinos -"el hábito de polarizar y excluir" (§7)- como provocadora de violencia, sin darse cuenta de que su interpretación también propone una dicotomía que divide a los argentinos entre los buenos y los que caen en el mal (los bien y mal aventurados).

Esa lectura dicotómica de la homilía fue así interpretada por los medios masivos de comunicación, interpretación que es posible por dos procesos: la recontextualización que realizan los medios (como agentes privilegiados que representan las prácticas sociales contemporáneas [Bonnin, 2011: 677]), y la inespecificidad de un discurso de predicación que habilita la desestructuración-reestructuración de sus condiciones iniciales.

La inespecificidad del discurso de Bergoglio (sólo los "padres fundadores" tienen nombre y apellido) y el recurso al pensamiento abstracto y metafórico, sólo "salvan" de la malaventuranza a los pobres de alma y a los grupos sociales y culturales que son amistosos socialmente: un "pueblo" que es metáfora de la bondad, pura presencia verbal, ya que en este templo y en este tedéum no se encuentra ni una sola persona que pertenezca a ese colectivo, todos son autoridades y representantes (políticos, religiosos, sociales). Ni tampoco le habla a ese pueblo concreto al cual el templo —durante el tedéum — cierra las puertas (olvida utilizar algún medio tecnológico para que pueda escuchar desde la plaza) a pesar de que la lectura del libro sagrado recuerda —entre otros hechos— que Jesucristo le habló a un pueblo de pobres bienaventurados, fuera del templo, en una montaña.

El presidente junto a su esposa y el gabinete y demás autoridades estatales y religiosas escucharon -como sucede en todos los tedéums—, la homilía.15 Sin embargo, algunos periodistas sospecharon que detrás de los gestos respetuosos y cordiales del presidente se escondía una intención verdadera que se oponía a la cordialidad; del mismo modo, detrás de una homilía sin marcas de destinatarios concretos, el Obispo reprochaba la política del presidente y con esto se alineaba con la oposición. 16

Respecto de la relación Iglesia y Gobierno aparecieron interpretaciones contrapuestas en las notas de dos reconocidos periodistas de investigación, especializados en la temática: Washington Uranga (2006, 26 de mayo) sostenía que el Tedéum fue un "cierre simbólico" de una etapa de conflictos ("malentendidos") y la apertura de otra que se caracterizaría por el diálogo y la cooperación entre ambas instituciones. En contraposición, Horacio Verbitsky realizaba un balance en el que sostenía que se había tratado de una "ceremonia sadomasoquista", donde claramente aparecen "dos coaliciones sociales opuestas" encarnadas, por un lado, en la Plaza del 25 y por el otro, en las "asambleas ruralistas" y las movilizaciones a la plaza San Martín de grupos nacionalistas que defienden la última dictadura militar como "memoria completa". En esta última coalición el periodista ubica al cardenal Bergoglio, justamente porque para Verbitsky sólo la máxima figura de la Iglesia puede dar "eficacia política a esa agregación inorgánica" (2006, 28 de mayo: s/p.)

Al siguiente año, el rito del Estado se realizó en otra provincia, Mendoza, y también fue objeto de críticas basadas en la relación conflictiva entre Iglesia y Gobierno, desmentida en esta oportunidad por el propio presidente en una entrevista realizada por Magdalena Ruiz Guiñazú:

Yo tengo las puertas abiertas y el corazón abierto a monseñor. No sé por qué se han generado todo este tipo de historias (...) ¿Qué problema hay si monseñor dice algo con lo que nosotros no estamos de acuerdo? Más de una vez yo le saldré a contestar lo que pienso, él dirá lo que piensa; somos dos argentinos, dos cristianos, es mi pastor. Yo creo que hay que desdramatizar estos temas. (Ruiz Guiñazú, 25 de mayo de 2007: s/p.)

Los tedéums por el 25 de Mayo aparecen como parte de los cambios y rupturas del kirchnerismo con ciertos sectores y espacios y -al mismo tiempo— de continuidades con otros que estaban disponibles o pendientes. Un activo trabajo de prescindencia de las jerarquías y de proximidad con grupos católicos y movimientos cristianos que se opusieron a la dictadura y a la etapa neoliberal "rechazando el autoritarismo identitario de la mayoría del episcopado" (Mallimaci, 2005: 64).

Si bien todos los gobiernos incluyeron en las ceremonias del 25 de Mayo al tedéum, una modificación central en el gobierno de Kirchner permite observar en las ceremonias lo que F. Mallimaci (2005: 68) estudia como "relación con la gestión gubernamental": el presidente y su gobierno se muestran "prescindentes" y "distantes" con el poder episcopal y al mismo tiempo "activo" con otros grupos católicos y religiosos. Así encuentra la falta de participación en eventos eclesiásticos como el tedéum de 2005 o el Congreso Eucarístico de 2004 y, al mismo tiempo, una "presencia pública y respetuosa de la diversidad religiosa en Argentina al participar en ceremonias católicas, actos de la comunidad judía, (...) entregar el Premio de los Derechos Humanos 2003 al obispo católico Miguel Hesayne" (Mallimaci, 2005: 69). Según el sociólogo estos datos no agotan la relación catolicismo-política pero "señalan los caminos que se viven".

Del mismo modo, lo que aquí encontramos no es una prescindencia de los tedéums sino una modificación del lugar de celebración: si desde 1811 el rito se celebraba en la Catedral metropolitana y en plaza de Mayo, en 2005, 2007, 2008 y 2009 se realizaron en otras capitales de provincia: Santiago del Estero, Mendoza, Salta y Misiones. Este cambio -que no incluyó modificaciones en la estructura ritual— se justificó con el argumento del federalismo y contra de la centralidad de Buenos Aires: una "toma de distancia" del episcopado (que tuvo como efecto mediático el considerar que Kirchner evitaba el sermón crítico de Bergoglio) y, al mismo tiempo, un "acercamiento" a otros grupos católicos y religiosos de las distintas provincias y ciudades (que los medios interpretaron como la búsqueda de un "obispo amigo").

Así, en los tedéums también puede observarse el paso -en la escenificación de una ceremonia del Estado y la Iglesia-, "del 'alineamiento automático' de los gobiernos de Menem-De la Rúa (1989-2001), a la participación en la inédita experiencia del Diálogo Argentino (...) a una toma de distancia y a una política propia" del gobierno de Kirchner (Mallimaci, 2005: 68). Esa política propia continuó con el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner cuando se cumplió el Bicentenario de la Revolución de Mayo.

 

Los tedéums del Bicentenario

Como todo aniversario "redondo", el Bicentenario reactivó memorias de un modo "extra-ordinario". En el caso del tedéum, la primera cuestión que se planteó es si iba a realizarse en la Catedral Metropolitana o si, continuando con la sospecha de evitación de los sermones de Bergoglio, se haría en otra provincia.

El 31 de marzo, en un acto en la basílica de Luján, la presidenta anunció que esa sería la sede del tedéum por el 25 de mayo. 17 La decisión presidencial se fundamentó en "el fuerte simbolismo para todos los argentinos", en las peregrinaciones anuales y en el hecho de que la Virgen de Luján es la "patrona nacional". Si bien se trata de una virgen católica cuyo patronazgo se sustituyó de "arriba hacia abajo", 18 se prioriza un espacio de sentido y memoria "popular".

Según el diario La Nación, 19 en el anuncio, la presidenta "contó intimidades de Olivos y se declaró creyente en las señales divinas": un domingo en que almuerzan con su madre y su hermana (quienes además son devotas de la Virgen), les contó su idea de celebrar el 25 de Mayo con un tedéum en Luján; esto no fue bien visto por su esposo, quien le retrucó sugiriéndole que debía hacerlo en la Catedral Metropolitana. En ese momento, Néstor Kirchner "se desparramó en su clásico sillón y casi cayó al piso", justamente cuando decía las palabras "la patrona, la patrona", en referencia a la Virgen de Luján. La hermana de la presidenta, expresó su interpretación: "es una señal de la Virgen". Ante esto, decidieron que iban a realizar el tedéum en ese lugar. En el discurso, la presidenta expresa su decisión en estos términos: "yo creo profundamente en las señales y la verdad es que casi se mata".

Como podemos observar, la presidenta hace referencia a ideas, sentimientos y devociones compartidas con su madre y su hermana pero no por su esposo, quien sugería más conveniente políticamente realizar el tedéum como dictaba la tradición histórica. Por el contrario, el relato de las mujeres sigue -más que a la tradición— a la experiencia histórica, más que a "la historia" a "la memoria". En el relato de la presidenta aparece una articulación entre memorias sociales y personales; una "estructura del sentir" (Williams, 1997: 155) donde las inscripciones familiares y femeninas son centrales y se oponen a otras perspectivas y memorias institucionales y políticas.

Justamente, lo que aquí aparece es la necesidad que tiene la política de un"marco cultural en el que definirse a sí misma" ya que "un mundo completamente desmitificado es un mundo completamente despolitizado" (Geertz, 1994: 167).

Como nos recuerda Geertz, retomando a Shils, el carisma se construye en conexión con los "valores simbólicos" de los individuos y "los centros activos del orden social". Precisamente, la fuente del carisma es "la sacralidad inherente a la autoridad central", y esa autoridad es numinosa porque logró implicarse "profunda e íntimamente" en las "principales ficciones", estar cerca "del corazón de las cosas" (Geertz, 1994: 148-149 y 171). En la Argentina el 25 de mayo y Luján son dos de esas "ficciones".

Lo que adquiere centralidad en el Bicentenario es la presencia de "lo extraordinario" en la política moderna y en el caso que aquí retomamos, esa extra-ordinariedad no sólo está en lo numinoso sino en la capacidad de modificar lo dado, lo ordinario: desafiando un "centro activo del orden social", el de la Catedral Metropolitana y alabando o reactivando otro, el de las devociones y sentidos populares que se producen por fuera y paralelamente a lo que prescribe la jerarquía religiosa.

Desde otra perspectiva de análisis, el haber apelado a la identificación de la mayoría de la población argentina -y de su presidenta en su carácter de católica-, tanto como la distinción entre niveles de análisis de la identidad (individual, social y colectiva) propuesta por Carozzi (1992) y Frigerio (2007), pueden ser útiles no sólo para observar que si bien el catolicismo es el interlocutor religioso preferencial, el "único bien que monopoliza" es "la legitimidad social". "'Ser católico' sería nada más (aunque tampoco nada menos) que una identidad social (religiosa) mayoritaria, o sea, una identidad que se reivindica en determinadas situaciones sociales" (Frigerio, 2007: 112).

Esta definición social, en el caso de la presidenta, consiste en una autodefinición declarada en innumerables discursos, donde aparece articulada con otras características identitarias: ser descendiente de la inmigración europea y perteneciente a las clases obreras y populares del conurbano bonaerense. Esa "identidad social" como católica que en la actualidad suele autoimputarse en el curso de interacciones sociales (sin que esto tenga consecuencias o efectos en la "identidad personal" ni en la "colectiva", Frigerio, 2007: 101), tiene una historia familiar y social de experiencias y devociones religiosas a las que la presidenta refiere en su discurso.

Justamente, según el estudio de Eloísa Martín (1997) "la devoción a esa Virgen es producto de un trabajo del Estado y la Iglesia cuando -en 1930— es declarada como Patrona Nacional, colocando a la nación bajo un signo católico que perdura hasta nuestros días. A diferencia de la Virgen de Aparecida en Brasil, cuya devoción enraizada en lo popular fue previa a la estatificación, en Argentina fue popularizada por el Estado y la Iglesia: primero se estadificó y luego se popularizó. En ese proceso se identificó al ser nacional con el ser católico, homogeneizando la diversidad de catolicismos presentes en la época (producto de la inmigración y las migraciones internas que traían, o creaban en el país, sus devociones particulares). De este modo, no sólo se homogeiniza la nación sino que también se "niega como argentino a los no católicos" (Martín, 2000). "Sin duda en esto está presente el proyecto integrista católico que fue dominante en Argentina en la mayor parte del siglo XX" (Zanatta, 1996, Mallimaci, 1993). Una matriz que proponía una identidad nacional homogénea a partir de la catolización y militarización del Estado y que desde 1920 supuso la unidad Estado - Iglesia - Ejército. Esa matriz "sobrevivió a los vaivenes de una relación de aproximación y hostilidad hacia el peronismo, y se prolongó hasta los fines de la dictadura militar" (Semán, 2007: 51).

De aquel proceso de la década de 1930 a la Argentina actual, ha pasado una historia de apropiación "desde abajo" de esos sentidos impuestos "desde el Estado y la Iglesia", que permite sostener que la elección de la basílica para el tedéum del Bicentenario se interprete como "popular" y suponga una "distancia" con la jerarquía católica.

En esa historia, no es un dato menor que inclusive en etapas de fuerte confrontación entre Iglesia y Estado, se mantuvieran las ceremonias de acción de gracias. Tampoco es menor el dato de que en el Bicentenario, por vez primera, la oración de agradecimiento (el tedéum) realizada por el Obispo Radrizzani en un templo católico estuviese acompañada de oraciones de otras religiones, si bien se trató de religiones reconocidas por el Estado: la Iglesia Ortodoxa Rusa, la Federación de Iglesias Evangélicas (conformada por luteranos y protestantes en su mayoría alemanes y descendientes de alemanes), la comunidad judía (Bet El).

Las oraciones de agradecimiento son pronunciadas por autoridades de religiones que son símbolo de la cultura blanca. "Lo argentino" es plural (por primera vez en los tedéums se les permite a los representantes de otras religiones estar en el altar, cuando en los anteriores acudieron como invitados); sin embargo, se trata de una pluralidad que sólo comprende la cultura blanca, descendiente de italianos y españoles, alemanes, rusos. Como vemos, no se incluye a otras religiones o creencias como por ejemplo evangelistas, pentecostales, mormones, umbandas, espiritistas.... "Lo indígena" y "lo negro" no aparecen como parte del imaginario nacional presente en el tedéum del Bicentenario.

A pesar de esas exclusiones, el tedéum del 25 de mayo por primera vez fue ecuménico y pudo ser escuchado y observado en una pantalla desde la plaza. Si bien la homilía estuvo a cargo de Monseñor Agustín Radrizzani de la religión católica apostólica romana, estuvieron presentes las invocaciones de Monseñor Vladimir Platón, obispo de la Iglesia Ortodoxa Rusa, de la pastora Karin Krug de la Federación de Iglesias Evangélicas, del rabino Daniel Goldman de la comunidad judía Bet-El y del Sheij de la comunidad islámica argentina.

La lectura elegida por Radrizzani fueron las bienaventuranzas (tal como las eligió Bergoglio en 2006) pero se basó en plantear "cuatro dimensiones: memoria, identidad, reconciliación y desafíos", recordando el tedéum de 1810 ordenado por el cabildo de Luján a pocos días de la revolución, que agradeció por la vida de todos los que habitan nuestro territorio (las "riquezas humanas" en las diversas razas desde los aborígenes hasta los inmigrantes) y pidió "perdón por los errores" recalcando que de esto "no se excluyen como Iglesia".

De las siguientes oraciones, la que tuvo mayor repercusión pública fue la del rabino Daniel Goldman de la Comunidad Bet El. Fue una oración que enfatizó la identidad y la memoria de una comunidad "tan judía como argentina y tan argentina como judía" sin por esto dejar de incluir a otros inmigrantes ni a los pueblos originarios!. Pero también a los "obreros muertos en la Semana Trágica", a los "desaparecidos en la dictadura y a los chicos de Malvinas", a "los muertos en la Embajada y en la AMIA", a las "voces marginadas, de los pobres y los excluidos". La ausencia de una calificación y la poesía, le dieron mayor fuerza a una oración que terminó rescatando la memoria como un ejercicio de compromiso activo con toda la humanidad, ya que "retiene cualquier abuso de poder" y "exige la autocrítica" no como "mera disculpa" sino para "retomar nuestros ideales como nación". Todo esto para que pudiera decirse con orgullo: "al Gran Pueblo Argentino: Shalom".

Casi en paralelo se realizaron tedéums en toda la Argentina, pero el que más atención recibió de los medios fue el de la Catedral Metropolitana. Fue oficiado por el cardenal Bergoglio y estuvieron presentes el jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri, sus ministros, el jefe de la Policía Metropolitana y otras autoridades como el presidente de la Sociedad Rural Argentina, entre otros. Este tedéum era abierto, a diferencia del oficial, por lo que todos podían entrar y ubicarse donde quisieran (excepto en el altar y la sillería de los canónigos destinados a los representantes religiosos de la comunidad judía, musulmana y protestante). Las autoridades no tenían reservadas ubicaciones. Como el jefe de gobierno y sus acompañantes llegaron ya iniciada la ceremonia, se quedaron parados entre la gente hasta que les cedieron el asiento. 20

Bergoglio comenzó el tedéum destacando la importancia del lugar escogido por la presidenta de la Nación, para culminar expresando: "un hermoso gesto del que todos nos alegramos", ante lo cual se escucharon algunos temerosos silbidos entre de los aplausos. 21 Luego su homilía consistió en la lectura del documento episcopal "La Patria es un don, la nación una tarea" al que calificó de "signo de unión de todas las iglesias particulares del país". Comenzaba señalando que el clima del Bicentenario tendría que haber sido distinto al vivenciado, caracterizado por un "estado de confrontación permanente" (Episcopado Argentino, 2010). Al finalizar, realizaron sus oraciones el arzobispo Tarasios del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla, el pastor Ángel Negro en representación de la iglesia evangélica, el Rabino Abraham Skorka por la comunidad Israelita y el Scheij Abdelkader Ismael por la comunidad islámica. La más aplaudida fue la del pastor de la iglesia evangélica, quien agradeció por la riqueza del país pero cuestionó la falta de equidad social y pidió "legisladores que apoyen leyes que prioricen la familia", "gobernantes aptos que sepan dialogar con mesura y escuchar a todos los estamentos de la sociedad".

Luego de los tedéums prosiguieron los actos del Bicentenario. Más allá del pronóstico del episcopado, de "confrontación permanente" recordado por Bergoglio en su homilía, y a pesar de los augurios -sobre todo de los medios masivos— de una ausencia de efervescencia social, el Bicentenario fue una fiesta de todos, una celebración masiva y popular, un "acontecimiento" caracterizado por la euforia y el fervor, el entusiasmo y la emoción, descrito por esos mismos medios como multitudinario, histórico, nunca visto, inesperado. El tedéum de Luján se inscribió en ese código festivo, en ese contexto y secuencia de celebraciones que dejaron en un segundo plano la confrontación y dicotomía de los dos tedéums: el oficial y el de la oposición.

A modo de conclusión

Hemos abordado el tema los tedéums durante las celebraciones del Bicentenario del 25 de mayo de 1810 en Argentina, desde una perspectiva que los considera como productos socio-históricos y, al mismo tiempo, como acontecimientos discursivos. Esto nos permitió observar la relación entre la iglesia católica y el Estado, en estrategias y procedimientos destinados a producir una representación que excede el espacio acotado del discurso religioso. Mediante el análisis de los tedéums de 2006 y de 2010 (a los que aplicamos una perspectiva discursiva) pudimos identificar modalidades que buscan imponer una determinada representación de la nación, lo que supone definir el pasado (el acontecimiento bíblico y el que el rito conmemora) y el presente (la situación socio-política actual). Esas representaciones están contextualizadas en la situación interaccional del tedéum: un discurso religioso (oficiado por religiosos) que se dirige a la grey católica pero también a los representantes de la nación: el desplazamiento del campo religioso al político está aquí presente tanto como el propio rol que la iglesia asume en esa construcción, y en su relación con el gobierno. Historiar los tedéums, nos permitió analizar las continuidades y las transformaciones de un rito cuya tradición es de larga data y que, en los últimos periodos, muestra complejas relaciones de distanciamiento y acercamiento no sólo entre los campos religioso y político "en bloque", sino "entre sectores" presentes en cada campo. El lugar de los medios de comunicación, como agentes privilegiados para la descontextualización del rito y su recontextualización en materiales significantes masivos, fue central para analizar las representaciones de los últimos periodos. Estos abordajes nos permitieron lograr una comprensión de los sentidos políticos del tedéum en los tiempos recientes. Para esto, fue preciso reconsiderarlos en tanto acontecimiento discursivo, lo que excede su carácter meramente textual y obliga a tomar en cuenta los múltiples contextos en que se sitúa: el espacio ritual; la ceremonia (que incluye varios ritos y sectores: el religioso, el estatal, el nacional); el espacio mediático; el contexto histórico.

 

Notas

* Deseo agradecer a Alejandro Grimson, mi director de tesis doctoral, y a Fortunato Mallimacci, uno de los jurados, por las observaciones que me realizara; sin ellas, este artículo no hubiera sido posible. También quiero agradecer al equipo del proyecto UBACyT con quienes realizamos numerosas observaciones de los actos del Bicentenario, en especial a Luciano Martini. Por último, mi agradecimiento a los evaluadores anónimos cuyos señalamientos han sido centrales para la versión final del artículo.

1. La celebración de acción de gracias también fue incluida en las conmemoraciones de las independencias de otros países latinoamericanos como el tedéum celebrado en la Catedral de Santiago de Chile el 18 de septiembre de 2010 o el de Paraguay, realizado el 14 de mayo de 2011. En cambio en otros países, como Bolivia, se reemplazó el tedéum de la fiesta patria por ceremonias ecuménicas, una muestra más de la división en las conmemoraciones, que refleja la confrontación entre el gobierno y los dirigentes opositores de Chuquisaca: el Bicentenario de los Pueblos, presidido por la máxima autoridad nacional con presencia de presidentes de otras naciones se celebró en la comunidad de El Villar y el Bicentenario de la Gesta del 25 de mayo de 1809 fue realizado por la Prefectura de Chuquisaca y la Alcaldía de Sucre en esta ciudad, e incluyó, entre otras ceremonias tradicionales, un tedéum. Este reemplazo y la exclusión del tedéum en los actos oficiales, basado en la asociación de "lo católico" con "lo colonial", puede resultar -según Loayza Bueno (2011: 125)—"una penalización de una cultura que hace parte también de los sentimientos de pertenencia nacionales", quitándole preeminencia a un aspecto cultural que todavía impera en algunos sectores de la sociedad boliviana, fundamentalmente sus clases medias. Justamente estos sectores fueron los que rechazaron la decisión del presidente Evo Morales de realizar los actos en El Villar y no en Sucre, donde tuvo lugar el tedéum. Según el diario Los tiempos (Redacción Central, 25 de mayo de 2009, s/p), se eligió ese lugar, ya que allí Juana Azurduy de Padilla y su esposo Manuel Ascencio, "establecieron su cuartel general de operaciones durante la guerra de guerrillas en contra del dominio español".

2. Ver Ortemberg (2011) para el tedéum en el periodo de la colonia y la emancipación; Garavaglia (2000) para las "fiestas mayas" entre 1810 y 1860; Salvatore (1996) para las "fiestas federales" durante el rosismo; Bertoni (2002 y 1992) para un análisis de las fiestas patrias del periodo 1887-1891; Grimson y Amati (2005) para los "ritos del 25 de mayo" desde la década de 1960 hasta el 2001. También pueden encontrarse datos sobre estas ceremonias en Halperin Donghi (1972), Sigal (2006) Quatrocci-Woisson (1995).

3. Como señala Ortemberg (2010: 201) la autoría y origen del himno es tema de discusión; la versión de la Enciclopedia Católica (1999) que dicho autor retoma es la que sostiene que fue creado en Serbia a fines del siglo IV por el obispo San Nicetas de Remesiana, paternidad literaria que es cuestionada por varios estudiosos.

4. Di Stefano (2011: 7-14) plantea (en diálogo con Mallimaci, 2008) la idea de "umbrales de secularización". Luego de la secularización borbónica, ubica la "secularización revolucionaria" que contiene diferentes modelos en tensión o en conflicto: la propuesta "galicana" (que identifica poder político y religioso y subsume las estructuras eclesiásticas a las estatales, defiende el régimen del patronato y promueve una iglesia nacional como segmento del Estado); la "intransigente" (que propone la independencia de la Iglesia y el Estado y promueve reformas para ajustar las instituciones eclesiásticas coloniales al nuevo orden) y la "liberal" (que propugna un Estado "neutro" en materia religiosa para que pueda propiciar la armonía entre diversos cultos aunque no niega el carácter católico de la sociedad). Estos modelos no se encuentran en estado puro sino combinados: en los discursos, las normativas y las leyes del Estado.

5. A pesar de su carácter efímero, el "Decreto de Supresión de Honores" de Mariano Moreno pone en evidencia esas continuidades y la necesidad del nuevo gobierno de suprimirlas por decreto, reconociendo así su vitalidad y existencia. Para un análisis de este decreto ver González (2005).

6. La fecha de asunción presidencial, en el último periodo democrático es el 10 de diciembre. Sin embargo, el traspaso del mando anticipado hizo que algunos presidentes asumieran en otras fechas: Carlos Menem el 8 de julio de 1989 y Néstor Kirchner el 25 de mayo del 2003

7. El 25 de mayo de 2006 el presidente Kirchner durante el discurso presidencial del acto en la plaza, presenta la fecha como continuación de mayo del 1973 y en oposición al de 1976. Justamente el 25 de mayo de 1976 cuando se cumplía el 166 aniversario de la Revolución de Mayo y los dos meses del golpe, el presidente de facto Jorge Rafael Videla aprovechaba la ocasión para explicar las metas del régimen que apuntaban a "una profunda transformación (...) sobre todo de las conciencias". Así, se propone mayo de 1976 como contrafigura de mayo de 1973, al que Videla califica como el mayo del caos, la subversión y la vergüenza nacional (Amati, 2011).

8. El 25 de mayo de 2002 presenta diversos grupos en la Plaza de Mayo: por un lado, "los duhaldistas" que fueron a apoyar al presidente Eduardo Duhalde y, por el otro, "ahorristas y asambleístas" que protestaron e insultaron a las autoridades. Como relata el diario La Nación (DyN, 26 de mayo de 2002, s/p.), gracias "al cambio de horarios para evitar encuentros con los manifestantes, el presidente Duhalde recorrió a pie la cuadra que separa a la Casa Rosada de la Catedral" para asistir a la ceremonia religiosa. Sobre las avenidas, los manifestantes "golpearon sus cacerolas", se presentaron como "el pueblo" (quejándose por el vallado que no los dejó acercar a la plaza) y además criticaron a "quienes llevaban a sus familias a festejar la fecha patria". En la homilía, el cardenal Jorge Bergoglio "alertó sobre el riesgo de disolución nacional", "la decadencia de la autoridad, el vacío legal, la impunidad". Esto fue interpretado por los políticos que escucharon al obispo como "un llamado de atención". Duhalde, según el diario La Nación, "muy desanimado" meditaba si valía "la pena seguir" (Paola Juárez: 00).

9. Ver el análisis del tedéum del 25 de mayo del 2002 en Arnoux y Blanco (2003) y del Corpus Christi del período 1999-2002 en Arnoux y Blanco (2004).

10. El de 2006 fue un acto de envergadura ya que coincidía con otro aniversario: se cumplían tres años del mandato presidencial de Kirchner. Además, dos meses antes se habían cumplido 30 del golpe militar de 1976 y -por vez primera— el 24 de marzo había sido incorporado como feriado nacional. El año anterior, Kirchner modificó el lugar de realización de los actos de mayo rompiendo con una tradición que venía desde 1811(en el 2005 se realizó en Santiago del Estero y la Homilía del tedéum estuvo a cargo del Obispo Juan Carlos Maccarone). Además el tedéum del 2006, oficiado por Bergoglio, fue el último realizado en la Catedral de Buenos Aires, antes del Bicentenario.

11. La lectura del jueves 25 de mayo de 2006 era la de Juan cap. 16, v. 16-20: Estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría y la elegida para el tedéum fue la de Mateo cap. 5, v. 1-12: Las bienaventuranzas también conocida como El sermón de la montaña.

12. El texto completo se encuentra actualmente publicado en la página web del Arzobispado de Buenos Aires http://www.arzbaires.org.ar/inicio/homilias/homilias2006.htm#Te_Deum_del_25_de_mayo

13. Al tedéum "oficial" sólo se entra con invitación y sólo son invitadas las autoridades y la prensa. Mientras ocurre, la Plaza de Mayo es ocupada por grupos y personas que van a participar de los actos. Desde la Catedral no se piensa en la posibilidad de que el tedéum se escuche "en directo", sino que dejan a los medios masivos la tarea de informarlo. No fue así en otros tedéums como los del 9 de julio en Tucumán o el del 25 de mayo del Bicentenario en Luján (Registros UBACyT (2010-2012), ni tampoco en ceremonias como la de Corpus Christi (Arnoux y Blanco, 2004) donde se utilizaron megáfonos y pantallas gigantes para que el tedéum fuese escuchado y visto desde la plaza.

14.   El énfasis es de Bergoglio, tanto en esta cita como en las siguientes que aparecen entrecomilladas.

15.   Si bien no todos siguieron las acciones rituales, esto fue así por desconocimiento y una identidad católica proclamada más que practicada (fueron mayoritariamente las mujeres y en especial la Madres y Abuelas de Plaza de Mayo quienes sabían cuando levantarse o sentarse, cómo realizar la señal de la cruz o cuáles eran las palabras de los cantos y oraciones). Si bien unos pocos "cabeceaban" o se dormían, la ceremonia fue seguida respetuosamente, con escasos comentarios en el momento de desconcentración (sobre todo referidos a la presencia masiva en la plaza; las únicas críticas fueron las de la prensa, por el lugar que les habían asignado). Ver Registros UBACyT 2010-2012.

16. Por ejemplo, el diario Clarín tituló: "en el tedéum, Bergoglio criticó la manipulación y la prepotencia", aunque en la bajada aclaraba: "fue una reflexión dirigida a toda la sociedad, pero el arzobispo de Buenos Aires señaló que el poder nace de la confianza y no de la prepotencia. El año pasado, el Presidente había trasladado el tedéum a Santiago del Estero." (Rubín, 26 de mayo de 2006: s/p.).

17.   "Palabras de la Presidenta de la Nación en su visita a la Basílica de nuestra Señora de Luján, martes, 30 de marzo de 2010", disponible en: http://www.casarosada.gov.ar/index.php?option=com_content&task=view&id=7058&Itemid=66 [Visitado el 1 de mayo de 2010]

18. Martín (2000) realiza un estudio comparativo del proceso de nacionalización de las vírgenes de Luján (en Argentina) y de Aparecida (en Brasil). Mientras esta última era venerada por los fieles dos siglos antes de su coronación (es decir se oficializa una devoción popular ya existente), la Lujanera sufre un proceso opuesto.

  

19. "Luján, sede del tedéum", La Nación, 31 de marzo de 2010. La Presidenta anunció la realización del tedéum en Luján en un acto en esa basílica, pág. 8.

  

20. Otra diferencia con los tedéums oficiales en esta oportunidad, sin la presencia de la presidenta de la Nación argentina, consistió en que no se realizó el minuto de silencio en el mausoleo del Gral. San Martín. El cardenal Bergoglio entró y se dirigió directamente al altar.

  

21. Retomo aquí el registro de observación de Luciano Martini, integrante del equipo UBACyT S108 (FCS-UBA) "Conmemoraciones nacionales en la Argentina del Bicentenario: rituales del Estado y de la Escuela".

  

Fuentes

  

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2. Episcopado Argentino. (2010). La Patria es un don, la nación una tarea. Buenos Aires: CEA. Recuperado de http://www.aicaold.com.ar/docs_blanco.php?id=76

  

3. Juárez, P. (2002, 26 de mayo). Duhalde muy desanimado medita si vale la pena seguir. La Nación, p. 00.

  

4. Premat, S. (colaborac). (2007, 25 de mayo). Un gesto conciliador dirigido a Bergoglio. La Nación, p. 6.

  

5. Redacción Central. (2009, 25 de mayo). Bicentenario: Bolivia libre pero dividida. El Nacional, s/p. Recuperado de http://www.lostiempos.com/diario/actualidad/nacional/20090525/bicentenario-bolivia-libre-pero-dividida_10196_16699.html

  

6. Registros UBACyT (2010-2012). Proyecto Conmemoraciones nacionales en la Argentina del Bicentenario: rituales del Estado y de la Escuela, Subsidio 108; Carrera de Cs de la Comunicación, FCS; UBA, directora: Mirta Amati.

  

7. Rubín, S. (2006, 26 de mayo). En el tedéum, Bergoglio criticó la manipulación y la prepotencia. Clarín, s/p. Recuperado de http://edant.clarin.com/diario/2006/05/26/elpais/p-01201.htm

  

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