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Revista Argentina de Salud Pública

versión impresa ISSN 1852-8724versión On-line ISSN 1853-810X

Rev. argent. salud pública vol.9 no.36 Buenos Aires set. 2018

 

HITOS Y PROTAGONISTAS

Enfermedades y muerte de Hipólito Yrigoyen

Diseases and Death of Hipólito Yrigoyen

 

Federico Pérgola1

1 Academia Nacional de Ciencias.

PALABRAS CLAVE: Historia de la Medicina; Salud Pública; Argentina
KEY WORDS: History of Medicine; Public Health; Argentina

 

Hipólito Yrigoyen, uno de los presidentes argentinos que fue reelecto pero que no pudo concluir su segundo mandato, quedó desgraciadamente marcado ya que con él se inició una serie de golpes militares y de asonadas frustradas ocurridas durante todo el siglo XX.

Yrigoyen nació en Buenos Aires el 12 de julio de 1852, pocos meses después de la caída de Juan Manuel de Rosas que le valiera la muerte a su abuelo Leandro Antonio Alén (luego el apellido sería Alem, trocado por su tío Leandro Nicéforo), jefe de policía y aparentemente señalado en forma equivocada como el asesino del unitario Amarilla.

Ya en septiembre de 1897, cuando se acercaba el fin del siglo, la vida de Yrigoyen peligró: se batió a duelo con Lisandro de la Torre, que según Landa1 era un verdadero espadachín. Aunque un hecho de esta naturaleza no constituía una enfermedad, las consecuencias del reto podían derivar en hemorragias, infecciones, limitaciones musculares o nerviosas, etc. Yrigoyen hirió a su contrincante y allí terminó el encuentro, aunque cabe aclarar que existen diversas versiones de este episodio.

Landa era uno de los médicos de Yrigoyen. En el prólogo de su voluminoso libro propone hacer un estudio caracterológico de la personalidad del caudillo radical, que luego le da pie para escribir sobre su actuación política y sus dos presidencias. "Los desmanes y arbitrariedades que sufrió el ex presidente durante los diecisiete meses de la despiadada dictadura 'uriburiana', así como los otros tantos de la 'dictablan-da justista', sirvieron de agudo reactivo psicológico para despertar en su personalidad estados anímicos que podían ser apreciados por un observador experimentado en toda su magnitud y espontaneidad de sus expresiones. Muchos de esos meses los pasé a su lado como médico y pude observar a lo largo de las vicisitudes que le crearon, tanto las ofensas inferidas por la saña oficialista como los halagos que le brindara la simpatía popular"1.

Un carácter cerrado, escasamente proclive a la comunicación verbal con el pueblo, fue interpretado por Landa "como fiel expresión de una personalidad esquizoparanoide [...] que ya había sido captada en algunos de sus aspectos por la intuición popular. Siempre son acertados los diagnósticos psicológicos que la intuición popular hace de los hombres públicos y que, por lo general, lo concretan en motes o sentencias breves ajustadas a la modalidad temperamental".1 Mientras dura su detención en la isla Martín García, luego del golpe de Estado del dictador Uriburu, padece accesos de disnea que quizá anticipan su futura y final enfermedad.

Landa dejó de atenderlo 20 días antes de su fallecimiento. El diagnóstico de aneurisma de aorta desaconsejaba por completo el viaje a Paraguay (el facultativo recordaba el final de Sarmiento). Luis Güemes y otros profesores que lo asistían no se habían opuesto en absoluto a la indicación de viajar pero, tal vez como una salida decorosa, sostenían que él mismo debería acompañarlo en ese viaje. Landa supo más tarde que la verdadera causa que le impedía ver al enfermo era "que estaba en ese momento bajo la influencia de los exorcismos de un fraile capuchino, que su hija Elena había llevado para ahuyentar el espíritu maligno".2

En enero de 1933, luego de una corta estadía en Uruguay y aconsejado por los médicos locales, Yrigoyen regresó a Buenos Aires. Durante más de dos meses fue sometido a diversos estudios (diferentes a los actuales), que revelaron el recrudecimiento de una afección bronquial y trastornos digestivos. Se temió un cáncer de garganta. Se examinó la laringe y acudieron los médicos especialistas. Incluso se llegó a aconsejar una traqueotomía, que fue desechada por la avanzada edad del caudillo. Luego este mejoró, pero persistió la disfonía.

Durante los meses de febrero y marzo Yrigoyen realizó breves paseos en automóvil. Tras el posterior recrudecimiento de su bronquitis volvió a guardar reposo, lo que no evitó que una bronconeumonía pusiera fin a su vida el 3 de julio de ese mismo año.

Con respecto a los diagnósticos presuntivos, Landa tiene otra teoría y desecha con sólidos argumentos el cáncer de laringe. Atribuye el asincronismo de la deglución -haciendo que el alimento pase a las vías aéreas- a una parálisis del músculo aritenoides. "Esta entrada de alimentos en la laringe y los bronquios que reproducía con harta frecuencia, según pude saberlo luego, obligó a los médicos a emplear la sonda gástrica para alimentarlo. Pero esto no fue óbice para que pocos días después aparecieran los graves signos de la reacción pulmonar, que no pudo resistir el longevo organismo. La fiebre elevada y los demás síntomas de la infección broncopulmonar, pronto postraron las energías del enfermo y apresuraron el final de sus días. El absceso del pulmón se hizo presente, como lo demostrara la vómica de pus espeso y fétido. Esta eliminación espontánea del pus que, por lo general, trae aparejada mejoría en todo enfermo, en él no consigue más que demostrar la complicación intercurrente del originario mal"1. ¿Cómo explica Landa la disfonía (voz bitonal) y los trastornos deglutorios? Un aneurisma del cayado de la aorta, en su desarrollo expansivo, había destruido el nervio recurrente o laríngeo inferior y, con él, la posibilidad del correcto funcionamiento de los músculos que inervaba. Esta opinión -en controversia con los otorrinolaringólogos- fue formulada por Ángel Roffo y Marcelo Viñas. Lo que no puede ser explicado en forma tan coherente fueron las pequeñas hemoptisis (sangre expelida por boca y originada en el aparato respiratorio) que, según testimonios, padeció Yrigoyen.

No obstante, el Caudillo o el Peludo, tal como se lo llamaba, ya había superado los 80 años y había entrado en una etapa que, para la época, constituía una vejez prolongada

DECLARACIÓN DE INTERESES: No hubo conflicto de intereses durante la realización del estudio.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

1. Landa J. Yrigoyen. Buenos Aires: Sin sello editor; 1958.         [ Links ]

2. Pérgola F. "Enfermedades y muerte de Hipólito Yrigoyen". Médicos y Medicinas en la Historia. 2017; 37 [Disponible en: http://www.elguionediclones.com.ar/medicos%26medicina-n037.pdf] [Último acceso: 09/21/2018]


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