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Sociedad y religión

versión On-line ISSN 1853-7081

Soc. relig. vol.23 no.40 Ciudad Autónoma de Buenos Aires jul./oct. 2013

 

DOSSIER: En torno del primer Papa latinoamericano: catolicismos en tensión

Introducción

Soledad Catoggio

Juan Cruz Esquivel

Verónica Giménez Béliveau

 

1. ¿Nuevos rumbos?

La inédita elección de un papa jesuita y latinoamericano ha generado múltiples interrogantes sobre el poder central de la Iglesia católica. ¿Qué señales han querido trasmitir los cardenales con esa decisión? ¿Supone esta designación la voluntad de instaurar un punto de inflexión en las estructuras eclesiásticas y en los aspectos doctrinales del catolicismo? ¿Cuáles serán las bases de sustentación del pontificado de Francisco ante una nueva correlación de fuerzas internas?

Si con el propósito de preservar la vitalidad e integridad de sus postulados doctrinarios, bajo el pontificado de Juan Pablo II y, fundamentalmente de Benedicto XVI, el Vaticano ha instalado con la discusión sobre planificación familiar, sexual y reproductiva un eje cardinal de su acción pastoral, la gestualidad de Francisco en sus primeros meses de gestión parecería indicar un cambio en las prioridades de la agenda vaticana.

La proliferación de normativas en vastos países que legalizaron el matrimonio entre personas del mismo sexo, la despenalización del aborto, la eutanasia, la identidad de género, entre otras, fue interpretada por su antecesor como un "avance" contra la ley natural y los principios cristianos. Lejos de percibir ese "signo de los tiempos", la apuesta de Benedicto XVI se mantuvo en la reafirmación de los dogmas católicos, aunque ello implicara un mayor distanciamiento de su feligresía.

Aunque resulta prematuro aún hablar de nuevos rumbos, el papa argentino parecería inclinarse por una Iglesia de masas, inclusiva, con mayor dinamismo y por tanto, con mayores diversidades axiológicas en su interior. Su énfasis al propagar una actitud misericordiosa hacia las mujeres que han abortado, divorciados y homosexuales y la invitación a repensar la intransigencia en torno al celibato, darían cuenta del inicio de un proceso de flexibilización -no de modificación- de un abanico de principios y normas otrora definitivos y excluyentes. El rol de las mujeres en la liturgia, en cambio, sería un tema cerrado, según las palabras del mismo papa Bergoglio, marcando así los alcances y los límites de los eventuales cambios.

Al mismo tiempo, se propone correr a la Iglesia del eje discursivo de la moral sexual para situarla en una prédica evangelizadora que interpele a la sociedad alejada de toda lógica reglamentarista, con el propósito de recuperar a los fieles alejados:

"La Iglesia a veces se ha dejado envolver en pequeñas cosas, en pequeños preceptos. (...) Los ministros de la Iglesia tienen que ser misericordiosos, hacerse cargo de las personas (...). Eso es Evangelio puro. El pueblo de Dios necesita pastores y no funcionarios 'clérigos de despacho'" (Entrevista a Francisco en La Civiltà Cattolica, 19/08/2013).

 

2. Las ciencias sociales de las religiones frente a la coyuntura

Aunque la tentación a veces sea grande, la sociología no hace futurología y el futuro es, ciertamente, incierto. No podemos entonces predecirlo, pero sí hacer ciencia de lo que cambia y lo que permanece conjugando una mirada histórica del catolicismo global con otra situada de los catolicismos (en plural) situados en las distintas escalas de acción (continental, regional y nacional), en interacción constante. A partir de nuestros saberes expertos como cientistas sociales de la religión es posible leer en la coyuntura el escenario de conflictos, negociaciones y desafíos prefigurados dentro del mundo católico e interpretar las huellas de viejas estrategias y modalidades de respuesta ensayadas por los actores en disputa dentro de ese espacio. Al mismo tiempo, es posible reconocer aquello que emerge como discontinuo y que sólo podemos asir, por el momento, a partir de ensayos de interpretación hipotéticos y provisorios. Estas herramientas hacen posible llevar a cabo variadas lecturas del fenómeno emergente y efervescente que es el objeto de este dossier: la elección del primer papa latinoamericano, un papa argentino. En ese sentido, este dossier ha convocado a expertos de distintas partes del mundo (América Latina, Europa, Estados Unidos), de larga trayectoria en esta área del conocimiento, que ofrecen distintas perspectivas del acontecimiento. Hemos privilegiado la pluralidad interpretativa, antes que forzar una lectura uniforme, quizás políticamente conveniente, pero sociológicamente poco fructífera a la hora de brindar al lector, académico u ocasional, elementos para leer el presente, a partir de diversas elaboraciones del pasado, haciendo uso de ese principio básico de las ciencias sociales que es la doble hermenéutica, la cual nos permite interpretar los hechos ya interpretados por los sujetos sociales, a la vez que reintegrar los resultados de nuestras investigaciones a esos mismos marcos de interpretación.

Con este horizonte, el artículo de Fortunato Mallimaci ofrece una perspectiva histórico-social del catolicismo argentino que permite interpretar la trayectoria biográfica de Jorge Mario Bergoglio y las condiciones de posibilidad de la elección de Francisco I. Al mismo tiempo pone en juego categorías clásicas de la sociología de la religión como las de autoridad de carisma y de función, elaboradas por Max Weber hace más de un siglo, que demuestran su vigencia para comprender las tensiones y desafíos del repertorio de construcciones de liderazgo disponibles para el sacerdote jesuita, obispo, cardenal y actual Papa. Por último, presenta la complejidad del escenario político-religioso en el cual acontece la elección de Francisco I a partir de una aguda reflexión (siempre polémica) de las distintas temporalidades y mediaciones políticas, religiosas y mediáticas que se articulan y/o entran en tensión en la hora actual.

La contribución de Enzo Pace parte del diagnóstico de un modelo de Iglesia en crisis, que se proponía como una, santa y romana. A partir de esa descripción problematiza un gran desafío para el papado actual: la relación con la modernidad. De acuerdo con su perspectiva, asistimos a una modernidad religiosa caracterizada por la conjugación de tendencias divergentes dentro del mismo mundo católico. Los fenómenos crecientes de comunitarización de lo religioso conviven en una difícil y tensa relación con los procesos de reinvención de lo religioso basados en la creciente individuación y pluralización de las creencias. A su vez, estas tendencias concomitantes se dan en el marco de un proceso más amplio de desinstitucionalización religiosa y pérdida de poder de los especialistas religiosos con vocación monopólica, frente a un nuevo escenario de pluralidad de actores religiosos con presencia en el espacio público y de pluralización de opciones dentro de cada universo religioso. Su artículo explora rigurosamente la génesis de estos procesos para explorar cuatro desafíos transversales a estas dinámicas: por una parte, el celibato sacerdotal y el sacerdocio femenino y, por otra, los problemas de bioética y los reclamos de justicia social.

En tercer lugar, el trabajo de Brian Flanagan analiza en detalle el impacto que ha tenido la elección de Francisco en los Estados Unidos, tanto entre sus dirigencias políticas y mediáticas, atendiendo la actual configuración política del país, como entre la comunidad católica estadounidense, en general, y latina en particular. Su trabajo, a partir de variadas fuentes, recorta una serie de atributos de la identidad de Francisco que interpelaron específicamente a la comunidad norteamericana, poniendo de manifiesto la plasticidad de las identidades múltiples constitutivas de la modernidad para interpelar audiencias diversas. Al mismo tiempo, su valioso aporte pone de relieve la manera en que los símbolos son interpretados, de acuerdo con los propios marcos de referencia (culturales y políticos), dando lugar a identificaciones que en ocasiones distan de las que luego se imponen mediática y globalmente.

Por último, Roberto Blancarte, retomando el tono polémico del artículo de Fortunato Mallimaci, plantea los límites del cambio que prefigura de antemano la elección de Francisco, haciendo hincapié en las intenciones continuistas expresadas por los cardenales en el cónclave, en el ampliamente reprochado papel desempeñado por Bergoglio durante la última dictadura militar en la Argentina y en su provocativa identificación con la "Iglesia de los pobres" desde el papado, para ofrecer lúcidas claves analíticas que nos permitan desentrañar si se trata de un Papa de América latina o para América latina.

Procesos nuevos cuyo alcance podremos ver más claramente en los años que siguen, la política de pequeños gestos e intervenciones sorprendentes de Francisco está marcando una época en el cargo más alto de la Iglesia romana. En este dossier proponemos una primera mirada sobre el fenómeno, que sin duda será seguida por análisis posteriores a medida que el tiempo y el distanciamiento nos permitan profundizar los enfoques.

 

 

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