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Sociedad y religión

On-line version ISSN 1853-7081

Soc. relig. vol.28 no.49 Ciudad Autónoma de Buenos Aires May 2018

 

ENTREVISTA

 

PENSAR LAS DINÁMICAS RELIGIOSAS DESDE MOSCÚ Y EN SANTIAGO DE CHILE

Entrevista de Mariela Mosqueira

 

Evguenia Fediakova

Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Santiago de Chile

Román Díaz 89, Providencia, Santiago de Chile 

evguenia.fediakova@usach.cl


Conversar con Evguenia Fediakova es transitar un interesante y complejo camino de intersecciones culturales, perceptivas, lingüísticas e intelectuales que aproxima y, por momentos, fusiona geografías tan lejanas como América Latina y Europa del Este.

Nacida durante la ex Unión Soviética, su interés por el idioma español y por las dinámicas políticas en Latinoamérica comenzó tempranamente y se afianzó durante sus años de permanencia en el Instituto de Economía Mundial y Relaciones Internacionales de la Academia de Ciencias de Rusia donde obtuvo su doctorado en Ciencias Políticas (1993) a partir de su indagación sobre las transformaciones de la derecha en Chile y la llegada del neoliberalismo. Esta primera exploración politológica sobre Chile abrió nuevos interrogantes en los que resulta central la articulación de lo religioso y lo político.

Desde el año 1995, la Dra. Fediakova reside en Santiago de Chile y, actualmente, es profesora e investigadora del Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Santiago de Chile. Entre sus artículos más destacados podemos mencionar "Clash of generations? Evangelical Youth and Religious Tradition in Chile, 1990-2009" (2014), "Ficar menos no templo e mais na rua: transformação do espaço evangélico chileno, 1990-2012" (2014) y "Evangelicals in Democratic Chile. 1990-2008: from 'Resistance Identity' to 'Project Identity'" (2012). Asimismo, en 2013 publicó Evangélicos, política y sociedad en Chile: dejando "el refugio de las masas" que sintetiza sus principales hallazgos de investigación en torno a los complejos procesos que han erigido a los evangélicos como actores relevantes de la escena política chilena.

En la entrevista concedida a Sociedad y Religión, Fediakova realiza un repaso de su trayectoria académica y sus principales intereses de investigación, profundizando en la historia politológica del pentecostalismo chileno y en las recientes dinámicas intergeneracionales. Asimismo, reflexiona sobre los debates actuales y las agendas pendientes de las ciencias sociales de la religión latinoamericanas y culmina con algunos consejos para quienes se inician en la disciplina.

 

Mariela Mosqueira: Quisiera que comenzara contándonos cómo surge su interés por Latinoamérica

Evguenia Fediakova: Mi interés por América Latina comenzó muy temprano, cuando empecé a estudiar la guerra civil española en el colegio. Inicié mis estudios de idioma español y como la Unión Soviética estaba muy comprometida con la izquierda chilena, también me nació un interés muy romántico por lo que estaba sucediendo en Chile y de este interés romántico surgió un interés académico y desde los primeros semestres en la universidad profundicé mis estudios de español y el estudio de Chile. Luego hice mi doctorado sobre las transformaciones de la derecha chilena y la llegada del neoliberalismo. Ocurrió que tuve que trabajar de intérprete de una delegación de periodistas chilenos que llegaron a la Unión Soviética y en cuanto supieron de mi investigación, me invitaron a Chile.

Yo aterricé directamente en el Centro de Estudios Públicos (CEP) en el año 1991 y ahí encontré un artículo de Arturo Fontaine  -que era Director del CEP- donde presentaba los resultados de una investigación sobre evangélicos en Chile (Fontaine y Beyer, 1991). Este artículo me despertó mucho interés académico y me di cuenta de que había muy poco conocimiento sobre este crecimiento religioso en Chile y una vacancia absoluta en Rusia. Ahí me sentí como "Cristóbal Colón" iniciando un campo de estudios nuevo. La URSS ya había desaparecido y, en el año 1995, volví a Chile a hacer mi vida acá. Otra vez encontré un nicho vacío y lo ocupé al estudiar la historia política de los evangélicos pentecostales en Chile.

MM: Sus estudios politológicos del mundo evangélico marcan un itinerario que va desde el análisis de la participación política de estos grupos religiosos, sus formas de actuación en el espacio público y, luego, usted profundiza en las diferencias generacionales...

EF: Exacto y, también con mis colegas pasamos a estudios de producción de capital social en distintos grupos de evangélicos y sus formas de relacionarse entre ellos mismos y con la sociedad...

MM: Si tuviéramos que hacer una historia local de los grupos evangélicos, podríamos decir que –si lo comparamos con el campo evangélico latinoamericano- Chile tiene la particularidad de tener un pentecostalismo autóctono…

EF: Sí, curiosamente a comienzos del siglo XX Chile entró a esta ola de despertar pentecostal coincidiendo con el avivamiento en EEUU y otros países. Digamos que como eco del avivamiento de la calle Azuza, Chile tuvo su propio despertar pero no por razones impuestas por pastores misioneros sino por razones propias. Yo encontré que Valparaíso, en aquella época, era una ciudad muy parecida sociológicamente a Los Ángeles. Era portuaria, heterogénea, había vivido recientemente un terremoto. En fin, hubo muchos rasgos que acercaban a estas dos ciudades. Y el pentecostalismo se expandió entre los sectores marginados, para ellos era un fenómeno muy atractivo para sentirse incluidos porque no se requerían conocimientos, no se requerían estudios, se podía participar, se podía ser feliz al lado del prójimo y, claro,  rápidamente se transformó en una subcultura muy sui generis, muy chilena y muy cercana a la gente más necesitada.

MM: Siguiendo el famoso estudio de Lalive D'Epinay (1968), hasta los años setenta el comportamiento político de los grupos pentecostales era abstencionista…

EF: Sí y no. La doctrina pentecostal condenaba la participación de los fieles en la política porque era percibida como contaminante y desmoralizante. Ser cristiano y ser político era incompatible para ellos en ese marco de sentido. Sin embargo, si observamos la historia de la izquierda aquí en Chile vamos a ver la participación de muchos pentecostales en la creación del Partido Socialista, especialmente en el sur del país. En la época de los sesenta -como bien dice Juan Sepúlveda (1996)- las iglesias pentecostales comenzaron a tener mucha participación en el espacio público. A partir del Concilio Vaticano II, los pentecostales empezaron a salir al espacio público. Comenzaron a crear sindicatos, a participar en sindicatos y yo no sé si podemos hablar en aquella época de una doble militancia, no sé si estaba permitido en varias iglesias, pero sí hay registros de que muchos pentecostales entraban a partidos de izquierda -comunista y socialista- y los partidos los recibían con los brazos abiertos porque tenían "don de palabra", porque tenían "don de convicción". Es decir, tenían el hábito de hablar bien en público, no tenían miedo de hablar con la gente. Entonces, es evidente que cierto sector del pentecostalismo en esa época estaba en política y, especialmente, entre la gente más pobre.

MM: Funcionaban como correas de transmisión de ciertas demandas desde los sectores populares. Luego, con Pinochet...

EF: Hasta 1973, el pentecostalismo era un factor desconocido para la sociedad y para la política en Chile. Luego, en 1974 el pentecostalismo hizo su entrada al espacio público de una manera institucional, ocupando el espacio dejado por la Iglesia Católica y se instaló una percepción en la mentalidad política chilena que asocia a todos los pentecostales como pobres, ultraconservadores y de derecha. Ellos sí aparecieron en los diarios y en la televisión mostrando cómo el "Presidente de la República" (Pinochet) los visitaba. Claro, con eso se hicieron muy visibles. Pero después, en 1990, varias iglesias pentecostales tuvieron que hacer su propia transición a la democracia siendo muy cuestionados por su silencio sobre las violaciones a los derechos humanos y por su acercamiento al gobierno militar.

MM: Aunque estudios recientes de Miguel Mansilla y equipo (Mansilla, Orellana y Muñoz, 2015 y Mansilla, Sepúlveda y Orellana, 2015) ponen en cuestión estas afirmaciones mostrando que muchas iglesias pentecostales fueron disidentes y opositoras a la dictadura militar.

EF: Exactamente, fue objetivo de nuestros proyectos hacer visibles justamente esas disidencias. Mostrar a aquellas iglesias evangélicas que se sintieron muy comprometidas con la defensa de los derechos humanos, que tuvieron contacto con organizaciones internacionales que les prestaron su apoyo -como el Consejo Mundial de Iglesias- y eso les dio el fundamento para presentarle "otra carta" al gobierno militar escandalizando a la misma prensa. Tal como muestran mis colegas en su trabajo, la prensa consideraba que los evangélicos estaban presentando una carta más de apoyo al gobierno militar y todo lo contrario. El trabajo de Miguel Mansilla logra explicitar esa experiencia evangélica contraria a la experiencia del Consejo de Pastores.

MM: En la actualidad, ¿Cómo es la participación política evangélica? ¿A través de partidos políticos confesionales?

EF: No. Yo diría que la mayoría de los evangélicos -no todos- están encontrando un denominador común, están saliendo fuerte a la calle, haciendo marchas por Jesucristo y yendo al parlamento a invitar a los diputados y senadores conservadores a las reuniones de sus iglesias porque en Chile está ardiendo el debate moral. Eso está sirviendo de factor de unidad. Los evangélicos están criticando mucho a Emiliano Soto –que es un pastor con mucha cercanía con el gobierno de Bachelet- porque en el último tedeum ecuménico no se pronunció sobre el debate moral que es lo que más les interesa a los evangélicos ahora. No quiso hablar y fue durísimamente criticado por los demás pastores porque consideran que la iglesia evangélica perdió la oportunidad de decir "no" al matrimonio homosexual y a la adopción de niños por parte de homosexuales.

MM: En Argentina tuvimos la experiencia de un partido confesional evangélico en la década de 1990 –Movimiento Cristiano Independiente- que no prosperó (Cfr. Carbonelli, 2016), aquí en Chile no hubo experiencia de partido confesional…?

EF: Aquí pasó lo siguiente, los evangélicos sobre todo los que provienen de la izquierda tienen una profunda crisis de identidad porque dicen "somos de la cultura comunista, pero en el momento de votar estamos más cercanos a la Unión Demócrata Independiente (UDI) –el partido más conservador que hay en Chile". Yo creo que a la hora de votar la mayoría vota a candidatos de la Democracia Cristiana –porque son cristianos-. También, yo vi que en el sur la mayoría de los cristianos votan a la UDI.

MM: Usted muestra en sus trabajos una suerte de choque generacional dentro del mundo evangélico, quisiera que profundizara en eso…

EF: Nosotros encontramos que las nuevas generaciones pentecostales tienen un nivel cultural mucho más alto que la generación precedente. La transformación se nota especialmente en las grandes ciudades como Santiago, Valparaíso, Concepción. Por el contrario, en las iglesias del sur o de las provincias, el pentecostalismo tradicional se mantiene y no se registran estos choques generacionales. En las capitales, tenemos muchos pentecostales universitarios y ellos se atreven a debatir con los pastores, tienen otros intereses, otro lenguaje, ellos ingresan a la universidad y se encuentran con corrientes políticas, sociales y culturales diferentes que los llevan a diversificar mucho su lenguaje y su interpretación de lo teológico, lo sociológico y lo personal. Entonces, su mundo se enriquece muchísimo y ocurre que algunos pastores lo celebran y otros no. Algunos pastores acogen a los jóvenes, les permiten llevar a cabo distintas actividades extra eclesiales. Por ejemplo, tenemos la formación de espacios de debate, ONGs, revistas on line, todos multiconfesionales… En otros casos cuando estos jóvenes quieren incorporar algunas de estas nuevas actividades a las iglesias, los expulsan y ahí aparece el "choque" generacional. Algunos plantean que van a seguir siendo cristianos pero sin iglesia…

MM: En la Argentina, sucede algo similar con la conformación de nuevas comunidades de fe juveniles donde la liturgia y los temas que se debaten son orientados a jóvenes de sectores medios y universitarios…

EF: En relación con eso, acá nosotros registramos dos tendencias relativamente nuevas. Por un lado, encontramos que los cambios culturales y  la renovación de las iglesias parten de la música, en tanto suceden nuevas incorporaciones de instrumentos y formatos musicales en la liturgia. Se permiten baterías, instrumentos musicales más modernos y juveniles. Con esos cambios, la iglesia cambia, los pastores cambian y la iglesia se vuelve menos conservadora y más presente en la sociedad. Por otro lado, observamos la llegada de mucha teología estadounidense. Algunas iglesias presbiterianas y metodistas tienen contacto con iglesias de EEUU y reciben cierto apoyo financiero. La recepción de estos apoyos y teologías hace que se mantenga cierto carácter conservador de algunas iglesias.

MM: Usted señala que muchos ex militantes del partido socialista se han convertido al neo-pentecostalismo emergente en los años noventa, en un contexto de descenso social y avance del neoliberalismo en Chile…

EF: Sí, eran sectores políticos muy perseguidos por la dictadura y algunos encontraron una especie de "refugio" en las iglesias neo-pentecostales, varios de ellos ahora son pastores. También, se registran casos de doble militancia entre militantes del partido socialista y líderes juveniles de la iglesia pentecostal tradicional.

MM: Si pensamos en el campo religioso chileno, ¿los grupos evangélicos ocupan un lugar de subalternidad? ¿Cuáles son las dinámicas?

EF: Lamentablemente, no contamos con datos de los últimos doce años. Pero podríamos afirmar que los grupos evangélicos se mantuvieron alrededor del 16%. En el caso de la Iglesia Católica, si bien es mayoritaria, no es observante. Hay un catolicismo nominal. Según los últimos estudios, la iglesia católica pierde fieles pero no a favor de las iglesias evangélicas, sino a favor de los agnósticos y no creyentes.

MM: En la Argentina, según la encuesta que realizamos en el CEIL en 2008 (Cfr. Mallimaci, 2013) y comparando con datos anteriores, se registra una dinámica similar de aumento de los indiferentes a lo religioso llegando al 11%. También, dentro del mundo evangélico pudimos observar  una especie de "amesetamiento" manteniéndose en 9% desde fines de los años noventa hasta la actualidad.

EF: Sí, también aquí en Chile se registra que mientras entre los protestantes clásicos hay más evangélicos nominales; en las iglesias pentecostales tradicionales aparece una militancia juvenil importante que llena las liturgias. Esos jóvenes militantes son mis estudiantes.

MM: Qué interesante, en la Argentina, los jóvenes pentecostales son en un 70% hijos de aquellos creyentes que se convirtieron al evangelio en los años ochenta y noventa, que fue el momento de mayor crecimiento del pentecostalismo. Ellos serían la primera y segunda generación de nacidos en familias pentecostales. En las entrevistas que realicé para mi tesis doctoral (Mosqueira, 2014) muchos líderes juveniles manifestaron una enorme preocupación por el avance de cierta identidad evangélica nominal entre las nuevas generaciones.

EF: Exactamente, aquí aparece entre los evangélicos la categoría de "cristianos sin religión". Ellos sostienen que no necesitan símbolos religiosos porque Dios es omnipresente. No quieren estar en los templos porque la iglesia es la comunidad de fe y no los edificios.

MM: Da la sensación de que estaríamos ante un cambio de paradigma eclesiológico dentro del mundo evangélico regional, donde se abandonaría el formato de las mega iglesias y se daría paso a las comunidades de fe.

EF: Sí, coincido, se va hacia un formato de mayor cercanía.

MM: En los últimos años, más allá de la agenda moral, los grupos religiosos en América Latina se pronunciaron públicamente en torno a temáticas construidas como problemáticas sociales, por ejemplo: la trata de personas, la violencia de género, el cambio climático, las adicciones y el narcotráfico… ¿Cómo ve la dinámica de estas "nuevas agendas" aquí en Chile?

EF: Aquí en Chile veo que varias iglesias evangélicas organizan instituciones para el tratamiento de distintos tipos de adicciones y este trabajo es muy reconocido por la sociedad chilena. Otra actividad muy destacada que hacen los evangélicos es su labor en las cárceles. Los medios de comunicación muestran que los pabellones evangélicos son más confortables, más limpios, más ordenados. También hay grupos religiosos mixtos (pentecostales y otros creyentes) que pasan por los hospitales visitando a los niños. Eso también viene de EEUU. Son grupos cristianos, pero no proselitistas. Sostienen que primero hay que ayudar al prójimo y luego hablar de religión, pero no es prioritario.

MM: ¿Cuáles considera que son los núcleos de debate más relevantes dentro de la sociología de las religiones latinoamericanas en la actualidad?

EF: Claro que hay debates. Especialmente, sobre este profundo cambio del campo religioso, la aparición de nuevas formas de expresar las creencias, nuevas religiosidades que van mucho más allá de las iglesias. Estos fenómenos cambian el mismo concepto de templo y eso me interesa porque los templos ya no son muros, va mucho más allá de la materialidad física.

Por otro lado, hay mucha confusión entre los colegas latinoamericanos acerca de lo que se denomina "pentecostalismo" y "neo-pentecostalismo". En cada país se da una definición distinta y eso yo creo que hay que discutirlo y encontrar un consenso porque si hablamos de pentecostalismo en Brasil, estamos refiriéndonos a un tipo específico de fenómeno que es muy diferente del tipo de pentecostalismo que encontramos aquí en Chile.

También, como analiza Cristian Parker (2005), tenemos el fenómeno de una multiplicidad de formas de creer. Tenemos el nominalismo, el "cristianismo sin religión" o los "cristianos a mi manera". Eso está muy poco estudiado y menos debatido. Otra dinámica interesante es el ingreso de los jóvenes pentecostales al ámbito universitario y al posgrado. Esto es nuevo, porque en la época de los estudios de Lalive D'Epinay (1968) la mayoría de los pentecostales eran católicos conversos. Ahora mis estudiantes dicen "soy pentecostal de cuarta generación" y para ellos es un orgullo. Ya no tienen miedo de presentarse como pentecostales y debatir con sus colegas de otras religiones o de distintos partidos políticos.

MM: Usted señala en sus trabajos que se estaría gestando una especie de intelectualidad evangélica en la región…

EF: Hay muchos estudiantes de grado, de posgrado y, también, muchos filósofos que son creyentes evangélicos y encuentro que crece cada vez más la reflexión de los pentecostales sobre sí mismos. Yo pienso que son como una futura intelectualidad pentecostal porque todavía son pocos, pero están muy bien conectados mediante la Red Latinoamericana de Estudios Pentecostales (RELEP). Hacen congresos regionales permanentemente, es notable el trabajo que hacen y también es interesante porque invitan a intelectuales seculares. Tampoco tienen miedo a debatir con ellos y dar su punto de vista. Me llama mucho la atención que no hablan desde un punto de vista bíblico. No hacen teología, sino que plantean una reflexión desde las ciencias sociales. Es un fenómeno nuevo, tenemos que esperar unos años para ver en qué deriva.

MM: ¿Cómo ve la relación entre la academia latinoamericana y la de Europa del Este? ¿Hay intercambios?

EF: Aquí en el Instituto de Estudios Avanzados (IDEA) existen intenciones de vincularse con el Centro de Estudios Religiosos de la Universidad Humanitaria de Rusia en Moscú. Tenemos amigos con quienes siempre nos encontramos en congresos en Europa. Con ellos el intercambio es permanente pero no está institucionalizado. Hacemos publicaciones en conjunto. Estoy muy vinculada, es que aunque viva aquí en Chile, yo sigo siendo rusa.

MM: La última pregunta, ¿qué consejo le daría a un joven investigador que se inicia en el estudio social del fenómeno religioso?

EF: Le diría que hay que estudiar desde todo punto de vista el fenómeno religioso. Desde lo político, lo social, lo cultural, lo generacional. Todavía hay mucho espacio no cubierto por el análisis científico de las religiones. Todavía hay mucho prejuicio y muchos mitos sobre los grupos religiosos. Simplemente hay que transparentar, investigar y publicar. Hay mucho campo por explorar y mucho por entender especialmente todos los cambios que se han dado muy rápidamente. Estar atentos. También quisiera indicar que hay muy pocas encuestas. En el nivel latinoamericano hay muy pocos estudios cuantitativos. Tampoco hay vinculación con ONGs o empresas privadas que ayuden a la academia a generar datos sociológicos que nos permitan medir todos los cambios que se han suscitado en el mundo pentecostal, en sus modos de participación política… Lo bueno sería presentar proyectos en conjunto por ejemplo Argentina, Brasil y Chile, y poder comparar cuantitativamente las dinámicas religiosas del Cono Sur.

 

Referencias Bibliográficas

1. Carbonelli, M. (2016). Los evangélicos y la arena partidaria en la Argentina contemporánea. Estudios políticos (México), (37), 193-219.

2. D'Epinay, C. L. (1968). El refugio de las masas: estudio sociológico del protestantismo chileno. Santiago de Chile: Editorial del Pacifico.

3. Fediakova, E. (2012). Evangelicals in Democratic Chile, 1990–2008: from 'Resistance Identity'to 'Project Identity'. Religion, State and Society40(1), 24-48.

4. Fediakova, E. (2013). Evangélicos, política y sociedad en Chile: dejando "el refugio de las masas". Santiago de Chile: IDEA-CEEP.

5. Fediakova, E. (2014). Clash of generations? Evangelical Youth and Religious Tradition in Chile, 1990-2009. Social Compass, 61 (1); 108-120.

6. Fediakova, E. (2014). Ficar menos no templo e mais na rua: transformação do espaço evangélico chileno, 1990-2012. Estudos Ibero-Americanos, 40 (2), 240-257.

7. Fontaine, A. y Beyer, H. (1991). Retrato del movimiento evangélico a la luz de las encuestas de opinión pública. Estudios públicos, 44, 1-52.

8. Mallimaci, F. (2013) Atlas de las creencias religiosas en la Argentina. Buenos Aires: Biblos.

9. Mansilla, M, Sepúlveda, J., y Orellana, L. (2015). Cuando el opio se rebela: La Confraternidad Cristiana de Iglesias (Evangélicas) en su crítica a la dictadura militar y su proyecto de sociedad (1981-1989). Revista de ciencia política (Santiago)35(2), 327-345. 

10. Mansilla, M.; Orellana, L y Muñoz, W. (2015). Epístolas Sacrílegas. Las declaraciones públicas de líderes evangélicos chilenos ante el gobierno militar de Pinochet (1974 y 1986). Religião & Sociedade35(2), 274-296. 

11. Mosqueira, M. (2014). Santa Rebeldía: Construcciones de juventud en comunidades pentecostales del Área Metropolitana de Buenos Aires. Tesis doctoral. Universidad de Buenos Aires.

12. Parker, C. (2005). ¿América Latina ya no es católica?: pluralismo cultural y religioso creciente. América Latina hoy: Revista de ciencias sociales, (41), 35-56.

13. Sepúlveda, J. (1996). Reinterpreting Chilean Pentecostalism. Social compass43(3), 299-318.

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