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Sociedad y religión

versión On-line ISSN 1853-7081

Soc. relig. vol.26 no.46 Ciudad Autónoma de Buenos Aires dic. 2016

 

ARTICULO

El estudio de la biblia en un grupo de creyentes protestantes de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en Colombia

The study about the Bible in a group of protestant believers of The Seventh Day Adventist Church in Colombia

 

Fernando Bravo Peña

Universidad del Valle

Edificio 386 - Espacio 3005, Ciudad Universitaria Meléndez Cali, Colombia

ferchobr@yahoo.es

 

Recibido: 15-01-2016

Aceptado: 15-07-2016


Resumen

Este artículo explora la forma cómo los creyentes de la Iglesia Adventista del Séptimo Día Maranatha estudian la Biblia, en el espacio de la Escuela Sabática para adultos, en la ciudad de Santiago de Cali-Colombia. Igualmente, examina las condiciones de legitimidad argumentativa del discurso elaborado por los creyentes alrededor de la Biblia. De este modo, el texto sugiere la importancia de la lectura y estudio de la Biblia como una práctica innovadora, que influye en el fenómeno de conversión religiosa de América latina hacia el protestantismo. Una situación que contrasta con el hecho de que la feligresía católica latinoamericana carece de un hábito de lectura de la Biblia.

Este trabajo rescata los resultados más relevantes de una investigación denominada “El estudio de la Biblia en la Escuela Sabática para adultos de la Iglesia Adventista del Séptimo Día Maranatha en la ciudad de Cali”, desarrollada por el departamento de Sociología de la Universidad del Valle, Cali-Colombia, en el año 2009. Este artículo presenta las reflexiones teóricas orientadas por el trabajo de campo etnográfico, sobre el estudio de la Biblia que hacen los adventistas en la Escuela Sabática, con énfasis en los recursos argumentativos y en la lógica de poder que demuestran los creyentes cuando hablan de la Biblia.

Palabras claves: Iglesia Adventista del Séptimo Día; Escuela Sabática; Biblia; Maestro; Argumentación.

 

Abstract

This text explores how the believers of the Maranatha Seventh-day Adventist Church study the Bible, in the space of the Sabbath School for adults, in the city of Santiago de Cali-Colombia. Furthermore, it examines the conditions of argumentative legitimacy of the speech made by the believers about the Bible. Then, the text suggests the importance of the reading and study of the bible as an innovating practice that influences the phenomenon of religious conversion of Latin America towards the Protestantism. A situation that contrasts with the fact that Latin American Catholic believer lacks a reading habit about the Bible.

This work rescues the most relevant results of a research called “The study about the bible in the Sabbath School for adults of the Maranatha Seventh-day Adventist Church in the city of Cali”, developed to the interior of the Department of Sociology of the Universidad del Valle, Cali – Colombia, in the year 2009.This article presents the theoretical reflections guided by the ethnographic work about the study of the Bible that make Adventists in Sabbath School, emphasizing argumentative resources and the logic of power that prove the believers when they talk about the Bible.

Key words: Seventh-day Adventist Church; Sabbath School; Bible; Master; Argumentation.

Introducción

En la segunda mitad del siglo XX, se empieza a gestar una expansión de movimientos protestantes en América latina, que reconfigura el panorama religioso del continente. Si bien, la presencia del protestantismo en América latina puede rastrearse a principios del siglo XX, la lógica expansionista que exhibe actualmente es relativamente inédita, basado en un hecho irrefutable, a saber: el territorio latinoamericano ha sido dominado tradicionalmente por la Iglesia Católica. De este modo, el catolicismo ha tenido que entrar en una situación de competencia con otras ofertas religiosas que cada vez tienen una mayor acogida dentro de la población latinoamericana. Varios autores han abordado este fenómeno cultural de colonización protestante hacia América latina, no referiremos brevemente a dos: Jean Pierre Bastian y Peter Berger.

Para Jean Pierre Bastian (1997), durante la década de los años cincuenta confluyeron varios factores que catalizaron la expansión protestante en América latina, especialmente, del pentecostalismo1: los procesos de migración demográfica, la globalización y la crisis de la Iglesia Católica. La migración del campo a la ciudad, fundada en la incipiente industrialización que surgía en los países latinoamericanos, hizo brotar una población urbana marginada en las dimensiones económica, social y política. El discurso y las prácticas pentecostales centradas en la figura de un pastor2 milagrero tuvieron resonancia dentro de esta población excluida, generando un sincretismo con algunas creencias del catolicismo popular. Bastian expone que entre la población católica latinoamericana ha sido muy común la actitud de devoción hacia los personajes milagrosos conocidos usualmente como santos. El pentecostalismo habría logrado reinventar la figura del santo católico, mediante la imagen de un pastor que tiene la facultad de conceder milagros a sus seguidores. También, el pentecostalismo incorpora creencias populares derivadas de la brujería y la hechicería, las cuales, habitualmente tienen origen en las culturas indígenas latinoamericanas. La incorporación se hace bajo el retrato de un pastor milagroso y exorcista, que tiene el poder de vencer las fuerzas del mal, representadas en las creencias mágicas populares. Debido a este sincretismo religioso, Bastian se refiere al pentecostalismo latinoamericano como un “catolicismo de sustitución”. La condición de marginalidad y exclusión social de la población, que se vincula al pentecostalismo, son suplidas por una experiencia religiosa que proporciona un sentido de identidad y de reconocimiento como “elegidos de Dios”, siendo catalogado este movimiento como la “religión de los pobres”.

Los efectos de un mundo cada día más globalizado, no sólo en el aspecto económico sino cultural, ha abierto las puertas para que diversas denominaciones protestantes provenientes de Estados Unidos colonicen América Latina. También, ha posibilitado la creación de movimientos religiosos autóctonos con influencia protestante, que se han expandido en diversas zonas del mundo. Tal es el caso de la Iglesia Universal del Reino de Dios, fundada en Brasil, en el año de 1977, la cual, cuenta con sucursales en países como Estados Unidos, Canadá, Portugal, Francia, Inglaterra, Suiza, Holanda e Italia.

La insuficiencia de la Iglesia Católica para proporcionar respuestas a las necesidades de sus fieles, es lo que Bastian ha denominado como el “desencanto de las masas por el catolicismo”. Tradicionalmente, la Iglesia Católica en América Latina ha tenido vínculos muy fuertes con los poderes políticos, por efecto analógico, su resquebrajamiento ha tenido influencia en la religión católica. Por ejemplo, durante la segunda mitad del siglo XX, los países latinoamericanos del cono sur sufrieron el rigor de poderes políticos dictatoriales que tenían lazos de apoyo en la Iglesia Católica. La caída y final de estos gobiernos, a mediados de los años ochenta y noventa, supuso la necesidad en algunos sectores de la población, de buscar nuevas opciones religiosas que se distanciaran de los nexos con los poderes políticos tradicionales. Según Bastian (1994), este tipo de circunstancias y otras conexas abrieron el paso al protestantismo pentecostal latinoamericano, que hoy en día es la segunda fuerza religiosa en importancia de los territorios hispano hablantes después, del catolicismo.

Por otro lado, autores como Peter Berger (2005), han criticado duramente la idea de un mundo secularizado y el supuesto fin de la religión en la era postmoderna. Para Berger, hay un resurgimiento de la religión que se manifiesta de una forma no tradicional. De este modo, la secularización no es sinónimo de carencia de credo religioso; por el contrario, lo que ha cambiado es la forma de creer, es decir, el cómo se cree. Las personas no afirman “me confieso católico”, sino, “mi preferencia religiosa es el catolicismo”. Berger señala que existe una gran diferencia entre las dos afirmaciones anteriores. Mientras la primera hace alusión a una adhesión basada en la tradición; la segunda supone una elección, un acto de subjetivación de la creencia. Es llamativa la anécdota que Berger comenta sobre un viaje realizado a Buenos Aires, Argentina. En este viaje, lo primero que notó al salir del aeropuerto, fue un enorme templo mormón3. Para Berger y Luckman (1996), la crisis de sentido, propia del mundo posmoderno, está más relacionada con la pluralidad de sentidos, de marcos ideológicos, y no precisamente, por una carencia de los mismos. La crisis de sentido radica en que el individuo realiza desde la subjetividad un acto de elección, a diferencia, de la adhesión por tradición. Para Berger, en el mundo postmoderno, la religión funciona bajo la lógica de un “mercado religioso”'. La expresión “mercado religioso” denota que la creencia religiosa se rige por dos variables: la oferta y la demanda. Los individuos adoptan el credo que más se adapte a sus expectativas y necesidades. El campo religioso, al regirse por una lógica de mercado, consolida a la subjetividad como determinante en la adhesión religiosa, o mejor aún, empleando una expresión de Berger, “la religión se subjetiviza”. En consecuencia, aquellos que optan por una conversión religiosa hacen una elección. Igualmente, aquellos que se mantienen dentro de una tradición, deben elegir pertenecer a ella, ya que, existen otras opciones religiosas.

Aquí, se ha elegido un camino diferente a los propuestos por autores como Bastian y Berger, quienes enfatizan las condiciones estructurales, tanto económicas, sociales, culturales y políticas, que han favorecido la protestantización de América latina. A diferencia de los enfoques mencionados anteriormente, el análisis que nos compete aquí, sobre el protestantismo, se orientó a una práctica de estudio particular de la Biblia que realizan los creyentes de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. No obstante, el análisis no se circunscribe netamente al plano descriptivo, tratando de responder a la pregunta ¿qué tipo de relación tienen los fieles adventistas con la Biblia? La respuesta a este interrogante pretende mostrar cómo esta práctica cultural-estudio de la Biblia-, en un contexto protestante específico, proporciona a los creyentes una nueva vivencia de la fe o del campo religioso. El estudio de la Biblia es un elemento importante, si se quiere dilucidar las razones del auge de conversiones al protestantismo, en un país como Colombia que, de manera similar a otros países de América latina, han estado históricamente dentro de las filas del catolicismo. Recordemos como dato colateral –este punto debe tenerse presente- que, en el catolicismo los creyentes tienen poca o ninguna relación con la Biblia, en términos de lectura, y menos aún, de debate del contenido del texto sagrado4. Por ende, la relación del creyente con la Biblia ha estado mediada por la palabra del sacerdote, no existiendo como práctica generalizada la lectura de la Biblia; a diferencia del protestantismo que, desde sus orígenes en el siglo XVI, incentivó como ideal la lectura y estudio de la Biblia entre su feligresía.

La pregunta central que se plantea es la siguiente: ¿de qué forma los adventistas construyen una relación con la Biblia? La respuesta a este interrogante requiere la aclaración metodológica de algunos puntos: el primero, que el movimiento protestante como objeto de estudio es la Iglesia Adventista del Séptimo Día5. Segundo, los adventistas tienen como tradición dedicar el día sábado a la liturgia religiosa. Dentro de la liturgia de los sábados existe un espacio denominado Escuela Sabática, en el cual los creyentes se reúnen a estudiar y debatir las enseñanzas de la Biblia. Es en el contexto de la Escuela Sabática donde se focalizó el análisis, ya que la liturgia de los sábados tiene varias etapas y la Escuela Sabática comprende tan sólo una de ellas. Igualmente esta tiene una estructura organizativa compuesta por varios niveles de los cuales nos hemos concentrado tan sólo en uno6. Tercero, el debate de los adventistas alrededor de la Biblia, en la Escuela Sabática, se encuentra mediado por la lectura de un texto guía. La guía de estudio de la Biblia es una cartilla que los adventistas publican de forma trimestral, en el nivel mundial, cuyo objetivo es proporcionarle al creyente una ayuda pedagógica en la comprensión de la Biblia, a la luz del marco doctrinal adventista. Cada creyente debe leer la guía durante la semana, de tal modo que, el día sábado pueda participar en el debate desarrollado en la Escuela Sabática sobre la temática estudiada en la guía.

La reflexión del presente artículo está orientada por el trabajo de campo7; presta especial atención a los formas de argumentación que utilizan los creyentes en relación con la Biblia que nos remite a las condiciones sociales bajo las cuales el saber emanado de su estudio tiene validez dentro de la Escuela Sabática. Se añade un análisis filosófico sobre el sentido de la verdad presente en los debates de esta escuela. Finalmente, se intenta indagar la lógica –relación de poder- en la interacción entre los creyentes y el Maestro8 en los términos argumentativos sobre la Biblia.

 

1. Algunos datos sobre la Iglesia Adventista del Séptimo Día9

La Iglesia Adventista del Séptimo Día surge en los Estados Unidos en el siglo XIX, dentro de un contexto de gran agitación apocalíptica en el que muchas confesiones religiosas protestantes consideraron que la segunda venida de Cristo era inminente. Uno de los personajes destacados en ese ambiente de conmoción religiosa fue Henry Miller, creyente del movimiento bautista, quien tras estudiar durante varios años las profecías del libro bíblico de Daniel, llegó a la conclusión de que en el año 1844 sería la segunda venida de Cristo, dando incluso la fecha exacta del perentorio suceso, 22 de octubre de 184410. Muchos creyentes de diferentes movimientos religiosos siguieron las profecías de Miller, pero se vieron defraudados al no cumplirse su profecía –en ninguna de las fechas propuestas-, este hecho es conocido como “el gran chasco”, que motivó la deserción de algunos creyentes del incipiente movimiento millerista. Aquellos que se quedaron trataron de explicar por qué había fallado la profecía millerista, apareciendo en escena Hiram Edson, un seguidor de las profecías de Miller, quien arguyó que “había tenido una visión de Cristo llegando al Templo del Cielo” (Estruch, Del Mar, Griera, Iglesias, 2007; 141). Por lo tanto, el error no radicó en la fecha –22 de octubre de 1844-, sino, en lo que ocurrió ese día, Cristo en vez de regresar a la Tierra llegó al Templo Celestial. Finalmente, a mediados de 1853 el número de adhesiones y adeptos fue creciendo, hasta tener la necesidad de formalizar un nuevo grupo religioso protestante, que en el año 1863 logra oficializarse plenamente con la creación de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día11.

Una de las figuras principales del movimiento adventista es Ellen Gould White (1827-1915), considerada fundadora y profeta del movimiento religioso. El papel fundamental de Ellen G. White, en los orígenes del adventismo, radicó en que ratificó la versión de la llegada de Cristo al templo celestial, por medio de una serie de visiones que ella misma se adjudicó como inspiradas por la divinidad, y que fueron aceptadas por los seguidores del incipiente movimiento adventista. Esta situación posesionó a Ellen G. White dentro del grupo como profeta, lo que a su vez ha garantizado su estatus de autoridad hasta el día de hoy, respecto de innumerables temas teológicos que abordó con la publicación de más de 80 libros. Dentro de la literatura adventista sobresalen los escritos de Ellen G. White por la diversidad de temáticas abordadas en ellos; por ejemplo, tienen gran notoriedad los escritos sobre temas de salud, asociados al estilo de vida que debe seguir un adventista12. Igualmente, tienen gran valor dentro del movimiento adventista, los escritos de la profetisa norteamericana relacionados con los temas escatológicos, problemáticas originales de las cuales brotó el adventismo. En síntesis, los textos de Ellen G. White son leídos por los adventistas de todo el mundo, debido a que conservan una credibilidad derivada de lo que ellos denominan el “Espíritu de Profecía”13.

Ellen G. White se convirtió en el eje central que dio forma a la doctrina fundamental del adventismo, principalmente con la observancia del sábado como día exclusivo dedicado a los asuntos espirituales, ya que dicha doctrina le habría sido revelada por acción del “Espíritu de Profecía”. Entonces, podemos sintetizar, la doctrina del adventismo de la siguiente forma:

En cuanto a las enseñanzas de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, se basan en el advenimiento de Jesucristo, que llegará a la Tierra en forma real y visible para dar vida a todos aquellos que murieron antes de este acontecimiento. Este acontecimiento se secundará con la aniquilación de Satanás. Su libro es la Biblia y aceptan el bautismo por inmersión que está reservado sólo a los adultos. Entre sus prohibiciones está el alcohol y el tabaco y los alimentos impuros que cita la Biblia. Por otra parte acompañan la celebración de la Cena con el rito del lavatorio de los pies. El sábado, séptimo día de la semana hebrea, es observado como día de descanso y culto, por encima del domingo (Blaschke, 2006: 20).

De acuerdo con el marco doctrinal del adventismo ¿bajo que raíz religiosa podemos encuadrarlo? La Iglesia Adventista del Séptimo Día emergió en los Estados Unidos, dentro de lo que podemos denominar “protestantismo evangélico”. La expresión “evangélico” en el contexto de lo anglosajón evoca movimientos que irrumpieron en un despertar o reavivamiento religioso, condensado básicamente en una propuesta conservadora del cristianismo, centrados en la literalidad bíblica, en una moralidad estricta y en el inminente regreso de Cristo –acompañando el juicio final-. Todos estos elementos se concatenan con el marco doctrinal del adventismo, lo que permite considerar a la Iglesia Adventista del Séptimo Día dentro del evangelismo. No obstante, encontramos algunos puntos de conexión con la Reforma protestante del siglo XVI, relacionados particularmente con los temores al “libre examen” del texto sagrado14.

Veamos algunos datos estadísticos sobre la expansión adventista y del protestantismo en general en América Latina15. La Iglesia Adventista del Séptimo Día se encuentra organizada internacionalmente en divisiones16. Para el caso del continente americano, encontramos tres divisiones: Interamericana17, Sudamericana18 y Norteamericana19. En el caso preciso de Colombia, el adventismo constituyó “hasta la década de 1970 la Iglesia no católica más numerosa de Colombia […]” (Beltrán, 2005: 283). En la actualidad, Colombia cuenta con aproximadamente 1.515 iglesias y 316.693 adventistas, el número total de iglesias en el mundo es de 78.810 y 18.479.257 adventistas. Por otro lado, cerca del 68% de la comunidad adventista se encuentra en América latina y África (Iglesia Adventista del Séptimo Día, Conferencia General - Oficina de Archivos, Estadísticas e Investigación, 2014). Esto pone en evidencia la recomposición religiosa que están atravesando territorios que históricamente han pertenecido a las filas del catolicismo, y otros en los que es difícil catalogar, al cristianismo como la tradición religiosa dominante. Actualmente, el adventismo se encuentra en una fase de expansión y consolidación que no tiene como foco o punto de concentración su lugar de origen, los Estados Unidos. Tomando en consideración los datos estadísticos, que muestran una avanzada protestante generalizada en América latina, es pertinente plantear una pregunta más global sobre el asunto: ¿qué tipo de vivencia religiosa está ofertando el protestantismo –en sus diferentes manifestaciones-que lo hace tan atrayente para una población latinoamericana que culturalmente ha estado vinculada al catolicismo?20

 

2. El estudio de la Biblia en la Iglesia Adventista del Séptimo Día

La Reforma Protestante del siglo XVI, dispuso como obligación para alcanzar la salvación, leer la Biblia; no obstante, esto puso en evidencia el juego de poder que implica el acceso libre a la Biblia. El protestantismo parece diluir la distinción entre lo sagrado y lo profano, entre aquellos que están autorizados a leer la Biblia y quienes no lo están21. Para Martin Lutero, el creyente debía descubrir el sentido o significado de las enseñanzas de la Biblia, mediante un enfrentamiento personal con el texto sagrado por su lectura. Entonces, ¿cuál es el lugar de la Biblia en la Reforma protestante? Esta enfatizó con gran fuerza que la salvación del hombre no podía estar mediada por una autoridad eclesial o garantizada por los sacramentos22. La salvación era básicamente un fenómeno de interioridad, es decir, requería el tránsito hacia una relación directa entre el hombre y Dios. Entonces, la pregunta que emergió en la Reforma protestante fue la siguiente: ¿cómo establecer esa relación directa con la divinidad? La respuesta al interrogante planteó como una necesidad imperiosa el acceso al texto sagrado en forma de lectura personal, cada creyente debía oír la voz de Dios mediante la lectura de la Biblia, ya que, precisamente, la voz de Dios no estaba objetivada por una estructura clerical (Stockwell, Foster, 1957). De este modo, el encuentro interior e íntimo con la divinidad debía quedar anclado enfáticamente en la lectura de la Biblia, que permitía al hombre -en una dimensión subjetiva y personal- escuchar la voz directa de Dios. No obstante, es necesario matizar la reivindicación que formuló la Reforma protestante sobre el acceso libre a la Biblia, ya que, hasta finales del siglo XVII- en el contexto luterano-, el texto sagrado era leído esencialmente por los pastores y seminaristas, sumándose a esto que la obra de Lutero otorgaba la clave interpretativa de la Biblia (Lopéz & Freixa, 1999).

¿Por qué la Reforma protestante dio un paso atrás frente al ideal de la “sola Spcritura”23?

La pretensión de que la Biblia podía leerse sin más, sin la guía de la tradición, y concediendo la misma autoridad a todas sus partes, la exponía a un caótico individualismo. Al no existir ya una norma o perspectiva común, no era fácil trazar una línea entre la justa libertad del juicio responsable y las preferencias arbitrarías (Dodd, 1973: 36-37).

A pesar del retroceso acaecido frente a la lectura de la Biblia, el ideal de “sola Spcritura” se convirtió en una de las insignias de la Reforma protestante, que, finalmente, tuvo matices de asentamiento. En el caso específico de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, este movimiento se identifica a sí mismo como heredero de la tradición protestante de la “sola Spcritura”:

Los adventistas del séptimo día aceptan la Biblia como la única fuente de sus creencias. Consideramos que el movimiento es el resultado de la convicción protestante de Sola Scriptura: la Biblia como la única norma de fe y práctica de los cristianos (Iglesia Adventista del Séptimo Día, Creencias, 2016).

Alrededor del legado de la “sola Spcritura” asimilado por el adventismo, se gestó un debate en el interior del movimiento sobre la genuina adhesión a este ideal protestante, tomando en consideración que, el adventismo emplea una serie de textos o lecturas de apoyo que guían la lectura de la Biblia y su interpretación. Este debate se centró especialmente en los textos religiosos de la profetisa Ellen G. White, ya que éstos son utilizados como guía en la interpretación de la Biblia. Por ende, los textos de la profetisa norteamericana restringen el criterio individual del creyente frente a una lectura de la Biblia, que era lo que fundamentalmente quería consolidar el principio de la 'sola Spcritura'. Veamos la posición de la Iglesia Adventista del Séptimo Día frente a este dilema que surgió en su interior24:

Algunas personas preguntan:¿si tenemos a la Biblia como base de nuestra doctrina adventista?… en nuestro mundo hoy tenemos cantidad de distintas ideologías, filosofías, además, tenemos muchas religiones, solo adentro del cristianismo hay hoy 45.000 denominaciones distintas, todas dicen que tienen bases en la Biblia, pero una enseña una cosa otra enseña otra cosa y hay conflicto de interpretaciones en la Biblia, el problema no está en la Biblia que es una y armónica, el problema está en la interpretación de la Biblia, donde muchos se acercan a la palabra de Dios con sus prejuicios humanos, sus interpretaciones, sus diferentes filosofías, entonces, el don profético de Elena de White fue concedido en esos días postreros de la historia humana, no para reemplazar la Biblia, sino para sacar quitar todas las ideologías y filosofías que han conspirado contra la palabra de Dios, de modo que la Biblia pueda interpretarse a sí misma, y que su mensaje llegue a nosotros con la misma pureza que tenía en la Biblia, mi anhelo es que nosotros tendríamos que usar Elena de White, leer sus escritos y dejar que esos escritos traen para nuestra vida una experiencia de transformación y una lectura correcta y un estudio correcto de los escritos de Elena de White, van a acercarnos más de la Biblia y de su mensaje para que Dios pueda hablar para nosotros en estos días postreros de la historia humana (Timm, 2015).

La Iglesia Adventista del Séptimo Día incentiva la lectura de la Biblia; no obstante, la relación que el creyente establece con la Biblia se encuentra mediada por otras lecturas de apoyo, cuyo objetivo es aclarar o guiar una interpretación de la Biblia bajo la “sana doctrina”25. El acercamiento a la Biblia no es directo, ni espontáneo. Los adventistas construyen una relación personal con la Biblia; sin embargo, la intervención de lecturas de apoyo para acceder a la Biblia, pone en evidencia las restricciones sobre qué se debe leer y cómo se debe entender lo que se lee. En otras palabras, existe un control sobre el discurso o saber emanado de la lectura de la Biblia. La guía de estudio de la biblia que utilizan los adventistas es una publicación trimestral en la cual los creyentes son formados en la fe, adentrándolos en una lectura de la Biblia guiada por los presupuestos teológicos del movimiento. En consecuencia, el entendimiento del creyente sobre el contenido de la Biblia es una interpretación mediada por la doctrina de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. No se trata de una lectura libre, espontánea o completamente subjetiva respecto de lo que se desea interpretar de la Biblia26. La guía de estudio de la biblia se divide en trece temas. Cada uno de ellos, conforma la lección de la semana. Es decir, para cada semana hay un tema de la Biblia para estudiar. Cada tema se divide en subtemas, por cada día de la semana. De este modo, el creyente hace un estudio diario de la Biblia. Cada uno de los subtemas que se estudian diariamente tiene los siguientes  componentes: memorización de versículos de la Biblia; reflexiones basadas en la lectura de pasajes de la Biblia; resolución de cuestionarios y talleres sobre apartados de la Biblia; preguntas para debatir o meditar sobre lo estudiado y refuerzo o ampliación de la lectura de la Biblia con otras fuentes bibliográficas de autores adventistas.

En consecuencia, los creyentes están continuamente ejercitándose en un conocimiento de la Biblia, pero mediado por un texto de apoyo que delimita lo que debe leerse y la forma cómo debe entenderse lo que se lee. El control de lo que se lee e interpreta de la Biblia no sólo tiene su antecedente inmediato en la Reforma protestante, sino también en la tradición católica medieval. En el catolicismo medieval, por ejemplo, existía un control sobre la lectura de la Biblia que hacían los clérigos católicos, fundamentado en su lectura comentada. El éxito que tuvo este tipo de lectura radicó en que con ella se controlaba toda interpretación herética. Muchas órdenes religiosas incentivaron la publicación de epítomes para garantizar una exégesis legítima del texto sagrado (Hamesse, 2001).

El adventismo ha quedado preso de los temores tanto del catolicismo medieval como de la Reforma Protestante alrededor del acceso libre a la Biblia, que idealmente defendió una interpretación de la Biblia por sí misma, sin ninguna mediación, el creyente sólo necesitaba de su fe para desentrañar el significado del texto bíblico. Es evidente que, un texto como “Guía de estudio de la Biblia para la Escuela Sabática” está estructurado como un método pedagógico de enseñanza de la Biblia. Éste proporciona una serie de ejercicios alrededor de su lectura, que busca establecer un vínculo con la doctrina adventista. Mediante este método de enseñanza, el creyente adquiere la capacidad de relacionar los postulados del adventismo con la Biblia. El creyente es instruido para realizar una interpretación determinada; este acercamiento personal –mediado por la guía- busca contener cualquier interpretación herética de la Biblia que se aparte del adventismo aunque esto no anula en modo alguno un hecho fundamental del creyente adventista: enfrentarse a la lectura del texto bíblico, estudiándolo, meditándolo, memorizándolo, confrontándolo, todo ello, dentro de los márgenes de la ortodoxia del movimiento. Es común dentro del adventismo encontrar sugerencias tales como: a) estudiar la Biblia por libro bíblico, analizando su mensaje global; b) elegir pequeños fragmentos o versículos y tratar de desentrañar su significado; c) tomar en consideración una pregunta o problema específico de vida que quiera tratarse desde una óptica bíblica; d) estudiar de acuerdo con temáticas como la fe, el amor, la segunda venida de Cristo a la Tierra; e) estudiar de acuerdo con el significado de palabras o expresiones bíblicas; f) estudiarla a la luz de los acontecimientos biográficos de sus autores (Iglesia Adventista del Séptimo Día, Conferencia General, 1986). Igualmente, se enfatiza la consideración del tipo de texto literario que se está leyendo, las condiciones culturales y sociales que lo rodean y finalmente nunca interpretar un apartado de la Biblia sin considerar el contexto del libro bíblico particular del cual forma parte y de la Biblia en su totalidad27 (Iglesia Adventista del Séptimo Día, Conferencia General, 1986). Es pertinente considerar que el control sobre lo que podía interpretarse del estudio de la Biblia no fue únicamente una restricción propia de la Iglesia Católica, sino que los movimientos derivados de la Reforma protestante también ejercieron un control sobre el acceso libre y espontáneo a la Biblia. En consecuencia, la Reforma protestante gestó una tensión entre la pretensión o convicción de la sencillez de las enseñanzas de Cristo –podían ser comprendidas por todos- y el control de la Biblia por medio de la predicación y textos de apoyo interpretativo (Chinchilla, 2008).

En ese sentido, es importante considerar por lo menos como un matiz mínimo, la presencia de un componente subjetivo en el estudio de la Biblia28, ya que finalmente los adventistas sí se enfrentan a su lectura, aunque se encuentre mediada por una guía de estudio y esta subjetividad en la interpretación de la Biblia se mueve dentro de ciertos márgenes o parámetros interpretativos dados por la guía de estudio, subsecuentemente reforzados en la Escuela Sabática. Es decir, el margen subjetivo de lectura de la Biblia es la que en parte posibilita el debate entre los creyentes; sin desconocer los límites de esa interpretación personal que pueden hacer los creyentes, ésta no puede dar paso a una herejía29.

 

3. El discurso religioso sobre la biblia en la Escuela Sabática de la Iglesia Adventista del Séptimo Día

La Escuela Sabática surge en los mismos inicios que la Iglesia Adventista del Séptimo Día, y se formaliza en California con la creación de la “Asociación de Escuelas Sabáticas de California”, en el año de 1877. En los años 1883 y 1886, la Escuela Sabática se expande fuera del territorio norteamericano, a varios países europeos, como Suiza e Inglaterra. A lo largo del tiempo, la dependencia organizativa de la misma ha cambiado de denominación, hoy en día, se la conoce como 'Departamento de Escuela Sabática y Ministerio Personal de la Asociación General de la Iglesia Adventista del Séptimo Día'. Para el adventismo, su misión es la siguiente:

La Escuela Sabática es el resultado de un concepto que surgió en la mente de Jaime White30 aún antes de que la Iglesia Adventista del Séptimo Día fuera organizada a principios de 1860, quienes se dieron cuenta que la iglesia necesitaba un programa sistemático y progresivo para estudiar la Biblia, para nutrir, inspirar y adiestrar a sus miembros para el servicio. Este programa era esencial para una iglesia comisionada para ir y predicar el Evangelio eterno a "toda nación, tribu, lengua y pueblo", en preparación para el regreso del Señor (Iglesia Adventista del Séptimo Día, Departamento de Escuela Sabática, 2016).

El relevamiento de la práctica de estudio de la Biblia que realizan los adventistas, se desarrolló en una comunidad religiosa perteneciente a la Iglesia Adventista del Séptimo Día de Colombia, ubicada en la ciudad Santiago de Cali31. El culto o liturgia principal de los adventistas se practica los sábados32. Los creyentes llegan a la iglesia con la Biblia entre sus manos; antes de empezar el culto, es común encontrar creyentes leyendo la Biblia33. La Escuela Sabática dura alrededor de treinta o cuarenta minutos, y es sólo un espacio dentro de la liturgia sabatina34. La discusión en la Escuela Sabática se ordena en relación con determinados puntos establecidos con anterioridad por el Maestro, relacionados con aquellos claves que se estudiaron en la guía de estudio de la Biblia durante toda la semana35, pero, éstos entran a flexibilizarse en función del sondeo preliminar del Maestro quien pregunta a los creyentes “cómo les pareció la lección”36. A partir de ahí, se inicia la discusión, aportando cada uno su opinión sobre lo estudiado en la semana sobre aquellos puntos que más les llamaron la atención, inclusive aquellos que no pudieron entender lo suficiente. No obstante, la participación tiene sus reglas de juego, si nos apropiamos del concepto de “campo” y “capital cultural”. Bourdieu y Wacquant (2005) comprenden el campo como un juego, debido a que funciona como tal, todo juego tiene sus reglas, cada campo o esfera de lo social tiene su lógica, sus reglas. Igualmente, se ponen en acción los capitales, es decir, aquellas fichas dentro del juego que permiten a los individuos participar en el campo: en el campo religioso de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, los creyentes hacen uso de un capital cultural, asociado a un conocimiento del texto bíblico, que legitima su participación en el campo religioso. La incorporación de este capital o saber relacionado con la Biblia legitima su propio rol como creyentes, ya que participan de acuerdo con las reglas de juego del campo. Igualmente, en este campo religioso, los creyentes ocupan diferentes posiciones en relación con el capital o conocimiento bíblico. La relación entre capital y campo queda expresada del siguiente modo:

 […] los jugadores pueden jugar para aumentar o conservar su capital, su cantidad de fichas, en conformidad con las reglas tácitas del juego y los prerrequisitos de la reproducción del juego y de sus asuntos en juego; pero también pueden ingresar en él para transformar, total o parcialmente, las reglas inmanentes del juego (Bourdieu y Wacquant, 2005: 153).

Entonces, el capital puede definirse como un conjunto de bienes acumulados –en este caso de carácter cultural- que se producen y se distribuyen. En ese sentido, el campo religioso adventista tiene su propia lógica de funcionamiento y, más aún, quienes estén dispuestos a ingresar en él sólo pueden hacerlo sobre la base de la adquisición del capital cultural –conocimiento de la Biblia- que les permite participar de forma legítima en el campo, asumir una posición y un rol dentro del mismo. En la Escuela Sabática, se participa en base a un conocimiento del texto bíblico, que se supone debe ser potenciado por medio de la guía de estudio de la Biblia. La mayoría de las veces cuando un creyente quiere participar en la Escuela Sabática con una opinión, la posición que asume está fundamentada en algún pasaje bíblico, siendo común expresar reiteradamente la frase: “como dice la Biblia”37. El fundamento bíblico de una idea, posición u opinión es la forma legítima de participar en la Escuela Sabática, los creyentes aportan las referencias bíblicas precisas que logran darle sustento a su argumento. En una de las sesiones de la Escuela Sabática, se estaba discutiendo sobre la veracidad de los dogmas adventistas en relación con su fundamentación en la Biblia38. Uno de los creyentes que participaba en la Escuela Sabática comentó su posición del siguiente modo: el creyente invocó un pasaje bíblico, lo buscó en su Biblia y lo leyó para todo el grupo. La narración bíblica era el siguiente:

Habló Jehová a Moisés y a Aarón, diciendo: si Faraón os respondiere diciendo: mostrad milagro; dirás a Aarón: toma tu vara, y échala delante de Faraón, para que se haga culebra. Vinieron, pues, Moisés y Aarón a Faraón, e hicieron como Jehová lo había mandado. Y echó Aarón su vara delante de Faraón y de sus siervos, y se hizo culebra. Entonces llamó también Faraón sabios y hechiceros, e hicieron también lo mismo los hechiceros de Egipto con sus encantamientos; pues echó cada uno su vara, las cuales se volvieron culebras; más la vara de Aarón devoró las varas de ellos. Y el corazón de Faraón se endureció, y no los escuchó, como Jehová lo había dicho (Éxodo, 7: 8-13).

A través de este pequeño relato, el creyente argumentaba que así como los hechiceros del Faraón intentaron de algún modo copiar el milagro que había  hecho Moisés, de convertir la vara en serpiente, de manera similar, muchos movimientos religiosos hacen algo parecido, al intentar presentar sus doctrinas como verdades bíblicas, cuando realmente no tienen ese fundamento en la Biblia. Además, el creyente afirmaba que esta tergiversación de la verdad bíblica tiene como fuente principal a Satanás, quien tiene el poder de copiar los milagros de Dios, así como lo hizo frente a Moisés, cuando el Faraón llamó a sus hechiceros y convirtieron las varas en culebras. Para el creyente, es Satanás quien engaña a la gente, cuando movimientos religiosos –diferentes de la Iglesia Adventista del Séptimo Día- intentan demostrar el fundamento bíblico de sus doctrinas. Satanás hace una especie de copia de la verdad bíblica para engañar a las personas con doctrinas falsas39.

Varias cosas a considerar aquí: la primera es, el uso de la memoria como parte constitutiva de la argumentación. El creyente tenía claro qué pasaje de la Biblia debía escoger para responder el interrogante. Se lee la Biblia, no obstante, se memoriza lo que se lee, especialmente, la referencia precisa donde se encuentra aquello que se ha leído. Es claro que el creyente había leído esta referencia previamente, pero, durante su lectura, también aplicó un ejercicio de memoria que le permitió en ese instante, aludir a ese pasaje en especial, lo cual se relaciona con los ejercicios de memorización de versículos bíblicos, que propone la guía de estudio. Lo segundo que se considera es la argumentación del creyente sobre la cuestión a debatir, que pone en evidencia un saber bíblico que admite análisis, relaciones, contrastes, etc. Es interesante cómo el creyente descontextualiza el relato bíblico de su situación original para recontextualizarlo en otra situación. La guía de estudio de la Biblia enfatiza mucho estas correlaciones en sus reflexiones y en las preguntas que plantea al creyente, en base a la lectura de la Biblia. Es un esfuerzo formidable de compresión del texto bíblico, de entendimiento de lo leído, que el creyente debe incorporar para poder hacer esas conexiones, en este caso, explicar por medio de un relato bíblico su punto de vista sobre el asunto. Mediante estos procesos de correlación, los creyentes actualizan la Biblia, desentrañan su significado, pero, lo más importante, ese conocimiento se convierte en el capital cultural, en la ficha de juego que les permite participar en el campo religioso del adventismo.

Si bien la discusión asume su propia dinámica, es frecuente que el Maestro reparta a los creyentes diferentes referencias bíblicas, una para cada uno. La idea es que cada creyente busque la referencia en la Biblia y la lea para todo el grupo. Una vez más, el elemento de la memoria vuelve a aparecer como requisito –casi indispensable- para participar en la Escuela Sabática. Lo impresionante de este ejercicio es que inmediatamente los creyentes reciben la referencia que les corresponde, la búsqueda en la Biblia es casi mecánica. Es decir, la persona sabe si lo que le están pidiendo leer se encuentra en el Antiguo o Nuevo Testamento, si está después o antes de determinado libro bíblico. El Maestro dispone el orden en que deben leerse las referencias, ya que, cada una recibe su explicación. No obstante, en un primer momento, el Maestro pide a la persona que ha leído la referencia bíblica que explique qué ha entendido, para que el creyente haga una relación entre lo que ha estudiado a lo largo de la semana en la guía de estudio y la referencia bíblica que el Maestro le ha pedido explicar. En este punto, los demás creyentes empiezan a apoyar o a contraargumentar la posición de quien empezó la ronda.

Este tratamiento colectivo de las temáticas en la Escuela Sabática, no puede encubrir un hecho básico: validar un dogma-entendido como el corpus teológico “promulgado por un cuerpo oficial y autorizado de la iglesia” (González, 2010: 88)- a través de una interpretación de la Biblia que se posisiona como una verdad. Por lo tanto, en la Escuela Sabática se forja un discurso religioso con pretensiones de verdad ¿Cómo podemos entender esa verdad?40 En el pensamiento socrático, la verdad se asocia al tòtíestín41, es decir, a lo que es, a aquello que es esencial a algo. En la Escuela Sabática se intenta develar lo que es esencial a la Biblia, en este caso, se intenta proclamar como verdad o esencia de la Biblia una interpretación particular de ella. ¿Cómo pueden llegar a conocer la verdad los creyentes adventistas? Un punto a considerar de la Escuela Sabática es fomentar un convencimiento sobre lo que se discute, no se trata de una imposición, el creyente debe recorrer por sí mismo un camino, debe leer la Biblia, meditarla y confrontar su entendimiento de ella con otros creyentes. El método filosófico socrático por excelencia es el arte de la interrogación y el cuestionamiento como herramienta para llegar al conocimiento. Para Sócrates, la función del diálogo consistía en exponer las falacias argumentativas de quien intenta sustentar una posición (Paniker, 2000). De ese modo, quien ha expuesto sus argumentos toma conciencia de su ignorancia y empieza la labor de descubrir el conocimiento. En la Escuela Sabática, la confrontación argumentativa no sólo es entre el Maestro y el creyente, también, entre los mismos creyentes que pueden asumir posiciones divergentes. Desde luego, esta dinámica permite que el individuo construya su propia comprensión de la Biblia, pero, mediada por la discusión colectiva. El método socrático intenta develar un conocimiento con carácter de verdad; en forma similar, esta es una pretensión visible en la discusión que se desarrolla en la Escuela Sabática. No se trata de validar el argumento individual de cada creyente –llegando a un relativismo epistemológico-, sino, por medio de ellos, y con la asesoría o el seguimiento del Maestro, llegar a la verdad o al verdadero conocimiento de la Biblia. Según el adventismo, uno de los objetivos clave de la Escuela Sabática es “estimular el desarrollo espiritual mediante el estudio sistemático de la Biblia, la oración y compartir la verdad” (Iglesia Adventista del Séptimo Día, Departamento de Escuela Sabática, 2016). Esto es claro ya que el Maestro, cuando pide al creyente exponer su posición frente a lo que ha estudiado como lección de la semana, lo hace para dejar expuestos los errores o desajustes de interpretación de la Biblia que hayan pasado el filtro de la guía de estudio de la Biblia; a partir de allí, empieza la intervención fundamental del Maestro en la discusión. La labor que hace el Maestro de la Escuela Sabática; tiene pues una función muy similar a la del Maestro en la filosofía socrática, en la cual “[…] Sócrates, mediante una serie de preguntas sobre determinado tema, buscaba que su interlocutor adquiriera conciencia de que no tenía conceptos precisos sobre el tema en discusión” (Chávez, 2004: 64).

Efectivamente, en el socratismo la verdad no es impuesta por el Maestro, es descubierta por el discípulo. De forma similar, en la Escuela Sabática, el creyente debe descubrir la verdad por sí mismo; por eso se prepara en un estudio diario de la Biblia, y luego, confronta argumentativamente su posición con la de los otros participantes, entre ellos, la posición del Maestro. En la discusión colectiva, el creyente debe tomar consciencia de sus errores interpretativos sobre la Biblia, este es el sentido de la interlocución. La verdad sobre la Biblia, el conocimiento verdadero del texto sagrado debe proporcionar razones para creer en los dogmas del adventismo. Así como en el socratismo, la ignorancia y la verdad sólo tienen sentido cuando el discípulo ha reconocido la ignorancia y ha descubierto la verdad individualmente; en el adventismo, el creyente sólo puede ser consciente de su error interpretativo de la Biblia y de la verdad bíblica, cuando asume estas dos situaciones individualmente. En la filosofía socrática, la importancia del convencimiento personal respecto del estado de ignorancia o de verdad radica en lo siguiente:

Volviendo al ejemplo de Sócrates es necesario distinguir entre […] parturienta y la partera. No es lo mismo parir que asistir al parto. Hallar la verdad y comprenderla intelectualmente, que es algo parecido a un parto –partusmentis lo llamaban los escolásticos- es algo que el Maestro no puede hacer por el discípulo: nadie puede suplir la inteligencia de otro. Pero sí cabe que el Maestro oriente, suscite, ayude, ilumine y, así, facilite desde fuera un proceso interior. Siguiendo con la metáfora mayéutica, el buen Maestro hace algo parecido a inducir las contracciones previas al parto. Al igual que Sócrates, que con sus inteligentes preguntas nos lleva a cuestionarnos, a volver críticamente sobre lo que sabíamos, o, más bien, creíamos saber (Barrio, 2009: 64).

Es decir, debe existir un convencimiento personal, cualquiera sea la situación en la que se encuentre el individuo, sea en la ignorancia o la verdad, para el socratismo; o en el falso o verdadero conocimiento de la Biblia, en el adventismo. Sin embargo, esto no implica que el acceso individual o el convencimiento personal de una verdad, se encuentre fundamentado en un subjetivismo, en el cual es verdadero aquello que cada quien califica como tal. En la filosofía socrática, la verdad surge de un proceso deliberativo. Ni en el socratismo, ni en la Escuela Sabática, el convencimiento personal de la verdad constituye una verdad con criterio subjetivista, en el que cada discípulo o creyente obtiene una verdad relativa acomodada a su criterio o parecer. En la Escuela Sabática no se validan las opiniones de todos, no se trata de un juego discursivo en el que las opiniones de todos tienen la misma validez; por el contrario, se anima al creyente a fundamentar su posición, no se trata de una participación insulsa, los creyentes deben argumentar bíblicamente sus comentarios, su interpretación de la Biblia debe tener cierto soporte, deben utilizar lo estudiado en la guía de estudio de la Biblia; los recursos bibliográficos anexos que se encuentran en la guía misma proporciona legitimidad no sólo a un saber referido al texto sagrado, sino también, a la participación en la Escuela Sabática.

 

4. La relación del Maestro con el creyente de la Escuela Sabática de la Iglesia Adventista del Séptimo Día

En buena medida, el rol del Maestro en la Escuela Sabática es hilar los argumentos esgrimidos por los creyentes con el suyo propio. Es decir, el Maestro utiliza la argumentación de los creyentes para fundamentar su argumento y en ese proceso sacar a la luz una verdad; para expresarlo en términos socráticos, podemos decir que lo importante es buscar una verdad colectivamente (Leguizamón, 2005). En esa labor argumentativa que realiza el Maestro en la Escuela Sabática, tratando de fundamentar su posición, el creyente tiene la posibilidad de contra argumentar. No se impone la verdad o la posición del Maestro de forma autoritaria, es decir, se hace todo el proceso argumentativo necesario para que el creyente logre entender y, en esa medida, aceptar el razonamiento del Maestro. La clave está en que este proceso empieza sobre la base de lo que han expuesto los creyentes, lo cual posibilita un debate participativo entre el Maestro y los creyentes. En consecuencia, se puede afirmar que en el espacio de la Escuela Sabática, el discurso que se teje alrededor de la Biblia, circula entre todos los participantes. Para Foucault (1992), el poder se encarna en los discursos, en los saberes; así, el poder no puede concebirse bajo la dicotomía dominante-dominado; por el contrario, el poder fluye en todas sus ramificaciones. Por ende, no puede ser monopolizado o focalizado en un individuo, grupo o clase. Los individuos son un efecto del poder, se construyen a partir de éste. Un punto a rescatar de la relación que se gesta entre el Maestro y los creyentes, en el interior de la Escuela Sabática, es que, el poder –en este caso asociado al discurso religioso bíblico- no es monopolizado por el Maestro. Por el contrario, todos tienen acceso al discurso o al conocimiento bíblico que posibilita la participación de todos en la Escuela Sabática. La discusión en la Escuela Sabática funciona porque los argumentos o los discursos que en ella se exponen circulan, pasan de creyente a creyente, del Maestro al creyente y viceversa. ¿Cómo sería posible la argumentación entre todos los participantes de la Escuela Sabática, si el discurso bíblico sobre el cual se fundamenta estuviera monopolizado por una casta profesional de la fe? La argumentación se puede llevar a cabo porque, el acceso al discurso religioso se transfiere de uno a otro. En esta lógica foucaultiana del poder, el discurso no es ejercido –en el sentido de que pueda ser monopolizado- por la figura del Maestro, sino que, pasa a través de todos los participantes de la Escuela Sabática, “el poder no se aplica los individuos, sino que transita a través de los individuos” (Foucault, 1992; 39). Esto se refleja en la relación Maestro y creyente, en la cual este último puede contra argumentar la posición del Maestro. El discurso religioso sobre la Biblia circula. A pesar de esta circulación del discurso religioso alrededor de la Biblia, el Maestro busca convencer –no imponer- a su auditorio el sentido de verdad de su argumento o posición42. Bourdieu (2001) señala que la competencia lingüística que tienen los individuos para hablar y que aquello que expresan tenga resonancia o efectos en un campo social determinado, necesita de algo más que hablar correctamente en términos gramaticales; es necesario tener la autoridad para decir aquello que se dice.

Efectivamente, el Maestro desarrolla una argumentación colectiva con los creyentes; estos últimos pueden poner una dosis de resistencia hacia lo que el Maestro está planteando, pero, al final, el argumento del Maestro usualmente los convence. Si bien, hay una elaboración argumentativa del Maestro para convencer a su auditorio, no se puede olvidar que la validez o la fuerza de convencimiento –de lo que expone- tiene un fundamento en la posición desde la cual habla o argumenta. En este caso, el discurso del Maestro sobre la Biblia es la “lengua autorizada”, para decir lo que dice. En términos generales, las condiciones de uso o producción del discurso para ser considerado como socialmente autorizado, radica en tres condiciones: primero, el discurso debe ser enunciado por un agente socialmente autorizado; segundo, el discurso debe ser enunciado a oyentes socialmente autorizados; y tercero, el discurso debe cumplir con los requisitos propios del lenguaje particular utilizado, tales como: aspectos gramaticales, semánticos, pragmáticos y retóricos (Haidar, 2006).

Para Bourdieu, el uso del lenguaje y la forma como lo usamos, tiene un anclaje en las exigencias del medio social en el cual es utilizado; por consiguiente, el uso del lenguaje y los objetivos que se pretenda con él, tienen una base social, un contexto social, que lo hace significativo para quienes lo usan. El lenguaje es significativo no sólo por su uso adecuado, con una estructura gramatical correcta, sino, por la legitimidad que éste tiene para ser usado de determinada forma en el interior de un campo social43. Bourdieu se pregunta en qué consiste la legitimidad, y responde que “es legítima una institución, o una acción, o un uso que es dominante y desconocido como tal, es decir, tácitamente reconocido como legítimo” (Bourdieu, 2003, 110). Es decir, en términos lingüísticos, la legitimidad de un uso particular del lenguaje, limita lo que puede decirse en ese lenguaje autorizado. Los adventistas, cuando exponen sus argumentos sobre el texto Bíblico, no lo hacen de cualquier forma, su posición debe tener un fundamento en pasajes de la Biblia, en la temática de estudio de la guía y en la bibliografía anexa de autores adventistas que la misma guía promociona para leer y estudiar. De este modo, se hace evidente que los adventistas no sólo deben argumentar su posición, sino que, dicha argumentación se desarrolla de una forma legítima, autorizada o institucionalizada; de lo contrario, el discurso que emerge de dicha argumentación carecería de validez o legitimidad. Por este motivo, el Maestro en la Escuela Sabática, convence argumentativamente a sus oyentes, porque comparte unos códigos de habla autorizada que todos los que participan en la Escuela Sabática reconocen como legítimos. De ahí que, en las sesiones de la Escuela Sabática, nunca fue posible observar una oposición de los creyentes al Maestro –recordemos que los creyentes pueden contra argumentar-. Desde la producción de un discurso totalmente herético, si bien habían divergencias o  disidencias, se manifestaban dentro de una proporción o dimensión aceptable de los cánones del adventismo, pues la producción discursiva del creyente en la Escuela Sabática, tiene como génesis la guía de estudio de la Biblia, que en sí misma, ya es un filtro que proporciona directrices sobre lo que se lee y se entiende de ella.

Tenemos así que el efecto discursivo del Maestro sobre su auditorio no sólo depende de la argumentación en sí misma, sino de la posición objetiva desde la cual se argumenta. Se podría afirmar que en la Escuela Sabática se pone en juego algo más que alcanzar la verdad de la Biblia, por medio de la argumentación. Igualmente, la posesión del discurso o saber sobre el texto bíblico –en el sentido de tener la capacidad de producirlo y reproducirlo- se convierte en un signo de distinción o capital simbólico entre los participantes. En definitiva, las diferentes formas de capital operan como capital simbólico (Bourdieu, 1997).

En la Escuela Sabática hay un desafío para los creyentes y el Maestro asociado a un capital cultural- conocimiento del texto bíblico- que les permite participar en este campo. Este desafío tiene como uno de sus focos el prestigio social que implica exhibir ese conocimiento. La demostración pública de un conocimiento de la Biblia –en el espacio de la Escuela Sabática- permite al creyente y al mismo Maestro ratificar la posición que ocupan dentro del campo. La práctica de leer y estudiar el texto bíblico  y, consecuentemente, poseer la capacidad de argumentar el conocimiento adquirido en este proceso de aprendizaje, se convierte en una especie de termómetro que mide el grado de espiritualidad del creyente, su compromiso con el grupo, y con su fe personal.

 

Consideraciones finales

Históricamente, la Iglesia Católica ha desterrado la lectura de la Biblia entre sus fieles y esto, desde luego, ha impedido forjar un ethos de estudio sistemático de la Biblia entre la feligresía católica. Desde tiempos medievales y aún después de la Reforma protestante, en el concilio de Trento (1545-1563), se sostuvo el control de la lectura de la Biblia. En el caso de la Inquisición española sus temores al acceso libre a la Biblia estaba basado en su posibilidad de conducir a los creyentes a los errores doctrinarios del protestantismo, generados por la idea del libre examen del texto sagrado (Rodríguez 1998). Desde la Edad Media, el único contacto que tenía el creyente católico con la Biblia era mediante la oralidad y la iconografía religiosa de las catedrales. Muchos elementos reforzaron la permanencia de una tradición oral e iconográfica como medio para acercarse a la Biblia; entre ellos, cabe destacar los grandes porcentajes de analfabetismo que, caracterizaban a la sociedad europea medieval44. Es pertinente resaltar la importancia que tuvo en la Edad Media el arte y, en general, la iconografía religiosa de las iglesias y catedrales como forma de acceso a la religión cristiana para los iletrados; era el sustituto de la Biblia. A finales de la Edad Media fue muy conocida la 'Biblia Pauperum'45, una “Biblia ilustrada, manuscrita o impresa, destinada a que los iletrados conocieran la historia sagrada” (Ocampo, 1988: 41). La única forma de lectura de la Biblia que podían hacer los creyentes medievales analfabetos era por la imagen. Este obstáculo histórico para la lectura ha creado un ethos de la oralidad entre los fieles católicos que se conserva aún hoy; la palabra del sacerdote reemplaza la lectura de la Biblia.

En el protestantismo se promovió la lectura de la Biblia, aunque, con retrocesos en la práctica de este ideal desde el nacimiento a la Reforma protestante. No obstante, el eco de ese ideal sigue formando parte de los movimientos protestantes actuales, como en el caso de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. La lectura de la Biblia en la Iglesia Adventista del Séptimo Día no es libre o espontánea, no se deja al arbitrio del creyente dirimir qué debe leer y cómo debe entenderlo; puede decirse que hay dos filtros que frenan el acceso libre a una interpretación de la Biblia: la guía de estudio de la Biblia y la Escuela Sabática. No obstante, la distancia que tiene el creyente adventista respecto de la Biblia, es mucho más corta que para un creyente católico46, que sigue necesitando hoy la mediación de la palabra del sacerdote para conocer la Biblia. Contrariamente en el adventismo, el acceso al texto sagrado es mediado por la guía y la Escuela Sabática pero la mediación no anula el imperativo que tiene el creyente adventista de hacer un estudio de la Biblia. Entonces, se puede formular la siguiente pregunta: ¿qué diferencia existe entre la experiencia religiosa de un adventista y un católico con relación a la variable lectura de la Biblia?47 Es interesante esta pregunta, porque según datos de una investigación adelantada por el Pew Research Center (2014), sobre la religión en América Latina, concluyó que una de las causas de la conversión religiosa al protestantismo de antiguos creyentes católicos era la búsqueda de una relación más cercana con Dios. Se puede considerar que el incentivo leer la Biblia presente en el protestantismo –por lo menos en el plano ideal y práctico en muchos casos-, puede ser uno de los atractivos que hace deseable esta opción religiosa para muchos creyentes latinoamericanos que formaban parte de las filas del catolicismo. Recordemos que en el catolicismo, por ejemplo, los creyentes no tienen como requisito estudiar la Biblia antes de asistir a la liturgia, esta se lee a través de la palabra del sacerdote en la liturgia misma; por el contrario, en movimientos protestantes como la Iglesia Adventista del Séptimo Día, se desarrolla un estudio sistemático de la Biblia, como paso previo y obligatorio a la posibilidad de participar en el debate colectivo en la Escuela Sabática, con otros creyentes, de lo estudiado en toda la semana. Efectivamente, este tipo de prácticas protestantes pueden hacer sentir a las personas más comprometidas con su fe, y ese compromiso se traduce en un sentimiento de proximidad a lo divino. Sobre el auge de conversiones al protestantismo en un territorio como Latinoamérica que -hasta antes de la década de los años setenta del siglo XX, era predominantemente católico, 92% de la población se identificaba como tal- ahora, ya entrado el siglo XXI, ese porcentaje bajó al 69% (Periódico El Tiempo, 2014). Es necesario enfocar este fenómeno desde las prácticas religiosas que ofertan los movimientos protestantes, ya que éstas construyen una vivencia renovada de la fe; para quienes hacen esa conversión, el acercamiento a la Biblia puede ser una de ellas, sin descartar que los movimientos protestantes sintieron los mismos temores de la tradición católica medieval y la Reforma protestante del siglo XVI frente al acceso libre al texto sagrado. Aunque estos temores de interpretación libre de la Biblia, por lo menos desde la Iglesia Adventista del Séptimo Día, no fueron resueltos negando o prohibiendo la lectura de la Biblia, sino, ejerciendo un control o una regulación en el acceso a ella, representado básicamente en la guía de estudio y en la Escuela Sabática, ninguno de estos elementos ha reemplazado a la lectura de la Biblia, sino que por el contrario, la ha incentivado y fortalecido entre sus adeptos48.

 

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8. Timm, A. (2015) ¿Por qué debemos aceptar el don profético de Elena de White? - Centenario de Elena G. White. Recuperado de http://www.adventistas.org/es/espiritudeprofecia/100-anos-de-elena-de-white/

 

Notas

1. El pentecostalismo es un movimiento religioso que tuvo su origen en los Estados Unidos a principios del siglo XX, se caracterizó por proponer una vivencia de la fe que se conecta con el sentir la presencia de Dios, acompañada de una concepción moral rigorista y la suposición de la inefabilidad de la Biblia como palabra directa de Dios. Esta vertiente religiosa es la que más adeptos está ganando hoy en día en América Latina, por ejemplo, en países como Brasil se alberga la mayor cantidad de iglesias pentecostales de América Latina, seguida de países centroamericanos como Guatemala y Salvador.

2. Pastor es el nombre con el que generalmente se identifica a los líderes religiosos pentecostales, y a muchos otros que provienen de movimientos religiosos herederos de la Reforma protestante.

3. El asombro de Berger estaba referido al encuentro inmediato con una arquitectura religiosa que no tenía raíces en la tradición cultural argentina o latinoamericana, sino, en una tradición religiosa foránea proveniente de los Estados Unidos, que se remonta al siglo XIX.

4. No se pueden negar los esfuerzos institucionales de la Iglesia Católica por revertir esta situación, especialmente a partir del Concilio Vaticano II, celebrado en la década de los años sesenta del siglo XX, el cual, se pronunció sobre la importancia de la lectura de la Biblia entre los fieles. A pesar de esta iniciativa declarada a partir del Concilio Vaticano II, por lo menos en el plano formal, y con algún eco en la práctica religiosa de los creyentes, representada en la creación de grupos de estudios bíblicos en las parroquias, es evidente que, el grueso de los fieles católicos no ha podido forjar un hábito o una tradición de estudio de la Biblia, como sí lo tiene la Iglesia Adventista del Séptimo Día y muchos otros movimientos derivados de la Reforma protestante. Sería interesante que investigaciones futuras pudiesen ahondar en las razones por las cuales los creyentes no pueden afianzar una práctica de estudio de la Biblia en el contexto de la Iglesia Católica, pero, cuando estos mismos creyentes entran a las filas de algún movimiento protestante por medio de una conversión religiosa, consolidan un hábito de estudio de la Biblia que se convierte en parte esencial de su identidad como creyentes, que no es catalogada como una actividad anexa, secundaria o suplementaria, por el contrario, se convierte en el foco o centro de su fe como protestantes.

5. Específicamente la iglesia en la cual se realizó el trabajo de campo que orienta nuestra reflexión se denomina Iglesia Adventista del Séptimo Día Maranatha. Esta iglesia se encuentra ubicada en Colombia, al sur de la ciudad Santiago de Cali. El movimiento protestante como tal se denomina Iglesia Adventista del Séptimo Día; no obstante, cada iglesia local es distinguida con un nombre particular que se le agrega al universal o general de Iglesia Adventista del Séptimo Día, para diferenciarla de otras iglesias pertenecientes al movimiento. En este caso, el nombre que se le agrega o adjunta es Maranatha, quedando identificada como Iglesia Adventista del Séptimo Día Maranatha. Los nombres de identificación de las iglesias locales tienen usualmente un significado religioso, por ejemplo, la expresión Maranatha significa: 'El Señor viene pronto'.

6. La Escuela Sabática se compone básicamente de tres divisiones: la división infantil, la división juvenil y la división adultos. La división adultos fue la seleccionada para realizar el análisis.

7. El trabajo de campo consistió esencialmente en una etnografía que se ejecutó asistiendo a las sesiones de la Escuela Sabática.

8. El Maestro es la persona que dirige los debates y discusiones en la Escuela Sabática.

9. Los datos de identificación han sido actualizados por referencias más recientes, especialmente, la información estadística relacionada con la expansión del movimiento adventista en Latinoamérica. Igualmente, se aclara que el tema que nos compete en este apartado preciso, no es hacer una genealogía histórica de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, en América Latina o en Colombia específicamente, ya que desbordaría la temática a exponer y las páginas límite de este escrito. Aquello que se ha querido mostrar en este apartado de identificación del adventismo es menos pretensioso; se trata pues de una pequeña contextualización del movimiento religioso referida a su origen, a su marco doctrinal esencial y a estadísticas sobre su posicionamiento en América Latina.

10. Antes de esta fecha, ya se ha habían propuesto otras, las cuales resultaron desacertadas. La fecha del 22 de octubre de 1844 era la última predicción que intentaba resarcir al movimiento millerista.

11. El logotipo de la Iglesia Adventista del Séptimo Día consta de tres elementos a saber: primero, una cruz; segundo, una Biblia abierta; y tercero, una llama de tres líneas que envuelve una esfera que representa al mundo. La cruz indica que Cristo es la figura fundacional de la salvación; la Biblia abierta significa que las los dogmas del adventismo son consecuentes con el contenido de la Biblia; la llama con tres líneas envolviendo al mundo denota que, el mensaje sobre la segunda venida de Cristo a la Tierra, revelado por los tres ángeles del libro bíblico de Apocalipsis, debe ser asumido como una certeza de fe.

12. Para los adventistas, el cuidado del cuerpo es parte fundamental de su fe, la salud espiritual debe complementarse con la salud corpórea. Los adventistas rechazan el consumo de bebidas alcohólicas, tabaco, drogas, y en general, las prohibiciones alimenticias del Antiguo Testamento, seguidas comúnmente por el judaísmo.

13. Para los adventistas, el “Espíritu de Profecía” es un don del Espíritu Santo que se manifiesta en algunos creyentes elegidos para revelar el mensaje divino. Los adventistas consideran que Ellen Gould White tuvo el Espíritu de Profecía, lo que la convertía en una profetisa legítima de Dios. De ahí que, sus escritos se convirtieran en fundamento del adventismo tanto en sus orígenes como hoy en día.  Por ende, sus escritos son utilizados como vías que ayudan a interpretar la Biblia desde una perspectiva adventista.

14. En el siguiente apartado “El estudio de la biblia en la Iglesia Adventista del Séptimo Día” se ahondará un poco más sobre este asunto en concreto.

15. Los datos estadísticos se encuentran actualizados hasta el año 2014, según la Oficina de Archivos, Estadísticas e Investigación de la Iglesia Adventista del Séptimo Día.

16. La Iglesia Adventista del Séptimo Día tiene básicamente cinco niveles de organización: el primer nivel es la 'Iglesia Local', que está compuesta por los creyentes individuales; el segundo nivel es la 'Misión', que se compone de varias iglesias en un territorio definido, que puede abarcar una región o una parte de ella; el tercer nivel es la 'Unión', que se compone de Misiones dentro de un territorio mayor, frecuentemente un grupo de regiones o un país entero; el cuarto nivel es la 'División', compuesta por el conjunto de Uniones, que comprende varios países generalmente dentro de un mismo continente; el quinto nivel es la 'Asociación General', unidad –cuya sede se encuentra en los Estados Unidos, Silver Spring, Maryland- que agrupa a todas las divisiones, representando la autoridad máxima a la cual se sujetan los demás niveles organizativos.

17. Esta división está compuesta por los países de América Central y del Caribe, y  por los algunos territorios septentrionales de América del Sur, tales como Colombia, Venezuela, Surinam y las Guayanas. La División Interamericana tiene un total de 12.618 iglesias y 3.608.385 adventistas.

18. La División Sudamericana se compone de los siguientes países: Brasil, Ecuador, Perú, Bolivia, Chile, Paraguay, Uruguay, Argentina e Islas Malvinas y tiene un total de tiene 12.339 iglesias y 2.329.245 adventistas.

19. La división Norteamericana se compone de los siguientes países: Bermuda, Canadá, los Estados Federados de Micronesia, la posesión francesa de San Pedro y Miquelón, Guam, la Isla Johnston, las Islas Marshall, las Islas Midway, las Islas Marianas del Norte, Palau y los Estados Unidos de América. La División tiene un total de 5.455 iglesias y 1.201.366 adventistas.

20. Según un estudio publicado por el Pew Research Center, en el año 2014,  titulado “La religión en América Latina: cambio generalizado en una región históricamente católica”, indagó sobre el porcentaje de protestantes actuales que fueron criados o educados en el catolicismo previo a su conversión o cambio de religión. Los porcentajes se encuentran clasificados por países. Colombia 74%, Paraguay 68%, Perú 66%, Ecuador 62%, Bolivia 60%, Venezuela 56%, Argentina 55%, Brasil 54%, Nicaragua 50%, Rep. Dominicana 48%, México 44%, Costa Rica 40%, El Salvador 38%, Puerto Rico 38%, Uruguay 37%, Chile 30%, Honduras 26%, Guatemala 23% y Panamá 15%.

21. En la sociedad medieval, era la casta sacerdotal la que se autoproclamaba como el único estamento social que tenía la autoridad para acceder a la Biblia a través de la lectura. Es decir, la conciencia religiosa de la sociedad medieval estaba objetivada en un corpus eclesial, que delimitaba el acceso al texto sagrado, quienes no hicieran parte de él, quedaban excluidos. Por su parte, la Reforma Protestante propuso que la conciencia religiosa no podía sustentarse en un corpus eclesial, sino en la conciencia individual, para lograrlo era necesario prescindir de la mediación de una casta sacerdotal, que en tanto casta autorizaba o desautorizaba a ciertos grupos sociales para acceder a una lectura de la Biblia. Incluso, desde la Edad Media, la Iglesia Católica consolidó la liturgia religiosa en latín y de espaldas al pueblo. Nos encontramos ante toda un suerte de prácticas que intentaron establecer una separación o segregación entre clérigos y laicos, una separación que establece delimitaciones en la práctica religiosa, finalmente, sustentada en una jerarquía eclesial. Es decir, en un poder que se auto referenciaba como autorizado o legitimo para construir una conciencia religiosa. Lo sagrado se relacionaría con lo legitimo y lo autorizado; lo profano con lo ilegitimo y desautorizado, en este caso, la Reforma Protestante intentó autorizar y legitimar a quienes por la tradición católica medieval habían estado desautorizados y deslegitimados para cimentar una conciencia religiosa basada en una lectura de la Biblia.

22. En términos generales, la Reforma protestante redujo los sacramentos a dos básicamente: la eucaristía y el bautismo porque precisamente son signo exterior de la misión salvadora de Cristo, pero éstos sólo tienen valor en el la dimensión interior de cada creyente.

23. La 'Sola Spcritura' fue un principio que defendieron los principales reformadores, Lutero, Calvino y Zuinglio. El principio protestante de la 'Sola Spcritura' afirma que el creyente tiene el deber y la capacidad de entender el mensaje bíblico, prescindiendo de cualquier intermediación eclesial para este propósito. La 'Sola Escritura' abrió espacio a la idea del  'libre examen' del texto sagrado, que propone el juicio privado como único criterio valido para desentrañar el significado del mensaje divino condensado en la Biblia. En la Reforma Protestante, el principio de la 'Sola Spcritura' fue más resguardado en plano ideal que en el práctico.

24. Este debate ha sido nuevamente recordado por la Iglesia Adventista del Séptimo Día en el marco de la celebración de los 100 años del legado religioso de Elle G. White (1915-2015), cuya respuesta ha sido enunciada por el líder religioso Alberto Timm, Director Asociado del Centro White de la Asociación General Silver Spring, Estados Unidos.

25. Para los adventistas, la 'sana doctrina' está representada por un ejercicio correcto de interpretación de la Biblia, que tiene correspondencia con los postulados de la doctrina adventista.

26. Las guías de estudio de la Biblia son preparadas por  miembros del movimiento, no obstante, es la Asociación General de los adventistas la que actúa como ente evaluador de la misma. Es decir, su planificación cuenta con la participación de una comisión de evaluación mundial, cuyos miembros intervienen posiblemente como censores, controlando el contenido religioso publicado. El nombre literal de esta cartilla es 'Guía de estudio de la Biblia para la Escuela Sabática'.

27. Los adventistas reconocen las ayudas interpretativas del método histórico-crítico para estudiar la Biblia, el cual, plantea un análisis del contenido de la Biblia desde diferentes disciplinas académicas como la Historia, la Antropología, la Sociología, la Arqueología, etc. No obstante, el adventismo reclama que, el estudio de la Biblia no debe estar centrado exclusivamente en el método histórico-crítico, ya que, finalmente, este es un acercamiento racionalista a la Biblia que puede entrar a contradecir la veracidad del componente sobrenatural del texto sagrado, representado principalmente en las profecías y en los milagros. No es posible estudiar la Biblia, por lo menos, desde una perspectiva adventista, si se carece de fe, si sólo se hace con la razón. En el momento en que el método histórico-crítico plantee una contradicción con alguna verdad bíblica, éste debe ser desechado y la fe sobreponerse a él. Por ello, el método histórico-critico puede ser observado con reservas o desestimado, dependiendo de la complementariedad o contradicción que genere respecto a los temas religiosos abordados. El gran temor de la Iglesia Adventista del Séptimo Día es que, el racionalismo presente en el método histórico-crítico pueda socavar dogmas del adventismo, que en tanto dogmas, son finalmente aceptados por fe, sin desconocer la elaboración argumentativa y discursiva que los adventistas producen para validarlos.

28. Efectivamente, la lectura de la Biblia pasa por una subjetividad, ya que, cada creyente adventista debe enfrentarse a la lectura del texto sagrado, desde luego, con materiales de apoyo que ajustan las interpretaciones de lo leído, y todo ello, es asimilado desde una subjetividad. No obstante, aquello que se quería indicar era que, a pesar de que existe un control de lo leído, hay márgenes para que se muevan juicios o interpretaciones que pueden estar en la línea límite de ese control, lo cual, posibilita participar en la Escuela Sabática con argumentos, contraargumentos, dudas y cuestionamientos. Es decir, no se trata de un control interpretativo del texto sagrado, el cual, deba ser reproducido mecánicamente por el creyente.

29. En el adventismo, el creyente lee la Biblia, se enfrenta a ella por la mediación de la guía de estudio, pero, en ningún momento, se restringe el acceso a la Biblia, una posición que muchos personajes de la Reforma Protestante como Lutero y Calvino aceptaron con acepciones y matices. Por el contrario, el adventista no sustituye la lectura de la Biblia por una cartilla de catequesis o por una predicación, sino que, su lectura de la Biblia, bien puede estar mediada por estos elementos, existiendo pues, una diferencia entre sustituir y mediar.

30. Considerado uno de los fundadores de la Iglesia Adventista del Séptimo Día y esposo de Ellen G. White.

31. La ciudad Santiago de Cali, se encuentra dividida por zonas conocidas como Barrios. Los Barrios agrupan zonas residenciales que están estratificados. La estratificación se basa en el entorno socio-económico de las residencias o viviendas, cuya numeración es del 1 al 6. Esta estratificación socio-económica puede convertirse en un indicador de la clase social, a la que pertenecen, las personas que viven en un determinado Barrio. Los estratos 1 y 2 concentran lo que podemos denominar una población de clase baja; los estratos 3 y 4 una clase media y, los estratos 5 y 6 una clase alta. El Barrio donde se encuentra la iglesia se denomina Limonar y está estratificado en la categoría 5.

32. Los adventistas a diferencia de muchos otros grupos protestantes y de la Iglesia Católica, siguen muchas de las leyes y preceptos de la ley judía que se encuentra en el Antiguo Testamento, entre ellas, guardar el sábado como día dedicado a los menesteres espirituales.

33. Es difícil, encontrar en una imagen parecida en la feligresía católica cuando se dispone a asistir a la liturgia del domingo.

34. La Escuela Sabática para adultos está formada por varios grupos de estudio o “clases” como lo denominan los creyentes. El trabajo etnográfico se desarrolló en uno de los grupos, que estaba conformado por alrededor de 10 personas, todas ellas jóvenes, con un rango de edad aproximado entre los 18 y los 25 años. La mayoría se encontraba adelantando estudios universitarios.

35. El Maestro es la persona que dirige la discusión en cada uno de los grupos de la Escuela Sabática. Por cada grupo de estudio hay un Maestro. No parece evidenciarse una segregación por edad, sexo o rango eclesial en este rol dentro de la iglesia. Lo que sí se pudo constatar en una conversación con uno de los Maestros es que, para desempeñar este cargo en la Iglesia Adventista del Séptimo Día, se necesita llevar un tiempo prudente dentro del movimiento, que posibilite tener un conocimiento de la Biblia y de la doctrina adventista; además, tener disposición en acudir a seminarios y capacitaciones para los Maestros, en definitiva, se hace indispensable asumir un compromiso con la fe en el nivel personal y colectivo.

36. El Maestro lleva unos puntos clave a desarrollar de la lección, pero, se evidencia que existe cierta flexibilidad en cuanto a su abordaje, dependiendo del rumbo que tome la discusión con los creyentes.

37. El protestantismo evangélico es también conocido como protestantismo fundamentalista, en lo que respecta a la Biblia, sostiene la inefabilidad e inerrancia de la Biblia, lo cual, presupone que, el texto sagrado no sólo es inspirado por Dios, sino que, al ser fruto de la inspiración divina no puede contener errores. Por ello, afirmar “como dice la Biblia” es presuponer que lo que se va a decir no caerá en la categoría del error sino en la de la verdad, ya que, el fundamento de lo que se va a exponer tiene como precedente o fundamento la voz del mismo Dios que se encuentra plasmada en la Biblia. El protestantismo evangélico en su defensa de la inefabilidad e inerrancia de la Biblia, cae en un acercamiento literal a las sentencias del texto sagrado, que al tomarse de esta manera –en la literalidad-, desemboca en una 'inspiración verbal' en donde cada palabra de la Biblia es asumida como si saliera de la boca de la divinidad misma (Kienzler, 2000: 28). No obstante, en el adventismo, la literalidad bíblica no es expresada de una forma superficial o trivial, en donde, simplemente se referencia algún pasaje de la Biblia como la voz, la palabra o la voluntad de Dios. La literalidad pasa por un proceso de estudio, argumentación y elaboración, en otras palabras, dicha literalidad está fundamentada en un estudio sistemático de la Biblia. En el adventismo, la literalidad no se expresa por la enunciación de pasajes fragmentados de la Biblia bajo la frase “la Biblia dice o Dios dice”, por el contrario, nos encontramos ante un entramado de relaciones y contrastes entre las innumerables páginas que componen la Biblia y la infinitud de la producción bibliográfica adventista como apoyo al estudio de la Biblia. Es decir, no se trata de una literalidad mecanizada, sino que, dicha literalidad es argumentada, elaborada y contrastada con situaciones.

38. Por ejemplo, se discutía la veracidad del dogma sobre la celebración de la liturgia religiosa el día sábado. Se exponía por qué este dogma religioso tenía apoyo en la Biblia, a pesar de que, la mayoría de movimientos religiosos de tradición cristiana celebran la liturgia central de su fe el domingo. En base a este interrogante se presentaron otros más profundos, por ejemplo, se pretendía demostrar por qué el adventismo podía ostentar una condición de verdad en su interpretación bíblica, frente a la que podían hacer otros movimientos religiosos, que el adventismo considera como falsas o errores doctrinarios.

39. El creyente puso como ejemplo a los mormones,  refiriéndose a uno de los fundadores del movimiento, Joseph Smith, quien al parecer tuvo visiones que adjudicaba a Dios, pero, el creyente afirmaba que era Satanás y no Dios quien le había hablado a Smith. Una vez más, era Satanás intentado copiar una de las formas legítimas en las que Dios le habla a sus profetas, como el caso de Ellen White considerada fundadora del adventismo, quien –para el creyente- había recibido visiones de la divinidad. Después de esta intervención, otros creyentes incluyendo al Maestro proporcionaron argumentos para apoyar ésta posición, pero, todos los argumentos expuestos más adelante tenían igualmente como fundamento pasajes de la Biblia.

40. Recordemos que se trata de una verdad que es construida colectivamente; el Maestro ayuda a los creyentes quienes actúan el rol de discípulos con una misión: encontrar la verdad. Esta forma de encuentro con la verdad que parte de un trabajo de interlocución, de la puesta en debate de una posición, tiene elementos de sintonía con la filosofía socrática, desde luego, guardando las debidas proporciones de la comparación, ya que, Sócrates buscó la verdad de categorías éticas como la justicia, que tenían más resonancia en la vida del hombre como ciudadano de la polis, que como seguidor de un culto o fe determinada; sin mencionar que, la filosofía griega produjo una escisión entre el mito religioso y la razón, cuya causa es la pretensión de entender racionalmente no sólo los fenómenos físicos de la naturaleza, sino también, los humanos, especialmente, en su dimensión ética y política.

41. Expresión proveniente del antiguo griego, que en el contexto de la filosofía griega denota lo que forma parte de la esencia de una cosa, por ende, lo que es efectivamente la cosa en sí, en otras palabras, lo que es verdadero en ella.

42. Usualmente en las sesiones de la Escuela Sabática observadas, fue visible que el Maestro lograra convencer a su público. ¿Por qué lograba hacerlo el Maestro con un relativo éxito la mayoría de las veces? Dado que se trata de un convencimiento, el Maestro debe dar razones, explicaciones, ejemplos, referencias bíblicas que sustenten su posición. Esto podría llevarnos a suponer que, lo único que está en juego en el campo social es el capital, en este caso, un capital cultural (Bourdieu) o un discurso (Foucault) que los agentes que están en el campo social producen y reproducen. Pero, no hay que olvidar que, en la teoría del campo social de Bourdieu, la eficacia de los capitales que permiten a los jugadores o participantes del campo ser parte de él, igualmente, depende de la posición objetiva que ocupan en el campo. En la Escuela Sabática de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, es objetiva la posición de autoridad del Maestro frente a la de los creyentes –que en este espacio muchas veces son denominados como discípulos-. A pesar de ello, la relación entre el Maestro y los creyentes no es propiamente vertical, puesto que todos se sumergen en un debate con argumentaciones y el Maestro no está exento de hacerlas. ¿Entonces esto es garantía absoluta de que, el Maestro convence a sus discípulos únicamente por la congruencia de su argumento? ¿Es decir, el éxito del Maestro es únicamente argumentativo? La respuesta es que, el Maestro no impone su posición o la verdad y, debe dar cuenta de ella con argumentos que persuadan a su auditorio, a pesar de todo ello, es plausible considerar que, si tiene injerencia el lugar objetivo desde el cual el Maestro expone su razonamiento.

43. Igualmente, es interesante observar que el Pastor dentro de la exposición del sermón –que se hace en un momento posterior a la Escuela Sabática- haga uso de pasajes de la Biblia cuando desea sustentar una idea. Son pasajes bíblicos que, muchas veces cita de memoria o los lee ante la congregación, se hacen cadenas correlativas, por ejemplo, se usa un pasaje bíblico para sustentar un dogma, y además, se utilizan otros pasajes que apoyen la relación inicial. En otras palabras, el pastor en su sermón exhibe una serie de capacidades de argumentación y análisis sobre el texto bíblico, que en nada difieren, de las que, el creyente promedio utiliza en el espacio de la Escuela Sabática. A pesar de ello, no se pueden negar las jerarquías asociadas a un campo y ni menos aún, el peso que tienen esas jerarquías en términos discursivos. A ello se refiere Bourdieu cuando hace mención del 'poder mágico' del discurso, es decir, la posesión de la investidura social, el reconocimiento social, para decir lo que se dice. Así que, el efecto de persuasión -asociado a la legitimidad del discurso- tiene una estrecha relación con la posición desde la cual se habla. Los roles de Pastor, Maestro y feligresía ocupan una posición diferente en el campo, pero, esto no anula el hecho de que, todos ellos comparten unas capacidades interpretativas alrededor del texto sagrado, dando como resultado que, el discurso alrededor de la Biblia circule entre ellos, se mueva entre ellos, pase de uno a otro.

44. Resulta interesante observar que, el no acceso a la lectura de la Biblia se contextualizaba en una alta tasa de analfabetismo entre la población mayoritaria europea medieval. De forma análoga, en los países latinoamericanos, cuya afiliación religiosa era el catolicismo –incluso como religión oficial de Estado- hasta bien entrado el siglo XX, la tasa de analfabetismo era, igualmente, exageradamente alta, considerando que, la mayor parte de la población latinoamericana hasta la mitad del siglo XX era básicamente rural. Sin embargo, es de anotar que, si bien, existieron condiciones sociales exógenas que restringieron por sí misma la lectura de la Biblia, en este caso, el alto índice de iletrados o analfabetas, tanto en la Europa medieval como en la América Latina hasta la mitad del siglo XX, es necesario puntualizar que, igualmente, han existido causas endógenas propias de la religiosidad católica, referidas a las formas como los creyentes viven el catolicismo, que han bloqueado en el plano práctico, la formación de creyentes lectores y estudiosos del texto sagrado.

45. Expresión del latín que significa 'la Biblia de los pobres'.

46. Efectivamente, en el interior de la Iglesia Católica han emergido movimientos que han incentivado al creyente a leer la Biblia. Por ejemplo, el movimiento católico de Renovación Carismática, que surgió en los Estados Unidos,  en el año de 1966, que tuvo como atractivo vivir una espiritualidad bajo 'los dones del Espíritu' o 'carismas'. El Concilio Vaticano II definió a los carismas como "una gracia dada libremente por Dios para edificar su Iglesia" (EWTN, Red Católica Mundial, 2016), de este modo, las sanaciones, milagros y hablar en lenguas son expresiones de 'carismas' o 'dones del Espíritu'. El movimiento católico de Renovación Carismática, también ha renovado un deseo e ímpetu por leer la Biblia, como medio de enlace o refuerzo de las diferentes manifestaciones carismáticas. Incluso, la enseñanza de la Biblia a través de grupos de estudios bíblicos, es considerado por la Renovación Carismática Católica como un carisma que ayuda precisamente a la edificación de la Iglesia Católica. No obstante, este tipo de movimientos dentro del catolicismo, representan pequeños nichos, en donde se exponen prácticas religiosas que convergen con las de otros grupos protestantes –la literatura teológica relaciona mucho la Renovación Carismática Católica con los movimientos pentecostales- en comparación con el panorama global del catolicismo, que para el caso concreto de la práctica de lectura de la Biblia, se encuentra desdibujada como parte fundamental de la identidad del creyente católico.

47. En conversaciones con algunos creyentes adventistas, que tenían como finalidad indagar sobre la importancia en su fe del estudio de la Biblia, fue común encontrar expresiones como: “leer la Biblia me permite conocer los pensamientos de Dios”, “si no se conoce la palabra de Dios, no se puede tener una verdadera relación con Dios”. Detrás de estas expresiones y, lo que parece evidenciarse es que los creyentes sienten una fe más cercana, se sienten más próximos a Dios, cuando leen y estudian la Biblia.

48. Igualmente, es importante tener presente un dato. Para autores como Bastian, la protestantización de América Latina, ha irrumpido básicamente en los sectores populares, con marginaciones económicas, sociales y políticas, caracterizando al protestantismo latinoamericano como la “religión de los pobres”. No obstante, podemos matizar esa percepción y ver que en América latina están brotando movimientos protestantes que están capturando adeptos en poblaciones de clases sociales medias y altas, ya que, si nos fijamos bien, movimientos como la Iglesia Adventista del Séptimo Día, requieren del acceso a capitales culturales educativos de alfabetización mínimos previos, que permitan desarrollar y adecuar un estudio sistemático de la Biblia. Es decir, estudiar el texto sagrado tal como lo hacen los adventistas no puede desarrollarse en el contexto de una población totalmente marginada de opciones mínimas de alfabetización.

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