La vida de Guillermo Rawson y su enorme obra como médico sanitarista y político merecen un especial estudio, habida cuenta de la prolífica producción en todos los aspectos en los que se desarrolló. Nacido en la ciudad de San Juan el 25 de junio de 1821, era el segundo hijo de un matrimonio formado por el norteamericano Aman Rawson, que había dejado su puesto de médico naval para afincarse en Argentina, y de la señora Justina Rojo, miembro de una conocida familia local. Sus primeros estudios se realizaron en su provincia natal, que hacia 1820 se conformó como una jurisdicción independiente en la región de Cuyo. La población de San Juan era entonces de alrededor de 10 000 personas, que vivían todavía con costumbres coloniales españolas y se insertaban en un país donde, según los cálculos, el número total de habitantes rozaba apenas los 450 0001.
No eran muy halagüeñas las condiciones de las Provincias Unidas en esa época. Alejadas geográficamente del mundo europeo, aún en lucha por su emancipación de España y —en especial en 1820— con una profunda anarquía que se enseñoreaba en la patria y que llegó a su punto máximo el día de la muerte de Manuel Belgrano (20 de junio), cuando la provincia de Buenos Aires tuvo simultáneamente tres gobernadores. Todo el interior se encontraba desligado en manos de diversos caudillos provinciales. A ello debe agregarse, para Rawson, la prematura muerte de su madre, que hizo que la educación de los dos hijos del matrimonio quedara en manos de su padre norteamericano, Aman Rawson, que llevó a su hijo a Buenos Aires para ponerlo bajo la orientación del Dr. Diego Alcorta, un muy reconocido médico de esa ciudad que era, además, profesor de Filosofía en la universidad local.
Por ese intermedio fue aceptado en el colegio de los padres jesuitas, donde su preclara inteligencia se destacó rápidamente. Una anécdota revela la sagacidad de este joven recién llegado a Buenos Aires. Enseñaba Física en el colegio el profesor Gomila, quien experimentaba con una pila voltaica distintas descargas eléctricas a través de un cable. Estaban en esa tarea cuando el joven Rawson se dirigió a su profesor y le dijo: "Podríamos darle un significado especial a cada descarga que se transmita y con ello comunicarnos a largas distancias. Yo no pierdo las esperanzas de comunicarme con mi padre que está en San Juan". Esta observación anticipaba en años lo que después sería el invento de Morse con el telégrafo eléctrico2.
Luego de la expulsión de los jesuitas por parte de Rosas, Rawson completó sus estudios en el Colegio Carolino (hoy Colegio Nacional de Buenos Aires) e ingresó a la Facultad de Medicina, muy disminuida desde 1838 por causa del bloqueo anglo-francés del Río de la Plata. Contaba entonces la Facultad con cuatro profesores para toda la carrera: Claudio Mamerto Cuenca, Martín García, Teodoro Álvarez y Juan José Fontana. A los 23 años Rawson finalizó sus estudios y, cuando tenía que presentar la tesis, los cuatro profesores pidieron excepcionalmente que no se le tomara la prueba de defensa de dicho escrito por las notables condiciones del alumno. Como el rector de la universidad, Paulino Gari, rechazó el pedido, Rawson defendió su tesis y obtuvo la graduación. Además, se decidió hacer un homenaje de despedida al brillante alumno. En la ceremonia el profesor Cuenca, quien actuó como padrino de tesis, no escatimó elogios ("felicito a vuestro padre, a Buenos Aires, a la República") y finalizó diciendo que "el libro de la Medicina Argentina está en blanco todavía. El país espera que el Dr. Rawson llene este libro".
Rawson regresó entonces a San Juan dejando algunas huellas de cuáles eran sus opiniones políticas. Por ejemplo, su tesis de doctorado no estaba encabezada con la habitual frase de "Viva la Santa Federación", aunque sí fue obligado a jurar fidelidad a la Confederación Argentina y a sus ideas. Poco después fue electo como miembro de la legislatura sanjuanina. De su actividad parlamentaria provincial, Doisenbant rescata la promoción de la enseñanza pública y la creación de municipalidades rurales.
Al plantearse en la Cámara de Diputados el otorgamiento de la suma del poder público a Juan Manuel de Rosas, se produjo un momento álgido de su desempeño como legislador. Rawson fue el único que pronunció un discurso para oponerse. Poco más tarde, sus opiniones políticas lo obligaron a estar 15 días preso y engrillado por orden del gobernador Benavides.
Finalizado el Gobierno de Rosas, en 1854 fue elegido diputado por la provincia de San Juan y enviado al Congreso de Paraná, en el que -pese a su juventud- se desempeñó como vicepresidente de la Cámara.
En 1857 renunció a su cargo y se radicó en la ciudad de Buenos Aires, donde fue electo senador provincial en 1862. Al año siguiente la provincia de Buenos Aires lo eligió como senador nacional. A fines de 1863 fue designado ministro del Interior por el presidente Mitre, cargo que
desempeñó durante seis años.
En el curso de su gestión como ministro intervino en la creación del telégrafo de Buenos Aires a Rosario y a Montevideo. Emprendió la construcción del ferrocarril de Rosario a Córdoba, implementó el sistema métrico decimal, fue interventor federal en la provincia de Córdoba y durante la epidemia de cólera, que descendió desde los ejércitos que combatían en Paraguay hasta Buenos Aires, prestó servicios como médico, aparte de ser ministro. Todo ello sin perjuicio de tener que aquietar las pasiones y luchas de las distintas provincias que recién se reacomodaban a un sistema institucional y de soportar los inconvenientes derivados de la guerra contra el Paraguay. Durante esa misma época inició los contactos y protegió a la inmigración galesa en la Patagonia, por lo cual, en agradecimiento, los colonos llamaron Tre Rawson (hoy Rawson) a una de las ciudades.
Ya fuera del cargo, en 1869 se llevó a cabo una importante iniciativa suya: el primer censo nacional de población. La renuncia al Ministerio del Interior en 1868 se había debido a un serio dilema ético. Rawson fue tentado en ese momento con una candidatura a presidente de la República, apoyada por legisladores y gobernadores que representaban la vieja política. Esa candidatura fue rechazada por Rawson, pues en ese tiempo del voto cantado no contaba con ninguna garantía de que no fuera producto de un contubernio político a espaldas del pueblo. Años después volvió a declinar una oferta similar, también por causas éticas.
En 1870 volvió a ser elegido como diputado nacional por Buenos Aires y al año siguiente, como miembro de la Convención Constituyente de esa misma provincia. Cuando se desató la grave epidemia de fiebre amarilla en la ciudad de Buenos Aires, Rawson se dedicó a combatirla con notable esfuerzo. El costo de esta actitud fue su propia enfermedad y la muerte de su hermano Franklin, que lo acompañaba en la empresa.
En 1874 se incorporó como senador nacional en representación de San Juan, cargo que en aquel entonces también ocupaba un viejo conocido y comprovinciano de Rawson: Domingo Faustino Sarmiento. Se produjo allí un claro enfrentamiento entre ambos a causa de una ley de amnistía por los problemas políticos antes expuestos. Finalmente, la propuesta de Rawson prevaleció por sobre la de Sarmiento.
Esta múltiple actividad fue desarrollada por Rawson, pese a que él mismo decía que la política "no era mi especial vocación ni me sentía arrastrado por ella". En 1873, por iniciativa del profesor de Fisiología Santiago Larrosa, se reorganizaron los estudios médicos y se creó una cátedra de Higiene aislada de otras materias (como asignatura médica y terapéutica) junto con las cuales se había dictado. Para esta cátedra fue propuesto Guillermo Rawson, que retomaba así contacto con lo que él declaraba como su verdadera vocación: el estudio de la Medicina. Como relatan Veronelli y Veronelli Correch3, una nutrida concurrencia —no sólo de estudiantes y médicos, sino
Guillermo Colesbery Rawson: su vida y obra
también de miembros de otras profesiones— siguieron con admiración las lecciones del maestro. Finalmente, el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Mariano Acosta, hizo tomar versión taquigráfica de esas lecciones que luego fueron publicadas en París en 1876 por un discípulo de Rawson, Luis C. Maglioni. Se trata de treinta y ocho conferencias sobre higiene pública, dedicadas al medioambiente físico, la higiene urbana, el urbanismo, la provisión de agua potable, la demografía (tan importante debido al aluvión inmigratorio de la época), los cementerios, las cloacas, la basura y la higiene hospitalaria.
En 1877 Rawson fue nombrado académico honorario de Medicina en mérito a su actuación en el Congreso de Filadelfia del año anterior. Allí había presentado su Estadística Vital de la Ciudad de Buenos Aires, en la que comparaba los datos demográficos con los de ciudades norteamericanas y proponía que los registros estadísticos y demográficos tuvieran un sistema uniforme de clasificación en todos los países.
En 1878, como miembro del Congreso Internacional de Demografía en París (del cual fue designado vicepresidente), Rawson publicó un folleto denominado Observaciones sobre Higiene Internacional en el que reclamaba la redacción de un código sanitario panamericano similar al que se establecería mucho más tarde. Ese mismo año, la Sociedad Francesa de Higiene lo designó miembro honorario extranjero.
En 1880, cuando su salud ya claudicaba, debió ser reemplazado temporariamente en la cátedra por el Dr. Pedro Mallo. En ocasión de un viaje a Europa, fue designado por el Gobierno como delegado argentino ante el Congreso Médico Internacional de Londres. En 1882 fue nombrado miembro académico titular de la Facultad de Ciencias Médicas y en 1884, delegado ante el Congreso Internacional de Ciencias Médicas de Copenhague y el 5° Congreso Internacional de Higiene de La Haya, cargo que no pudo aceptar por su quebrantado estado de salud. También por razones de salud y gravemente afectado de la vista, fue a Europa para hacerse atender en 1880 y repitió ese viaje para operarse en 1885. Ese mismo año publicó su famoso Estudio sobre Casas de Inquilinato, y en 1886 el presidente Julio Roca lo eligió para representar a Argentina en el Congreso Internacional de Hidrología y Climatología en Biarritz.
En 1886 Guillermo Rawson y Toribio Ayerza, como reales inspiradores, lograron la creación de la Cruz Roja Argentina, de la cual fueron nombrados presidentes honorarios4, 5.
Rawson falleció en París el 2 de febrero de 1890. El 1 de septiembre de 1928, y en homenaje a su figura, se levantó una estatua en la ciudad de Buenos Aires.